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Jornada Mundial Comunicaciones

Vie 30 Sep 2022

'Hablar con el corazón', tema para la 57ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2023

Este 29 de septiembre, el Papa Francisco hizo público el título del mensaje para la 57ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales en 2023, donde insta a los comunicadores a ejercer la profesión como una misión "para construir un futuro más justo, más fraterno y humano" y ha pedido que dejen de lado la "psicosis bélica". "Hoy día, en el dramático contexto del conflicto global que estamos viviendo, es más necesario que nunca que se afirme una comunicación no hostil. Una comunicación abierta al diálogo con el otro, que favorezca un 'desarme integral', que trabaje para desmontar la 'psicosis bélica' que se anida en nuestros corazones", ha pedido el Pontífice en su mensaje, cuyo título será 'Hablar con el corazón'. El Pontífice señala que "en un tiempo caracterizado - también en la vida eclesial - por polarizaciones y debates exasperados que exacerban los ánimos, estamos invitados a ir contra corriente", utilizando el don de la comunicación como un puente y no como un muro. Por tanto invita a no tener miedo de afirmar la verdad, "a veces incómoda, que tiene su fundamento en el Evangelio; pero, al mismo tiempo, no hemos de separar este anuncio de un estilo de misericordia, de sincera participación en las alegrías y los sufrimientos de las personas de nuestro tiempo, como nos enseña de modo sublime la página evangélica que narra el diálogo entre el misterioso Viandante y los discípulos de Emaús". Es agrega el Pontífice es “un esfuerzo que se nos pide a todos, pero en especial a los operadores de la comunicación, llamados a ejercer su profesión como una misión para construir un futuro más justo, más fraterno, más humano". Según ha indicado la Santa Sede, el tema se conecta idealmente con el de 2022, “Escuchar con el oído del corazón”, y se inserta en el camino que conducirá a toda la Iglesia a la celebración del Sínodo de octubre de 2023. “Hablar con el corazón significa dar razón de la esperanza que hay en nosotros y hacerlo con afabilidad, utilizando el don de la comunicación como un puente y como un muro". Son las dos partes del lema elegido por el Santo Padre para la 57 edición de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebrará el 18 de mayo de 2023. Es de esperar que, como es tradición, el mensaje completo del Pontífice se publique el 24 de enero, memoria de san Francisco de Sales, patrono de los periodistas.

Vie 14 Mayo 2021

“Comunicar encontrando a las personas donde están y como son”

Ante la difícil realidad que vive el mundo por la pandemia y agregado a ello, en Colombia, la dura realidad de orden social, el mensaje para la 55ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que celebraremos este domingo 16 de mayo, nos trae una voz de esperanza y un llamado de aliento. En su mensaje titulado «Ven y lo verás» (Jn 1,46) “Comunicar encontrando a las personas donde están y como son”, el Papa Francisco recuerda que para lograr una comunicación auténtica se hace necesario ponerse en marcha, ir a ver a las personas, escucharlas, recoger las sugestiones de la realidad. “Deseo, por lo tanto, dedicar el Mensaje de este año a la llamada a “ir y ver”, como sugerencia para toda expresión comunicativa que quiera ser límpida y honesta: en la redacción de un periódico como en el mundo de la web, en la predicación ordinaria de la Iglesia como en la comunicación política o social”. Desgastar las suelas de los zapatos Advierte, además, el peligro que hoy se está corriendo en materia informativa, donde hay un riesgo de aplanamiento en los “periódicos fotocopia” o en los noticieros de radio, televisión y páginas web que son sustancialmente iguales. Observa la falta de investigación a fondo en los distintos temas "se es cada vez menos capaz de interceptar la verdad de las cosas y la vida concreta de las personas, y ya no sabe recoger ni los fenómenos sociales más graves ni las energías positivas que emanan de las bases de la sociedad". En este contexto, el Pontífice advierte que se está cayendo en un construir información sin “desgastar las suelas de los zapatos”, es decir, no saliendo a las calles a encontrarse con las personas para buscar historias o verificar con sus propios ojos si las situaciones en mención son ciertas, solo, agrega, “se hace desde una sala editorial, de un ordenador, desde las redes sociales y no saliendo a verificar la noticia”. Gracias a la valentía de tantos periodistas En contraste a esta realidad mencionada anteriormente, el Santo Padre también resalta la valentía de muchos periodistas que, sin medir consecuencias, arriesgan su integridad por ir más allá donde nadie va. "Gracias a la valentía y al compromiso de tantos profesionales periodistas, camarógrafos, montadores, directores que a menudo trabajan corriendo grandes riesgos". Resalta las múltiples denuncias que a través de los medios se han hecho, frente a las difíciles condiciones de las minorías que sufren la persecución; por los abusos e injusticias contra los pobres y contra la naturaleza. Frente a esta realidad, anima a seguir contando estas historias. "Sería una pérdida no sólo para la información, sino para toda la sociedad y para la democracia si estas voces desaparecieran: un empobrecimiento para nuestra humanidad". Así mismo, hizo referencia al importante papel que juegan los medios informativos en este tiempo de pandemia, señalando que: "Existe el riesgo de contar la pandemia, y cada crisis, sólo desde los ojos del mundo más rico, de tener una ‘doble contabilidad’” y observa, que se desconoce el drama social de las familias que han caído en la pobreza. "Hieren y no son noticia las personas que, venciendo a la vergüenza, hacen cola delante de los centros de Cáritas para recibir un paquete de alimentos”. Oportunidades e insidias en la web A este respecto, el Pontífice asegura que la tecnología digital es un instrumento formidable que responsabiliza tanto a quienes lo usan, como a quienes lo consumen. Pero, advierte, que también se puede convertir en un riesgo por la falta de control, donde fácilmente se manipulan las noticias y las imágenes. "Todos somos responsables de la comunicación que hacemos, de las informaciones que damos, del control que juntos podemos ejercer sobre las noticias falsas, desenmascarándolas", apunta en su mensaje. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar mensaje JCS[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar oración[/icon] Historia la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales Esta jornada se viene celebrando en la Iglesia desde 1967 y fue instituida por expresa voluntad del Concilio Vaticano II (Decreto Inter Mirífica, Art. 18; Instrucción Pastoral Comunión y Progreso Nos. 100 y 167). Se celebra en la solemnidad de la Ascensión del Señor, que este año es el domingo 16 de mayo. El mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales se publica tradicionalmente con ocasión de la festividad de san Francisco de Sales, patrono de los periodistas (24 de enero). Objetivos de la Jornada Tres fueron los objetivos, fijados por el Concilio Vaticano II, para esta Jornada y un cuarto por la Instrucción Pastoral Comunión y Progreso: 1. La Formación de las conciencias frente a las responsabilidades que incumben a cada individuo, grupo o sociedad, como usuarios de estos medios. 2. La invitación dirigida a los creyentes, a rezar para que dichos medios sean empleados conforme al diseño de Dios sobre la humanidad. 3. El estímulo dado a los católicos para sostener, con su generosidad, en un gesto de solidaridad de toda la comunidad eclesial, los gastos que exige el empleo de los medios de comunicación social en la Evangelización y en el progreso de los pueblos. (La colecta de esta Jornada, ha sido la única que creó y recomendó el Concilio Vaticano II). 4. Poner de relieve el papel de quienes trabajan en este sector. (Comunión y Progreso n.167). Temas de la Jornada Los papas se han valido de estas Jornadas para manifestar su pensamiento al respecto, mediante mensajes que han enviado para cada una de ellas. Los temas tratados hasta el momento han sido los siguientes: PABLO VI 1967: La transformación socio-política del mundo y los medios de comunicación social. 1968: Los medios de comunicación para el desarrollo de los pueblos. 1969: La incidencia en la familia de los medios de comunicación social. 1970: Las expectativas de los jóvenes y los medios de comunicación social en el año mundial de la educación. 1971: Los medios de comunicación social, camino privilegiado de la comunión entre los hombres. 1972: Los medios de comunicación social al servicio de la verdad. 1973: Los medios de comunicación social para la afirmación y promoción de los valores espirituales. 1974: La evangelización del mundo contemporáneo y los medios de comunicación social. 1975: Los medios de comunicación social y la reconciliación de los hombres 1976: Los medios de comunicación social ante los derechos y deberes fundamentales del hombre. 1977: La publicidad en la comunicación social y la reconciliación de los hombres. 1978: El hombre como receptor de las comunicaciones sociales: esperanzas, derechos, deberes. 1979: Las comunicaciones sociales por la tutela y promoción de la infancia en la familia y en la sociedad. 1980: Función de las comunicaciones sociales y deberes de la familia. 1981: Las comunicaciones sociales al servicio de la libertad responsable del hombre. JUAN PABLO II 1982: Las comunicaciones sociales y los problemas de la tercera edad. 1983: Los comunicadores sociales servidores de la paz. 1984: Las comunicaciones sociales para una formación cristiana de la juventud. 1985: Las comunicaciones sociales para una promoción cristiana de la juventud. 1986: La formación de la opinión pública en sentido crítico. 1987: Las comunicaciones sociales al servicio de la justicia y de la paz. 1988: Promoción de la solidaridad y de la fraternidad entre los hombres y los pueblos. 1989: La religión en los “Mass-Media”. 1990: El anuncio del evangelio en la actual cultura informática. 1991: Los medios de comunicación por la unidad y el progreso de la familia humana. 1992: La proclamación del Mensaje de Cristo en los medios de comunicación. 1993: Casetes y videocasetes en la formación de la cultura y de la ciencia. 1994: Televisión y familia: criterios para saber mirar. 1995: Cine, transmisor de cultura y de valores. 1996: Los medios de comunicación social: un ámbito moderno para la promoción de la mujer en la sociedad. 1997: Anunciemos a Jesucristo Camino, Verdad y Vida. 1998: Animados por el Espíritu, comuniquemos la esperanza. 1999: Los medios de comunicación: presencia amiga para quien busca al Padre. 2000: Anunciar a Cristo en los Medios de Comunicación Social al alba del Tercer Milenio. 2001: Proclamar desde los terrados: el Evangelio en la Era de la Comunicación Global. 2002: Internet: un nuevo foro para la proclamación del Evangelio. 2003: Los medios de comunicación social al servicio de la auténtica paz a la luz de la “Pacem in terris". 2004: Los medios en la familia: un riesgo y una riqueza. 2005: Los medios de comunicación al servicio del entendimiento entre los pueblos. BENEDICTO XVI 2006: Los medios: red de comunicación, comunión y cooperación. 2007: Los niños y los medios de comunicación social: un reto para la educación. 2008: Los medios: en la encrucijada entre protagonismo y servicio. Buscar la Verdad para compartirla. 2009: Nuevas tecnologías, nuevas relaciones. Promover una cultura de respeto, de diálogo y amistad. 2010: El Sacerdote y la pastoral en el mundo digital: los nuevos medios al servicio de la Palabra. 2011: Verdad, anuncio y autenticidad de vida en la era digital. 2012: Silencio y Palabra: camino de evangelización. 2013: Redes Sociales: portales de verdad y de fe; nuevos espacios para la evangelización. FRANCISCO 2014: La comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro 2015: Comunicar la familia: ambiente privilegiado del encuentro en la gratuidad del amor. 2016: Comunicación y Misericordia: un encuentro fecundo. 2017: «No temas, que yo estoy contigo» (Is 43,5). Comunicar esperanza y confianza en nuestros tiempos. 2018: «La verdad os hará libres (Jn 8,32). Fake news y periodismo de paz» 2019: «“Somos miembros unos de otros” (Ef 4,25). De las comunidades en las redes sociales a la comunidad humana» 2020: Para que puedas contar y grabar en la memoria (cf. Ex 10,2). La vida se hace historia. 2021: «Ven y lo verás» (Jn 1,46). Comunicar encontrando a las personas donde están y como son.

Vie 22 Ene 2016

Comuniquemos con misericordia

Así animó el Papa en el mensaje con motivo de la 50 Jornada Mundial de las Comunicaciones: "Comunicación y misericordia" que se presentó este viernes 22 de enero, en la oficina de prensa del Vaticano. En primera instancia Francisco, recuerda que "lo que decimos y cómo lo decimos, cada palabra y cada gesto debería expersar la compasión, la ternura y el perdón de Dios para con todos", luego asegura que a travéz de la comunicación se pueden construir puentes para "favorecer el encuentro y la inclusión", esta misma actitud - precisó- se debe realizar en el ambiente digital. También anima a que el lenguaje de la política y la diplomacia se deje "inspirar" por la misericordia. Finalmente le pontífice ha dicho que para que la sociedad humana sea una familia es fundamental escuchar. "Comunicar significa compartir, y para compartir se necesita escuchar, acoger. Escuchar es mucho más que oír. Oír hace referencia al ámbito de la información; escuchar, sin embargo, evoca la comunicación, y necesita cercanía.". Comunicación y Misericordia: un encuentro fecundo Queridos hermanos y hermanas, El Año Santo de la Misericordia nos invita a reflexionar sobre la relación entre la comunicación y la misericordia. En efecto, la Iglesia, unida a Cristo, encarnación viva de Dios Misericordioso, está llamada a vivir la misericordia como rasgo distintivo de todo su ser y actuar. Lo que decimos y cómo lo decimos, cada palabra y cada gesto debería expresar la compasión, la ternura y el perdón de Dios para con todos. El amor, por su naturaleza, es comunicación, lleva a la apertura, no al aislamiento. Y si nuestro corazón y nuestros gestos están animados por la caridad, por el amor divino, nuestra comunicación será portadora de la fuerza de Dios. Como hijos de Dios estamos llamados a comunicar con todos, sin exclusión. En particular, es característico del lenguaje y de las acciones de la Iglesia transmitir misericordia, para tocar el corazón de las personas y sostenerlas en el camino hacia la plenitud de la vida, que Jesucristo, enviado por el Padre, ha venido a traer a todos. Se trata de acoger en nosotros y de difundir a nuestro alrededor el calor de la Iglesia Madre, de modo que Jesús sea conocido y amado, ese calor que da contenido a las palabras de la fe y que enciende, en la predicación y en el testimonio, la «chispa» que los hace vivos. La comunicación tiene el poder de crear puentes, de favorecer el encuentro y la inclusión, enriqueciendo de este modo la sociedad. Es hermoso ver personas que se afanan en elegir con cuidado las palabras y los gestos para superar las incomprensiones, curar la memoria herida y construir paz y armonía. Las palabras pueden construir puentes entre las personas, las familias, los grupos sociales y los pueblos. Y esto es posible tanto en el mundo físico como en el digital. Por tanto, que las palabras y las acciones sean apropiadas para ayudarnos a salir de los círculos viciosos de las condenas y las venganzas, que siguen enmarañando a individuos y naciones, y que llevan a expresarse con mensajes de odio. La palabra del cristiano, sin embargo, se propone hacer crecer la comunión e, incluso cuando debe condenar con firmeza el mal, trata de no romper nunca la relación y la comunicación. Quisiera, por tanto, invitar a las personas de buena voluntad a descubrir el poder de la misericordia de sanar las relaciones dañadas y de volver a llevar paz y armonía a las familias y a las comunidades. Todos sabemos en qué modo las viejas heridas y los resentimientos que arrastramos pueden atrapar a las personas e impedirles comunicarse y reconciliarse. Esto vale también para las relaciones entre los pueblos. En todos estos casos la misericordia es capaz de activar un nuevo modo de hablar y dialogar, como tan elocuentemente expresó Shakespeare: «La misericordia no es obligatoria, cae como la dulce lluvia del cielo sobre la tierra que está bajo ella. Es una doble bendición: bendice al que la concede y al que la recibe» (El mercader de Venecia, Acto IV, Escena I). Es deseable que también el lenguaje de la política y de la diplomacia se deje inspirar por la misericordia, que nunca da nada por perdido. Hago un llamamiento sobre todo a cuantos tienen responsabilidades institucionales, políticas y de formar la opinión pública, a que estén siempre atentos al modo de expresase cuando se refieren a quien piensa o actúa de forma distinta, o a quienes han cometido errores. Es fácil ceder a la tentación de aprovechar estas situaciones y alimentar de ese modo las llamas de la desconfianza, del miedo, del odio. Se necesita, sin embargo, valentía para orientar a las personas hacia procesos de reconciliación. Y es precisamente esa audacia positiva y creativa la que ofrece verdaderas soluciones a antiguos conflictos así como la oportunidad de realizar una paz duradera. «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. […] Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mt 5,7.9). Cómo desearía que nuestro modo de comunicar, y también nuestro servicio de pastores de la Iglesia, nunca expresara el orgullo soberbio del triunfo sobre el enemigo, ni humillara a quienes la mentalidad del mundo considera perdedores y material de desecho. La misericordia puede ayudar a mitigar las adversidades de la vida y a ofrecer calor a quienes han conocido sólo la frialdad del juicio. Que el estilo de nuestra comunicación sea tal, que supere la lógica que separa netamente los pecadores de los justos. Nosotros podemos y debemos juzgar situaciones de pecado – violencia, corrupción, explotación, etc. –, pero no podemos juzgar a las personas, porque sólo Dios puede leer en profundidad sus corazones. Nuestra tarea es amonestar a quien se equivoca, denunciando la maldad y la injusticia de ciertos comportamientos, con el fin de liberar a las víctimas y de levantar al caído. El evangelio de Juan nos recuerda que «la verdad os hará libres» (Jn 8,32). Esta verdad es, en definitiva, Cristo mismo, cuya dulce misericordia es el modelo para nuestro modo de anunciar la verdad y condenar la injusticia. Nuestra primordial tarea es afirmar la verdad con amor (cf. Ef 4,15). Sólo palabras pronunciadas con amor y acompañadas de mansedumbre y misericordia tocan los corazones de quienes somos pecadores. Palabras y gestos duros y moralistas corren el riesgo hundir más a quienes querríamos conducir a la conversión y a la libertad, reforzando su sentido de negación y de defensa. Algunos piensan que una visión de la sociedad enraizada en la misericordia es injustificadamente idealista o excesivamente indulgente. Pero probemos a reflexionar sobre nuestras primeras experiencias de relación en el seno de la familia. Los padres nos han amado y apreciado más por lo que somos que por nuestras capacidades y nuestros éxitos. Los padres quieren naturalmente lo mejor para sus propios hijos, pero su amor nunca está condicionado por el alcance de los objetivos. La casa paterna es el lugar donde siempre eres acogido (cf. Lc 15,11-32). Quisiera alentar a todos a pensar en la sociedad humana, no como un espacio en el que los extraños compiten y buscan prevalecer, sino más bien como una casa o una familia, donde la puerta está siempre abierta y en la que sus miembros se acogen mutuamente. Para esto es fundamental escuchar. Comunicar significa compartir, y para compartir se necesita escuchar, acoger. Escuchar es mucho más que oír. Oír hace referencia al ámbito de la información; escuchar, sin embargo, evoca la comunicación, y necesita cercanía. La escucha nos permite asumir la actitud justa, dejando atrás la tranquila condición de espectadores, usuarios, consumidores. Escuchar significa también ser capaces de compartir preguntas y dudas, de recorrer un camino al lado del otro, de liberarse de cualquier presunción de omnipotencia y de poner humildemente las propias capacidades y los propios dones al servicio del bien común. Escuchar nunca es fácil. A veces es más cómodo fingir ser sordos. Escuchar significa prestar atención, tener deseo de comprender, de valorar, respetar, custodiar la palabra del otro. En la escucha se origina una especie de martirio, un sacrificio de sí mismo en el que se renueva el gesto realizado por Moisés ante la zarza ardiente: quitarse las sandalias en el «terreno sagrado» del encuentro con el otro que me habla (cf. Ex 3,5). Saber escuchar es una gracia inmensa, es un don que se ha de pedir para poder después ejercitarse practicándolo. También los correos electrónicos, los mensajes de texto, las redes sociales, los foros pueden ser formas de comunicación plenamente humanas. No es la tecnología la que determina si la comunicación es auténtica o no, sino el corazón del hombre y su capacidad para usar bien los medios a su disposición. Las redes sociales son capaces de favorecer las relaciones y de promover el bien de la sociedad, pero también pueden conducir a una ulterior polarización y división entre las personas y los grupos. El entorno digital es una plaza, un lugar de encuentro, donde se puede acariciar o herir, tener una provechosa discusión o un linchamiento moral. Pido que el Año Jubilar vivido en la misericordia «nos haga más abiertos al diálogo para conocernos y comprendernos mejor; elimine toda forma de cerrazón y desprecio, y aleje cualquier forma de violencia y de discriminación» (Misericordiae vultus, 23). También en red se construye una verdadera ciudadanía. El acceso a las redes digitales lleva consigo una responsabilidad por el otro, que no vemos pero que es real, tiene una dignidad que debe ser respetada. La red puede ser bien utilizada para hacer crecer una sociedad sana y abierta a la puesta en común. La comunicación, sus lugares y sus instrumentos han traído consigo un alargamiento de los horizontes para muchas personas. Esto es un don de Dios, y es también una gran responsabilidad. Me gusta definir este poder de la comunicación como «proximidad». El encuentro entre la comunicación y la misericordia es fecundo en la medida en que genera una proximidad que se hace cargo, consuela, cura, acompaña y celebra. En un mundo dividido, fragmentado, polarizado, comunicar con misericordia significa contribuir a la buena, libre y solidaria cercanía entre los hijos de Dios y los hermanos en humanidad. [icon class='fa fa-play' link='']Ir al mensaje[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Ir a mensajes[/icon] Foto:Internet