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jorge bustamante

Dom 9 Dic 2018

“Cuentas claras y chocolate espeso”

Por: P. Jorge Bustamante Mora: ¡Llegan días de gran alegría! ¡Llegó diciembre! Época marcada por sentimientos muy vivos como el gozo, la amistad, el compartir, florecen sentimientos de reencuentro y vivencia familiar o comunitaria; es tiempo de adornos, luces, colores, tradiciones y platos típicos… porque llegó navidad. Pero me pregunto, ¿Se tiene claro qué es lo que acontece? A esto me refiero con el refrán de “cuentas claras y chocolate espeso” me permitiré en estas líneas llamar “al pan pan y al vino vino” o como diría mi abuela “poner los puntos sobre las íes”. ¡Indudablemente diciembre es un tiempo cristiano! Quien da el sabor y el son a este tiempo es Cristo, Él es el centro del acontecimiento, pues Navidad es la celebración de su nacimiento, que llamamos “Natividad de Jesús”, es un tiempo que la experiencia cristiana ha marcado con su amor y vivencia, pero que con el correr de los años se ha hecho común a todos y se volvió una celebración del pueblo en general, y es aquí donde han entrado ciertas costumbres que colocan en riesgo la naturaleza y correcta vivencia de estos tiempos. La Iglesia del pasado tuvo la genialidad de cristianizar este tiempo dedicado a la celebración y recuerdo del nacimiento del Hijo de Dios. Hoy, a causa de los cristianos que no tienen “cuentas claras”, corremos el riesgo de permitir que la fiesta de la Navidad se convierta en una mezcla de paganismo, de mundanidad, es decir ceder al espíritu del mundo, que invita con todos sus tentáculos a actuar a espaldas de Cristo buscando su propio goce y no la gloria de Dios; esto lo hace de una manera tan sutil que parece no ser peligro para la fe. Coloquemos algunos puntos. ¿Cuándo comienza y cuando termina? El cristiano católico debe saber que el Adviento y Navidad son tiempos litúrgicos de la Iglesia, que ella, siguiendo sus ritmos, determina su inicio y finalización, los cuales no tienen fecha fija. Inicia el Adviento el domingo siguiente a la Fiesta de Cristo Rey, es para esta fecha que se colocan los arreglos de navidad; Navidad termina con la Fiesta del Bautismo del Señor Jesús, hasta este día deberían estar las casas de los cristianos adornadas con lo propio de la Navidad. ¡No te dejes robar estos tiempos! El comercio coloca sus arreglos con un mes de anticipación, y a finales de diciembre ya los retira. La razón es que a ellos no les interesa vivir estos tiempos, lo hacen para generar ambiente de ventas, por eso entre más temprano más ventas, y cuando ya no habrá ventas, hay que recoger los adornos y poner otros… ¡No siga el ritmo del comercio! ¡Siga el ritmo de la vida cristiana! ¿Qué arreglos colocar en mi casa? En el hogar de un cristiano católico no debe faltar, en ningún diciembre, el pesebre. El centro de todos los arreglos es el “Belén” que nos recuerda el nacimiento del Niño Jesús, Hijo de Dios. La Imagen del Niño, se puede colocar en una mesita, en espera de ser colocado en el pesebre, no escondido, hay que colocarlo a la vista de todos, donde quien llegue reciba así el testimonio de vida cristiana. La mundanidad se ha entrado en las familias y ya en muchos hogares católicos no se viste el pesebre, sino un “árbol”, en estos días el Papa Francisco ha recordado: “En navidad se celebra el nacimiento de Jesús, no el nacimiento de un árbol decorado”, el árbol de navidad es un signo que no remplaza el pesebre, no hay que desechar el pesebre para colocar costosos árboles, el Dios que nace es el Dios del amor de la pobreza. En muchas familias y lugares públicos se ha remplazado el nacimiento de Jesús por un viejo, barbado, barrigón y vestido de rojo, que absolutamente nada tiene que ver con la experiencia cristiana, ese viejo, apareció así envejecido en las dimensiones del comercio, que ha querido hacerle creer a los cristianos católicos que se trata de un santo, ¡no sea tan inocente! Navidad es la llegada del Hijo de Dios no de un viejo burlón, “jo, jo, jo”. En los hogares de los católicos no debe haber imágenes de este viejo. Coloque muchos Niños Jesús, estrellas, luces, signos que hablen del gran acontecimiento: Nacimiento de Jesús. Hagamos una cruzada de vivencia cristiana que dé testimonio de lo que creemos y celebramos, no nos dejemos robar el sentido cristiano del Adviento y la Navidad, hay que permanecer “vigilantes y en oración”. Inicie y termine estos tiempos con la Iglesia, arregle su pesebre, para que el mensaje entre por los ojos, cante villancicos de Jesús, de la Virgen, de san José, no de renos ni cosas raras. El mundo nos quiere quitar a Jesús y remplazarlo por cualquier cosa, necesitamos héroes de la fe como la niña de 10 años, que en una escuela en la Riviera Italiana Brenta lideró una protesta porque su maestra quiso quitar de un villancico el nombre de “Jesús” para no ofender a alumnos de otras religiones no cristianas, la reacción de esta valiente cristiana le ha dado la vuelta al mundo. La navidad es cristiana, quien la célebre respete su sentido cristiano, y el cristiano no corra tras de expresiones paganas o mundanas que quieren meter en la Navidad, es decir “Cuentas claras y chocolate espeso”. P. Jorge Enrique Bustamante Mora [email protected]

Lun 27 Nov 2017

La vivencia espiritual del Adviento

Por: P. Jorge Enrique Bustamante Mora - La Iglesia nos invita a recorrer el camino de la vida cristiana en el Año Litúrgico, que inicia con el Adviento, un tiempo de espera, de preparación, de conversión, de vigilancia, de fidelidad, de alegría y de confianza. ¿Cómo vivirlos espiritualmente? Pues al hablar de conversión, inmediatamente pensamos “que hay que hacer”; así le preguntaron a Juan el Bautista después de su discurso sobre la conversión, “¿Qué debemos hacer?”, fue la misma pregunta de la gente, de los maestros de la ley y de los soldados (cf. Lc 3, 10-14). Todos querían una indicación clara de “tareas”. El tiempo del Adviento marcado ya por la presencia de Jesús en medio de nosotros, es tiempo de conversión, pero no en las dimensiones del “que tengo que hacer” sino en la comprensión de la espiritualidad cristiana. Jesús inició su actividad pública con un llamado a la conversión: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; conviértanse y crean en la Buena Nueva” (Mc 1,14); esta es la actitud espiritual del adviento: remarcar la plenitud del tiempo, la cercanía del Reino, la conversión y la fe en la Buena Nueva. Cuatro elementos claros para vivir el Adviento. El tiempo se ha cumplido Reconocer la importancia de la Encarnación de Jesús como inicio de la Plenitud del tiempo. La espiritualidad de este tiempo debe producir una explosión de gracia, de alegría, de luz. El Año Litúrgico nos debe ayudar a comprender este misterio como una espiral en crecimiento, cada año una espera más intensa y ardiente, y por tanto una experiencia del Señor cada día más profunda y definitiva. Hay que ir más allá de las luces, las fiestas, los regalos para entrar no solo en el recuerdo de algo pasado, sino en la contemplación del misterio de la Encarnación. La presencia real de Jesús en la vida, en la Iglesia, en la historia. El Reino de Dios está cerca…. Está aquí. La actitud fundamental para vivir el Adviento es la disposición de recibir, de vivir, de acoger, de disfrutar, de dejarse tocar, de dejarse transformar. El crecimiento espiritual no acontece por sus propios esfuerzos del creyente, sino por la gracia – gratuita –de Dios. Conviértanse Este anuncio remarca un cambio, no se trata de “hacer” sino de “recibir”, es una gracia, un don, una oferta gratuita de Dios. No son los hombres los que “hacen” algo para acercarse a Dios, o producir la conversión, es Dios quien “hace todo” para acercarse al hombre y convertirlo. El interrogante de los cristianos, en el tiempo de Adviento, no es “¿Qué tengo que hacer?”, más bien, se trata de colocarnos delante del anuncio de la Buena Nueva e interrogarnos: ¿Qué quieres Tú, Señor, hacer en mí, para mí o a través de mí, en este momento? La conversión es reconocer la debilidad, las limitaciones, y que ellas se conviertan en la oportunidad para descubrir la necesidad de dejarse encontrar y transformar por Dios. Aceptar que la conversión está en las coordenadas del amor de Dios que nos perdona siempre, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón, como nos lo ha recordado el Papa Francisco. Crean en la Buena Nueva El Adviento es un tiempo para descubrir que es Dios quien se acerca a mí, que me ama apasionada y amorosamente, y este amor es una invitación a dejarme encontrar por Él. Como lo recuerda el papa Francisco en su lenguaje en Evangelii Gaudium “Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso” (EG 3). El Adviento, tiempo de conversión, de espera, de aceptación del Reino, y aceptar la Buena Nueva, pide descubrir en nuestra vida aquello que el Señor quiere hacer de manera concreta. Por tanto es un tiempo de alto valor “vocacional” cristiano, a profundizar aquello que da identidad a nuestro ser, la identidad más profunda: hijos de Dios. Se necesita hacer espacio en el corazón, vaciarlo para llenarlo con el mensaje de la Buena Nueva; recordar de manera personal que Dios es mi Padre, todo es gracia de Dios y que Él me ama El Adviento tiempo mariano El Adviento es un hermoso tiempo para vivir la profundidad de la fe, acompañados por María Santísima, verdadera discípula. Ella acogió la gracia ofrecida, ella dice: “hágase en mí su voluntad – su palabra”, ella no dijo: “haré tu voluntad”. Ella recibe la gracia dada por Dios. Vivamos con intenso amor e identidad profunda este tiempo hermoso que nos prepara a la Navidad. Este año, el Adviento inicia el domingo 3 de diciembre, marquemos su inicio con las luces y arreglos en casa y en nuestros ambientes; es importante saber cuándo colocar los arreglos, pue “nos estamos dejando “robar” su verdadero significado por el comercio”. Hay que crear cultura del encuentro, involucrar a los vecinos, a la familia, encontrarse con Dios. Padre Jorge Enrique Bustamante Mora Director de los departamentos de Doctrina y PUD (Promoción de la Unidad y del Diálogo) [email protected]

Lun 19 Dic 2016

¡No más niños soldados!

Por: P. Jorge Enrique Bustamante - El Santo Padre, en sus ya acostumbrados videos con la intención de oración mensual, nos ha invitado en este mes de diciembre a orar “para que en ninguna parte del mundo existan niños soldados”, ha manifestado que el mundo con su sofisticación tecnológica ha creado armas que muchas veces terminan en las manos de los niños convirtiéndolos en “niños soldados”, ha exhortado a la oración “para que en ninguna parte del mundo existan niños soldados”. Según la ONU, en el mundo existen 300 mil menores de edad que son usados como combatientes en diferentes conflictos de 19 países del mundo, y en este grupo de países aparece el nuestro: Colombia, y se cataloga a las FARC como el grupo con más menores en sus filas. Esta invitación del Santo Padre toca de lleno, por tanto, los corazones de los colombianos, pues de los países del continente americano es el único que padece este flagelo. Numerosas familias colombianas han sido destruidas con esta realidad, pues no solo se destruye al niño que se vincula a las filas de un combate que no es suyo, sino que destruye por completo los anhelos y esperanzas de todo su núcleo familiar, padres con el corazón desgarrado al ver como una guerra inútil les arrebata sus niños, hogares divididos y sumidos en el temor y la angustia de lo peor. Toda Colombia, invitada por el Papa, debe aprovechar el tiempo de Navidad para orar con insistencia para que se acabe esta crueldad, este flagelo, y no haya más niños en las filas de la guerra. Nuestro grito tiene que ser oración confiada a Dios, dueño de la vida y de la felicidad del hombre; y al mismo tiempo exigencia permanente para que quienes tienen en nuestro país niños en sus filas de combate nos los devuelvan, ¡son nuestros! ¡Saquemos nuestros niños de la guerra! Que todos los que los retienen, sean quienes sean, sin dar más largas, desvinculen a todos los menores de edad de sus filas. Esperamos que los vientos de paz que soplan en Colombia se hagan realidad y permita en un futuro no muy lejano, si no lo es de inmediato, que nuestro país salga de esa tenebrosa lista de países con niños combatientes. Colombianos, llámense como se llamen si ustedes tienen niños en sus filas, escuchen el clamor del pueblo, del Papa y sobre todo el clamor silenciado en esos inocentes y permitan que nuestros niños vuelvan a casa, puedan vivir con papá y mamá, estudiando, aprendiendo, jugando y disfrutando de esa hermosa etapa de la vida, no los retengan más, lo repito con fuerza, convicción y oración: “saquemos nuestros niños de la guerra”. Invito a todos los creyentes católicos que oremos por esta intención del Santo Padre; ojalá que los párrocos y sacerdotes todos hagamos real esta invitación teniendo diversas manifestaciones e iniciativas para acompañar y exigir la desvinculación de los menores de edad de las filas armadas. Que los niños que hoy están vinculados a las filas combatientes puedan volver a casa, abrazar a los suyos y decir. “Feliz Navidad”. P. Jorge Enrique Bustamante Mora Director del Departamento de Doctrina y Animación Bíblica de la CEC. [email protected]

Mar 6 Dic 2016

Jooo…jojojo.Se roban al Niño Jesús

Por: P. Jorge Enrique Bustamante Mora - Diciembre, para los cristianos católicos es un mes de gran festividad, es el tiempo de la navidad, es el tiempo donde mejor se vive la fraternidad, la amistad, la solidaridad… etc. todo se llena de luces, regalos, alimentos, adornos que engalanan casas, calles, edificios, Iglesias y ciudades enteras. Pareciera que el nacimiento del Niño Jesús lo invade todo, pero la verdad es que como creyentes debemos estar alerta porque detrás de una risa burlona jooo.. joo, se roban el verdadero sentido de la navidad. La navidad celebra con gozo el nacimiento del Niño Jesús, el Hijo de Dios, que nació de María Santísima junto a su esposo, el Casto san José. Los personajes principales son ésta santa Familia, y de manera particular el NIÑO DIOS. El centro de nuestra fe y lo que celebramos los cristianos en navidad es este acontecimiento histórico del nacimiento del Niño Jesús. Sin embargo, el consumismo de manera disimulada nos quiere robar al Niño Jesús, nos lo quiere cambiar por un viejo gordo, barrigón, que con su estridente risa JOJOJO se burla de quienes nos dejamos llevar más por la forma que por el contenido. En las casas de los católicos, y en algunos templos para dolor del creyente, se asoma en las puertas, ventanas, adornos y colgandejos este personaje que quiere desplazar del todo al Niño. En muchos lugares que he visto atiborrados por este personaje he buscado las figuras de la Sagrada Familia: Jesús, José y María (el Belén), o un pesebre, y tengo que decirlo con dolor en el corazón, que en la gran mayoría no los he encontrado, nos han cambiado la navidad, el Niño está siendo desplazado y remplazado y lo peor los católicos no nos estamos dando por enterados. Este personaje que el mundo llama de diversas maneras: santa Claus, Papá Noel, San Nicolás, poco, mejor lo digo de plano: ¡nada tiene que ver con la navidad cristiana! “En 1809 el escritor Washington Irving escribió una sátira, Historia de Nueva York, en la que deformó al santo holandés, Sinterklaas, en la burda pronunciación angloparlante Santa Claus. Más tarde el poeta Clement Clarke Moore publicó en 1823 un poema donde dio cuerpo al actual mito de Santa Claus, basándose en el personaje de Irving. En ese poema se hace mención de una versión de Santa Claus, enano y delgado, como un duende; pero que regala juguetes a los niños en víspera de Navidad y que se transporta en un trineo tirado por nueve renos, incluyendo al reno Rudolph (Rodolfo)”. Un mito, con sabor de duendes, no debe ser motivo para cambiar al Niño Jesús y a los hermosos villancicos que hablan de Belén, del Niño, de la Virgen, de San José, para cantar el famoso “Rodolfo el Reno” que nada habla de nuestra navidad. El llamado “papá Noel” es una creación comercial al servicio del consumismo, una figura estadounidense o al menos del Polo Norte, intrusa que destruye y desplaza lo auténticamente cristiano. Algunos la han querido cristianizar y la han relacionado con San Nicolás de Myra (en Oriente, por su lugar de fallecimiento) o San Nicolás de Bari (en Occidente, por el lugar donde fueron trasladados y reposan sus restos), un obispo que vivió en el siglo IV en Anatolia, la actual Turquía; pero cuya figura y vida nada tiene que ver con el llamado papá Noel o San Nicolás con traje rojo, gorra de dormir y risa burlona de nuestros días. Los cristianos católicos no podemos promover valores paganos, nosotros seguimos a Jesús, y Él es nuestra luz, no podemos dejar pasar a segundo plano la navidad y menos promover un mundo del consumismo. El mundo nos quiere robar. Es importante mantenernos alerta porque en los últimos tiempos, en varias ciudades a nivel mundial, han propuesto cambiar el nombre a la navidad por otros, disque más incluyentes, como “solsticio de invierno” o “fiestas de la luz o del invierno”; la alcaldesa de Barcelona España, Ada Colau, ha dicho que “se trata de promover otro tipo de valores de origen pagano como “el triunfo de la luz” y dejar en segundo plano la navidad… y promover la feria del consumo responsable” (OK diario Cataluña). No puedo callar frente a esta realidad. Hermanos sacerdotes y bautizados todos, por favor no nos dejemos robar la Navidad, tengamos una actitud crítica y de alerta para promover y defender lo nuestro, nuestra fe, nuestras costumbres. Pidamos a las administraciones municipales que el embellecimiento de las ciudades no sea solo luces e imágenes sin contexto navideño, hay que pedir el pesebre, lo propio de este tiempo. Enseñemos a nuestros niños el valor de la Navidad, la importancia de aceptar al Niño Jesús que nos trae todos los regalos, especialmente los espirituales, y el máximo de ellos la Salvación. Aprovechemos la navidad para evangelizar, no nos la dejemos robar. ¡Una Feliz Navidad cristiana católica! Prefiero expresarla así por si acaso. Felices fiestas del Nacimiento del Niño Jesús. P. Jorge Enrique Bustamante Mora Director Dpto. Doctrina y Animación Bíblica [email protected]