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misionero de yarumal

Mar 18 Ene 2022

El Obispo que quiso que lo llamaran hermano

Por: Jairo Alberto Franco, mxy - Se cumplen esta semana, el 21 de este enero, 50 años de la muerte del vicario apostólico de Buenaventura, el obispo Gerardo Valencia Cano. Su memoria sigue siendo un desafío para la Iglesia, especialmente la nuestra colombiana, y para todos nosotros que la queremos pobre para los pobres. Gerardo se llamó a sí mismo, así firmaba sus cartas y sus documentos, hermano, el hermano Gerardo, y así lo llamaron las gentes de Buenaventura; no quiso para sí títulos de excelencia ni de monseñor y quería ser y fue uno entre tantos, hundido en el corazón y en las luchas de sus hermanos y hermanas, decididamente con los pobres. Un obispo que se dejó tocar por el Vaticano II y por Medellín, o mejor, que dejó soplar al Espíritu Santo. Llamarse hermano y serlo: aquí hay un reto para todos los que ejercemos el liderazgo en la Iglesia. Jesús nos recomendó que no nos dejáramos llamar ni siquiera padres, ni maestros… y no sólo no le hemos hecho caso en esto tan simple, sino que hemos llegado a añadir títulos del todo ajenos a su intención, sin asidero ni en el Evangelio ni en la Tradición de la Iglesia, y que sí manifiestan culto a personalidades y acomodo al estilo de los poderosos de este mundo y a las pompas de la diplomacia. Y después de llamarse hermano y dejarse llamar así, el obispo Gerardo, pasaba a los hechos. También su forma de vestir lo identificaba como hermano; dejó a un lado el montón de arreos episcopales y se identificó, no por sus ropas, sino por su calidez humana, por su oración llena de nombres, por entrarse a las casas de los humildes y ser familiar con todos, por mediar soluciones, por su caridad pastoral, por estar allí donde lo necesitaban, por dar voz a los que nadie quería escuchar, por su sed de justicia, por su preferencia a los pobres. Cuentan los que lo conocieron que se llegó a quitar la camisa y la dio a uno que se encontró en la calle: como Cristo en la cruz, allí en el clímax de su sacerdocio, llegó a tener como único distintivo la piel desnuda y sin añadidos. Es curioso que estas cosas, tan propias de Jesús, llamarse hermano y vivir la fraternidad, que leemos todos los días en los evangelios, hayan causado escándalo y sigan causándolo en nuestra Iglesia. En su tiempo, muchos pensaron que el hermano Gerardo estaba equivocado y, por esto, tenía problemas con sus colegas obispos y los tenía también con sus hermanos de instituto, nuestro instituto de Misioneros Javerianos de Yarumal; sus últimos días no fueron fáciles, cargaba el rechazo y las acusaciones y hasta se dijo que su muerte en accidente aéreo le había ahorrado una suspensión que le venía en camino desde el Vaticano. Creo que celebrar el recuerdo de este obispo santo, un santo que anda todavía en el puerto y en los barrios de Buenaventura, y por toda América Latina allí donde se viva la opción por los pobres, sea recibir su legado y comprometernos a vivir lo que él tomó con radicalidad y sin medias tintas, esto es, la práctica de Jesús. Jairo Alberto Franco, mxy Rector del seminario de Misiones Extranjeras de Yarumal

Jue 7 Oct 2021

Un misionero que siente suyo el dolor de los errores históricos contra las culturas ancestrales

Un corazón misionero que vibra desde la sangre misma, 15 años de misión en Camboya, país del sureste asiático, formador de misioneros, estas, entre otras han sido las tareas pastorales desarrolladas por el padre Omer Giraldo R. MXY, actual director del Área Etnias y del Instituto Misionero de Antropología (IMA) de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC). Nuestro invitado, el padre Omer, misionero Xaveriano de Yarumal, en diálogo con el Departamento de Comunicaciones de la CEC, nos comparte detalles de su experiencia como misionero, su impresión a la designación que los obispos le hicieron como director del Área de Etnias, y además sugiere algunos desafíos que considera han de marcar la ruta de trabajo para esta pastoral. Cuéntenos ¿quién es el sacerdote misionero Omer Giraldo? Siempre me firmo con el acrónimo MXY: Soy Misionero Xaveriano de Yarumal, congregación misionera de origen colombiana fundada por el Siervo de Dios Miguel Ángel Builes. Inicié mi compromiso misionero en la región del Pacífico colombiano, con sede en la ciudad de Buenaventura, donde viví una perdurable experiencia con la cultura negra, afrocolombiana, de nuestro país; la memoria de Mons. Gerardo Valencia Cano, MXY, tan arraigada en la extensa región de Pacífico y de la región amazónica de Colombia, es aún un faro espiritual y misionero en mi vida personal. Hacia el año 1995 me fui como Misionero de Yarumal para la misión de Camboya, país del sureste asiático donde viví cerca de 15 años entre los Khmer, etnia mayoritaria de este país budista. Me sentí especialmente enriquecido en mi vida misionera al hacer parte del proceso de resurrección de la pequeña Iglesia de este martirizado país, donde la Iglesia fue prácticamente suprimida con el asesinato de 2 obispos, 11 sacerdotes, numerosos religiosos, religiosas y laicos, especialmente durante el aciago período de los Jhemeres (o Khmeres) Rouges, del dictaror Pol Pot y las hambrunas de la década siguiente. A partir del año 2010 he estado al servicio de mi Congregación misionera con sede en la ciudad de Medellín, Colombia, particularmente los últimos 8 años en el ministerio de la formación de los nuevos misioneros. Padre Omer, si bien su trabajo con hombres y mujeres indígenas, mestizos y afros, viene marcado en su sangre por la labor que realiza como sacerdote misionero, ahora la CEC le ha encomendado a nivel nacional ponerse al frente de la pastoral de Etnias. ¿Cómo recibe este nombramiento? Fue una sorpresa para mí; la acepté con el pesar de no cumplir mi deseo de regresar a la misión en el continente asiático, pero al mismo tiempo con profunda alegría espiritual por el sujeto de este ministerio pastoral: nuestros hermanos y hermanas de las diversas étnias minoritarias de nuestro país: indígenas de la gran variedad de pueblos originarios que hay entre nosotros; afrocolombianos, pueblos raizales, comunidades Rrom (gitanos) y mestizos que viven en la marginalidad. Desde el área de ETNIAS del Centro de Animación Misionera de la CEC es posible colaborar a los obispos en sus diócesis y vicariatos en la pastoral específica que realizan para el acompañamiento de étnias minoritarias. Siento que el campo de acción es inmenso. Estoy en la etapa de conocimiento de la realidad sobre los pueblos aborígenes que habitan nuestra geografía, la realidad del pueblo y la cultura negra, el dolor de los pueblos Rrom y comunidades raizales y palanqueros. Es mucho lo que la Iglesia ha venido promoviendo desde Etnias y en cada jurisdicción apostólica y particularmente desde el Instituto Misionero de Antropología, IMA, para promover el liderazgo al interior de estos grupos. Mi deseo es apoyar y ampliar la cobertura pastoral, consciente de la inmensa riqueza de los pueblos y culturas indígenas y afrocolombianas, de su diversidad cultural, sus tradiciones, costumbres y sabiduría ancestral. Es una realidad bien compleja la que padece actualmente esta población, (violencia, desplazamiento, despojo de tierras, abandono del Estado, entre otros); ¿de qué manera considera usted que la Iglesia puede seguir aportando para el desarrollo de estas comunidades? Siento que lo primero es asumir una actitud de humildad, siempre en actitud de reconocimiento de los errores históricos que se han cometido con estos pueblos y culturas, como en su momento lo hicieron los papas San Juan Pablo II y el papa emérito Benedicto XVI y lo ha hecho en varias ocasiones el papa Francisco. Por otra parte, incentivar al interior de los diversos liderazgos que ejerce la Iglesia en estos pueblos, comunidades y culturas la reflexión y el proceso pedagógico de acompañamiento a partir de la pastoral local. Es necesario profundizar en el compromiso y conocimiento de cada Iglesia local sobre la realidad de los pueblos originarios, indígenas y raizales, de la cultura afrocolombiana y de otras étnias minoritarias, existentes en su jurisdicción eclesiástica. Para esto considero de gran importancia la consolidación de un plan que abarque las diversas étnias, incluyendo su presencia en zonas urbanas. Un programa que veo muy necesario implementar es la formación de agentes de pastoral (sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos) con especialización para la inserción entre las étnias minoritarias, el conocimiento de su cultura, su sabiduría, su espiritualidad y los desafíos pastorales que ello implica. La Iglesia en el campo formativo hacia esta población, lo ha venido desarrollando a través del Instituto Misionero de Antropología – IMA –, cuéntenos en qué consiste. Ciertamente, el Instituto Misionero de Antropología, IMA, es una fundación de los Misioneros de Yarumal desde el año de 1973, siguiendo el impulso inicial de Mons. Valencia Cano y de la reflexión misionera del Encuentro de Melgar y de la Conferencia de los Obispos en Medellín en el año de 1968 y años siguientes. Posteriormente, con el reconocimiento oficial de la Conferencia Episcopal de Colombia en el año de 1989 y el convenio IMA – UPB ha sido posible desarrollar un ambicioso programa de educación universitaria de líderes y lideresas de estas étnias minoritarias. Así, el IMA es un programa de la CEC a través del Centro de Animación Misionera y del área de etnias. A partir de este convenio IMA - UPB ha sido posible, hasta el presente, la graduación universitaria en Licenciatura en Etnoeducación, Especialización en Gestión humana y Maestría en Administración de más de 2,000 estudiantes de étnias indígenas y afros. En la actualidad el IMA cuenta con las sedes de Puerto Asis, Putumayo y de Toribí, Cauca y el Centro IMA en la ciudad de Medellin. Con ocasión de la pandemia, y dadas las dificultades que afrontan la mayoría de estas comunidades que viven en regiones alejadas del centro del país, solo un 40% de los estudiantes actualmente inscritos han podido realizar sus estudios vía virtual. Siguiendo el convenio IMA – UPB asumimos la metodología dela presencialidad intensiva, que consiste en que los estudiantes hacen presencia en cada sede durante 25 días cada semestre. El resto del semestre se estudia con el apoyo a distancia de cada profesor para la presentación de un trabajo escrito de cada módulo o asignatura. Confiamos que pronto podremos reiniciar con los cursos presenciales. Veo importante resaltar que en las sedes de Toribío y Puerto Asis hemos logrado implementar la carrera de Trabajo Social, con un gran éxito. Para ser estudiante del IMA es necesario que el aspirante sea presentado por su comunidad local y por el obispo de la jurisdicción donde vive y trabaja. ¿Cuáles considera han de ser los desafíos a reforzar o implementar en el campo de la pastoral de etnias? . Incrementar la presencia de agentes de evangelización en las diversas étnias en todo el territorio nacional como un medio para visibilizar mejor la presencia de la Iglesia. La creciente presencia de indígenas de diversas étnias en zonas urbanas es un gran desafío para cada Iglesia local que debemos acompañar desde ETNIAS en la CEC. Buscar el crecimiento del Instituto Misionero de Antropología, IMA, y su presencia en más regiones representativas para las Etnias Minoritarias, a fin de aumentar el número de estudiantes, líderes, lideresas, docentes, agentes de pastoral que puedan beneficiarse de estos estudios universitarios que ofrece, actualmente a través del convenio IMA –UPB, y en un próximo futuro con otras universidades. Propiciar el acompañamiento y defensa de los pueblos indígenas, afrocolombianos, Rromi y otras etnias minoritarias en sus justos reclamos por la lucha de sus derechos y conflictos medio ambientales.