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evangelio

Vie 13 Mayo 2022

Voz del Pastor | 15 de mayo de 2022

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Juan 13,31-33a. 34-35

Jue 31 Mar 2022

El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra

QUINTO DOMINGO DE CUARESMA Abril 03 de 2022 Primera lectura: Isaías 43, 16-21 Salmo: 126(125), 1-2ab.2cd-3.4-5.6 Segunda lectura: Filipenses 3, 8-14 Evangelio: Juan 8, 1-11 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Este domingo nos apartamos del evangelio de Lucas para entrar, dentro del evangelio de Juan, en un bellísimo pasaje que de todas formas tiene sabor lucano y no pierde de vista la experiencia de la misericordia. Se trata del episodio de la mujer sorprendida en adulterio (Juan 8,1-11). Frente a ella y también frente a sus acusadores hoy vemos a Jesús como Señor de la misericordia y del perdón, que penetra en lo más íntimo del corazón del hombre. El contexto del pasaje es del conflicto. Como vimos el domingo pasado, la misericordia de Jesús escandalizó a los fariseos y escribas de su tiempo. Por eso desaprobaron la praxis de Jesús y buscaron la manera de demostrarle que solamente su comportamiento era el que correspondía a la voluntad de Dios. Para ellos el punto de referencia era estrictamente la Ley. Precisamente en este punto es que ahora ponen a prueba a Jesús y ésta será la ocasión para una magnífica enseñanza sobre el dinamismo del perdón: reconocer el pecado, ser perdonado y perdonar a los demás. Y viceversa, así como no está autorizado para juzgar quien tiene motivos para ser juzgado, igualmente sólo quien perdona puede ser perdonado por Dios[14]. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? A Jesús le presentan una mujer sorprendida en adulterio, con ello buscaban algún motivo para hacerle caer. Según la ley de Moisés, la mujer adúltera debía ser lapidada. Si Jesús aceptaba la lapidación, la misericordia que él predicaba quedaría desvirtuada; si la rechazaba, estaría contrariando la Ley. La respuesta de Cristo es una lección de justicia y misericordia: “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Quienes pedían castigo por el pecado, estaban llenos también de culpa. A la mujer, quien ha quedado sola con Él, Jesús, le ofrece su misericordia diciéndole: “yo tampoco te condeno”, pero la invita a la conversión: “vete y no peques más” 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? [15] 1. Después de pasar la noche en el monte de los Olivos, Jesús madruga para ir al Templo y allí lo rodea una gran cantidad de gente que busca su enseñanza. El texto dice que el auditorio estaba compuesto por “todo el pueblo”. Pareciera exagerado, pero es la manera de ambientar la escena y preparar lo que viene: Jesús está ante la Ciudad Santa en calidad de “Maestro”, por eso dice “se sentó y se puso a enseñarles”. El reconocimiento de la autoridad de Jesús llega al máximo entre la gente. Puesto que “todo” el pueblo está allí, un fracaso ante los otros maestros podría desautorizarlo definitivamente. La situación es peligrosa. La situación será aprovechada por los enemigos de Jesús para emboscarlo en una trampa jurídica, desacreditarlo y llevarlo al patíbulo. 2. En esa circunstancia, “los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio”. Parece ser que el hecho es indudable. Al respecto la Ley es muy clara: “Si un hombre comete adulterio con la mujer de su prójimo, será muerto tanto el adúltero como la adúltera” (Levítico 20,10). Jesús es abordado como Maestro que debe dar el veredicto. Los acusadores le presentan a Jesús el hecho; le recuerdan la norma de la Ley: “Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres”; le piden el veredicto: “¿Tú que dices?”. Jesús es colocado entre la espada y la pared, en principio no le queda más alternativa que asociarse a la praxis de sus adversarios y responder pidiendo la pena de muerte de la mujer. De no hacerlo daría suficientes motivos para ser señalado de actuar contra la Ley de Dios. El evangelista nos dice que “esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle”. Oportuna precisión que saca a la luz la cuestión de fondo: Si Jesús aprueba el comportamiento de sus enemigos, también acepta su posición contra los pecadores; en consecuencia, tendría que ponerle fin a su praxis de misericordia y aparecer ante el pueblo como un falso maestro. Pero si Jesús no lo hace, resulta que termina desaprobando una Ley inequívoca ante un hecho inequívoco, e igualmente daría motivos para ser acusado de falso maestro que aparta a la gente de la Ley de Dios y, en consecuencia, debería ser quitado de en medio del Pueblo. Jesús responde con un gesto y con una frase. El gesto silencioso: “Inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra”. Jesús no se precipita para dar el veredicto, se toma un tiempo. Quizás esto sea lo más importante puesto que lo hace dos veces, enmarcando la única frase que pronuncia. Su primera respuesta es el silencio, un silencio que invita a todos a la reflexión. Jesús se comporta como si estuviera completamente solo, concentrado en su juego de hacer garabatos en la tierra. Este gesto podría ser interpretado como una indicación de la calma y la seguridad que Jesús tiene; como una manera de cansar e irritar a sus enemigos; como un gesto simbólico. Muchos han explorado la tercera posibilidad, una de las más interesantes es la que ve allí la referencia de Jeremías 17,13: “Los que se apartan de ti, en la tierra serán escritos, por haber abandonado el manantial de aguas vivas, Yahveh”. De ser así, ¿Jesús le estaría recordando a sus adversarios que son infieles a Dios y merecen ser escritos en el polvo y extinguidos? De cualquier forma, ellos pierden la paciencia y presionan a Jesús para que les dé una respuesta. Jesús se levanta y les dice la siguiente frase: “Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra”. Por fin Jesús los toma en cuenta y se dirige directamente a sus adversarios citando de forma adaptada la norma de Deuteronomio 17,7. Con sus palabras, les hace caer en cuenta de un tercer elemento que no han tenido en cuenta: ellos apuntaron el delito, lo confrontaron con la Ley; pero no han tenido en cuenta sus propios pecados. Ellos no pueden presentarse como si no tuvieran ninguna falta y por eso también necesitan de la paciencia, de la misericordia y del perdón de Dios. ¿Por qué tienen tanto afán en la condenación de la mujer adúltera? Los escribas y fariseos quieren tratar a la mujer como un caso más, fríamente, como si fuera un problema de aritmética. Jesús introduce una nueva consideración: la situación de los acusadores ante Dios. Los lleva a examinarse a sí mismos, ¿cómo quisieran ser tratados? Jesús deja un nuevo espacio de reflexión. Los adversarios son honestos y aceptan en su corazón la palabra de Jesús: “al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro”. Lo mismo hace todo el auditorio. ¡Qué increíble lección recibieron aquel día! Ninguno de los presentes afirmó que no tuviera ninguna culpa ni arrojó la primera piedra. Todos se fueron. Jesús y la mujer quedan solos. 3. Jesús se levanta y se percata de que no quedan sino la mujer y él. Hasta el momento Jesús se ha dedicado a los acusadores, ahora se dirige a la mujer acusada. Este grandioso momento final gira en torno a un diálogo delicado y concreto entre los dos. Jesús hace dos preguntas y dos afirmaciones: Las dos preguntas aclaran la nueva situación: los acusadores ya no están y ninguno ha condenado a la mujer. En las dos afirmaciones Jesús plantea su propia posición: tampoco él la condena a la pena de muerte y la despide exhortándola a comenzar una nueva vida. En otras palabras: una absolución y el encargo de una nueva tarea. Interesante esta postura de Jesús: no le aprueba el pecado, pero tampoco se lo relativiza como si no hubiera pasado nada. Jesús le habla enérgicamente pidiéndole que se abstenga del comportamiento que la apartó de la voluntad de Dios y la expuso a la muerte. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? “Ayúdame Señor, a que mis ojos sean misericordiosos para que yo jamás sospeche o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarle. Ayúdame Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos. Ayúdame Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás critique a mi prójimo, sino que tenga una palabra de consuelo y de perdón para todos” (Sor Faustina Kowalska) _________________ Recomendaciones prácticas: • Comienza la semana de dolor. Por tanto, una oportunidad privilegiada para convocar a una celebración comunitaria del Sacramento de la Penitencia. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hermanos, en este domingo venimos como la mujer pecadora del Evangelio, a postrarnos ante Jesús, reconociendo en Él no un verdugo, sino un juez justo que dicta sentencia de amor, un médico que sana las heridas de nuestro corazón y un guía que nos indica el buen camino. Sintiéndonos acogidos por su amor fraternal, celebremos con alegría estos Sagrados Misterios. Monición a la Liturgia de la Palabra Hermanos, Dios promete sanar la aridez de nuestra vida y transformar nuestro corazón. Como san Pablo estamos llamados a reconocer esas maravillas que Cristo realiza en nuestra vida, a darle a él el primer lugar. Aun cuando todos nos rechacen, el Señor estará a nuestro lado, perdonando, amando y cambiando lo malo que hay en nuestro interior. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos al Padre del cielo por las necesidades e intenciones de todos los que se preparan para vivir la pascua de su Hijo, con un corazón contrito y humillado. Digamos con fe: R. Padre de amor y misericordia, escucha nuestra oración. 1. Pidamos al Señor por el Papa y todos los ministros de la Iglesia, para que, escuchado el mandato del Señor a seguirlo y negándose a sí mismos, permanezcan fieles al amor que profesaron en la respuesta que dieron a su vocación. 2. Supliquemos al Señor por la Iglesia y por todos los fieles que viven este tiempo de Cuaresma, para que caminen como compañeros, uno al lado del otro en el mismo camino. 3. Imploremos al Señor por nuestros gobernantes, para que no dejen de atender las súplicas y necesidades del pueblo, promoviendo la justicia, la equidad y los valores del respeto a la dignidad humana y trabajen siempre por el bien común. 4. Oremos al Señor, por el don de la palabra, para que en este camino del Sínodo nos animemos a hablar con valentía y parrhesía, integrando la libertad, la verdad y el amor. 5. Roguemos al Señor por las necesidades particulares de nuestra comunidad, especialmente, por todos los hermanos que buscan ser cada vez más fieles a la misericordia de Dios y sufren en su cuerpo y alma, la persecución por causa de la predicación del evangelio. Oración conclusiva Escucha Padre de bondad, estas súplicas que te dirigimos, te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo, que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. R. Amén. _________________ [14] Cfr. P. Fidel Oñoro. Pistas para Lectio Divina Ciclo C. [15] Cfr. P. Fidel Oñoro. Pistas para la Lectio Divina Ciclo C.

Mié 23 Mar 2022

Este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido

CUARTO DOMINGO DE CUARESMA Marzo 27 de 2022 Primera lectura: Josué 5, 9a.10-12 Salmo: 34(33), 2-3.4-5.6-7 (R. cf. 9a) Segunda lectura: 2 Corintios 5, 17-21 Evangelio: Lucas 15, 1-3.11-32 I. Orientaciones para la Predicación Introducción En este domingo la misericordia se hace parábola. El rudo llamado al arrepentimiento que escuchamos el domingo pasado se encuentra hoy con la contraparte: el oasis del rostro de Dios en la Parábola del Padre misericordioso (o “del hijo pródigo”), la parábola de la misericordia por excelencia. En el trasfondo del evangelio de hoy tenemos la enseñanza de Jesús: “Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso” (Lucas 6,36). La finalidad de la parábola es mostrarnos el carácter, la grandeza y las características de la misericordia de Dios para con los pecadores arrepentidos. De esta manera comprenderemos la praxis de misericordia de Jesús, que escandalizó a la gente piadosa de su tiempo, y también las actitudes que debemos tomar ante el Dios que nos perdona y ante el hermano que debemos perdonar, porque él nos sigue diciendo: “Todo lo mío es tuyo” (15,31), es decir, que hagamos nuestra su misericordia . 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El Evangelio nos presenta la parábola del Padre Misericordioso. Uno de sus hijos, el menor, pide la herencia, se va a otras tierras y la malgasta. Luego arrepentido vuelve a la casa paterna, y su padre lo recibe con alegría. La parábola está cargada de signos: el gesto de divisar al hijo desde lejos y correr hacia él, expresa la providencia misericordiosa de Dios. La acción paterna de calzar, vestir y colocar el anillo manifiesta como el padre le devuelve al joven pecador su estado de hijo. El beso del padre significa el perdón. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Como hemos señalado desde el comienzo, el centro de la parábola está en el encuentro entre el hijo menor y su padre. Hacia allá apunta toda la primera parte. Los siervos y el hijo mayor logran comprenderlo, se les vuelve un enigma. Poniendo la mirada en el eje focal de la parábola, vemos en el colorido de las imágenes una catequesis sobre la misericordia: 1. El hijo arrepentido va hacia su Padre, pero al final es el padre el que “corre” hacia su hijo, impulsado por la “conmoción” interior. Esta agitación interna que se vuelve impulso de búsqueda es lo que se traduce por “misericordia”: puesto que el hijo nunca se le ha salido del corazón, la visión del hijo en su humillación y sufrimiento descompone el distanciamiento que toma quien ha sido herido en su dignidad. 2. El sentimiento interno se explicita en siete gestos de amor que reconstruyen la vida del hijo disipado. La misericordia reconstruye la vida del otro: a) “Lo abraza”: el padre se humilla más que el mismo hijo. No espera sus explicaciones. No le pide purificación previa al que viene con el mal aspecto de la vida disoluta, contaminado en el contacto con paganos y rebajado al máximo en la impureza (legal y física) de los cerdos; el padre rompe las barreras. No hay toma de distancia sino inmensa cercanía con este que está “sucio”, para él es simplemente su hijo. b) Lo “besa”. El beso es la expresión del perdón paterno (como el beso de perdón de David a su hijo Absalón en 2ªSamuel 14,33). Nótese que el perdón se ofrece antes de la confesión de arrepentimiento del hijo. c) Le manda poner “el mejor vestido”: el padre le restituye su dignidad de hijo y le confirma sus antiguos privilegios. El vestido viejo, su pasado, queda atrás. d) Le manda poner “el anillo”. Este anillo es un simple aderezo estético; puesto que en la antigüedad el anillo formaba parte de las insignias reales (ver 1ª Macabeos 6,14) y con él se sellaban las grandes transacciones, se trata de un gesto inaudito para con un hijo derrochador de plata. ¡Qué confianza la que este padre tiene en la conversión de su hijo! e) Le manda poner “sandalias”: este era un privilegio de los hombres libres, incluso en una casa sólo las llevaba el dueño, no los huéspedes. Este gesto es una delicada negativa al hijo que iba a pedir ser tratado como jornalero. f) Hace sacrificar el “novillo cebado”, el animal que se alimentaba con más cuidado y se reservaba para alguna celebración importante en la casa. g) Convoca una “fiesta” con todas las de la ley: la mejor comida, música y danza. La fiesta parece desproporcionada, pero el padre expone el motivo: el gran valor de la vida del hijo. Esto llama la atención: la casa cambia completamente. 3. En esta parte central de la parábola está el punto de confrontación que manda al piso los mezquinos paradigmas de relación humana representados en el rol que juega el hijo mayor en la parábola: a) El problema no es simplemente “estar” con el padre, sino de qué manera se está. Mientras el hermano mayor mide su relación con el padre a partir del cumplimiento externo de la norma y su expectativa es la proporcional retribución, la relación entre el padre y el hijo menor se rige por el amor, en el cual lo que importa no es lo que uno le pueda dar al otro sino el hecho de ser “hijo”. Sale a flote en inmenso valor de la relación y de su verdadero fundamento. Basta recordar qué es lo que le duele al Padre: la “perdida”, y para él lo “perdido” no fueron los bienes sino “el hijo mío”. b) El hijo menor admite que ha “pecado”, pero el fondo de su pecado es el abandono de la casa, es decir, el rechazar ser hijo. Pedir la herencia es declarar la muerte del padre, es decir la muerte de la relación padre-hijo. Por eso dice: “pequé contra el cielo y ante ti). La vida disoluta es el resultado de una vida autónoma que excluye la relación fundante. En el perdón se reconstruyen todos los aspectos de esta relación y esto es lo que importa en primer lugar: un hijo que redescubre el amor paterno y que se goza en ello porque resurge con una nueva fuerza de vida. El hijo mayor, en cambio, aún en casa, seguirá viviendo como un extraño. c) El redescubrimiento de la filiación lleva a la recuperación de la fraternidad. Por eso el Padre se permite corregir al hermano mayor: le sustituye el “¡Ese hijo tuyo!” por “¡Este hermano tuyo!”. Los caminos de reconciliación con el hermano deben partir del encuentro común en el corazón del Padre, allí donde “todo lo mío es tuyo”. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Padre Dios, gracias por tu infinita misericordia, por recibirme en tu casa y revestirme con el traje de la gracia. No merezco tanto amor, pues mis pecados han sido muchos, sin embargo, tu amor infinito lo supera todo. Ayúdame a ser reflejo de tu misericordia en mi hogar, en mi trabajo, en mi comunidad, que pueda ayudar a muchos para que se den cuenta que hay un Padre que los espera cada día. ______________________ Recomendaciones prácticas: • Hoy se permite el sonido de los instrumentos musicales y el altar se puede adornar con flores. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hermanos, nos congregamos en este Día santo, para adorar a Dios, quien en su infinita misericordia nos ofrece el perdón y la paz. Nos unimos a Cristo nuestro redentor para ofrecer al Padre Misericordioso, la ofrenda de nuestro corazón contrito. Celebremos con fe esta Santa Eucaristía. Monición a la Liturgia de la Palabra Dios Padre mantiene abiertas las puertas de su corazón para recibir al pecador arrepentido, y en su hijo Jesús nos invita a la reconciliación. En él pasamos de la antigüedad del pecado a la novedad de la gracia. Por eso libres de nuestro oprobio, nuestros labios proclaman diciendo: “Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca”. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos: para seguir a Jesús no hay otro camino que el de la renuncia y la Cruz. Convencidos de esto, elevemos nuestra oración a Dios Padre, diciendo: R. Te rogamos, óyenos. 1. Por el papa Francisco, por los obispos, presbíteros y diáconos, y por cuantos han decidido seguir a Jesús en la vida consagrada, para que sean conscientes de la tarea que han recibido y la vivan siempre con fidelidad, roguemos al Señor. 2. Por todos los gobernantes de las naciones y de los pueblos, para que mantengan vivo su interés por cosechar frutos de justicia y de paz, roguemos al Señor. 3. Por el ejercicio de la autoridad y la participación en el Pueblo de Dios. Para que las raíces Sinodales de la Iglesia fructifiquen en nuevos modos de estar al servicio de los demás en todos los niveles del Cuerpo de Cristo, roguemos al Señor. 4. Por cuantos sufren por causa de la enfermedad, la pobreza, el desempleo, el secuestro y la cárcel, para que tengan experiencia del amor infinito de Dios y vivan profundamente este tiempo cuaresmal, roguemos al Señor. 5. Por todos los que participamos en esta eucaristía, para que al salir de ella pongamos en práctica lo que hemos vivido y celebrado, roguemos al Señor. Oración conclusiva Dios Padre, lleno de amor y de misericordia, escucha nuestra súplica confiada, Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Mié 16 Mar 2022

Si no se convierten, todos perecerán de la misma manera

TERCER DOMINGO DE CUARESMA Marzo 20 de 2022 Primera lectura: Éxodo 3,1-8a.13-15 Salmo: 103(102),1-2.3-4.6-7.8 y 11 (R. cf. 6) Segunda lectura: 1Corintios 10,1-6.10-12 Evangelio: Lucas 13,1-9 I. Orientaciones para la Predicación Introducción • Dios sigue hablando: En el desierto, Dios habló a Moisés por medio de una zarza. Hoy en día Dios se sigue manifestando y nos sigue hablando. ¿Cómo se nos manifiesta hoy a cada uno de nosotros hoy en día? ¿Lo estamos escuchando? ¿Qué nos está diciendo? ¿A qué nos está enviado? • Renovar nuestra experiencia del amor de Dios. En la segunda lectura, Pablo exhorta a los corintios a no creer que la vida cristiana produce frutos de manera automática o mágica. No basta con creer en Cristo, haber sido bautizados, haber recibido el Espíritu o alimentarnos de la Eucaristía. Es necesaria una vida coherente y una renovación constante y una vigilancia permanente para poder vivir una nueva Pascua, para resucitar a una vida nueva con Jesucristo. El camino cuaresmal. Después de contemplar las tentaciones de Jesús y su transfiguración en los dos domingos anteriores, en el Evangelio de hoy Jesús nos propone una parábola que ilumina este tiempo de Cuaresma, nos lo presenta como un tiempo de gracia y nos urge a un cambio, a una conversión. ¿Qué fruto estamos produciendo en nuestra vida? ¿Es abundante o es escaso? ¿Alimenta a los demás o les hace daño? 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura describe la vocación de Moisés. El Dios que lo llama se manifiesta en una zarza que arde sin consumirse. Se manifiesta sensible frente a los sufrimientos de su pueblo y expresa su decisión de liberarlo de la esclavitud de Egipto. Finalmente, revela su promesa al expresar su nombre: es el Dios que es el que es (o mejor “que será el que será”): es el Dios que es siempre fiel a sus promesas. En la segunda lectura, San Pablo hace una relectura de los acontecimientos vividos en el éxodo: Cristo es el nuevo Moisés, el creyente ha recibido un nuevo bautismo (no ya en las aguas del mar rojo), se ve guiado por el Espíritu (no ya por una nube), recibe un alimento y una bebida que dan vida (no ya el agua de la roca y el maná que cae del cielo). Pero no se trata de una dinámica automática porque si no hay coherencia en la vida, el creyente puede perderse como el pueblo en el desierto. Se requiere estar atento siempre para no caer. El evangelio, a propósito de dos eventos terribles (el asesinato de unos galileos en los predios del Templo y la muerte de otros dieciocho sobre los que se derrumbó una torre), presenta la Cuaresma como un tiempo de gracia, como un nuevo período de tiempo que se ofrece a cada persona para poder producir los frutos que corresponde. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Dejarse encontrar por el Señor. Dios se manifiesta en el desierto de un modo extraordinario pero en un evento natural (la zarza que arde sin consumirse). Moisés se deja guiar por el Dios que lo llama y en ese encuentro, el Señor le manifiesta su misión y le permite descubrir el sentido de su existencia. De la misma manera, hoy en día, Dios sigue manifestándose y sigue llamándonos para que descubramos nuestra misión y el sentido de nuestra vida en esta tierra. Pero debemos estar atentos, descubrir los signos de su presencia, abrir los oídos a su voz, ser dóciles para responder a la misión que nos confía. Actuar en nombre de Dios. Hoy, más que nunca, Dios quiere hacerse presente en el mundo, quiere que su Reino se haga visible, quiere que cesen las injusticias, quiere acabar con el sufrimiento y la opresión. Y para ello cuenta con cada uno de nosotros, necesita nuestra inteligencia, requiere de cada uno de los talentos que nos ha concedido para construir un mundo más justo y fraterno. Si estamos llamados a ser como Moisés, pensemos en oración cuáles son las circunstancias alrededor nuestro a las cuales el Señor nos envía para ser instrumentos de transformación y de justicia, para ser testigos de su amor y de su misericordia. Estar atentos para no caer. La segunda lectura concluye con una invitación que es siempre actual: el creyente no puede “dormirse sobre los laureles”, no puede creerse “convertido” de manera definitiva, no puede creerse que ya las pruebas, tentaciones y fragilidades son una etapa superada. El demonio, como león rugiente ronda buscando hacernos caer y por eso debemos estar vigilantes, y más en este tiempo de Cuaresma. Producir frutos de misericordia. A diferencia de los otros evangelistas que hablan de una higuera estéril, que por no producir frutos merece secarse casi inmediatamente (Mc 11, 12-24; Mt 21, 18-22), Lucas, el evangelista de la misericordia, introduce un nuevo año de espera, antes de la intervención definitiva. Ese tiempo de gracia representa el tiempo que vivimos en esta Cuaresma, tiempo de conversión para que, examinando nuestra vida, podamos producir frutos de amor y de misericordia. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Pidamos al Señor en este Domingo la gracia de vivir intensamente nuestra existencia para poder ser sacramento de su amor en el mundo y para poder hacer cada día más visible su Reinado por medio de la fraternidad y la justicia, el amor y la misericordia. ____________________ Recomendaciones prácticas: • Propiciar espacios para la celebración del Sacramento de la Penitencia, reservando por ejemplo algunas tardes semanales. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Con la celebración de este tercer Domingo de Cuaresma nos acercamos a la mitad del camino de preparación a la Pascua del Señor Jesús y es el momento de evaluar cómo estamos caminando, si hemos avanzado o estamos detenidos en el proceso de conversión y en la práctica de la oración, la penitencia y la solidaridad. Dejemos que el Señor nos anime en esta celebración, escuchemos su Palabra que orienta nuestra vida y alimentémonos con la Eucaristía, sacramento de amor. Monición a la Liturgia de la Palabra Dios escucha el sufrimiento de su pueblo y se manifiesta y envía a Moisés para salvarlo; San Pablo invita a los corintios a estar atentos para no caer, y Jesús propone una parábola en la que apremia a producir frutos. Escuchemos con atención la Palabra que nos invita a vivir este camino cuaresmal como un tiempo de gracia que Dios nos concede para producir frutos de justicia, misericordia y santidad. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Queridos hermanos, elevemos nuestras súplicas al Padre celestial, confiados en su infinita misericordia, porque estamos seguros que siempre nos escucha y hace posible lo que para nosotros es imposible: R. ¡Dios todopoderoso, escucha nuestra oración! 1. Oremos por la Iglesia, que vive este camino sinodal de discernimiento apostólico en común, para que pueda asumir los desafíos que se plantean a su misión evangelizadora y para que sepa responder con sabiduría y santidad a las necesidades de los más pobres y oprimidos. 2. Oremos por una espiritualidad del caminar juntos, para que nos formemos como discípulos de Cristo, como familias, como comunidades y como seres humanos, a través de nuestra experiencia de este camino Sinodal 3. Oremos por nuestros gobernantes, para que en medio de las injusticias sociales puedan construir un mundo en el que reine la justicia, la fraternidad y la paz. 4. Oremos por los enfermos, por los que pasan hambre y necesidad, por los que están solos y desconsolados, para que encuentren en la fe la fuerza necesaria para superar sus dificultades. 5. Oremos por esta comunidad, para que a ejemplo de san José pueda descubrir y cumplir el querer de Dios en este tiempo de gracia y para que pueda producir frutos de fraternidad y solidaridad. Oración conclusiva Atiende Padre bueno, las súplicas que te presentamos con la confianza de los hijos y con la sinceridad de un corazón que te busca y te necesita. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Vie 4 Mar 2022

Voz del Pastor | 06 de marzo de 2022

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 4,1-13

Mié 2 Mar 2022

El espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado

PRIMER DOMINGO DE CUARESMA Marzo 06 de 2022 Primera lectura: Deuteronomio 26, 4-10 Salmo: 91(90), 1-2.10-11.12-13.14-15 Segunda lectura: Romanos 10,8-13 Evangelio: Lucas 4, 1-13 I. Orientaciones para la Predicación Introducción El texto del libro del Deuteronomio está enmarcado en lo referente a la ley del santuario. Recoge las oraciones que con motivo de la ofrenda de las primicias debían recitarse en dicho santuario. El ofrecimiento de las primicias de la tierra era un modo adecuado de manifestar el agradecimiento de Israel por las hazañas de Dios, por los prodigios con los que había librado de la esclavitud a Egipto y establecido en la tierra prometida. La oración que se recita se constituye en un credo, histórico-teológico del israelita, de singular importancia, que encierra los rasgos fundamentales de la fe del Antiguo Testamento. Es un resumen de la historia de Israel, centrado en la liberación de Egipto y en su establecimiento en la tierra prometida. En la segunda lectura, el apóstol Pablo nos expresa cómo los judíos no tienen excusa para invocar a Cristo como Señor, ya que si no creen el Él no es porque la predicación evangélica no les haya llegado, sino por su falta de comprensión y de correspondencia a la llamada de Dios. Además, nos enseña San Pablo que, si la ley dada a Moisés manifestaba la voluntad divina y hacía más accesible su cumplimiento, la fe en Cristo ha abierto un camino más fácil para llegar a Dios. Jesucristo, al descender del cielo en la Encarnación y al resucitar de entre los muertos y subir al cielo, ha cumplido la profecía de Moisés que anunciaba cercanía de la Palabra de Dios (Cf. Dt 30,12-14): tras llevar su obra redentora, Cristo se encuentra cerca de los que creen en Él. Por su parte, San Lucas nos ofrece hoy el relato de las tentaciones de Jesús en el desierto. En efecto, en el inicio de su misión salvadora el Señor ayuna y sufre las tentaciones de satanás. Los tres evangelios sinópticos recuerdan que el episodio tiene lugar en el desierto. Con esa palabra se designa probablemente la depresión que hay junto al Jordán, al norte del mar muerto. Sin embargo, también tiene un sentido teológico: en el desierto fueron tentados, y vencidos, Moisés e Israel; en el desierto es tentado Jesús, que vence donde otros cayeron: el diablo quiere apartar a Jesús de su misión, pero Jesús le vence. Ya que en el tercer evangelio la genealogía del Señor llega hasta Adán, la tradición cristiana vio en este relato una victoria de Jesús como anticipo de Adán; donde Adán fue vencido, Jesús venció, inaugurando así la nueva humanidad. “Es conveniente recordar cómo el primer Adán fue expulsado del paraíso al desierto, para que adviertas cómo el segundo Adán viene del desierto al paraíso” (San Ambrosio, Expositio Evangelo secundum Lucam, ad loc.). 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Reflexionar sobre las tentaciones a las que es sometido Jesús en el desierto es una invitación a cada uno de nosotros para responder a una pregunta fundamental: ¿qué cuenta de verdad en mi vida? En la primera tentación el diablo propone a Jesús que cambie una piedra en pan para satisfacer el hambre. Jesús rebate que el hombre vive también de pan, pero no sólo de pan: sin una respuesta al hambre de verdad, al hambre de Dios, el hombre no se puede salvar. En la segunda tentación, el diablo propone a Jesús el camino del poder: le conduce a lo alto y le ofrece el dominio del mundo; pero no es éste el camino de Dios: Jesús tiene bien claro que no es el poder mundano lo que salva al mundo, sino el poder de la cruz, de la humildad, del amor. En la tercera tentación, el diablo propone a Jesús que se arroje del alero del templo de Jerusalén y que haga que le salve Dios mediante sus ángeles, o sea, que realice algo sensacional para poner a prueba a Dios mismo; pero la respuesta es que Dios no es un objeto al que imponer nuestras condiciones: es el Señor de todo. ¿Cuál es el núcleo de las tres tentaciones que sufre Jesús? Es la propuesta de instrumentalizar a Dios, de utilizarle para los propios intereses, para la propia gloria y el propio éxito. Y por lo tanto, en sustancia, de ponerse uno mismo en el lugar de Dios, suprimiéndole de la propia existencia y haciéndole parecer superfluo. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? No tengamos miedo de afrontar, también nosotros, el combate contra el espíritu del mal: lo importante es que lo hagamos con Él, con Cristo, el Vencedor. Cada uno debería preguntarse: ¿qué puesto tiene Dios en mi vida? ¿Es Él el Señor o lo soy yo? Al recordar que el pasado miércoles con el tradicional Rito de las Cenizas, hemos entrado en la Cuaresma, tiempo de conversión y de penitencia en preparación a la Pascua, la Iglesia, que es madre y maestra, llama a todos sus miembros a renovarse en el espíritu, orientándose decididamente hacia Dios, renegando el orgullo y el egoísmo para vivir en el amor. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? “En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque Cristo nuestro Señor, al abstenerse durante cuarenta días de tomar alimento, inauguró la práctica de nuestra penitencia cuaresmal y, al rechazar las tentaciones del enemigo, nos enseñó a sofocar la fuerza del pecado; de este modo, celebrando con sinceridad el misterio de Pascua, podremos pasar un día a la Pascua que no acaba” (Del prefacio de este Domingo). _________________ Recomendaciones prácticas: • Tener en cuenta que el eje temático del Ciclo C para Cuaresma es la llamada a la conversión y al perdón. En este sentido han sido seleccionadas las lecturas de la serie dominical. • Leer Instrucción General del Leccionario de la Misa, números 97-102. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos este caminar cuaresmal nos entrega las características marcadas por el encuentro personal y comunitario con Jesucristo. En un ambiente penitencial y en oración, recibamos la fuerza que viene de lo alto que Dios nos comunica en su Hijo Jesús. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios para este primer Domingo de Cuaresma nos muestra la misericordia de Dios para con el hombre y la fuerza del Espíritu que nos lleva al desierto para vencer toda tentación a ejemplo del Señor Jesús. Continuemos nuestra celebración como hermanos juntos en la fe. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Alabemos y glorifiquemos a Cristo, a quien Dios Padre constituyó fundamento de nuestra esperanza y primicia de la humanidad resucitada, aclamémosle diciendo: R. Rey de la Gloria, escúchanos. 1. Por el Papa, los obispos, presbíteros, diáconos, religiosos y laicos, para que dejándose llenar de la gracia del Espíritu Santo, asuman con decisión el compromiso de la conversión. 2. Por los gobernantes de las naciones, para que dispongan sus conocimientos y acciones al cuidado y atención a las comunidades más necesitadas, especialmente para que puedan satisfacer sus necesidades básicas. 3. Por todas las familias del mundo, para que sean espacios de encuentro fraterno en los que se viva la fe, la esperanza y el amor. 4. Por los enfermos, privados de la libertad y excluidos de la sociedad, para que descubran el rostro misericordioso de Cristo en sus momentos de angustia y soledad. 5. Por nosotros para que al caminar juntos nos formemos como discípulos de Cristo, como familias, como comunidades y como seres humanos, a través de nuestra experiencia de este camino Sinodal. Oración conclusiva Atiende, Padre Santo, estas súplicas que te hemos presentado , para que sea tu Espíritu el que ilumine todas nuestras buenas intenciones. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Dom 13 Feb 2022

Guión litúrgico para vivir y celebrar el Miércoles de Ceniza

El miércoles 02 de marzo, con la imposición de la ceniza se da inicio al tiempo de la Cuaresma. La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través del Departamento de Liturgia, pone a disposición un subsidio para animar la celebración de este día. En este año el camino cuaresmal tiene un ingrediente particular, se trata de la consulta Sinodal que se está desarrollando en las Iglesias particulares y que se ven iluminadas por la imagen de la conversión de Cornelio y Pedro, que, con sus testimonios nos interpelan y adentran en el camino de la conversión. La celebración de la ceniza es el inicio de una estación espiritual, particularmente relevante para todo cristiano, que conduce a celebrar el Misterio Pascual, a través del ayuno, la oración y la penitencia. El acto litúrgico del Miércoles de Ceniza, que se caracteriza por el mensaje bíblico: "Conviértete y cree en el Evangelio", y por la expresión: "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás", invita a todos a reflexionar acerca de la necesidad que tenemos de abrirnos a la conversión, recordando la fragilidad de la vida humana sujeta a la muerte. Este material que podrá ser utilizado por Ministros ordenados y no ordenados, ofrece la Liturgia de la Palabra, pautas para la reflexión y bendición e imposición de la ceniza. DESCARGAR SUBSIDIO [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Vie 11 Feb 2022

Voz del Pastor | 13 de febrero de 2022

Lucas 5,1-11 Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 6,17.20-26