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iglesia conferencia episcopal

Jue 28 Mar 2019

Dios Padre realiza su historia de la salvación con el pueblo de Israel

Primera lectura: Josué 5,9a.10-12 Salmo: 34(33),2-3.4-5.6-7 (R. cf. 9a) Segunda lectura: 2Corintios 5,17-21 Evangelio: Lucas 15,1-3.11-32 Introducción La cuaresma es el tiempo que prepara las mentes y los corazones del pueblo cristiano a la digna conmemoración de la Pascua del Señor. Por eso las lecturas bíblicas de este tiempo encuentran su pleno sentido al ponerlas en relación con el Misterio Pascual, en el que entramos, de modo más profundo, mediante la celebración de los Sacramentos pascuales (cf. Directorio Homilético, 57). Es por esto que de la eucología de este domingo y de las lecturas que se nos ofrecen podemos presentar los siguientes temas de reflexión: • Dios Padre realiza su historia de la salvación con el pueblo de Israel, la centra en el misterio de la muerte y resurrección de Cristo y la continúa hoy con nosotros, para acompañarnos y fortalecernos, hasta que tenga su plena realización en la glorificación eterna; es el contenido que nos ofrece las lecturas del Antiguo Testamento, y que se presenta como un tema característico y propio de la catequesis de este tiempo cuaresmal. • También, siguiendo en este Ciclo C, el texto del evangelio de Lucas aparece el tema relacionado con la conversión. • Este IV domingo está irradiado del tema de la luz que es evidenciada, en este domingo llamado de “Laetere”, por las vestiduras litúrgicas de color rosado, por las flores que adornan el templo y, sobre todo, cuando se siguen las lecturas del Ciclo A, por la relación entre el Misterio Pascual, el Bautismo y la luz, que viene acogida por el versículo de la segunda lectura: “Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz” (Ef 5,149. 1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El pueblo de Israel, liberado de la opresión de Egipto y guiado por Josué, llega a la tierra que Dios ha prometido a Moisés. La primera parte del libro de Josué (Jos 1-12) narra la conquista de Canaán, que no es otra cosa que la progresiva integración de Israel en la tierra prometida. De este modo el narrador invita a reconocer el poder liberador y salvador del Señor y a fiarse de él totalmente. Escuchamos hoy la celebración de la primera Pascua en Canaán, en el día señalado por Éx 12,6. El hecho que ya no tengan maná, indica el fin del largo camino por el desierto y la llegada a la tierra prometida, en donde el pueblo de Israel, al instalarse en Canaán, mezcla una fiesta de pastores (el pasado nómada) que sacrificaban un cordero o un cabrito, con una fiesta de campesinos (el presente y futuro sedentario)en donde quemaban todo lo que había fermentado, para obtener un pan con levadura nueva y no fermentado en la masa antigua (cf. Dt 16,1-8 y Éx 12, 1- 20). La memoria de la liberación de Egipto une las dos celebraciones, y se convierte en el signo visible de la relación de Dios con Israel, vínculo que actualiza la salvación de Dios y proyecta al pueblo reunido hacia su futuro en Dios. El Salmo, por su parte, es una invitación a los presentes a participar de la oración y, en donde, el orante, de su parte, consulta a Dios sobre cuál puede ser su querer para él en las circunstancias concretas que vive; y la respuesta de Dios es una palabra eficaz y liberadora, que lo salvó de sus preocupaciones, de sus angustias. De este modo el orante capta la bondad del Señor, por lo que se acoge a él y descubre su presencia cercana que le da seguridad. Pablo en su carta a los Corintios afirma que él es embajador de Cristo y, como tal, los exhorta de parte de Dios a reconciliarse con él, por medio de su Hijo Jesucristo. Y porque la realización de la reconciliación con Dios es definitiva en Cristo, ahora es el momento de acogerla por medio de aquellos, quienes, por su ministerio, la hacen presente y actual, de modo que puedan vivir reconciliados. En el Evangelio, en la parábola llamada de la misericordia, Jesús anuncia la misericordia gratuita y anticipada de Dios, la cual es fuerza capaz de convertir y transformar la condición débil del hombre que, experimentando el pecado, lo expone a un obrar contrario al plan salvador de Dios y, por tanto, a hundirse en su propia miseria. El amor y la misericordia de Dios es oportunidad de experimentar la alegría de reencontrar lo que se había perdido y retornar a una nueva vida. 2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Dios nos encamina hacia la tierra prometida que no es propiamente terrenal, sino que nos encamina hacia la patria eterna del cielo, pero mientras pasa nuestra peregrinación por esta tierra, el Padre nos invita a celebrar, como en la primera pascua y llenos de alegría y gozo el encuentro permanente con él; allí él con su Palabra eficaz y liberadora, que es Jesucristo, nos perdona nuestros pecados e infidelidades y nos alcanza la reconciliación con él, con los demás, con nuestra casa común y con nosotros mismos. En la parábola del hijo prodigo, Jesús nos anuncia la misericordia gratuita y anticipada de Dios, que es capaz de convertir nuestros egoísmos y transformar nuestra condición flaca y débil, tocada por el pecado que se deja llevar por las propias inclinaciones abandonando los caminos del Señor. El amor y la misericordia de Dios son la oportunidad de volver a experimentar ese gozo y esa alegría de sentirnos perdonados y reencontrar lo que hemos perdido a causa de nuestro pecado y retornar una vida nueva junto al Señor y convertirnos en autores de paz y luz, entre los hombres llevando el mensaje y dando testimonio de la experiencia de reconciliación que nos ofrece a través de su Hijo Jesucristo. 3. ¿Qué me sugiera la Palabra que debo decirle a la comunidad? Hoy todos queremos ocupar el puesto de los demás, somos envidiosos y egoístas. “Porque él tiene esto y yo no”, vivimos queriendo hacerle zancadilla. Tomamos, en muchas ocasiones, la actitud del hermano mayor diciéndole a Dios: “a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos” Lc 15,29. y empezamos a condicionar a Dios, le reclamamos con frecuencia, “Señor yo siempre te soy fiel, oro, doy limosna y no hago mal a nadie”, pero olvidamos que el amor es gratuito y así lo ofrece Dios. Perdona todo, siempre, con total olvido, sin volver nunca a echar en cara los pecados cometidos; perdona de manera que devuelve al pecador su dignidad de hijo suyo, heredero de la gloria, y le colma de toda clase de gracias y bendiciones. El arrepentimiento del hijo menor simboliza, también, el frecuente arrepentimiento de muchos hombres. El pecador no reflexiona, no empieza a arrepentirse, sino cuando siente las consecuencias trágicas de sus pecados, cuando tropieza con el dolor y el sufrimiento, con alguna desgracia y aquí Dios se vale de todo para salvar al pecador, pero aun sabiendo esto, con frecuencia rompemos la relación amorosa con Él, pero Él que es misericordioso y dadivoso nos llama a un arrepentimiento y a una búsqueda de perdón que, acogiéndonos con ternura, celebra con nosotros la fiesta del perdón. El Papa Francisco nos invita a elegir el camino del amor “en perdida”, porque amar significa dejar de lado el egoísmo, la autorreferencialidad, para servir a los demás. Que la parábola del hijo prodigo nos enseñe a darnos sin condición, nos fortalezca en la relación amorosa con Dios, con los hermanos y con la creación, para que así tengamos experiencia amorosa de la presencia permanente de Dios Padre que nos bendice y acompaña. 4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? La palabra de Dios en este Domingo Laetare, nos invita y anima a: • Reconocer que lo que hemos recibido es don y regalo del Padre. • Reflexionar acerca de la misericordia que Dios nos tiene y a examinar que tan verídico es el arrepentimiento que tenemos con el Padre, con los hermanos, con la creación y con nosotros mismos. • Saber agradecer a Dios en todas las circunstancias de la vida. • Luchar con los defectos propios del egoísmo para reconocer al otro como hermano. • Dejar de lado los sentimientos mezquinos y ser misericordiosos con nuestro prójimo. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. La parábola del padre misericordioso permite reconocer a Dios como Padre bueno y grande en el perdón que, en el abrazo de su amor, acoge a todos los hijos que regresan a Él con corazón contrito. 2. Idea Fuerza para la predicación: Si el hombre es capaz de Dios, el hombre es capaz de amor; y si es capaz de amor, es capaz de misericordia. 3. Para el acto penitencial se podría seguir la tercera fórmula con las invocaciones del Tiempo de Cuaresma II, Misal, pág. 348. 4. Se sugiere el Prefacio de Cuaresma I, “Significado espiritual de la Cuaresma”. Misal, pág. 368. 5. Se podría emplear como oración de bendición sobre el pueblo, la propia para este domingo, Misal, pág. 105. 6. Hoy se sugiere usar ornamento de color rosado, signo del ir dando pasos hacia la fiesta pascual. También, se permite el sonido de los instrumentos musicales y el altar se puede adornar con flores. 7. En este domingo se celebra el segundo escrutinio de preparación para el Bautismo de los catecúmenos que serán admitidos, en la Vigilia Pascual, a los sacramentos de Iniciación Cristiana, usando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las pp. 803-804 del Misal, Romano. 8. Se permite de instrumentos musicales y el altar se puede adornar con flores. En lugar de los ornamentos morados pueden usarse los rosados, siendo este color el característico de la liturgia del día, dado que es intermedio entre el morado de la penitencia y el blanco de la gloria.