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mal

Mié 6 Jun 2018

Cristo vence al mal y nos libra del pecado

Hoy la Palabra de Dios hoy nos habla con claridad sobre la realidad del pecado presente en todo ser humano, por tanto, el tema principal es el hombre nace herido por el pecado. El Evangelio muestra a Cristo, el más fuerte, que vence al fuerte, es decir al demonio. Cristo venció con su obediencia (cf. AG 24; CEC 402), “haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz” (Flp 2, 8). Otras dos ideas temáticas que son esenciales y conexas con el tema principal son las siguientes: El hombre está inclinado al mal. La salvación consiste en obedecer a Cristo, pues “el que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre” (Mc 3, 35). ​¿Qué dice la Sagrada Escritura? En la primera lectura encontramos el pasaje del Génesis 3,15 que «ha sido llamado “Protoevangelio”, por ser el primer anuncio del Mesías redentor, anuncio de un combate entre la serpiente y la Mujer, y de la victoria final de un descendiente de ésta» (CEC 410). En el Salmo encontramos una invitación a confiar plenamente en Dios, a invocarlo con todo el corazón, a confiar sólo en su Palabra. San Pablo en su segunda carta a los Corintios nos anima a poner toda la esperanza en los bienes eternos y no en las cosas terrenas, que son pasajeras y se acaban. “Nosotros hemos puesto la esperanza, no en las cosas que se ven, sino en las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2Cor 4,18). En el Evangelio Jesús es considerado por sus parientes como un loco y los maestros de la Ley dicen que está poseído por el demonio; frente a éstos últimos Jesús responde con una dura condenación: “el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás; será considerado culpable para siempre” (Mc 3,29). Luego Jesús puntualiza que quien obedece o cumple la voluntad de Dios Padre, “ése es mi hermano, mi hermana y mi madre” (Mc 3,35).