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Mons. Froilan

Vie 29 Abr 2016

Dime con quién andas

Por Mons. Froilan Casas: Concluyo el refrán: y te diré quién eres. El círculo de amigos es el que tú elijes. Ordinariamente las personas deshonestas se “alían” con otras de su mismo pelambre y, con frecuencia terminan matándose por los “malos repartos”. Los malvados se matan entre sí mismos, pues los honestos serán hostigados y finalmente se deshacen de ellos por cualquier forma. La maldad es creativa. Las múltiples formas de delincuencia rozan los límites de lo inmensurable. Infortunadamente, muchos colombianos son excesivamente “creativos” para el mal. Sí, gracias a Dios, los hay también para el bien. Pero la creatividad en las distintas formas de maldad es incalculable. Uno no entiende ¡cómo puede haber tanto ingenio! La sabiduría popular - que es tan sabia – nos dice: el que anda con lobos a aullar aprende. ¡Sí que es cierto! ¿Por qué se dañó tu hijo? Hazle seguimiento, ¿en qué grupo se encuentra tu hijo? La sicología del desarrollo constata cómo es de sugestionable y débil la sicología del adolescente. De ahí la necesidad de estar muy pendiente del crecimiento síquico y físico del púber. Recuerda que al árbol se debe enderezar cuando está pequeño; cuando ya ha crecido es imposible hacerlo. Cuida mucho la primera y segunda infancias y mañana podrás saborear sus frutos. No raras veces el corrupto se camufla con el ropaje de la transparencia. Guarda con mucha astucia la fiera que lleva dentro y cuando ya se han acostumbrado a su “pulcritud”, da el zarpazo obteniendo el más seguro “éxito”. Ten cuidado con las aguas mansas. No olvides que las aguas quietas se descomponen. Las aguas corrientes con su movimiento se van purificando. Las cataratas y las cascadas purifican el precioso líquido. Así se forma el ser humano. Cuando se tienen que afrontar turbulencias, es cuando más se aprende de la vida. Cuando se cometen errores y se reconocen, es cuando se da un mayor crecimiento de la personalidad. El malvado suele mimetizarse en pandillas. Cada uno busca en grupo en donde se identifique. Siguiendo el proverbio latino: asinus asinum fricat = el asno se rasca con el asno. Esto significa que cada uno busca su molde. Hay personas que no están contentas en ninguna parte, todo les parece difícil e imposible; en todo van sembrando pesimismo y no quieren comprometerse en nada. Se agrupan en círculos difíciles de conciliar. A cada problema le ven otro problema. La persona positiva ve en cada problema una oportunidad de crecer y de superarse. El pesimista se llena de negatividad buscando grupos que alimenten su permanente insatisfacción. Lo que se alimenta, crece. Por eso hay personas que hacen de una gota de agua una tempestad. Si tu mal tiene remedio de qué te preocupas y si no tiene, de qué te preocupas. La vida es una permanente escuela de aprendizaje. Aprende de tus errores, estos te harán más humilde y realista. Tú no eres el superhéroe, pero tampoco eres la basura del mundo. Tú tienes dignidad y puedes construir tu futuro con entereza de carácter y con reciedumbre de espíritu. Busca gente positiva que te ayude a crecer, huye de la gente ruidosa y vacía de espíritu. Los luchadores forjarán un futuro promisorio. + Froilán Casas Obispo de la diócesis de Neiva

Vie 4 Mar 2016

Solo recibe perdón quien se arrepiente

Mons. Froilán Casas Ortiz - El perdón no viene por arte de magia o generación espontánea. El hombre es una criatura libre para tomar decisiones; a su vez, él debe responder por sus actos libremente realizados. En toda la historia bíblica es recurrente el tema del perdón: el Señor es clemente y rico en misericordia. El cínico nunca obtendrá el perdón pues su descarada y laxa conciencia lo hace ver como un héroe, cuando en realidad es un infeliz villano. Dios no entra en el corazón del soberbio, pues su personalidad está henchida de vanagloria y arrogancia. Allí no cabe Dios: su yo narcisista imposibilita dar cabida a Dios. Para el megalómano y narciso, su dios es él mismo. De ahí que dice el libro Santo: “Dios se resiste a los soberbios y abre su corazón a los humildes”. ¿Cómo va a recibir perdón aquel que se cree la divina perfección? En el colectivo cultural colombiano va entrando, con base en tanto adoctrinamiento publicitario la necesidad de la reconciliación nacional. Sí, hay que buscar la reconciliación, pero quienes cometieron atroces crímenes deben pedir perdón y arrepentirse sinceramente por haber causado tanto daño al país, a tanta gente. Claro, se debe perdonar, pero se espera que quienes han pecado gravemente, manifiesten un arrepentimiento sincero, cambien de conducta y muestren con hechos su nuevo comportamiento. Quien no se arrepiente está lejos de un cambio de conducta pues es tan cínico que antes se le sale a deber. Con esas personas no podrá establecerse un diálogo, pues ya de entrada tienen las de ganar. Reconocer el error es ganar la verdad. Hay gente tan descarada en su pecado que tras de ladrón bufón. Nuestro Maestro fue vilmente crucificado en medio de dos terribles bandidos. Ambos igualmente bandidos. Sólo uno recibió el perdón, porque sólo uno, reconoció su pecado. El cínico y desvergonzado murió en su ley, en su soberbia y así, asumirá sus propias consecuencias. Que no nos vengan con el sofisma de distracción que a todos se les dará perdón. Sí a todos se les ofrecerá el perdón, pero habrá algunos que creyéndose perfectos, su orgullo obnubila su inteligencia y entonces nunca reconocerán que han fallado. De soberbios está lleno el infierno. Sin arrepentimiento sincero no habrá perdón. Para que haya “borrón y cuenta nueva” tiene que visualizarse un cambio de actitud. Sí, habrá perdón, pero que por lo menos haya una declaración clara de arrepentimiento. Siguiendo el mandato divino, una víctima que ha sufrido todo el flagelo de la maldad, regalará el don precioso del perdón a quien se arrepienta y ofrezca un cambio de conducta. No olvidemos lo que nos dice la sabiduría popular: el que ofende escribe en el agua, el ofendido en la piedra; el que ofende se le olvida y el ofendido se acuerda. Comprendamos el dolor de la víctima y reconozcamos los errores cometidos para saborear la dulzura del perdón. Tú eres libre, pero Dios a la hora de la muerte te pediría cuentas del uso de tu libertad. “Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti”. Dios no es jurado de piedra, Dios ve tus actos. A Él no podrás engañar. + Froilán Casas Ortiz Obispo de Neiva