Pasar al contenido principal

ser justo

Jue 28 Feb 2019

Seguir a Cristo tiene que ver con un modo de vida

Primera lectura: Sir 27, 4-7 Salmo: Sal 92(91), 2-3.13-14.15-16 (R. 146,2a) Segunda lectura: 1Corintios 15, 54-58 Evangelio: Lucas 6, 39-45 La Palabra de Dios, que es lámpara que ilumina nuestro caminar y fuerza que transforma nuestro vivir, hoy nos presenta varias ideas que orientan nuestra vida: 1. Las personas buenas y correctas se conocen por sus actos y sus frutos 2. Confiar en Dios y trabajar por la justicia 3. No juzgar y criticar sin mirarse internamente 1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Los textos que nos propone la Iglesia para este domingo nos hablan de los actos y sus frutos. En el libro de Sirácida (Eclesiástico), en relación con la sabiduría, recuerda lo importante que es analizar a las personas por su palabra, pero también por las acciones que estas realizan. El salmo es un cantico utilizado por los judíos en su día de descanso, de alabanza y acción de gracias a Dios por su amor y fidelidad permanente. Se agradece también, por aquellas personas que confían en Dios y trabajan por la justicia. La segunda lectura, que está en relación con Isaías y Oseas, refiere a la victoria de la vida sobre la muerte “La muerte ha sido aniquilada por la victoria. ¿Dónde está, muerte, tu victoria?”, así como ocurrió con Jesús. Confianza y fuerza puesta en Dios para que el trabajo perseverante tenga sus frutos, donde la muerte no tendrá fuerza sobre nosotros y surgirá la resurrección, tal como acaeció con Cristo Jesús. El evangelio de Lucas nos habla, principalmente, respecto al “ver” y el actuar. Así, un ciego no puede guiar a otro ciego. No podemos juzgar a los demás por sus defectos pequeños, si tenemos “una biga” en nuestro ojo que no nos permite ver. Por otro lado, se refiere a las personas buenas, en cuanto a sus acciones y sus palabras, si es buena hará acciones buenas y dirá cosas buenas. 2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Los textos nos guían por medio de tres ideas: el ver, el actuar y las palabras, las cuales se unen en relación al modo que se debe actuar en la vida cotidiana en nuestras relaciones personales y con Dios. Respecto al ver, Lucas se refiere a las personas ciegas, los fariseos de ayer y hoy. Aquellos sujetos que guían personas y que creen tener la verdad en sus actos y dichos, pero detrás de esto están sus intereses personales y no el mensaje de Jesús. Así también, se aplica a los ciegos que hacen caso a otros ciegos, con mucha ingenuidad e irresponsabilidad. En relación con el actuar y las palabras, éstas van unidas. En efecto, san Ignacio de Loyola decía que: “el amor se ha de poner más en los actos que en las palabras”. La palabra genera acciones y las acciones generan palabras. Las cosas que hacemos y decimos dicen mucho de cómo somos. Nuestros actos hablan de nuestro corazón y el cómo nos relacionamos con las personas. Las palabras que usamos, tiene que ver con nuestros auténticos deseos y del cómo vemos a los demás. Más allá de títulos, cargos o posiciones sociales, debemos tratarnos todos de la misma manera. El respeto y la dignidad hacia los demás se debe mostrar en todo momento, donde siempre la otra persona tiene una dignidad y una verdad que debemos admirar y atender. Es fundamental ser respetuosos ante la otra persona, ir al encuentro de ella sin prejuicios, sin juzgarlo, acogiéndole tal como es, ya que Dios también habita en él. Así nuestros actos serán fortalecidos por nuestras palabras y nuestras palabras serán creíbles por nuestros actos. 3. ¿Qué me sugiera la Palabra que debo decirle a la comunidad? Ser católico, no consiste sólo en ir misa, repetir oraciones, frases o, bien, realizar ritos por costumbre. Seguir a Cristo tiene que ver con un modo de vida, unamanera de comportarse y relacionarse con los demás en el día a día. Nuestros actos y nuestra manera de hablar y relacionar, debiera decir en quién creemos. Vivimos en una sociedad en la que constantemente se nos bombardea con ideas acerca de “auténticos mensajes de salvación”, “modelos de conducta correctos” o “felicidad verdadera garantizada”. A esto se suma, el que solo se valora aquello que está dentro de estándares o medidas, dejando de lado lo auténtico, lo original o lo diferente. Por otro lado, se incentiva que la satisfacción de deseos, fines o metas, se cumplan bajo cualquier medio, no importando si eso implica pasar por sobre otras personas, aceptando sobornos, incentivando la corrupción, la injusticia y, con ello, promoviendo la división y la violencia. El prejuicio daña y produce división, sobre todo a los migrantes. En una sociedad cada vez más multicultural y diversa, donde nos toca compartir con personas de diferentes lugares, modos, ideas y culturas, debemos dejar de lado los prejuicios y las ideas preconcebidas acerca de aquellas personas que vienen de otros países o zonas del país, ya que cada persona tiene una riqueza y una verdad que vale la pena no tan solo respetar, sino, ante todo, proteger. El Papa Francisco nos recuerda que Jesús se identifica con el extranjero y el migrante, porque sufren discriminación y abandono. Ellos, al igual que cualquier persona marginada y que sufre, son el rostro de Cristo que nos pide acogerles por amor, porque ellos también son mensaje de buena noticia y de aporte a nuestra sociedad. Cerrarles las puertas, tenerles miedo o darles la espalda, es hacerlo al mismo Jesucristo. 4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? San Alberto Hurtado proponía constantemente preguntarse “¿Qué haría Cristo en mi lugar?”. Esta sencilla pero profunda pregunta, que nos referencia a Cristo, nos puede ayudar a encausar muchas veces, nuestras palabras, miradas y nuestro actuar. Constantemente debiéramos preguntarnos laicos, religiosos y sacerdotes, acerca de si mis actos y mis palabras dan testimonio de Jesús o, bien, son lo contrario. Examinar a qué personas hoy herí o bien alegré, a quién serví si a Dios o a mis deseos. No se trata de repetir citas del evangelio en cada momento, adjudicar todo a Dios, o bien echarse a morir. Cada sujeto es libre y, en esa libertad, decide cómo ser testimonio de Dios. Jesús me invita siempre a estar alerta para no dejarme embaucar por falsos maestros, profetas, ideologías que intentan confundirnos respecto a quien debemos seguir para ser felices y hacer felices a los demás. La corrupción, la injusticia, la explotación laboral, que son una tentación en el modo de obrar, sólo llevará a más dolor y violencia. Sólo por medio de relaciones dignas y justas, se construye el Reino, ya que la fe sin justicia no es posible de entender. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Ilustrar sobre los buenos y los malos actos, CEC 1755 y 1756; y sobre la formación de la conciencia y la decisión según la conciencia, CEC 1783 – 1794. 2. Mediante el signo de una vasija rota y otra entera, comentar sobre aquellas situaciones donde la comunidad se desarma y se divide, donde no son testimonios de Jesús y no acogen al Espíritu que habita en cada persona. Situaciones donde está presente el prejuicio en relación a los orígenes, pensamiento, características físicas, modos de hablar o vestir. Creando rumores o inventando historias sobre otras personas. Eso daña, a veces de manera irreparable, la imagen de las personas. 3. Se puede seguir el Prefacio Dominical III, “La salvacón del hombre por un hombre”, Misal, pág. 385; igualmete, la Plegaria Eucarística III. 4. Tener presente que el el martes 6 de marzo, es miércoles de ceniza, inicia el Tiempo de Cuaresma, día de ayuno, abstinencia y obras de misericordia; cominza la Campaña de la Comunicación Cristiana de Bienes.