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Cardenal Michael Czerny

Jue 31 Ago 2023

Para septiembre: el papa Francisco pide acoger y orar por las personas que "viven al margen"

“¿Cómo hemos podido llegar a este nivel de indiferencia?”. Esta es la pregunta que plantea el papa Francisco en el Video del Papa del mes de septiembre, en el que, a través de la Red Mundial de Oración del Papa, pide rezar “por las personas que viven al margen” de la sociedad, es decir, por quienes padecen a causa de situaciones de pobreza, dependencias, enfermedades psíquicas o minusvalías.“Una persona sin techo, que muere en la calle, nunca va a aparecer en la primera página de los buscadores de internet o de los noticieros”, constata en Santo Padre.Ante la “cultura del descarte”, “cultura de la acogida”“¿Cómo dejamos que la ‘cultura del descarte’, en la que millones de hombres y mujeres no valen nada frente a los beneficios económicos, domine nuestras vidas, nuestras ciudades, nuestro modo de vivir?”, sigue preguntándose el pontífice. Además, con tristeza reconoce: “Se nos va a endurecer el cuello de tanto mirar al otro lado para no ver esta situación".“Centrémonos en la acogida (...) En acoger a todas las personas que lo necesitan. La ‘cultura de la acogida’, de recibir, de dar techo, de dar hogar, de dar amor, de dar calidez humana”, exhorta el Santo Padre. Así mismo, pide a todos los creyentes que se movilicen con la oración “para que las personas que viven al margen de la sociedad, en condiciones de vida infrahumanas, no sean olvidadas por las instituciones y nunca sean descartadas”.Acoger es más que ayudarA propósito de este video del Santo Padre para el mes de septiembre, el Cardenal Michael Czerny, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, quien visitó Colombia en abril del presente año, afirma: “El papa Francisco conoce el poder educativo de la oración y a través de él nos invita a desarrollar una cultura de la acogida". Agrega también que "la oración saca a la luz lo que está oculto en el corazón. Por eso, los que viven en los márgenes, como invisibles, deben encontrar espacio en nuestra oración, están en el corazón de la Iglesia: un corazón de carne y no de piedra. Un corazón de piedra descarta, un corazón de carne acoge”."La piedra descartada por los constructores se ha convertido en piedra angular; este mensaje sigue siendo fuerte y creíble si aún hoy damos la palabra a los descartados, si reconocemos la dignidad indeleble de quienes han sido crucificados por una economía despiadada, el acoso o la indiferencia. Acoger es más que ayudar: es poner al otro a nuestro nivel, redescubrir a una hermana o a un hermano que habíamos perdido. En la oración nos convertimos en miembros de un solo Cuerpo”, explica el cardenal Czerny.

Vie 12 Mayo 2023

Conferencia Episcopal y Cáritas Colombiana entregan símbolo reconciliación al Cardenal Czerny en Roma

En el contexto de la 22ª Asamblea General de Cáritas Internationalis que se adelanta por estos días en Roma bajo el lema "Construir nuevos caminos de fraternidad", inspirado en la Encíclica Fratelli tutti del papa Francisco, en la mañana de este viernes 12 de mayo, el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Juan Carlos Barreto, obispo de la Diócesis de Soacha, y el padre Rafael Castillo Torres, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social/Cáritas Colombiana (SNPS/CC), entregaron al Cardenal Michael Czerny, presidente del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, una placa conmemorativa que contiene grabada la imagen del Cristo Negro de Bojayá con la oración pronunciada por el Santo Padre en su encuentro con las víctimas en la ciudad de Villavicencio durante su visita apostólica a nuestro país. Cabe recordar que el cardenal Czerny estuvo en Colombia entre el 20 y el 24 de abril, en el marco de su participación en el tercer Congreso Latinoamericano de Doctrina Social de la Iglesia organizado por el Consejo Episcopal Latinoamericano. Viaje durante el cual, junto a monseñor Barreto y al padre Rafael, se desplazó hasta el sector conocido como Altos de Cazucá para encontrarse con varios líderes sociales, religiosas, sacerdotes y representantes de instituciones públicas, quienes, con su testimonio y en medio de un diálogo fraterno, le dieron a conocer al purpurado algunas de las principales problemáticas sociales, económicas y ambientales que padecen los habitantes de esta comunidad. El Director de Cáritas Colombiana ha explicado que este gesto simbólico de reconocimiento y gratitud, entregado a quien es uno de los líderes de equipo de la Curia Romana al servicio de la misión del Papa Francisco en calidad de pastor de la Iglesia Universal, representa la unión de los esfuerzos de la Iglesia colombiana y la Nación por la reconciliación y la paz, y expresa, de manera especial, tres anhelos: 1. "La urgencia de ser una sociedad reconciliada y en paz. Hoy, más que nunca, la Iglesia es consciente de lo devastadora que sigue siendo la violencia entre nosotros. Por ello la paz es, y seguirá siendo, el bien más deseado y escaso para nuestro pueblo. La entrega de este símbolo al señor Cardenal es el reconocimiento, con toda la Iglesia, que la verdad de la experiencia de Dios pasa por las relaciones sociales y culturales que se van construyendo con todos. Solo siendo un factor determinante para la reconciliación y la paz, en la que el pueblo reconocerá a Dios en su caminar. 2. La necesidad de los colombianos para reconocer que la paz, que algunos buscan en nuestra nación, la hacen procurando un equilibrio de fuerzas y desde el miedo a ser derrotado por el adversario. La paz del Cristo Negro de Bojayá es la experiencia de los que han dejado de ser cobardes y han perdido el miedo, no para convertirse en violentos que causan terror, sino para resistir y superar las agresiones y las amenazas de los violentos. Son los artesanos de la paz y la reconciliación, hombres y mujeres, profundamente libres y sosegados, capaces de ser testigos del Evangelio de la reconciliación. 3. El deseo profundo que tiene nuestra nación de recuperar su capacidad de perdonar y de recordar de un modo diferente: sin odios ni rencores. El Cristo Negro de Bojayá, crucificado y hecho pedazos por la guerra, nos sigue diciendo, desde el altar de la cruz, que la verdadera paz no se logra cuando unos hombres vencen sobre otros, sino cuando todos tratan de vencer las incomprensiones, agresividades y mutua destructividad desencadenada durante años. La paz solo será posible entre nosotros, mediante un esfuerzo amplio y generoso de mutua comprensión, acercamiento y reconciliación". La Asamblea, convocada fundamentalmente para elegir a los integrantes de la nueva cúpula directiva que dirigirá la Confederación Cáritas durante los próximos cuatro años, fue inaugurada ayer jueves 11 de mayo con una audiencia privada de los 400 participantes con el Papa Francisco. Durante la primera jornada de hoy los participantes reflexionaron sobre "Los desafíos mundiales y el papel de Cáritas.

Mar 25 Abr 2023

Soacha recibió al cardenal Michael Czerny

Entre el 20 y el 24 de abril, Colombia recibió la visita de uno de los líderes de equipo de la Curia Romana al servicio de la misión del Papa Francisco en calidad de pastor de la Iglesia Universal. Se trata del cardenal jesuita Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, quien el pasado jueves 20 se acercó a la Diócesis de Soacha para conocer, en compañía del obispo de esta jurisdicción, monseñor Juan Carlos Barreto, algunas de las principales problemáticas humanitarias, sociales, medioambientales y económicas que afectan gravemente a las comunidades de este territorio. La primera parte de la actividad se dio con un recorrido que inició en la curia de la diócesis, pasó por un tramo del rio Bogotá y llegó hasta el Salto del Tequendama. Con este paso, se buscaba poner en contexto al cardenal, muy interesado en los temas asociados al cuidado de la casa común, al respecto de la grave situación de contaminación que padecen fuentes hídricas tan importantes para el país, como esta. Una oportunidad de encuentro y escucha en Altos de Cazucá El principal interés del cardenal Czerny durante esta visita fue escuchar a quienes viven y acompañan estas realidades de manera directa. Por ello, posteriormente, guiado por el equipo de la diócesis, del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) y de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), el cardenal Czerny se desplazó hasta un sector ubicado en la comuna 4 del municipio de Soacha, conocido como Altos de Cazucá. Allí, el purpurado estuvo presente en un espacio de encuentro con varios líderes sociales, religiosas y sacerdotes, así como con representantes de la Defensoría del Pueblo, quienes, con su testimonio, le dieron a conocer de manera concreta problemáticas asociadas a temas como: pobreza extrema, presencia de actores armados ilegales, microtráfico, minería de arrastre, ilegal, desplazamiento, migración, problemas medioambientales, ausencia o deficiencia en la atención de necesidades básicas y derechos, así como explotación laboral y sexual de su población. La presencia del Prefecto del organismo de la Santa Sede encargado del Desarrollo Humano Integral en esta zona, ha sido una oportunidad para evidenciar los sufrimientos que padecen estas comunidades, pero también y más allá de la estigmatización, los procesos de resiliencia que valientemente viven muchos de ellos, apoyados por diversos actores ahí presentes, como los eclesiales. Esto, desde la necesidad sobre la que tanto ha insistido el Papa Francisco de hacer una Iglesia cada vez más samaritana, misericordiosa y con presencia en las periferias. Esta visita se dio en el contexto de la participación del cardenal Czerny en el tercer Congreso Latinoamericano de Doctrina Social de la Iglesia organizado por el Celam. Evento en el que, durante una ponencia, el purpurado se refirió a la importancia de Aparecida para toda la Iglesia, al rostro que va tomando la sinodalidad promovida por el Santo Padre, así como a los retos y nuevos impulsos que van surgiendo para que este camino se haga realidad. Los dolores de Soacha son el reflejo de los dolores de Colombia El municipio de Soacha es el más poblado de Cundinamarca y el sexto más grande de Colombia. De acuerdo con el censo oficial del 2022, habitan allí cerca de 808.300 personas. En cuanto a Altos de Cazucá, es una de las zonas de la localidad que padece mayores condiciones de precariedad social. Allí, la infraestructura educativa es tan deficiente, como la atención en salud. Tanto el territorio, como las personas, se ven obligados a convivir diariamente con los efectos del deterioro ambiental producido por prácticas como la ganadería y la minería. Más allá de los registros oficiales, se cree que en este sector hay presencia de cerca 300 mil migrantes, principalmente provenientes de Venezuela. Al tiempo, es un territorio que recibe continuamente población desplazada de otras regiones del país que llegan allí, generalmente, porque encuentran una opción de mayor alcance económico para vivir. La mayor parte de los empleos a los que acceden sus habitantes son de carácter informal, por lo que no cuentan con suficientes garantías y, en muchas oportunidades, se ven sometidos a condiciones de explotación. Según se ha indicado en este espacio, Altos de Cazucá es una zona urbana con ciertas condiciones de asilamiento en términos de vías, acceso a servicios básicos y seguridad, pero al tiempo, de fácil penetración para grupos delincuenciales o estructuras armadas que permean pequeñas estructuras de las comunidades. Según se conoce, allí hay presencia de miembros de ELN y el Clan del Golfo, lo que también representa un grave riesgo en términos de reclutamiento de niños, niñas y adolescentes. Ante estas y otras realidades, la Diócesis de Soacha, conformada por los municipios de Soacha y Sibaté; por la localidad de Bosa y por las UPZ 65 Arborizadora y 69 Ismael Perdomo de Ciudad Bolívar en Bogotá, adelanta una importante tarea evangelizadora con fuerte enfoque social. “Lo que sucede en Soacha es un reflejo que, casi a manera de espejo, evidencia las difíciles situaciones de vida de la mayoría de los colombianos” ha dicho durante este encuentro en Altos de Cazucá monseñor Juan Carlos Barreto, quien es también el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social de CEC y que, por su misión durante nueve años como obispo de la Diócesis de Quibdó, pudo conocer de cerca muchas de estas realidades que tanto le duelen a la Iglesia. “Yo palpo a Dios aquí todos los días”, afirmó durante el encuentro la hermana Beatriz Charria Angulo, dominica de la presentación, quien está presente en Cazucá desde hace 23 años. Aunque el enfoque del acompañamiento que brinda junto a sus hermanas de comunidad y gracias al apoyo del Banco de Alimentos de la Arquidiócesis de Bogotá, está basado en ayudar a aliviar la difícil situación alimentaria que padecen muchas personas de la zona, su misión, según ha dicho, consiste en promover integralmente a la persona, no desde el asistencialismo sino desde el empoderamiento, donde buscan también que la mujer tenga un rol protagónico. Así como la hermana Beatriz, junto a los sacerdotes y agentes de pastoral de las siete parroquias por las que está compuesto el arciprestazgo número 5 de la Diócesis de Soacha, son varias las comunidades religiosas que hacen presencia en este sector, entre ellas, las hermanas de San Juan Evangelista y las religiosas de la Congregación de las Hermanas del Niño Jesús Pobre - Clara Fey. Todos los consagrados y laicos comprometidos con esta misión en Altos de Cazucá apoyan también tareas concretas con niños, jóvenes y adultos desde niveles como: la educación, la promoción de la dignidad humana, el acompañamiento espiritual y psicosocial. Los mensajes del Cardenal para el país Según lo ha indicado monseñor Juan Carlos Barreto, la presencia sencilla del cardenal Michael Czerny los ha llenado de profunda alegría y esperanza. Su mensaje ha estado basado en la hermandad universal, la paz, la reconciliación y el cuidado de la casa común que se inspira en el Evangelio de Jesús y en el magisterio del Papa Francisco a partir de encíclicas como Laudato si’ y Fratelli tutti, y también su Exhortación apostólica Evangelii gaudium, entre otros llamados del Santo Padre que han sido inspiración directa para el trabajo de la Iglesia colombiana ante estas complejas realidades.En este sentido,el prefecto ha invitado a todos dentro y fuera de la Iglesia a tener cada vez más una actitud de escucha: "Ya todos sabemos pero si escuchamos, aprendemos más", ha puntualizado. Al cierre de su visita en Colombia, el lunes 24 de abril, el cardenal Czerny estuvo en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia en Bogotá, donde durante una reunión con los directivos del Secretariado Permanente del Episcopado pudo conocer, de manera especial, el trabajo que desde áreas como el Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS), la Comisión de Conciliación Nacional (CCN) y la Delegación para las Relaciones Iglesia – Estado, adelantan actualmente en favor de la reconciliación y la paz del país, temas propios de su misión. _______ Conozca más detalles de esta importante visita en el siguiente informe audiovisual:

Vie 21 Abr 2023

La Cruz del señor Cardenal es la Cruz de la Iglesia de Soacha

Por:P. Rafael Castillo Torres -El pasado jueves 20 de abril, presididos por el señor Cardenal Michael Czerny, prefecto para del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, y monseñor Juan Carlos Barreto Barreto, obispo de la Diócesis de Soacha, visitamos el páramo de Sumapaz y el Salto del Tequendama, sitios emblemáticos y de gran valor histórico, cultural y biológico, por ser un patrimonio cultural y un referente fundamental en el desarrollo de la Nación. Fue la oportunidad para constatar el creciente deterioro ambiental que está desestabilización este ecosistema, y otros ecosistemas del municipio de Soacha, como consecuencia de su explotación irresponsable y del abuso de los recursos naturales de la casa común. Siendo conscientes de que en Soacha convergen todas las dinámicas sociales de una nación, pobre e injusta, nos dirigimos hacia uno de sus sectores, Altos de Casuca, donde, en espíritu sinodal, se habría de celebrar la cultura del encuentro a través de una escucha, paciente y sincera, con los diferentes sectores sociales y organizaciones de base que, acompañados por sacerdotes, religiosos, religiosas y misioneros, mantienen la esperanza, allí, donde la pobreza es purgatorio…Y la miseria es infierno. Escuchar con atención los testimonios privilegiados de la Defensoría del Pueblo; de líderes y lideresas sociales; de defensores de Derechos Humanos; de su obispo, sacerdotes y religiosas, así como de agentes pastorales con una presencia histórica de casi 25 años, fue la oportunidad para que el señor cardenal pudiera constatar la estigmatización de un territorio vulnerado en sus derechos y de una comunidad silenciosa y silenciada por el control territorial de actores armados ilegales que, con su presencia y cercanía del papa Francisco, lograba recuperar la palabra. Las víctimas del conflicto armado que llegaron escapando de la trampa de la muerte de esa Colombia profunda; los desplazados internos que caminaron hasta llegar a esta Iglesia samaritana de Soacha donde la acogida es la hija mayor del amor; nuestros hermanos migrantes venezolanos que no son personas extrañas, sino hermanos que no conocemos; así como los jóvenes y las mujeres que se resisten a ser cooptados y reclutados por quienes ejercen un control y dominio del territorio, sintieron la presencia de un cardenal y de un obispo, de unos sacerdotes, diáconos, religiosas y laicos comprometidos que, revestidos de temeridad, audacia e intrepidez, son el signo creíble de una Iglesia que ve y se detiene; de una Iglesia que se compadece y se acerca; de una Iglesia que se dona y acompaña y que es capaz, con muchos otros, de desencadenar acciones colaborativas que sostengan la vida. Luego de escucharlos a todos, el señor Cardenal Michael Czerny, tomó la palabra para dirigirse a los presentes y nos dijo: “Compartimos vuestro compromiso por los Derechos Humanos. Los invito a considerar que las cosas que son importantes y que ustedes quieren, son muy valiosas para los Derechos humanos. Qué bueno que ustedes puedan mantener una misma meta, un mismo sueño y unos mismos objetivos. Estamos comprometidos con el sueño de Jesús: “Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia” (Juan 10, 10). Esa vida plena y abundante incluye todo cuanto me han compartido. Lo que Jesús nos ha traído es lo que queremos para cada uno de los más pequeños. Con este mensaje quiero expresarle la cercanía del papa Francisco que siempre se pregunta; ¿Cuál es el miedo para la Iglesia? R/ es el miedo a la realidad. Porque una Iglesia temerosa de la realidad no puede acompañar. Será una Iglesia que, en vez de salir, terminará encerrada en sí misma. La Iglesia también se debe dejar acompañar por el pueblo. Estoy muy contento de estar aquí en una Iglesia que no es indiferente, que no es miedosa y que no es clerical. Agradezco cuanto están viviendo juntos. Todos los testimonios escuchados nos han mostrado que siempre estamos abiertos a las palabras de los demás. Qué bueno ser la Iglesia de la escucha, que es lo más importante para el papa Francisco”. Al final, y originada por la pregunta curiosa de una periodista ante su pectoral de madera, el señor cardenal nos dijo a todos: “la cruz de mi pectoral está hecha con los restos de madera de un barco que transportaba migrantes y que naufrago en la isla de Lampedusa. Es símbolo de la crucifixión contemporánea”. Esta reflexión y testimonio del señor Cardenal, expresada en el contexto de la Iglesia de Soacha, nos deja algunas lecciones: 1. Nuestra realidad colombiana está llena de personas que sufren. Hermanos nuestros crucificados por la desgracia, las injusticias y el olvido. No son pocos los enfermos privados de cuidado, mujeres maltratadas y abusadas; ancianos ignorados; niños y niñas violados; migrantes que llegan hasta nosotros sin papeles ni futuro. Y mucha gente hundida en el hambre y la miseria. 2. La cruz del señor Cardenal ha sido, para Altos de Casuca, un símbolo cargado de mucha esperanza. No ha sido únicamente memoria conmovedora de un Dios crucificado en Lampedusa, sino también recuerdo e identificación con todos los inocentes que están sufriendo de manera injusta en la comunidad de toda Soacha. 3. Esa cruz de palo, colgada en su pecho, nos recuerda que Dios sufre con este pueblo. Que le duele lo que la hermana nos dijo recordando las palabras del alcalde Juan Carlos: “Aquí se han muerto más personas de hambre que por la pandemia”. El crucificado es un Dios que sufre con las madres de Soacha y las acompaña en su clamor de justicia por sus hijos asesinados y llora con cada una de ellas. Tal vez no sabemos explicarnos la raíz ultima de tanto mal. Y, aunque lo supiéramos, no nos serviría de mucho. Sólo sabemos que Dios sufre con este pueblo y esto lo cambia todo. 4. El testimonio del señor Cardenal, nos invita a preguntarnos: ¿Qué sentido tiene llevar una cruz sobre nuestro pecho, si no sabemos cargar con las más pequeñas cruces de tantas personas que sufren junto a nosotros? ¿Qué significan nuestros besos al Crucificado, si no despiertan en nosotros el cariño, la acogida y el acercamiento a quienes viven crucificados? Al final, el señor Cardenal nos dijo que “la alegría, en comunidades como las de Altos de Casuca, entra por todas partes, aunque las puertas estén cerradas, porque donde hay miedo las puertas están cerradas y aquí no hay miedo, hay alegría, porque es una Iglesia de puertas abiertas y en salida, y si hay alegría…Siempre habrá esperanza”. P.Rafael Castillo Torres Director del Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS) - Cáritas Colombia