Pasar al contenido principal

textos bíblicos

Vie 5 Mar 2021

«Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré»

TERCER DOMINGO DE CUARESMA Marzo 7 de 2021 Primera Lectura: Éx 20,1-17 (forma larga) o Éx 20,1-3. 7-8.12-17 (forma breve) Salmo: 19(18),8. 9.10.11 (R. Jn 6,68c) Segunda Lectura: 1Co 1,22-25 Evangelio: Jn 2,13-25 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Los textos bíblicos a nuestra consideración, en este domingo, nos invitan a considerar con fe para discernir con esperanza: • Los mandamientos de la ley de Dios, dados por Moisés, a los hijos de Israel, nos coloca en relación armoniosa con Dios y con los hermanos, por ello son una ley perfecta. • A Jesús no se le predica ni con signos ni con los razonamientos del mundo, sino con la sabiduría de la cruz. • Jesús, es celoso en cumplir la voluntad del Padre en Él, como única víctima, verdadera ofrenda y único templo. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Al enunciar en el libro del Éxodo los diez mandamientos, hay tres que están en relación perfecta con Dios y los otro siete en relación con los semejantes; todo ello para enseñarnos a caminar en armonía con Dios y con los hermanos. Esos mandatos son perfectos y alegran el alma del creyente, le proporcionan descanso, le iluminan los ojos, y son de gran valor como el oro y la miel. El apóstol no predica a Jesús ni con signos para los judíos, ni con razonamientos filosóficos para los griegos; a Jesús lo anuncia con la sabiduría de la cruz, que es necedad y escandalo para unos, pero salvación para los creyentes. En la proximidad de la pascua judía, Jesús se proclama como verdadera víctima que no se compra y ofrenda al Padre insustituible, por ello desaloja del templo a los vendedores, también expulsa a bueyes y palomas, al igual que a cambistas de monedas. Enseñándonos, así, que Él es el nuevo y verdadero templo por la resurrección; de esta misma manera lo comprendieron sus discípulos cuando Él resucitó de entre los muertos. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Hoy en la presencia de Dios entendemos que cada vez es más urgente valorar el decálogo, el cual iluminado por el mandamiento nuevo (Cfr. Jn 13, 34), nos hace posible vivir en la armonía y la paz cristiana que Jesús nos ha enseñado durante su ministerio público, comprendiendo así que estas leyes son palabras de vida eterna que hacen dulce y amable la existencia de todos los que creemos (Cfr. Sl 18, 11). La cruz continúa siendo hoy un signo de contrariedad y disgusto para el pensamiento racionalista. Es una locura que no se admite, por lo que se han creado leyes que piden quitar los crucifijos en los lugares públicos, pues a muchos hoy les “traumatiza” ver el Crucificado, y por ello hay campañas en su contra; pero para los que creemos en la Cruz, encontramos en ella sabiduría y fuerza de Dios que nos salva. Jesucristo crucificado es la verdadera víctima, ya no hay cordero ni bueyes ni palomas, Él es la verdadera ofrenda al Padre, Él es el verdadero templo que por la resurrección se convierte en el único punto de referencia válido para el encuentro de Dios con los hombres, y de los hombres con Dios. Nosotros también somos templos donde no se puede ya tener ninguna clase de negocio. Al respecto nos decía el Papa Francisco: “Es muy feo cuando la iglesia se “resbala” en este comportamiento y hace de la casa de Dios un mercado, estas palabras nos ayudan a rechazar el peligro de hacer de nuestra alma, que es la morada de Dios, un lugar de mercado, viviendo en la búsqueda continua del propio beneficio, en lugar de buscar un amor generoso y solidario. Esta enseñanza de Jesús es siempre actual, no solo para las comunidades eclesiales, sino también para los individuos, las comunidades civiles y toda la sociedad” (Ángelus, domingo III de cuaresma 2018). 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Jesús, ven ahora a nuestro corazón, haznos comprender la gracia de tu ley en esta cuaresma, ven a nuestras comunidades y danos la humildad, la comprensión y la capacidad de sacrificio de unos por otros. Junto contigo somos el templo del Padre Celestial, que debemos cuidar y nadie puede destruir, porque tu Padre es un Dios celoso que cuida de nosotros (Cfr. 1Cor 3, 17) por ello hemos de cuidar este templo, y no alejarnos del Padre, porque si él nos deja, de inmediato se nos acercará el engañador. Padre, tú nos has hecho tu templo y habitas en nosotros, no permitas que hagamos de este un lugar de negocio, permítenos realizar siempre tu voluntad por la gracia de nuestro bautismo (Cfr. Cesareo de Arles, discurso 229, 2: CCL 109, 905-907). II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Avanzamos en el camino cuaresmal y no estamos solos, Jesús es la cabeza de este templo al cual pertenecemos y nos acompaña al hacerse presente en la mesa de la Palabra y de la Eucaristía. Que en nuestros ayunos y penitencias vivamos el mandamiento del amor, y que esta celebración nos ilumine en el desierto espiritual de nuestra vida. Dispongámonos a participar con ánimo confiado. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios sigue siendo hoy la que nos ilumina, la cruz la que nos fortalece en el verdadero templo de nuestra fe. Escuchemos con atención y recogimiento. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Confiando en tu palabra que nos fortalece, en tu cruz que nos redime, ofrezcamos fervientemente a Dios nuestras súplicas y digámosle: R. Fortalece nuestra fe, Señor de la vida 1. Para que la iglesia, en su tarea evangelizadora, sea signo de Dios y no comercialice con la fe, roguemos al Señor. 2. Para que los gobernantes, en su tarea de legislar, defiendan los derechos humanos, busquen el bien común y acompañen a los más débiles, roguemos al Señor. 3. Para que los que sufren persecuciones a causa de la cruz, víctimas de las injusticias humanas, encuentren en la Iglesia un apoyo para sus tristezas y angustias, roguemos al Señor. 4. Para que en nuestro caminar en esta Cuaresma hacia la Pascua del Señor, descubramos en los mandamientos el sentido del amor, teniendo como eje central la cruz y siendo conscientes que somos templo del Espíritu, roguemos al señor. En silencio pueden hacerse otras intenciones personales Oración conclusiva Padre de amor, que nos entregaste en tu Hijo al verdadero templo y que desde Él elevamos nuestras súplicas, atiende nuestras oraciones que presentamos con fe. Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Amén

Mié 17 Jul 2019

Nueva edición de los libros litúrgicos

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo - Entre los elementos litúrgicos, tienen especial importancia los libros aprobados con los textos bíblicos y eucológicos y con las especificaciones de los ritos que son parte de los actos del culto. Los libros litúrgicos, a través de las plegarias y la presentación de los signos que expresan la fe, transmiten la tradición de la Iglesia. Además, ayudan para que la fe no sea patrimonio de una persona o de un grupo de fieles, sino la expresión de la vida de la única Iglesia de Cristo, que celebra en comunión los misterios de la salvación. Estos libros elaborados con la experiencia espiritual y la reflexión teológica de la Iglesia, acumuladas durante siglos, manifiestan, en la variedad de las formas, los diversos modos de celebrar el misterio de la redención ofrecido a la humanidad por el Padre, en Cristo, mediante la gracia del Espíritu. Por eso, en ellos está lo que oramos, que es lo mismo que debemos creer y vivir. Son, en realidad, una rica mina de espiritualidad, de teología y de vida. El Concilio Vaticano II pidió una revisión general de los libros litúrgicos, con la posibilidad de hacer las adaptaciones necesarias y de traducirlos a las diversas lenguas vernáculas. Varios grupos de expertos trabajaron, entonces, en su composición y las Conferencias Episcopales han venido haciendo diversas versiones y ediciones de estos libros entre los que sobresalen el misal, los leccionarios, el pontifical romano, los rituales de los sacramentos y la liturgia de las horas. En Colombia, hemos utilizado diversas ediciones de los libros litúrgicos; unas hechas en el país y otras traídas de España, México, Perú… Esto comporta varios problemas; entre ellos, la falta de unidad en la traducción de las oraciones y de los textos bíblicos, que se leen de una manera en el misal, de otra en los leccionarios, de otra en el breviario y de otra en los rituales. Por eso, se ha emprendido la importante tarea de hacer una edición completa, a partir de la Biblia para el uso litúrgico aprobada en España. Los beneficios de esta edición son grandes: 1) Lograr la unidad en el conjunto de los libros litúrgicos y en la totalidad de las parroquias y capellanías de Colombia. No tiene sentido que cuando se cambia de lugar, aun dentro de una misma ciudad, se celebre con un texto distinto. Los países de habla inglesa, aun con tan gran diversidad, han mantenido la unidad de una misma versión en los libros litúrgicos. 2) Llegar a una misma traducción del texto bíblico para la liturgia, la catequesis y aún para el estudio. El pueblo de Dios está encontrando la Palabra de una manera en su parroquia, de otra en las transmisiones radiales o televisivas y de otra en los folletos de divulgación pastoral. Esto dificulta mucho citar y memorizar los textos. 3) Tener los libros litúrgicos con las adaptaciones convenientes y aprobadas para nuestro país. Esto ofrece la posibilidad de construir celebraciones diferenciadas, de modo que respondan a diversas circunstancias, siempre dentro del espíritu litúrgico, la comunión eclesial y la búsqueda del bien de los fieles. 4) Contar con una edición digna, en una buena composición tipográfica y una adecuada presentación externa, que manifieste el respeto con que tratamos las realidades santas que los libros litúrgicos contienen. Sabemos que la misma liturgia prevé signos de veneración especialmente hacia los leccionarios. Se supera también que en una parte se celebre con un texto oficial, en otra con un libro de bolsillo y en otra con una hoja suelta. Hasta ahora, han sido publicados los leccionarios para la celebración eucarística diaria de los años par e impar; el leccionario para adviento, cuaresma y pascua; los leccionarios para los ciclos dominicales A, B y C. Los pueden adquirir en la Curia Arquidiocesana sólo los sacerdotes y miembros de las instituciones católicas, para evitar que personas que no están en comunión se los apropien con los fines ya conocidos. Próximamente tendremos el misal y los rituales. Como se ha terminado ya el plazo dado para comenzar a celebrar con estos nuevos leccionarios, que todavía algunas parroquias y muchas capellanías no han adquirido, pido a todos, sacerdotes, religiosas y laicos, entrar en esta unidad e incluso aprovechar el precio de esta primera edición. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín