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juzgar

Mar 16 Ene 2018

Si logras juzgarte bien a ti mismo. Eres un verdadero sabio

Por: Mons. Gonzalo Restrepo Restrepo - Una de las señales de la sabiduría de una persona es la prudencia. Alguien prudente es aquel que sabe callar cuando hay que hacerlo y sabe hablar cuando se necesita. Una persona prudente no hace juicios de nadie. Quien verdaderamente busca la sabiduría de la vida, entiende que no se debe juzgar a nadie porque el hombre no está hecho para juzgar a nadie. Sólo Dios puede juzgar a todos porque sólo él nos conoce enteramente en todo lo que somos, lo que pensamos y lo que hacemos. Sólo él conoce toda nuestra realidad, nos conoce por dentro y por fuera, íntegramente. Así que los juicios pertenecen sólo a Dios. Tú puedes y debes juzgarte a ti mismo, pero de la mejor manera. No tienes por qué ser un verdugo para ti mismo. Hay muchos que son tiranos para sí mismos. Debes mirarte con realismo, juzgarte con verdad porque cuando haces juicios exagerados sobre ti mismo, para ensalzarte o para despreciarte, te estás destruyendo. La verdadera sabiduría está en lograr juzgarte con verdad y realismo a ti mismo. ¿porqué andas buscando qué decir, qué opinar, qué pensar sobre los demás? Hay quienes viven alimentando pensamientos en contra de los demás, sueñan en lo que los demás no han hecho ni han pensado para desfigurar su imagen y esclavizarlos. Hay personas con las cuales no se puede convivir porque son tan imprudentes que no se les puede confiar nada, aunque están ávidos de saberlo todo para poder contar y tener la última noticia. No tienen el más mínimo sentido de la intimidad, del secreto, de la reserva. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Cuando se trata de juzgarnos a nosotros mismos, huimos, siempre nos justificamos sea lo que sea, siempre buscamos razones que nos justifiquen y no permitimos una condena como la que normalmente hacemos de los demás. Qué difícil es juzgarse a uno mismo y juzgar a los demás. Te invito a que manifiestes tu sabiduría, tu equilibrio y tu prudencia, haciendo un esfuerzo por no juzgar a nadie y por enfrentarte a ti mismo con realismo y con verdad. Sólo Dios puede juzgar al hombre. No tienes por qué apropiarte este derecho. + Gonzalo Restrepo Restrepo Arzobispo de Manizales

Vie 1 Dic 2017

Si logras juzgarte bien a ti mismo. Eres un verdadero sabio

Por: Mons. Gonzalo Restrepo Restrepo - Una de las señales de la sabiduría de una persona es la prudencia. Alguien prudente es aquel que sabe callar cuando hay que hacerlo y sabe hablar cuando se necesita. Una persona prudente no hace juicios de nadie. Quien verdaderamente busca la sabiduría de la vida, entiende que no se debe juzgar a nadie porque el hombre no está hecho para juzgar a nadie. Sólo Dios puede juzgar a todos porque sólo él nos conoce enteramente en todo lo que somos, lo que pensamos y lo que hacemos. Sólo él conoce toda nuestra realidad, nos conoce por dentro y por fuera, íntegramente. Así que los juicios pertenecen sólo a Dios. Tú puedes y debes juzgarte a ti mismo, pero de la mejor manera. No tienes por qué ser un verdugo para ti mismo. Hay muchos que son tiranos para sí mismos. Debes mirarte con realismo, juzgarte con verdad porque cuando haces juicios exagerados sobre ti mismo, para ensalzarte o para despreciarte, te estás destruyendo. La verdadera sabiduría está en lograr juzgarte con verdad y realismo a ti mismo. ¿porqué andas buscando qué decir, qué opinar, qué pensar sobre los demás? Hay quienes viven alimentando pensamientos en contra de los demás, sueñan en lo que los demás no han hecho ni han pensado para desfigurar su imagen y esclavizarlos. Hay personas con las cuales no se puede convivir porque son tan imprudentes que no se les puede confiar nada, aunque están ávidos de saberlo todo para poder contar y tener la última noticia. No tienen el más mínimo sentido de la intimidad, del secreto, de la reserva. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Cuando se trata de juzgarnos a nosotros mismos, huimos, siempre nos justificamos sea lo que sea, siempre buscamos razones que nos justifiquen y no permitimos una condena como la que normalmente hacemos de los demás. Qué difícil es juzgarse a uno mismo y juzgar a los demás. Te invito a que manifiestes tu sabiduría, tu equilibrio y tu prudencia, haciendo un esfuerzo por no juzgar a nadie y por enfrentarte a ti mismo con realismo y con verdad. Sólo Dios puede juzgar al hombre. No tienes por qué apropiarte este derecho. + Gonzalo Restrepo Restrepo Arzobispo de Manizales