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guerras

Jue 9 Ene 2020

CELAM hace un llamado a orar por la Paz del mundo

Un llamado a orar por la Paz del mundo, especialmente por aquellos países donde se viven momentos de tensión, es el mensaje que unido al del Papa Francisco, hace el Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe (CELAM), presidido por su presidente Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte. “En unidad con el Papa Francisco, sumamos nuestras oraciones por la Paz en el Mundo, por el cese de los conflictos que hacen sufrir a familias y pueblos enteros y en particular por la grave tensión que se vive en estos momentos entre varios países: la guerra solo trae muerte y destrucción”. Evocando las palabras del Papa Pío XII: “el peligro es inminente pero aún hay tiempo. ¡Nada se pierde con la paz; todo se pierde con la guerra!”, la Iglesia de América Latina anima a la unidad y al diálogo, para que se busquen soluciones pacíficas, respetando sin reservas el derecho internacional. “Nos unimos en oración con el Papa y rechazamos toda forma de violencia y de fractura social y llamamos a las grandes naciones del mundo, en especial a sus gobernantes, al respeto mutuo, a la concordia y el buen entendimiento, a no escatimar esfuerzo alguno para evitar un escenario de mayor tensión”. En su declaración, el CELAM insiste en la importancia de la oración, en comunión con el obispo de Roma, para que “nunca más en nuestra historia tengamos que avergonzarnos de la forma en que un ser humano eliminó al otro porque no fueron capaces de dialogar y encontrar consensos para caminar juntos”. Finalmente, los obispos de esta Institución, exhortan a las Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe y a las Conferencias Episcopales del mundo, a unirse para realizar jornadas de oración por la Paz. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Jue 19 Nov 2015

“El mundo no comprende el camino de la paz”

Así lo señaló el Papa Francisco al presidir la Misa en la capilla de la Casa Santa Marta. “También hoy Jesús llora”, lamentó el Santo Padre, pues “nosotros hemos preferido el camino de las guerras, el camino del odio, el camino de las enemistades”. “La Navidad está cerca: habrá luces, habrá fiestas, árboles iluminados, también pesebres… todo falsificado: el mundo sigue haciendo la guerra, sigue haciendo las guerras. El mundo no ha comprendido el camino de la paz”. El Papa indicó que “hoy hay guerra por doquier, hay odio”, y cuestionó “¿qué queda de una guerra, de ésta, que estamos viviendo ahora?”. “¿Qué queda? Ruinas, miles de niños sin educación, tantos muertos inocentes: ¡tantos!, y tanto dinero en los bolsillos de los traficantes de armas”. El Santo Padre también recordó que “una vez Jesús dijo: ‘No es posible servir a dos patrones: o a Dios, o las riquezas’. La guerra es precisamente la elección por las riquezas: ‘Construyamos armas, así la economía se equilibra un poco, y vamos adelante con nuestro interés’”. “Hay una palabra fea del Señor: ‘¡Malditos!’. Porque Él ha dicho: ‘¡Bienaventurados los constructores de paz!’. Estos que trabajan por la guerra, que hacen las guerras, son malditos, son delincuentes”. Francisco señaló que “una guerra se puede justificar –entre comillas– con tantas, tantas razones. Pero cuando todo el mundo, como sucede hoy, está en guerra, ¡todo el mundo! ¡Es una guerra mundial a pedazos, aquí, allá, allá, por doquier… no hay justificación. Y Dios llora. Jesús llora”. Al mismo tiempo que “los traficantes de armas hacen su trabajo”, dijo el Papa, “están los pobres agentes de paz que solo para ayudar a una persona, a otra, a otra, y a otra, dan su vida”. Así lo hizo “un icono de nuestros tiempos, Teresa de Calcuta”, recordó. Contra ella, señaló, “con el cinismo de los potentes, se podría decir: ‘¿Pero qué ha hecho aquella mujer? ¿Ha perdido su vida ayudando a la gente a morir?”. No se comprende el camino de la paz”. “Nos hará bien también a nosotros pedir la gracia del llanto, por este mundo que no reconoce el camino de la paz. Que vive para hacer la guerra, con el cinismo de decir que no hay que hacerla”, dijo. Francisco exhortó a pedir a Dios “la conversión del corazón. Precisamente en el umbral de este Jubileo de la Misericordia, que nuestro júbilo, nuestra alegría sea la gracia para que el mundo vuelva a encontrar la capacidad de llorar por sus crímenes, por lo que hace con las guerras”. Fuente: Agencia ACIPRENSA