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lectio divina

Vie 26 Mayo 2023

Manarán ríos de agua viva

DOMINGO DE PENTECOSTÉS Mayo 28 de 2023 Primera Lectura: Hechos de los Apóstoles 2,1-11 Salmo: 104(103),1aby24ac. 29bc-30.31y34 (R. cf. 30) Segunda Lectura: 1Corintios 12, 3b-7.12-13 Evangelio: Juan 20,19-23. I. Orientaciones para la Predicación Introducción -Esta solemnidad concluye el tiempo pascual, la cincuentena pascual o pentecostés que forman una sola jornada festiva, día en que actuó el Señor. En efecto, el evangelio de san Juan que escuchamos hoy relata la entrega de su Espíritu, por parte de Jesús, a sus discípulos el mismo día de su resurrección. -El Espíritu Santo es el Espíritu del Padre y del Hijo, el “lazo” de unión. Al ser derramado sobre la Iglesia, la une al misterio del Dios uno y trino, comunión íntima de vida y de amor. De esta manera, la Iglesia brota de la comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, tiene su fuente en el misterio de amor de la Trinidad, tal como afirma san Cipriano. -La Iglesia está llamada a vivir esta comunión que brota de la Trinidad y esto exige que cada uno de sus miembros le abra espacio en su corazón al Santo Espíritu; pero esto no es posible sin un esfuerzo sincero y decidido de cada bautizado. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles, san Lucas nos narra el acontecimiento extraordinario sucedido cincuenta días después de la resurrección del Señor; es el cumplimiento de su promesa de enviarles el Espíritu Santo. Jesús no falla; Él es la verdad en persona. La misma lectura de los Hechos nos describe los efectos de la intervención poderosa y omnipotente del Espíritu: todos los escuchaban en sus propias lenguas. El pecado produce división y destrucción; el santo Espíritu, por el contrario, unidad y entendimiento. De esta manera, por su intervención, el mundo es recreado, tal como lo expresa el salmo, al que nos unimos respondiendo: “Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra”; sin el aliento del Espíritu es imposible vivir, vivir verdaderamente. El Evangelio nos presenta a Jesús que el mismo día de su resurrección derrama su Espíritu sobre sus discípulos. Él cumple la promesa y por su Espíritu se derrama en los corazones de quienes lo acogen con fe y amor. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La solemnidad de Pentecostés que hoy celebramos es la conclusión del tiempo pascual que forma un todo único, desde la resurrección. Dios Padre no ha abandonado a su Hijo al poder de la muerte. Mediante su santo Espíritu lo ha levantado de la tumba y ahora vive para siempre y, convertido en cabeza de la Iglesia, derrama sobre todo su Cuerpo el Espíritu que da vida y vida en abundancia. “Este es el día en que actúo el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo”, dice el salmista. Por el bautismo y mediante el Espíritu somos introducidos en este “día” salvífico, en donde el mismo Dios se nos derrama en nuestros corazones, somos hechos partícipes de la misma vida divina, somos insertados en la comunión de vida y de amor del Padre, del Hijo y del Espíritu. ¡Oh, si comprendiéramos los tesoros de gracia encerrados en el bautismo y perfeccionados en la confirmación! La Iglesia es el “lugar” en donde habita como en su propia casa el Santo Espíritu, en ella Jesús lo está derramando continuamente, tal como lo hizo en sus inicios. El Señor no abandona nunca a su Esposa, siempre la alimenta y la nutre, la custodia y la protege, la defiende y la libera de todo mal; en ella se encuentra presente continuamente por su Espíritu que entrega con abundancia. Cada bautizado está llamado, como miembro de su Cuerpo místico, a darle espacio en su corazón para que, de este modo, cada vez sea más y más renovada toda la Iglesia y pueda ser presentada a Dios como virgen inmaculada y sin mancha. Y solamente le damos espacio cuando renunciamos a nuestro espíritu propio egoísta, vanidoso, orgulloso, soberbio, perezoso… Si le damos entrada, entonces en nuestro corazón se irá restableciendo la paz, la armonía, el reposo interior que siempre nos roba el pecado. Al inicio, tal como nos lo dice el Génesis, la primera pareja estaba en el Paraíso; allí todo era felicidad y gozo en Dios. Este es el proyecto de Dios. Sus mandamientos nunca son una carga pesada e insoportable que quiere amargar nuestra vida; todo lo contrario, son la expresión del amor de un buen Padre que quiere lo mejor para sus hijos. El Espíritu viene en nuestra ayuda para que comprendamos la sabiduría y gracia del plan divino. Este camino de docilidad al Espíritu Santo y de renuncia a nuestro propio espíritu egoísta es exigente, implica una batalla firme y decidida. Pero si con valentía nos decidimos a pelear el combate contra todo lo que hay en nuestro corazón que no sea grato a Jesús, entonces podremos ir experimentando progresivamente sus efectos saludables, pues la alegría y el gozo interior nos irán invadiendo cada vez más, junto con una visión llena de esperanza frente a este mundo cada vez más envejecido y semidestruido por el pecado, pues nos convenceremos del poder de Dios derramado en nuestros corazones por su santo Espíritu para transformar el mundo al experimentar su fuerza en nuestra propia renovación. Además, nos convertiremos en artífices de un cambio auténtico a nuestro alrededor, pues otros, experimentando la belleza de una vida en Dios y sus sabrosos frutos para la propia vida y la de quienes les rodean, también se animarán a irlo dejando entrar en su corazón para experimentar en primera persona sus efectos saludables. Si le abrimos de par en par nuestro corazón al Espíritu podremos gozar de todos sus bienes: paz, alegría, gozo… No nos arrepentiremos. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Esta solemnidad es una ocasión muy propicia para pedirle a Dios una nueva efusión de su santo Espíritu sobre toda la Iglesia, para que se renueve cada vez más en cada uno de sus miembros y podamos dar testimonio de una Iglesia que vive la unidad en la caridad. Solamente así podrá ser signo creíble en medio de un mundo lacerado por tantas divisiones, fruto del egoísmo que se asienta en los corazones, hasta convertirse en no pocos casos en su dios. Pero esta efusión que produzca estos frutos tan hermosos no es posible sin la apertura del propio corazón por parte de cada bautizado. Entonces, esta fiesta es la oportunidad para concretizar esta súplica, aterrizándola a cada uno de nosotros; es decir, pedirle una nueva y potente efusión de su Espíritu en cada uno de nosotros; y para que esto se dé verdaderamente, entonces propongámonos examinar nuestro corazón y descubrir que está impidiendo al santo Espíritu la obra transformadora y renovadora que desea hacer en nosotros. Y pidámosle que nos ayude a dar el paso firme y radical de cortar “con afilada navaja” ese impedimento para que, así, podamos caminar, correr, volar tras el Espíritu hacia una existencia que encarna el mismo espíritu de Jesús que se entregó hasta la cruz por nuestra salvación. También aprovechemos esta solemnidad para pedirle al Espíritu particularmente el don de fortaleza, pues las asechanzas del enemigo y las contrariedades de un mundo cada vez más adverso al Evangelio, hacen cada día más exigente el testimonio de una vida cristiana coherente. Que cada día nos convenzamos hondamente que solo en Dios tenemos vida y vida verdadera y que todo aquello que no sea Él es nuestra perdición y ruina. Solamente así podremos enfrentar este mundo y comunicarle, sin temor a los riesgos que puedan sobrevenir, la fuente de la Vida en abundancia, Jesucristo nuestro Señor, que se nos entregó al darnos su Espíritu. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Hoy termina el Tiempo Pascual. Después de la última Misa, en la noche, se apaga el cirio pascual y se retira del presbiterio. Conviene colocarlo decorosamente en el bautisterio para que arda durante la celebración del Bautismo y poder encender en él los cirios de los bautizados. • Comienza la semana de oración por la Unidad de los cristianos. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Como Iglesia universal celebramos hoy el día en que nuestro Señor Jesucristo, cumpliendo su promesa, envío su Santo Espíritu sobre los discípulos reunidos en el Cenáculo. Que la participación en esta celebración eucarística, en la que se renueva y actualiza este acontecimiento, disponga nuestro corazón a recibirlo y dejarlo actuar en nuestra vida diaria. Celebremos con fe y alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra La efusión del Espíritu Santo que hoy escuchamos en la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles al inicio de la Iglesia y en el Evangelio de san Juan el mismo día de la resurrección de Jesús, nos disponga a recibirlo como comunidad de fe y produzca sus efectos de unidad y caridad, tal como nos lo indica la segunda lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: En el día en que nuestro Señor Jesucristo cumplió la promesa del envío de su Santo Espíritu, presentemos al Padre todas nuestras súplicas con un corazón confiado y agradecido por todas sus obras maravillosas. R. Escúchanos, Señor. 1. Te pedimos por tu Santa Iglesia: asístela continuamente con tu santo Espíritu para que siempre tenga la luz y la fuerza para anunciar tu Palabra y comunicar a todos los hombres tu amor y tu gracia. 2. Por quienes gobiernan los destinos de las naciones: para que con la luz de tu Santo Espíritu pueda conducir los pueblos por caminos de justicia y paz. 3. Por quienes sufren en el alma o en el cuerpo: para que con la fuerza de tu Santo Espíritu sean capaces de unir sus padecimientos a los de Jesucristo y, así, contribuyan a la redención de la humanidad. 4. Por nuestra comunidad parroquial y por quienes participamos de esta Eucaristía: para que nos pongamos en una actitud de docilidad a tu Santo Espíritu, renunciando a todo aquello que lo contrista. Oración conclusiva Escucha Padre Santo las súplicas que te hemos dirigido; que lleguen a tu presencia y alcancen de Ti lo que te hemos dirigido con fe y confianza, por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Mié 12 Abr 2023

A los ocho días llegó Jesús

SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA De la Divina Misericordia Abril 16 de 2023 Primera Lectura: Hechos de los Apóstoles 2, 42-47 Salmo: 118(117),2-4.13-15ab.22-24 (R. cf. 1) Segunda Lectura: 1P 1,3-9 Evangelio: Juan 20,19-31 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Hoy estamos llegando al culmen de la octava de Pascua, un día de ocho días, una semana que la Iglesia celebra como un único día: el día de la Nueva Creación, día en el que el Hijo de Dios ha pasado de la muerte a la vida. Por eso, en este segundo domingo de Pascua, podemos afirmar sin temor a equivocarnos: Hoy es la Pascua de Cristo: «Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo». A la luz del evangelio de hoy, los cristianos podemos seguir redescubriendo la importancia del primer día de la semana, del día del Señor. Cada domingo el Señor se hace presente en medio de la comunidad de discípulos reunida en su nombre para escuchar la Palabra de Dios, participar de la fracción del pan y caminar juntos en la fe. En este contexto de la Pascua se nos manifiesta en este domingo el misterio de la Divina Misericordia. Precisamente el Señor resucitado envió a sus apóstoles a perdonar los pecados. Además, con misericordia el Señor se presenta ante Tomás para que tenga un encuentro personal con Él y de esta manera pase de la incredulidad a la fe en la resurrección. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El pasaje de la primera lectura de este domingo está ubicado enseguida del acontecimiento de Pentecostés (Hch 2,1-13), del profundo discurso kerigmático del apóstol Pedro (Hch 2,14-36) y de las primeras conversiones y bautismos (Hch 2, 37-41). Es así que la perícopa de hoy pone ante nuestros ojos las primeras acciones de estos bautizados, creyentes en la resurrección, que comienzan a vivir conforme a la fe que han recibido. Lo más llamativo de estos primeros pasos de la Iglesia es que los creyentes adquieren un estilo de vida esencialmente comunitario. Además, no sólo se reúnen a la enseñanza apostólica, a la fracción del pan (primer nombre que recibió la Eucaristía) y a las oraciones, sino que llegan a tener todo en común, ayudando a cada uno según su necesidad. Estamos ante signos palpables de que la fe en la resurrección va transformando la vida personal y social de quienes dan el paso de la conversión. Durante los domingos de Pascua del Ciclo A, iremos escuchando en la segunda lectura la enseñanza de la Primera Carta del apóstol Pedro. Esta epístola se caracteriza por su enfoque bautismal, especialmente entre 1,13 y 4,11, lo que ha hecho suponer que este texto en su origen pudo haber sido una homilía en el ámbito de una liturgia o una catequesis mistagógica. Después del saludo, la carta se abre con la bendición solemne, pasaje que se nos propone para liturgia de hoy. Se trata de una bendición al estilo judío en la que se alaba al Padre por la salvación que han recibido las comunidades al renacer a una vida nueva. Al mismo tiempo la perícopa se convierte en una profesión de fe bautismal: Quienes han renacido por el bautismo están animados por la esperanza escatológica de la vida eterna. Igualmente, mientras que llega el momento definitivo de la salvación y son probados por los sufrimientos, los bautizados reciben la fuerza de Dios que los custodia en la fe. Por último, los bautizados son felicitados por creer en Cristo, a pesar de no haberlo visto con los ojos físicos, sino con los ojos de la fe. En el Evangelio se nos relata cómo es que el Resucitado irrumpe en medio de una comunidad de discípulos, arrinconados por el miedo en el que habían sucumbido por causa de la muerte de su Maestro. Es en medio de ese oscuro panorama que Cristo se hace presente para alegrarlos, traerles la paz y otorgarles el Espíritu Santo. Así se puede comprender la Pascua, no sólo como el paso de la muerte a la vida, sino como el paso la tristeza a la alegría y del miedo a la confianza. Especialmente es el apóstol Tomás quien llega tener la experiencia del paso de la incredulidad a la fe. Lo que le sucede a Tomás es un retrato de lo que pasa en la vida de todos aquellos discípulos de todos los tiempos, quienes nunca vieron con sus propios ojos al Señor, pero que han llegado a creer para tener vida en su nombre. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La fe de cada uno de nosotros, discípulos de Cristo, es una fe pascual porque creemos que Él es el Cordero inmolado como nuestra Pascua (cf. Prefacio I de Pascua), porque estamos seguros de que Él vive, porque sabemos que, amándonos hasta el extremo, se entregó por nosotros en la cruz, y luego ha roto las cadenas de la muerte con su resurrección. Por eso la Pascua tiene que ser la gran oportunidad que tenemos en el año litúrgico para que renovemos nuestra identidad de cristianos, que hemos resucitado con Cristo por medio del bautismo. De manera particular la hermosa oración colecta de este domingo nos recuerda nuestra identidad bautismal, indicándonos que necesitamos el aumento de los dones de la gracia divina para comprender «el sentido del Bautismo que nos ha purificado, del Espíritu que nos ha reengendrado y de la Sangre que nos ha redimido». Ahora bien, sólo podremos renovar de nuestra identidad bautismal si nos ponemos a la tarea de profundizar en el conocimiento de Cristo resucitado para comprender quién es Él y por qué le seguimos. En ese sentido, el Papa Benedicto XVI nos explica que es necesario entrar en contacto con las heridas del Resucitado para reconocerlo como nuestro Dios y Señor, así como lo experimentó el apóstol Tomás. Explica el Papa Benedicto: «Al apóstol se le concede tocar sus heridas, y así lo reconoce, más allá de la identidad humana de Jesús de Nazaret, en su verdadera y más profunda identidad: "¡Señor mío y Dios mío!" (Jn 20, 28). El Señor ha llevado consigo sus heridas a la eternidad. Es un Dios herido; se ha dejado herir por amor a nosotros. Sus heridas son para nosotros el signo de que nos comprende y se deja herir por amor a nosotros. Nosotros podemos tocar sus heridas en la historia de nuestro tiempo, pues se deja herir continuamente por nosotros. ¡Qué certeza de su misericordia nos dan sus heridas y qué consuelo significan para nosotros! ¡Y qué seguridad nos dan sobre lo que es él: "Señor mío y Dios mío"! Nosotros debemos dejarnos herir por él» (Homilía, 15 de abril de 2007). 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Le pedimos a nuestro Dios que nos permita a vivir a profundidad la experiencia de la Pascua de Cristo. Contemplando el cuadro de la Divina Misericordia, que es imagen del Resucitado, supliquemos al Señor que nos permita reconocerlo como nuestro Señor y nuestro Dios. Detengámonos un momento a pensar en las ideas y las sensaciones que tuvo el apóstol Tomás, quien tuvo que haber reflexionado así: «Es verdad que has resucitado, Señor. ¡Qué grande es tu misericordia!, porque estás ante mí, no para juzgarme por mi falta de fe, sino precisamente ayudándome para que pueda dar el paso pascual de creer en tu resurrección. Al tocar tus heridas y poder verte glorioso no me queda otra cosa que exclamar: Señor mío y Dios mío». _______________________ Recomendaciones prácticas: • Con las segundas Vísperas termina la Octava de Pascua. • Cumpleaños del Papa Emérito Benedicto XVI. • Los signos litúrgicos de la Pascua deben seguir resplandeciendo por su belleza y expresividad: el altar iluminado, el cirio pascual, la fuente bautismal, los ornamentos blancos, la música sagrada, etc. • Es importante que la referencia a la Divina Misericordia no opaque el sentido pascual y bautismal de este domingo, donde todavía es día de resurrección. Esta devoción se encuentra al nivel de la piedad popular y se pueden tener momentos como la Coronilla en una hora oportuna. • El Directorio sobre la piedad popular y la liturgia nos dice: «Puesto que la Liturgia del “II Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia” – como se denomina en la actualidad– constituye el espacio natural en el que se expresa la acogida de la misericordia del Redentor del hombre, debe educarse a los fieles para comprender esta devoción a la luz de las celebraciones litúrgicas de estos días de Pascua. En efecto, El Cristo pascual es la encarnación definitiva de la misericordia, su signo viviente: histórico-salvífico y a la vez escatológico» (núm. 154). II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos: la liturgia pascual que estamos viviendo por estos días nos dice que el gozo de la Iglesia es realmente desbordante ya que Cristo ha resucitado de la muerte y nos comunica su vida divina por medio de los sacramentos. Tenemos que decir que hoy es la Pascua de Cristo, hoy el Señor ha pasado de la muerte a la vida y hoy está Jesucristo vivo presente en medio de su comunidad creyente. Y todo esto lo afirmamos porque estos ocho días que han pasado desde el Domingo de Resurrección los vivimos en la Iglesia como si fueran un solo día de fiesta. Con gran alegría vivamos esta celebración, contemplando en Cristo resucitado el misterio de su Divina Misericordia. Monición a la Liturgia de la Palabra En la liturgia de la Palabra de este tiempo de Pascua nos alegramos con el anuncio de la Resurrección de Cristo, nos animamos al escuchar los relatos del encuentro del resucitado con sus discípulos y nos confrontamos con esta Buena Noticia para que nuestra vida cristiana refleje con sus acciones lo que significa haber muerto y resucitado con Cristo gracias al Sacramento del Bautismo. Escuchemos atentos. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Renovados en nuestra fe por la celebración anual de la Resurrección de Cristo y confiando en la misericordia del Padre, presentemos estas plegarias como hermanos que caminamos juntos en la Iglesia y queremos suplicar por las necesidades de toda la humanidad. Por eso digamos: R. Por la resurrección de tu Hijo, escúchanos, Señor. 1. Oremos por la Iglesia universal. Que esta celebración de la Pascua sea un verdadero tiempo de gracia para que el Pueblo de Dios siga anunciando al mundo la alegría del Evangelio que llena el corazón y la vida de los fieles. 2. Oremos por los gobernantes. Que actúen movidos por la caridad que proviene de Dios y se pongan al servicio de todas las personas que han sido puestas bajo su cuidado, siendo instrumentos de progreso y desarrollo. 3. Oremos por los que sufren. Que en medio de sus pruebas reciban la fuerza de Dios que los mantenga firmes en la fe, con la esperanza de la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final. 4. Oremos por nosotros. Que la Resurrección de Cristo nos reanime en el discipulado misionero, de manera que nos afiancemos en la vivencia de nuestro bautismo y en la experiencia de la misericordia divina. Oración conclusiva Padre de amor, que, en tu gran misericordia, por la resurrección de tu Hijo, nos has hecho renacer a una esperanza viva. Recibe con agrado las oraciones que te presentamos, en medio del gozo de la Pascua. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Dom 9 Abr 2023

Él había de resucitar de entre los muertos

DOMINGO DE PASCUA EN LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR Abril 9 de 2023 Primera Lectura: Hechos de los Apóstoles 10, 34a.37-43 Salmo: 118(117),1-2. 15cy16ay17.22-23 (R. 24) Segunda Lectura: Colosenses 3,1-4 o 1Corintios 5, 6b-8 Evangelio: Juan 20,1-9 o Mateo 28,1-10 I. Orientaciones para la Predicación Introducción El Domingo de Pascua en la Resurrección del Señor nos abre a un tiempo de gracia de proclamación y de escucha gozosa de la Palabra de Dios, pero también de su predicación porque «este es el tiempo litúrgico privilegiado en el que el homileta puede y debe hacer resonar la fe de la Iglesia sobre lo que representa el corazón de su proclamación: Jesucristo murió por nuestros pecados “según las Escrituras”, y ha resucitado el tercer día “según las Escrituras”» (Directorio Homilético 51). A continuación, ofrecemos algunos temas presentes en las lecturas bíblicas que pueden inspirar tal predicación: en primer lugar, que los que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos (alusión a la asamblea que participa del Sacramento del Altar), somos sus testigos; además, que corresponde una gran alegría de nuestra parte en razón de la celebración de la Resurrección de nuestro Señor, quien es nuestra alegría y nuestro gozo; luego también, que la inmolación de Cristo, nuestra Pascua, requiere un cambio de vida. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La Primera lectura presenta un pasaje de los Hechos de los Apóstoles (Hch 10, 34a. 37-43) en el cual, Pedro confirma la misión a los paganos pero más específicamente da testimonio solemne de Jesucristo crucificado, muerto y resucitado, a la vez que llama la atención sobre el perdón de los pecados que obtienen los que creen en Él; es importante advertir que según este apóstol Dios ha concedido manifestar la resurrección a algunos designados que comieron y bebieron con el Señor Jesús después de resurgir de la muerte. El Salmo responsorial es tomado del Sal 117 en el cual, «con ocasión de una gran solemnidad pública, el salmista entona un himno de acción de gracias por una victoria recientemente obtenida contra los enemigos de Israel […] Desde el punto de vista literario se debe notar el aire antifonal del salmo: una voz recita un verso, y el coro responde con una letanía de frases rimadas en consonancia con la idea principal expuesta por el solista que dirige el coro. Este salmo es el último del grupo aleluyático («Gran Hallel») y rezuma un profundo sentido eucarístico, de acción de gracias» La Segunda lectura, en sus dos opciones, habla del misterio de Cristo vivido en la Iglesia o podemos pensar también sencillamente en la llamada vida en Cristo, que tiene implicaciones serias para cada fiel creyente, como el buscar “los bienes de allá arriba donde está Cristo” (Col 3, 1-4) y como el barrer de la vida la maldad de la corrupción para adherirse a la sinceridad y a la verdad (1 Cor 5, 6b-8). Finalmente, como la capitalidad de la proclamación entera de la liturgia de la Palabra la tiene el santo Evangelio, recordemos que «para la misa del día de Pascua, se propone la lectura del Evangelio de san Juan sobre el hallazgo del sepulcro vacío. También pueden leerse, si se prefiere, los textos de los Evangelios propuestos para la noche Sagrada, o, cuando hay misa vespertina, la narración de Lucas sobre la aparición a los discípulos que iban de camino hacia Emaús. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La Colecta de esta «Misa del día» nos ofrece un tono celebrativo que también interpreta las lecturas de la liturgia de la Palabra con la comprensión de la Iglesia orante, esta dice: «Oh Dios, que, por medio de tu Unigénito, vencedor de la muerte, nos abriste en este día las puertas de la eternidad, concede a todos los que celebramos su gloriosa resurrección que, por la nueva vida que tu Espíritu nos comunica, lleguemos también nosotros a resucitar a la luz de la vida». En efecto, en la Primera lectura Pedro habla de “Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo”, que nos libra del pecado y así nos da nueva vida. Continuando, el Salmo es un canto gozoso por «el día que hizo el Señor», que es «nuestra alegría y nuestro gozo», y esto es verdaderamente celebración de la gloriosa Resurrección. Por otra parte, sobre las opciones para segunda lectura, es importante recordar que es el Señor el que permite que nosotros podamos llegar a “resucitar a la luz de la vida” cotidianamente, porque es su gracia la que nos posibilita el desear las cosas celestiales y el sacar de nuestra vida toda maldad. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Hablar de la luz de nuestro Señor Resucitado, que nos envuelve en esta celebración pascual, no es utilizar una figura; Él verdaderamente penetra en nuestros corazones y, puesto que irradia con la fuerza divina, dispersa todo aquello de nuestra vida que está en oscuridad. La luz también nos hace pensar en la apertura, porque es propio de la oscuridad la cerrazón. Luego, sobre si hacemos evidente en la vida el encuentro con la luz de Cristo entre las “ceguera presente en la sociedad”, es verdad que nuestros esfuerzos, si bien pequeños, producen un abundante fruto, en este sentido nuestro actuar cristiano es luz del mundo. Pidamos, entonces, al Señor que renueve en cada uno de nosotros su fuerza resucitadora que abre nuestros ojos a la claridad de una vida en justicia y santidad verdaderas. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Con las Vísperas termina el Sagrado Triduo Pascual. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Celebramos el gran gozo de este bendecido Domingo de la Resurrección «este es el día en que actuó el Señor, la solemnidad de las solemnidades y nuestra Pascua: la Resurrección de nuestro Salvador Jesucristo» . Esta es la alegría que se extenderá a lo largo de todo el año en cada domingo porque en este día santo «la Palabra del Resucitado ilumina nuestra existencia» y «la comunión en el Cuerpo y la Sangre de Cristo quiere hacer también de nuestra vida un sacrificio agradable al Padre» . ¡Qué gran dicha tomar parte en esta santa liturgia! Monición a la Liturgia de la Palabra Escuchemos la Palabra divina, que «se expresa a lo largo de toda la historia de la salvación, y llega a su plenitud en el misterio de la encarnación, muerte y resurrección del Hijo de Dios». ¡Cristo es la «Palabra de Dios encarnada, crucificada y resucitada»! Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos queridos, animados por la Pascua de Cristo que venció la muerte supliquemos llenos de confianza al Padre del Cielo que cuida de todas las criaturas con amor. R. Te rogamos, óyenos. 1. Oremos por la Iglesia santa de Dios: el Padre de la luz, que la santifica como sacramento pascual, le conceda resplandecer en la gracia y en la comunión fraterna. 2. Oremos por los gobernantes: el Padre de todos, que inspira pensamientos de justicia y de paz, conceda los gobernantes de las naciones buscar siempre el bien común, el diálogo y la concordia entre los pueblos. 3. Oremos por los sufrientes: el Padre de todo consuelo, que no abandona la obra de sus manos, conceda cuánto sufren en el cuerpo y en el espíritu encontrar el alivio y la amistad en la ayuda fraterna. 4. Oremos por nosotros: el Padre celestial, que da vida nueva quien cree en Él, conceda a todos nosotros, bautizados, expandir por el mundo el buen perfume del Evangelio. Oración conclusiva Escucha, Padre, la invocación de tus hijos en este día de gozo para la santa Iglesia y concede a todos conocer la fuerza de la gracia liberadora de tu Hijo para poder gustar la gloria de los redimidos. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.  

Vie 7 Abr 2023

Pasión de nuestro Señor Jesucristo

VIERNES SANTO EN LA PASIÓN DEL SEÑOR Abril 7 de 2023 Primera Lectura:Isaías 52,13 - 53,12 Salmo: 31(30),2 y 6.12-13.15-16.17y25 (R. 6a) Segunda Lectura: Hebreros 4,14-16; 5,7-9 / Evangelio: Juan 18, 1-19,42 I. Orientaciones para la Predicación Introducción En la liturgia de la Palabra se lee el cuarto cántico del Siervo de Yahveh; el salmo 31 con la invocación de Jesús en la cruz «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu»; el pasaje a los hebreos que proclama el sentido sacerdotal de la vida de Jesús, y en la pasión según el evangelio de Juan, la muerte de Jesús es una progresiva exaltación del Señor, Cordero sacrificado en la Pascua y de su costado abierto nace la Iglesia. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Isaías 52,13 --- 53,12: El servidor fiel de Yahveh La vida del servidor fiel de Yahveh es escueta, según la profecía: nacimiento y crecimiento (v.2), sufrimiento y pasión (7) condena y muerte (8), sepultura (9) y glorificación (10-11a). Quienes narran los hechos son transformados y dan cuenta de este cambio. Dios confirma el anuncio testimonial con su oráculo; anula el juicio humano y declara inocente a su siervo; este sufrimiento del inocente servirá para la conversión de los demás. El triunfo del siervo es la realización del plan del Señor (v. 10). Hebreos 4,14-16; 5,7-9: Dios lo proclamó sacerdote en la línea de Melquisedec Los versos finales del texto le otorgan el mejor sentido a la celebración de la Pasión de Jesús, conforman una profesión de fe, procedente de una tradición antigua. Jesús durante su vida le pidió a su Padre ser salvado de la muerte y de hecho fue escuchado; según Rm 6, 10 Jesús fue salvado de la muerte del pecado. Así, Jesús experimentó como el primero la salvación; nadie salva, sin antes ser salvado. Y Jesús fue salvado, fue fiel a su Padre, llegó hasta el final (Teleios, en griego) en su proyecto de vida; Jesús es salvador porque fue fiel hasta la muerte y muerte en cruz. Juan 18,1---19,42: Jesús se entrega por los seres humanos El relato está estructurado como una progresiva entronización: Jesús es rey, pero coronado con espinas (19,2); Pilato lo presenta al pueblo revestido con los atavíos reales: “Aquí tenéis al hombre” (19,5). También como una burla Pilato le cede el trono: “Mandó que sacaran fuera a Jesús y lo sentó en tribunal” (19,13; traducción, Biblia de América). Jesús es Rey de las naciones (19,19). La inscripción sobre la Cruz aparece en las tres lenguas: el latín –lengua de la política; el griego –lengua de la cultura- y el hebreo –lengua de la religión judía-. Jesús es entronizado en la Cruz y admirado en su realeza: la contemplación de su costado atravesado por la lanza (19,31-37); luego, el Rey es colocado en su tálamo real con una unción reservada para él (19,39-42). La muerte de Jesús es la “hora de la Gloria”, la revelación de Dios: “Todo está cumplido” (19,30; 19,24.28). Dios está entre nosotros, pero sobre todo en función de nosotros. En Jesús crucificado se revela el rostro de Dios y el rostro del ser humano, aquí la última hora citada, el mediodía (Jn 19,14), es la de la mayor irradiación de luz. El relato comienza en un huerto, lugar donde Jesús formaba a sus discípulos cuando estaba en Jerusalén (19,1-2), y termina en un jardín, donde salen a la luz los discípulos ocultos, José de Arimatea y Nicodemo (19,38-39), se acentúa de este modo la “vida”, en conexión con el “amor”; amanece una nueva creación. Entre la muerte y la sepultura de Jesús, se abre una nueva escena de oración, por parte del discípulo a quien Jesús amaba, con signos reveladores: la cita de Zacarías 12,10 (“Mirarán al que traspasaron”: Jn 19,37), Zacarías habló de un dolor de Dios, quien se sentía herido por la muerte de un Rey-Pastor; esta muerte es como un desgarro en el corazón de Dios, y de esa ruptura brota la reconciliación entre Dios y su pueblo. El don de las lágrimas revela el paso de un corazón de piedra a uno de carne por la conversión. Jesús muere con un grito triunfal (“¡Todo está cumplido!”, 19,30). Aflora en el último instante de la Pasión, el suspiro final de Jesús como la donación de su Espíritu (19,30; según el texto griego, Jesús no “expira” sino “entrega su Espíritu”), así el cuerpo herido de Jesús muerto y resucitado se convierte en el Templo de la Nueva Alianza, de Él brota el río de la vida: el Espíritu Santo (7,37-39). La cruz de Jesús muestra más allá de la muerte de un ser humano, la revelación del amor de Dios en el mundo, ésta es su ofrenda de vida para las personas, es un soplo del Espíritu. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La muerte es un gran misterio, preocupación del ser humano a través de la historia. Se han negado muchas verdades, pero, una siempre permanece: la muerte. Ni siquiera los ateos e indiferentes niegan el final de su existencia con la muerte. Para el pagano, en tiempos de Jesús, la muerte era toda una tragedia; no tenían ideas claras sobre el más allá, y aunque admitían una existencia después de la tumba, dicha existencia estaba rodeada de oscuridad y enigmas. Además, no todos admitían una vida después de la muerte pues implicaba la desaparición total, el fin de las esperanzas, la frustración de los anhelos. Jesús no era un vencido, sino un triunfador; no lo aprisionó la muerte, se liberó de su abrazo mortal; la ignominia se transformó en gloria; el fin del calvario se trocó en el comienzo de una nueva etapa en la historia de la salvación. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Al morir Jesús dio un nuevo sentido a la muerte, a la vida, al dolor. La pregunta desesperada de los seres humanos sobre la muerte encontró una respuesta. El cambio de la humanidad debe manifestarse en nuestra existencia, Jesús no aceptó su muerte con la resignación de quien se somete a un destino ineludible, sino como quien acepta una misión de Dios. La muerte de Jesús condena la injusticia de los crímenes y asesinatos, nos pide actuar contra la explotación de los oprimidos, nos pide mejorar su situación; nos invita a acercarnos al desvalido. ¡Comencemos ahora nuestra lectura orante de este significativo relato! _______________________ Recomendaciones prácticas: •La Palabra de Dios se ha de introducir con brevísimo comentario. Es una bellísima síntesis del Misterio de la Pasión del Señor y de su muerte gloriosa. No deben omitirse las lecturas. La lectura de la Pasión (según San Juan) es el centro de la liturgia de la Palabra de este día. •Hoy es el día en que la oración Universal tiene un carácter especial, es muy distinta a la forma cotidiana. Es la ocasión en la que, como dice el Misal, los fieles al responder ejercen su oficio sacerdotal, al implorar por la humanidad entera. •Respecto a las formas de la presentación de la Cruz escójase con tiempo la que va a usarse y ensáyese incluso, para que sea realizada de modo digno, solemne y sobrio. •Como es un día de silencio y de oración, los cantos deben apropiarse de este espíritu. Hoy no se acompaña el canto con ningún instrumento, ni guitarras, ni órgano, el canto llano es el más indicado. •Se puede hacer la oración sobre el pueblo, propia para este día, MR, p. 188 •La celebración central de este día es la Muerte del Señor. Según una laudable tradición de la Iglesia, los que deseen celebrar de una manera más prolongada y festiva la oración del Viernes Santo, pueden hacerlo celebrando el Oficio de Lectura hasta concluir las dos lecturas, se añaden los cánticos y el evangelio; igualmente, puede hacerse una homilía sobre el evangelio. Se dice la oración y se concluye con la Hora como en el Ordinario. •Para este Viernes Santo, Pasión del Señor, ver Liturgia de las Horas II, Apéndice I, Cánticos y evangelios para la celebración de las vigilias, pág. 2059 ss. •Hoy se hace la colecta para los Santos Lugares, la cual sería necesario ambientar y hacer con afecto. La difícil situación de la Iglesia en Tierra Santa, clama en caridad nuestra solidaridad. •Evangelizar la piedad popular: Donde hay la costumbre popular de hacer la dramatización del descendimiento de Jesús, debe hacerse en forma digna, acompañado por cánticos a Cristo Salvador o a la Madre Dolorosa. •Vía Crucis: Para evitar confusiones se podría emplear la forma tradicional, hacerse con sencillez y agilidad, incluir en cada estación una motivación para la oración; las estaciones pueden alternasen con los cantos tradicionales de las mismas y con algunos cantos sencillos; las Imágenes Sagradas pueden disponerse de modo que ilustren adecuadamente este ejercicio. •Las Siete Palabras: Han de valorarse por el carácter pedagógico y evangelizador que puede imprimirse a este ejercicio piadoso, deben encomendarse a personas bien preparadas, don un mismo tema y revisión de lo que se ha de decir. •La Procesión del Santo Sepulcro: Hágase, donde se tiene, con piedad, solemnidad y con una catequesis oportuna, que sea ocasión de oración. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición Inicial Esta tarde estamos reunidos para celebrar la muerte victoriosa de Cristo en la cruz. Contemplemos y meditemos al Cordero sacrificado por nuestra liberación.La celebración de hoy no es la Eucaristía, la Iglesia no celebra la Misa en este día. La liturgia de hoy tiene cuatro partes: lectura de la Palabra de Dios, oración de los fieles, la adoración de la Cruz y la distribución de la Sagrada Eucaristía reservada anoche.Comencemos hoy nuestra celebración en silencio. Después nos arrodillaremos orando ante Jesús desde lo más profundo de nuestro corazón. Monición a la postración La postración es el gesto más completo de humildad que una persona puede hacer ante Dios, rico en misericordia. En este día lo hace el ministro que preside la celebración. Nosotros lo acompañamos colocándonos de rodillas. Monición a la Liturgia de la Palabra Dispongámonos a escuchar las lecturas de hoy. La profecía de Isaías, el salmo, el texto de la carta a los Hebreos, y sobre todo la Pasión según san Juan, nos ayudarán a introducirnos en el misterio que hoy celebramos. Escuchemos, más todavía, contemplemos, con atención y con el corazón bien dispuesto, la Palabra de Dios. Monición a la Oración Universal La Cruz de Cristo, como proclama la liturgia de hoy, ha traído la alegría y la salvación al mundo entero. Los cristianos, que hemos conocido esa alegría, no podemos guardar para nosotros ese tesoro de la salvación de Dios. Por eso, como respuesta a esta Palabra que hoy hemos escuchado, vamos a hacer la oración de los fieles, que es siempre oración universal, pidiendo por todos, para que a todos alcance la luz de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Lo haremos de forma solemne: un lector proclamará la intención, por la que todos oramos en un momento de silencio, y luego el sacerdote recoge la oración de todos en una oración que todos elevamos al Padre diciendo “Amén”. Oración universal, MR p.173 ss. Monición a la Adoración de la Santa Cruz La cruz del Señor es el símbolo de nuestra salvación. Nuestra fe en el Crucificado es el fundamento de nuestra esperanza. Al acercarnos procesionalmente a la cruz, reconozcamos a Jesús como nuestro único Salvador y Redentor, y adorémoslo. Monición a la sagrada comunión Ahora se trae el Pan que fue consagrado en la celebración de ayer y con Él comulgaremos. Al comulgar expresemos y vivamos la unión con Aquel que se entregó por nosotros en la Cruz. Monición final Después de haber sido testigos del amor del Padre por nosotros, al entregarnos a su propio Hijo, con la gracia del Espíritu Santo y en compañía de la Bienaventurada Virgen María, prolonguemos en el silencio de hoy y de mañana la contemplación del Misterio de la Pasión, y preparémonos al gozo de la Resurrección.

Lun 3 Abr 2023

Los amó hasta el extremo

JUEVES SANTO (Misa vespertina de la Cena del Señor) Abril 6 de 2023 Primera Lectura:Éxodo 12,1-8.11-14 Salmo: 116(115),12-13.15 y 16bc.17-18 Segunda Lectura: 1Corintios 11,23-26 Evangelio: Juan 13,1-15 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Las prescripciones sobre la comida pascual (1ª. lectura) fueron seguidas por Jesús en la última cena con los suyos, él cambió el contenido de las bendiciones judías sobre el pan y el vino, y las refirió a su cuerpo y sangre (2ª Lectura) y lo confiesa el salmo. Y en el Evangelio, Jesús completa el sentido de la pascua como el mayor servicio al Padre y a las personas. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Éxodo 12,1-8.11-14: Pascua: el paso de la esclavitud a la libertad La Pascua es una fiesta de liberación cuyos orígenes se remontan a usos anteriores a la pascua judía. Los pastores antes de emprender su viaje, en busca de pastos para sus rebaños, en la noche de luna llena, más cercana al equinoccio de primavera, sacrificaban un cordero o un cabrito menor de un año, macho, sin defecto; para no perder su energía vital, al comerlo evitaban romperle los huesos. Y por estar en una región desértica, sin agua, el animal no era cocido, sino asado al fuego. Con su sangre rociaban las entradas de sus tiendas para evitar los espíritus malignos portadores de desgracias y enfermedades. Y al partir antes de la salida del sol, comían de prisa, calzadas las sandalias y el bastón en la mano listos para caminar. 1Corintios 11,23-26: Para ser pan partido y vida desgastada para los demás He aquí el testimonio más antiguo de la celebración eucarística de los cristianos. Pablo habla de una nueva pascua, con el anuncio de la liberación bajo el signo de la sangre, ahora transformado en pan y vino. Es el rito de la alianza judía y de la reconciliación, con paralelos para superar la pascua judía con la pascua de Jesús: La noche de la salida de Egipto/la noche de la pasión; el cordero del éxodo/el cordero pascual; memorial de las pruebas del desierto/memorial del sacrificio de Jesús. Juan 13,1-15: El servicio signo distintivo de Jesús y sus seguidores En el relato el verbo “lavar” asoma siete veces con un sentido de totalidad. Lavar los pies era una acción para un esclavo -no hebreo- con el patrón, la mujer con su esposo, los nietos con sus abuelos, los hijos con el padre (1Sam 25,41) y se usaba antes de la cena y no “mientras cenaban”, como en este caso (Jn 13,2). Entre los judíos, los alumnos lavaban los pies de su rabí, de su maestro. Con Jesús sucede lo contrario. Jesús destruye la idea que las personas están al servicio de Dios como si fueran esclavos o criados. El Dios Padre de Jesús no obra como un rey con sirvientes, sino como un servidor de los seres humanos. Cuando Jesús quiere lavar los pies de Simón Pedro (v6), el discípulo resiste el gesto y reitera su rechazo (v8). Simón capta el significado profundo del gesto. El discípulo debe hacer lo mismo de Jesús y Simón Pedro no está dispuesto a ello. La reacción de Pedro no es un signo de humildad, al contrario, rechaza obrar como su maestro en la comunidad. Pedro insiste en su resistencia: “Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza” (v9). Pedro juega la última carta, intenta desviar el gesto de Jesús hacia el rito judío de purificación, en el cual eran esenciales las abluciones de la cabeza y las manos. Pero, Jesús corrige a Pedro. Hace puro, no un rito de purificación al estilo judío, sino asumir este servicio, lavar los pies, servir a los demás, hacer el bien, evitar el mal. “Después de lavar los pies de los discípulos, Jesús tomó el manto, volvió a la mesa y les dijo: ¿Comprenden lo que he hecho?” (v12). Es esencial en el relato la comparación de esta frase (v12) con el v4. Jesús se levantó de la mesa y ahora regresa; se quitó el manto y ahora lo retoma; se ciñó a la cintura una toalla -como un delantal- pero ahora, en el v12, no desata su delantal. La toalla ceñida se transforma en el signo distintivo de la acción de Jesús y de la presencia de Dios Padre al servicio de todos. Jesús nunca se quitó el delantal impronta de su incesante servicio a la entera humanidad. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La Pascua judía, unida a la liberación de Egipto, se actualiza en la liturgia, es decir “sucede” cuando ellos son los protagonistas y el pasado está vivo; viene para celebrarlo hoy y proyecta a los creyentes al futuro. La mención de la sangre nos introduce en un núcleo de la biblia hebrea y por ella se opera la continuidad entre la Pascua judía y la Pascua cristiana. Pascua es la gran fiesta de la liberación de la servidumbre y de la muerte, donde la sangre del cordero significa también la entrega de la vida; más aún, Egipto en la biblia es la tierra de la opresión y la injusticia; la salida de Egipto es liberación de la esclavitud y de la maldad. Cuando el Jueves Santo asumimos la tradición de la Iglesia, la importancia de celebrar como comunidad la fiesta de la Eucaristía, el mandato al amor oblativo y la institución del Sacerdocio, cada uno de los creyentes se compromete a construir con sus acciones los espacios necesarios para crecer en la solidaridad, en la capacidad de servicio, de tolerancia y respeto de sus hermanos. La propuesta pascual de Jesús no está muerta, sigue viva en las decisiones de los creyentes de hoy. Una Iglesia pobre, servidora de la humanidad, estará siempre cerca de quienes aspiran a una liberación completa para los caminantes del éxodo cotidiano. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? El servicio desinteresado y ejemplar de Jesús elimina los estratos en su comunidad porque cada uno es libre; todos señores por ser servidores, y el amor produce libertad. Los discípulos tienen igual misión: crear una comunidad de iguales y libres. Jesús destruye la pretensión de poder, la grandeza y erigirse como superior a los demás. ¿Esta semana santa suscita en mí una acción a favor del servicio y el compromiso con mi comunidad y con la sociedad? ¿Cuál es mi decisión? _______________________ Recomendaciones prácticas: Los sacerdotes que han celebrado para el bien del pueblo o han concelebrado en la Misa Crismal, pueden concelebrar en la Misa Vespertina. «Invítese a los fieles a una adoración prolongada del Santísimo Sacramento en la reserva solemne. En esta ocasión es oportuno leer una parte del evangelio de San Juan (cap. 13 al 17).» (Circular sobre las Fiestas Pascuales, n. 56). II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Con la celebración del Jueves Santo comienza el gran Triduo Pascual: tres días en los cuales celebramos la pasión, la muerte y la resurrección de Jesús. El Jueves Santo, en la Cena del Señor, nos unimos a Jesús quien celebra con los suyos tres significativos regalos de fe: en primer lugar, la institución de la Eucaristía, el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo. En segundo lugar, Jesús nos entrega su testamento, el mandamiento del amor. Y, por último, la institución del sacerdocio para servir a la comunidad, con el testimonio, la palabra, el ministerio y los sacramentos. Dispongámonos para vivir esta celebración como memorial de la última Cena y el lavatorio de los pies, celebrados por Jesús antes de su pasión y muerte por nuestra salvación. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios viene a iluminar con poder nuestra historia personal de vida: “éramos esclavos del faraón de Egipto y el Señor Dios nuestro nos hizo salir de allí con mano fuerte y brazo extendido”. El jueves por la tarde, Jesús nos ha iniciado a la integridad del Misterio Pascual y así continúa haciéndolo a lo largo del tiempo, en la actualización eucarística. Entre la mesa del aquel jueves santo y nuestra mesa eucarística hay una conexión directa. Ya en el cenáculo se celebra el misterio pascual en su integridad, en la misa está presente el Cristo que venció la muerte y se anticipa el banquete eucarístico o “festín mesiánico” de la Parusía (Is 25,6-9). Escuchemos con atención. Monición al Lavatorio de los pies El lavatorio de los pies, quiere ser un símbolo del servicio sacerdotal. Jesús lo hizo con sus discípulos el día de la Ultima Cena. Él, al lavar los pies a los suyos, se hace su servidor y les da a ellos categoría de señores, elimina todo rango, pues en su comunidad cada uno ha de ser libre, son todos señores que sirven al hermano. El sacerdote, haciendo las veces de Cristo, realiza el signo del servicio y del amor que hemos de prestarnos los unos a los otros, como una consigna para nuestra comunidad. Monición a la preparación de los dones Las ofrendas de hoy adquieren un significado profundo: el testimonio cristiano de la caridad nace del ejemplo de Cristo que se entregó totalmente por todos. Lo que somos y lo que tenemos se haga siempre ofrenda agradable al Padre, por el Hijo en el Espíritu. Monición a la procesión del Santísimo Sacramento La Iglesia quiere velar con Jesús en la hora decisiva de su existencia. Por eso en este momento iniciamos la procesión con Jesús Eucaristía al altar de la reserva para nuestra adoración. El Señor nos pide velar y orar para no caer en la tentación. Hoy, es un día de mucha oración agradeciendo los dones recibidos de la Eucaristía, el sacerdocio y el mandamiento del amor, y pedirle al Señor que se entrega por nosotros, que nos regale la paz y la reconciliación, bendiga nuestras vidas, familias y proyectos y nos conceda la perseverancia en nuestras buenas intenciones y radicalidad en nuestra fidelidad a Él y a su Palabra. Oración Universal o de los Fieles Presidente: En este día santo en que Jesús se entrega en el sacramento del amor, dirijamos al Padre nuestras súplicas confiadas: R. Señor, ayúdanos a servir a los demás. Por el Papa, los Obispos y los sacerdotes: para que vivan su sacerdocio como servicio incansable, especialmente con los más pobres y marginados. Por todos los gobernantes: para que, en Jesús, que lava los pies a los apóstoles, sepan reconocer los grandes signos de servicio y entrega que se deben multiplicar en todas las acciones en favor del bien común. Por los que favorecen las guerras, violencias y divisiones: para que este memorial de la santa Cena haga resonar en sus corazones la ardiente llamada a vivir en comunión, como auténticos hermanos que se congregan en el sacramento de la unidad. Por las vocaciones: que en este jueves sacerdotal sean muchos los jóvenes que se motiven a servir al Señor en el sacerdocio, la vida religiosa o misionera y anuncien con amor el Evangelio. Por todos nosotros que participamos en la Eucaristía: para que trabajemos por vivir en comunidad los mismos sentimientos de Cristo y seamos testigos creíbles del amor de Dios y de la entrega de Cristo. Oración conclusiva Dios Padre, que entregas a tu Hijo por amor, mira con bondad estas súplicas que te presentamos. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Mié 29 Mar 2023

Bendito el que viene en nombre del Señor

DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR Abril 2 de 2023 Primera Lectura: Isaías 50, 4-7 Salmo: 22(21),8-9.17-18a.19-20. 23-24 (R. 2a) Segunda Lectura: Filipenses 2, 6-11 Evangelio: Mateo 26, 14 - 27,66 I. Orientaciones para la Predicación Introducción En el domingo de ramos la Iglesia recuerda la entrada de Cristo, el Señor, en Jerusalén para consumar el misterio pascual. Hoy se lee el relato de la Pasión, con el fin de que la Cruz de Cristo domine toda la semana, desde el domingo de ramos hasta el domingo de la resurrección. Dentro de todas las escenas que expone la liturgia de la palabra, el relato de la pasión y muerte de Jesús que presenta Mateo, para inaugurar esta semana mayor, destaca tres escenas en particular: • Primera, que la última cena de Jesús fue una cena pascual. Lo que estaba mandado a los israelitas de recordar el significado de aquella comida, Jesús lo explica desde el sentido de la nueva cena pascual, que consiste en el carácter sacrificial, de cómo la sangre de Cristo es derramada para la remisión de los pecados. • Segunda, la escena del monte de los olivos. Resalta la humanidad de Jesús, él siente miedo al vislumbrar que la muerte se avecina, experimenta la traición de sus amigos y la lejanía del Padre. • Tercera, el Sanedrín legaliza la muerte del inocente, pero Jesús argumenta que su mesianismo no es político, sino que es el Mesías sufriente, manso y humilde. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? De los episodios más sonados en el relato de la pasión son la traición de Judas y las negaciones de Pedro. A pocos días de celebrar la pascua cristiana, el evangelio nos sitúa en el momento inaugural de dicho acontecimiento. Judas toma contacto con la parte contraria y comienza a vislumbrarse de modo definitivo la muerte de Jesús; el traidor pacta el precio que se pagaba por un esclavo. (Ex 21,32). Judas movido por la codicia se aparta del resto de los discípulos para sacar ventaja económica entregando al Señor. Así pues, los tres anuncios de la pasión (Mt 16,21-23; 17,22-23 y 20,17-19) más las palabras de Jesús al terminar el discurso de las parábolas; "sabéis que dentro de dos días se celebra la Pascua y el Hijo del hombre va a ser entregado para ser crucificado" (26,2), tienen un valor profético ya que la muerte pronto llegará. Por su parte Pedro lo negó por tres ocasiones consecutivas, lo seguía de lejos y llegó hasta el punto de afirmar “que yo a ese hombre ni lo conozco”. Al final ambos se arrepintieron. El arrepentimiento de Judas se convirtió en degeneración y se transformó en autodestrucción, puesto que decidió ahorcarse (Mt 27,3-5), Pedro, por su parte, tras su caída se arrepintió y encontró perdón y gracia, debido a que lloró amargamente su pecado. (Mt 26,75). Con todo, a Judas lo podemos mirar, además de personaje histórico, como a un personaje que desempeña un papel corporativo, en el cual los discípulos de Jesús, de aquel entonces y los de todos los tiempos pueden proyectar su propia vida. La codicia y el deseo de sacar ventajas siempre han sido temas vigentes que pueden llevar a entregar a Jesús, bajo distintas modalidades. Entre ellas: cambiarlo por dinero, por el deseo de estar del lado del más fuerte; o negociarlo por cualquier otra seducción en razón de que él no ofrece las satisfacciones pasajeras que el mundo si brinda. En consecuencia, la pretensión de encontrar la felicidad en realidades distintas a las que Jesús propone, no fue un asunto ajeno para los Doce, ni tampoco lo ha sido para los discípulos de todas las épocas. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? En los compañeros de Judas existió la posibilidad de adelantarse al plan del traidor; esto lo confirma las palabras de Jesús orientadas a los Discípulos: "Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar". Ellos muy entristecidos dudaban si sería alguno distinto a Judas el que lo iba a traicionar, por eso preguntaban uno tras otro: "¿Soy yo acaso Señor?" Evidentemente contemplaron adelantarse al proyecto de Judas. ¿Qué los haría dudar? Quizá vacilaron en el seguimiento que reclama fidelidad por siempre, pues las expectativas que ellos tenían eran diferentes a las que Jesús les proponía, también es posible que el riesgo que corrían por estar de parte de Jesús los convertía en objetivo de las autoridades judías y romanas. Pero más allá de todo, ¿Cuál sería la razón por la que resistieron a la tentación en este caso? Con precisión no lo sabemos, sin embargo, el evangelio pone de relieve, cómo al comienzo solo uno se apartó del grupo y pactó la entrega de Jesús; mientras el resto permanecía congregado y unido a Jesús, pese a las amenazas que asumían al estar del lado de él. Hay que poner de relieve cómo los compañeros de Judas siempre se refirieron a Jesús con el título de Señor (Kirios), mientras que Judas fue el único en dirigirse a él como maestro (didaskale). Hay mucha diferencia entre Señor y maestro. Mientras Jesús sea el Señor de nuestra vida resistiremos mejor a las tentaciones de traicionarlo o negarlo, pero si es un maestro más, como cualquier otro líder de la historia, la celebración de estos días santos serán solo manifestaciones externas y sin efectos en el interior del corazón. Más allá de juzgar la conducta de Judas, ahora se trata, más bien, de revisar nuestra respuesta discipular. A Jesús le pedimos en este domingo de ramos, que nos otorgue la gracia de conocernos más a fondo y que al detectar nuestras motivaciones, elijamos borrar todo comportamiento que se asemeje al de Judas traidor y al de Pedro que lo negó, que, pese a que las tentaciones nos lleven al límite de nuestras fuerzas, aun así, tengamos el valor suficiente para estar del lado de Jesús y no de la parte contraria de él. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? ¡Oh Dios! En esta semana mayor, haz que reproduzcamos la acritud de aquella gente que tendía sus mantos por el camino para el paso de Jesús por las calles de Jerusalén, que nosotros tendamos el manto de la generosidad, de la entrega y del desprendimiento de nuestras seguridades. Haz que nuestras certezas las encontremos en ti y en tu Hijo Jesucristo, danos la gracia de demostrar nuestro mejor signo de confianza y fidelidad, siguiendo los pasos de Jesús hasta el final y tomando la propia cruz cada día. Como las posibilidades de perversión humana son muchas, te imploramos fuerza de voluntad para evitar traicionar la confianza que nos brindas y para apartarnos de todo gesto de negación a tu nombre. Para alcanzar tan nobles ideales, suplicamos la gracia de vivir estos días santos con intensidad, aprovechando todos los medios espirituales que encontremos en el transcurso de estos días santos. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Tener presente que hay tres formas de conmemorar la entrada del Señor a Jerusalén. (MR p. 129 ss.). Convocar para esta procesión de manera especial a los niños y jóvenes. • Al concluir la procesión y llegar al altar se omiten los ritos iniciales y se prosigue con la oración colecta. • Para la lectura de la Pasión no se llevan cirios ni incienso, se omite el saludo y la signación del libro; la ausencia de estos signos manifiesta la austeridad de estos días. Al proclamar la muerte de Cristo se debe hacer una pausa para guardar silencio y ponerse de rodillas durante unos instantes. • Para la lectura de la Pasión se sugiere que se proclame entre tres lectores, y reservar la parte propia de Cristo para que la lea el sacerdote. • Tener en cuenta que tiene prefacio propio: “La Pasión del Señor”, Misal, p. 138. • Se puede emplear como oración de bendición sobre el pueblo, la propia para este domingo, MR pág. 139. • Evangelizar la piedad popular: conviene instruir a los fieles en que lo más importante en este día es la celebración de la Misa y, en ella, la lectura de la Pasión del Señor. Es importante realizar la bendición y procesión con su carácter litúrgico y darle el aspecto de una “Puerta de la Semana Mayor. La cual incluye los actos litúrgicos y los de la piedad popular. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Como Iglesia peregrina, hemos caminado durante la cuaresma para llegar a la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección del Señor. Al participar en esta celebración disponemos nuestro ser para recorrer el mismo camino de Jesús que triunfante entra en Jerusalén y sube hacia el calvario para consumar su obra de salvación, verdadero sacrificio que se renueva en la eucaristía. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios nos invita a contemplar a Cristo como el siervo doliente que en la pasión es condenado injustamente para otorgarnos la salvación. San Pablo nos recuerda que Cristo siendo Hijo de Dios al sufrir la humillación, fue exaltado a la derecha de Dios Padre. Que al escuchar la pasión de Cristo permanezcamos en actitud de silencio para contemplar la obra salvífica de Dios que entregó a su Hijo para nuestra redención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: al Padre que en la pasión nos ha entregado a su Hijo para la salvación, elevemos nuestras suplicas unidos a la oración de toda la Iglesia. Digamos juntos: R. Por la pasión de tu Hijo, escúchanos Padre. 1. Oremos por el Papa Francisco, para que viviendo la pasión de Cristo nos ayude a entrar en el camino de la purificación a través de la cruz del Señor. 2. Oremos por los gobernantes de las naciones, para que en todo busquen la justicia y el bien entre los pueblos. 3. Oremos por los que sufren, los pobres, los encarcelados y los abandonados, para que la cruz de Cristo sea la fuerza que los conforte durante la prueba. 4. Oremos por lo que se preparan para recibir el bautismo en la vigilia Pascual, para que la gracia de Dios les otorgue la vida nueva del Espíritu. 5. Oremos por todos los que celebramos estos días santos, para que vivamos con espíritu de fe los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Oración Conclusiva Dios Padre bueno, escucha las suplicas de tu Iglesia en oración para que al seguir el camino de la cruz de tu Hijo nos dispongamos para ser partícipes de su gloriosa resurrección. Por Cristo, Nuestro Señor. R. Amén.

Jue 23 Mar 2023

Yo soy la resurrección y la vida

QUINTO DOMINGO DE CUARESMA Marzo 26 de 2023 Primera Lectura: Ezequiel 37, 12-14 Salmo: 130(129), 1-2.3-4.5-6ab.6c-8 Segunda Lectura: Romanos 8, 8-11 Evangelio: Juan 11, 1-45 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Este quinto domingo de cuaresma, nos enfatiza la bondad y misericordia de Dios que mantiene su apuesta por la humanidad hasta los momentos más insospechados de la existencia humana; en ese sentido podemos meditar en tres apreciaciones que se entrelazan: -Dios espera contra toda desesperanza que los hombres nos acojamos a la salvación que Él nos brinda; -Dios en su misericordia ha puesto múltiples instrumentos de apoyo al hombre para que se convierta y recupere su vida plena, a lo largo de toda su existencia humana; -En los últimos tiempos nos ha dejado en la obra redentora, liberadora y salvadora de su hijo Jesucristo, en su evangelio de verdad, justicia y amor-solidaridad la posibilidad, para todo ser humano de lograr, aún en el momento de la más profunda degradación espiritual y humana, renacer, si es capaz de reconocer su condición de pecado y acoger la gracia del bautismo con la fuerza del Espíritu Santo para resucitar con Cristo. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El profeta Ezequiel, nos recuerda que Dios nos creó como él, seres comunitarios, por eso el pecado original tiene implicaciones en toda la humanidad y los pueblos se afectan por el pecado de cada uno de sus miembros, la comunidad está enferma por el pecado, y el pueblo de Israel, en el momento en que Dios suscita el profetismo de Ezequiel, estaba muerto por un pecado compartido, y aunque el verso previo, versículo 11, expresa la desesperanza de este pueblo, “el fin ha llegado para nosotros”, Yahvé les ofrece la esperanza de la resurrección por la acción de su Espíritu vivificador. El Salmo 130, por su parte nos muestra que el ser humano que, en medio de su degradación por el pecado, tiene la sensatez y humildad de reconocer su condición de caído, pero se acoge a la bondad misericordiosa de Dios, y asume con voluntad, tomar el camino de conversión con la gracia del Espíritu, puede recuperar su vida, no solo la redención sino la salvación plena. Esta alusión del salmo 130 es confirmada por el apóstol Pablo en la carta a los romanos quien, bajo la forma binaria: Espíritu, es decir la aceptación de la verdad de Dios, de su proyecto de vida que nos transmite el espíritu, versus la carne, es decir la acogida al contraproyecto de Dios que implica negarnos al Espíritu de Dios a su propuesta de vida en la verdad, la justicia y el amor, nos muestra que toda persona , a pesar de ceder a la tentación de la carne, en concreto, a la mentira, la injusticia y el egoísmo, por muy sumido que se encuentre, si se acoge a la misericordia de Dios y decide volver al espíritu que siempre está latente en su conciencia y voluntad, podrá resucitar con cristo, la clave está en ceder ente el Espíritu vivificador. Finalmente, el Evangelio de Juan nos muestra uno delos tres milagros o señales de reanimación que Jesús realizo, Jesús devuelve a la vida temporal a su amigo Lázaro, a pesar de que llevaba 4 días muerto, es significativo que en el relato, la gente comentaba que Jesús hubiese podido hacer algo para evitar que Lázaro muriera y consideraban que había llegado tarde, ante la muerte ya Jesús no podría hacer algo, pero Jesús pide a María y Martha hacer un reconocimiento de fe o confianza en su palabra, “ si crees vas a ver la gloría de Dios. Su gloría radica en que, él como ungido, escogido y enviado de Dios padre, puede restaurar la vida, y si puede restaurar la vida plena en el Espíritu Santo, con mayor razón puede restaurar la vida temporal. A pesar de los días que habían transcurrido tras la muerte de Lázaro, Jesús, en comunión con el Padre devuelve a la vida temporal a Lazaro. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? En los evangelios, Jesús aparece restaurando la vida temporal, es decir reviviendo a tres persona muertas, pero en distintos tiempos de haber acaecido su muerte: A la Hija de Jairo la revive a pocos minutos de su muerte (Mt 9,23-26), acababa de morir; al hijo de la viuda de Naín, lo revive en la calle, camino al cementerio; lo llevaban a sepultar, habría pasado algo más de un día (Lc7,11-15); con Lázaro, ya habían pasado cuatro días desde su muerte, por tanto no había motivo de esperanza para una manifestación especial de Jesús respecto a su amigo Lázaro. Pero esa muerte natural, es reflejo de la muerte espiritual de los hombres y Jesús quiere dejar un mensaje claro al revivir a un amigo que ya parecía no tener ninguna esperanza de reanimación, como parece no tener esperanza de resurrección quien ha cometido tal nivel de pecado o de pecados que ha prácticamente liquidado su espíritu; ya no tendría esperanza de redención. Pero Jesús muestra que él viene a hacer realidad lo anunciado y prefigurado por el profeta Ezequiel, en el sentido de que, por muy grave y profundo que sea el pecado que pudiera tener al hombre muerto en vida y llevarlo a considerar que ya no tiene arreglo, si quiere, si con humildad reconoce que se ha degradado hasta la muerte de su espíritu, pero toma la decisión de acoger el amor que Dios le ofrece, puede si quiere, renacer y recuperar su vida plena. Un renacer que implica conversión, reparación y resiliencia, haciendo realidad una nueva afirmación: la conversión de lo pésimo es lo óptimo, y ello solo lo puede el hombre si se deja llevar por el Espíritu de Dios recibido en el bautismo, como antípoda de la expresión que refleja el daño que hace el demonio al hombre que acoge el mal: “la corrupción de lo óptimo es lo pésimo”. El llamado que nos hace Jesús hoy es a no perder la esperanza de que seremos capaces de luchar contra el pecado y recuperar no solo la salud sino la vida espiritual plena, si reconocemos que, sólo siguiendo a Jesús, podremos reencausar nuestra vida por los senderos de la restauración de nuestra dignidad humana y de la dignidad de a quienes hemos negado con nuestros pecados. Podremos como lázaro, así llevemos varios días muertos, resurgir con cristo y vencer al príncipe de la muerte. Pero no olvidemos que en muchas parábolas Jesús nos advierte que sólo tenemos este tiempo terrenal para la conversión y acogernos a la misericordia del Padre Eterno. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La palabra de Dios prescrita para la liturgia de este domingo, tiene mucha relación con la advertencia que nos ha hecho el Señor Jesús: Todo pecado podrá ser perdonado, menos uno, el pecado contra el Espíritu Santo, es decir el negarnos a aceptar la gracia del Espíritu Santo que recibimos en el bautismo, porque esa negación nos impide reconocer que necesitamos del perdón de Dios, que necesitamos convertirnos de los pecados que van matando nuestro espíritu, negarnos o blasfemar al espíritu Santo es negarnos a recibir la gracia redentora de Cristo compartida a través de la acción del mismo Espíritu Santo. Por eso, hoy, en el marco de esta eucaristía, supliquemos al Señor Jesús, que nos mueva a la humildad y apertura al Espíritu Santo, para acoger su gracia y actuar, movidos por la fortaleza de Fe, que transmite ese mismo Espíritu, para vivir a la manera de Jesús y ver la gloria de Dios. Fe, creer, es hacer, pidamos a Jesús que nos mueva a acoger el espíritu que nos ha compartido junto con el Padre, para que podamos retornar a la vida plena, como retornaron los huesos secos presentados por Ezequiel, como retorno Lázaro; en una palabra, aceptar dócilmente las orientaciones del Espíritu Santo que nos fue dado en el bautismo, para hacer, obrar o vivir en la fe de tal modo que podamos “ver la gloría de Dios”. _______________________ Recomendaciones prácticas: • En este domingo se celebra el tercer escrutinio de preparación para el Bautismo de los catecúmenos que serán admitidos, en la Vigilia Pascual, a los sacramentos de Iniciación Cristiana, usando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las pp. 804-805 del Misal Romano. • Visitar a nuestros enfermos y motivarlos a reconciliarse con quienes pudieran tener alguna discordia pendiente; aprovechar en lo que queda de la cuaresma para hacer, con docilidad al Espíritu Santo una revisión plena y honesta de vida, establecer los cambios o conversiones que debemos dar, y no dejar morir nuestro espíritu, sino configurarlo con Cristo resucitado. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa La misa constituye un punto de llegada celebrativa, llegamos ante el altar de la palabra y el pan, para poner ante Dios y la comunidad, nuestros esfuerzos de la semana que pasó, por hacer las cosas a la manera de Dios y también constituye un punto de relanzamiento porque, apoyados en las gracias que recibamos hoy en esta celebración, podremos meditar y discernir con sentido cuaresmal, cuáles son los nuevos compromisos y vías que nos permitirán crecer y superar los riesgos y vacíos que aún nos pueden tener distanciados en el camino hacia la identificación plena con Dios, en Cristo y su comunidad Iglesia. Participemos con ánimo y esperanza. Monición a la Liturgia de la Palabra La palabra de Dos, hoy, nos recuerda que nuestra vida temporal constituye el tiempo y el espacio en el cual construimos nuestra historia como historia de salvación o de condenación. Con Cristo y el Espíritu Santo podemos recorrer y hacer de nuestra historia un caminar por la vida eterna, en la medida que la vivimos en sintonía con la voluntad de Dios, de amarnos unos a otros, y que sólo tenemos esta vida para corregir y retomar nuestro caminar histórico con Cristo y la Comunidad hacia la gloría de Dios; escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Dirijamos nuestras suplicas al Padre que siempre atiende a sus hijos y digámosle con fe y esperanza: R. Padre misericordioso, escúchanos. 1. Por la Iglesia universal, que peregrina en la historia, para que en cada uno sus miembros, desde el santo Padre Francisco, los obispos, ministros ordenados, religiosas, religiosos y laicos podamos motivar a todas las personas con quienes interactuamos en el camino de la evangelización, a acoger el plan de vida que Dios nos ofrece marcado por el amor como respeto, servicio y solidaridad hacia los demás y asuman con sinceridad los propósitos de conversión que sus conciencias les determinen. 2. Por quienes, desde los distintos órganos de poder, conducen y gobiernan las naciones, especialmente a nuestro país, para que aprovechen este tiempo cuaresmal como oportunidad para evaluar su desempeño de servicio al bien común y sirviéndose de la gracia del Espíritu, logren discernir los ajustes que les permitan crecer en su capacidad de servicio al progreso y la convivencia de los ciudadanos a los que sirven. 3. Por todos los bautizados en nombre de la trinidad, para que, acogiendo la gracia bautismal, no nos consideremos totalmente convertidos, sino que dóciles al Espíritu santo mantengamos una humilde y sincera actitud de revisión permanente de vida, para asumir los compromisos de conversión que nos permitan morir al pecado y resucitar con Cristo Jesús. 4. Por cada uno de los que habitamos este país, para que desde nuestras convicciones religiosas y o éticas humanistas, procuremos actuar en coherencia con esos valores que decimos acoger desde dichas convicciones, de modo que vivamos con mayor satisfacción y paz interior y aportemos al mejor vivir de nuestros conciudadanos. 5. Por las personas que sufren todo tipo de negación de su dignidad humana y negación de sus derechos, para que, manteniéndose firmes en su fe, no caigan en la desesperanza y no permitan que quienes atentan contra sus cuerpos también maten su espíritu y a nosotros muévenos, al compromiso solidario con estas personas que sufren. Oración conclusiva Todas estas intenciones te las presentamos, padre bueno, por intercesión de tu hijo Jesucristo que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. R. Amén.  

Jue 16 Mar 2023

Él fue, se lavó, y volvió con vista

CUARTO DOMINGO DE CUARESMA «Laetare» Marzo 19 de 2023 Primera Lectura: 1 Samuel 16,1b.6-7. 10-13a Salmo: 23(22),1-3a.3b-4.5.6 (R. cf. 2a) Segunda Lectura: Efesios 5,8-14 Evangelio: Juan 9,1-41 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Desde el encuentro personal con la Palabra de Dios, los textos para este domingo nos ofrecen reflexionar sobre: • Dios ve el corazón, el hombre las apariencias. • El buen Pastor. • Jesucristo, luz del mundo que vence las tinieblas del pecado. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Este cuarto domingo de cuaresma, Laetare (gozo y alegría por la cercanía de la Pascua), en que se lee el capítulo noveno del Evangelista según san Juan, nuestro Señor Jesucristo se manifiesta como la luz del mundo que vence las tinieblas del pecado y de la muerte. El evangelista San Juan muestra a Jesucristo como la Luz, mediante una pieza magistral de la narrativa propia del ciego de nacimiento. Este Evangelio, introduce al lector en una narrativa fascinante, que esconde una enseñanza profunda sobre la identidad de Jesucristo que se devela progresivamente. En esta narración el evangelista ilustra dos formas pedagógicas de la narrativa: el contraste y la espiral. El contraste, ya que constantemente está contraponiendo la Luz con las tinieblas, la Gracia con el pecado, la Resurrección con la muerte; y la espiral, que es la forma progresiva de ir develándose el Señor, y de irse descubriendo a quienes tienen un encuentro personal con Él. Por tanto, en este contraste el evangelista muestra, mediante la narración, que Jesucristo es la Luz que vence el pecado y la muerte-tinieblas, manifestadas en un hecho real de la ceguera física. Los judíos daban una explicación heredada de la tradición para quienes nacieran con un defecto físico, asociándolos a un malestar espiritual, producto de un pecado; así, la ceguera, era consecuencia del pecado heredado de sus padres o ancestros. Jesucristo corrige esta interpretación mostrando que las deformaciones congénitas o las enfermedades, no corresponden estrictamente a una consecuencia de una vida moral pecaminosa; y se vale de la debilidad, usándola como oportunidad para generar una nueva interpretación, una nueva creación, una oportunidad de mostrar la obra perfectísima de Dios en la creación, mediante la Redención de Jesucristo, Dios hecho hombre. En esta misma línea, se manifiesta Jesucristo, quien vence las tinieblas, por medio de la Luz, con una nueva creación. Él hace nuevas todas las cosas, Él vino al mundo a renovar y a redimir. El hecho simbólico de usar barro y soplar, agua y enviar a lavarse, purificar, indica el sentido de una nueva creación. En el relato de la creación que se encuentra en las primeras páginas del Génesis, Dios crea al hombre Adán, con este gesto simbólico del barro e insufla aliento de vida. Jesucristo, Dios hecho hombre, que obra sobre la creación, la restaura, la perfecciona y le da un nuevo sentido, un nuevo horizonte de vida. En este mismo sentido se mueve la segunda lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios, puesto que el apóstol contrasta la luz con las tinieblas, usando la figura de la noche y la oscuridad, con la figura del día con la luz. Jesucristo, es la Luz que no tiene ocaso, que vence las tinieblas del pecado y de la muerte, mediante la resurrección y la vida definitiva. Será en la noche de la Pascua, dónde se develará el misterio escondido, en el que Jesucristo, Luz del mundo, mediante el Cirio Pascual encendido del Pregón Pascual, vence toda oscuridad, tiniebla, pecado y, sobre todo, vence la muerte con su Resurrección. Otro aspecto que muestra el Evangelio, es que la ceguera no es simplemente física, sino que hay una ceguera espiritual, que impide ver la obra de Dios, que obstaculiza la fe, mediante el increencia; por ello, el evangelista san Juan también va a indicar este contraste entre los ciegos que no ven, aunque vean físicamente, pero que, en realidad, están ciegos, porque no creen en la obra de Dios, que vence las tinieblas del mundo. La otra forma pedagógica que usa el Evangelista San Juan es la narrativa de la espiral. En el capítulo nueve, se va mostrando de una manera progresiva, en un crescendo, la forma cómo se va realizando un itinerario de fe de una persona que no conoce al Señor, porque era ciego, hasta el punto de ser interrogado sobre él y su identidad, y desde dentro va emergiendo la forma como va creciendo el conocimiento del Señor desde lo físico hasta lo espiritual. Al principio, el ciego de nacimiento ignoraba la identidad de quién era Jesús, y poco a poco va pasando por pruebas de interrogatorios, que empuja a la persona a buscar, saber dar respuesta a quienes le preguntan; y así, paulatinamente, indicar que se trata de un profeta, da cuenta con sus palabras, que es el Señor, y finalmente, capaz de manifestar que es discípulo, de confesar que cree en el Señor y postrarse ante Él, asumiendo las consecuencias de ser expulsado de la sinagoga. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Las lecturas de este domingo invitan, tanto personal como comunitariamente, a revisar cuáles son aquellas tinieblas, oscuridades, pecados que impiden ver la Luz de Cristo, manifestada en cada uno de nosotros desde el Bautismo. Los textos sagrados invitan a hacer un recorrido progresivo de nuestra historia de fe. Identificar los momentos, en que, de manera ciega, ignorábamos, desconocíamos, o no veíamos las obras de Dios en nuestra vida. Instantes de la vida de desolación, oscuridad y hasta crisis y pérdida de la fe. La Palabra de Dios, invita, sin ambages, a no quedarse en las tinieblas, a identificar esos instantes de oscuridad, en donde la luz, puede vencer las tinieblas, en dónde Jesucristo está rompiendo los moldes de nuestros egoísmos y pecados y está ungiendo nuestro barro, haciendo nuevas creaturas e invitando a que renovemos nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor. El Evangelio nos invita a que busquemos en la Iglesia la piscina probática, dónde lavarnos; la fuente bautismal, donde como manantial de agua viva nos brinda la oportunidad de verlo, sentirlo, experimentarlo en nuestra vida; pero también, de confesar su nombre, sin miedo a que seamos rechazados. El mundo de hoy se debate entre las tinieblas y la luz. Los cristianos de hoy serán, con su testimonio de vida, quienes puedan mostrar al mundo la vida nueva que Jesucristo realiza en la comunidad, mediante la alegría del Evangelio, la fe de poder creer en Él, y la esperanza de poder brindar al mundo desahuciado, razones para seguir esperando mediante la vivencia fraterna del amor. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Pedimos al Señor que podamos ser discípulos misioneros al encuentro de Jesucristo vivo y resucitado, mediante el compromiso misionero de ser instrumentos de salvación, catequistas, lectores, ministros de la Eucaristía, evangelizadores, laicos comprometidos en la misión de la Iglesia, para llevar al mundo sumido en las tinieblas, la luz de Jesucristo. Que podamos iluminar las tinieblas, ayudar a la humanidad a quitarse las escamas que le impiden ver al Señor; que podamos confesar nuestra fe, sin miedos al qué dirán, que podamos llevar a otros hermanos a la fe, que ayudemos encontrar la luz de Jesucristo a muchas personas que carecen de sentido en sus vidas, porque no han encontrado la forma que Jesucristo les ilumine sus tinieblas. Le pedimos al Señor que seamos instrumentos de luz mediante las buenas obras de misericordia. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Hoy se permite el sonido de los instrumentos musicales y el altar se puede adornar con flores. • En este domingo se celebra el segundo escrutinio de preparación para el Bautismo de los catecúmenos que serán admitidos, en la Vigilia Pascual, a los sacramentos de Iniciación Cristiana, usando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las pp. 803-804 del Misal Romano. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos y hermanas bienvenidos a esta Eucaristía donde Jesucristo, Luz del mundo, ilumina nuestras vidas con su Palabra y alimenta nuestra alma con su cuerpo y sangre, restaurándonos y haciendo de nosotros nuevas creaturas para la misión y el envío. Vivamos con fe y alegría este encuentro con el Señor. Monición a la Liturgia de la Palabra Como oyentes atentos de la Palabra, acojamos con gozo el mensaje del Señor que abre los ojos de nuestra fe, limpia la ceguera de nuestras tinieblas y nos invita a ser reflejos de su Luz. Escuchemos con atención la Palabra del Señor. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Al Señor de la gran misericordia dirijamos ahora nuestras intenciones en bien de cuantos hoy se acogen a su bondad. A cada una de las plegarias unámonos diciendo: R. Ilumínanos, Señor con la Gracia de Tu Espíritu. 1. Te pedimos Dios Padre, que renueves a la Iglesia con el soplo de tu Espíritu y la purifiques con las aguas del bautismo; para que podamos ser instrumentos de tu luz ante el mundo. 2. Te pedimos Dios padre, por los gobernantes de las naciones, para que, abriendo sus ojos a las necesidades de los pobres, enfermos y desplazados, puedan atender y ayudar al progreso de sus pueblos. 3. Te pedimos Dios Padre, por nuestra comunidad parroquial para que, fortaleciendo su fe, alentando su esperanza y enciendo su amor, atienda las penurias de los más necesitados. 4. Te pedimos Dios Padre, por los enfermos, que se encuentran en las clínicas y hospitales, los que se encuentran solos y abandonados, para que muevas hacia ellos el corazón de sus familiares y demás hermanos. 5. Te pedimos Dios Padre, por cada uno de nosotros que participamos en esta Eucaristía, para que abras nuestros ojos, renueves nuestras vidas, y con tu Luz podamos iluminar nuestras tinieblas del pecado y del egoísmo. Oración conclusiva Atiende benigno, Señor estas súplicas que te presentamos, Por mediación de Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.