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palabra

Jue 2 Mar 2017

Silencio y palabra

Por Pbro. Elver Rojas H.: No cabe duda que ante el silencio la sociedad de la información y de la comunicación se desespera, algunos periodistas como ha sucedido estos días en Colombia, no pueden aceptar el silencio al que tienen derecho las personas y las instituciones. Por el afán de hablar de todo y de todos, olvidan que la comunicación está llena de silencios y gestos más que de palabras. Es triste escuchar a prestigiosos periodistas lanzar insultos y hasta calumnias ante quien no responde inmediatamente a sus pretensiones. Es casi una obligación ir a presentarse ante el estrado de sus programas para someterse a un tipo de “juicio mediático” que pareciera preparado. De lo contrario, se quedan desahogando su rabia a través de los micrófonos porque no los sacia el golpear indiscriminadamente sino que les irrita el silencio del calumniado. Ya el Papa Benedicto XVI en su mensaje para la 46 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales nos había dicho: «el silencio no representa sólo un cierto contrapeso en una sociedad marcada por el continuo e incesante flujo comunicativo, sino que es un elemento esencial para su integración. El silencio es el primer paso para acoger la palabra, precisamente porque favorece el discernimiento y la profundización”. En esta misma línea del papa, después de un silencio, necesario y prudente - importantes en el manejo de una crisis - el señor cardenal Rubén Salazar Gómez, a través de una carta, le cuenta al país lo que la Iglesia viene haciendo desde hace varios años en la lucha contra el abuso de menores y adolescentes (leer carta https://www.cec.org.co/sites/default/files/Carta-cardenal_1.pdf). En sus palabras el cardenal colombiano, al reconocer los casos que se han presentado en la Iglesia, manifestó para con las víctimas su dolor de padre y pastor. Como sacerdote y colombiano que soy, me duele en el alma los casos de abusos a menores que se han presentado en la Iglesia y en las familias colombianas donde se concentra el mayor número de ellos. El problema es muy serio, delicado y complejo como para que sean sólo los medios de comunicación los que se abanderen de la situación. Señores periodistas, no tengan miedo de encontrar en el silencio un elemento importante de comunicación, no crean que por hablar tanto se dice mucho. Pues, el silencio como insiste el Papa, “es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de contenido”. Los invito a que superen el prejuicio de que si alguien no les responde en el día y a la hora que ustedes lo solicitan, es porque encubre algo o no quiere darle la cara a la opinión pública; y si el entrevistado no les ofrece la respuesta que ustedes quieren escuchar, no se enfaden. Que la tentación de llegar a ser los reyes del rating no los conduzca a perder su ética profesional. Pbro. Elver Rojas H. es Director del Departamento de Comunicación Social de la CEC

Mié 8 Feb 2017

Conversión y apertura a los demás, llamado del Papa en Cuaresma

La Cuaresma es una época propicia para la conversión, para renovarse por medio de los sacramentos, para reconocerse pecadores, buscar el perdón de Dios y comenzar de nuevo el camino hacia la Pascua, “la victoria de Cristo sobre la muerte”. Así lo señala el Papa Francisco en su mensaje con motivo de la Cuaresma de 2017 que, con el título de “La Palabra es un don. El otro es un don”, se ha hecho público esta semana. El Papa Francisco explica que, mediante el ayuno, la oración y la limosna, la Cuaresma es el tiempo más adecuado “para intensificar la vida del espíritu”. En el mensaje, el Pontífice afirma que “la Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte”. "En este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios 'de todo corazón', a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor", afirma el Santo Padre. El mensaje del Papa se articula en torno a la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro. A partir de esa parábola, el Pontífice establece tres puntos temáticos: “El otro es un don”, “El pecado nos ciega”, y “La Palabra es un don”. 1.- El otro es un don El Papa Francisco indica que, en esta parábola, “Lázaro nos enseña que el otro es un don. La justa relación con las personas consiste en reconocer con gratitud su valor. Incluso el pobre en la puerta del rico, no es una carga molesta, sino una llamada a convertirse y a cambiar de vida. La primera invitación que nos hace esta parábola es la de abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don, sea vecino nuestro o un pobre desconocido”. En este sentido, invita a “abrir la puerta a cualquier necesitado y reconocer en él o en ella el rostro de Cristo. Cada vida que encontramos es un don y merece acogida, respeto y amor”. 2.- El pecado nos ciega En su reflexión a partir de esta parábola, el Papa llama la atención sobre cómo “la riqueza de este hombre era excesiva”, y cómo “la exhibía de manera habitual todos los días”. En esa actitud del rico “se vislumbra de forma patente la corrupción del pecado, que se realiza en tres momentos sucesivos: el amor al dinero, la vanidad y la soberbia”. El Santo Padre insiste una vez más en los peligros de lo material: “el dinero puede llegar a dominarnos hasta convertirse en un ídolo tiránico”. “En lugar de ser un instrumento a nuestro servicio para hacer el bien y ejercer la solidaridad con los demás, el dinero puede someternos, a nosotros y a todo el mundo, a una lógica egoísta que no deja lugar al amor e impide la paz”, advierte. En cuanto a la vanidad, ilustra en su mensaje cómo “la codicia del rico lo hace vanidoso”. “Su vida está prisionera de la exterioridad, de la dimensión más superficial y efímera de la existencia”. Luego está la soberbia, “el peldaño más bajo de esta decadencia moral”. “El hombre rico se viste como si fuera un rey, simula las maneras de un dios, olvidando que es simplemente un mortal. Para el hombre corrompido por el amor a las riquezas, no existe otra cosa que el propio yo, y por eso las personas que están a su alrededor no merecen su atención”. 3.- La Palabra es un don El verdadero problema del rico, la raíz de sus males, “está en no prestar oído a la Palabra de Dios”, indica el Santo Padre. “Esto es lo que le llevó a no amar ya a Dios y por tanto a despreciar al prójimo. La Palabra de Dios es una fuerza viva, capaz de suscitar la conversión del corazón de los hombres y orientar nuevamente a Dios”. El Pontífice alertó: “cerrar el corazón al don de Dios que habla, tiene como efecto cerrar el corazón al don del hermano”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar documento[/icon] Fuente: Agencia católica ACIPRENSA Foto: Tomada de Opus Dei