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Mons Libardo

Mié 6 Abr 2016

Con misericordia, verdad y justicia

Por Monseñor Libardo Ramírez Gómez. Tres años de Pontificado ha cumplido el apreciado Papa Francisco (13-03-16). Como “Papa venido de lejano lugar”, dijo el Papa Wojtyla en 1978, en su primer saludo, y este singular “Francisco”, comienza con ese nombre emblemático de sencillez, y comenta que llega a Roma como “del final del mundo”, la lejana Argentina. A esas primeras sorpresas se suma la de ser el primer latinoamericano que llega a la sede de Pedro, y el primer “Jesuita”, llegado a ese sumo pontificado. Ambas circunstancias suscitan aprecio e interrogantes. Antes de bendecir a las gentes pide con sencilla humildad ser bendecido, despojado de fastuosas vestes. Sorpresivo, espontáneo, ha sido este Papa en los anteriores detalles, y en no cuidarse de expresar verdades así su enunciación cause sorpresa, y malos entendidos. Habla con “parresía”, o atrevimiento, como cuando preguntó que quien era él para juzgar el más íntimo sentir de un “gay”, sin decir que esa situación no fuera anormal, ni que acciones sexuales en esa línea no sean pecaminosas. Señala que el juicio íntimo de ellas depende de la convicción de cada persona. En el fondo, el juicio de una actuación, cómo p.e. de la persecución a El, dice Jesucristo, que el actor puede estar creyendo que ejecuta algo bueno ante Dios. Así obraba un Saulo de Tarso cuando perseguía a los cristianos. Tiene el Papa Francisco el valor de decir verdades y de precisarlas, así desilusione a quienes se entusiasman con falsas interpretaciones, aplicando el necesario “discernimiento”, propio de su Comunidad, por ejemplo, cuando precisa que “nada quiere decir en contra de las sabias enseñanzas del Catecismo Universal de la Iglesia Católica”. Es mensajero, el Papa Francisco, de un Dios que es misericordioso con los pecadores, no para dejarlos tranquilos en su pecado sino para llamarnos al “no peques más”, con invitación a sendas de verdad y justicia ,si quieren tener paz en sus corazones. Ha abierto este Papa la misericordia de Dios para atender a los fieles cuyo matrimonio haya fracasado, no para dejarlos comulgar si se han lanzado a convivencia adulterina, sino, manteniendo la verdad de la indisolubilidad matrimonial, abrir cauces de investigación para ver si, en justicia, el primer matrimonio fue válido o no. Misericordia, pero dentro de la verdad y la justicia. Dolorosamente en ámbitos eclesiásticos, comenzando por estrados vaticanos, se han mezclado estilos “no santos”, de poderío, de círculos privilegiados, de procederes indebidos en lo económico, todo lo cual reclama determinaciones decididas que el Papa Francisco va tomando. Estilo sencillo de vida, testimonio de austeridad de personas y de entidades, va reclamando con insistencia este Papa, con aprecio del mundo, así se gane la malquerencia de algunos. Que ese estilo limpio llegue a las curias diocesanas, a los Obispos, a las Parroquias, a las comunidades religiosas, que ojala tengan lemas como el de la Compañía de Jesús: “todo para mayor gloria de Dios”. Lo importante no ha sido que se declare o no al Papa “personaje del año”, o que se le den premios humanos, sino el estar marcando, a fondo, una sentida pastoral de pleno compromiso, de cercanía a todos, desde los más encumbrados hasta lo más humildes, dentro y fuera de la Iglesia, con total desprendimiento. Clama el Papa por personas de pleno servicio a los humildes, sin acomodamientos ni privilegios burocráticos, para imitar radicalmente a Jesús de Nazareth, quien “no vino a ser servido sino a servir”. Es su anhelo que a partir de él hasta el más humilde fiel de la Iglesia, estén comprometidos en un obrar “con misericordia, verdad y justicia”. Que el vivir de todo cristiano sea, con el Papa Francisco, una real vivencia de la novedad del “Mandamiento del Amor” (Jn. 13). Un actuar, siempre, con misericordia, verdad y justicia. *Obispo Emérito de Garzón Email: [email protected]

Dom 20 Mar 2016

“Acudid a José”

Por monseñor Libardo Ramírez Gómez: La historia de José, hijo de Jacob (Israel), que llega a Egipto por maldad de sus hermanos, y se convierte, luego en protector de la familia que da origen al antiguo pueblo de Dios, es preanuncio de lo que acontecía mil seiscientos años después con José como Patrono de la Iglesia universal. Que llega a ese mismo país huyendo de la persecución de Herodes, y se dedica por años a ser custodio y protector de la familia sagrada, con la que se inicia la historia del nuevo pueblo de Dios, la Iglesia. La historia del primer José culmina con ser colocado como Gobernador de Egipto con aquella indicación del Faraón: “¡Acudid a José!” La historia de segundo José culmina con ser colocado como Patrono de la Iglesia universal, eficaz intercesor. Se califica San José, “varón justo”, en el Evangelio, (Mt. 1,19) se destaca, así, que es correcto, honesto, humilde, sin reclamo de títulos ni pago se servicios a los planes divinos de ser custodio fiel y sacrificado. Tiene sus dudas pues no tuvo previa advertencia de la “obra del Espíritu Santo” en María, pero, advertido de este hecho en cumplimiento de la profecía de Isaías (7,14), y ante la santidad de María, creyó la explicación dada por el Ángel, y “tomo consigo a su mujer” (Mt. 1,28). Acompaña a María, con amor y dedicación en los hechos de la infancia de Jesús. Ante la amenaza de muerte de Herodes, tomó, de noche al niño y a la madre y se retiro a Egipto. “Muerto Herodes, ante aviso del Ángel, retornó a su tierra, Nazareth” (Mt. 2,19-23). Con piadosa obediencia, a la Ley y costumbres del pueblo de Israel, vemos a José en peregrinación con María y el Niño a Jerusalén, a cuyo retornó acontece la pérdida de éste y su hallazgo en el templo adoctrinando a los maestros, y recibiendo, con María la respuesta de Jesús sobre tener órdenes recibidas de su Padre. Regresados a Nazareth, Jesús, en cuanto hombre, “crecía en sabiduría, en estatura y en gracia (Lc.2,52) y era “súbdito de ellos” (Lc. 2,51). Sale Jesús a predicar hacia sus 30 años y ya no aparece S. José, por lo que se ha deducido que murió antes acompañado de El y de María. El culto a S. José es motivado por su vida presentada por el Espíritu Santo, en las páginas del Evangelio, y se abre paso a través de los siglos. En 1621 Gregorio XV colocó, su festividad el 19 de marzo y, por el Beato Pio IX es exaltado a Patrono de la Iglesia Universal (1870). Recientemente, el Papa, S. Juan Pablo II escribió, la preciosa Exhortación “Carta del Redentor” (15-08-89), en el Centenario de la Encíclica de León XIII “Aunque muchas veces”. Lo coloca, el Papa, en el marco del Evangelio, como “depositario del misterio de Dios”, quien cumple fielmente el servicio de la paternidad” terrena de Jesús. Destacó el Papa la dedicación de S. José al trabajó, ejemplar en él, para sustentar la familia de Nazareth, en ambiente oración, señalando en él “primado de la vida interior”. Al repasar el avance de la devoción a S. José encontramos muchos santos desde S. Ignacio de Antioquia (+107), pasando por S. Juan Crisóstomo (+407), S. Agustín (+430), S. Bernardo (+1153), el Beato Pio IX (+1878), así como los Papas de los últimos años. Especial fue la devoción de Sta. Teresa de Ávila (+1582), quien expresa que hasta “se espanta” de los grandes favores que ha recibido de Dios por medio de S. José. Varias magnificas obras se han hecho sobre el testimonio excelsa y misión de S. José, sobre su eficaz intercesor ante Jesús. De su vida, como “peregrinación de fe”, y de devoción que da aliento a la evangelización, habló S. Juan Pablo II. A San José, “hombre de fe, de esperanza y de amor, que calla, escucha y obedece”, ha sido presentado, en reciente atinada obra, en nuestros días. Más que por mandato, por lo que es y enseñanza, por su poderosa visible intercesión, nos sentimos llamado a “Acudid a José”. + Obispo Emérito de Garzón Email: [email protected]