Pasar al contenido principal

Sincelejo

Jue 26 Oct 2017

Obispo de Sincelejo se recuperó de operación y retoma actividades

Luego de haber sido sometido a una intervención quirúrgica, el obispo de Sincelejo, monseñor José Clavijo Méndez, se reintegró a sus funciones pastorales. El prelado recibió una calurosa bienvenida por parte de los colaboradores de la curia diocesana. Monseñor José se reintegró hoy a sus labores en la Curia Diocesana, tras recuperarse de una cirugía en la ciudad de #Medellín. Sus colaboradores en #Sincelejo lo recibieron con cantos, aplausos y abrazos. ¡Bienvenido, monseñor! Una publicación compartida de Diócesis de Sincelejo (@diocesisdesincelejo) el 24 de Oct de 2017 a la(s) 8:39 PDT Sus labores retornaron a la normalidad con una visita a la parroquia San Pedro Claver, en el Municipio de San Pedro, donde administró el Sacramento de la Reconciliación. La próxima semana visitará Bogotá para participar de la Asamblea Extraordinaria del Episcopado Colombiano. La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) expresa su alegría por la recuperación de monseñor José Clavijo y ora por su misión pastoral.

Mié 29 Mar 2017

Los migrantes, un rostro humano que nos desafía

Por: Mons. Nel Beltrán Santamaría - Estamos en un año particular, marcado por las negociaciones gobierno–guerrilla y el comienzo del proceso electoral. En este contexto no hay que dejar morir en la conciencia nacional la imprescindible responsabilidad que tenemos con los migrantes. Por ellos y por nuestra propia dignidad. Los migrantes son una voz que toca la conciencia humana. Son retratos distorsionados de poblaciones que vivieron mejor. Al mismo tiempo, son rostros de la esperanza que no muere y no defrauda; y se convierten en un llamado de conciencia que puede despertar lo mejor que hay en nosotros: la solidaridad; y, así, renovar nuestra humanidad y, con ello, despertar todavía más el corazón de nuestra fe cristiana: el amor a los hermanos. Los primeros cristianos asombraban: “Miren como se aman”. Amar al migrante nos devuelve la identidad histórica: “En esto conocerán que son mis discípulos, en que se aman los unos a los otros”. Al servirlos, nos convierten en sacramentos del primer mandamiento. Un migrante es una persona con igual dignidad, derechos y deberes; con la misma vocación a realizarse como persona humana e hijo de Dios. Lo dijo hermosamente el Papa: “personas humanas”. ¡Sí! Con rostros e historias personales. ¡Son personas humanas! Eso lo resume todo. Por eso a las migraciones el Papa las define como “una crisis humanitaria”. Y los migrantes de hoy “son humanos fugitivos de sus propios países o regiones”. Eso es un trauma dramático a nivel internacional o a nivel interno. Fugitivos de otros humanos. De los grupos armados o de la pobreza o el despojo o de un modelo de minería o del narcotráfico, etc. Y lo poco que era suyo pasó a otras manos. Son fugitivos que lo dejaron todo. Se puede decir que fueron “despojados”. Hijos y rostro de una demencia social, política o ideológica. Fugitivos. Una manera de ser expatriados de la dignidad de personas humanas. Perdieron la patria de la humanidad. Son el rostro de una demencia. ¿Por qué salen de sus países o de sus regiones? ¿Por qué buscan Estados Unidos o simplemente, un tugurio un poco más seguro para la vida, en los cordones de pobreza de las grandes ciudades? ¿Con tan poco tienen? ¡No! Es porque lo primero es la vida, la familia, los valores como la propia religión… Los católicos tenemos una abundante sociología, teología y espiritualidad de las migraciones. Y muchos organismos de apoyo. Pero no los suficientes. Y no pretendemos ser los únicos sensibles a este dolor humano. Pero queremos ser fieles a nuestra fe. Y esperamos escuchar el último día: “vengan benditos porque fui fugitivo y me acogieron. Entren al Reino”. Un migrante es como un hombre-síntesis del pobre del Evangelio. Abandonado en el camino. Padece todas las necesidades que nos harán benditos del Padre si ayudamos a cubrirlas: hambre, sed, desnudez, desplazamiento, soledad… Benditos nosotros los que ayudamos a encontrar respuestas institucionales desde la dignidad de la persona humana. Cuantas veces lo hagamos lo hemos hecho a Cristo mismo. Y nos dirán: entren al Reino. Pero no solo nosotros. Sino también con ellos. Un paso clave en el servicio a los migrantes es tratar de mejorar la calidad de la acogida y ayudar a recuperar la dignidad oscurecida. Crear unas condiciones nuevas que favorezcan salir de las condiciones en las que llegan. Y ayudar a despertar una conciencia de humanidad y de derechos “humanos” que multipliquen la solidaridad social y despierten la sensibilidad de los gobiernos. Y es urgente comprender y difundir que las migraciones son más que solo un problema de carencias. Es un sistema de despojo asumido con pasividad política y social, convertido en cultura, en leyes y en modelos de urbanismos marginales. Fenómenos que no tocan la macro-economía o la política. Y a veces justificados en razones supuestamente religiosas. Son judíos, musulmanes, o cristianos. A veces, entre las propias religiones. Es una crisis cultural e institucional; local y mundial. Son males transversales en el mundo. En el democrático y en el dictatorial. Es la cultura de la exclusión, de la desigualdad, de las fronteras cerradas, de la reacción insegura frente al extranjero o diferente, como si ser migrante fuera una manera inferior de ser humano. ¡Así provengan del pueblo vecino! Gracias a las personas que acogen, a las que no dejan pasar desapercibidos a tantos humanos, a las que se organizan y trabajan para tratar de responder. “Benditos porque tuve hambre y me dieron de comer. Porque fui forastero y me acogieron”. DESTACADO: “Un migrante es como un hombre-síntesis del pobre del Evangelio” + Nel Beltrán Santamaría Obispo emérito de Sincelejo Fuente: Revista Vida Nueva

Mié 15 Feb 2017

Catedral de Sincelejo reabre sus puertas tras un año de refacciones

El sábado 18 de febrero, a las 9:30 de la mañana, la Catedral San Francisco de Asís reabrirá sus puertas luego de haber sido sometida a su primera reparación integral en más de un siglo. La reapertura se celebrará con una Eucaristía que contará con la presencia de autoridades civiles, el presbiterio y fieles católicos. Las reparaciones de la catedral responden a una serie de fallas en la estructura del techo, anomalías producto de la construcción original y el embellecimiento de esta infraestructura, informó monseñor José Clavijo Méndez, obispo de Sincelejo. Los trabajos de mantenimiento, reparación y embellecimiento del templo han demandado una inversión superior a los $700.000.000 que se recaudaron gracias a la Catedratón realizada el 2015 y 2016. Monseñor José Clavijo Mendez comentó que estas refacciones se realizaron gracias al aporte de diferentes actores sociales. “Se ha sostenido con la colaboración de entidades sobre todo de comercio, ganaderos y los fieles. Se noto una gran generosidad, no solo de personas que podían hacerlo, sino de muchos que con sus pequeños aportes fueron aumentando las cantidades”, explicó el prelado. Las refacciones permitieron significativos cambios, como la instalación de modernos pisos exteriores e interiores, la cubierta y el cielo raso, sonido y abanicos nuevos, accesos para personas con discapacidad, tanto al templo como al Despacho parroquial, la adecuación de la capilla de la reconciliación (que contará con aire acondicionado), la reparación del altar mayor, de las bancas y la ampliación del Templete Eucarístico. Los ductos para el aire acondicionado del aula se instalaron, pero no funcionará aún, debido a la falta de recursos para comprar las máquinas que se requieren para ello. Monseñor José Clavijo Méndez explicó que con la reapertura de la catedral se concluye la primera etapa de un proyecto que tiene tres fases. Se espera recaudar los fondos para continuar con esta obra. La Catedratón seguirá recibiendo donaciones en la cuenta corriente N° 826 023 830 del banco BBVA. Finalmente, el prelado expresó su agradecimiento a todas las instituciones y personas que han hecho posible esta refacción. “Es una expresión de gratitud para todos los que aportaron con gran cariño y generosidad a esta obra y en segundo lugar este es un gesto de comunión y unidad”. Texto e imagen: Blog Parroquia San Francisco de Asís / CEC