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iglesia sinodal

Lun 31 Ene 2022

Iglesia ofrece talleres de preparación para el proceso del Sínodo

A propósito del Sínodo 2021-2023 propuesto por el Papa Francisco, la Comisión Teológica del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano SPEC, presenta un material que permitirá seguir avanzando en esta fase diocesana de consulta y escucha del pueblo Dios, sobre la Iglesia que queremos. Se trata de unos talleres, elaborados por el padre Jairo Yate, del clero de la Arquidiócesis de Ibagué, donde explica paso a paso como entender y participar del Sínodo. Plantea algunas reflexiones para que en los diferentes ambientes se pueda discernir sobre la misión evangelizadora de la Iglesia. Obispos serán consultados Es importante resaltar que, guiados por el documento preparatorio para el Sínodo, enviado por el Vaticano, los obispos de Colombia se reunirán en Bogotá del 14 al 18 de febrero de 2022, para celebrar la CXII Asamblea Plenaria del Episcopado, allí los prelados tendrán la oportunidad de discernir y ofrecer sus aportes frente a esta consulta, la más grande en la historia de la Iglesia Católica. Sínodo 2021 – 2023 En el mes de mayo de 2021 se hizo público el itinerario sinodal aprobado por el Papa Francisco para la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que debe tener lugar en octubre de 2023 con el lema: 'Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión'. Con esta convocatoria, el Pontífice “invita a toda la Iglesia a interrogarse sobre la sinodalidad: un tema decisivo para la vida y la misión de la Iglesia”. En este contexto, el Papa Francisco inauguró en Roma entre el 09 y 10 de octubre de 2021, el Camino Sinodal. En Colombia, esta fase de escucha diocesana se inició el 17 de octubre de 2021 y se extenderá hasta el próximo 15 de agosto de 2022, para continuar con la fase continental. Fases sinodales Son cuatro las fases contempladas como itinerario: Diocesana y nacional entre 2021 y 2022, y continental y mundial entre 2022 y 2023 para concluir en octubre de este último año en Roma con la XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos. DESCARGUE LOS TALLERES [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ [/icon]

Lun 20 Dic 2021

Navidad es perdón, reconciliación y paz

Por: Monseñor José Libardo Garcés Monsalve - Se acerca la celebración del nacimiento de Nuestro Se­ñor Jesucristo, el cual cele­bramos el próximo 25 de diciem­bre: “La Palabra se hizo carne y puso su morada entre noso­tros” (Jn 1, 14), es lo que resuena en nuestros corazones en la ma­ñana de la Navidad, mensaje que nos invita a recibir al Salvador del mundo que viene a traernos el perdón y la paz. Este tiempo es un momento propicio para vivir perdonados y reconciliados, para dejar que Dios nazca en cada corazón y en cada familia. Dios no puede nacer de nuevo en un corazón que está lleno de odio, rencor, resentimiento y vengan­za, porque generan división y violencia. Dios viene a nacer y a darnos su perdón que llega a un corazón que se deja sanar por su gracia; el cual, a su vez, es capaz de ofrecer el perdón a quien nos ha ofendi­do, “perdónanos nuestras ofen­sas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofen­den” (Mt 6, 12). Repetimos con frecuencia en la oración del Pa­dre Nuestro, que tendrá que reso­nar en nuestro corazón de manera más real y efectiva en este tiempo santo de la Navidad. Al hablar de perdón y reconcilia­ción se está tocando un aspecto central de la fe cristiana. Muchas situaciones personales, familiares y sociales que generan conflicto, reclaman un proceso de perdón y reconciliación, pero no se logra cuando se quiere hacer sin Dios al centro de la vida. La fe en Dios es definitiva cuando se quiere ha­blar de perdón y reconciliación; y por eso, es que a las comuni­dades cristianas en Colombia, hay que pedirles como prime­ra obra en el trabajo de la re­conciliación, que se encuentren para rezar, como expresión de la fe en el Señor. La oración es el clamor de quien no se resigna a vivir en el odio, el resentimiento, la violencia y la guerra y preci­samente navidad es un momento propicio para reunirse a rezar y abrir el corazón a la gracia. El perdón y la re­conciliación son vir­tudes cristianas que brotan de un corazón que está en gracia de Dios, que nos permi­te ver la dimensión del don de Dios en nuestras vidas. Na­cen estas virtudes de la reconciliación con Dios, mediante el perdón de los peca­dos que recibimos, cuando arre­pentidos nos acercamos al sacra­mento de la penitencia a implorar la misericordia que viene del Pa­dre y que mediante el perdón nos deja reconciliados con Él. Estar en gracia de Dios, perdonados y reconciliados son características fundamentales de la fe cristiana, que se deben vivir con mayor fer­vor en el tiempo de la navidad. El perdón y la reconciliación son gracias de Dios, por eso no son fruto de un mero esfuerzo huma­no, sino que son dones gratuitos de Dios, a los que el creyente se abre, con la disposición de recibirlos, haciéndose el cristiano testigo de la misericordia del Pa­dre y convirtiéndose en instru­mento de la misma, frente a los hermanos. Un corazón en paz con Dios, que está en gracia, es capaz de transmitir este don a los demás, mediante el perdón y la reconciliación en la vivencia de las relaciones con los otros. Esto es Navidad. No hay reconciliación y paz sin perdón y todo tiene su origen en Dios Padre que envió a su Hijo Jesucristo, que se hizo carne, na­ció en un pesebre con la misión de perdonarnos y reconciliarnos y lo cumplió plenamente desde la Cruz cuando nos otorgó su per­dón y nos dejó el mandato de per­donar a los hermanos. El origen del perdón es la expe­riencia que Jesús tie­ne de lo que es la Mi­sericordia infinita del Padre y por eso desde la Cruz lanza esa pe­tición de perdón para toda la humanidad pecadora y necesita­da de reconciliación: “Padre Perdónales porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34). Con Dios al centro de la vida, viviendo en su gracia y en ora­ción ferviente, aprovechemos un instrumento fundamental en el proceso del perdón y la recon­ciliación que es la escucha, tan añorada en estos tiempos de vio­lencia y dificultad, es en nuestra patria y en nuestras familias. La escucha ayuda a resolver con­flictos familiares, vecinales, so­ciales, políticos, etc. La escucha evita muchos enfrentamientos violentos en el hogar y en todos los sectores sociales.El Papa Francisco nos ha con­vocado a un sínodo con el títu­lo, Iglesia Sinodal: Comunión, Participación y Misión, que en la vida real de una familia invita a los esposos a que se escuchen mutuamente y entre los dos es­cuchen a los hijos y juntos como hogar cristiano escuchen al Es­píritu Santo. La escucha abre la posibilidad de discernir la verdad que nos trae Dios y abrirnos a la voluntad del Padre que consiste en que todos vivamos perdona­dos, reconciliados y en paz y eso es Navidad, esa es la celebración para la que nos preparamos en este tiempo y que estamos próxi­mos a celebrar en familia. Con la gracia de Dios al centro de nuestra vida, la escucha que lleva al perdón y a la reconciliación, se fortalece como un beneficio para el otro. Sin Dios al centro, se bus­ca el perdón y la reconciliación como un beneficio para sí mismo. La paz que nos trae el Señor, no como la que da el mundo sino Dios, implica una búsqueda con­tinua del bien del otro, que lleva finalmente a trabajar de manera incansable por el bien común. Esto es un aprendizaje que se hace desde la fe, dejándonos edu­car por Dios mismo, que quiere que seamos sus hijos y entre no­sotros verdaderos hermanos. A todos les auguro que el Niño Jesús los llene de perdón, recon­ciliación y paz en esta Navidad que vamos a celebrar y les de­seo un año nuevo 2022 lleno de muchas bendiciones del Señor, con el deseo de dejarnos perdo­nar por Dios que viene a quedar­se con nosotros, invitándonos a perdonar a nuestros hermanos, para vivir reconciliados, en paz y sigamos adelante abrazando la Cruz del Señor y fortalecidos por la gracia de Dios. En unión de oraciones, reciban mi bendición. + José Libardo Garcés Monsalve Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Vie 29 Oct 2021

Iglesia en camino sinodal

Por: Mons. José Libardo Garcés Monsalve - El Papa Francisco ha convo­cado para el mes de octubre del 2023 un sínodo de Obis­pos, que tiene por tema: “Por una Iglesia sinodal: Comunión, par­ticipación y misión”, en donde la intención del Santo Padre es que desde las diócesis todos los cre­yentes, pastores y fieles, podamos participar en este proceso que ayu­da al crecimiento y fortalecimiento de la Iglesia en su misión evange­lizadora, del anuncio gozoso del Evangelio de Nuestro Señor Jesu­cristo. Camino sinodal en la Iglesia, sig­nifica “caminar juntos”. Esto se concretiza en la escucha atenta de todos los bautizados, sobre todas las cuestiones que tienen que ver con la evangelización, en un ca­mino que se recorre en comunión y participación para la misión que todos cumplimos en la Iglesia por llamado del Señor. El Papa Fran­cisco en la Exhortación Apostólica ‘Evangelii Gaudium’ lo ha expre­sado cuando afirma: “en virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha converti­do en discípulo misionero (Cf. Mt 28, 19). Cada uno de los bautiza­dos, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustra­ción de su fe, es un agente evange­lizador, y sería inadecuado pensar en un esquema de evangelización llevado adelante por actores cali­ficados sea sólo receptivo de sus accio­nes” (EG 120). Con esta enseñanza el Papa Fran­cisco nos está marcando el sendero de una Iglesia sinodal, que en pri­mer lugar es una Iglesia de escu­cha; donde todos, pastores y fieles, podemos escucharnos y aprender unos de otros y hacer discerni­miento para ir juntos a la misión con los mismos sentimientos de Cristo, iluminados por el Espíritu Santo, a comunicar la Buena Nue­va de la salvación. Así lo expre­sa el Papa en ‘Evangelii Gaudium’ cuando afirma: “necesitamos ejer­citarnos en el arte de escuchar, que es más que oír. La escucha nos ayuda a encontrar el gesto y la pa­labra oportuna que nos desintala de la tranquila condi­ción de espectadores. Sólo a partir de esta escucha respetuosa y compasiva se pueden encontrar los cami­nos de un genuino crecimiento, desper­tar el deseo del ideal cristiano, las ansias de responder ple­namente al amor de Dios y el anhelo de desarrollar lo mejor que Dios ha sembrado en la pro­pia vida” (EG 171). Para cumplir con el deseo del Papa de escucharnos desde las parro­quias y las Iglesias Particulares, se ha involucrado a todo el pueblo de Dios a participar, comenzando con la apertura solemne del Sí­nodo, que en Roma fue el pasado 9 y 10 de octubre del 2021 y en nuestra Diócesis se inauguró el domingo 17 de octubre desde cada una de las parroquias, para seguir en el desarrollo del mismo con participación en cada comunidad parroquial, con el propósito de re­flexionar juntos sobre el camino recorrido y las metas que tenemos como comunidad de creyentes. Así lo expresa el documento prepara­torio del sínodo: “Precisamente el camino de la si­nodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer mi­lenio. Este itinerario, que se sitúa en la línea del «aggiornamento» de la Iglesia propuesto por el Con­cilio Vaticano II, es un don y una tarea: caminando juntos, y juntos reflexionando sobre el camino re­corrido, la Iglesia podrá aprender, a partir de lo que irá experimen­tando, cuáles son los procesos que pueden ayudarla a vivir la comu­nión, a realizar la participación y a abrirse a la misión. Nuestro “caminar juntos”, en efecto, es lo que mejor realiza y manifiesta la naturaleza de la Iglesia como Pue­blo de Dios pere­grino y misionero” (Documento prepa­ratorio, 1). Por el bautismo so­mos discípulos mi­sioneros de Nuestro Señor Jesucristo y cumplimos con esta misión en la Iglesia, que en este momen­to histórico nos convoca a hacer discernimiento juntos a la luz de la Palabra de Dios, valorando lo que se ha vivido hasta el momento y abiertos al futuro desde lo que te­nemos, para buscar la voluntad de Dios y participar conscientemente en el desarrollo de la misión del Iglesia. En este sentido, el documento pre­paratorio del sínodo nos dice: “Ilu­minado por la Palabra y fundado en la Tradición, el camino sinodal está enraizado en la vida concreta del Pueblo de Dios… Por otra par­te, no se puede evitar la referencia a las experiencias de sinodalidad ya vividas, a diversos niveles y con diferentes grados de intensi­dad: los puntos de fuerza y los éxi­tos de tales experiencias, así como también sus límites y dificultades, ofrecen elementos valiosos para el discernimiento sobre la dirección en la que continúan avanzando” (Documento preparatorio, 25). Caminar juntos en la Iglesia ayuda a fortalecer la comunión, que nos permite afrontar las dificultades y tormentas de la vida, con espíritu eclesial y entre todos buscar solu­ciones que nos permitan avanzar en el camino de la fe, la esperanza y la caridad, en un estilo de vida comunitario, que también se aplica al caminar de cada familia, en me­dio de las luchas y las dificultades, aciertos y desaciertos; siempre en búsqueda constante de la volun­tad de Dios, dóciles a la acción del Espíritu Santo en nuestra vida personal, familiar y en la vida de la Iglesia, teniendo en cuenta que “todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Je­sús” (EG 120). Con la conciencia de ser discí­pulos misioneros de Nuestro Se­ñor Jesucristo, en la Iglesia y en nuestra Diócesis de Cúcuta, re­novamos la decisión de ser evan­gelizadores, caminando juntos, intensificando nuestra respues­ta de fe y anunciando a todos a Jesucristo nuestra salvación. Amparados por la intercesión de la Santísima Virgen María Estrella de la Evangelización y del glorio­so Patriarca san José, que custodia nuestra vida, vocación y misión, pidamos al Señor la gracia de vivir como Iglesia en camino sinodal, para ofrecer a los demás el testi­monio explícito del amor salvífico del Señor. En unión de oraciones, reciban mi bendición. + José Libardo Garcés Monsalve Obispo electo de la Diócesis de Cúcuta

Vie 15 Oct 2021

Hacia una Iglesia sinodal (III)

Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - Cuando se habla de sinodalidad eclesial como experiencia en la que caminamos juntos buscando un mismo fin, es necesario tener en cuenta algunas consideraciones. La primera, es que esta concepción no es nueva en la Iglesia. Desde sus mismos orígenes las comunidades cristianas, en torno, primero de su maestro, Cristo, y luego, en torno de los apóstoles, presididos por Pedro, trabajan juntos, hacen discernimiento juntos para resolver conflictos, etc. La segunda, más recientemente, el Concilio Vaticano II, propone la elocuente figura de la Iglesia como Pueblo de Dios, donde se invita a replantear los principios de la Iglesia netamente jerárquica, para apropiarnos de la imagen de una Iglesia servidora, en donde todos los miembros del Pueblo de Dios somos iguales en dignidad, aunque cada uno tiene un papel o una misión en la Iglesia, tanto universales, con el sacerdocio común, y los dones y carismas particulares, como los que surgen por el sacramento del orden (episcopado, presbiterado, diaconado). En los años 80 se promulga la reforma del Código de Derecho Canónico, y allí, en el libro segundo, intitulado “Del Pueblo de Dios”, se dedican 542 cánones al tema de los derechos y deberes de los fieles cristianos en general, luego los derechos y deberes de los fieles laicos, y describe la constitución jerárquica de la Iglesia y los Institutos de vida consagrada. Esto se encuentra en los cánones 204 a 746. En estos cánones ofrece el Código las formas como cada miembro del pueblo de Dios, peregrino en la tierra, puede y está llamado a ofrecer sus aportes para la consolidación del Reino de Dios en el mundo. A manera de ilustración, veamos algunos de los cánones, que nos permiten entender por qué en la dinámica sinodal, todos estamos invitados a participar activamente. c. 208 “Por su regeneración en Cristo, se da entre todos los fieles una verdadera igualdad en cuanto a la dignidad y acción, en virtud de la cual todos, según su propia condición y oficio, cooperan a la edificación del Cuerpo de Cristo”. 209 &1 “Los fieles está obligados a observar siempre la comunión con la Iglesia, incluso en su modo de obrar”. &2 “Cumplan con gran diligencia los deberes que tienen tanto respecto a la Iglesia universal como en relación con la Iglesia particular a la que pertenecen, según las prescripciones del derecho”. 211 “Todos los fieles tienen el deber y el derecho de trabajar para que el mensaje divino de salvación alcance más y más a los hombres de todo tiempo y del orbe entero”. 212 &2 “Los fieles tiene la facultad de manifestar a los Pastores de la Iglesia sus necesidades, principalmente las espirituales y sus deseos”. &3 “Tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestar a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia hacia los Pastores, y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas”. Son muchos otros cánones que dan pie a la realización de las asambleas sinodales parroquiales y diocesanas. Vale la pena leerlos todos. + Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali Lea también: Por una Iglesia sinodal (I) [icon class='fa fa-download fa-2x'] LEER AQUÍ[/icon] Hacia una Iglesia sinodal (II)[icon class='fa fa-download fa-2x'] LEER AQUÍ[/icon]

Mié 22 Sep 2021

Por una Iglesia sinodal

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas - ¿Qué nos propone el Papa Francisco? - Recientemente se han dado a conocer oficialmente los documentos con los que, por voluntad del Papa Francisco, la Iglesia es convocada a un proceso sinodal que tendrá su momento culminante en Octubre de 2023. Pero, ¿qué es lo que esto significa e implica para la Iglesia? Comencemos por entender el significado de la palabra sínodo; esta viene del griego y está compuesta de dos términos sin (reunión, acción conjunta) y odos (ruta, camino, viaje). De este modo, sínodo se entiende como hacer camino juntos. La temática del sínodo que convoca el Santo Padre, en esta ocasión tiene la particularidad de convocar a la Iglesia ha reflexionar sobre su profunda vocación de ser pueblo de Dios en el que nadie sobra ni tiene por qué sentirse excluido. Escuchar y escucharnos El tema mismo: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión” tendrá la novedad de activar este proceso desde cada una de las diócesis del mundo. Allí, el Papa quiere que empecemos por escucharnos y escuchar a los más posibles, haciendo así concreta su llamada a ser Iglesia en salida, que va a las periferias existenciales. Ir a la esencia El Papa Francisco no está inventando algo que no esté en el corazón mismo de la identidad de la Iglesia; nos está llamando a enfocarnos en la naturaleza de la Iglesia como comunidad, es decir, congregación de hombres y mujeres que, siendo todos igualmente hijos e hijas de Dios, hacemos camino juntos, buscando el mismo fin: hacer presente el Reino de Dios en el mundo hasta el encuentro definitivo con el Señor. Tal vez con el paso de los siglos, a la Iglesia se la ha visto más como una institución casi comparable con otro tipo de instituciones, movidas por lógicas y relaciones jerárquicas o de poder. Pero lo cierto es que nada está más lejos de esto: En su vida pública Jesús fue congregando alrededor suyo un grupo de personas para hacer camino con Él y asumir un estilo de vida en la cual todos contaban y se apoyaban unos a otros. Los mismos Hechos de los apóstoles relatan de las primeras comunidades que «se reunían en un mismo lugar y tenían todo en común» (2, 44). Así, la Iglesia es la comunidad de los bautizados, discípulos de Jesucristo, que asumimos como estilo de vida, caminar juntos tras las huellas del maestro, y a pesar de tener roles distintos, lo central que es la consciencia de ser hermanos. En oración Desde ya, pidamos al Espíritu Santo que acompañe este proceso sinodal convocado por el Santo Padre, para ajustarnos más fielmente a la comunidad que Dios quiere que seamos. + Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Diócesis de Pasto