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real academia

Vie 7 Jul 2017

Cardenal Pimiento nombrado Miembro Honorario de la Academia Colombiana de la Lengua

En reconocimiento a su ministerio orientado al bien común y destacando las buenas maneras de hablar y escribir manifiestas en sus cartas pastorales, homilías, alocuciones y sermones, la Academia Colombiana de la Lengua nombró al Cardenal José de Jesús Pimiento, Arzobispo Emérito de Manizales, miembro honorario. La distinción fue otorgada en el marco de la Centésima Tercera Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano, el 7 de julio del año en curso. Tras recibir este reconocimiento, el cardenal colombiano manifestó gratitud e invitó a los miembros de la Academia a “no limitar su noble acción a los tecnicismos de lenguaje, sino proyectar su influencia real a la promoción de cultura (…) a crear una nueva sociedad digna, unida y solidaria”. Monseñor José de Jesús Pimiento Rodríguez, nació en Zapatoca (Santander), el 18 de febrero de 1919. Fue ordenado sacerdote el 14 de diciembre de 1941 por Monseñor Ismael Perdomo Borrero, Arzobispo de Bogotá. En 1955 recibió la ordenación episcopal de manos del Pío XII y designado prelado auxiliar de Pasto en 1959; ordinario de Montería en 1964; diocesano de Neiva y Garzón. Participó en las sesiones del Concilio Vaticano II, lo escogieron como Delegado para la segunda Conferencia del Episcopado Latinoamérica (CELAM). Fue elegido presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia en 1972 y reelegido en dos periodos más hasta 1978. Escogido en 1972 como asesor del Nuncio Apostólico de Colombia; intervino en varios Sínodos de Obispos en Roma. Fue seleccionado para revisar y actualizar el Concordato suscrito por la Santa Sede en 1887 con el gobierno colombiano. El Santo Padre Pablo VI el 22 de mayo de 1975, lo nombró Arzobispo de Manizales. Estuvo vinculado a la educación y a la academia en el análisis de los decretos del Concilio Vaticano II. Renunció ante el papa Juan Pablo II y lo nombraron arzobispo emérito de Manizales. En 1995 se dedicó a ejercer la Pastoral Social en el Urabá antioqueño. En el 2005, Juan Pablo II lo encargó de la Diócesis de Socorro y San gil, que administró durante dos años. En el Angelus del 4 de enero de 2015, el Papa Francisco anunció la reunión de un Consistorio público y le comunicó al mundo católico su voluntad de designarlo cardenal por su experiencia misionera más allá de la jurisdicción diocesana.