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vocación

Mié 22 Feb 2023

Caminemos juntos con el Proceso Evangelizador de la Iglesia

Por: Monseñor José Libardo Garcés Monsalve - Jesús cuando convocó a sus discípulos en Galilea, les encomendó la tarea evangelizadora, haciendo que la Iglesia desde el principio se identifique con esta misión: “vayan y hagan discípulos a todos los pueblos y bautícenlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 16-20), recibiendo este mandato como su vocación esencial, porque “evangelizar constituye la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la Santa Misa, memorial de su muerte y resurrección gloriosa” (Evangelii nuntiandi #14). La Iglesia tiene el mandato de llevar a todo el mundo la Magnífica Noticia del acontecimiento que cambia la historia del ser humano y de la sociedad. Cada persona cuando recibe el anuncio de Jesucristo y responde con la conversión, que significa transformación de la propia vida en Cristo, renueva no solamente su vida personal, sino que todo el entorno donde vive comienza a ser iluminado por la gracia, porque el Reino de Dios llega con toda su fuerza para transformar el mundo: “El plazo se ha cumplido. El Reino de Dios está llegando. Conviértanse y crean en el Evangelio” (Mc 1, 15). El mensaje es el mismo, pero los contextos cambian y por eso los desafíos para evangelizar necesitan evangelizadores con mucho fervor e ímpetu misionero, que sigamos sin desfallecer en la misión encomendada por Jesús, con la certeza que Él está con nosotros todos los días hasta el final de los tiempos (cfr. Mt 28, 20), de tal manera que, se nos pide ser instrumentos dóciles a la gracia de Dios, poniendo toda la confianza únicamente en Él y dejándonos iluminar cada día por el Espíritu Santo, que con sus dones, nos va capacitando para esta tarea que es de Dios, pues “no habrá nunca Evangelización posible sin la acción del Espíritu Santo” (EN 75). La Iglesia siempre actúa con el poder del Espíritu Santo y se ha dejado renovar por Él. Toda la acción pastoral debe ser dócil a la moción y luz del Espíritu Santo, ya que es Él quien orienta y renueva la misión evangelizadora en la Iglesia. Para dejar obrar el Espíritu Santo en la vida de la Iglesia, es necesario asumir en serio el llamado a la conversión: “conviértanse y crean en el Evangelio” (Mc 1, 15), que significa el retorno a Dios, el cambio de mentalidad, es decir transformación de la vida en Cristo, hasta llegar a decir con san Pablo: “Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gal 2, 20), dando testimonio de su proceso de conversión, afirmando: “Para mí la vida es Cristo” (Flp 1, 21). En nuestra Diócesis de Cúcuta queremos dejarnos iluminar por el Espíritu Santo, siguiendo el Proceso Evangelizador que la Iglesia ha aplicado desde siempre para evangelizar. Somos conscientes del mandato de Jesús, de ir por todas partes a anunciar el Evangelio, y por eso queremos poner en práctica con la mayor fidelidad posible ese mandato misionero de Jesús, con la certeza que todo tiene que brotar de una oración constante, de rodillas frente al Santísimo Sacramento, para poder tener el discernimiento suficiente que nos impulse al acompañamiento de todas las personas, para que puedan crecer en el fe, la esperanza y la caridad y perseveren en la gracia de Dios, siempre con la confianza puesta en Él. Siguiendo la enseñanza de la Iglesia en su magisterio, vamos a continuar con el desarrollo del Plan de Evangelización de la Diócesis de Cúcuta, inspirado en el proceso por el que la Iglesia, movida por el Espíritu Santo, anuncia y difunde el Evangelio en todo el mundo, de tal manera que, impulsada por la caridad, impregna y transforma a toda la sociedad, dando testimonio entre las gentes de la nueva manera de vivir en Cristo, proclamando explícitamente el Evangelio mediante el primer anuncio que llama a la conversión; iniciando en la fe y la vida cristiana mediante la catequesis a los que se convierten a Jesucristo, alimentando la fe de los fieles mediante la Eucaristía y la caridad y suscitando permanentemente a la misión, anunciando a Jesucristo con palabras y obras (cfr. Directorio General para la Catequesis #48). De esa manera, en fidelidad a Jesucristo y la Iglesia, con renovado fervor pastoral y en salida misionera, nos disponemos a fortalecer el proceso evangelizador, que según lo sintetiza el Directorio General para la Catequesis del año 1997, “está estructurado en etapas o momentos esenciales: La acción misionera para los no creyentes y para los que viven en la indiferencia religiosa; la acción catequética para los que optan por el Evangelio y para los que necesitan completar o reestructurar su iniciación; y la acción pastoral para los fieles cristianos ya maduros, en el seno de la comunidad cristiana. Estos momentos no son etapas cerradas, ya que tratan de dar el alimento evangélico más adecuado al crecimiento espiritual de cada persona o de la misma comunidad” (DGC 49, cfr. DGC, 2020, 31-35). Al avanzar en este nuevo año pastoral, los convoco para que “caminemos juntos”, dejándonos orientar por la luz del Espíritu Santo que ilumina nuestros pasos y nos saca de la oscuridad que deja el mal y como fruto del seguimiento de Cristo, alimentados por la Eucaristía, brote un caudal de caridad en nuestra Diócesis, que nos permita hacer presente el mandamiento del amor, que sea luz para muchos que viven en las tinieblas del pecado. Que nuestra caridad sea la voz de Dios para que muchas personas amen a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismos. El camino para crecer y salvarse es vivir plenamente la vida de Jesucristo en la familia y en la parroquia. Hagamos de nuestras familias y ambientes parroquiales lugares de fe, esperanza y caridad que nos lleven a la salvación y que orienten la vida de muchas personas con la luz de Cristo que ilumina nuestra vida. En unión de oraciones, “caminemos juntos, renovando nuestra fe”. + José Libardo Garcés Monsalve Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Lun 23 Mayo 2022

La paternidad y maternidad: vocación a custodiar la vida

Por: Mons. José Libardo Garcés Monsalve - En el mes de mayo veneramos de manera especial a la Santí­sima Virgen María, Madre del Niño Jesús y con Ella celebramos con alegría la misión de las madres, que han permitido la vida de sus hi­jos, protegiendo, defendiendo y cus­todiando la vida humana en todas sus etapas. Asistimos a un momen­to histórico en el que la maternidad llega a considerarse un obstáculo para la realización de la mujer, sin embargo, es exactamente lo contra­rio, la maternidad es una vocación que viene del Señor, con la misión de custodiar la vida humana como regalo de Dios. En este orden de ideas, celebrar el día de la madre es reconocer una vocación y una misión que está ins­crita por Dios en el corazón de cada mujer y que realiza plenamente con la vocación y misión del padre, que a ejemplo de San José custodia la vida del nuevo ser que se gesta en el seno materno. El Papa Francisco así lo expresó en Amoris Laetitia cuan­do dijo: “Todo niño tiene derecho a recibir el amor de una madre y de un padre, ambos necesarios para su maduración íntegra y ar­moniosa. Respetar la dignidad de un niño significa afirmar su nece­sidad y derecho natural a una ma­dre y a un padre” (AL 172). Cada mujer ha recibido de Dios la vocación de acoger la vida, abrazar­la, protegerla, darla a luz, alimentar­la, sostenerla, acompañarla y de esa manera realizar su vida como mujer y madre, que descubre la belleza del nuevo ser humano que va crecien­do y desarrollando su ser de manera integral, con la ayuda, la compañía y la custodia del padre, que da al hijo la capacidad de enfrentarse al mundo. De esa manera paternidad y maternidad se complementan y aportan al crecimien­to y desarrollo de la vida humana. Así lo expresa el Papa Fran­cisco cuando afirma: “La madre, que ampara al niño con su ternura y compa­sión, le ayuda a des­pertar la confianza, a experimentar que el mundo es un lu­gar bueno que lo recibe, y esto per­mite desarrollar una autoestima que favorece la capacidad de intimidad y la empatía. La fi­gura paterna, por otra parte, ayuda a perci­bir los límites de la realidad, y se caracte­riza más por la orientación, por la salida hacia el mundo más amplio y desafiante, por la invitación al esfuerzo y a la lucha” (AL 175). Paternidad y maternidad hacen par­te de la vocación y misión del ser humano para conformar familia y para generar la vida humana, que se recibe en el hogar como don de Dios y que hay que respetar, custodiar, proteger y cuidar en todas las etapas de la existencia del ser humano. El cuidado paterno es tan importante como el materno y juntos contribu­yen al desarrollo armónico del niño. Así lo expresa el Papa Francisco: “Un padre con clara y feliz iden­tidad masculina, que a su vez combine en su trato con la mujer el afecto y la protec­ción, es tan necesario como los cuidados maternos. Hay roles y tareas flexibles, que se adaptan a las cir­cunstancias concretas de cada familia, pero la presencia clara y bien definida de las dos figuras, femeni­na y masculina, crea el ámbito más adecuado para la maduración del niño” (AL 175). De todo esto se desprende que la familia tal como Dios la quiso des­de el principio, un padre, una madre y unos hijos, con­tribuye a construir persona y socie­dad en armonía y equilibrio, dando a cada nuevo ser lo suficiente para su crecimiento y desarrollo sano, que permita en un futuro relacionarse con Dios, consi­go mismo, con los demás y con el mundo que lo rodea de manera sana y estable. Esto constituye un reconocimien­to de la paternidad y la maternidad como una contribución a la forma­ción de la sociedad, porque “una sociedad sin madres sería una so­ciedad inhumana, porque la ma­dres saben testimoniar siempre, incluso en los peores momentos, la ternura, la entrega, la fuerza mo­ral” (AL 174), pero una sociedad sin padres, sería carente de tenaci­dad y capacidad para la lucha; un matrimonio sin hijos, sería como un jardín sin flores, porque “el amor siempre da vida. Por eso, el amor conyugal no se agota dentro de la pareja. Los cónyuges, a la vez que se dan entre sí, dan más allá de si mismos la realidad del hijo, refle­jo viviente de su amor, signo per­manente de la unidad conyugal y síntesis viva e inseparable del pa­dre y de la madre” (AL 165). Estamos llamados a fortalecer la fa­milia como célula fundamental de la sociedad y como Iglesia doméstica, donde se genera, se protege, se de­fiende y se custodia la vida humana. “La familia es el ámbito no sólo de la generación sino de la acogida de la vida que llega como regalo de Dios” (AL 166). Que al celebrar en este mes de mayo a la Santísima Virgen María y al glorioso Patriarca san José, poda­mos reconocer la paternidad y la maternidad como una vocación y misión para custodiar la vida huma­na en todas las etapas. Que a ejemplo del hogar de Naza­ret, podamos fortalecer nuestras familias con vocación a la genera­ción y acogida de la vida, que ayuda a fortalecer la fe, la esperanza y la caridad, en el ejercicio de nuestra vocación y misión. En unión de oraciones, sigamos adelante. Reciban mi bendición. + José Libardo Garcés Monsalve Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Jue 5 Mayo 2022

Mensaje para la 59ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones

Con motivo de la 59ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que la Iglesia Católica celebra este próximo domingo 08 de mayo, cuarto domingo de Pascua, el Papa Francisco envió un mensaje titulado: “Llamados a edificar la familia humana”. “Mientras los vientos gélidos de la guerra y de la opresión aún siguen soplando, y presenciamos a menudo fenómenos de polarización, como Iglesia hemos comenzado un proceso sinodal”. Con estas palabras el Pontífice manifiesta: “Sentimos la urgencia de caminar juntos cultivando las dimensiones de la escucha, de la participación y del compartir”. Y afirma: “Junto con todos los hombres y mujeres de buena voluntad queremos contribuir a edificar la familia humana, a curar sus heridas y a proyectarla hacia un futuro mejor”. A la vez que ofrece su reflexión sobre el amplio significado de la “vocación”, en el contexto de una Iglesia sinodal que se pone a la escucha de Dios y del mundo. Llamados a ser todos protagonistas de la misión De la sinodalidad, Francisco escribe que “el caminar juntos es una vocación fundamental para la Iglesia, y sólo en este horizonte es posible descubrir y valorar las diversas vocaciones, los carismas y los ministerios”. “Sabemos – afirma – que la Iglesia existe para evangelizar, saliendo de sí misma y esparciendo la semilla del Evangelio en la historia”. Por lo tanto, dado que “la misión es posible haciendo que cooperen todos los ámbitos pastorales, involucrando a todos los discípulos del Señor”, el Papa añade: “Es necesario cuidarse de la mentalidad que separa a los sacerdotes de los laicos, considerando protagonistas a los primeros y ejecutores a los segundos, y llevar adelante la misión cristiana como único Pueblo de Dios, laicos y pastores juntos. Toda la Iglesia es comunidad evangelizadora”. Llamados a ser custodios unos de otros, y de la creación De la palabra “vocación” Su Santidad explica que no debe “entenderse en sentido restrictivo”, referida sólo a los que siguen al Señor en el camino de una consagración particular, puesto que: “Todos estamos llamados a participar en la misión de Cristo de reunir a la humanidad dispersa y reconciliarla con Dios. Más en general, toda persona humana, incluso antes de vivir el encuentro con Cristo y de abrazar la fe cristiana, recibe con el don de la vida una llamada fundamental”. Además, recuerda que “todos llamados a ser custodios unos de otros, a construir lazos de concordia e intercambio, a curar las heridas de la creación para que su belleza no sea destruida”. “En definitiva, a ser una única familia en la maravillosa casa común de la creación, en la armónica variedad de sus elementos”. Llamados a acoger la mirada de Dios El Santo Padre indica que “a esa gran vocación común se añade la llamada más particular que Dios nos dirige a cada uno, alcanzando nuestra existencia con su Amor y orientándola a su meta última, a una plenitud que supera incluso el umbral de la muerte”. Al respecto recuerda que a Miguel Ángel Buonarroti se le atribuyen las palabras “todo bloque de piedra tiene en su interior una estatua y la tarea del escultor es descubrirla”. De ahí su analogía: “Si la mirada del artista puede ser así, cuánto más lo será la mirada de Dios, que en aquella joven de Nazaret vio a la Madre de Dios; en el pescador Simón, hijo de Jonás, vio a Pedro, la roca sobre la que edificaría su Iglesia; en el publicano Leví reconoció al apóstol y evangelista Mateo; y en Saulo, duro perseguidor de los cristianos, vio a Pablo, el apóstol de los gentiles”. “Su mirada de amor siempre nos alcanza, nos conmueve, nos libera y nos transforma, haciéndonos personas nuevas”. También señala que, así como existe la “santidad de la puerta de al lado” (cf. Exhortación apostólica Gaudete et exsultate, 6-9), “también la vocación es para todos, porque Dios nos mira y nos llama a todos”. “Así nos mira Dios, en cada uno de nosotros ve potencialidades, que incluso nosotros mismos desconocemos, y actúa incansablemente durante toda nuestra vida para que podamos ponerlas al servicio del bien común”. Llamados a responder a la mirada de Dios Por otra parte, Francisco no olvida destacar que “la mirada amorosa y creativa de Dios nos ha alcanzado de una manera totalmente única en Jesús”. Y tras recordar el relato del joven rico, en el que el evangelista Marcos dice: “Jesús lo miró con amor”, el Papa escribe que “esa mirada llena de amor de Jesús se posa sobre cada una y cada uno de nosotros”. Por esta razón sugiere: “Hermanos y hermanas, dejémonos interpelar por esa mirada y dejémonos llevar por Él más allá de nosotros mismos. Y aprendamos también a mirarnos unos a otros para que las personas con las que vivimos y que encontramos – cualesquiera que sean – puedan sentirse acogidas y descubrir que hay Alguien que las mira con amor y las invita a desarrollar todas sus potencialidades”. Experiencia del doctor Gregorio Hernández Cisneros Asimismo, el Santo Padre menciona la experiencia del doctor Gregorio Hernández Cisneros, quien “mientras trabajaba como médico en Caracas, Venezuela, quiso ser terciario franciscano” y posteriormente monje y sacerdote, aunque la salud no se lo permitió por lo que “se dedicó sin reservas a los enfermos afectados por la epidemia de gripe llamada ‘española’, que en esa época se propagaba por el mundo”. Se trata – afirma Francisco – de un “testigo ejemplar de lo que significa acoger la llamada del Señor y adherirse a ella en plenitud”, que fue beatificado hace un año. Convocados para edificar un mundo fraterno Por último, el Papa añade que, como cristianos, no sólo somos “interpelados personalmente por una vocación, sino también con-vocados”. “Somos como las teselas de un mosaico, lindas incluso si se las toma una por una, pero que sólo juntas componen una imagen”. “Brillamos, cada uno y cada una, como una estrella en el corazón de Dios y en el firmamento del universo, pero estamos llamados a formar constelaciones que orienten y aclaren el camino de la humanidad, comenzando por el ambiente en el que vivimos”. He aquí escribe el Pontífice “el misterio de la Iglesia que, en la coexistencia armónica de las diferencias, es signo e instrumento de aquello a lo que está llamada toda la humanidad” (...) “Por eso la Iglesia debe ser cada vez más sinodal, es decir, capaz de caminar unida en la armonía de las diversidades, en la que todos tienen algo que aportar y pueden participar activamente”. “Toda vocación en la Iglesia – concluye el Papa – y en sentido amplio también en la sociedad, contribuye a un objetivo común: hacer que la armonía de los numerosos y diferentes dones que sólo el Espíritu Santo sabe realizar resuene entre los hombres y mujeres”. “Sacerdotes, consagradas, consagrados y fieles laicos caminamos y trabajamos juntos para testimoniar que una gran familia unida en el amor no es una utopía, sino el propósito para el que Dios nos ha creado”. Por todo esto el Santo Padre invita a rezar “para que el Pueblo de Dios, en medio de las dramáticas vicisitudes de la historia, responda cada vez más a esta llamada. Invoquemos la luz del Espíritu Santo para que cada una y cada uno de nosotros pueda encontrar su propio lugar y dar lo mejor de sí mismo en este gran designio divino”. Fuente: Agencia Vatican News [icon class='fa fa-download fa-2x'] Leer mensaje 59ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones[/icon]

Mar 22 Feb 2022

¿En Crisis?

Por: Mons. Carlos Arturo Quintero Gómez - No hay duda, apreciados lectores, que hoy asistimos a múltiples crisis que oprimen al ser humano y lo llevan a una aflicción postrera: crisis ante la pandemia, crisis en el seno de nuestras familias, crisis en el orden económico, político, religioso; crisis social, crisis de ‘esperanza’, crisis de ‘paternidad’ y ‘filiación’, crisis de autoridad, crisis moral, crisis en las instituciones, crisis en el periodismo; en fin, lo que quiero advertir, es que no deberíamos sumirnos en estados depresivos y en tristezas y ayes lastimeros ante las crisis; debería ser más bien una oportunidad para brillar de nuevo y recuperar el esplendor que se ha ido apagando en diversos escenarios. Soy muy optimista, cuando se trata de ‘crisis’; pues el gran desafío es buscar siempre el equilibrio. Aunque esta crisis ha tocado también al periodismo, quiero rendir un sentido homenaje a los periodistas, por su labor incansable de informar, formarse y ser testigos de la verdad. No podemos ignorar que tenemos periodistas espirituales, académicos y profesionales, a quienes les duele la ciudad, el departamento, el país, interesados siempre por la búsqueda de la verdad, alejados de sensacionalismos y exhibicionismos, consagrados lectores y servidores de la comunidad, capaces de escuchar, de ser solidarios, sensibles ante el dolor del otro, excelentes padres, esposos, amigos, colegas, compañeros de trabajo, con una alta dimensión humana y a veces, mal remunerados, pero jamás ‘vendidos’ ni sectarios, ni cizañeros; hombres y mujeres, con un alto sentido de patria y humanidad. Quizás uno de esos periodistas sea usted y le felicito de corazón, por su vocación y su capacidad de resiliencia. Sin embargo, hay una crisis en el periodismo hoy, que raya con la ‘banalidad de los medios’, el sensacionalismo y el amarillismo; irresponsablemente hay periodistas y comunicadores sociales que primero ponen en la ‘picota pública’ a personas e instituciones y luego, llaman, -ni siquiera hacen presencia física- o lo hacen a través de terceras personas, para corroborar una noticia que ya ha sido puesta a la luz pública. Hay personas que se presentan como ‘periodistas’, pero siempre en busca del morbo, de la denuncia dañina, de la verdad a medias, sin importar las consecuencias. Hay periodistas que han creado sus propios medios o usan las redes sociales para ensañarse contra las personas e instituciones, desconociendo la ética periodística, el valor de la verdad y la sana réplica. Se convierten con facilidad en jueces, dictan sentencias y señalan a sus interlocutores; se presentan como ‘investigadores’; eso le está haciendo mucho daño al periodismo. Hay periodistas que ya no buscan las ‘fuentes’, sino que se han dedicado a hacer un periodismo de escritorio, impersonal e inhumano; llaman desde su celular a quien desean entrevistar o le escriben a través de un correo electrónico las preguntas para que sean respondidas en el menor tiempo posible, de lo contrario serán blanco de críticas e improperios. Hay periodistas que no van a una rueda de prensa y luego llaman a sus interlocutores, con actitudes déspotas como si el periodismo fuera una profesión u oficio, para sembrar miedo y terror. Es una crisis, real, no es una percepción y lo sabemos; en nuestro departamento urge un trabajo articulado del círculo y del colegio de periodistas, de ACORD, y de las distintas agremiaciones, en orden a ‘recuperar’ un rol social fundamental que consiste en ser constructores de paz, libertad, verdad, democracia y justicia. Podríamos preguntarnos: ¿qué referente en el periodismo tengo? Valdría la pena hacer un examen de conciencia y sentir que de verdad el periodismo es una hermosa vocación, que no se reduce al hacer, sino que, desde el ser, produce lo mejor para la sociedad; que no se reduce a la pluma, al lenguaje, a la voz, sino que va más allá, porque toca lo esencial de los seres humanos: su corazón. Así que les invito a ser agradecidos con los periodistas que hacen su trabajo bien y a exigir a quienes no lo hacen bien a que se formen y aprendan. ¡Feliz día del periodista! + Carlos Arturo Quintero Gómez Obispo de Armenia

Mié 2 Feb 2022

CRC hace tres recomendaciones a la Vida Consagrada

La Conferencia de Religiosos de Colombia (CRC), al agradecer a la Vida Consagrada su servicio y entrega, les hace tres recomedaciones concretas en este tiempo de crisis y cambios que vive la humanidad. son ellas: Vivir con alegría en la esperanza; vivir constantes en la tribulación; y perseverar en la oración. "Con júbilo celebramos el día de la vida consagrada, poniendo en el altar, como intención, la vida de todas las mujeres y hombres que han respondido a la llamada del Señor. A todas las mujeres y hombres que son testigos del amor de Dios en los distintos lugares donde hacen presencia". Así lo dio a conocer este ente eclesial que congrega a los Institutos de Vida Consagrada del país, en un mensaje dirigido a religiosas/os y consagradas/os, que celebran este miércoles 02 de febrero, la XXVI Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Vivir con alegría en la esperanza de una vida religiosa unida Destacan que en la Vida Religiosa se hace comunidad cuando caminan juntos, por ello, resaltan la importancia de asumir de manera conjunta proyectos interculturales, intergeneracionales e intercongregacionales. Vivir constantes en la tribulación Llaman la atención de ser perseverantes ante las tribulaciones que puedan llegar a tener "a las puertas de las comunidades locales, a la existencia personal de cada religiosa y religioso y a los ambientes de misión (...) La vida fraterna nos permite superar los momentos de crisis y prueba". Perseverar en la oración Finalmente, señalan que la oración debe ser una constante en todos los momentos de la Vida Consagrada: personal, comunitario y litúrgico, con la oración, agregan "ponemos en las manos del Señor los gozos, tristezas y esperanzas de nuestras comunidades y pueblos, con la fe y confianza en que Él escucha nuestras súplicas y atiende con misericordia a cada uno de sus hijos e hijas". DESCARGUE MENSAJE DE LA CRC [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Mié 2 Feb 2022

Mensaje de la Presidencia de la CLAR a la Vida Consagrada

Este miércoles 02 de febrero, fecha en que la Iglesia Católica celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos (CLAR), ha expresado su saludo de felicitación a religiosas/os y consagradas/os, resaltando su testimonio de amor a Cristo en todos los campos de la vida eclesial y social. "Felicitaciones sinceras a quienes con su vida entregada a tan noble vocación hacemos más alegre y esperanzador el caminar de muchas/os hermanas/os con nuestra oración, fidelidad, cercanía, amistad, creatividad y perseverancia en la vivencia del propio carisma". Preocupación profética Ven con incertidumbre pero con esperanza el tiempo que la humanidad está viviendo, esto, señala la Institución, ha permitido que la Vida Consagrada sea protagonista del momento actual y busque caminos alternativos para seguir profetizando y fortaleciendo su multiplicidad de carismas. "Estamos estrenando y aprendiendo un nuevo modo de ser Iglesia, trazos sinodales que nos relanzan a recuperar la profecía, teniendo el Evangelio como única regla de vida. Seguimos decididamente caminando hacia la configuración de una Vida Religiosa con rostro Intercongregacional, Intercultural e Itinerante, guiados por un amor, siempre a estrenar, que nos transforma cotidianamente en discípulas/os misioneras/os en salida, en total disponibilidad para ir a donde el amor nos lleve". Así también, aseguran que es el momento de revisarse como estructuras en su quehacer. "En nuestra preocupación profética vemos claro que es la hora de revisar las estructuras, la organización y el ejercicio de la autoridad y de recuperar la clave evangélica del servicio. Es la hora de servir a la humanidad, de abandonar todo abuso –de poder, de conciencia y/o sexual–, para liberarnos y liberar de toda esclavitud". Caminando juntos hacia la sinodalidad Destacan la mención que durante la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, se hizo de la CLAR, reconciendo el trabajo que esta Institución viene haciendo para llevar hacia un camino sinodal. "Este reconocimiento confirma nuestro compromiso de crear las instancias para promover conversatorios entre nuestros obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos, para compartir, crear confianzas y desarrollar tareas en conjunto frente a los temas de vida, teniendo una sola alma y corazón orientado hacia Dios; de ahondar en el camino de la conversión personal y comunitaria, especialmente en lo relacional, pastoral y ecológico". Finalmente, la CLAR reafirma su compromiso de seguir firme en “promover y formar nuevos liderazgos, especialmente de la mujer y de las laicas/os como ciudadanas/os en pleno del cuerpo eclesial”. Este mensaje ha sido dirigido a: Monjas/es, contemplativas/os, religiosas/os dedicadas/os al apostolado, miembros de los institutos seculares y sociedades de vida apostólica, vírgenes consagradas y eremitas. DESCARGAR MENSAJE DE LA CLAR [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Mié 29 Mayo 2019

Conéctate con Radio Online SPEC

Este miércoles, 29 de mayo, inicia un nuevo ciclo de programas en formato radial, a través de la Fanpage de la Conferencia Episcopal de Colombia: @episcopadocol. La tarea vocacional como expresión de la llamada que Dios hace a sus hijos a servir como discípulos y misioneros de su Iglesia, será la temática a desarrollar durante dos programas, de 30 minutos, proyectados para el 29 de mayo y 5 de junio. La serie será dirigida por el padre Manuel Vega León, director de los departamentos de Ministerios Ordenados y Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC). La primera entrega, en la que se reflexionará sobre la cultura vocacional, iniciará este miércoles, 29 de mayo, a las 3:00 de la tarde y será un espacio de formación e interacción en el que se conocerán aspectos generales sobre la vocación como llamado a todos los bautizados y los elementos claves de la cultura vocacional. Radio Online es una iniciativa del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano, que busca ser un escenario de formación y encuentro como aporte a la construcción de la sociedad desde los valores del Evangelio, aprovechando las tecnologías como espacios idóneos para la pastoral.

Jue 21 Jun 2018

La Misión del padre y de la madre

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo - Estamos celebrando la Semana de la Familia y el próximo domingo será el Día del Padre. Es una ocasión propicia para pensar, una vez más, que el matrimonio y la familia son valores esenciales para la humanidad. Allí se transmiten la vida y el amor, allí se tiene un nombre y una historia personal, allí se comparten las tristezas y las alegrías, allí se aprende a vivir la libertad dentro del vínculo con los demás seres humanos, allí se percibe y acepta la diversidad del otro, allí se tiene la iniciación para incorporarse a toda la sociedad humana, allí cada momento trasmite una chispa del amor de Dios. Mientras damos gracias a Dios por tantas familias que en nuestra Arquidiócesis se esfuerzan por vivir su vocación y su misión, reflexionemos de nuevo sobre la importancia del padre y de la madre en un hogar. A ello se refiere el Papa Francisco en la Exhortación Amoris Laetitia, cuando nos muestra la belleza de la apertura a la vida y del acompañamiento de los hijos por parte de los padres. El amor conyugal no se agota dentro de la pareja. Los esposos, a la vez que se dan entre sí, dan más allá de ellos mismos la realidad del hijo, reflejo viviente de su amor, signo permanente de la unidad conyugal y síntesis viva e inseparable del padre y de la madre (cf AL, 165). La familia es el ámbito no sólo de la generación sino de la aceptación de la vida que llega como regalo de Dios. El don de un nuevo hijo, que reciben el padre y la madre, comienza con la acogida, sigue con la ayuda a lo largo de la vida y tiene como última meta el gozo de la vida eterna. Comprender esto hace a los padres más conscientes de que Dios les ha dado una joya y una bendición. El Papa muestra también la maravilla de las familias numerosas y recuerda que tener hijos es una aventura que exige unos padres maduros. Se ama un hijo, no por sus características, sino porque es hijo; y el amor de los padres es instrumento del amor de Dios que acepta gratuitamente cada niño (cf AL, 170-171). Hoy, cuando tantos niños viven un sentimiento de orfandad, es preciso saber que todo niño tiene el derecho a recibir el amor de una madre y de un padre, ambos son necesarios para su maduración integra y armoniosa. Respetar la dignidad de un niño significa afirmar su necesidad y derecho natural a una madre y a un padre. No se trata del amor del padre y de la madre por separado, sino del amor entre ellos, percibido como fuente de la propia existencia y como fundamento de la familia. Ambos, padre y madre, son cooperadores del amor creador de Dios. Ellos enseñan el valor de la reciprocidad, donde cada uno aporta su propia identidad y sabe también recibir al otro (cf AL, 172). En nuestro tiempo es posible ver lo difícil que es una maduración equilibrada de los hijos si falta uno de los padres que ejerzan su función educadora desde la identidad maternal femenina y paternal masculina. La madre que ampara con su ternura ayuda a experimentar que el mundo es un lugar bueno que nos recibe y esto facilita desarrollar la autoestima. La figura paterna contribuye a percibir los límites de la realidad, ayuda a salir hacia un mundo más amplio y desafiante, invita al esfuerzo y a la lucha. Un padre con una clara identidad masculina, que a su vez convine el afecto y la protección, es tan necesario como la madre (cf AL 175). Después el Papa señala que en nuestra cultura la figura del padre estaría simbólicamente ausente, desviada, desvanecida. Aun la virilidad pareciera cuestionada. Se ha producido una confusión en nombre de una liberación del padre representante de la ley. Y hoy el problema no parece ser la exagerada autoridad del padre en el hogar, sino su ausencia. De ahí pueden derivar en los hijos diversas situaciones afectivas, de inseguridad personal y de desadaptación en la sociedad. Cada vez, resulta más urgente defender la familia y apoyarla para que, no obstante las dificultades actuales, realice su tarea preciosa e imprescindible en el mundo. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín