Pasar al contenido principal

Francisco de Roux

Vie 27 Abr 2018

Iglesia apoya Congreso de Ciencia y educación para la Paz

Abordando temas como reconciliación y cultura de paz, la Comisión de Conciliación Nacional (CCN) hizo parte del II Congreso Internacional de Ciencia y Educación para el Desarrollo y la Paz, un escenario de consenso, inclusión y discusión creado para construir propuestas colectivas en educación y ciencia, desde el aporte de distintos sectores de la sociedad. Durante el segundo día del Congreso, el Padre Darío Echeverri, Secretario General de la CCN, y el Padre Francisco de Roux, Presidente de la Comisión de la Verdad, invitado por la Comisión de Conciliación, participaron en el panel titulado Retos de la Ciencia y la Educación en la Paz y el Desarrollo. En su intervención, el Padre Darío, también párroco de la iglesia del Voto Nacional, construida en Bogotá pidiendo el fin de la Guerra de los Mil Días en Colombia, fue enfático en que educar para la paz desde la integralidad y la verdad en este país que lleva más de 50 años en conflicto armado, es todo en desafío que requiere el aporte de todos. En este sentido, según el sacerdote, es necesario prestar una atención especial en la educación de esa Colombia profunda y rural a la que pocas oportunidades llegan. De acuerdo con su ponencia, los retos de la ciencia y la educación para construir una colombia reconciliada y en paz son varios. Estos fueron algunos de los que evocó el sacerdote: “ "Educar para la paz es garantizar que todos los niños y niñas puedan acceder a una excelente educación, enseñarles que se deben ver unos a otros iguales y con los mismos derechos. * Educar para la paz es también extender una mirada a nuestros hermanos Venezonalos y acogerlos. * Educar para la paz es formar a la ciudadanía, desarrollar competencias para la convivencia pacífica, para la participación democrática, para la pluralidad de la identidad, para la valoración de todas las diferencias. * Educar para la paz es educar para la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición. Las universidades del país no se han comprometido con la justicia transicional, y estos elementos que son fundamentales”. Por su parte, el Padre Francisco De Roux, Presidente de la Comisión de la Verdad, quien afirmó que en Colombia los problemas estructurales nunca los hemos encarado y resuelto, dijo que “aún nos da miedo decir la verdad y somos incapaces de tomar decisiones”. Según De Roux, éste es un hecho que está vinculado también con la profunda falta de carácter que inicia desde la primera escuela. “Me parece valioso lo que aquí se ha planteado en términos de ubicarnos en un país de regiones (…) Estoy completamente de acuerdo en que tenemos que hacer un ejercicio transdisciplinario si queremos empezar a transformar este tipo de realidades (…) No hemos enfrentado la verdad. La formación del carácter en los niños es frágil (…) No basta con saber, si no decidimos y no ponemos en práctica, no estamos en nada”, le dijo Francisco De Roux a los asistentes. Stephan Miethke, Asesor Internacional de la CCN, fue uno de los coordinadores del eje de trabajo sobre Aportes de la Educación y la Ciencia para una Cultura de Reconciliación y Paz desarrollado durante el segundo y tercer día del Congreso, en el que participaron representantes de otras organizaciones como la Fundación Escuelas de Paz y de la IPB Consultant. Sobre el tema central de este eje, que busca ser un impulso inicial para que los participantes se interesen en temas como la cultura de paz, Miethke afirmó: “tenemos que mirar cuáles son nuestras costumbres cotidianas, qué tienen que ver con la violencia que estamos viviendo diariamente, porque la violencia no es solamente el enfrentamiento entre grupos armados, está en hogares, vecindades y escuelas. Tenemos que buscar esas causas para desarrollar estrategias que sirvan”. Durante su intervención en este eje, el Padre Darío Echeverri afirmó que “el perdón no obedece a ninguna lógica” y es un elemento del que se debe partir si se quiere avanzar en el camino hacia la reconciliación y la paz. El Foro Permanente de Ciencia y Educación para el Desarrollo y la Paz fue la organización que convocó este importante Congreso. La Comisión de Conciliación Nacional hace parte de este Foro, conformado por más de 100 instituciones, desde el año 2013. Con su participación, en representación de la Iglesia, la CCN busca construir alianzas con el sector educativo para impulsar estrategias que permitan fomentar una cultura de paz en el país. El evento, desarrollado entre el 25 y el 27 de abril en la Universidad de Antioquia, en Medellín, convocó a cerca de 200 personas, entre estudiantes, docentes, investigadores, directivas de instituciones educativas, padres de familia, representantes de instituciones gubernamentales, políticos y líderes religiosos. Fuente: Oficina de comunicaciones Comisión Nacional de Conciliación

Jue 1 Oct 2015

Justicia para la paz

Escrito por: Francisco de Roux Esta justicia nueva solo es posible si se da entre nosotros una verdadera metanoia personal y colectiva por la paz y la restauración de Colombia. En La Habana se dio a conocer el resumen del acuerdo sobre justicia, que fue recibido con entusiasmo por millones de colombianos y rechazado por la oposición política. Por otra parte, desde el campo jurídico y de derechos humanos se levantaron preguntas que tienen respuesta si se acepta una nueva comprensión de la justicia, que preserva y fortalece su vigor desde el objetivo supremo de la paz. Todos los elementos presentados en La Habana derivan su legitimidad de esta nueva comprensión de justicia que me atrevería a caracterizar como restaurativa-transicional y que es distinta de la penal y de la meramente transicional. Si las cortes y el Ministerio Público aceptan esta nueva comprensión, la justicia presentada en La Habana es legítima y consistente, pero no lo es si es entendida desde el paradigma penal o meramente transicional. Adentrarse en esta nueva comprensión requiere un cambio de mente, una metanoia por la causa de la paz. Se sabe que un problema de orden jurídico, o de cualquier orden, tiene sentido dentro del marco de comprensión o paradigma en que se plantea, y no puede resolverse desde otra comprensión sin cambiarle de sentido. Por eso, un problema jurídico, planteado desde el paradigma de la justicia restaurativa-transicional no encuentra solución ni a la impunidad ni a la no repetición si se lo trata de resolver desde el paradigma penal o meramente transicional. Dentro del paradigma penal, se hace justicia metiendo en la cárcel al culpable. Dentro del paradigma transicional, el problema se resuelve cuando por decir la verdad se paga una cárcel ampliamente recortada, como en la justicia que se aplicó a cerca de 70.000 crímenes de los paramilitares que no tenían la categoría de rebelión, en un proceso de logros importantes pero de muchos problemas sin resolver: victimarios de gravísimos crímenes liberados de toda responsabilidad en ocho años que salen a la inseguridad jurídica y física, miles de víctimas temerosas esperando reparación, y el paramilitarismo reciclado en las 'bacrim'. El texto que conocemos públicamente de lo acordado en La Habana establece un paradigma de justicia restaurativa-transicional nuevo, que se aplica a los responsables del conflicto armado de todos los lados y que, poniendo primero a las víctimas, supera las dificultades anteriores de la justicia penal y meramente transicional. Aquí se hace justicia no cuando se paga cárcel –si bien hay restricciones de libertad–, sino cuando el victimario, una vez dejadas las armas, ejecuta obligaciones consecuentes con el objetivo supremo de la paz actuando como restaurador de sus propias víctimas y de la sociedad, en acciones definidas para superar el mal causado. Se crea la jurisdicción especial para la paz, que investiga y juzga a los máximos responsables de crímenes graves que son condenados a restricciones de la libertad bajo condiciones especiales y diferenciadas. Restricciones que son asumidas por los responsables como contribución a la seguridad de las víctimas y al proceso de paz, al tiempo que esos mismos responsables se involucran, como sujetos activos de justicia, en tareas de restauración. En este contexto riguroso de no impunidad, la decisión de reparación y no repetición y el arrepentimiento puesto en obras por quien causó inmenso sufrimiento humano en la guerra dan lugar a la restauración del mismo victimario y a la posibilidad pública del perdón si las víctimas quieren. Quedando claro que quien no acepta las condiciones de verdad y responsabilidad ante la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad pasa a la justicia penal ordinaria. Esta justicia nueva, muy valorada internacionalmente, cuidadosamente acordada, solo es posible si se da entre nosotros una verdadera metanoia personal y colectiva por la paz y la restauración de Colombia. Publicado en diario El Tiempo