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diócesis de Cúcuta

Sáb 11 Mar 2023

Caminemos juntos en la acción catequética

Por: Monseñor José Libardo Garcés Monsalve -El Proceso Evangelizador de la Iglesia que estamos desarrollando en estas entregas editoriales, nos pone hoy a reflexionar sobre la acción catequética, que está prevista en la evangelización para “los que optan por el Evangelio y para los que necesitan completar o reestructurar su iniciación” (Directorio General para la Catequesis #49), esto quiere decir un proceso de formación continuo que está al servicio de la profesión de fe. Quien encuentra a Jesucristo siente en su corazón un deseo intenso por conocerlo más íntimamente manifestando su cercanía y celo por el Evangelio, haciéndose su discípulo (cfr. DC, 2020, 34). Esta condición de discípulo que el creyente va desarrollando es lo que pone en acción el proceso de la catequesis, que consiste en el crecer de la fe con la perseverancia que brota del amor vivo y entrañable por la persona, el mensaje y la palabra de Nuestro Señor Jesucristo, que tiene sus raíces en el primer anuncio y el ‘kerygma’ propios de la acción misionera. Así lo expresa el Papa Francisco cuando afirma: “Hemos redescubierto que también en la catequesis tiene un rol fundamental el primer anuncio o kerygma, que debe ocupar el centro de la actividad evangelizadora y de todo intento de renovación eclesial. El kerygma es trinitario Es el fuego del Espíritu que se dona en forma de lenguas y nos hace creer en Jesucristo, que con su muerte y resurrección nos revela y nos comunica la misericordia infinita el Padre. En la boca del catequista vuelve a resonar siempre el primer anuncio: Jesucristo te ama, dio la vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte. Esto es lo que hay que volver a anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis, en todas sus etapas y momentos” (Evangelii Gaudium #164). Esto quiere decir que la catequesis no es un acto aislado en el proceso evangelizador de la Iglesia, sino que tiene sus raíces en el primer anuncio propio de la acción misionera, que se enriquece con una formación continua, orgánica y sistemática que propicia un auténtico seguimiento de Jesucristo y ayuda al crecimiento en la fe cristiana. “La catequesis es una formación básica, esencial, centrada en lo nuclear de la experiencia cristiana, en las certezas básicas de la fe y en los valores evangélicos fundamentales. La catequesis pone los cimientos del edificio espiritual del cristiano, alimenta las raíces de su vida de fe, capacitándole para recibir el posterior alimento sólido en la vida ordinaria de la comunidad cristiana” (DGC #67), de esta manera la catequesis ejerce “tareas de iniciación, de educación y de instrucción” (DGC #68). La acción catequética no es un acto aislado sino parte de un proceso que conecta muy bien con la acción misionera, que llama a la fe y con la acción pastoral, que la nutre continuamente, avivando el crecimiento de la adhesión a Jesucristo y comunicándolo en una acción pastoral concreta, donde el cristiano se convierte en un auténtico misionero, haciéndolo capaz de vivir la vida cristiana en un estado de conversión, como transformación de la vida en Cristo y luego transmitirla a los otros, ya que “dicha acción catequética no se limita al creyente individual, sino que está destinada a toda la comunidad cristiana para apoyar el compromiso misionero de la evangelización. La catequesis también fomenta la inserción de los individuos y de la comunidad en el con-texto social y cultural, ayudando a la lectura cristiana de la historia y promoviendo el compromiso social de los cristianos” (DC, 2020, 73). De aquí se desprende que la acción catequética en la vida del cristiano no es algo circunstancial u ocasional, para recibir la primera comunión o la confirmación, sino que está al servicio de la educación permanente en la fe y por eso se relaciona con todas las dimensiones de la vida cristiana que deben tener su centralidad en Jesucristo reconociendo que “en el centro de todo proceso de catequesis está el encuentro vivo con Cristo. El fin definitivo de la catequesis es poner a uno no sólo en contacto sino en comunión, en intimidad con Jesucristo: sólo Él puede conducirnos al amor del Padre en el Espíritu y hacernos partícipes de la vida de la Santísima Trinidad. La comunión con Cristo es el centro de la vida cristiana y, en consecuencia, el centro de la acción catequética” (DC, 2020, 75). En este sentido tenemos que proponernos entre todos revisar nuestros procesos de catequesis para los sacramentos de iniciación cristiana, que se convierten en muchos casos en simples requisitos de unos pocos meses para recibir un sacramento y nunca más volver a la Iglesia a seguir profundizando en la fe, desdibujando de esa manera la vida cristiana y sacramental. Tenemos que volver a “catequesis orientada a formar personas que conozcan cada vez más a Jesucristo y su Evangelio de salvación liberadora, que vivan un encuentro profundo con Él y que elijan su estilo de vida y sus mismos sentimientos, comprometiéndose a llevar a cabo, en las situaciones históricas en las que viven, la misión de Cristo, es decir el anuncio del Reino de Dios” (DC, 2020, 75). Con esta reflexión los convoco a todos a seguir profundizando en la acción catequética, como parte esencial del Proceso Evangelizador de la Iglesia, que hace madurar la conversión inicial y ayuda a los cristianos a dar un significado pleno a su propia existencia, educándolos en la mentalidad de fe conforme al Evangelio, hasta que gradualmente lleguen a sentir, pensar y actuar con los sentimientos de Cristo. Que la Santísima Virgen María y el glorioso Patriarca san José, alcancen del Señor todas las bendiciones y gracias para que caminemos juntos en la acción catequética, para formar muchos discípulos misioneros del Señor entusiasmados con el anuncio gozoso del Evangelio. En unión de oraciones, caminemos juntos, viviendo nuestra vocación. +​​​​​Monseñor José Libardo Garcés Monsalve Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Mar 28 Feb 2023

Arquidiócesis de Bogotá destinará fondos de Cuaresma para ayudar a la Diócesis de Tibú

Este año la Arquidiócesis de Bogotá, ha informado a través de una nota de prensa, que durante el año 2023, el dinero recaudado a través de la Campaña de Comunicación Cristiana de Bienes, será destinado como muestra de solidaridad y apoyo a las obras pastorales de la Diócesis de Tibú. “Este año, a la luz de las enseñanzas de Jesús, Buen Samaritano, y por iniciativa del arzobispo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda Aparicio, el recaudo en esta Iglesia particular se destinará al apoyo de la acción pastoral y evangelizadora en la Diócesis de Tibú, ubicada en El Catatumbo colombiano, territorio que ha sufrido las inclemencias del conflicto armado; del narcotráfico; y el desarrollo de proyectos de minería e hidrocarburos que atentan con la riqueza natural del territorio”. Esta colecta solidaria, a nivel nacional, se realiza en tiempo de Cuaresma, desde hace 42 años, con el propósito de brindar ayuda a comunidades vulnerables, afectadas por realidades sociales y emergencias ambientales. El acompañamiento a comunidades; la atención invernal; la formación de laicos; y la construcción del templo de San Marcos, en el corregimiento de Filo Gringo, son algunas de las acciones concretas que se apoyarán a través de esta iniciativa en la Diócesis de Tibú. Es por ello que la Arquidiócesis de Bogotá anima a todos los bautizados para que se vinculen a esta Campaña como signo de expresión de una de las prácticas cuaresmales: la caridad, que junto a la oración, la penitencia y el ayuno, preparan a los fieles para la vivencia del misterio central de fe: la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. La Campaña de Comunicación Cristiana de Bienes o Campaña de Cuaresma inició el pasado 22 de febrero, Miércoles de Ceniza, y finaliza el Lunes de Pascua. Los aportes se estarán recibiendo en las parroquias y capillas de la Arquidiócesis de Bogotá. Fuente: Of. de Comunicaciones de la Arquidiócesis de Bogotá Video promocional de la Campaña, adelantado por la Diócesis de Tibú.

Vie 3 Feb 2023

Cúcuta conmemora los 100 años de la pascua del beato padre Luis Variara

El pasado 1 de febrero, los fieles bautizados de la Iglesia Particular de Cúcuta y la familia salesiana se congregaron en la Catedral San José, para conmemorar el centenario de la pascua del beato padre Luis Variara, fundador del movimiento secular que lleva su nombre y del Instituto de las Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y María. Sacerdotes diocesanos, salesianos de don Bosco, las Hijas de María Auxiliadora, religiosos de varias Diócesis, laicos, ex alumnos y estudiantes de los colegios Padre Luis Variara y Sagrados Corazones, y autoridades civiles, atendieron esta cita en torno a la mesa del altar, para recordar que el beato encarnó el espíritu de las bienaventuranzas, convencido de que su recompensa será grande en el Cielo. La Sagrada Eucaristía fue presidida por el Arzobispo emérito de Villavicencio, monseñor Óscar Urbina Ortega, quien a propósito de las bienaventuranzas, señaló que esta Palabra se cumplió en el beato, porque él buscó a los más sencillos, a los más pobres, para servirles y “no dudó en crear esa casa en nuestro país (Agua de Dios, Cundinamarca), para recibir a los más excluidos, a los leprosos; porque en ese tiempo, como en los tiempos de Jesús, se marginaba al enfermo de lepra, y “al padre Luis Variara no le dio miedo”, a ellos les devolvió la dignidad y los acompañó, “porque más que sanar sus heridas físicas, sanó sus corazones”. El padre Luis Variara murió un día después -en su lecho de enfermo- de haber conmemorado la pascua de su modelo a seguir, san Juan Bosco. Asimismo, sus discípulos agradecen a Dios, por ver con esperanza que “el alma del padre está en el Reino de la infinita bienaventuranza”, así lo afirmaba don Felipe Rinaldi (rector mayor de los salesianos) en una carta escrita el 30 de marzo de 1923, dirigida a la madre superiora del Instituto, sor Ana María Lozano. Esta misiva fue referenciada en la Santa Misa, por la madre Eulalia Marín Rueda, Superiora General del Instituto de las Hijas de los Sagrados Corazones, para resaltar el testimonio de su vida y el signo de la pascua, una total esperanza de la retribución que habrá recibido por parte de Dios, y que anima a los cristianos en la tierra, a seguir el modelo de este sacerdote salesiano. Con la celebración eucarística de este primero de febrero, también se dio apertura al año jubilar de la pascua del beato padre Luis Variara; los salesianos piden al Señor su pronta canonización, porque encuentran en el beato, a un padre, un amigo, un confidente y un modelo para imitar, por su entrega incondicional a los niños, los jóvenes y los enfermos, prioritariamente los de lepra. Antes y después de la Santa Misa, alrededor del parque Santander, en el corazón de la ciudad, se realizaron actos conmemorativos con las bandas de las instituciones educativas, con la participaron del estudiantado y toda la comunidad presente en la solemne celebración. Luis Variara Bussa nació el 15 de enero de 1875 en Viarigi, Italia. Llegó siendo un adolescente al oratorio de don Bosco, donde tuvo la oportunidad de vivir la experiencia de una familia espiritual. Con don Bosco, Luis aprendió la importancia de la alegría y la educación, como medios para ser feliz y buscar la santidad. El 6 de agosto de 1894 llegó a Agua de Dios (Cundinamarca, Colombia), haciendo de este lugar de dolor, un lugar de esperanza, cuidando de los enfermos de lepra. El 24 de abril de 1898 fue ordenado sacerdote en Bogotá. Desde entonces, se dedicó servir a Dios y a los más jóvenes, los más pobres y a los enfermos de lepra. El padre Luis Variara murió el 1 de febrero de 1923 a los 49 años de edad en la ciudad de Cúcuta, en la casa de la familia Faccini, ubicada en la calle 11 con avenida 2, donde actualmente queda el colegio Sagrados Corazones y la Casa Museo, que lleva su nombre. En 1932 sus restos mortales fueron trasladados a la capilla de las Hijas de María Auxiliadora en Agua de Dios. Fuente: Centro de comunicaciones Diócesis de Cúcuta

Vie 27 Ene 2023

Diócesis de Cúcuta en salida misionera

Por: Monseñor José Libardo Garcés Monsalve - Para la gloria de Dios y bien de la Iglesia que amamos, comenzamos el año 2023 con ánimos renovados y fervor pastoral fortalecido, para llevar a cabo la evangelización en nuestra Diócesis de Cúcuta. Damos gracias a Dios por el trabajo pastoral y compromiso apostólico de todos nuestros sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, seminaristas y fieles de cada una de nuestras parroquias, que hasta el momento se han desgastado dando lo mejor de sí para llevar a todos a Nuestro Señor Jesucristo, respondiendo a ese mandato misionero de ir por todas partes a predicar el Evangelio del Señor. Para llevar a cabo esta tarea con la alegría de los hijos de Dios, les garantizo a todos mi oración constante de rodillas frente al Santísimo Sacramento y la celebración diaria de la Eucaristía, con la intención de ayudarles en su crecimiento en la fe, la esperanza y la caridad, para seguir caminando juntos, en el fortalecimiento de una comunidad viva de fe al servicio de Dios y de la Iglesia. El llamado permanente del Papa Francisco a ser Iglesia en salida misionera, lo percibo muy vivo en cada uno de los evangelizadores de nuestra Diócesis, ya que encuentro sacerdotes, diáconos, seminaristas, religiosos, religiosas y animadores de la evangelización comprometidos con la tarea evangelizadora, mediante el Proceso Evangelizador de la Iglesia Particular (PEIP), con una conciencia clara de ser comunidades de creyentes en las cuales se realizan y se viven los misterios de la Iglesia Universal, que es Una, Santa, Católica y Apostólica. Mi compromiso constante consiste en animarlos para que sigan comunicando la alegría que produce el encuentro con Jesucristo, que es nuestra esperanza. Seguiré dedicando todo mi tiempo y mi esfuerzo para acompañar en primer lugar a los sacerdotes, invitándolos a caminar juntos viviendo este ministerio santo en gracia de Dios y en salida misionera. También seguiré dedicando tiempo para acompañar a las instituciones diocesanas, con el fin de que puedan seguir siendo ejemplo de caridad en el desempeño de su misión y finalmente, quiero seguir acompañando a los feligreses en cada una de las parroquias, con las visitas pastorales y la administración del sacramento de la confirmación, fortaleciendo con ello la acción misionera en cada una de las comunidades parroquiales. Los invito a asumir como actitud fundamental para continuar este proceso, la acogida de la Santísima Virgen María a la Palabra de Dios, junto con la obediencia a la Iglesia evidenciada en la adhesión alegre y solidaria a nuestro Santo Padre, el Papa Francisco y entendida como comunión eclesial, que nos introduce en la comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y que la hacemos visible en nuestra Iglesia Particular, con nuestro compromiso de evangelizar en salida misionera (cf. Evangelii Gaudium #20), que consiste “en salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG 20). Nuestro punto de partida tiene que ser una sincera conversión personal, pastoral y de las estructuras, de acuerdo con lo que nos enseñan los documentos de la Iglesia, conscientes que lo que se nos pide a todos es disponernos a la conversión como adhesión personal a Jesucristo, nuestra esperanza, y a la voluntad de caminar juntos en su seguimiento, siendo este momento inicial la raíz y el cimiento sin los cuales todos los demás esfuerzos resultan artificiales. Esto significa un cambio profundo de actitud, que conlleva a una transformación de nuestra vida en Cristo (Cfr. Documento de Aparecida #278b, 366). Caminando juntos desde la conversión personal, tenemos la fortaleza que nos da la gracia para vivir la audacia de hacer más evangélica, discipular y participativa, la manera como pensamos y realizamos la pastoral (cfr. DA 368). En este sentido, “la conversión pastoral exige que se pase de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera. Así será posible que el único programa del Evangelio siga introduciéndose en la historia de cada comunidad eclesial con nuevo ardor misionero, haciendo que la Iglesia se manifieste como una madre que sale al encuentro, una casa acogedora, una escuela permanente de comunión misionera” (DA 370). Todo este proceso tiene su culmen y realización en la conversión de las estructuras, que solo puede entenderse en tanto que ellas se vuelvan más misioneras y que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los animadores de la evangelización en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a estar con Él y vivir en su presencia (cfr. EG 27). Nuestra fuerza está en la Palabra de Nuestro Señor Jesucristo, que es nuestra esperanza y que nos manda en salida misionera a evangelizar al mundo entero (cfr. Mt, 28, 19 - 20), que identificamos como nuestra misión, conscientes de que la fuerza interna, proviene del Espíritu Santo a Quien reconocemos como primer protagonista en la tarea del anuncio del Evangelio (cfr. Evangelii nuntiandi #75). En este compromiso misionero contamos con la protección maternal de la Santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca San José, nuestro patrono, quienes escucharon la Palabra de Dios y entregaron su vida para hacer su voluntad. Con María y San José queremos renovar nuestro compromiso de cumplir nuestra tarea en salida misionera, para encontrar a nuestros hermanos, entregarles la Palabra de Dios, acercarlos a Nuestro Señor Jesucristo y comprometerlos a vivir sin temores la alegría del Evangelio. En unión de oraciones, reciban mi bendición. + José Libardo Garcés Monsalve Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Mié 18 Ene 2023

Cúcuta: Inauguran Centro Pastoral de Escucha y Orientación para la Farmacodependencia

En el barrio Santa Lucía, donde funcionaba el Albergue Juvenil San José, la Diócesis de Cúcuta ha establecido el Centro Pastoral de Escucha y Orientación para la Farmacodependencia, gracias a los frutos de la Campaña de Comunicación Cristiana de Bienes (CCCB) 2022, este sitio se remodeló y adecuó para prestar una atención integral (trabajo social, psicología, enfermería y dirección espiritual) a niños, jóvenes y adultos en situación de drogadicción. El pasado 14 de enero, el obispo de la Diócesis de Cúcuta, monseñor José Libardo Garcés Monsalve, impartió su bendición a estas instalaciones, en donde se ha sembrado la esperanza tanto para quienes padecen la adicción, como para sus familias o personas que viven directamente este drama. Monseñor hizo acotación al lema que acompañó la CCCB: “Estaba perdido y lo hemos encontrado” (Lc 15, 32), explicando que, esta frase de la parábola del ‘hijo pródigo’, “manifiesta la misericordia del padre para levantar y ayudar a su hijo que estaba perdido”. Asimismo, invitó a todos los fieles, personas de buena voluntad, instituciones públicas y privadas, a vincularse a esta obra, ya que “este Centro lo ponemos al servicio de todos”, por lo que pide el apoyo y colaboración a todos los ciudadanos. “Bienvenidos a esta obra social y de caridad de esta Iglesia Particular, los convoco a que como sociedad cucuteña se unan a ese proyecto y entre todos, caminando juntos, lo saquemos adelante”. Los servicios del Centro son prestados voluntariamente por profesionales en enfermería, psicología, trabajo social, derecho, y la dirección espiritual, por los sacerdotes de la Diócesis de Cúcuta, en cabeza del padre Víctor Manuel Torrado Quintero, quien es el delegado de la pastoral para las adicciones y farmacodependencia, quien, en este día, expresó su alegría, ya que, al abrir estas puertas, “podemos ayudar y ser parte fundamental en la rehabilitación de tantas personas. Lo que soñamos, hoy se hace realidad y en el corazón del Obispo están cada una de las familias que sufren por sus seres queridos inmersos en la adicción”. El sacerdote asegura que este es un primer paso, ya que la pastoral tiene en su visión varios sueños más: En palabras del presbítero: 1. Un “centro día”, para aquellos jóvenes que están en situación de calle, para poder ofrecerles un lugar donde cubrir sus necesidades básicas; posteriormente, vincularlos con las terapias de escucha y orientación. 2. Una casa terapéutica, donde las personas con problemas de adicción severos puedan hacer un proceso de rehabilitación. 3. Programa de reinserción y emprendimiento; en lo cual ya puede adelantar, porque la Diócesis de Cúcuta cuenta con la Fundación Pía Autónoma Asilo Andresen, el Centro de Formación Beato Luis Variara y la granja de la Corporación de Servicio Pastoral Social, lugares donde se ofrecen talleres de aprendizaje en varios saberes. “Son los grandes sueños; y todas las personas nos pueden ayudar materialmente, pero también orar desde sus casas, para que podamos seguir apoyando a nuestros niños, jóvenes y adultos”, concluye el padre Víctor Ordóñez. Ruta de atención 1. Comunicar su caso a su párroco o comunicarse con la línea de WhatsApp 313 705 0474. 2. Acudir al Centro Pastoral de Escucha y Orientación para la Farmacodependencia (calle 6N #9E-20 barrio Santa Lucía). 3. Escucha y orientación con los sacerdotes. 4. Acompañamiento médico y valoración para la detección temprana en salud. 5. Intervención con equipo interdisciplinario y creación de ruta de atención para la rehabilitación en programa ambulatorio. 6. Orientación y reinserción a una nueva vida productiva a través de los programas de la Diócesis de Cúcuta. Fuente: Centro de comunicaciones Diócesis de Cúcuta

Vie 16 Dic 2022

“La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1, 14)

Por: Monseñor José Libardo Garcés Monsalve - Estamos próximos a comenzar la Novena de Navidad que nos prepara para celebrar el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, que viene a darnos la salvación: “Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros y hemos visto su gloria” (Jn 1, 14), que nos da la luz para no tropezar en las tinieblas del mal y el pecado. Jesús se nos presenta como la estrella que guía nuestros pasos en el caminar de la vida, para que lleguemos un día a contemplar la gloria de Dios. Las reflexiones navideñas tienen como tema principal el lema del trabajo pastoral para el 2023 que nos dice: “Caminemos juntos”, iluminados por la pregunta del profeta Amós: “¿Caminan acaso dos juntos, sin haberse puesto de acuerdo”? (Am 3, 3), que nos ayudará a fortalecer el “encuentro con Jesucristo” desde la fe, la esperanza y la caridad, como pilares importantes que debemos fortalecer en este tiempo de gracia que el Señor nos concede y que nos lleva a consolidar los vínculos familiares, en ambiente de oración que nos pone en relación directa con Nuestro Señor Jesucristo, que viene a nuestro encuentro a habitar en medio de nosotros, hasta llevarnos un día a participar de su gloria. En el itinerario de vida cristiana de nuestras familias, tenemos el recurso de contemplar a Jesús que nace en la familia de Nazaret, para traernos la paz, dejándonos transformar por la gracia de Dios que sana nuestros corazones y nuestros hogares y de esa manera caminemos juntos, celebrando la vida, con ánimo renovado y con la esperanza puesta en el Señor. Así lo expresa el Documento de Aparecida cuando afirma: “En el seno de una familia, la persona descubre los motivos y el camino para pertenecer a la familia de Dios. De ella recibimos la vida, la primera experiencia del amor y de la fe. El gran tesoro de la educación de los hijos en la fe consiste en la experiencia de una vida familiar que recibe la fe, la conserva, la celebra, la transmite y testimonia” (DA 118). Con estas palabras de Aparecida reconocemos el valor de la fe en la vida familiar, que nos permite crear ambientes sanos y fraternos, ayudados por la comunidad de creyentes que es la Iglesia, que celebra con gozo el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, que se ha hecho hombre, para abrirnos caminos de conversión y que de esa manera caminemos juntos, celebrando la vida; fortalecidos por la gracia de Dios, dando testimonio del perdón la reconciliación y la paz en la familia, recibiendo al pie del pesebre el regalo más grande que nos trae Jesús. Al prepararnos para la Navidad tengamos presente la necesidad de crecer en la fe en el Señor Jesús, fortalecer la esperanza en Él y vivir la caridad personal y comunitariamente. Interioricemos durante este tiempo el mensaje concreto que el Señor nos ofrece en su Palabra, para recibir su perdón y crecer en la reconciliación y la paz que sostiene nuestra vida personal y familiar. Los animo a valorar el hogar como lugar de encuentro con Dios y con los hermanos, haciendo de la reunión familiar para la Novena de Navidad, un espacio donde brille la gracia y la presencia de Dios, tal como nos lo enseña Aparecida cuando dice: “Creemos que ‘la familia es imagen de Dios que, en su misterio más íntimo no es una soledad, sino una familia’. En la comunión de amor de las tres Personas divinas, nuestras familias tienen su origen, su modelo perfecto, su motivación más bella y su último destino” (DA 434). Navidad es celebrar el encuentro con Jesucristo, que viene a nosotros y se queda para iluminar nuestros pasos por el camino del perdón, la reconciliación y la paz, invitándonos a comunicar la Buena Nueva del Evangelio. Que el gozo de la Navidad, en donde contemplamos a Jesús entre nosotros, nos mueva a reflexionar y a buscar nuevas maneras de ser solidarios, para continuar en el año venidero participando con entusiasmo en la construcción de una sociedad más fraterna y que caminemos juntos, celebrando la vida en comunión, participación y misión, escuchando juntos, en familia, al Espíritu Santo. A todos les auguro que el Niño Jesús los colme de bendiciones en esta Navidad que vamos a celebrar y les deseo un año nuevo 2023, lleno de muchas gracias del Señor, para que recibamos el perdón de Dios que viene a nuestros corazones, invitándonos a perdonar a los hermanos, para vivir reconciliados y en paz con todos y que en familia caminemos juntos celebrando la vida y abrazando la Cruz del Señor fortalecidos por la gracia de Dios, podamos ser instrumentos de paz para muchos hermanos nuestros. Que la Santísima Virgen María, madre de la Paz y el glorioso Patriarca san José, custodio del niño Jesús, alcancen del Señor la gracia de vivir este tiempo en la espera gozosa del Señor. En unión de oraciones, reciban mi bendición + José Libardo Garcés Monsalve Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Mar 22 Nov 2022

Cúcuta celebra Asamblea Diocesana 2022: El compromiso de caminar juntos

Después de realizar el último encuentro en el año 2019, enfrentar la pandemia de la COVID-19, y poco a poco, retomar las acciones pastorales y evangelizadoras, de la mano del obispo de la Diócesis de Cúcuta, Monseñor José Libardo Garcés Monsalve, el pueblo de Dios que peregrina en esta zona de frontera se dio cita nuevamente en una asamblea diocesana. La actividad que se realizó el pasado 12 de noviembre, convocó a más de 1.500 personas de delegaciones de las vicarías de esta Iglesia Particular, entre sacerdotes, religiosos, seminaristas y movimientos apostólicos, atendieron la invitación en el coliseo Toto Hernández, para examinar las rutas que se han tomado y fortalecer la acción misionera, impulsada desde el Proceso Evangelizador de la Iglesia Particular (P.E.I.P.). El gran evento organizado por la Vicaría de Pastoral de la Diócesis de Cúcuta, convocó a los representantes de las fuerzas vivas de la Iglesia -signo de una Iglesia que camina unida-, para que se manifestara el ardor misionero, con el objetivo de proclamar la fe en Jesucristo y adquirir el compromiso de caminar juntos, para continuar la evangelización en esta Iglesia diocesana. El sacerdote Fredy Ramírez Peñaranda, Vicario de Pastoral, presentó los elementos constitutivos del plan pastoral 2023, hizo énfasis en la misión y señaló los frutos que se esperan alcanzar “caminando juntos”. Así mismo, Monseñor José Libardo, afirmó que, en este día, “nos reunimos, como hijos de un mismo Padre, con la fuerza de su Espíritu, en torno al Señor Jesús, para evaluar el camino recorrido, mejorar y seguir adelante, fortaleciendo los consejos pastorales, las comisiones diocesanas y las visitas pastorales que estoy realizando en toda la Diócesis”. Al finalizar la asamblea, el Obispo encendió una vela, como signo de la luz de Cristo, que es el camino que esta Iglesia está dispuesta a recorrer; esta luz fue compartida por el obispo con el Vicario de Pastoral y él con los Vicarios Episcopales, quienes encendieron las velas de los sacerdotes de sus decanatos y estos, llevaron la luz a los seminaristas; todo un momento celebrativo y de oración. Expresó el presbítero Fredy Ramírez, que este es un “signo comunitario” de la decisión de caminar juntos, “oramos juntos, aceptando la propuesta de ser hermanos que comparten la misma mesa, la vida y el camino”. “¿Caminan acaso dos juntos, sin haberse puesto de acuerdo?” (Am 3, 3) Al iniciar el año litúrgico 2022-2023, en la Diócesis de Cúcuta, se promulgará el lema: “Caminemos juntos”, iluminados por el profeta Amós; este el compromiso con el cual se va a fortalecer el P.E.I.P., el cual proyecta a los fieles bautizados a encontrarse con Jesucristo, consolidando su acción misionera, que procura la conversión, el servicio, la unidad y la fraternidad de los fieles del campo y la ciudad. De acuerdo con el contexto del Sínodo de la sinodalidad, convocado por el Papa Francisco, para ser una Iglesia en comunión, participación y misión, mes a mes se vivirá este lema, para que todas las comunidades convivan como hermanos en Cristo, que se comprenden y llegan a acuerdos; trabajando juntos, para facilitar que el Reino de Dios se instaure en esta Iglesia Particular. Fuente: Centro de comunicaciones de la Diócesis de Cúcuta

Mar 15 Nov 2022

Diócesis de Cúcuta entrega la distinción San Pedro Claver

A través de la Corporación de Servicio de Pastoral Social (COSPAS), de la Diócesis de Cúcuta, se hizo entrega este 13 de noviembre de la distinción San Pedro Claver, un galardón que en reconocimiento reciben las personas o instituciones que trabajan en este departamento del Norte del Santander en favor de los menos favorecidos. En su séptima versión, la estatuilla fue entregada en esta ocasión a las hermanas de la Caridad de santa Teresa de Calcuta; hermanas Adoratrices; hermanas Lauritas, y a las hermanas de María Auxiliadora. “Este es un galardón que reciben las personas o instituciones que trabajan por los Derechos Humanos, y que, ante los diversos problemas sociales, aportan soluciones que expresan la caridad de Cristo y el mejoramiento de la condiciones sociales de la población vulnerable en esta Iglesia Particular”, expusieron sus organizadores. La ceremonia de entrega tuvo lugar en el Centro Comercial Unicentro, después de la Sagrada Eucaristía que presidió el Vicario General de la Diócesis de Cúcuta, el sacerdote William Aguilar Vargas y concelebrada por el padre Abimael Vaca Vargas, director de COSPAS. La distinción Orden San Pedro Claver fue instituida en el año 2009 y busca reafirmar un compromiso con las instituciones y personas para seguir trabajando en la promoción de la dignidad humana en sus condiciones menos favorables.