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Predicación Orante de la Palabra

Vie 7 Feb 2025

La Voz del Pastor | 9 de febrero de 2025

Reflexión del cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia:Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 5, 1-11

Vie 17 Ene 2025

No tienen vino

SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOEnero 19 de 2025Primera lectura: Isaías 62,1-5Salmo: 96(95),1-2a.2b-3.7-8a.9-10ac (R. cf. 97[96],6)Segunda lectura: 1Corintios 12,4-11Evangelio: Juan 2,1-11I. Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLas lecturas que nos propone la liturgia de este domingo tienen un tono festivo, provocado por el gozo eterno que celebra el amor desbordante de Dios que nunca abandona, sino que cuida, restaura y mantiene firme su elección y alianza con Israel. Esta alianza encuentra su plenitud en Jesús, quien inaugura su misión, según el Evangelio de Juan, en una boda donde la alegría y el gozo de la fiesta no tienen límite, porque “el mejor vino” ha llegado: Jesús.1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Tanto la primera como la segunda lectura hablan de una boda, un desposorio que evoca la alianza en la que se declara el profundo amor y compromiso de Dios hacia su pueblo. Y es justamente, en el contexto de una boda, donde Jesús realiza, en el Evangelio de Juan, el primero de una serie de signos que irán revelando, progresivamente, la Gloria de Dios.El evangelio empieza con una indicación temporal ─“el tercer día”─ que tiene una fuerte connotación teológica en el Antiguo Testamento. En el tercer día se verifican eventos decisivos en la historia de Israel, sobre todo, en el contexto de la alianza (Gn 22,4-8; Ex 19,1. 10-11. 16). El tercer día, por tanto, pone el relato del evangelio, a nivel teológico, en el contexto de la alianza. Una alianza que, debido a las acciones del pueblo, le empezó a faltar “el mejor vino”.Después de ubicar la narración en un tiempo y lugar ─ elementos que anuncian que Jesús no está distante ni desconectado de nuestras actividades diarias, más bien, Él desea estar con nosotros en cada aspecto de nuestra vida, participando en nuestras alegrías y preocupaciones ─ el evangelista nos presenta a los invitados principales de la boda: La madre de Jesús y Jesús con sus discípulos: “Jesús fue invitado con sus discípulos”. Jesús y sus discípulos ya son uno. Ya uno no está más sin el otro.Justo, cuando lo mejor de la boda está por empezar, la madre de Jesús observa una necesidad y acude a su hijo: “no tiene vino”. Aunque Jesús inicialmente responde que no ha llegado su “hora”; María nos invita a entrar en el camino de la fe y del encuentro con su Hijo al decirnos: “¡hagan lo que él les diga!” … “Y llenaron las tinajas hasta el borde”.Nosotros, como los sirvientes, somos llamados a estar atentos a la voz de nuestro “Señor” y a responder con prontitud a su palabra, Él es la Palabra de vida eterna. No somos espectadores, somos partícipes y testigos de la obra salvífica de Dios en su Hijo. Resuenan aquí las palabras de Jesús: “Ustedes son mis amigos si hacen los que yo les digo. Ya no los llamo siervos, porque los siervos no saben lo que hace el amo; los llamo amigos porque todo lo que he oído a mi padre, se los he dado a conocer” (Jn 15,14-15).Cómo advino el gran signo, en qué momento el agua se convirtió en vino, esto no está descrito: “la acción de Dios no se deja objetivar”. Pensemos un momento en los pequeñas y grandes transformaciones que vivimos cada día… Nuestra fe en Jesús hace que lo ordinario de la vida sea extraordinario. Hemos de celebrar cada día que el vino de la vida nueva, de la alegría, de la hora inaugurada en Jesús, no tiene fin… Cada uno de nosotros portamos en nuestra vida una gota desbordante del “mejor vino” … Nosotros, como los diáconos, hemos participado del signo, sabemos al igual que ellos de dónde proviene el “mejor vino” … Sabemos dónde encontrarlo y estamos llamados a sacarlo y ofrecerlo a la humanidad carente e incapaz de reconocer los signos abundantes del amor de Dios.2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?El mundo nos propone un gozo y alegría momentáneo que va generando progresivamente la escasez de vida plena en nosotros. Poco a poco, sin darnos cuenta, podemos quedar como las tinajas, vacíos, pesados y agrietados. Incluso, podemos correr el riesgo de enterrar los carismas que hemos recibido ─de los que habla Pablo en la segunda lectura─ en el vaivén de la rutina y del tiempo que parecen ser los dueños y señores de nuestra vida. Sin embargo, así como los discípulos, somos invitados por Jesús a participar de la fiesta eterna de la vida en la que continuamente se está manifestando la Gloria de Dios. Invitemos a Jesús a la fiesta de nuestra vida, Él siempre viene.María nos indica el camino, ella nos invita a fijar los ojos en Jesús, Él es la fuente de toda alegría plena y, junto con “los servidores”, estamos llamados a poner al servicio del Reino de Dios nuestros carismas para continuar sacando el “mejor vino” y ofrecerlo para que todos “tengan vida y vida en abundancia” (Jn 10,10).Creamos, como nos dice el Papa Francisco, queel mejor de los vinos está por venir, aunque todas las variables y estadísticas digan lo contrario; el mejor vino está por venir en aquellos que hoy ven derrumbarse todo.Murmúrenlo hasta creérselo: el mejor vino está por venir. Murmúrenselo cada uno en su corazón: El mejor vino está por venir. Y susúrrenselo a los desesperados o a los desamorados…El mejor vino está por venir.3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?El evangelio concluye con dos afirmaciones: “En Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él”.Los discípulos han sido invitados a la boda con Jesús, estaban con Él y contemplaron su gloria e inician su camino de fe en el Señor de la vida. Para nosotros, discípulos y creyentes, el signo abundante del “mejor vino” es un constante recuerdo de que Jesús puede transformar todas nuestras escaseces en gracias abundantes, basta que tengamos fe y que creamos que la Gloria de Dios se manifiesta cada día en nuestra vida. Supliquemos humildemente: ¡Señor, aumenta mi fe! ¡Llena mi vida del “mejor vino”! ¡Tú, Señor de mis alegrías y esperanzas! María, mujer creyente, acompaña nuestro caminar._______________________Recomendaciones prácticas:•24 – 26 de enero. Jubileo del Mundo de la ComunicaciónII.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Cada Domingo celebramos la gran fiesta del Banquete Eucarístico, en la que Jesús se nos da como el pan de vida eterna. Hoy María nos anima a hacer todo lo que Jesús nos diga, para que Jesús, “el mejor vino” alegre el corazón de todos los creyentes. Participemos con fe. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra que nos ofrece la liturgia de hoy, nos invita a regocijarnos y celebrar cada día el amor eterno de Dios que nos sana y restaura. Un amor que, en su Hijo Jesús, “el mejor vino”, se hace abundante y se nos ofrece para que la fiesta del Reino continúe. Dispongámonos como los servidores del evangelio para acoger la palabra de Dios, que sea ella quien nutra los carismas que cada uno hemos recibido por la gracia del Espíritu Santo.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Reunidos, como pueblo de la nueva alianza, confiados a la intercesión de María y con los ojos fijos en Jesús, dirijamos nuestras súplicas a Dios Padre. Digamos con feR. Padre misericordioso, escúchanos.1.Por la Iglesia para que, al igual que María en las bodas de Caná, siempre interceda por las necesidades de todos los fieles y guíe a todos hacia su Hijo Jesucristo. Oremos.2.Por los que tienen la misión de gobernar las naciones, para que asuman con responsabilidad y cuidado los recursos humanos, económicos y de la madre tierra. Oremos.3.Por los matrimonios y las familias, para que vivan siempre la abundancia del “mejor vino” ofrecido por Jesús: el amor, la unidad, la paz y el perdón. Oremos.4.Por los necesitados y los que sufren, para que experimenten el amor de Dios que cuida y restaura toda dolencia. Oremos.5.Por nuestra comunidad, para que, inspirados por el signo de Caná, seamos siempre generosos y atentos a las necesidades de los demás, viviendo en fraternidad y solidaridad. Oremos.6.Por el Jubileo del Mundo de la Comunicación, para que la Iglesia promueva a través de los medios de comunicación, los valores de la persona humana, lleven a los hombres a la unidad y al amor fraterno. Oremos.Oración conclusivaDios de amor y misericordia, escucha nuestras oraciones y, por intercesión de la Virgen María, concede lo que con fe te pedimos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.R. Amén.

Vie 2 Ago 2024

El que viene a mí no tendrá hambre

DÉCIMO OCTAVO DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIOAgosto 4 de 2024Primera lectura: Ex 16, 2-4.12-15Salmo: 78 (77),3 y 4bc.23-24.25 y 54 (R. cf. Jn 6,32)Segunda lectura: Ef 4, 17.20-24Evangelio: Jn 6, 24-35I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónSi el domingo pasado el evangelio consideraba la multiplicación de los panes y peces, en este domingo se deja ver el éxito y la popularidad, que este hecho ganó para Jesús. Los seguidores comieron, se saciaron y con ello, se sintieron satisfechos. Todo lo que buscaban era satisfacer el hambre; por eso su afán de proclamar rey a Jesús. Sin embargo, dejemos claro, no era esto lo que Jesús buscaba. Tres ideas temáticas que presentan las lecturas:●La primera lectura, esta vez, es la que mejor va a interpretar el sentido del evangelio de este domingo. Allí se narra cómo el pan sin levadura que habían cargado los hijos de Israel desde Egipto parece haberse agotado. Al llegar al desierto de Sin sienten que en este lugar van a morir de hambre y se quejan ante Moisés y Aarón. La falta de pan conduce a una crisis de fe, aunque este no era el único motivo. La presentación de la queja es excesiva y tendenciosa. Es decir, afirmar que en Egipto disponían de alimento en abundancia hasta quedar saciado no responde a la realidad descrita en los capítulos 1 y 2, donde el Faraón organizó su progresivo genocidio. Sin embargo, la distancia geográfica y temporal y una nueva situación problemática no permite que las cosas se miren con objetividad, poniendo en peligro el mismo plan de salvación y liberación de Dios para ellos. Como podemos ver, la queja se manifiesta en el alimento, pero apunta a todo el plan de Dios. En este contexto se debe interpretar la aparición de Dios en la nube. Si lo que está en juego es el plan de salvación, no sirve con darles simplemente el pan y asegurarles, de esa manera, la subsistencia. Se hace necesario que Dios mismo ratifique con su presencia su voluntad de continuar en el proyecto ya anunciado, que luego en el Nuevo Testamento, llegará a su plenitud, con Jesús, verdadero pan. ●En la segunda lectura, Pablo contrapone la vida de pecado de aquellas sociedades paganas, a la vida virtuosa que deben llevar los cristianos. La vida cristiana viene exigida por el Evangelio. El Apóstol exhorta a no proceder como los paganos, sino más bien, a renunciar al hombre viejo renovándose en el espíritu y revestirse del hombre nuevo. El hombre viejo es el que vive en el pecado, bajo la acción de la concupiscencia de la carne, de la codicia, de la ira, de la maldad, conforme a la primera imagen del hombre pecador (cf. Col 3, 5-9). El hombre nuevo, por el contrario, es el hombre interior (cf. Ef 3,16), creado a imagen de Dios, regenerado en Cristo, que bajo la acción del Espíritu Santo adopta una nueva manera de pensar y de actuar, que se manifiesta en las obras de bondad y misericordia, de pureza y sobre todo de amor (cf. Col 3, 10-14).●En el Evangelio de Juan continuamos leyendo el capítulo 6. El domingo pasado, Jesús multiplicó los panes, ahora, este domingo, resalta la petición del pan verdadero y vivificante. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Ahora, en continuidad con el evangelio del domingo pasado, Jesús confirma la interpretación material que la gente hizo de la multiplicación de los panes, pero recalca lo que es más importante. Miremos algunos detalles del texto, donde se narra el diálogo entre Jesús y aquellas personas, reunidos de nuevo. A pesar de las apariencias, Jesús continúa manteniendo la iniciativa, y esto se nota, por su presencia sorprendente: “Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: ‘Maestro, ¿cuándo has venido aquí?’” (v. 25). También Nicodemo había ido al encuentro de Jesús impulsado por una curiosidad basada en la autosuficiencia y se había dirigido a él llamándole Maestro (cf. Jn 3, 2). Sin embargo, Jesús no responde a las preguntas que le hacen en ninguno de los dos casos. Revela más bien a la gente las verdaderas intenciones que le han impulsado a buscarle y desenmascara el interés material y egoísta de aquella muchedumbre; es decir, Jesús alerta a aquellos galileos sobre la ambigüedad de su deseo, al haber fijado su mirada en los panes que comieron: “En verdad, en verdad les digo: me buscan no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse” (v. 26). Es el gusto por el pan terreno lo que los mueve.La multitud, encerrada en su sueño mesiánico, no ha comprendido el signo realizado por Jesús y su alcance espiritual. Ha dado más valor al pan que al que lo da. Ante este panorama, Jesús proclama la diferencia radical que existe entre el pan material y pasajero y el que permanece para la vida eterna, el que el Hijo del hombre dará: “Trabajen no por el alimento perecedero, sino por el alimento que perdura para la vida eterna” (v. 27). Los versículos que siguen continúan planteando el sentido del verdadero alimento, de la fe y el maná: pan que perece, pan que dura; obras – fe; el maná de Moisés y el maná de Jesús (Ex 16,15); con esto, se presenta a Cristo como verdadera fuente de la vida (v. 35).2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Jesús, como Moisés, se encuentra también con la misma problemática: aquellos que solo buscan solucionar sus problemas y vivir sin dificultad. Es decir, buscar solución a sus necesidades cotidianas: en el caso de la Palabra de hoy, el pan; pero esto tiene una aplicación en todas las expectativas humanas: bienes, proyectos, éxitos, etc. Sin embargo, el Maestro recalca qué es lo más importante: “Trabajen no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna”. Con todo, trabajar por el alimento que no perece, no es desprecio del trabajo para conseguir el alimento material, sino abrirnos a la búsqueda constante de aquello que llena completamente el corazón del ser humano. El papa Francisco, en la carta encíclica Laudato Si’, ha señalado una dura crítica del consumismo, proponiendo un cambio en el estilo de vida para frenar la destrucción del planeta: “Dado que el mercado tiende a crear un mecanismo consumista compulsivo para colocar sus productos, las personas terminan sumergidas en la vorágine de las compras y los gastos innecesarios” (203). Las palabras del Santo Padre sobre el cuestionamiento del consumismo, no significa que no podamos buscar los bienes de este mundo, sino más bien el hecho de que los bienes no se distribuyen, sino que se acumulan en manos de pocos y les hace falta a muchos. No hay que olvidar, que una sociedad consumista es aquella en la que Dios solo puede estar si no afecta mis intereses. En efecto, en el mundo lo que predomina no es el ser sino el tener. Siguiendo la lógica del evangelio de este domingo para nuestras vidas, vale la pena preguntarnos: ¿qué es lo que le da sentido a mi vida?, ¿qué alimento busco para dar plenitud a mi vida? En este sentido, el evangelista Mateo Dirá: “busquen sobre todo el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se les dará por añadidura” (Mt 6, 33). Jesús no hizo el milagro de la multiplicación de los panes solo para saciar el hambre de aquella gente, sino como un signo para descubrir el verdadero alimento, que lleva hasta la vida eterna. Después de esta afirmación fundamental de Jesús, aquellos que lo buscaban le plantean una pregunta: “¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?” Jesús les muestra la única “obra de Dios”, la que hay que realizar para agradarle o la que Dios realiza en el creyente. Son posibles las dos lecturas, ya que la fe en el Enviado, en lo cual consiste la obra de Dios, es producida por Dios mismo y por el hombre que acoge (cf. Jn 3,16s.34). Pero aquellos, que se habían alimentado con panes abundantes, piden credenciales, solicitan un signo parecido a aquel del desierto: “¿Y qué signos haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto…” (v. 30). Hay que suponer, que la gente estaba convencida de que Jesús había hecho un milagro; por eso, es lógico que ahora pida una señal, incluso, más grande que la que dio el propio Moisés (cf. v. 31). Ahora bien, si Jesús se arroga unas pretensiones superiores a las de Moisés, tendrá que reivindicarlas con un signo, con un testimonio más evidente y más admirable que el del viejo legislador. De acuerdo con las esperanzas judías, el Mesías debía renovar los milagros realizados por Moisés, el maná sería el alimento permanente. Pero demostrar esto, equivaldría a negar la verdadera fe, ya que esta exige aceptar a Jesús como el nuevo maná: yo soy el pan de vida (v. 32). Se trata de la nueva pascua de Jesús, en donde el Padre ofrece un maná distinto. Si bien el maná en el desierto fue una bendición para sobrevivir, mató el hambre solo por un momento; el pan de Jesús, apunta a un alimento superior, que va más allá de la sola supervivencia: la vida misma de Dios que se convierte en verdadero alimento. Por último, todo el diálogo, termina con la pregunta fundamental de los interlocutores: “Señor, danos siempre de este pan”. La respuesta de Jesús es decisiva: “Yo soy el pan de vida…” (vv. 34-35). Esta última parte del diálogo, es paralela a la de la mujer samaritana (4,15). Este pan del cielo equivale a creer en Jesús, como revelación del Padre, y encontramos a Jesús, verdadero pan, en la oración, en la confianza en Dios, en la esperanza en la vida eterna, en la participación frecuente de los sacramentos, especialmente en la Eucaristía. El papa Benedicto XVI, comentando el discurso del pan de vida, habla de la Eucaristía con estas palabras: “La Eucaristía es el centro de la vida cristiana: aquí Dios nos regala verdaderamente el maná que la humanidad espera, el verdadero ‘pan del cielo’, aquello con lo que podemos vivir en lo más hondo como hombres. Pero al mismo tiempo se ve la Eucaristía como el gran encuentro permanente de Dios con los hombres, en el que el Señor se entrega como ‘carne’” (RATZINGER, J., [BENEDICTO XVI], Jesús de Nazaret. Desde el Bautismo a la Transfiguración, Primera parte, Madrid, Ed. La Esfera de los Libros, 2007, 1ª ed., p. 318). 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Dios Todopoderoso, te damos gracias por la vida y porque con el trabajo de nuestras manos nos permites colaborar en tu obra creadora. También te damos gracias porque mediante el trabajo nos permites crecer como seres humanos y conseguir el pan de cada día para sostener a nuestras familias. Te pedimos, el deseo de trabajar no solo por ese pan que se acaba, sino también, y, sobre todo, por el alimento que dura para la vida eterna y que nos da tu Hijo Jesucristo. Jesús, hoy nos has dicho que la obra de Dios consiste fundamentalmente en que creamos en aquel a quien él ha enviado, ayúdanos a crecer en la fe, de tal manera que se acreciente nuestra unión y amor a ti, y que luego esta fe se manifieste en el amor a nuestros hermanos.Al final del diálogo, los galileos le hacen una petición a Jesús “Señor, danos siempre de este pan”. Al final del proceso de fe, entendemos que no debemos ir hacia Jesús con nuestras respuestas sino solo con nuestras preguntas. Puede suceder que el Maestro mismo nos haga cambiar de preguntas, o que nos quedemos, como sucedió en el caso del Evangelio de hoy, con la respuesta que necesitamos. Es decir, no queremos ni buscamos otro pan, ni otro camino, ni otra verdad, ni otra vida, ni otra luz que no sea Jesús. _______________________Recomendaciones prácticas:●Jornada Nacional de la Pontificia Obra de San Pedro Apóstol para la Animación y Formación de los Sacerdotes Nativos (POSPA).II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos, en la Eucaristía nos alimentamos de la Palabra que se ha hecho carne para la vida del mundo y del cuerpo y la sangre del Señor entregados para el perdón de nuestros pecados. En esta liturgia, anunciaremos que Jesús es el verdadero pan de la vida que sacia nuestra hambre y nuestra sed para siempre. Dispongámonos para esta celebración. Dejémonos encontrar por el Señor. Dejemos que el Señor, el Buen Pastor, nos tome en sus manos y nos abrace en su regazo. Celebremos con gozo y fe esta fiesta dominical. Monición a la liturgia de la Palabra Hermanos, en las lecturas de este domingo meditamos el tema del pan, el que Dios concedió a Israel en el desierto y el que Cristo multiplicó también para la multitud, intentando luego conducirles del pan material al espiritual. El Evangelio de Juan cita explícitamente el episodio narrado en la primera lectura; también el salmo hace referencia al mismo acontecimiento. Que el Señor, en esta celebración, nos sacie con el pan de la palabra, escuchando atentamente. Oración Universal o de los FielesPresidente: Reunidos en el nombre de Jesús nuestro Señor, traemos ante Él las necesidades de su pueblo y todas las clases de hambre del mundo entero. Unámonos diciendo: R/. Señor, sé el alimento y la vida del mundo.1.Por la Iglesia, para que sus ministros alimenten al pueblo de Dios con el sólido y sustancioso alimento del Evangelio. Oremos.2.Por los hombres y mujeres que hoy, en el mundo, pasan necesidades, en especial por quienes sufren de hambre, para que el Señor, al igual que hizo con el pueblo de Israel, sacie el hambre material y espiritual de los más necesitados. Oremos.3.Por las comunidades cristianas, para que aprendamos a apreciar la Eucaristía y sacar de ella la fuerza espiritual para entregarnos a nuestros hermanos. Oremos.4.Por la Pontificia Obra de San Pedro Apóstol, para que siga ayudando en la formación de los futuros sacerdotes que se encuentran en tierras de misión. Oremos.5.Por todos nosotros, reunidos en esta asamblea, para que busquemos a Dios siempre con el único interés de amarle y servirle, no tanto por lo que Él pueda hacer por nosotros, sino por amor. Oremos.Oración conclusivaSeñor Jesús,tú eres nuestro pan de vida,que se hace presente en la Eucaristía;sé la luz y la vida de todos los que te buscan,y el cumplimiento y alegría de todoslos que te han encontrado,ahora y por los siglos de los siglos.R/. Amén.

Sáb 8 Jun 2024

La Voz del Pastor | 09 de junio de 2024

Reflexión del señor Cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia:Lectura del Santo Evangelio según SanMarcos 3, 20-35

Mar 9 Abr 2024

Soy yo en persona

TERCER DOMINGO DE PASCUAAbril 14 de 2024Primera Lectura: Hch 3,13-15.17-19Salmo: 4,2.4.7.9(R. cf. 7b)Segunda Lectura: 1Jn 2,1-5aEvangelio: Lc 24,35-48I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLa Palabra de este domingo nos, presenta, entre otros, tres temas para orientar nuestra reflexión:Identificación del Dios de Israel, como el Dios de nuestros padres, quien es el mismo Dios de Jesús, a quien resucito: “El Dios de Abraham, y de Isaac, y de Jacob, el Dios de nuestros padres” (Hch 3,13).El testimonio de quienes fueron testigos de la pasión, muerte y resurrección del Santo y del Justo, el autor de la vida, quien murió por nuestros pecados y los del mundo entero; a quien Dios resucitó de entre los muertos y quien es el Mesías, que está presente en nuestro caminar y nos invita a creer y a trabajar con amor y esperanza en la construcción de caminos de conversión y perdón, de esperanza y encuentro, de convivencia humana y caridad.San Lucas identifica al discípulo misionero quien reconoce a Jesús y tiene un estilo de vida: de paz y alegría, de conversión y perdón, de encuentro y testimonio; cree que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios venido en cuerpo humano; obedece la Palabra de Dios; y vive la paz y ama, perdona y sirve a los hermanos.1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En los Hechos, escuchamos que Pedro inicia su mensaje identificando al Dios de Israel, como el Dios de nuestros padres, quien es el mismo Dios de Jesús, a quien resucito: “El Dios de Abraham, y de Isaac, y de Jacob, el Dios de nuestros padres” (griego: pateron). E identifica a Dios con estos patriarcas para recordarnos que Abraham, Isaac, y Jacob son los progenitores, “padres”, la fuente originaria, la semilla fundante, del pueblo de Israel. Su siervo Jesús, Cristo, a quien el Dios de Israel “ha glorificado, como lo había prometido a su Hijo amado, Jesús”. Gloria que se refiere al señorío y la majestad de Dios. Gloria de Dios, revelada a la humanidad, principalmente de tres formas: En el tabernáculo y en el templo, a través de la presencia Divina; en obras mesiánicas de Salvación; y en el juicio.Gloria que Dios comparte con Jesús. Gloria de Dios y gloria de Cristo quien revela su presencia en nosotros y en la comunidad, en su obra salvadora y en el juicio. Pedro le habla al pueblo de Jesús de forma categórica: “Dios… ha glorificado a su siervo Jesús, al que ustedes entregaron y de quien renegaron ante Pilato, cuando había decidido soltarlo”, para mostrar que Jesús ha sido traicionado, entregado en manos de pecadores y matado como un criminal. Así deja claro ante la multitud que ellos fueron los responsables de la muerte de Jesús, el Mesías, al exigir que Pilato soltara a un asesino, Barrabás, y condenara a Jesús. Pero Pedro abre la puerta del perdón y advierte “mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo hicieron, igual que sus autoridades”, con lo que pasa del juicio a la gracia. Por lo que se concluye: Juicio sin gracia destruye, y, a la vez, gracia sin juicio es ‘gracia barata’, “el enemigo asesino de nuestra iglesia” (Dietrich Bonhoeffer, The Cost of Discipleship). Necesitamos el perdón de Dios y nuestro arrepentimiento.El Salmo 4, es una oración de la tarde, con invocación al “Dios de mi justicia” por quien “en paz me acuesto”, con la insistencia en que "Dios es el único necesario". La "confianza" en Dios está en abandonarse en el sueño, en el silencio de esta muerte aparente con la seguridad que vamos a despertar.San Juan, en su primera carta, nos presenta a Jesucristo, sacrificado por nuestros pecados, quien había advertido su muerte para “que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos…”, había invitado a guardar sus mandamientos, a ser fieles, como signo de que lo conocemos, y a amar y alabar a Dios con sentimientos de gratitud. San Lucas identifica al discípulo misionero, quien reconoce a Jesús y tiene un estilo de vida: de paz y alegría, de conversión y perdón, de encuentro y testimonio; diferente al mundo, que sigue el sistema anti Dios, por lo que rechaza permanecer en Él y vivir como Él, como señales del auténtico cristiano, que cree que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios venido en cuerpo humano; obedece la Palabra de Dios; y que vive la paz y ama, perdona y sirve a los hermanos.Hasta a los mismos discípulos se les dificulta aceptar los acontecimientos de la pasión y muerte, creen que todo había terminado con la muerte del Señor; pero se encuentran con la sorpresa de Dios, al resucitar a Jesús, quien se les manifiesta en el camino de Emaús, en el cenáculo y otros lugares donde irrumpe para quitar el miedo y la pesadumbre e impulsarlos a ser testigos y anunciadores de la nueva verdad: ¡el Señor resucitó! Él quiere reconfortar a los suyos en la fe y que se tome conciencia de su presencia, de su compañía, por eso los invita a que lo toquen, a que le palpen sus heridas y le den comida. Come con ellos y les recuerda los momentos vividos para que se cumpliesen las Escrituras.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El Señor Jesús ayuda a los discípulos a superar el miedo y terror, el espanto y la incredulidad. Les muestra las manos y los pies, diciendo: “¡Soy yo!”, y manda palpar el cuerpo, diciendo: “Porque un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo.” Muestra sus manos y sus pies, porque en ellos están las marcas de los clavos. Cristo resucitado es Jesús de Nazaret, el mismo que fue muerto en la Cruz, y no un Cristo fantasma como imaginaban los discípulos viéndolo. Les pide palpar su cuerpo, porque la resurrección es resurrección de la persona toda, cuerpo y alma. Nada que ver con los griegos y la teoría de inmortalidad del alma o con la reencarnación. Dios, de forma maravillosa, cumplió en Jesús, su designio. Jesús, el enviado, desarrolló la mayor parte de su vida pública en la tierra, con sus discípulos, y les había anunciado todo lo relacionado con Él en las Escrituras, por eso ahora al hablarles les abrió el entendimiento y comprendieron lo sucedido. 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?El Señor Jesús está presente entre nosotros, pero hoy encontramos opiniones diversas y contradictorias acerca del testimonio que damos los cristianos. Están los que dicen que estamos lejos de ser testigos, que nuestro comportamiento en lugar de ser buena noticia, por ser portadores de la Palabra de Dios, es muy dudoso, temeroso y tímido. Otros opinan que necesitamos experimentar su presencia resucitada para convertirnos y renovarnos, porque nos falta fe. Y están los que afirman que en la medida que reconocemos que su amor actúa en nuestras vidas y nos dejamos llenar de su Espíritu, podemos caminar día a día siendo testimonios vivos para otros hermanos. Este reconocer en nuestro camino al Resucitado, experimentarlo en nuestra vida, nos da el poder ser testigos, ser lámparas y senderos para anunciarlo, como el Mesías. Se trata, por tanto, de invitar a reconocerlo y confiar en su misericordia de Hijo de Dios; dejar las dudas y terror y, por el contrario, verlo y escucharlo en quienes esperan compasión; comprender las Escrituras y tener actitudes de misericordia en la oración y la acción, en la palabra y la vida y en la acogida y el trato; convertirnos y a agradecer el regalo de la salvación con una vida fraterna y solidaria, de perdón y paz; ser apóstoles de misericordia y hacer de los mandamientos vida que nos lleve a amar y servir a los otros y nos prepare para el encuentro definitivo con el Señor, y a vivir de fe y amor para tener fortaleza en la lucha y consuelo en las dificultades.Como la incredulidad y la duda se anidan en nuestro corazón, nos debilitan espiritualmente y nos confunden en las certezas de la fe, necesitamos colocar nuestra vida ante la presencia de Dios y su Hijo Resucitado, que es quien nos ayuda a superar todas las sombras, los vacíos y las fragilidades humanas, nos renueva con su poder y nos impulsa a ser testigos del amor revelado y a asumir nuestra misión como discípulos misioneros suyos.Uno de los modos de encuentro con Jesucristo, y que la celebración Eucarística debe fortalecer en nosotros, son los pobres. El Papa Francisco, en su visita a Colombia y concretamente en su intervención en el ángelus, en Cartagena, nos anima a descubrir cómo el Señor nos enseña y nos habla a través del ejemplo de los sencillos y de los que menos cuentan: “Son los pobres, los humildes, los que contemplan la presencia de Dios, a quienes se revela el misterio del amor de Dios con mayor nitidez”. (Ángelus y visita a la casa santuario de san Pedro Claver, Cartagena, 10 de septiembre 2017).II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaHoy ha resucitado el Señor. Hoy el Señor nos explica las Escrituras y parte para nosotros el Pan en el Sacramento de la Eucaristía. Hoy nosotros como Iglesia, queremos reconocer esta presencia del Resucitado y por eso brota de nuestro corazón la misma súplica de los discípulos de Emaús en el camino: «Quédate con nosotros, Señor». Esta petición se convierte en una oración actual ya que deseamos que el Resucitado no pase de largo por nuestras vidas. Convencidos de que Él permanece en medio de nosotros, vivamos alegres esta celebración eucarística. Monición a la Liturgia de la PalabraLa Palabra de este domingo nos presenta el testimonio de quienes fueron testigos de la pasión, muerte y resurrección del Santo y del Justo, el autor de la vida, quien murió por nuestros pecados y los del mundo entero; a quien Dios resucitó de entre los muertos y quien es el Mesías, que está presente en nuestro caminar y nos invita a trabajar con amor y esperanza en la construcción de caminos de conversión y perdón, de esperanza y encuentro. Escuchemos con fe.Oración Universal o de los FielesPresidente: confiados en la presencia del Señor Resucitado y en su amor generoso, oremos a nuestro Padre, diciendo:R. Por la victoria de Cristo, salva, Señor, a tus redimidos.1.Por la Iglesia: para que la fe de la Pascua la libre de toda servidumbre y la haga más generosa en el servicio. Roguemos al Señor.2.Por los pueblos todos de la tierra: para que el triunfo de Jesús sobre la muerte apague los odios y restaure la paz. Roguemos al Señor.3.Por todos los que sufren: para que la gloria del Resucitado cure sus heridas y transforme su dolor en alegría. Roguemos al Señor.4.Por nuestros hermanos que viven en las periferias, para que, por la caridad, se sientan incluidos y atendidos, y así experimenten la cercanía de Cristo y de la Iglesia. 5.Por nosotros y por todos los cristianos: para que el gozo de esta Pascua renueve nuestra fe y nos haga testigos entusiastas del Evangelio. Roguemos al Señor.Oración conclusiva¡Oh Dios!, tu amor ha sido más fuerte que el odio y que la muerte. Escucha nuestra súplica filial y haz de nosotros hombres nuevos por la fe en tu Hijo Jesús Resucitado, que vive y reina por los siglos de los siglos.R. Amén.

Vie 8 Sep 2023

Allí estoy Yo en medio de ellos

VIGÉSIMO TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO10 de septiembre de 2023Primera lectura: Ezequiel 33,7-9Salmo: 95(94),1-2.6-7ab. 7c-9Segunda lectura: Romanos 13,8-10Evangelio: Mateo 18,15-20I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEl evangelio de Mateo está estructurado de manera catequética, así el evangelista presenta a Jesús predicando y actuando. De forma que quien lee el evangelio descubre a un Jesús maestro enseñando metódicamente cómo ejercer con poder y autoridad la vivencia de la Palabra. El pasaje del evangelio que este domingo contemplaremos nos dará las pautas para vivir la experiencia de la reconciliación en comunidad y, así, de manera profunda podamos experimentar la construcción de un itinerario permeado por el amor.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?La perícopa que se leerá en la liturgia de este domingo, hace parte del discurso en el que Jesús presenta una serie de recomendaciones y ofrece algunas enseñanzas a su comunidad, sobre la vida fraterna. La opción de la escucha al hermano es el centro del mensaje de este texto, puesto que hay unos pasos para poder llegar a conseguir que aquel que cae en el pecado, pueda tener oportunidad de seguir en la comunidad y vivir plenamente inserto en ella. Hay un paso a paso, en el relato, para llegar a esta escucha asertiva en el evangelio.El texto parte de resaltar la importancia que tiene el hermano que ha llegado a pecar. Para ello, el evangelista propone la corrección fraterna, como una manera de reflejar la misericordia del ser humano por sus hermanos. Pero, en caso de no lograr la corrección en el pecado, la mediación de otros puede contribuir a un cambio y por ende un compromiso de reconciliación personal y con frutos en la comunidad.Sin embargo, los seres humanos tienden al no reconocimiento de sus faltas, errores o pecados. Allí es donde la comunidad acude en la recuperación de ese hermano de una forma fraterna. El texto mismo nos muestra las oportunidades que el pecador tiene, para poder superar aquellas situaciones que lo dejan por fuera de vivir la profundidad del amor, como alternativa, ante las situaciones de pecado que lo alejan de una vida armónica en la comunidad.La perícopa evangélica termina con una máxima propia del camino cristiano: «porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy en medio de ellos». Esta sentencia, con la que se concluye el evangelio, es una forma de reconocer esa presencia amorosa de Dios en la vida de la comunidad. La fuerza de fe de la comunidad es una lección que está desde el principio al final de la enseñanza de este evangelio.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?Las comunidades apostólicas, fueron logrando una comprensión de la acción del Señor a su interior de manera paulatina. El tema de la reconciliación fue una de las experiencias más importantes en el aprendizaje de vivir en comunidad. Mateo presenta como la vida comunitaria es un caminar que convierte a quienes hacen parte del grupo, en seres conscientes de su labor de acompañantes en la comunidad.El texto del evangelio es un ejemplo de las acciones que, como comunidad, se pueden emprender. Jesús pone un ejemplo que hace parte de la vida de una comunidad no solo en su tiempo, sino que llega hasta los sentires y acciones de nuestras comunidades. Para conseguir el objetivo de la reconciliación en comunidad hay un paso a paso, un caminar que se centra en la persona, no en el pecado.Es así como, Jesús les propone a sus discípulos un camino de reconciliación en comunidad que se basa en tres pasos: primero acercarse a la persona, no por su pecado, sino por ser persona. Escuchar a la persona es un signo del reconocimiento de aquello que cada ser humano aloja de Dios en su ser, por ello, el perdón como expresión de la reconciliación es un indicativo del reconocimiento de Dios en cada persona. De allí que en este primer paso será importante cambiar la mirada; darle a la comunidad herramientas de aprendizaje que le inviten a quitar el prejuicio, y así darle importancia al valor absoluto de la persona.Un segundo paso en la reconciliación comunitaria enseñada por Jesús está centrado en la mediación; «Si [tu hermano] no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos» (Mt 18,16). La mediación en medio de una situación de pecado es una alusión directa al sacramento de la reconciliación. Para Jesús será importante que el pecador sea orientado en el camino de su conversión, “…el Señor nos invita a nuevas conversiones que permiten que su gracia se manifieste mejor en nuestra existencia” (Gaudate et Exultate, 17).El tercer paso de la reconciliación y el perdón esta mediado por la comunidad, la cual se convierte en la que debe acompañar el camino de la conversión. La comunidad es quien está llamada a recuperar al hermano perdido en el pecado; el texto constantemente repite que aquel que ha pecado tiene una condición de hermano. Sin embargo, hay una persistencia en el pecado por parte del pecador, por ello, es llevado a la comunidad, esta reincidencia del pecador es dolorosa para todos, pero, es allí donde la comunidad tiene la potestad de atar y desatar el pecado, partiendo, eso sí, de la actitud y compromiso de la persona que ve en el perdón un espacio de liberación.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?La comunidad de Jesús en el evangelio de Mateo es consciente del valor que hay en el aprender a vivir con los otros. Los aprendizajes en comunidad tienen la mediación del abrirnos al conocimiento del otro. “Como enseñaron los Obispos de Sudáfrica, la verdadera reconciliación se alcanza de manera proactiva, «formando una nueva sociedad basada en el servicio a los demás, más que en el deseo de dominar; una sociedad basada en compartir con otros lo que uno posee, más que en la lucha egoísta de cada uno por la mayor riqueza posible; una sociedad en la que el valor de estar juntos como seres humanos es definitivamente más importante que cualquier grupo menor, sea este la familia, la nación, la raza o la cultura». Los Obispos de Corea del Sur señalaron que una verdadera paz «sólo puede lograrse cuando luchamos por la justicia a través del diálogo, persiguiendo la reconciliación y el desarrollo mutuo»” (Laudato Si´ 229).Cuando la comunidad esta fortalecida en su fe descubre la fuerza de su plegaria; «Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.» (Mt 18, 20). El texto del evangelio finaliza con un llamado la plegaria en comunidad, la fuerza de la oración en comunidad tendrá el poder de desatar la condición pecadora de aquellos que se dejan opacar por sus pecados y su fragilidad humana._______________________Recomendaciones prácticas:•Día de Oración Compartida entre las Iglesias Hermanas de Aquisgrán y Colombia.•Este día, se recomienda concluir la celebración con la oración por la paz de San Francisco de Asís.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa En esta celebración dominical, el Señor nos regala en su Palabra un mensaje cargado del valor que tiene la reconciliación en comunidad. Dispongamos nuestros corazones a escuchar y compartir en la mesa de la Palabra y la Eucaristía la fraternidad que se teje en el encuentro de cada domingo, donde nos reconocemos como hermanos e hijos de Dios. Bienvenidos a este encuentro comunitario como signo de la acción de Dios en el amor que mostramos por nuestros seres amados. Monición a la Liturgia de la Palabra «La Palabra de Dios es viva y eficaz, más cortante que espada de doble filo, penetra hasta lo más profundo del corazón del hombre». Acojamos en esta celebración el mensaje de reconciliación presente en el itinerario de la Palabra de este domingo. Dejemos que la fuerza de la fe en comunidad sea el eje que oriente nuestra voluntad para cumplir con el deseo del Señor de perdonar y sabernos perdonados. Que la fuerza del Espíritu Santo nos acompañe en la escucha del mensaje de su Palabra en esta celebración.Oración Universal o de los Fieles Presidente: En tu corazón de padre, Dios amoroso y eterno, ponemos nuestras oraciones, como signo de la paz que procede de ti, por eso aclamemos juntos al Señor.R. Escúchanos, Padre de amor.1.Oremos por el Papa para que siga prestando su ministerio en pro de la reconciliación, y sigamos el llamado a la corrección fraterna que nos invita el evangelio, oremos al Señor.2.Oremos por las Iglesias Cristianas, para que, con acción y comprensión mutuas y una fidelidad a Cristo, superen sus divergencias y formen una sola Iglesia según el deseo de Cristo, oremos al Señor.3.Oremos por nuestras naciones para que el Señor nos muestre el camino que nos lleva a reconocernos hermanos y humanos en la misma dignidad, oremos al Señor.4.Oremos por las víctimas de todas las violencias para que, por medio de la justicia social, la rectitud de corazón podamos construir una sociedad reconciliada en el amor, oremos al Señor.5.Oremos por los trabajadores de la causa de la reconciliación, para que sean audaces y creativos en la misión que el Señor les ha encomendado, oremos al Señor.Oración conclusivaEscucha Dios de amor estas intenciones que te dirigimos,para que guiados por tu Palabra, nos reconciliemos en el amor tuyoy seamos cada vez más sensibles a las necesidades humanas.Por Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén.

Vie 21 Jul 2023

El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo

DÉCIMO SEXTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO 23 de julio de 2023 Primera lectura: Sabiduría 12,13.16-19 Salmo: 86(85),5-6.9-10.15-16a (R. 5a) Segunda lectura: Romanos 8,26-27 Evangelio: Mateo 13,24-43 Orientaciones para la Predicación Introducción San Juan nos define a Dios como amor; San Pablo, en su gran himno a la caridad nos ofrece la paciencia como una de sus características. En Dios brilla de manera refulgente esta característica de quien ama, tal como aparece en el texto del libro de la Sabiduría que hoy escuchamos, al igual que en el salmo y en el Evangelio. Su paciencia es muy grande, pero no destruye la justicia, según se afirma en la parábola de la cizaña en el campo; habrá un tiempo en que será separada del trigo y quemada. Lo anterior es un llamado a la responsabilidad, a fin de permitirle a Dios que trabaje en nuestro corazón y que su semilla produzca abundantes frutos de paciencia, comprensión, bondad, amabilidad, etc. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La Palabra de Dios de este domingo nos descubre una faceta muy hermosa y consoladora: la paciencia divina es muy grande. Y esto estimula una profunda esperanza y confianza. La debilidad que a diario experimentamos es grande, pero la bondad y misericordia divinas expresadas en su espera paciente son inmensamente mayores. No desesperemos de nosotros y de quienes amamos y deseamos su conversión. Lo anterior nos podría llevar a la pregunta: ¿Entonces Dios hace caso omiso del mal y de quién lo obra? ¿Todo terminará en una misericordia que no conoce límite y Dios se tapará la cara para no ver el mal y darle la bienaventuranza a quien obra la iniquidad? La parábola de la cizaña esclarece de manera muy nítida este interrogante: hay justicia, llegará el momento de la verdad; no será igual haber obrado la iniquidad que haberse esforzado por caminar en la verdad y el amor. Llegará un momento en el cual serán separados el trigo y la cizaña; y la suerte será distinta: el trigo será almacenado en el granero, mientras que la cizaña será atada en gavillas y quemada. Confianza y responsabilidad; estas son las dos actitudes que nos deben caracterizar como cristianos. Dios es muy bueno; su bondad inmensa se expresa en una gran paciencia; esta certeza impide la desesperanza que podría venir a nuestro corazón al experimentar nuestra profunda fragilidad: cuántos propósitos que no logramos cumplir, cuántos esfuerzos por superar un vicio o defecto y las pocas victorias que no pocas veces constatamos, cuántas tentaciones y caídas… La paciencia de Dios es la oportunidad para el cambio, para la conversión, para emprender un camino de regreso a la casa paterna y para responder con amor al gran Amor que nos ha salvado y espera a diario nuestro regreso a casa. Ahora bien, si decidimos vivir en contra del Amor, a espaldas de Dios, obstinados en el mal camino, entonces el mismo mal elegido nos destruirá, pues como dice San Pablo, el pecado paga con muerte. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Soy obra preciosa a los ojos de Dios, soy hechura suya; Él me ha pensado desde toda la eternidad y me ha amado, por esto me ha creado, me ha hecho existir. Quien ama espera el amor de su amado. Dios espera nuestra apertura y nuestra correspondencia a su bondad; siempre nos espera; paciente y repetidamente llama a la puerta de nuestro corazón; solamente desea nuestro bien y nuestra felicidad. ¿Hasta cuándo tendrá que esperarnos? Dice el Apocalipsis: “Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguien; si alguien escucha mi voz y me abre la puerta entraré en su casa y cenaré él y él conmigo” (3,19-20). No retardemos más nuestra respuesta, pues la vida es pasajera y llegará un momento en que deberemos presentarnos ante el Dios bueno y misericordioso, pero también justo y verdadero. Somos llamados a encarnar esta paciencia divina para con los demás. Nadie es insalvable. Todos podemos cambiar. No consideremos perdido definitivamente a nadie. Como el Padre misericordioso en la parábola del Hijo pródigo, esperemos la reacción y el cambio de los demás; mientras tanto, ejercitémonos en la espera paciente y en la caridad activa manifestada en un trato bondadoso y amable, en soportar animosamente todas las molestias que los demás nos puedan ocasionar y en hacerles el mayor bien posible. 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Señor, Tú que nos has amado de tantas maneras y solamente deseas nuestro bien y nuestra felicidad: haz que no retardemos más nuestra decisión de corresponderte; danos un corazón decidido y firme para luchar contra aquello que nos impide abrirte completamente nuestro corazón; que no te sigamos crucificando más; antes, por el contrario, que nuestra vida pueda ser en adelante una alabanza permanente a tu gloria y un rendido homenaje de sumisión amorosa, sabiendo que en seguirte y obedecerte está nuestro mayor bien. Señor, Tú que fuiste manso y humilde de corazón, danos la gracia de tener tus mismos sentimientos de paciencia y bondad frente a las limitaciones y defectos de los demás, esperando su conversión y superación. Todos somos frágiles y necesitados de misericordia y compasión. Ayúdanos a vivirla con los demás para que, así, podamos gozar de tu benevolencia, según nos los dices en el Evangelio: la medida que uséis la usarán con vosotros. ______________________ Recomendaciones prácticas: Jornada mundial de los abuelos y de los mayores. La lectura del contenido de la homilía y de sus partes textuales del Papa Francisco en su Misa matutina en la Capilla de la Domus Sanctae Marthae, tenida el lunes 12 de febrero de 2018. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa La Eucaristía es el encuentro con el Dios bueno, clemente y que espera con paciencia nuestra conversión. Vivamos esta fiesta con espíritu de fe y devoción, dispuestos a dejarnos moldear y plasmar por sus mismos sentimientos, para que nuestra vida sea una prolongación de su amor y misericordia. Monición a la Liturgia de la Palabra El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad para que la Palabra de Dios penetre en la tierra de nuestro corazón, lo permee de sus mismos sentimientos y sea el principio de acciones de misericordia y bondad para con los demás. Escuchemos con fe y atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Confiemos nuestras súplicas a nuestro buen Padre paciente y rico en misericordia y, llenos de confianza, digámosle: R. Padre bueno, escúchanos. 1. Por la santa Iglesia esparcida por todo el orbe de la tierra, para que la proteja de las asechanzas del maligno y la purifique en sus miembros. 2. Por todos los que sufren, para que, mirando al Dios misericordioso y paciente, encuentren la fuerza para unir sus padecimientos a los de Cristo y, así, contribuyan a la salvación de la humanidad. 3. Por los abuelos y los mayores, para que en sus familias encuentren el rostro amoroso de Cristo, que los consuela y conforta en sus sufrimientos. 4. Por todos los que se llaman cristianos, para que comprendan que Dios quiere la salvación de todas las personas y, de este modo, se esfuercen por mirar con misericordia y compasión a los más alejados y descarriados. 5.Por todos nosotros, para que tengamos un corazón paciente y misericordioso para con aquellos que viven a nuestro lado. Oración conclusiva Recibe, Padre santo, estas súplicas que te hemos dirigido y concédenos cuanto te hemos pedido con fe y humildad, por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Sáb 15 Jul 2023

Salió el sembrador a sembrar

DÉCIMO QUINTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO 16 de julio de 2023 Primera lectura: Isaías 55,10-11 Salmo: 65(64),10.11.12-13. 14 Segunda lectura: Romanos 8,18-23 Evangelio: Mateo 13 ,1-23 Orientaciones para la Predicación Introducción Comienza la parte del Evangelio de Mateo llamada “libro de las parábolas”; se leerán cinco de ellas: el sembrador, la cizaña, el tesoro escondido, la perla y la red. En ellas se esconden los “secretos del reino de los cielos”, como los diferentes grados de aceptación que tiene la Palabra de Dios según la disposición personal de cada oyente. Dios no fuerza la libertad para escucharle o no (Evangelio). Sin Embargo, la Palabra es poderosa y eficaz para producir siempre alguna forma de fruto, porque procede de Dios (primera lectura). Toda la creación ha de participar también de la gloria a la que están destinados los creyentes. Pablo muestra su visión del mundo creado que, en su estado caótico, manifiesta su ansiosa espera cósmica de alcanzar la misma meta a la que tiende el hombre: “la libertad gloriosa de los hijos de Dios” (tercera lectura). ¿Qué dice la Sagrada Escritura? “Aquel día, Jesús salió de casa y se sentó a orillas del mar” (13,1). Jesús sale de la casa en la que estaba y se va a la orilla del mar, recordamos se evoca el pasaje de la tempestad calmada (8,23). La multitud que se reúne en torno a Él es grande (13,2). Con él subido en una barca y la gente sentada a la orilla. En este bello escenario comienza la enseñanza. La parábola del sembrador (13,3b-9), la primera en contarse distingue diversos tipos de terreno en los cuales caen las semillas arrojadas por el sembrador, destacando al final un terreno que es apto para la inmensa producción de que es capaz una simple semilla. Y al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las comieron. Al caer en el camino donde no puede ser cuidada, cae de superficialmente, así son las personas que oyen la palabra, pero no llega al corazón, no se arraiga no tiene raíz y el maligno la arranca. Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron enseguida por no tener hondura de tierra; pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se secaron. La semilla que cae en un terreno rocoso donde no puede hacer raíz y con el sol inclemente se seca, es el hombre que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría, pero no admite la raíz es superficial, es incoherente en su actuar y por tanto no germina. Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron. Aunque el suelo es bastante profundo para hacer raíz se encuentra con hierba, compara con el que oye la palabra, pero las preocupaciones personales y del mundo sofocan la palabra y no da frutos. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, un ciento, otra sesenta, otra treinta. La semilla sembrada en la tierra es buena, en suelo profundo, no tiene abrojos, es la persona que abre su corazón, escucha la palabra y da diferentes frutos. El comportamiento del sembrador, que es un profesional en la materia, ciertamente parece extraño cuando deja caer algunas semillas en terreno impropio para el cultivo. Sin embargo, esto corresponde a la realidad del evangelio: antes que la calidad de la tierra, lo que vale es la calidad de la semilla. Así obraba Jesús: arrojaba su semilla en corazones sobre los cuales los fariseos ya habían dado su dictamen negativo y consideraban excluidas de la salvación. Entonces la imagen de un sembrador arrojando las semillas en los tres primeros terrenos es un retrato de la obra de Jesús quien no ha venido “a llamar a justos, sino a pecadores” (9,13). Ante todo, se proclama la bondad de Dios, quien no tiene límites para ofrecer sus bendiciones (ver 6,45), pero esto implica de parte de cada hombre el hacerse a sí mismo “buena tierra” para que la semilla de la Palabra pueda crecer. La Palabra de Dios se nos da como un don, él no cuenta con la respuesta del hombre, la semilla cae en diferentes corazones, pero a pesar de ello tendrá éxito en la mayor parte. Es un relato que nos lleva a la esperanza. 2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La razón de ser de la creación fue preparar un espacio adecuado para el hombre, creatura con la que Dios quería compartir y dialogar, porque Dios es comunidad de amor que comparte con los otros, esos otros son las personas humanas y en cada ser humano Dios comparte su espíritu como semilla de su reinado, esa semilla es su palabra, la buena noticia, que se ha hecho carne en Jesús el Cristo, para enseñarnos a vivir su proyecto de reino, compartiendo de manera justa y respetuosa nuestra casa común, con relaciones marcadas por la verdad, el respeto, la equidad y solidaridad. Ante esa palabra que Dios nos comparte en Cristo Jesús, las personas podemos tomar algunas actitudes: Apenas oírla, pero ni siquiera meditarla, simplemente dejarla pasar; otros la oyen, pero no profundizan en ella; otros la escuchan, es decir profundizan en ella, pero luego de entusiasmarse no se comprometen a aplicarla en sus vidas en su hacer y cómo hacer y por último hay algunos que la escuchan, se conmueven y se comprometen. Conviene revisarnos a diario y preguntarnos ¿a qué tipo de persona o terreno pertenezco, respecto a la acogida de la semilla de la palabra de Dios? 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La liturgia de este domingo me mueve a suplicar al Señor, que nos siga sacudiendo con la acción del espíritu santo: Sacudiendo nuestra capacidad de asombro y sensibilidad ante las situaciones que nos rodean y niegan los valores del reino. Que el Espíritu Santo, que recibimos junto al agua viva del bautismo, nos siga empapando, haciendo germinar en nosotros las semillas de la acogida al otro, de la disponibilidad para el servicio a las personas y comunidades, desde la opción de vida laboral o profesional que hayamos escogido; para que germinen en nosotros las palabras y obras que aporten verdad, justicia y solidaridad, como germina la semilla en tierra buena. _______________________ Recomendaciones prácticas: Se podría colocar en un espacio cercano al altar, la Biblia abierta, y a su alrededor, algunos testimonios de niños, jóvenes y adultos de la catequesis, los grupos juveniles y movimientos apostólicos compartiendo su experiencia de compromiso de fe e incluso algún informe pastoral de las obras parroquiales del año anterior y hacer alusión a ellos, durante la homilía. Nuestra Señora del Carmen. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos a este nuevo encuentro dominical con el Padre Celestial, con la Palabra que viene de su hijo único, con el Espíritu Santo que nos renueva su gracia sacramental y con nuestros hermanos y hermanas, con quienes compartimos la alegría de creer, la satisfacción de la lucha diaria por vivir en coherencia con nuestra fe y la esperanza por avanzar en la transformación de las realidades que niegan el reinado de Dios, por realidades que nos aproximan a ser cada día más humanos y humanitarios y por ende auténticos hijos e hijas de Dios. Participemos activamente. Monición a la Liturgia de la Palabra La palabra de Dios es Luz a nuestros pasos, escuchémosla con atención, meditemos la con devoción y apliquémosla con voluntad de fe comprometida. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Dirijamos nuestras suplicas a Dios clemente y misericordioso, por el bien de la humanidad, y digámosle con fe y esperanza: R. Padre todo bondadoso escúchanos. Por la prolongación viva de la humanidad del Señor que es la santa iglesia: Para que, desde el compromiso del Santo Padre, de todos los ministros ordenados; los consagrados en la vida religiosa y de todo su laicado; su palabra salvífica, se extienda por todo el mundo y el anuncio del Evangelio produzca frutos de justicia y paz, roguemos al Señor. Por la fecundidad de la tierra y del esfuerzo humano: para que ningún pueblo carezca de lo necesario para subsistir y se vele por el cuidado de los ecosistemas de nuestra casa común, roguemos al Señor. Por los indiferentes o que viven alejados del Evangelio: para que Dios suscite testigos valientes que les anuncien con sus vidas y les reiteren el llamando a muchos de estos hermanos al don de la fe, roguemos al Señor. Por todos nosotros: para que nuestro corazón acoja la Palabra de Dios y promueva frutos de fe, esperanza y caridad, roguemos al Señor. Por las personas que atraviesan por situaciones de desplazamiento forzado, o soledad, para que encuentren entre sus vecinos o conciudadanos, la acogida y solidaridad, roguemos al Señor. Oración conclusiva Dios Padre, cuyo poder radicar en el amor misericordioso, acoge las súplicas de tu pueblo. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.