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san luca

Jue 1 Sep 2022

Aquel que no renuncie a todos sus bienes no puede ser discípulo mío

VIGÉSIMOTERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Septiembre 4 de 2022 Primera Lectura: Sb 9, 13-18 Salmo: Sal 90(89), 3-4.5-6.12-13. 14 y 17 (R. cf. 12b) Segunda Lectura: Flm 9b-10.12-17 Evangelio: Lc 14, 25-33 I. Orientaciones para la Predicación Introducción: La liturgia de la Palabra en este Domingo nos invita a descubrir la verdadera sabiduría, que permite descubrir la voluntad de Dios. En la segunda lectura, Pablo escribe una nota a Filemón para que reciba a su esclavo fugitivo, Onésimo, no ya como un esclavo sino como un hermano, y con esta exhortación nos invita a todos los creyentes a vivir verdaderas relaciones de fraternidad. En el Evangelio, Jesús, que sube a Jerusalén, continúa enseñando sobre el valor de la cruz para el creyente y sobre la necesidad de renunciar a los bienes para ser verdaderamente discípulo suyo. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura es la conclusión de una hermosa oración que trae el capítulo 9 del libro de la Sabiduría pedir a Dios la verdadera sabiduría, que consiste en conocer y en poner en práctica la voluntad de Dios. La sabiduría es un don de Dios y a la vez, fruto del discernimiento constante del creyente, que debe superar la mezquindad de la condición humana para comprometerse a hacer visible y real en esta tierra el proyecto amoroso de Dios para el mundo. En la segunda lectura, la nueva relación de fraternidad que propone Pablo para Filemón y Onésimo, enmarca de modo maravilloso la semana por la Paz que hoy se inicia, y concreta de modo admirable el proyecto de Dios al que hacía referencia la primera lectura: el cristiano debe ser un artesano de la paz y un promotor incansable de la fraternidad y de la justicia social. Y esta vocación del creyente la concreta Jesús en el texto del Evangelio, cuando recuerda que todo discípulo debe llevar la cruz, símbolo del amor verdadero, y debe considerar secundarias todas las demás cosas, particularmente los bienes materiales, que están llamados a ser un medio para la construcción de una sociedad más justa y fraterna. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Saber discernir. La vida es un constante ejercicio de discernimiento, un permanente esfuerzo de ponderación sobre lo que debemos hacer o no hacer, decir o no decir, sentir, pensar o evitar. Pero más allá de las decisiones cotidianas, la Palabra de este domingo nos invita a discernir el verdadero sentido de nuestra vida. ¿Para qué estamos en este mundo? ¿Cuál es el propósito de nuestra vida sobre la tierra? ¿Dónde encuentro la plenitud de la existencia? Más allá de una opción profesional o académica, estamos invitados a pedir y a encarnar la verdadera sabiduría, que, en últimas, consiste en descubrir el querer de Dios para nosotros y para el mundo. Todos podemos constatar lo efímeros que son los bienes materiales, los triunfos y los éxitos, las alegrías y los placeres. Y también, a medida que avanzamos por la vida descubrimos cómo el tiempo es corto y pasa cada vez más rápido. Y como no podemos dejar pasar la existencia sin pena ni gloria, Dios nos ofrece la verdadera sabiduría para que oriente y dé sentido a nuestra existencia. Pero se exige un esfuerzo de discernimiento constante de parte del creyente para ir descubriendo qué es lo que Dios quiere de nosotros y cómo podemos comprometernos en Su proyecto de salvación. Amar y servir. Para poder entender en profundidad el texto del Evangelio es necesario decir que el término “odiar” en la lengua de Jesús no significa ese mal sentimiento al que se refiere el verbo castellano, sino sobre todo “amar menos”, o “poner en segundo plano”. Cuando Jesús habla de “odio” se refiere a las rupturas que es necesario hacer cuando se trata de vivir con coherencia los valores del Evangelio, a renunciar a todo lo que nos impide seguirlo con fidelidad. Por eso el Señor pone como condición para el verdadero discípulo el llevar la propia cruz. No se refiere a soportar con paciencia las contrariedades, los pequeños o grandes sufrimientos de la vida, ni a hacer mortificaciones y sacrificios constantes. Se refiere a lo que la Cruz significó en su propia pasión, es decir, la mayor manifestación de amor de un Dios que entrega su vida por los pecadores. Es este amor que el discípulo debe cargar y encarnar, manifestándolo en una constante actitud de servicio. Amar y servir como Jesús es lo único que puede dar verdadero sentido a nuestra vida. Renunciar a los bienes. Las dos breves parábolas introducen un tercer elemento del discipulado. No se trata de dar unas monedas a un habitante de la calle o una limosna en el templo, sino de entregar todo lo que somos y tenemos para que se realice el proyecto amoroso de Dios para el mundo. Pero tampoco se trata de una exhortación a vivir en la miseria o a volvernos mendigos viviendo de la caridad ajena. ¡Ojalá todos los creyentes tuvieran dinero, y mucho, no para “botar para lo alto”, sino para servir! ¡Ojalá todos los creyentes tuvieran poder y cargos importantes, no para llenarse de soberbia, sino para construir un mundo más justo! Ese es el sentido de la renuncia: asumir que todo lo que somos y tenemos es para servir a los demás y para construir la civilización del amor. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Semana por la paz. Desde hace más de treinta años se realiza en Colombia la Semana por la paz, en la semana que enmarca la fiesta de san Pedro Claver (9 de septiembre). Son muchas las actividades que se realizan y las iniciativas que proponen colectivos y organizaciones que trabajan por hacer realidad la paz que ha sido tan esquiva a nuestra nación colombiana. Pero lo más importante es que cada creyente se comprometa a ser constructor e instrumento de paz en su propio contexto, en el medio en el que se mueve. Y esto se logra disminuyendo la agresividad, eliminando la violencia, favoreciendo procesos de perdón y reconciliación. ¿Cómo puedo ser yo constructor de paz en mi familia, en mis espacios laborales o académicos? Fratelli Tutti. La reciente encíclica del Papa Francisco desarrolla más ampliamente la reflexión que los textos de la Palabra presentan en esta eucaristía. Sería una buena ocasión para leerla y meditarla, pero, sobre todo, para hacer un examen de conciencia sobre el nivel y la calidad de mis relaciones interpersonales. El caso de Onésimo en la segunda lectura es significativo porque Pablo nos invita a tratarnos como verdaderos hermanos, y aunque la esclavitud ya acabó hace mucho tiempo, todavía podemos seguir tratando a otros como esclavos y queriendo que los que nos rodean sean nuestros siervos. ‘¿Cómo puedo ser más fraterno para hacer más visible el amor de Dios por medio de mis palabras, sentimientos y acciones? _________________________ Recomendaciones prácticas: • Difundir el material y las actividades de la Semana por la Paz. • Orar y en lo posible entregar la “Oración por la paz” atribuida a san Francisco de Asís. • El viernes 9 de septiembre se celebra el Día de los Derechos humanos (en Colombia), memoria de San Pedro Claver. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hoy nos reunimos para celebrar el Día del Señor y el inicio de la Semana por la Paz. Dispongámonos a dejarnos alimentar por la Palabra y por la Eucaristía, que nos recuerdan nuestra vocación de amar y servir. Participemos con fe y con alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra En este Domingo la Iglesia nos propone la necesidad de buscar la verdadera sabiduría; nos recuerda que debemos vivir verdaderamente como hermanos; y se nos invita a tomar la cruz como el Señor Jesús, para amar más y servir mejor a los más necesitados. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Queridos hermanos, elevemos nuestras súplicas al Padre celestial, confiados en su infinita misericordia, porque estamos seguros de que Él hace posible lo que para nosotros es imposible. R. Padre misericordioso, escucha nuestra oración 1. Por la Iglesia y por todas las comunidades eclesiales, para que en medio de las dificultades siga haciendo presente el mensaje de Salvación de Cristo Jesús y siga siendo luz que oriente el caminar de toda la humanidad. 2. Por nuestros gobernantes, para que puedan conducir a nuestros pueblos hacia el desarrollo y la construcción de una sociedad cada vez más justa y fraterna. 3. Por los enfermos, por los que pasan hambre y necesidad, por los que están solos y desconsolados, para que encuentren en la fe la fuerza necesaria para superar sus dificultades y en sus hermanos los medios necesarios para lograrlo. 4. Por todos los cristianos, para que con esfuerzo constante implantemos la fraternidad en el mundo y esta produzca alegría y paz en los hombres. 5. Por esta comunidad, para que todos nos comprometamos en la construcción de la paz y en la práctica de la justicia, que hagan cada día más visible el proyecto amoroso de Dios para el mundo y para nuestra nación. Oración conclusiva Atiende Padre bueno las súplicas que te presentamos con la confianza de los hijos y con la sinceridad de un corazón que te busca y te necesita. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.