Pasar al contenido principal

padres franciscanos

Vie 6 Mar 2020

Tercer Viacrucis Callejero en Bogotá

Al aproximarse en la Iglesia católica la vivencia de la Semana Mayor, la Fundación Callejeros de la Misericordia, bajo la dirección del fraile franciscano Gabriel Gutiérrez, mejor conocido como fray Ñero (compañero), se dio inicio, por tercer año consecutivo, a la preparación del llamado ‘viacrucis callejero’. Al respecto, el religioso explicó que el “viacrucis callejero es un espacio vital para palpar la realidad y visualizar la ciudad de otra manera, que permita admirar, no solo las construcciones modernas, las avenidas, los puentes, almacenes de marca, centros económicos, lugares históricos, sino la posibilidad de ver con otros ojos a seres humanos que nos encontramos por el camino y a quienes les dirigimos una mirada con afecto, les extendemos la mano, les abrazamos, oramos con ellos, si lo desean, y les ofrecemos una comida caliente”. Dos rusticas y viejas tablas recogidas de la basura y fuertemente grapadas con dos tornillos, servirán de cruz, para que en esta Cuaresma y durante la Semana Santa 2020 iluminen las calles bogotanas, los andenes, los parques, “parches”, ollas, zonas de tolerancia, puentes, caños y agujeros, donde sobreviven más de 9.538 ciudadanos que habitan estas frías calles de la capital colombiana. Durante los días Lunes, Martes y Miércoles Santo, la cruz será cargada por esos seres de carne y huesos que llevan a su espalda un viacrucis propio y que regularmente son olvidados y despreciados por la sociedad. Ellos son: adolescentes, jóvenes, viejos, hombres y mujeres, que, con sus historias concretas, situaciones límite de vida, con virtudes y errores, se puedan identificar con el Crucificado, con el Dios de la vida y de la justicia. “Los ciudadanos habitantes de calle, son el personaje herido, invisibilizado, vulnerado, maltratado, violentado y, en muchas circunstancias, desaparecido, asesinado. La violencia que viven estas ‘comunidades callejeras’ no tiene precedentes en este contexto de violencia que se vive en Colombia desde hace más de 5 décadas”, señaló el religioso. Viacrucis Callejero 2020 El Viacrucis Callejero nace de una inspiración del Papa Francisco, donde afirma: “Cuando encuentro a una persona durmiendo a la intemperie, en una noche fría, puedo sentir que ese bulto es un imprevisto que me interrumpe, un delincuente ocioso, un estorbo en mi camino, un aguijón molesto para mi conciencia, un problema que deben resolver los políticos y quizá hasta una basura que ensucia el espacio público. O puedo reaccionar desde la fe y la caridad, reconocer en él a un ser humano con mi misma dignidad, a una creatura infinitamente amada por el Padre, a una imagen de Dios, a un hermano redimido por Jesucristo”. Esta iniciativa de Iglesia en Colombia nace en la Cuaresma del 2018, en la ciudad de Bogotá, a unos pocos meses de la creación de la Fundación Callejeros de la Misericordia, que acompaña pastoralmente los diferentes fenómenos sociales de calle, tales como: ciudadanos habitantes de calle, comunidad LGTBI, trabajadoras sexuales, vendedores informales, cachivacheros, titiriteros y otras expresiones callejeras que se encuentran en condiciones de alto riesgo y vulnerabilidad. El sacerdote franciscano explicó que el viacrucis callejero está pensado como un espacio teológico y espiritual “que posibilita el encuentro con el marginado, para reconocerlo, abrazarlo, escucharlo e incluirlo en la sociedad eclesial, verdadera comunidad cristiana, que acoge en ellos al Cristo que sufre, presente hoy en las calles (…) Es llevar a Cristo a las calles, para recorrer con Él, el espacio donde miles de estos seres humanos reclaman no solo el derecho a la vida, sino sus derechos como ciudadanos y su lugar en la ciudad”. Cómo vincularse El viacrucis callejero 2020, abre sus puertas a quienes deseen celebrar su fe entre los más empobrecidos, con la sencillez aprendida de Jesús, que comía entre “publicanos y pecadores” (Mt.9:10,11), sin avergonzarnos o sin avergonzar a nadie, sin juzgar o condenarlos por su situación social, sus vicios o sus pecados. La Fundación Callejeros de la Misericordiaquienes lideran esta iniciativa, abren las puertas a aquellas personas que deseen vivir esta experiencia de fe, para ello proponen seguir una metodología: Organizamos un equipo de voluntarios que deseen participar de la experiencia de Callejear la fe. La espiritualidad de esta experiencia, no es otra, sino la de encontrarnos con los empobrecidos y Ver en ellos a Cristo sufriente. El Viacrucis Callejero, lo preside la Santa Cruz, signo de esperanza y de vida. Escogemos cada día una ruta, donde sabemos que nos encontraremos con las personas que sobreviven en las calles. Los encontramos en grupos o individualmente y ahí les llevamos el mensaje de paz y de bien. En cada estación del Viacrucis, oraremos y meditaremos con la Palabra, cantaremos, dialogaremos, les compartiremos una comida caliente y proseguimos hacia la otra estación. Cada día esperamos encontrar, saludar, abrazar, orar y comer con más 300 personas. La Fundación Callejeros de la Misericordia, es una institución compuesta por laicos, orientada a la luz del Evangelio, con una espiritualidad Franciscana e inspirada por el Papa Francisco. Fuente: Con información de la Provincia Franciscana de la Santa Fe de Colombia, en la Orden de Hermanos Menores (OFM)

Jue 19 Dic 2019

"Niño Jesús nace en las calles de Bogotá"

Bajo este nombre la organización Callejeros de la Misericordia, liderada por el sacerdote franciscano Gabriel Gutiérrez, junto con la fundación el Banquete del Bronx, medios de comunicación, policía, voluntarios de distintas parroquias y la Secretaría de integración social de la Alcaldía, celebraron la tercera edición de la fiesta de navidad para 1.000 ciudadanos habitantes de calle, en el parque Tercer Milenio, pleno centro de Bogotá, el pasado sábado 15 de diciembre. El fenómeno de habitabilidad de calle va en franco aumento en el país, argumenta Gutiérrez, quien también es conocido cariñosamente bajo el mote de fray Ñero, en virtud de tres fenómenos: la migración, el desplazamiento y el desempleo. “Pensábamos que este problema iba a disminuir, pero el tema del gran número de migrantes venezolanos, el desplazamiento forzado por el rompimiento de los acuerdos de paz y especialmente las falta de oportunidades laborales que hay en Colombia han repercutido”, ha dicho. “Es un fenómeno que se está saliendo de las manos”, lamenta el religioso con relación a la actuación del Estado y la propia ciudadanía, por ello “Jesús nace en la calles es el proyecto de Navidad para acercarnos a estas personas y unirnos con el Estado y con otras organizaciones” con el fin de sensibilizar a “la ciudadanía muy especialmente a la Iglesia y a la comunidad, porque es importante que todos nos preocupemos por esta ciudadanía”. Momento para fraternizar “Hacerlos sentir importantes”. Una expresión que resume la misión de quienes fueron artífices de esta jornada, la cual por tercer año consecutivo de la mano de fray Ñero se convierte en un momento para fraternizar con los excluidos de la sociedad, con los descartados. Fue así como la mañana de ese sábado los cachivacheros, comunidades LGTB, trabajadoras sexuales y otras expresiones callejeras disfrutaron de un día diferente al son de música, obsequios, desayuno, momentos de oración, atención médica, servicio de baño, peluquería y una tamalada. Incluso el cuerpo de policía hizo una tregua y en un hecho casi inédito bailaron con los habitantes de calle salsa, cumbia y parrandas navideñas. De allí que Gutiérrez señala que “los ciudadanos habitantes de calle son sujetos importantes de derechos y nosotros proporcionamos como Iglesia, como Franciscanos, este espacio tan precioso”. “Esto se convierte como en el altar de la vida, donde ellos pueden ingresar, porque son los invitados especiales recordando aquella parábola en la que muchos fueron invitados y no vinieron a la fiesta y, por eso, fuimos a las calles a convidarlos a sus propios parches [refugios] para decirles que Jesús nace en las calles”, acotó. En busca de una mano amiga El trabajo de la Iglesia en este sentido ha sido una constante, el franciscano durante el año ha realizado jornadas de acompañamiento en importantes fechas litúrgicas del año como por ejemplo el viacrucis callejero. De hecho tiene en manos uno de sus más anhelados sueños: un centro de atención y escucha para personas en situación de calle, con el que busca atender a 2.000 personas mensualmente. Al respecto señala que “ya tenemos su primer ahorro para adquirir un lugar, donde funcione este centro”, no obstante aclara que “todavía estamos cortos y no hemos encontrado digamos a alguien que generosamente nos ofrezca el apoyo, pero ya hemos comenzado un trabajo con los voluntarios para ir adelantando acciones sin que el factor financiero sea un obstáculo”. El franciscano considera que este centro de atención y escucha es importante para la Iglesia, porque precisamente ese es el llamado que en más de una ocasión ha hecho el propio Papa Francisco “llegar a las periferias existenciales y estar al lado de quienes más sufren”. Una propuesta a los obispos El relacionamiento con otras instancias eclesiales es fundamental. De hecho ha sostenido algunos diálogos con el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), el Secretariado Nacional de Pastoral Social Cáritas, la arquidiócesis de Bogotá y el Banco de Alimentos a fin de presentarle iniciativas en favor de ciudadanos habitantes de calle para trabajarlas en conjunto. “Envío un fraternal saludo al cardenal Rubén Salazar, arzobispo de Bogotá, y a los obispos de toda Colombia, porque este es un problema de todo el país para que la Conferencia Episcopal comience a pensar en un proyecto nacional de pastoral para fenómenos callejeros”, ha sugerido. 35 años después Testimonios como los de James Fernando Pinilla son fruto de la labor que fray Gabriel realiza durante el año. Desde los 13 años, cuando salió de su natal Popayán, por malas decisiones personales, se convirtió en un habitante de calle. Cuenta que gracias a las gestiones hechas por fray Ñero pudo ingresar a un hogar que se llama Carreteros en la ciudad de Bogotá. Allí recibe atención, refugio y comida. A sus 48 años, 35 años después, se encuentra en un proceso de rehabilitación y reinserción. Hoy ya ha salido de la situación de calle y se gana la vida como carretillero en el centro de la ciudad y en sus tiempos libres se dedica al voluntariado de la fundación Callejeros de la Misericordia para ayudar a otros compañeros que están aún en situación de calle. Con una devoción inmensa por el Divino Niño, da gracias a Dios por su nueva vida. Besa el escapulario que lleva en su pecho precisamente con la imagen del Jesús Niño. “Salí del infierno” Jonathan Póveda es ahora un ex habitante de calle. Estuvo 20 años bajo el yugo de la adicción. “Me dejé llevar por mis amigos y caí en ese mundo de las drogas”, lamenta. Sin embargo desde hace año y medio dejó de consumir y por ende la calle. De ser aquel hombre harapiento, desaliñado y barbudo –recuerda– hoy porta con orgullo el delantal y escarapela que lo acredita como voluntario de Callejeros de la Misericordia. En su estampa no hay indicio alguno de aquel habitante de calle, es un nuevo hombre con ganas de comerse al mundo y superarse. “No puedo decir que el infierno es un lugar lleno de fuego y candela, para mí haber sido habitante de calle fue mi infierno, por ello decidí tomar este camino del bien ayudando a otros a salir de esta situación”, expresó. Una joven comprometida Con tan solo 15 años y cursando el grado 11 en el colegio Sorrento, Tatiana Granados es una joven voluntaria que desde la madrugada estuvo presta para ayudar en esta jornada. Ella pertenece a la parroquia San Francisco y gracias al apoyo de su familia colabora en estas actividades que animan los franciscanos a través de Callejeros de la Misericordia. A diferencia de muchos jóvenes, ella la tiene clara: “Ha sido muy reconfortante hacer esta labor y ayudar a la gente que en verdad lo necesita”. Por esta razón ha invitado a muchos de sus compañeros congéneres a perder el miedo, a salir de las pantallas led y táctiles, para vivir esta experiencia que es muy significativa, para encontrarse con los más descartados. Una historia muy dura La historia de Marco Ochoa es supremamente triste. Luego de una vida ‘normal’ a sus 43 años quedó discapacitado, una fuerte caída mal curada cuando niño le causó a la postre una luxación de caderas, por lo cual también quedó sin empleo. Con quien más contaba en la vida, su esposa, luego de la primera operación le dijo: “Mañana nos vemos”. Desde entonces insólitamente no supo más de ella ni de sus pequeños 3 hijos. Lo abandonó. No tuvo más opción, desde entonces se convirtió en habitante de calle hasta la fecha. Ya han pasado 17 años desde entonces. “Mi problema no es por consumo de drogas, el problema mío es por falta de oportunidades”, explica. Han sido muchas sus cuitas. Este hombre pernocta en las inmediaciones del parque General Santander, frente al emblemático Museo del Oro. Muy pocas veces logra reunir el diario al menos para dormir dignamente. “Anoche amanecí en la calle y hoy por el paso que voy me va a pasar lo mismo. No soy ladrón y me gusta recatar (trabajar)”, pero “por mi condición nadie me da un empleo”. Nunca le han faltado manos amigas –comenta– en las mañanas gracias a fray puede desayunar con café y pan, durante las tardes en un restaurante le dan las sobras, con eso logra paliar al menos un poco la incertidumbre del qué comer. Sin embargo sueña con un trabajo: “Si al menos alguien me pudiera dar la oportunidad, no lo defraudaría”, pues se siente en condiciones de poder hacerlo bien, porque pese a todo agradece a sus padres por las grandes enseñanzas como “el ser honesto”. Fuente informativa y fotos: Portal Vida Nueva

Mié 28 Ago 2019

Frailes Franciscanos salen a callejear la fe en Bogotá

En el marco de la celebración de los cien años del Templo de la Parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles de la Porciúncula en Bogotá y aproximándose la celebración del Consejo Plenario de la Provincia Franciscana de la Santa Fe en Colombia, los Hermanos Menores de esta comunidad han decidido salir a la calle capitalina para realizar lo que ellos han denominado “La Gran Misión Franciscana”. Desde el pasado 25 agosto y hasta 31 de este mes, los frailes estarán realizando acciones pastorales que involucran a todos los ciudadanos que viven o trabajan cerca de la parroquia de la Porciúncula, “esto busca animar en la fe e invitar a todas aquellas personas que sean instrumentos de paz y bien en nuestra sociedad”. Esta misión cuenta con la animación de fieles laicos que se han venido preparando desde el semestre pasado y de los hermanos novicios de la Provincia Franciscana de la Santa Fe, quienes se desplazaron desde el noviciado en Ubaté- Cundinamarca, para liderar todas las actividades de esta iniciativa evangelizadora, haciendo realidad la invitación del Papa Francisco de “callejear la fe”. Dentro de las jornadas propuestas, se encuentra la visita y bendición a casas, oficinas, negocios y edificios; una confesatón frente al Centro Comercial Avenida Chile; un desayuno y compartir de la fe con los estudiantes de la Universidad Pedagógica Nacional, entre otras.