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la paz

Vie 3 Ene 2020

El Papa pide rezar por la paz y la justicia en el mundo

Al inicio del año 2020, el Vaticano dio a conocer el mensaje del Papa Francisco con las intenciones para este mes de enero, en el que pide rezar para que “los cristianos, los que siguen otras religiones y las personas de buena voluntad promuevan juntamente la paz y la justicia en el mundo”. El Pontífice advierte que “en un mundo dividido y fragmentado, quiero invitar a la reconciliación y a la fraternidad entre los creyentes y también entre todas las personas de buena voluntad”. Recuerda que “nuestra fe nos lleva a difundir los valores de la paz, de la convivencia, del bien común”. Cabe recordar que el video de las intenciones de oración del Papa, es una iniciativa de la Red Mundial de Oración del Papa. Esta Institución es una obra pontificia, que tiene como misión movilizar a los cristianos por la oración y la acción, ante los desafíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia.

Mié 1 Ene 2020

La salvación de Jesús no es mágica, sino paciente dijo el Papa

Antes de rezar el primer ángelus del año nuevo y tras haber celebrado en la Basílica vaticana la primera misa en la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, el Papa Francisco saludó a los miles de fieles y peregrinos que se dieron cita a mediodía en la Plaza de San Pedro para escuchar sus palabras, rezar por sus intenciones de pastor de la Iglesia universal y recibir su bendición apostólica. El milagro de la existencia Ante todo el Santo Padre recordó que anoche concluimos el año 2019 dando gracias a Dios por el don del tiempo y todos sus beneficios. Y dijo que debemos comenzar hoy el 2020 con la misma actitud de gratitud y de alabanza. Sí, porque como explicó, “no hay que dar por sentado que nuestro planeta haya comenzado un nuevo giro alrededor del sol y que nosotros, los seres humanos, sigamos habitándolo”. “No hay que darlo por sentado” – prosiguió – puesto que es siempre un "milagro" del cual sorprenderse y agradecer. El Niño Jesús es la bendición de Dios para el mundo Al explicar que el primer día del año la liturgia celebra a la Santa Madre de Dios, María, la Virgen de Nazaret que dio a luz a Jesús, el Salvador, Francisco dijo que “ese Niño es la bendición de Dios para cada hombre y mujer, para la gran familia humana y para el mundo entero”. Y añadió que si bien Jesús no eliminó el mal del mundo, lo derrotó en su raíz, teniendo en cuenta que “su salvación no es mágica”, sino "paciente", puesto que “implica la paciencia del amor, que se hace cargo de la iniquidad y le quita su poder”. Aquí Francisco aprovechó para añadir: “La paciencia del amor: el amor nos hace pacientes. Muchas veces perdemos la paciencia. También yo, y pido disculpas por el mal ejemplo de ayer”, aludiendo así a su firme reacción ante la persona que le tomó y tiró de la mano con fuerza, ayer por la tarde, cuando visitó el Pesebre de la Plaza de San Pedro. “Por esta razón, al contemplar el Belén vemos, con los ojos de la fe, el mundo renovado, liberado del dominio del mal y puesto bajo el señorío real de Cristo, el Niño acostado en el pesebre” Tras destacar que la Madre de Dios nos bendice mostrándonos a su Hijo, bendice a toda la Iglesia y al mundo entero, el Obispo de Roma recordó que San Pablo VI fue quien quiso dedicar, por esta razón, el primer día del año a la paz. Y añadió: “Para el año 2020 el Mensaje es éste: la paz es un camino de esperanza, un camino en el que se avanza a través del diálogo, la reconciliación y la conversión ecológica” De ahí su invitación a fijar la mirada en la Madre y en el Hijo que ella nos muestra “dejándonos bendecir”, porque “Jesús es la bendición para cuantos están oprimidos por el yugo de las esclavitudes, morales y materiales. Él libera con el amor. A quien ha perdido la autoestima permaneciendo prisionero de giros viciosos, Jesús le dice: el Padre te ama, no te abandona, espera con paciencia inquebrantable tu regreso. A quien es víctima de injusticias y explotación y no ve la salida, Jesús le abre la puerta de la fraternidad, donde puede encontrar rostros, corazones y manos acogedores, donde puede compartir la amargura y la desesperación, y recuperar algo de dignidad”. Y prosiguió diciendo: “A quien está gravemente enfermo y se siente abandonado y desanimado, Jesús se le acerca, toca con ternura sus heridas, derrama el aceite del consuelo y transforma la debilidad en fuerza de bien para desatar los nudos más enredados. Al que está encarcelado y se siente tentado de encerrarse en sí mismo, Jesús le vuelve a abrir un horizonte de esperanza, empezando por un pequeño rayo de luz” Antes de rezar a la Madre de Dios Francisco invitó a los fieles a bajar de “los pedestales” del propio orgullo y pedir la bendición de la Santa Madre de Dios que nos muestra a Jesús: “Así el año que comienza será un camino de esperanza y de paz, no con palabras, sino a través de los gestos cotidianos de diálogo, de reconciliación y de cuidado de la creación”. Saludos del Papa Después de rezar el ángelus de la solemnidad, el Santo Padre Francisco dirigió – tanto a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro, como a quienes lo seguían a través de los medios de comunicación – sus mejores deseos de paz y de bien para este año nuevo. También agradezco al Presidente de la República Italiana, el honorable Sergio Mattarella, el pensamiento que le dirigió en su Mensaje de fin de año y que el Pontífice le renovó invocando la bendición de Dios sobre su alta misión. Asimismo el Papa saludó con afecto a los participantes en la manifestación "Paz en todas las tierras", organizada por la Comunidad de San Egidio en Roma y en numerosas ciudades del mundo; al igual que a los peregrinos de procedentes de EEUU, Nueva Zelanda y España; a los jóvenes italianos, albaneses y malteses junto con las Hermanas de la Caridad; y a los amigos y voluntarios de la "Fraterna Domus". Saludo y aliento a todas las iniciativas por la paz El Obispo de Roma extendió su saludo y aliento a todas las iniciativas por la paz que las Iglesias particulares, las asociaciones y los movimientos eclesiales han promovido en esta Jornada de la Paz mediante encuentros de oración y de fraternidad acompañados por la solidaridad hacia los más pobres. De modo especial Francisco recordó la marcha que tuvo lugar ayer por la tarde en Ravena. Y dirigió su pensamiento a “los numerosos voluntarios que – dijo – en los lugares donde la paz y la justicia están amenazadas, eligen valientemente estar presentes de forma no violenta y desarmada; así como a los militares que trabajan en misiones de paz en muchas zonas de conflicto”. Ante de desear buen almuerzo y de despedirse pidiendo a los fieles que no se olviden de rezar por él, el Santo Padre se despidió diciendo: “A todos, creyentes y no creyentes, les deseo que jamás dejen de esperar en un mundo de paz, que construir juntos día a día”. Tomado de: Vatican News

Jue 29 Ago 2019

La paz es posible

Luego de conocer en la mañana de hoy las declaraciones del grupo de excombatientes de la guerrilla de las FARC, la Conferencia Episcopal de Colombia en la voz de su presidente, Monseñor Oscar Urbina Ortega, emitió un comunicado de cinco puntos sobre esta situación. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon] AUIDO: Mons. Oscar Urbina Ortega, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) | Lectura del comunicado de la CEC tras el anuncio de los excombatientes de la guerrilla de las FARC de retomar la vía de las armas

Vie 3 Ago 2018

Agenda eclesial de paz

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía - En la Colombia actual, el bien de la paz no puede reducirse a lo que hagan o dejen de hacer los gobiernos. Hoy no tenemos un estado de paz, ni una paz de Estado, como lo manda la constitución nacional, pues carecemos, tristemente, de esos consensos entre ciudadanos y gobernantes que, por múltiples factores de vieja data y conceptos divergentes del poder y de la justicia, han generado, no solamente desequilibrio sino verdadero daño a la convivencia pacífica, a la inclusión del Estado en la totalidad del territorio y de la población en la totalidad de derechos y oportunidades. Pululan las economías y los “poderes paralelos”, en el barrio o en el campo, en la lejanía y la selva. Situación que se agrava mucho más con el auge del narcotráfico, su producción y mercado, para no hablar de otros fenómenos concomitantes a la criminalidad. Sin duda alguna, estos serán días de incertidumbre y expectativas, de balance sobre un proceso de paz, apenas iniciándose, pero ya con hechos, procesos y planes que deberán ser responsablemente asumidos por el pueblo colombiano y por el nuevo gobierno, más allá de visiones partidistas. En materia de ahorrar vidas humanas, y la paz sí que lo es, no se puede mantener el criterio de derecho a desandar el trecho recorrido, sino de garantizar la meta anhelada: paz con verdad, democracia plena y mayor justicia social. La Iglesia Católica en Colombia, ojalá en un contexto de ecumenismo desde la verdad de Dios, del hombre y de la creación, debe alentar siempre, sin miedo, el Evangelio de la paz, la buena nueva del perdón y la utopía de la unidad en la diversidad. Para una población en diáspora cultural y desarraigada de sus pertenencias, de bienes y sentido, ahogada por el libre mercado y el insaciable consumo, sometida a la ley de la fuerza y de un aberrante desprecio por la vida del semejante, se vuelve indispensable esa “Iglesia de puertas abiertas”, comunidad en salida al encuentro del difícil prójimo de estos tiempos, “hospital de campaña” en medio de personas, familias y masas heridas. Esta Iglesia, “espacio alternativo” a sociedades y Estados, independiente de partidos gobernantes y opositores, deberá emerger, con fuerza y sabor de Evangelio, también en Colombia. Evangelizar y pastorear la sociedad (fe y doctrina social de la Iglesia), resultan inseparables. Bien vale la pena retomarlo con el ímpetu de hace 50 años, con el “Documento de Medellín”, conclusiones de la 2a. Asamblea General del Episcopado Latinoamericano y Caribeño, celebrada en Medellín del 26 de agosto al 6 de septiembre de 1968. Allí, la justicia y el cambio social, la paz, la opción por los pobres y por los jóvenes, marcaron la pauta. Propongámonos, como mínimo, volver a ese texto y releerlo hoy, guiados por el mensaje del Papa Francisco. El Documento de Medellín, actualizado por el magisterio del Papa, bien podría inspirarnos una agenda eclesial de paz para nuestro compromiso. Esta agenda podría ser construida entre todos. Me atrevo a sugerir, como hechos y palabras “generadores” de aprendizajes “alfabetizadores”, para una conciencia social de paz como Iglesia, al menos tres conjuntos de lenguaje: 1. Conjunto de la “V”: *VIDA, VÍCTIMAS, VERDAD. 2. Conjunto de las “P”: *PALABRA, PACTO, PERDÓN. 3. Conjunto de las “D”: *DIGNIDAD, DERECHOS, DEMOCRACIA. Sobre estos hechos-palabra, podríamos empezar a generar una conducta de Iglesia, que nos permita visibilizar a las víctimas de violencias y violentos, para cuestionar a sus perpetradores y a los indiferentes comportamos estos sencillos aportes. +Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali