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Cartagena

Mié 10 Mayo 2017

Con la “Cátedra de Francisco”, Cartagena se prepara para la visita papal

El pasado 5 de mayo la Universidad de San Buenaventura y la arquidiócesis de Cartagena inauguraron la “Cátedra Francisco”, un evento que forma parte del camino de preparación que tiene esta Iglesia particular como acogida al Papa Francisco que visitará esta ciudad en septiembre. El arzobispo de Cartagena, Monseñor Jorge Enrique Jiménez Carvajal, afirmó que la cátedra es un espacio en la oración y la reflexión, que abre el camino de preparación a la visita pastoral del papa. “El no viene a nosotros como turista. Viene a confirmarnos en la fe. Viene a inquietarnos y a revolcar temas y situaciones difíciles que vivimos tanto en Cartagena como en toda Colombia. Su vista será una oportunidad para encontrar caminos de respuesta”, aseguró. Inspirado en la Encíclica del Papa Francisco “Laudato Sí”, la cátedra fue un espacio abierto cuyo tema central de reflexión fue “El cuidado de la Casa Común: Efectos y repercusiones en la Cartagena de Hoy”. Académicos, universitarios, empresarios, investigadores, ambientalistas y profesionales de diferentes disciplinas abrieron este espacio de diálogo y encuentro para crear una mayor conciencia frente a la problemática ambiental de la ciudad. El evento contó con la participación de el ambientalista Rafael Vergara Navarro; el defensor del paciente, Henry Vergara Sagbini; la directora ejecutiva de Fenalco, Mónica Fadul Rosas; el padre rector de la Universidad, Fray Eduardo Martin Mendoza Fernández y el vicerrector académico de la misma universidad, Julio Alandete, quienes desarrollaron, a la luz del magisterio del Papa Francisco en su carta encíclica, los desafíos que hoy interpelan a la ciudad en el campo de la salud, la política, la economía, la educación y la espiritualidad.

Mar 27 Sep 2016

"Colombia debe reencontrarse y reconstruirse": Card. Parolin

Reencuentro y reconstrucción, dos palabrasque utilizó el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede, para hacer referencia al proceso que vive nuestro país. Así lo manifestó el purpurado previo a la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias FARC-EP que se realizó en la parroquia San Pedro Claver en Cartagena este lunes. El purpurado, en representación del Papa Francisco, identificó la palabra encuentro como una de las claves para aliviar el dolor que ha causado la guerra a millones de colombianos. "Desde el encuentro Colombia debe aliviar el dolor de tantos habitantes humillados y oprimidos por la violencia. Debe detener el odio y cambiar el rumbo de la historia", afirmó. La segunda clave está enmarcada en la palabra reconstrucción, no sólo de las instituciones, sino sobre todo de la persona humana. En este marco dijo que el mejor método para hacer esta tarea es "acercarse a la persona herida, sin restricciones de tiempo hasta el punto de identificarse con ella". "La paz va más allá de ciertas estructuras o convenciones y se centra en la reconstrucción de las personas.", afirmó el representante del Papa. Cardenal Pietro Parolin recordó que al igual que San Pedro Claver, quien en su tiempo cuidó de los esclavos y mercaderes que llegaban a esta tierra "desarraigados y heridos en la dignidad", hoy millones de colombianos tienen la necesidad de ser "rescatados y amados". Invitó a construir un futuro diverso donde se puede vivir sin masacrarse y en el cual se puede poseer convicciones diversas, en el marco del respeto de las reglas democráticas y la dignidad humana. "Es preciso asumir el riesgo de convertir cada Iglesia y cada parroquia en un hospital de campo donde se puedan reencontrar quienes experimentaron las atrocidades y quienes actuaron desde la orilla de la violencia", aseguró. Manifestó que los colombianos deben ser conscientes de que se está viviendo el fin de una negociación, y que éste es el inicio de un proceso que todavía está abierto al cambio. Subrayó que este proceso requiere del respeto y aporte de todos los colombianos. Finalmente recordó que Dios es la luz para el camino y para las decisiones al calor del respeto, escucha y diálogo de forma libre, informada y a conciencia.

Jue 19 Mayo 2016

La criatura sin el Creador desaparece

Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - Ha sido común, pero hoy más público, el hecho de que muchas personas afirmen categóricamente que Dios no existe o que es asunto privado de cada persona, por lo que Dios no debe tener ninguna incidencia en la vida social de los individuos. Puede percibirse el objetivo de reducir al ámbito de la conciencia la dimensión religiosa de los seres humanos, olvidando o rechazando, lo que los filósofos afirman cuando dicen que el ser humano es por su naturaleza, es un ser religado, es decir, que tiende hacia Dios, hacia lo trascendente. Lo acaecido en Cartagena, respecto de la decisión del juez de prohibir la oración en instituciones públicas, no es un caso aislado. Son varios los espacios en que se nota una cierta aversión de las expresiones religiosas, unos interpretando inadecuadamente la Constitución, otros por sentirse “agredidos”. En el fondo, está tomando fuerza una creciente tendencia secularista, donde el ser humano, gracias a los avances que ha tenido, cree que Dios, más que un aliado, es un obstáculo para su realización. Se está dando una cierta competencia y soberbia de muchos para no reconocer que detrás de todo logro humano está la mano de Dios, quien nos da la vida y la inteligencia. El Concilio Vaticano II, proféticamente, no sólo describe realidades del momento en los años 60s y anteriores del siglo pasado, sino que predice lo que habría de venir si se sigue en esta tendencia de sacar a Dios de la vida de las personas. Entre muchas cosas dice: “Muchos de nuestros contemporáneos parecen temer que, por una excesivamente estrecha vinculación entre la actividad humana y la religión, sufra trabas la autonomía del hombre, de la sociedad o de la ciencia… Pero si autonomía de lo temporal quiere decir que la realidad creada es independiente de Dios y que los hombres pueden usarla sin referencia al Creador, no hay creyente alguno a quien se le oculte la falsedad envuelta en tales palabras. La criatura sin el Creador desaparece. Por lo demás, cuantos creen en Dios, sea cual fuere su religión, escucharon siempre la manifestación de la voz de Dios en el lenguaje de la creación. Más aún, por el olvido de Dios la propia criatura queda oscurecida” (GS, 36). No se puede negar que este texto es elocuente, no sólo por dar muestras de la importancia y necesidad de reconocer la existencia de Dios, por respetar la diversidad de las religiones con apertura ecuménica, sino también por anticipar lo que hoy estamos viviendo, como Iglesia católica y como sociedad en general. Al celebrar la solemnidad de la Santísima Trinidad, reconocemos la existencia de Dios Uno y Trino, que en su lenguaje de amor está presente en medio de todos, o como diría San Agustín, dentro de cada uno. El reto de la Iglesia en estos tiempos, es ayudar a los hombres y mujeres, a que no dejen apagar la dimensión espiritual de sus vidas, y que desde allí, descubran que “Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre” (Misericordiae Vultus, 1), que respeta nuestra libertad, pero a la vez, se hace compañero de camino. Por otra parte, si un sector de la sociedad está por el rechazo de Dios, otro sector, no menor, expresa a gritos su sed de Dios. Muestra de ello es el pulular de grupos y movimientos religiosos, muchos de ellos, enraizados en inspiraciones exotéricas y mágicas que desvirtúan el espíritu de la auténticareligión; grupos numerosos de personas que viven una religión sin fe, y otros, una fe sin compromiso. En este grupo bien se pueden ubicar muchos hermanos católicos. Fieles que bautizados en la Iglesia católica, han perdido el rumbo por falta de preparación o por una fe débil, a los cuales debemos salir al encuentro. ¡Cuánta necesidad tenemos de definir una pastoral del retorno y una más valiente pastoral misionera! Es aquí en donde, como Iglesia, tenemos que asumir el reto que nos propone el Papa Francisco en la Exhortación Evangelii gaudium. Tenemos que anunciar con alegría el Evangelio, para que las generaciones de hoy y de siempre sean conscientes de que “por el olvido de Dios la propia criatura queda oscurecida”. Dios existe, guste o no guste. +Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo auxiliar de Cali