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progreso

Lun 29 Oct 2018

Sin disciplina no hay progreso

Por: Mons. Froilán Tiberio Casas Ortiz - La pereza nunca ha sido rentable; la vida muelle, cargada de holgazanería, no trae buenos dividendos. La misma naturaleza evidencia la necesidad que se tiene para cambiar y trasformar el entorno. Un ejemplo: el río Jordán vive lleno de vida, gracias a su movimiento, a sus caídas de agua, etc., el movimiento oxigena el agua, incluso las aguas residuales se liberan de toxicidades gracias a las caídas de las mismas; en principio, el agua que cae de las cascadas es pura; los choques del agua con las grandes piedras la hace saludable; un niño antes de caminar, gatea y en este ejercicio va midiendo los espacios, cuando da un mal movimiento y se cae en la escalera, entonces entiende que hay vacíos; un niño antes de nacer vive “feliz” moviéndose en el líquido amniótico que le ofrece la madre, en ambiente térmico le llega el oxígeno, cuando nace, lo primero que hace es llorar; claro le tocó respirar por sí solo, viene el primer choque, empieza él a ser él mismo. Una persona que no forja el futuro con procesos de disciplina no logrará grandes triunfos; los padres alcahuetas y las mamás “gallinas” que siempre abren las alas para “proteger” a sus polluelos, no dejarán volar por sí solos a sus hijos; les atrofian las alas. No hay personas más enclenques de carácter y más tiranas cuando tienen poder que aquellos que han tenido un hogar en los que no han desarrollado sus propias habilidades. Los niños mimados son los seres más desadaptados socialmente, suelen ser exigentes y malcriados. La disciplina forja hombres y mujeres batalladores, constructores de la historia y promotores del desarrollo social y económico. La holgazanería, la pereza, son la madre de todos los vicios. Un pueblo de la cultura del “pan y circo” nunca saldrá del subdesarrollo. Una persona acostumbrada al “dolce far niente”, es la persona más inútil del mundo, las responsabilidades las asume folclóricamente; exige el máximo con el mínimo de exigencias. Cuando ejercen la autoridad, si por desgracia la tienen, se rodean de bufones más mediocres que ellos y tiranizan a sus subalternos generando una empresa paquidérmica, poco y nada competitiva y que un día saldrá del mercado. Los pueblos que perdieron la segunda guerra mundial, se levantaron como el ave fénix de sus cenizas y llegaron a inundar el mercado mundial con la calidad de sus productos desplazando a marcas otrora recocidas. Claro, camarón que se duerme, se lo lleva la corriente. Un estudiante vago y sinvergüenza puede pasar las asignaturas académicas con notas mediocres y de pronto, conquistándose a los profesores, pero cuando llegue al mercado laboral será desplazado al último lugar, a no ser que tenga las asquerosas palancas sociales, políticas o de cualquier pelambre y es designado por tales intereses, demeritando a la empresa y dejando desastrosos resultados. Los grandes científicos han logrado aportarle a la ciencia grandes logros, en el silencio de sus laboratorios, sin ningún protagonismo y finalmente, sus resultados exitosos son fruto de su dedicación y disciplina a base de ensayo y error. La ciencia tiene raíces amargas pero sus frutos son dulces. Mons. Froilán Tiberio Casas Ortiz Obispo de Neiva