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padre sinodal

Mié 5 Feb 2020

Experiencia de Padre Sinodal orienta reflexión del Episcopado

En el marco de la CIX Asamblea Plenaria del Episcopado, monseñor Nelson Jair Cardona Ramírez, obispo de San José de Guaviare, Padre Sinodal por Colombia y miembro de la comisión de elaboración del documento final del Sínodo de la Amazonía, presentó a los señores obispos su experiencia como aporte a la proyección pastoral de la Iglesia colombiana. En diálogo con el departamento de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal (CEC), se refirió a los principales aspectos presentados durante su intervención. Monseñor Jair, acaba de tener un diálogo con los señores obispos sobre lo vivido en el Sínodo de la Amazonía, que se celebró en octubre del 2019 en Roma, ¿qué les compartió de esta experiencia? Respuesta: Las informaciones que se dieron hacia afuera del Sínodo fueron muy sesgadas en ciertos aspectos que en verdad no fueron relevantes para el Sínodo. Este diálogo con los obispos se trató, ante todo, de dar algunas ideas básicas para tratar de comprender el Sínodo. Ideas básicas que tienen mucho que ver con el magisterio del Papa Francisco. El Sínodo era un laboratorio para poner a marchar lo que él nos ha dicho en todo su magisterio; es decir, era un laboratorio para poner en marcha la Laudato Si’. No ya para hacer más reflexiones, sino para saber cómo se iba a constituir una opción pastoral en la Amazonía colombiana, en el asunto de la sinodalidad, que no es simplemente reunirse a hacer encuestas, sino ante todo discernir con el Pueblo de Dios, es decir un diálogo entre obispos, sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos, sobre cuáles son los caminos que la Iglesia debe tomar en la sinodalidad. Les recordé, también, algo en lo que el Papa nos ha venido insistido mucho y es la inculturación, de modo que las etnias y las culturas, sean valoradas en verdad por la Iglesia y que también tengan ellos algo que decirnos y algo que enseñarnos. Si nosotros entendemos ese magisterio del Papa Francisco, entendemos muy bien por qué se ha dicho que el Sínodo de la Amazonía es una especie de laboratorio para la Iglesia. Pero también, una clave de comprensión del Sínodo es cómo piensan los indígenas su vida. El Sínodo de la Amazonía se trataba de un diálogo con ellos, donde nos sentábamos a escucharlos con toda la dignidad que ellos tienen, donde ellos igualmente nos escuchaban. De ellos el Papa y el Sínodo nos han insistido aprender el arte del buen vivir, por el que ellos no asumen la vida como compartimentos estancos: por una parte va mi vida, por otra la sociedad, por otra la familia, por otra la naturaleza, sino como un todo integral en una armonía total. Eso es lo que hemos querido aprender sobre todo de los indígenas y en esas claves podemos entender muy bien el Sínodo Amazónico. Eso ha sido lo que he compartido hoy con los señores obispos, una especie de claves para comprender el Sínodo. Frente a este panorama vivido en el Sínodo de la Amazonía. ¿Cómo la Iglesia colombiana implementará acciones en su tarea pastoral? R: Hay cosas que podemos empezar a aplicar desde ya, porque hacen parte de la vida pastoral normal de los pueblos: Las vocaciones autóctonas, el darles más participación a los fieles, entre otras. Ahora, hay ciertas cosas que dependen de si el Papa las aprueba o no. Hasta que el Papa no diga “apruebo esto” nosotros no podemos emprender ninguna opción, porque un Sínodo no tiene capacidad decisoria, un sínodo se pone en las manos del Papa que es la autoridad suprema de la Iglesia para decir acepto todo lo que ustedes me han recomendado, pueden ponerlo en marcha, o acepto solamente una parte. Es decir, hasta que no salga la Exhortación Apostólica o el mensaje del Papa no tendremos propiamente unos derroteros en aquello que parece más extraordinario; en las cosas ordinarias: conversión cultural, conversión pastoral, conversión ecológica, conversión sinodal, muchas cosas pueden estar ya en funcionamiento de acuerdo a los obispos y a los líderes de las iglesias. Para el caso del país, ¿cómo hacer frente al extractivismo? R: Nosotros somos pastores de la Iglesia, por eso hay ciertas cosas que no son de nuestra competencia, pero en el mensaje de ecología integral que el Papa nos ha dado nos pide dos cosas: En primer lugar, mantener nuestra denuncia profética, es decir, no quedarnos callados ante la destrucción de la Casa Común y sobre esto ya hay experiencias de la Iglesia colombiana en algunos sectores, donde obispos se han reunido y en bloque han hecho sus manifestaciones en contra o pidiendo mayores estudios, entonces esto hace parte de esa dimensión profética. Hay otra propuesta que surgió del Sínodo y que tendremos que estudiarla mucho para buscar los caminos en su realización. En la propuesta del Sínodo y del Papa está el deseo de que empecemos desde la moralidad, desde la espiritualidad, desde la pastoral a cambiar el modo como los cristianos católicos nos relacionamos con el mundo. Esto exige que busquemos maneras desde nuestra evangelización y predicación para que mermemos esta sed de consumo que tenemos, que es una de las raíces de todo el desastre ecológico que estamos viviendo. Veremos entonces cómo desde la espiritualidad, desde una recuperación de la teología de la creación podemos aportar en eso. La denuncia profética y acciones concretas desde la evangelización son caminos a seguir. El aporte que cada diócesis, cada iglesia pueda hacer en esta materia será valioso, por ejemplo, espacios de reflexión, campañas de reforestación y también mirar la propia economía como puede estar afectando. ¿Cómo llegar a todas las empresas o instituciones que están acabando con el ecosistema? R: Afortunadamente en esto no estamos solos. El Papa con la Laudato Si’ ha generado toda una ola de conciencia ecológica. En el mundo de los jóvenes se está dando una conciencia por el cuidado de la Casa Común enorme, en el mundo muchos líderes se están de verdad preocupando. Si estuviéramos solos en esto, podríamos decir “va a ser muy difícil”, pero no estamos solos y aunque ciertamente hay una gran corriente predatoria, pues se ha hablado de entrar en contacto con los empresarios y con el gobierno para que juntos protejamos este mundo porque en realidad no es una opción, el mundo va por mal camino y va rumbo a no poder sostenerse más y cuando lo seres humanos vemos una amenaza inminente pues muchas veces reaccionamos y esperamos que esa reacción siga extendiendo como una ola. Tenemos que unirnos porque pienso que en este momento no hay nada más ecuménico que el trabajo por la Casa Común. Ya hay unas iniciativas interreligiosas para la protección de la selva, para la protección de los ecosistemas y en ellas queremos estar presentes.