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fraternidad

Jue 2 Ene 2020

2020 un año dedicado a la fraternidad: Mons. Luis José Rueda

El Año de la fraternidad marcará la ruta pastoral de la Arquidiócesis de Popayán durante el 2020, así lo dio a conocer el arzobispo de esa ciudad, monseñor Luis José Rueda Aparicio, en un mensaje al pueblo de Dios. "‘El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz, habitaba en tierra y sombra de muerte, y una luz les brilló’ (Is9,1). Estas palabras del profeta Isaías, nos llenan de esperanza al comienzo del año 2020. Son palabras motivadoras para comenzar un nuevo año de vida y de trabajos (...) Estamos convencidos que esa gran luz nos guiará por caminos de paz y fraternidad", así lo señaló en su mensaje pastoral. La Iglesia vive y promueve la fraternidad El arzobispo recordó que, en medio de las adversidades, la Iglesia siempre ha estado caminando con el pueblo, "presente en campos y ciudades, en comunión plena con el Papa Francisco, anunciando la Buena Nueva y renovando la esperanza de su misión”. La fraternidad se cultiva en comunidad Recordó que una forma de cultivar la fraternidad humana, es venciendo el egoísmo y la desconfianza, para ello dijo que "con la opción por la Nueva Evangelización nos proponemos durante el año 2020, seguir la convocatoria a los fieles laicos para que vivan su fe en pequeñas comunidades, al estilo de las primeras comunidades de seguidores de Cristo (Hc2,42)". La fraternidad nos enseña a dialogar Explicó que para poder vivir la fraternidad es importante el diálogo en sus diferentes ambientes: familiar, social, de trabajo y espiritual. "El diálogo familiar nos enseña la importancia de escucharnos con atención para encontrar soluciones a los diversos problemas. El diálogo social nos enseña a valorarnos, a respetarnos, a organizarnos por el bien común, evitando las polarizaciones, que nos conducen a la violencia y la exclusión. El diálogo espiritual nos enseña que la oración es fundamento de la fraternidad”. La fraternidad es camino de reconciliación Afirmó que una forma de superar los resentimientos es sentir al otro como hermano, solo así se llega a la unidad y al perdón. "La fraternidad nos ayuda a ser acogedores, nos motiva a proteger al que piensa distinto, para superar los odios y consolidar la paz". La fraternidad nos exige conversión Finalmente, explicó que el año de la fraternidad ha de ser un espacio donde se viva momentos de conversión personal, social y ecológica. "El año de la fraternidad es una oportunidad para sanar heridas, para crecer en la confianza mutua, para celebrar la unidad, empezando por casa, fraternizando en los barrios y veredas. Es un año para promover en las aulas de clase y en los medios de comunicación la cultura del encuentro, para que seamos un pueblo de hermanos. La conversión ecológica nos compromete en el cuidado de la casa común, nos exige cambiar nuestros hábitos depredadores, nos pide ser misioneros de la vida humana y ambiental". [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Mar 2 Oct 2018

En la frontera, sacerdotes brindan esperanza y fraternidad

Con kit en mano y dispuestos a brindar una palabra de cercanía y solidaridad, los sacerdotes provenientes de distintas regiones de Colombia, Venezuela, México y Ecuador, que participan de la V versión de la Copa de la Fe, llegaron a la zona fronteriza para su encuentro con la población que transita diariamente el sector y con los migrantes que han llegado a la capital nortesantandereana. Posteriormente, se sumaron a la obra de la Casa de Paso Divina Providencia, ayudando en la atención brindada a los migrantes, repartiendo desayunos y apoyando la elaboración de los almuerzos. Palabra, Obra y Fe se hicieron una durante la Sagrada Eucaristía presidida por Mons. Oscar Urbina, Arzobispo de Villavicencio y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia; Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de Cúcuta; Mons. Carlos Germán Meza, Obispo de Socorro y San Gil y Mons. Matías Roter, encargado de Asuntos Económicos en la Nunciatura Apostólica. Durante la celebración eucarística, Monseñor Oscar Urbina, en nombre de los obispos colombianos, manifestó a los migrantes y a quienes, “con mucho esfuerzo están asumiendo el compromiso cristiano de acoger a los caminantes desolados, que no están solos”. “La Iglesia católica en Colombia sufre con ustedes este momento de tanto dolor que vive el pueblo venezolano. Estamos comprometidos en brindarles una ayuda que los anime a seguir en la lucha diaria de reconstrucción del tejido social de su país” Retomando las palabras del Papa Francisco para la ‘Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado’ que conmemoramos el pasado mes de agosto: “Cada forastero que llama a nuestra puerta es una ocasión de encuentro con Jesucristo, que se identifica con el extranjero acogido o rechazado en cualquier época de la historia (Mt 25, 35.43). A cada ser humano que se ve obligado a dejar su patria en busca de un futuro mejor, el Señor lo confía al amor maternal de la Iglesia. Esta solicitud ha de concretarse en cada etapa de la experiencia migratoria: desde la salida y a lo largo del viaje, desde la llegada hasta el regreso”, animó a “construir una gestión común” que permita, desde el compromiso de la comunidad política y de la sociedad civil, obtener los resultados esperados.

Mar 2 Oct 2018

Presidente del episcopado reitera cercanía de la Iglesia con migrantes de Venezuela

En el marco de la V versión de la Copa de la Fe que se desarrolla en Cúcuta, el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, Monseñor Oscar Urbina Ortega reiteró la cercanía de la Iglesia y del pueblo colombiano con los migrantes venezolanos. Así lo manifestó durante una rueda de prensa realizada en las instalaciones de la Casa de Paso ‘Divina Providencia’, en la que se brinda atención solidaria a los migrantes que llegan del país llanero. “La Iglesia católica en Colombia sufre con ustedes este momento de tanto dolor que vive el pueblo venezolano. Estamos comprometidos en brindarles una ayuda que los anime a seguir en la lucha diaria de reconstrucción del tejido social de su país”, señaló. El también Arzobispo de Villavicencio comentó que, en la Divina Misericordia, como en otras siete casas de paso, que sostiene la Diócesis de Cúcuta “se atiende diariamente un promedio de cinco mil personas con alimentación e hidratación, y algunas veces con suministros de ropa, medicamentos y útiles de aseo personal. Esto lo hace la Iglesia con el apoyo de empresas y organismos locales, nacionales e internacionales”, subrayó. El máximo jerarca de la Iglesia colombiana recordó que el papa Francisco permanentemente invita para que se responda con generosidad, diligencia, sabiduría y amplitud al problema contemporáneo de las misiones. “Las palabras del Papa son para construir una gestión común que permita, desde el compromiso de la comunidad política y de la sociedad civil, obtener los resultados esperados.” Así mismo, recordó que la Conferencia Episcopal de Colombia ha elevado su voz para pedir mayor ayuda y atención de la comunidad internacional a este asunto cuyas verdaderas dimensiones superan cualquier crisis migratoria del presente siglo. “Dada la agudización del problema, seguiremos desde la Iglesia elevando nuestra voz, denunciando que hace falta más, mucha más ayuda, y que es necesario alejar el ruido de sables y la marcha de los ejércitos en las zonas fronterizas”, señaló. El prelado advirtió que ha crecido la demanda de servicios públicos, educación y salud, mientras no se cuenta con los recursos necesarios para ampliar su cobertura. Monseñor Oscar Urbina, acompañado por más de 600 sacerdotes que participarán de la Copa de la Fe 2018, comentó que la situación de los migrantes venezolanos está llena de “tristes historias” en las carreteras. “Estas imágenes que recorren el mundo, y golpean en la conciencia de los cristianos, le están dando a esta migración un estatus de crisis de grandes dimensiones”.

Lun 1 Oct 2018

Deporte, fe y fraternidad de la mano en Cúcuta

Más de 600 sacerdotes se dan cita esta semana en la quinta versión de la 'Copa de la Fe’ que organiza la Conferencia Episcopal de Colombia y la Diócesis de Cúcuta. Los presbíteros, organizados en 25 equipos provenientes de distintas regiones del país y 3 equipos de México, Ecuador y Venezuela, estarán hasta este viernes en la capital de Norte de Santander participando en este campeonato de fútbol exclusivo para sacerdotes. El acto de inauguración, programado para el lunes 1 de octubre a las 6:30 pm, en el Estadio General Santander, contará con la presencia del presidente del episcopado colombiano, monseñor Óscar Urbina Ortega; el Obispo de Cúcuta, monseñor Víctor Ochoa Cadavid; y autoridades civiles, militares y de policía. Este encuentro deportivo de sacerdotes tiene como lema #LaFraternidadNoTieneFronteras y destaca como objetivo social hacer, desde la Iglesia católica en Colombia, un llamado a la comunidad nacional e internacional sobre la lamentable situación migratoria de la hermana República Bolivariana de Venezuela.

Vie 13 Abr 2018

Cúcuta, sede de la Copa de la Fe 2018

Con el lema “La fraternidad no tiene fronteras”, la Diócesis de Cúcuta realizará, del 1 al 5 de octubre, la quinta versión de Copa de la Fe. Este campeonato de fútbol, que congrega centenares de sacerdotes de distintas Jurisdicciones Eclesiásticas de Colombia y de otros países, nació en 2013 en el contexto del 'Año de la Fe' promulgado por el Papa Benedicto XVI, y se ha convertido en un signo visible de la pastoral sacerdotal y de la evangelización a través del deporte. La jornada, liderada por la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), ha tenido como sede a Bogotá, Cali y ahora Cúcuta. La elección de esta ciudad, explicó monseñor Óscar Urbina, presidente de la CEC, responde al deseo de los obispos colombianos de manifestar cercanía fraterna y ayuda a la población colombo – venezolana presente en la frontera debido a la crisis social, política y económica que vive el hermano país. En este sentido se espera, además de brindar un espacio de encuentro fraterno, sano esparcimiento y fomento de valores humano – cristianos, motivar acciones a favor de los hermanos migrantes y visibilizar la compleja situación que se registra en la zona. Por su parte, monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, obispo de Cúcuta, manifestó que esta diócesis recibe con gran alegría “el voto de confianza al encomendarnos la realización de la Copa de la Fe 2018, que se constituye en signo de caridad de una Iglesia sin fronteras”. “La caridad de Cristo nos urge”, insistió. Los equipos diocesanos de sacerdotes, interesados en participar en este torneo, pueden inscribirse a través de los sitios web de: Conferencia Episcopal de Colombia (www.cec.org.co), Diócesis de Cúcuta (www.diocesisdecucuta.com) o en el portal web del evento (www.copadelafe.cec.org.co), donde se encuentra información detallada de la jornada. La fecha límite de inscripción es hasta el 15 de julio.

Sáb 22 Jul 2017

“Ciudadanos del Reino”

Por: Mons. Omar Mejía Giraldo - Cuando hablamos de ciudad necesariamente tenemos que mencionar la necesidad de unos principios que regulen la convivencia ciudadana; es decir, que organice las relaciones mutuas para lograr que haya paz, fraternidad y respeto entre todos. Desde siempre el ser humano se concibe como un ser en relación, por lo tanto el entendimiento se logra con lo básico y fundamental: “ser racionales”. Para entender el planteamiento basta comprender un simple pensamiento de la antigüedad, Sócrates por ejemplo nos dice que es necesario el dominio de sí mismo como base de la moral, para conformar hombres de bien, a Sócrates como buen maestro, le interesaba los problemas éticos de la convivencia entre los ciudadanos. Jesús, el Señor, es Maestro y como tal enseña y le interesa sobre manera la convivencia de la gente. Dice la Palabra que Jesús enseñaba a la gente, su actitud era la de siempre ir enseñando; El tenía la misión de dar a conocer el misterio del “Reino de los Cielos”. Para hacerse entender, Él se acerca a la gente y unas veces les habla a los oídos o en privado y muchas otras les habla desde las azoteas y desde las orillas del lago e incluso desde las barcas; en fin, Jesús es el Maestro y busca la mejor manera pedagógica de hacer comprensible su mensaje. La liturgia de la Palabra del domingo anterior, la de hoy y la del próximo domingo, nos presenta en su conjunto el capítulo 13 de San Mateo, donde el escritor sagrado nos ofrece la enseñanza de Jesús en siete parábolas con las cuales Él compara el Reino de los Cielos. Específicamente hoy nos dice: “El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo…; El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza…; El Reino de los Cielos se parece a la levadura…” Semilla, mostaza, levadura, tres ejemplos sumamente sencillos a través de los cuales el Reino de los Cielos se compara con la simplicidad, con lo original, con la vida cotidiana, con el desenvolverse del acontecer de todos los días. Aquí no hay filosofía, no hay argumentos, no hay disertaciones, no hay discusiones; lo que si existe es vida y vida en abundancia, que es precisamente lo que Jesús viene a traer. Jesús es Maestro y Señor, es cercano y comparte la vida privada con sus apóstoles; ellos le piden que les explique la parábola de la semilla y Él dice: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles.” Para efecto de nuestra enseñanza y para comprender mejor el mensaje del presente domingo vamos a observar cinco actitudes fundamentales para regular la convivencia entre nosotros. No se nos olvide lo siguiente: Jesús, el Maestro y Señor, nos ha sembrado la semilla de la Palabra en el mundo y nosotros como buenos discípulos de Él debemos sabernos los “ciudadanos del Reino”; por lo tanto, los invito a observar las siguientes actitudes para nuestra convivencia fraterna y para la construcción de la paz entre nosotros: 1. Sembrar Como personas de fe debemos sembrar las virtudes propias del evangelio: el amor, la fraternidad, la humildad, el perdón, la honestidad… Debemos sembrar buena semilla y para poder realizar el acto de sembrar hemos tenido que cosechar. Si observamos el pasado, no nos resta sino dar gracias a Dios por el testimonio de nuestros padres y familiares por el ejemplo de honradez y fidelidad a la palabra con la cual ellos han vivido y nos han formado. Nos corresponde a nosotros conservar las virtudes y valores que hemos recibido en herencia de nuestros mayores. Preguntémonos por lo tanto: ¿Estamos sembrando virtudes y valores en las nuevas generaciones? ¿Qué cizaña debemos erradicar de nuestra vida para poder ser testimonio de honestidad, fraternidad y paz? Pregunta desafiante, para pensar: ¿Cuándo fue la última vez que fuimos honestos? Si no sembramos virtudes y valores en los niños y jóvenes, no soñemos con buenos ciudadanos, es decir, no soñemos con “ciudadanos del Reino”, por lo tanto, no soñemos con paz. 2. Paciencia Dice la Palabra de Dios: “Dios es lento a la ira y rico en clemencia.” El texto de hoy nos cuenta que el sembrador al recibir la noticia que había cizaña en el campo junto con el trigo le pide a los segadores que tengan paciencia, que no se afanen a erradicar la cizaña todavía, porque corren el riesgo de arrancar también el trigo. “Todo tiene su tiempo” (Eclesiastés 3). Dios es misericordia y misericordioso, sabe que siempre hay una alternativa. Dice la Palabra: “De estas piedras Dios puede sacar hijos de Abraham”, es decir, “para Dios nada es imposible.” Con la fuerza de Dios la misma cizaña, podría ser transformada en trigo (milagro), pero se necesita entrar en el misterio de Dios. Con Dios lo humanamente imposible se hace posible por el poder de su gracia. Siempre hay una alternativa: La conversión, volver a la originalidad con la cual salimos del corazón de Dios. La gran enseñanza para nosotros es la de poseer fe y esperanza en la misericordia de Dios. Tantas cosas que no logramos comprender hoy, pueden ser posible de asumir mañana, cuando nos abramos plenamente al poder de Dios. Un ejemplo sencillo: “El buen ladrón”, éste hombre al final de la jornada comprendió quien era Jesús y en el último instante de su vida se ganó la salvación. Siempre hay una última oportunidad. El secreto está en no asustarnos por la simplicidad del Reino de Dios, recordemos que es tan pequeño como un grano se mostaza y es como la levadura que se disuelve en la masa para poderla fermentar. Como discípulos de Jesús nuestra tarea es ser pacientes y darnos siempre la oportunidad de estar en actitud de crecimiento; además, de dar la oportunidad de crecimiento también a los demás. Muchas veces somos ansiosos frente a las responsabilidades de los otros y poco exigentes con las responsabilidades nuestras. La Palabra nos invita a poseer la paciencia de Dios, en lo práctico, entendamos la paciencia del campesino, que sale a sembrar y sabe que su semilla se demora días, meses y hasta años para poder dar su fruto, lo importante es que finalmente dé un buen fruto en el tiempo justo y razonable. 3. Libertad “Déjenlos crecer juntos hasta la siega.” Qué bueno entender la importancia de la libertad. Sin libertad no hay buenos frutos. No podemos imaginarnos un campesino yendo todos los días al huerto a observar cómo va la plantica o arrancándola para ver si en otro como reacciona fuera de la tierra. La planta se deja crecer con libertad y al final vendrán los resultados. Igual pasa con las personas…, padres de familia, maestros…, eduquen a sus hijos, fórmenlos, pero por favor, déjenlos crecer con libertad. Sin libertad será imposible construir la paz entre nosotros, pero la libertad no es decir y hacer lo que se nos venga en gana. Lo primero que nos exige la libertad es nuestra capacidad racional y nuestra capacidad de escucha para luego discernir y obrar con ética, respeto y honestidad. Vale la pena hacer una mención aquí a la gran responsabilidad que tenemos hoy de usar bien las redes sociales. Qué tristeza ver hoy como nos destruimos a través de los medios de comunicación, creemos que libertad es decir y hacer lo que se nos venga a la mente o lo que se nos ocurra. Si de verdad queremos vivir como ciudadanos civilizados, aún más si queremos de verdad comportarnos como “ciudadanos del Reino”, tenemos que empezar por respetar la libertad de los otros y por hacer respetar nuestra libertad. Libertad, según las sagradas escrituras es “ser lo que se es”; somos humanos, vivamos como humanos; somos racionales, antes de obrar pensemos; somos comunicativos, antes de hablar conectemos nuestro cerebro; somos hijos de Dios, obremos como hijos de Dios. Como “ciudadanos del Reino”, no nos podemos dar el lujo de ser corruptos, deshonestos, tramposos…; es decir, no podemos ser cizaña, tenemos que ser trigo y buen trigo, trigo dorado… 4. Discernimiento La palabra discernir es definida así: “Distinguir por medio del intelecto una cosa de otra o varias cosas entre ellas.” El evangelio nos permite observar que en un principio el trigo y la cizaña poseen un cierto parecido, hasta tal punto que no es justo arrancar la cizaña inmediatamente porque se puede arrancar también el trigo. El discernimiento nos permite ir observando el momento justo para actuar de acuerdo a las necesidades del momento, teniendo en cuanta la mayor conveniencia y buscando siempre el bien común. El discernimiento nos ayuda a ver si se es trigo o cizaña. Hoy es urgente recuperar en nuestra cultura el discernimiento espiritual. Desde el concilio vaticano II la iglesia nos viene insistiendo en la necesidad del discernimiento de los signos de los tiempos. “Hoy lo llamamos lectura de la realidad”, que consiste en estar continuamente atentos a los ritmos del mundo para desde el evangelio juzgar la realidad y poder dar respuestas acertadas y esperanzadoras. El llamado es a los padres de familia, a los maestros, a los líderes sociales, políticos y religiosos, para que estemos atentos a saber discernir lo que acontece entre nosotros; pongo un ejemplo: Tenemos que preocuparnos más por la situación de desenfreno moral y ético de nuestra cultura; deberíamos preocuparnos más por nuestros niños y jóvenes, sus adiciones, sus situaciones, sus esclavitudes… 5. Juicio Al final el texto del evangelio nos dice: “el Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido.” La seguridad que hemos de tener es que el juicio final y definitivo lo hará el Señor. Dios nos ha creado para el bien y puede ser que en algún momento de nuestra vida le hayamos permitido al maligno que sembrara cizaña en nuestra vida, esto nos ha hecho perder el norte y nos ha desorientado. Pero tengamos en cuenta que de ninguna manera podemos sentirnos como causa perdida, ni tampoco podemos sentir a los otros como definitivamente perdidos. Es necesario entender que ninguno de nosotros podemos dar juicios definitivos, éstos son objeto única y exclusivamente de Dios. Él es quien realmente conoce el corazón del hombre, es Él quien en definitiva conoce las intenciones y los sentimientos. Por eso, el juzgar es propio únicamente de Dios. Cuidémonos de dar juicios, aportemos, pero siempre buscando el bien y nunca el mal. Seamos trigo dorado que aporta vida y no cizaña que trae muerte. + Omar Mejía Giraldo Obispo de Florencia

Vie 21 Oct 2016

La Reconciliación marcó el segundo día de ExpoCatólica

Música, teatro, ambiente de paz, fraternidad, trabajo, perdón y reconciliación enmarcó el segundo día vivido en ExpoCatólica 2016. Diferentes participantes, invitados y artistas se hicieron presentes en los ámbitos formativos, lúdicos, informativos y culturales que invitaron hoy a dar la mano, a intercambiar abrazos, a olvidar ofensas y recordar momentos felices. Hicieron un llamado a decir ¡te perdono y volvamos a empezar... construyamos puentes y no muros. Perdonémonos, reconciliémonos!. El stand de la arquidiócesis de Cali, de manera particular y acudiendo a la creatividad, invita a los participantes a saborear el dulce sabor que deja tanto en el rostro como en el corazón el: Perdón. Cinco pasos para perdonar y perdonarme. A continuación encontraremos en estos sencillos pasos, la manera pedagógica de llegar al perdón: Es importante identificar el motivo que provoca el odio. El segundo paso, asumir que tengo odio y rabia. El tercer paso, limpiar el corazón, sacar el odio, el resentimiento y la sed de retaliación. El cuarto paso, mirar al otro como un hermano frágil que se equivocó. Y , el quinto paso ¡Perdonar, sabiendo que perdonar es amar! Los invitamos a escuchar algunos de los momentos vividos hoy en ExpoCatólica, tiempo de perdón tiempo de reconciliación a continuación: Fuente: Of. comunicaciones Arq. Bogotá