Pasar al contenido principal

obispo de málaga

Lun 3 Oct 2022

Obispo de Málaga-Soatá recibe ordenación y posesión canónica

La Iglesia particular de Málaga-Soatá, ha celebrado gozosamente la consagración y posesión episcopal de su 5° obispo, Félix Ramírez Barajas, en una eucaristía celebrada este sábado 01 de octubre en la Catedral Inmaculada Concepción. La primera parte de la celebración eucarística fue presidida por el Nuncio Apostólico, Luis Mariano Montemayor, quien, en nombre del Papa Francisco, le otorgó a monseñor Félix María, la responsabilidad de ser un padre y pastor en esta región del país. Bula del Papa Francisco, donde designa al nuevo Obispo de Málaga-Soatá Para realizar el rito de posesión el Colegio de Consultores de la Diócesis de Málaga-Soatá, presentó al Nuncio Apostólico las Letras Apostólicas, con las que el Papa Francisco instituye y designa al obispo de Málaga-Soatá, ya que cada vez que se hace necesario nombrar un nuevo obispo para una Iglesia Particular en cualquier parte del mundo, es el Papa, quien, a través de un cuidadoso proceso de discernimiento y análisis, provee de buenos pastores que cuiden la grey del Señor. Estos nombramientos se expresan a través de una ‘Bula’ o documento pontificio en el cual, el Santo Padre, mediante un sello que lleva su nombre, autoriza dicho nombramiento. Continuando con el rito de posesión, el Nuncio Apostólico tomó el báculo pastoral y se dirigió a Monseñor Félix, diciéndole: "Querido hermano, en nombre del Papa Francisco y para gloria de Dios, procederemos ahora a darte Cátedra y a entregarte el báculo pastoral, para que apacientes la Iglesia que el Señor te confía". De esta manera, la Iglesia que peregrina en Málaga-Soatá, celebró el tener oficialmente a su padre y pastor Félix Ramírez Barajas. “Gracias a Dios por llamarme a través de la Iglesia a tan alto ministerio, reconozco con humildad y con fe que el primado e iniciativa es siempre del Señor, ‘Hágase Tu Voluntad’”, expresó monseñor Ramírez Barajas, en su primera homilía como obispo de la Diócesis de Málaga-Soatá. El prelado agradeció al Nuncio Apostólico en Colombia, Monseñor Luis Mariano Montemayor, su presencia a esta ceremonia y a través de él expresó su gratitud al Papa Francisco “por este voto de confianza, que he aceptado con fe en el Señor y en comunión con el Magisterio de la Iglesia”. Monseñor observó “quiero renovar la fe con todos y cada uno de ustedes, no es un logro para mí es un regalo de Dios para ustedes y con ustedes que comparto en la alegría del Evangelio y en estos tiempos de convocatoria del Señor a través del Papa Francisco a estar en Salida misionera, en Sinodalidad, caminando juntos, con los sacerdotes, diáconos, seminaristas, religiosas y laicos comprometidos en nuestra Diócesis, con el plan de pastoral en las dimensiones Misionera, Catequética y Pastoral, conscientes de los nuevos retos y desafíos de nuestra realidad y la del mundo”. El lema escogido y que acompañará su episcopado, fue tomado de la Oración del Señor FIAT VOLUNTAS TUA, (hágase tu voluntad), del cual ha dicho, espera mantener la seguridad y confianza puesta en Dios, para que él lo guíe y haga su obra en él y en quienes le ha confiado en este nuevo pastorear. “Hoy con la ordenación episcopal, imploro al Señor que yo pueda responder a esta gracia a través de la fe y del testimonio de entrega en el servicio de los hermanos, no obstante, mi humana condición muchas veces frágil, pido al Señor la ayuda en esta configuración con El, en comunión con la Iglesia en Cabeza del Papa Francisco y del Colegio Episcopal, representado aquí hoy a través de mis hermanos Arzobispos y Obispos”. Finalmente, dijo que al ponerse en las manos de Dios, implora de todos su oración para poder cumplir con este compromiso que la Iglesia le ha encargado, “siempre en conversión permanente y con la gracia del Señor poder abrazar la cruz y vivir la alegría del Evangelio, en esa consigna caminar con el rebaño”. Acompañaron al nuevo prelado durante los actos de bienvenida y la ceremonia eucarística, unos 22 obispos, más de un centenar de presbíteros, consagrados de diversas congregaciones, seminaristas, delegaciones de parroquias, representantes de gobierno, Fuerzas Militares y de Policía, organizaciones civiles e instituciones académicas. Otros invitados presentes durante la ceremonia fueron venidos desde México y Perú. Son ellos: Mons. Armando Álvarez, obispo de Tampico y Mons. Víctor Rene Rodríguez, obispo de la Diócesis del Valle del Chalco en México, Mons. Juan Carlos Asqui, Obispo Auxiliar de la Diócesis de Tacna y Moquegua y los sacerdotes Marco Antonio Esquicha y Jorge Luis González.

Dom 3 Oct 2021

Somos discípulos misioneros de Jesucristo

Por: Mons. José Libardo Garcés Monsalve - Comenzamos el mes de oc­tubre, que en la Iglesia lo aprovechamos para reflexio­nar sobre la misión que tenemos como bautizados, de anunciar por todas partes el mensaje, la palabra y la persona de nuestro Señor Je­sucristo (Cf. Mt 28, 19). Recorde­mos que el Bautismo nos convierte en miembros del Cuerpo de Cristo y nos hace entrar en el Pueblo de Dios, que es la Iglesia, un Pueblo en camino, que toma conciencia de ir sembrando la semilla del Reino de Dios por todas partes, con celo pastoral y ardor misionero. Por el bautismo cada uno se con­vierte en un discípulo misionero, llamado a llevar el Evangelio a to­das partes. Cada uno de nosotros los bautizados, cualquiera que sea nuestra función en la Iglesia es un instrumento activo para la evange­lización (Cf. EG 120). Somos dis­cípulos porque recibimos la fe y la enseñanza del Evangelio y somos misioneros porque nos compro­metemos a trasmitir la fe a tan­tas personas que aún no conocen a Jesús, que están alejados de Él o que lo rechazan. Así lo expresa el Papa Francisco cuando nos dice: “En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo mi­sionero” (EG 120). “En todos los bautizados, desde el primero hasta el último, actúa la fuerza santifi­cadora del Espíritu que impulsa a Evangelizar” (EG 119). En nuestra Diócesis de Cúcuta, con el desarrollo del Plan Pastoral, he­mos reflexionado durante este año en Jesucristo que es nuestra Espe­ranza, y así lo queremos vivir en este tiempo de tormenta por el que pasamos todos y como misioneros queremos ser fuente de Esperanza para muchas personas que nece­sitan una palabra de consuelo, de aliento y que cada uno puede en­tregar, dando a conocer a Jesucristo nuestra Esperanza que no defrauda. Sabemos desde nuestra experien­cia de creyentes que nadie se salva solo. Todos somos responsables de la salvación de los hermanos, por­que somos comunidad de creyen­tes; por eso, sentimos el impulso interior que da la gracia de Dios, de comunicar la verdad de la Sal­vación a todos, sobre todo a los que están alejados del Señor o lo rechazan abier­tamente, dándoles a Jesucristo a quien hemos encontrado como al mejor de los tesoros. Según el documento de Aparecida cuando afirma: “En el encuentro con Cristo queremos expresar la alegría de ser discípu­los del Señor y de haber sido envia­dos con el tesoro del Evangelio. Ser cristiano no es una carga sino un don: Dios Padre nos ha bendecido en Jesucristo su Hijo, Salvador del mundo” (DA 28). Lo que nos involucra a todos en esta misión es nuestra pertenencia a la Iglesia de Jesús. Él la quiso misio­nera, es decir, en salida anunciando la Palabra de Dios, para incluir en el proyecto de salvación a todas las gentes del mundo. El texto evangé­lico de Mateo contiene el mandato misional: “Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándo­las… y enseñándoles a cumplir todo cuanto yo les he mandado” (Mt 28, 19 - 20). Estas instruccio­nes del Señor son precedidas por un gesto de sumisión y fe de los apóstoles: Al ver a Jesús, relata el evangelista, lo adoraron, ellos que habían dudado (Cf. Mt 28, 18). El mandato de ir a bautizar hace refe­rencia a la nueva vinculación que se establece entre el bautizado y cada una de las tres Personas de la Santí­sima Trinidad que le da la identidad de Hijo de Dios al nuevo creyente. De ahí, se desprende la misión de ir a comunicar y testimoniar con la vida el Evangelio recibido y la fe asumida, para hacer crecer el Reino de Dios en el mundo, fortalecidos por la gracia de Dios, sobre todo en los mo­mentos de duda e in­certidumbre. De esto se desprende que todas las Dióce­sis, parroquias, comu­nidades eclesiales mi­sioneras, y en general, todos los bautizados, debemos escuchar con entusiasmo este mandato del envío misionero y ponerlo en práctica en cada uno de los ambientes en los que nos encon­tramos; comenzando por la familia y sembrando el Reino de Dios en el lugar de trabajo y la comunidad en la que nos movemos, con un solo propósito de dar a conocer a Jesús en todos los ambientes. Como consecuencia de nuestra condición de discípulos misione­ros, anunciando el mensaje de Je­sucristo, cosechamos en la Iglesia y en nuestra Diócesis el fruto ma­duro de la evangelización que es la caridad, en la que nuestra Iglesia Particular está comprometida, en la atención a los más pobres y ne­cesitados, a la población migrante tan necesitada de nuestra atención y misión en la siembra del Reino de Dios, tal como nos lo pide Apare­cida cuando dice: “Los discípulos y misioneros de Cristo promueven la cultura del compartir en todos los niveles en contraposición de la cultura dominante de acumulación egoísta, asumiendo con seriedad la virtud de la pobreza como estilo de vida sobrio para ir al encuentro y ayuda a las necesidades de los her­manos que viven en la indigencia” (DA 540). Desde nuestro Plan Pastoral bus­camos seguir caminando juntos, llegando a todos con el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, para transformar todas las realidades de la vida, con el propósito que la Palabra de Dios llegue a todas las periferias físicas y existenciales, para hacer crecer el Reino de Dios en esta porción del Pueblo de Dios que peregrina en nuestra Diócesis de Cúcuta y que queremos fortale­cer con la Eucaristía, la oración y la caridad. Con la conciencia de ser discípu­los misioneros de nuestro Señor Jesucristo, en familia renovamos la decisión de ser evangelizadores, in­tensificando nuestra respuesta de fe y anunciando a todos que Cristo ha redimido todos los pecados y ma­les de la humanidad. Amparados por la intercesión de la Santísima Virgen María Estrella de la Evan­gelización y del Glorioso Patriarca San José que custodia nuestra vida, vocación misión, pidamos al Señor la gracia de ser auténticos misione­ros, para hacer crecer el Reino de Dios por todas partes, cumpliendo el mandato del Señor. Para todos, mi oración y mi bendición. + José Libardo Garcés Monsalve Obispo electode la Diócesis de Cúcuta

Lun 1 Feb 2021

Cúcuta ya tiene administrador apostólico

Mediante decreto de la Congregación para los Obispos y por voluntad del Papa Francisco, fue nombrado como administrador apostólico de la diócesis de Cúcuta a monseñor José Libardo Garcés Monsalve, actual obispo de la Diócesis de Málaga-Soatá. La sede episcopal de Cúcuta estaba vacante, una vez que, quien actuaba como obispo titular, monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, fuera nombrado como obispo castrense de Colombia. Tras conocer su nombramiento, el nuevo administrador apostólico envió un video mensaje dirigido a los sacerdotes, seminaristas, religiosas, autoridades civiles, militares y de policía y a los feligreses, expresándoles su deseo de acompañarlos con la oración y “con la intención de ayudar en el crecimiento en la fe, la esperanza y la caridad, para seguir construyendo entre todos una comunidad viva de fe al servicio de Dios y de los más pobres y necesitados”.