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Mons. Luis Piedrahita

Jue 16 Jun 2016

Parroquias renovadas para una Nueva Evangelización

Por: Mons. Luis Adriano Piedrahita Sandoval - Habiendo culminado en el año 2014 la vigencia del plan diocesano de Pastoral, la Vicaría de Pastoral ha elaborado, con el concurso de todos, un nuevo plan que ha de orientar la actividad pastoral de la diócesis en el próximo decenio. Ella seguirá siendo orientada, naturalmente, a la tarea de la Nueva Evangelización, que es lo que nos pide la Iglesia en estos tiempos. Con motivo del encuentro sostenido con los Obispos del CELAM en Haití en el año de l983 con el que se preparaba la celebración en Santo Domingo del quinto centenario de la primera evangelización de nuestro continente, el Papa san Juan Pablo II comenzó a poner un particular énfasis en la expresión “Nueva Evangelización”. De esta manera, nuestro querido y recordado pontífice proponía a la Iglesia en América Latina y en el mundo entero el eje conductor que habría de iluminar y animar la acción pastoral en los tiempos presentes, dándole a ésta, como ya lo había insinuado su predecesor Paulo VI, “un nuevo impulso, capaz de crear tiempos nuevos de Evangelización, en una Iglesia todavía más arraigada en la fuerza y poder perennes de Pentecostés” (Evangelii Nuntiandi, 2). Los desafíos que en ese entonces aparecían frente a la acción evangelizadora de la Iglesia, talvez en lugar de disminuir o desaparecer, han ido en aumento, y las respuestas dadas, si acaso nos hemos sentido tocados por el compromiso de “crear nuevos tiempos de Evangelización”, requieren la pregunta sobre su oportunidad y eficacia. Podemos preguntarnos en qué va aquello de nuestra conversión pastoral hacia un renovado ardor apostólico, la conversión pastoral hacia la búsqueda de nuevos métodos que con imaginación y creatividad permitan que el Evangelio llegue al centro de la persona y de la sociedad y a todos los hombres y mujeres de una manera pedagógica y convincente, sin que falten el testimonio y el encuentro personal, la presencia del cristiano en todo lo humano, la confianza en el anuncio salvador de Jesús y en la actividad del Espíritu Santo, la conversión pastoral hacia la utilización de nuevas expresiones que hagan más cercano el mismo Evangelio de siempre a las nuevas realidades culturales de hoy. El Papa Francisco ha reafirmado esta decisión del compromiso de la Iglesia con una Nueva Evangelización. La Exhortación apostólica “Evangelii Gaudium”, la alegría del Evangelio que llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús, podemos comprenderla, sin lugar a dudas, como la carta de navegación que la Iglesia recibe para el tiempo presente: “Hoy, en este id de Jesús, están presentes los escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia, y todos somos llamados a esta nueva salida misionera… Salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio (20). En este nuevo paso que damos, vamos a hacer hincapié en el fortalecimiento de la parroquia, comunidad de pequeñas comunidades, como el espacio privilegiado en el que se fortalezca y se anime el proceso de la Nueva Evangelización. El Papa Juan Pablo II estampó una hermosa frase para referirse a la institución eclesial de la parroquia: “Ella es, en cierto sentido, la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas” (Exhortación apostólica Christifideles laici, 26). De esta manera el Papa anotaba, por una parte, la misión que ella tiene de servir de espacio privilegiado en el que cada bautizado pueda vivir una experiencia primera de la Iglesia, ya que viene a ser la expresión más visible e inmediata de la comunión eclesial, la última localización de la Iglesia, el misterio mismo de la Iglesia vivo y operante en ella. Y por otra, el carácter cercano, familiar, próximo, que la parroquia ofrece a la vida de cada uno de los fieles, en la que, más importante que las estructuras, los edificios o el territorio mismo, es la comunidad que alrededor de ella se congrega como una familia, la familia de Dios, animada por el Espíritu de unidad, llamada a ser casa familiar, fraterna y acogedora. Recientemente, a la luz de los principios establecidos en Aparecida, hemos de mirar la parroquia, además, desde la óptica de la misión educativa y el carácter misionero que ella tiene, casa y escuela de discípulos misioneros de Jesús, lugar privilegiado en el que los fieles tienen una experiencia concreta de Cristo y de la comunión eclesial, y ámbito en el que la Palabra recibida, acogida, celebrada, expresada en la adoración del Cuerpo de Cristo, es fuente dinámica del discipulado misionero (Cfr: Aparecida 170ss). Los invito a seguir construyendo parroquias vivas y dinámicas que sean espacios privilegiados donde se genera una Nueva Evangelización. + Luis Adriano Piedrahita Sandoval Obispo de Santa Marta