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vaticano

Mié 7 Mayo 2025

Inicia el Cónclave 2025: Primera fumata negra en el Vaticano y espíritu de esperanza en el mundo

Con una solemne Misa Pro Eligendo Pontifice en la Basílica de San Pedro, inició este miércoles 7 de mayo el Cónclave 2025, en el que 133 cardenales —entre ellos el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia— buscarán elegir al sucesor 267 del Apóstol Pedro.La Misa Pro Eligendo Pontifice: Un llamado a la unidadLa celebración eucarística, presidida por el cardenal decano Giovanni Battista Re. El purpurado afirmó que el amor, como mandamiento central de Cristo, es el que debe guiar la elección del sucesor de Pedro, quien está llamado a ser signo de unidad, comunión y servicio desinteresado a toda la humanidad. Recordó que todo Papa sigue encarnando a Pedro y su misión, y de esa manera representa a Cristo en la tierra. Enfatizó que la elección del nuevo Papa no es una simple sucesión de personas, sino que es siempre el apóstol Pedro que regresa.El ingreso a la Capilla Sixtina: Juramento e inicio de la elecciónA las 4:00 p.m., los purpurados se trasladaron en procesión solemne hacia la Capilla Sixtina, donde —tras el cántico del Veni Creator Spiritus— prestaron juramento de secreto, conforme a lo establecido en las normas que rigen el cónclave, establecidas en la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis.En la Capilla Paulina (ubicada en el interior del Palacio Apostólico), todos los cardenales, vestidos con el traje coral (sotana roja, roquete blanco, esclavina roja y bonete rojo), salieron en procesión hacia la Capilla Sixtina. Junto a los 133 cardenales electores, estuvieron el Vicedecano, el secretario de la Congregación para los Obispos, el arzobispo de origen brasileño, monseñor Ilson de Jesús Montanari y algunos prelados de la cámara pontificia.Encabezados por la cruz, el coro, después el cardenal italiano Raniero Cantalamessa, quien predico la meditación antes de la primera votación. Al llegar a la Capilla Sixtina, los purpurados se ubicaron en una silla previamente dispuesta para cada uno. Después, el Cardenal Parolin, quien estará presidiendo el Cónclave, ha pronunciado en voz alta el juramento que garantiza el orden y el sano desarrollo del Cónclave. Cada uno de los cardenales prestó juramento tocando con sus manos el libro De los Santos Evangelios, lo han hecho por orden de antigüedad como cardenal. Para finalizar este solemne momento, el Maestro de las celebraciones litúrgicas, monseñor Diego Ravelli pronunció el famoso: “Extra Omnes” (expresión en latín que significa todos fuera). En el emblemático lugar se quedaron solo los purpurados electores.La primera fumata negra: espera en los tiempos de DiosTras cerca de dos horas de deliberación, hacia las 9 de la noche, una densa fumata negra emergió de la chimenea instalada en el techo de la Capilla Sixtina, indicando que no hubo elección en la primera votación. En la Plaza de San Pedro, unas 45.000 personas siguieron el momento con expectativa, congregadas bajo un frío nocturno y atentas a las pantallas gigantes que transmitían el histórico evento. Aunque algunos peregrinos albergaban la esperanza de una rápida elección, la fumata negra confirmó que el proceso podría extenderse varios días, como ha ocurrido en cónclaves anteriores. Lo que sigueEl cónclave continuará con cuatro votaciones diarias (dos por la mañana y dos por la tarde) hasta que uno de los candidatos alcance los dos tercios de los votos (89) requeridos para ser proclamado nuevo Pontífice. Si al tercer día no ocurre, tendrán un días sin elección para dedicarlo a la oración.

Mar 6 Mayo 2025

El ambiente en el Vaticano y el rol de la Iglesia colombiana a un día de iniciar la elección del nuevo Pontífice

En Roma, particularmente allí en la Plaza de San Pedro ya se siente el ambiente de expectativa por el inicio del cónclave 2025, fue instalada la tradicional cortina roja en el balcón de la basílica, donde muy pronto el mundo conocerá al nuevo pontífice que continuará pastoreando los caminos de la Iglesia. En la nueva entrega informativa del cubrimiento de la Conferencia Episcopal de Colombia, habla al respecto el cardenal Rubén Salazar Gómez, quien tiene ya experiencia en este proceso, pues fue uno de los electores en el cónclave de 2013 que eligió al Papa Francisco."La parte de política, en el verdadero sentido del término, para nosotros es secundaria. Nosotros sabemos que tiene una importancia en el sentido de que son como 180 países los que tienen relaciones diplomáticas con el estado de Ciudad del Vaticano. Y esto indudablemente que significa una presencia muy importante de la Iglesia como Estado del Vaticano en el mundo entero. Pero lo fundamental es que el Papa es el pastor de la Iglesia, por lo tanto, es aquel que indica el camino que debe tomar en la predicación del Evangelio en el mundo entero".Además, el Arzobispo Emérito de Bogotá, habló del aporte de los cardenales colombianos a las reflexiones de las congregaciones generales pre-cónclave realizadas en los últimos días, que han venido definiendo los rasgos del perfil que debe tener el nuevo Papa para responder a los desafíos actuales."La Iglesia colombiana tiene una gran experiencia evangelizadora a Dios gracias, y por lo tanto, nuestra contribución ha sido fundamentalmente en la manera práctica de llevar el Evangelio a los diferentes ambientes en nuestra patria, con la característica fundamental de que el Evangelio sea portador de un mensaje muy fuerte de reconciliación, de perdón, de paz. Indudablemente que esto es una contribución muy fuerte de parte de Colombia y yo pienso que enriquece muchísimo el debate general acerca de cómo tiene que ser la evangelización".En esta nueva emisión informativa, también hay detalles sobre:✔ El mensaje enviado por la Comisión Pontificia para la Protección de Menores en el contexto del cónclave. Monseñor Luis Manuel Alí Herrera, obispo colombiano y secretario de este organismo, habla al respecto.✔ Desde Roma, monseñor Juan Carlos Cárdenas, obispo de Pasto y presidente de la Comisión Episcopal de Comunicaciones, hace un llamado a los fieles sobre la importancia del manejo responsable de la información relacionada con este momento.✔ El ambiente del jubileo en medio del cónclave: el peregrinaje de la esperanza por lo que viene para la Iglesia.Véala a continuación:

Jue 28 Sep 2023

“Uno sigue siendo el ser humano pequeño, frágil, que sufre, que se equivoca”: Mons. Rueda Aparicio

Antes de viajar a Roma para ser creado cardenal de la Iglesia Católica Universal por el papa Francisco el próximo sábado 30 de septiembre, en una conversación tan sencilla como su esencia misma, monseñor Luis José Rueda Aparicio, compartió detalles de su historia de vida con el equipo de comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia, organismo que preside desde el año 2021.“La cuestión es que cuando lo eligen a uno cardenal, generalmente la figura es muy superficial. Miran desde afuera, se les olvida que los miembros de la Iglesia somos seres humanos de carne y hueso, que nacimos en una familia”, inicia afirmando el prelado.Durante la conversación, el arzobispo santandereano narró detalles que hasta hoy han sido poco conocidos públicamente. Algunos muy íntimos, otros, familiares y los demás, asociados a su camino pastoral. Todos dan cuenta de cómo ha influido su origen humilde, el ejemplo y amor de su familia, lo que ha aprendido de sus hermanos en la fe, las realidades de las tres jurisdicciones eclesiásticas que ha pastoreado y sus convicciones éticas y sociales, en quien es hoy.“A la Iglesia le debo todo”Con convicción y gratitud profunda monseñor Luis José, bautizado a los 15 días de nacido, como sus otros 11 hermanos, afirma que a la Iglesia le debe todo. Sin embargo, hace una precisión: “A la Iglesia pueblo de Dios, no a la Iglesia solamente “jerarquía”. Porque cuando se habla de la Iglesia unos piensan en los obispos, en el Papa, en los sacerdotes, y se les olvida que papá y mamá, que los hermanos laicos, que los casados, que los sobrinos, las sobrinas, son Iglesia”.El primado de Colombia cuenta, por ejemplo, que gracias a Dios, a través de uno de los sacerdotes de su tierra natal, para quien su padre trabajó en la construcción de un templo, él y su familia, lograron tener casa propia.“¿Cuál es la historia? En San Gil, hasta 1950, solamente había una parroquia. Pero en esa década ya empezó San Gil a crecer un poquito más, entonces el obispo de ese tiempo dice: “Nos toca crear otra parroquia” y un donante dice “yo”, y donó un terreno y otro donante donó otro terreno. Entonces el párroco de ese tiempo se ve en el dilema de no rechazar a los dos donantes y los dos lotes buenos para ser parroquia”, cuenta el pastor.“Optó por uno y se la jugó por otra medida”-continúa explicando-, “dijo entonces al otro donante: “Allá en el lote que nos donó, no vamos a construir el templo, pero vamos a construir siete casas. En el templo duraron más de cinco años construyendo el templo y mi papá, que trabajaba en construcción, Luis Emilio, trabajó todos los años””.Cuenta después que sorpresivamente y con una especie de “responsabilidad social eclesial”, el sacerdote terminó asignándoles con escritura cada una de esas casas a siete de los trabajadores que permanecieron siempre en la obra. “Por eso tenemos casa propia”, puntualiza monseñor. Casa que aún conservan como patrimonio familiar, que visita y en la que comparte con los suyos cada vez que su ministerio se lo permite.Sobre su infancia, hay detalles muy especiales en el relato. “Los vecinos del barrio, los que me conocen en San Gil saben que no era un ángel, que era normal, tampoco era un vago porque trabajábamos mucho, pero pero éramos normales, sin pretender santidades que no existen. Pero algo sí era muy importante: todo los domingos, misa y comunión”, comenta monseñor.Uno de los 21 nuevos cardenales que tendrá próximamente la Iglesia, el hijo de Luis Emilio y Socorro, junto a sus hermanos y como seguramente muchos otros de su época, llegaba a acuerdos con su padre para participar de la Eucaristía dominical: “Llegó la adolescencia y nosotros le negociábamos a mi papá: no vamos a la misa de diez porque nos corta la mañana, no vamos en la noche porque en la noche es mejor ir con las amigas. Entonces más bien, madrugamos a Misa y salimos de eso. Era la forma de decirle a mi papá y él decía “listo entonces, pero van a misa y comulgan. Y esa era nuestra tarea”.Ese adolescente también experimentó su vida afectiva. Vivió desde el inicio del bachillerato y durante seis años, una relación muy especial con Nancy, una joven a la que quiso mucho y con quien compartía, entre otros, su gusto por jugar ping pong durante largas horas. Además, es seguidor del fútbol (hincha del Atlético Bucaramanga, por cierto), aprendió de construcción gracias a su padre y de metalistería gracias a su colegio, derramó lágrimas durante su servicio militar obligatorio del que fue “rescatado” por su madre en La Guajira y más adelante, se vinculó al laboratorio de una cementera.“Yo pasaba de la empresa la casa por un templo donde está el cementerio de San Gil y yo entraba a rezar un ratico con mi uniforme, con mi overol y yo veía al Cristo, era un Cristo crucificado, pero con los ojos abiertos. Hasta ahora entiendo que era un Cristo agonizante, no estaba muerto, no es un Cristo con los ojos abiertos. Yo decía: pero, ¿Él está muerto o está vivo? Porque tiene los ojos abiertos. Y me impresionaba mucho y eso se me fue metiendo, hasta que un día le dije a ella: yo quiero ser sacerdote”.A monseñor Rueda le costó entender su vocación por esa “extraña” manera en que sintió el llamado a los 19 años de edad. En aquella época hasta llegó a pensar que ingresar al seminario podía ser una especie de traición a Nancy, con quien seguía compartiendo; también a su familia, pues él aportaba para el sostenimiento de su casa, ya su padre estaba enfermo, irse limitaba por completo sus posibilidades de seguirlo haciendo.Tomar la decisión de iniciar su vida sacerdotal fue una reto, pero lograr que le creyeran y poder ingresar al Seminario Conciliar San Carlos de San Gil, significó uno mayor. Aunque su padre lo había animado a dar el primer paso para empezar ese camino, advirtiéndole que debía hacerlo bien, varias pruebas se le cruzaron en él, entre ellas, lograr que algún sacerdote le diera una especie de “carta de recomendación”.“Yo quiero ser sacerdote. ¿Pero eso cómo es, señor obispo?”“Yo quiero ser sacerdote. ¿Pero eso cómo es, señor obispo? ¿Entonces él se rió, me atendió, era una persona muy seria, muy respetuoso y me dijo Usted tiene novia? Yo dije Sí, le digo que sí. Me dice váyase, no sé cómo será eso. ¿Y yo le dije no, así como tal, no? Y entonces él me dijo: Es bueno que consiga una amiga, que usted experimente su afectividad, que interactúe con ella. Salí aburrido de ese diálogo, debí haberle dicho la verdad a monseñor Víctor”, cuenta, con cierta emotividad, el hoy presidente del episcopado colombiano, al referirse a su primera conversación con monseñor Victor López Forero, el arzobispo emérito de Bucaramanga, en ese tiempo…,quien precisamente el pasado 23 de septiembre partió a la casa del Señor.Aunque finalmente consiguió esa carta con el capellán del Colegio Nacional San José de Guanentá Integrado de San Gil, uno de los cinco por los que pasó porque, coincidencialmente, los cerraban o se trasladaba. Él mismo cuenta que no fue realmente activo a nivel de vida parroquial. Aunque la Misa de los domingos y el rezo del Santo Rosario en su hogar, eran sagrados, no fue de participar activamente en comunidades ni grupos. De hecho, recuerda que en esa exploración, una de las primeras cosas que hizo fue ir a una convivencia vocacional y no le gustó.“Uno aprende a ser cura con la gente”Finalmente monseñor Luis José ingresó al seminario, disfrutó de su proceso y tras terminarlo, a los 27 años de edad, fue enviado por monseñor Leonardo Gómez Serna, a una parroquia rural en una localidad llamada Albania que en ese tiempo pertenecía a la Diócesis de Socorro y San Gil y estaba ubicada a siete horas de San Gil.“Quiero advertirle que de allí se han retirado cuatro sacerdotes por distintos motivos. Uno por el alcoholismo, otro porque se enredó con una dama, pero yo confío en usted y está listo”, le dijo monseñor Gómez Serna al Luis José Rueda de aquella época, aún inexperto, que jamás llegó si quiera a sospechar la misión que el Santo Padre le encomendaría hoy. “Y me di cuenta de una cosa que uno en el seminario aprende la teoría, pero que uno aprende a ser cura con la gente”, agregó con firmeza el cardenal electo.Hoy, 33 años después de ordenado, recuerda con cariño pero también con cierta sorpresa su camino episcopal. Tres jurisdicciones pastoreadas en regiones muy distintas, un periodo en la presidencia del episcopado que terminará en julio del 2024 junto a sus hermanos monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos y Luis Manuel Alí Herrera, vicepresidente y secretario general de la Conferencia, respectivamente. Ademas, una gran cantidad y diversidad de lugares y personas que ha podido conocer, desde los más humildes y necesitados, hasta las personalidades más destacadas de la vida social y política del país.“Yo pensé que los obispos eran de familias ricas”Aunque significó una alegría muy grande para sus coterráneos, la noticia de que el papa Benedicto XVI lo había nombrado obispo de la Diócesis de Montelíbanofue toda una sorpresa, no solo para él sino también para su familia.“El día que avisaron que iba a ser obispo yo ya sabía, pero toca guardarlo en secreto. Y uno está ahí, como con “el entre pecho y espalda”, con ese secreto. Cuando ya se supo, hubo mucha alegría en la familia y en San Gil. Solo en la tarde pude ir a comer con mi madre y le dije, Y ella dijo: “Yo pensé que los obispos eran de familias ricas”. Fue la expresión que nunca se me olvida”, narró monseñor.El prelado partió hacia esta Iglesia particular en Córdoba, región que no conocía, en la que tuvo que acompañar durante seis años a las comunidades en medio de complejos retos del contexto social por cuenta de situaciones asociadas al conflicto armado, pero a la que quiso mucho.“Yo aprendí a ser obispo con los sacerdotes”“Estando allá, cambia la ruta porque renuncia Benedicto y nombran a Francisco, y Francisco me pasó a Popayán y yo llegué a ser Arzobispo de Popayán. Eso es una cosa muy grande, pero uno sigue siendo el ser humano pequeño, el ser humano frágil, el ser humano que sufre, que se equivoca”, afirma monseñor.Al conocer y celebrar la Eucaristía en todas sus parroquias, monseñor Luis José se enamoró del Cauca, de su gente, su cultura y su geografía. Sin embargo, no había cumplido los dos años aún y es notificado en mayo de 2018, a través de monseñor Luis Mariano Montemayor, nuncio apostólico en Colombia durante esta época, que el Santo Padre lo había nombrado arzobispo de Bogotá.“¡No puede ser! ¿Suceder a monseñor Rubén Salazar Gómez? ¡Esas son palabras con mayúscula sostenida!”La capital, tan grande y diversa, recibió en junio de 2020 a monseñor Luis José, en plena época de confinamiento obligatorio por la pandemia del COVID-19. Los retos de esa época y la responsabilidad tan enorme que sentía en ese nuevo encargo eran inmensos.Su misión en Bogotá y, al tiempo, la tarea de presidir el episcopado colombiano, le han permitido al arzobispo hacer llegar un mensaje más directo a diferentes actores y sectores frente a sus preocupaciones por las realidades que vive hoy el país. Su insistencia en la defensa de la vida y en la necesidad de construir la reconciliación y la paz, desde la justicia, el amor y el respeto por los derechos humanos, han sido permanentes.“Y aprendí a conocer Bogotá y a amarla, y a darme cuenta de que Bogotá no es lo que otros piensan desde fuera. Algunos dicen Bogotá tiene dos partes el sur y el norte, falso, Bogotá tiene una multiplicidad. En el norte hay periferias existenciales, en el sur hay belleza, riquezas, hay de todo”, afirma monseñor Rueda, al tiempo que recuerda su gusto por haberse podido acercar e involucrar con la realidad de los habitantes de calle.“Como dice el Papa, yo he cometido muchos pecados, pero yo he sido misericordiado por el Señor”.Enterarse de la noticia de su designación como Cardenal el pasado 9 de julio, fue más inesperada aún. La semana previa había finalizado la asamblea plenaria del episcopado y justamente, un día antes, la Iglesia colombiana iniciaba su luto por la partida de monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, obispo de Santa Rosa de Osos.Esa noticia, que llegó para el país como un bálsamo de esperanza, pareciera aún increíble para monseñor Rueda Aparicio. “El Papa me mandó una carta muy bonita, una carta privada personal donde me anima, donde me dice: “Ahora entra al Colegio Cardenalicio” y lo que eso significa en clave de servicio, en clave de unidad con el Papa, con el sucesor de Pedro y de martirio. Y por eso debe estar dispuesto”, expresa con actitud de obediencia el arzobispo de Bogotá.Luis José Rueda Aparicio, no solo el del nuevo título que recibirá en la Santa Sede, sino el ser humano, el hijo, el hermano, el tío, el primo, el amigo, narra que mirar hacia atrás, le da la oportunidad de darse cuenta cómo su vida se la ha ido transformando el Señor. Termina su relato afirmando que más allá de las pruebas, ama a Dios, a la Iglesia y al país y está dispuesto a entregar su vida.Vea la entrevista completa aquí:

Mié 21 Jun 2023

Detalles del documento que orientará los trabajos del Sínodo sobre la Sinodalidad

Este martes, 20 de junio, el Vaticano dio a conocer el Instrumentum laboris para la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo sobre la Sinodalidad que será realizada del 4 al 29 de octubre del año en curso. El texto recoge las ideas centrales que orientarán los trabajos de este encuentro, que se enmarca en el título ‘Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión’. Los contenidos del documento son fruto de los aportes hechos por las diferentes Iglesias en el mundo durante las etapas diocesana y continental del Sínodo, adelantadas desde octubre del 2021, cuando el papa Francisco lo puso en marcha. De manera especial, dan cuenta de la experiencia de aquellas comunidades que sufren guerras, pobreza, desigualdades y diferentes tipos de abusos. Por lo que, según se ha explicado, más que producir un documento se trata de “abrir horizontes de esperanza para el cumplimiento de la misión de la Iglesia”. Estructura del documento El Instrumentum laboris consta de dos macro-secciones que aportan una visión dinámica del concepto "sinodalidad". En la sección A se destaca la experiencia de las etapas previas del proceso y el camino a seguir para llegar a ser cada vez más Iglesia sinodal; la Sección B aborda las "tres prioridades", en el centro del trabajo en octubre de 2023, vinculadas a los tres temas principales: crecer en la comunión acogiendo a todos, sin excluir a nadie; reconocer y valorar la contribución de cada bautizado con vistas a la misión; identificar estructuras y dinámicas de gobierno a través de las cuales articular la participación y la autoridad a lo largo del tiempo en una Iglesia sinodal misionera.

Sáb 31 Dic 2022

A la edad de 95 años fallece el Papa Benedicto XVI

“Con dolor les informo que el Papa emérito, Benedicto XVI, falleció hoy a las 9:34 am, en el Monasterio Mater Ecclesiae en el Vaticano. Más información seguirá tan pronto como sea posible". Así lo anunció el director de la oficina de prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni. Desde la mañana del próximo lunes 2 de enero, el cuerpo del Papa emérito estará en la basílica de San Pedro del Vaticano para el saludo de los fieles. El deterioro de las condiciones Desde hacía ya varios días el estado de salud del Papa emérito había ido empeorando debido al avance de la edad, tal y como había informado la Oficina de Prensa actualizando la evolución de la situación. El propio Papa Francisco había querido compartir públicamente la noticia sobre el empeoramiento del estado de salud de su predecesor al final de la última audiencia general del año, el pasado 28 de diciembre, cuando invitó a rezar por el Papa emérito, "muy enfermo", para que el Señor le consuele y le sostenga "en este testimonio de amor a la Iglesia hasta el final". Y en todos loscontinentes se multiplicaron inmediatamente las iniciativas de oración con mensajes de solidaridad y cercanía también desde el mundo no eclesial. Fuente: Vatican News BIOGRAFÍA El cardenal Joseph Ratzinger, Papa Benedicto XVI, nació en Marktl am Inn, diócesis de Passau (Alemania), el 16 de abril de 1927 (Sábado santo), y fue bautizado ese mismo día. Su padre, comisario de la gendarmería, provenía de una antigua familia de agricultores de la Baja Baviera, de condiciones económicas más bien modestas. Su madre era hija de artesanos de Rimsting, en el lago Chiem, y antes de casarse trabajó de cocinera en varios hoteles. Pasó su infancia y su adolescencia en Traunstein, una pequeña localidad cerca de la frontera con Austria, a treinta kilómetros de Salzburgo. En ese marco, que él mismo ha definido "mozartiano", recibió su formación cristiana, humana y cultural. El período de su juventud no fue fácil. La fe y la educación de su familia lo preparó para afrontar la dura experiencia de esos tiempos, en los que el régimen nazi mantenía un clima de fuerte hostilidad contra la Iglesia católica. El joven Joseph vio cómo los nazis golpeaban al párroco antes de la celebración de la santa misa. Precisamente en esa compleja situación, descubrió la belleza y la verdad de la fe en Cristo; para ello fue fundamental la actitud de su familia, que siempre dio un claro testimonio de bondad y esperanza, arraigada en la pertenencia consciente a la Iglesia. En los últimos meses de la segunda guerra mundial fue enrolado en los servicios auxiliares antiaéreos. De 1946 a 1951 estudió filosofía y teología en la Escuela superior de filosofía y teología de Freising y en la universidad de Munich. Recibió la ordenación sacerdotal el 29 de junio de 1951. Un año después, inició su actividad de profesor en la Escuela superior de Freising. En el año 1953 se doctoró en teología con la tesis: "Pueblo y casa de Dios en la doctrina de la Iglesia de san Agustín". Cuatro años más tarde, bajo la dirección del conocido profesor de teología fundamental Gottlieb Söhngen, obtuvo la habilitación para la enseñanza con una disertación sobre: "La teología de la historia de san Buenaventura". Tras ejercer el cargo de profesor de teología dogmática y fundamental en la Escuela superior de filosofía y teología de Freising, prosiguió su actividad de enseñanza en Bonn, de 1959 a 1963; en Münster, de 1963 a 1966; y en Tubinga, de 1966 a 1969. En este último año pasó a ser catedrático de dogmática e historia del dogma en la Universidad de Ratisbona, donde ocupó también el cargo de vicepresidente de la Universidad. De 1962 a 1965 dio una notable contribución al concilio Vaticano II como "experto"; acudió como consultor teológico del cardenal Joseph Frings, arzobispo de Colonia. Su intensa actividad científica lo llevó a desempeñar importantes cargos al servicio de la Conferencia episcopal alemana y en la Comisión teológica internacional. En 1972, juntamente con Hans Urs von Balthasar, Henri de Lubac y otros grandes teólogos, inició la revista de teología "Communio". El 25 de marzo de 1977, el Papa Pablo VI lo nombró arzobispo de Munich y Freising. El 28 de mayo sucesivo recibió la consagración episcopal. Fue el primer sacerdote diocesano, después de 80 años, que asumió el gobierno pastoral de la gran archidiócesis bávara. Escogió como lema episcopal: "Colaborador de la verdad". Él mismo explicó: "Por un lado, me parecía que esa era la relación entre mi tarea previa como profesor y mi nueva misión. A pesar de los diferentes modos, lo que estaba en juego y seguía estándolo era seguir la verdad, estar a su servicio. Y, por otro, escogí ese lema porque en el mundo de hoy el tema de la verdad se omite casi totalmente, pues parece algo demasiado grande para el hombre y, sin embargo, todo se desmorona si falta la verdad". Pablo VI lo creó cardenal, del título presbiteral de Santa María de la Consolación en Tiburtino, en el consistorio del 27 de junio de ese mismo año. En 1978 participó en el Cónclave, celebrado del 25 al 26 de agosto, que eligió a Juan Pablo I, el cual lo nombró enviado especial suyo al III Congreso mariológico internacional, celebrado en Guayaquil (Ecuador), del 16 al 24 de septiembre. En el mes de octubre de ese mismo año participó también en el Cónclave que eligió a Juan Pablo II. Actuó de relator en la V Asamblea general ordinaria del Sínodo de los obispos, celebrada en 1980, sobre el tema: "Misión de la familia cristiana en el mundo contemporáneo", y presidente delegado de la VI Asamblea general ordinaria, celebrada en 1983, sobre "La reconciliación y la penitencia en la misión de la Iglesia". Juan Pablo II lo nombró prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, y presidente de la Pontificia Comisión bíblica y de la Comisión teológica internacional el 25 de noviembre de 1981. El 15 de febrero de 1982 renunció al gobierno pastoral de la arquidiócesis de Munich y Freising. Lo elevó al orden de los obispos, asignándole la sede suburbicaria de Velletri-Segni, el 5 de abril de 1993. Fue presidente de la comisión para la preparación del Catecismo de la Iglesia católica, que, después de seis años de trabajo (1986-1992), presentó al Santo Padre el nuevo Catecismo. El Santo Padre, el 6 de noviembre de 1998, aprobó la elección del cardenal Ratzinger como vicedecano del Colegio cardenalicio, realizada por los cardenales del orden de los obispos. Y el 30 de noviembre de 2002, aprobó su elección como decano; con dicho cargo le fue asignada, además, la sede suburbicaria de Ostia. En 1999 fue enviado especial del Papa a las celebraciones con ocasión del XII centenario de la creación de la diócesis de Paderborn, Alemania, que tuvieron lugar el 3 de enero. Desde el 13 de noviembre de 2000 era Académico honorario de la Academia pontificia de ciencias. En la Curia romana, fue miembro del Consejo de la Secretaría de Estado para las Relaciones con los Estados; de las Congregaciones para las Iglesias orientales, para el culto divino y la disciplina de los sacramentos, para los obispos, para la evangelización de los pueblos, para la educación católica, para el clero y para las causas de los santos; de los Consejos pontificios para la promoción de la unidad de los cristianos y para la cultura; del Tribunal supremo de la Signatura apostólica; y de las Comisiones pontificias para América Latina, "Ecclesia Dei", para la interpretación auténtica del Código de derecho canónico y para la revisión del Código de derecho canónico oriental. Entre sus numerosas publicaciones ocupa un lugar destacado el libro: "Introducción al Cristianismo", recopilación de lecciones universitarias publicadas en 1968 sobre la profesión de fe apostólica; "Dogma y revelación" (1973), antología de ensayos, predicaciones y reflexiones, dedicadas a la pastoral. Obtuvo gran resonancia el discurso que pronunció ante la Academia católica bávara sobre el tema "¿Por qué sigo aún en la Iglesia?", en el que, con su habitual claridad, afirmó: "Sólo en la Iglesia es posible ser cristiano y no al lado de la Iglesia". La serie de sus publicaciones prosiguió abundante en el decurso de los años, constituyendo un punto de referencia para muchas personas, especialmente para los que querían profundizar en el estudio de la teología. En 1985 publicó el libro-entrevista "Informe sobre la fe" y, en 1996, "La sal de la tierra". Asimismo, con ocasión de su 70° cumpleaños, se publicó el libro: "En la escuela de la verdad", en el que varios autores ilustran diversos aspectos de su personalidad y su obra. Ha recibido numerosos doctorados "honoris causa" por el College of St. Thomas in St. Paul (Minnesota, Estados Unidos), en 1984; por la Universidad católica de Eichstätt, en 1985; por la Universidad católica de Lima, en 1986; por la Universidad católica de Lublin, en 1988; por la Universidad de Navarra (Pamplona, España), en 1998; por la Libre Universidad María Santísima Asunta (LUMSA) Roma, en 1999; por la Facultad de teología de la Universidad de Wroclaw (Polonia) en 2000. La renuncia del papa Benedicto XVI al pontificado de la Iglesia católica fue anunciada por él mismo el 11 de febrero de 2013;​ convirtiéndose así en el primer papa en renunciar en 598 años de historia.​

Lun 31 Oct 2022

Sínodo: Vaticano publica documento para la Fase Continental

El Vaticano publicó este jueves 27 de octubre el Documento para la Etapa Continental (DEC) del “camino sinodal” iniciado por el papa Francisco en 2021. El texto es el resultado de los resúmenes resultantes de la consulta del Pueblo de Dios en la primera fase del proceso sinodal y será la base del trabajo y “marco de referencia” para “el tiempo de escucha, diálogo y discernimiento de las Asambleas sinodales continentales (enero-marzo 2023)”. La presentación del documento tuvo lugar en la Oficina de Prensa de la Santa Sede y estuvo a cargo de los cardenales Mario Grech, secretario general de la Secretaría General del Sínodo; Jean-Claude Hollerich SJ, arzobispo de Luxemburgo y relator general de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos (en conexión remota); Anna Rowlands, profesora asociada de Pensamiento y Práctica Social Católica de la Universidad de Durham; el padre Giacomo Costa SJ, consultor de la Secretaría General del Sínodo y monseñor Piero Coda, secretario general de la Comisión Teológica Internacional. Entre los temas centrales del documento se destacan: la acogida de las personas LGBT, el escándalo de los abusos, los desafíos del racismo y del tribalismo, la guerra y la violencia. Desde la Secretaría General del Sínodo subrayaron que el texto que "no es conclusivo, porque el proceso está lejos de finalizar". En la introducción del documento se subraya que en la primera parte de la fase consultiva, “millones de personas de todo el mundo se implicaron en las actividades del Sínodo: algunas participando en las reuniones a nivel local, otras colaborando en la animación y coordinación de las actividades en los distintos niveles, otras ofreciendo el apoyo de sus oraciones. Los verdaderos protagonistas del Sínodo son todas estas personas que participaron […] la sinodalidad dejó de ser un concepto abstracto y adquirió el rostro de una experiencia concreta; saborearon su sabor y quieren seguir haciéndolo”. En términos de números, la participación “superó cualquier expectativa”. Se recibieron las síntesis de 112 de las 114 Conferencias Episcopales y de todas las 15 Iglesias Orientales Católicas, además de las reflexiones de 17 de los 23 dicasterios de la Curia Romana, así como las de los superiores y superioras generales, los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica, las asociaciones y movimientos de fieles laicos. Se recibieron además más de 1.000 contribuciones de particulares y grupos, así como las opiniones recogidas a través de las redes sociales gracias a las iniciativas del “Sínodo Digital”. En el documento se afirma además que ningún texto “podría condensar la profundidad de la fe, la vitalidad de la esperanza y la energía de la caridad que desbordan las aportaciones recibidas. Detrás de ella se vislumbra la fuerza y la riqueza de la experiencia llevada a cabo en las diferentes Iglesias, al ponerse en camino y abrirse a la variedad de las voces que han hablado. El sentido del proceso sinodal es el de permitir este encuentro y diálogo, cuya finalidad no es producir documentos, sino abrir horizontes de esperanza”. En este camino, el DEC encuentra su sentido. Este documento “reúne las esperanzas y preocupaciones del Pueblo de Dios disperso por toda la tierra” y ofrece a las Iglesias locales “la oportunidad de escucharse entre ellas en vista de las Asambleas Continentales de 2023, cuya tarea es elaborar un elenco de prioridades, sobre las que operará el discernimiento de la Primera Sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar del 4 al 29 de octubre de 2023”. Desde la Secretaría General del Sínodo subrayan que este documento “no es conclusivo, porque el proceso está lejos de finalizar; no es un documento del Magisterio de la Iglesia, ni el informe de una encuesta sociológica; no ofrece la formulación de indicaciones operativas, de metas y objetivos, ni la elaboración completa de una visión teológica, aunque incluye el precioso tesoro teológico contenido en el relato de una experiencia: la de haber escuchado la voz del Espíritu por parte del Pueblo de Dios, permitiendo que surja su sensus fidei. Pero también es un documento teológico en el sentido de que está orientado al servicio de la misión de la Iglesia: anunciar a Cristo muerto y resucitado para la salvación del mundo”. Fuente: Agencia AICA DESCARGAR EL DOCUMENTO AQUÍ

Sáb 3 Sep 2022

Este domingo 04 de septiembre será beatificado Juan Pablo I

Este domingo, 4 de septiembre, 3:30 a.m. hora de Colombia (10:30 am hora de Roma), el Papa Francisco presidirá en la Plaza de San Pedro, la ceremonia de beatificación de uno de sus predecesores, Juan Pablo I, quien pasó a la historia como el Papa de los 33 días de pontificado, o más conocido como el "Papa de la sonrisa". Con ello se convertirá en el quinto pontífice del siglo XX que llega a los altares, después de Pío X, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II. El Papa Juan Pablo I fue declarado Siervo de Dios por su sucesor, Juan Pablo II, el 23 de noviembre de 2003, el primer paso en el camino a la santidad. El Papa Francisco confirmó sus virtudes heroicas el 8 de noviembre de 2017 y le proclamó Venerable. Su nombre de pila, Albino Luciani nació el 17 de octubre de 1912, en Forno di Canale, hoy Canale d’Agordo, Italia. Hijo de un fabricante de vidrio, quedó huérfano de madre a los diez años de edad; el padre, Giovanni Luciani, contrajo segundas nupcias con una mujer muy devota que sería determinante en la vocación religiosa del niño. El milagro aprobado por el jerarca de la Iglesia católica, paso necesario para la beatificación, se dio el 13 de octubre de 2021, con la curación extraordinaria de una niña argentina de once años que padecía una forma grave de encefalopatía, ella según dice el Vaticano, estaba agonizando, pero que gracias a las oraciones al pontífice italiano se curó milagrosamente un 23 de julio de 2011. Conozca más detalles de la beatificación del Papa Juan Pablo I AQUÍ

Lun 29 Ago 2022

Síntesis nacional del Sínodo: 18 desafíos para el futuro de la Iglesia en Colombia

El pasado 15 de agosto se cerró la primera etapa del Sínodo de la Sinodalidad que correspondía a la consulta sinodal en las diócesis y el posterior discernimiento en las Conferencias Episcopales de cada nación. En Colombia, el proceso se ha vivido de manera entusiasta, aunque, como lo reconoce sinceramente el documento final, no haya encontrado en algunos ámbitos eclesiales toda la acogida que se esperaba.Sin embargo, en el pasado mes de mayo, las 78 jurisdicciones eclesiásticas del país y algunas instituciones eclesiales hicieron llegar los resultados de su proceso; el Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC), en el mes de junio, condensó estos documentos en 14 síntesis que fueron la base de discernimiento para la reunión de los Obispos de las Provincias Eclesiásticas, previa a la Asamblea Plenaria de julio de 2022; finalmente, en dicha Asamblea, se logró sintetizar el resultado de todas las consultas en un solo documento que es el que a continuación se presenta y que ha sido enviado tanto a la Secretaría General del Sínodo en Roma como a la Secretaría General del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño con sede en Bogotá.El documento final consta de tres partes; la primera, en una breve introducción, se hace un recuento histórico y metodológico del proceso en las jurisdicciones eclesiásticas; enseguida, se articulan los 10 núcleos temáticos de profundización con la pregunta fundamental, haciendo a la vez un reconocimiento de los momentos y experiencias sinodales que ha vivido la Iglesia en Colombia durante su historia evangelizadora; finalmente, para responder a la pregunta sobre qué pasos debemos dar para continuar nuestro “caminar juntos” al ritmo de una renovación eclesial inspirada por el Espíritu Santo, se logró llegar a la definición de 18 desafíos que deberán trabajarse en los próximos años.Los desafíos, que pueden leerse integralmente en la síntesis final adjunta, son los siguientes:Conversión permanente, integral y sincera; formación inicial al ministerio ordenado; formación permanente de laicos y sacerdotes; Incentivar métodos para cultivar la sinodalidad; renovación de la estructura parroquial; fortalecer en el laicado la participación y la corresponsabilidad; administración económica transparente y enfocada a la evangelización; privilegiar a los niños, adolescentes y jóvenes en la labor evangelizadora; afianzar la cultura del cuidado para con los menores de edad y personas vulnerables consolidando los entornos protectores en la Iglesia; afrontar la escasez vocacional y la crisis de las familias; evangelización incluyente con y hacia las minorías sexuales, religiosas, étnicas y personas vulnerables; saber comunicar y comunicarnos aprovechando las tecnologías; orientar los movimientos apostólicos; inculturación de la liturgia; incentivar enfoques sociales y culturales en la evangelización; que se atienda a los desafíos de la pastoral diversificada; cuidado de la Casa Común y, finalmente, algunas solicitudes particulares que tienen que ver, principalmente, con la revisión del celibato para los sacerdotes, la ordenación sacerdotal de mujeres, la fusión de congregaciones religiosas femeninas que tengan pocas vocaciones, la inclusión en la misión evangelizadora de los sacerdotes que han dejado de ejercer el ministerio, entre otras.La Conferencia Episcopal de Colombia ha dicho que estos 18 retos evangelizadores que trae la síntesis nacional “son un aliciente para seguirnos empeñando en el trabajo por una Iglesia renovada, que acoge las inspiraciones del Espíritu Santo y que discierne lo mejor para su futuro. De todos depende que la sinodalidad no sea recordada como una actividad que ya se realizó, sino que sea por siempre la vivencia concreta de la eclesiología de Pueblo de Dios que nos ha dejado el Concilio Vaticano II”.Descargue la síntesis nacional del Sínodo de la Sinodalidad aquí.• Síntesis del Sínodo de la Sinodalidad en ColombiaDESCARGUE AQUÍ PDF• ANEXO 1: CONSULTA SINODAL AL EPISCOPADO DE COLOMBIADESCARGUE AQUÍ PDF• ANEXO 2: CONSULTA SINODAL A LOS OBISPOS EMÉRITOSDESCARGUE AQUÍ PDF• ANEXO 3: CONSULTA SINODAL A LOS INDÍGENASDESCARGUE AQUÍ PDF• ANEXO 4: CONSULTA SINODAL A NIÑOS Y JÓVENESDESCARGUE AQUÍ PDF