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grano de trigo

Jue 18 Mar 2021

Si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto

QUINTO DOMINGO DE CUARESMA Marzo 21 de 2021 Primera Lectura: Jr 31,31-34 Salmo: 51(50),3-4.12-13.14-15 (R. 12a) Segunda Lectura: Hb 5,7-9 Evangelio: Jn 12,20-33 I.Orientaciones para la Predicación Introducción Estas son algunas ideas que emergen de los textos en consideración: • La vida que brota a partir de la muerte. • Una nueva alianza que nos anuncia el profeta Jeremías • El dolor y el sufrimiento. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Hoy las lecturas se relacionan de manera muy especial. Mientras que para los hombres el orden habitual de los conceptos es vida-muerte, en Jesucristo es al revés: muerte-vida. De estas dos realidades y de su relación nos habla la liturgia. Es necesario que el grano de trigo muera para que reviva y dé fruto, es necesario perder la vida para vivir eternamente (Evangelio). Jesús, sometiéndose en obediencia filial a la muerte vive ahora como Sumo Sacerdote que intercede por nosotros ante Dios (segunda lectura). En la muerte de Jesús que torna a la vida y da la vida al hombre se realiza la nueva alianza, ya no sellada con sangre de animales sino escrita en el corazón, y, por lo tanto, espiritual y eterna (primera lectura). Estamos a escasas dos semanas de celebrar el corazón de la vida cristiana: La pascua. Por eso las lecturas de hoy nos ayudan a recordar la muerte y resurrección de Cristo Jesús. Bien interesante que la oración colecta de hoy pide a Dios “que vivamos siempre de aquel mismo amor que movió a tu Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo”. Nosotros como discípulos del Señor, queremos unirnos a él en ese camino hacia la hora de su glorificación, que incluye la cruz y la nueva vida. ¿Cuál es la alianza nueva de la que nos habla el profeta Jeremías? Es una alianza profunda e interior. Aquí el profeta resume toda la experiencia de su vida íntima y toda la enseñanza de la historia: “Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo”. Tres expresiones del salmo 51(50) ayudan a entender la nueva alianza de la cual nos habla el profeta: “Oh Dios, crea en mí un corazón puro”, renuévame por dentro”, “devuélveme la alegría de tu salvación”. El autor de la carta a los Hebreos nos presenta un Mediador, un Sacerdote que sabe lo que es dolor y el sufrimiento: "a gritos y con lágrimas presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte". Y por su obediencia, "se convirtió́ en autor de salvación eterna". En el evangelio de San Juan Jesús nos va dando las claves para entender su muerte y resurrección y lo hace con una metáfora de la vida del campo: “si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo, pero si muere, da mucho fruto”. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Estamos ya próximos a vivir la Semana Santa y hoy las lecturas nos presentan a Jesús que camina con admirable fortaleza a vivir su “hora” decisiva, en la que por solidaridad con los hombres se dispone a cumplir el proyecto salvador de Dios. Esta es la hora de Jesús y los evangelistas nos hablan de sus momentos de tristeza y miedo en el Huerto. También el evangelio de hoy se puede decir que refleja otro momento, anterior al de Getsemaní́, en que Jesús confiesa con emoción: "mi alma está agitada", y nos dice que lo primero que se le ocurre pedir es: "Padre, líbrame de esta hora". Aunque en seguida triunfa su obediencia: "pero si por eso he venido, para esta hora: Padre, glorifica tu nombre". Ya sabemos qué significa para Jesús esa "hora" y esa "glorificación". Esta es la hora de Jesús porque Jesús no caminó hacia la muerte como un héroe o un superhombre, con la mirada iluminada e impasible, sino que "a gritos y con lágrimas presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte". Y añade la sorprendente observación de que "en su angustia fue escuchado", y que "a pesar de ser Hijo, aprendió́, sufriendo, a obedecer". Por eso fue constituido salvador de la humanidad. Fue escuchado, no porque Dios le liberó de la muerte "antes" de sufrirla, sino "después", con la resurrección. Esta es la hora de Jesús porque asumió con seriedad su papel de redentor. Tenemos un Sumo Sacerdote que ha experimentado en su propia carne toda la debilidad y el dolor del camino pascual. Eso nos da la convicción de que el dolor o el sufrimiento o la muerte no son la última palabra. El amor total, hasta la muerte, de Cristo, fue enormemente fecundo, como la muerte del grano de trigo en tierra. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? En cada Eucaristía, cuando celebramos el memorial de la muerte salvadora de Cristo, participamos de la fuerza salvadora de la Nueva Alianza que él selló entre Dios y la humanidad en su cruz: "esta es la Sangre de la Alianza nueva y eterna, derramada por ustedes y por todos". En estos días vamos a seguir muy de cerca al Señor en su pasión. No nos podemos extrañar que también nuestro camino incluya a veces momentos de dolor y de miedo. De ahí la necesidad de elevar súplicas con gritos y con lágrimas a Dios, para que nos ayude en nuestros momentos de crisis. Lo que sí es seguro que tenemos experiencia de que ser buenos cristianos, y seguir las huellas de Cristo con el estilo de vida que nos enseñó, no es nada fácil. A todos nos apetece más la salud, el triunfo, el éxito y los honores que la renuncia o el sacrificio o el fracaso. Cristo nos ha enseñado que el mundo se salva no con alardes de poder, sino por medio de la cruz, que en este mundo nuestro no tiene ciertamente buena prensa ni popularidad. El mundo de hoy nos ofrece otros caminos, que son más apetecibles, pero que no conducen a la salvación. Nuestra vocación cristiana nos ofrece muchos momentos de lucha contra el mal, el mal dentro de nosotros y el mal del mundo. El mejor fruto que podemos anhelar de próxima Pascua es que Dios nos conceda eso que pedíamos en el salmo: "Oh Dios, crea en mí un corazón nuevo", para que nos comprometamos con un estilo de vida coherente, alejados de la rutina, el formalismo y podamos seguir con autenticidad las palabras del Señor. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hoy celebramos el Quinto Domingo de Cuaresma. En los días previos se nos ha invitado a la conversión, camino a un encuentro con Cristo. El tiempo apremia; ya estamos en la antesala de la Semana Santa y el Señor hoy nos exhorta a que meditemos detenidamente en su promesa de ofrecerte una vida nueva más allá de esta vida temporal. Bienvenidos a la celebración eucarística. Monición a la Liturgia de la Palabra Las lecturas de hoy nos recuerdan la inminencia de esa celebración central: la muerte y la resurrección de Cristo Jesús. Abramos nuestro corazón y entendimiento para que esta Palabra produzca frutos abundantes en nuestra comunidad. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos a Dios Padre, por Jesucristo su Hijo, autor de salvación eterna. Unámonos con fe diciendo: R. Señor de la vida, escúchanos 1. Por la Iglesia, que ha recibido la misión de anunciar al que es la resurrección y la vida. Roguemos al Señor. 2. Por los que viven su vida disminuida, en condiciones deplorables: los que carecen de lo necesario, los enfermos, los drogadictos; los presos y condenados a trabajos forzados; los que son víctimas del odio, del miedo y la represión; los que están desesperados. Roguemos al Señor. 3. Por los responsables de tantos crímenes; por los que, llevados del odio y la venganza, dan muerte en su corazón al prójimo. Roguemos al Señor. 4. Por los médicos y todos los hombres de ciencia que trabajan por prolongar la vida. Roguemos al Señor. 5. Por los que entregan su vida por amor a los demás. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Dios, Padre nuestro, que salvaste a tu Hijo de la muerte, escucha la oración que te presentamos, como él, en los días de nuestra vida mortal. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén