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defensa de la vida

Mié 24 Mar 2021

25 de marzo: Jornada Nacional por la Vida

Este 25 de marzo, Solemnidad de la Encarnación del Señor, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) invita a celebrar la “Jornada Nacional por la Vida” y pide asumir el compromiso por la defensa de la vida en el día a día, ofreciendo una ayuda eficaz a los que atraviesan situaciones de vulnerabilidad. La jornada, que viene siendo impulsada por el Departamento de Promoción y Defensa de la Vida, del Secretariado Permanente del Episcopado, tendrá como eje central la misa Crismal, ceremonia que se realizará este mismo día, a las 07:00 p.m., presidida por monseñor Juan Vicente Córdoba, obispo de Fontibón y presidente de esta comisión. Será transmitida por el canal católico Cristovisión y por la página en Facebook /episcopadocol ¿Cuál es el mensaje de los obispos? En un mensaje firmado por monseñor Córdoba, presidente de la Comisión Episcopal de Promoción y Defensa de la Vida, los obispos recuerdan que, en el contexto del Año de la Familia, convocado por el Papa Francisco, la Iglesia quiere poner su mirada en la Sagrada Familia para “aprender a ser custodios y defensores de la vida”, por lo que invitan a generar iniciativas que promuevan con valentía y creatividad la cultura de la vida. “Ante la cultura de la muerte, estamos llamados a ser custodios de la vida” Un “sí a la vida", proclaman los obispos, al afirmar que la vida es un don que “Dios da a aquellos que ama como solo Dios puede amar, con un amor infinito, con un amor eterno (..) La Iglesia, que es Madre, nos invita a cuidar, custodiar y defender toda vida humana, desde su concepción hasta su término natural”, ante estas amenazas contra la vida, señalan, es importante ser custodios de la vida. Agradecimientos a los defensores de la vida Igualmente, se dirigen de manera especial y agradecida a los cuidadores, a aquellas personas que por su carisma se dan a la tarea de promover la cultura de la vida, desde el mismo momento de la concepción hasta la muerte natural. A ellos les animan a enfrentar con valentía y creatividad el cuidado y custodia en defensa de la vida humana. "Gracias a los que acompañan a las mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad. Gracias a los legisladores y autoridades que, conscientes de este derecho primario y fundamental a la vida, trabajan para que el mismo sea efectivo en la sociedad. Gracias a los que cuidan con tanto cariño y generosidad a los mayores y a los enfermos terminales, evitando así que sientan que son una molestia y que se planteen la eutanasia como una salida (...) Agradecemos también a todas las personas e instituciones que defienden y promueven la vida en todas sus dimensiones en nuestro planeta, la casa común al servicio de todos sin discriminaciones, asumiendo el apostolado de una ecología integral en favor de toda la humanidad", resalta el mensaje. Finalmente, piden la intercesión de la Sagrada Familia de Nazaret “para que nos hagan apóstoles del Evangelio de la Vida”. La exhortación apostólica postsinodal del Papa Francisco ‘Amoris laetitia’ En este año ‘Familia Amoris Laetitia’, recordamos un pequeño extracto de la Exhortación Apostólica donde el Santo Padre Francisco expresa cómo la familia colabora en la acción creadora de Dios mismo: “La familia es el ámbito no solo de la generación sino de la acogida de la vida que llega como regalo de Dios. Cada nueva vida «nos permite descubrir la dimensión más gratuita del amor, que jamás deja de sorprendernos. Es la belleza de ser amados antes: los hijos son amados antes de que lleguen». (…) El don de un nuevo hijo, que el Señor confía a papá y mamá, comienza con la acogida, prosigue con la custodia a lo largo de la vida terrena y tiene como destino final el gozo de la vida eterna (…)”. (AL166). Colaboremos con Dios mismo y seamos, pues, custodios de la vida. [icon class='fa fa-download fa-2x'] DESCARGAR COMUNICADO [/icon] Con el ánimo de ayudar a vivir esta celebración, ofrecemos un subsidio elaborado por la Delegación Episcopal de Pastoral Familiar de la Diócesis de Sonsón Rionegro – Antioquia. [icon class='fa fa-download fa-2x'] DESCARGAR SUBSIDIO[/icon]

Jue 3 Dic 2020

Iglesia participa en foro que busca reconocer a los no nacidos como personas

El pasado 30 de noviembre se llevó a cabo un foro en el Senado de la República para defender el Proyecto de Ley que busca que los no nacidos sean personas en Colombia, este espacio se da tras la discusión en primer debate del Proyecto de Ley No. 140 de 2020 por medio de la cual se modifican los artículos 90 y 93 de la Ley 84 de 1873, del Código Civil. Fue un foro público donde participaron más de 60 personas, entre académicos, médicos, Iglesia y en general la ciudadanía, donde expresaron su punto de vista al respecto de este tema. Por la Iglesia católica intervino monseñor Juan Vicente Córdoba Villota, presidente de la Comisión de Promoción y Defensa de la Vida del Episcopado colombiano, quien aseguró que el “aborto es un mal, es un antivalor” y dijo además, que es responsabilidad del Estado no solo impedir el aborto, sino brindar las condiciones que garanticen el derecho a la vida desde su fecundación. “La responsabilidad del Estado no consiste sólo en impedir el aborto o en evitar legislaciones abortivas. Mediante sus estructuras legislativas y sociales, él debe garantizar la creación y promoción de las condiciones de la viabilidad de la vida con dimensiones verdaderamente humanas que garanticen el derecho a la vida desde la fecundación, pues ya es un ser humano”. Afirmó que la procreación en una pareja, es un acto biológico y espiritual, siendo Dios quien da el ser y la vida como un don y tarea, por tanto, agregó “el ser humano es responsable, autónomo y feliz, si respeta su vida y la de los demás, como valor en sí mismo (…) esto es lo que hace que la vida de la persona, sea diferente, original y diversa, a la de las demás creaturas vivientes”. El prelado aseguró que los hijos son “un regalo de Dios”, los seres humanos procrean y participan en la aparición de una nueva vida, por tanto observó que el embrión es una vida humana, “nunca de animal, ni amorfo o incompleto”, a lo que pidió que sea respetado y protegido en toda su plenitud humana “con mayor razón por ser el más pequeño e indefenso de los seres humanos”. Finalmente, enumeró algunos aspectos donde se evidencian el por qué el ser humano, desde un sentido cristiano, ha de ser custodio de su propia vida y la de los demás. -El primer derecho de una persona humana es el derecho a vivir, por eso debe ser protegido más que a ningún otro. - Bajo ningún pretexto, puede utilizarse el aborto, ni por parte de la familia, ni por parte de la autoridad pública, como medio legítimo para regular los nacimientos (Cfr. Concilio Vaticano II). - “Cualquiera que sea la ley civil, debe quedar bien claro que el hombre no puede jamás obedecer a una ley inmoral en sí misma; tal es el caso de la ley que admitiera el principio de la licitud del aborto” (AP 22). - “La vocación del médico, que no es la de suprimir la vida, sino la de conservarla y favorecerla al máximo” (AP 26). Cabe recordar que el Proyecto de Ley No. 140 de 2020 tiene por objeto a través de las modificaciones propuestas a los textos previstos en los artículos 90 y 93 del Código Civil Colombiano, que la Ley reconozca que la existencia legal de una persona principia desde la concepción y que es desde este momento en donde el derecho a la vida debe ser respetado, garantizado y protegido de forma incondicional en todas las etapas de desarrollo en que se encuentre. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar intervención de Mons. Juan Vicente Córdoba[/icon]

Lun 9 Nov 2020

“Eutanasia, crimen contra la vida humana y la Ley Divina”

Así lo afirmó monseñor Juan Vicente Córdoba Villota, presidente de la Comisión de Promoción y Defensa de la Vida del Episcopado colombiano, quien este 06 de noviembre intervino en la audiencia pública plenaria de la Cámara de Representantes, donde se debatió sobre el proyecto de ley 063 de 2020 que tiene como fin “establecer disposiciones generales para el acceso al derecho a morir dignamente bajo la modalidad de la eutanasia”. Monseñor Córdoba Villota, durante su intervención, recordó que la vida humana es sagrada y nadie tiene derecho a quitarla.“Se acude a la eutanasia cuando se ha perdido el valor de la vida humana, cuando se cree que esa vida ya no vale y hay que deshacerse de ella, pues esto causa dolor. Aquí se da lo que el Papa Francisco llama la cultura del descarte, que responde a una visión utilitarista de la vida y del ser humano”, afirmó. También asintió que la muerte no es la solución al sufrimiento, antes bien, es un mayor dolor para la familia de quien aplica la eutanasia, por causa de la muerte de la persona. “El sufrimiento no termina con huir de él. Eso sería evasión y negación. Al huir de él se aumenta el sufrimiento de alguna manera. El sufrimiento solo es sanador desde el amor. Una madre se sacrifica y sufre no por masoquismo, sino por amor a sus hijos y eso tiene sentido”. Explicó que las palabras “enfermedad”, “dolor” y “muerte”, no encuentran un sentido humano cuando éstas se rigen por criterios de una calidad de vida determinada por un bienestar subjetivo, refiriéndose a lo material y utilitario. También acertó en decir que es errado concebir la libertad como la capacidad de realizar los propios deseos, sin hacer referencia al bien objetivo sino solo al subjetivo,“lo cual es errado, porque esa concepción nos llevaría a exaltar el suicidio como si fuera un acto humano responsable y hasta heroico, sin referirme aquí al suicidio cuando es movido por una patología. La legitimación de la eutanasia es afirmar un acto individualista de la elección del individuo sobre lo suyo, sobre su propia vida carente ya de calidad”. Finalmente, en siete puntos, explicó porque el practicar la eutanasia en una persona es un hecho de gravedad. • Jamás es lícito quitarle la vida a un paciente, ni siquiera para no verle sufrir o no hacerlo sufrir, aunque él lo pidiera expresamente. • No es lícita la acción que por su naturaleza provoca directa o intencionalmente la muerte del paciente. • No existe la obligación de someter al paciente terminal a nuevas operaciones quirúrgicas o a procedimientos terapéuticos cuando no se tiene la fundada esperanza de hacerle más llevadera su vida. • Es lícito dejar de aplicar tratamientos desproporcionados a un paciente en coma irreversible cuando haya perdido toda actividad cerebral. Pero no lo es cuando el cerebro del paciente conserva ciertas funciones vitales, si esa omisión provocase la muerte inmediata. • Las personas minusválidas o con malformaciones tienen los mismos derechos que las demás personas, sean pre o post natal. Consulte [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]el texto completo de la intervención de monseñor Juan Vicente Córdoba Villota

Mar 23 Abr 2019

Iglesia en Colombia llama la atención sobre atentados contra la vida

En un comunicado titulado ¡Amemos y custodiemos la vida!, la Conferencia Episcopal de Colombia, en sintonía con la enseñanza de la Iglesia, hace un llamado a “proclamar el valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su término natural y afirma el derecho de cada ser humano a que se le respete totalmente este bien primario”. En la misiva se denuncian los “atentados contra la vida” y se rechaza todas las situaciones “que la ponen en peligro: el aborto, la eutanasia, los asesinatos, los suicidios, la violencia, la destrucción del medio ambiente, la crisis del sistema de salud, la drogadicción y la correspondiente “narco-degradación” en nuestro país, la pobreza extrema; en fin, todo aquello que destruye la dignidad del ser humano”. Ante esta realidad, los obispos católicos del país animan a “promover acciones en defensa de la vida, a profundizar en la enseñanza de la Iglesia y a discernir el compromiso comunitario de frente a situaciones y legislaciones que desconocen el derecho a la vida o atentan contra ella”. Una oportunidad para manifestar este compromiso, precisan, es la XIII Marcha por la Vida, promovida por la Plataforma Ciudadana Unidos por la Vida, que se realizará el sábado 4 de mayo en diversas ciudades del país. En Bogotá, bajo el lema: “Elijo las dos vidas”, iniciará a las 10 de la mañana desde el Parque Nacional hasta la Plaza de Bolívar. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Mar 5 Feb 2019

Manipulación genética de humanos es “absolutamente grave”, dice Monseñor Córdoba

Durante un encuentro con la prensa en el segundo día de la CVII Asamblea Plenaria del episcopado colombiano, monseñor Juan Vicente Córdoba Villota, Obispo de Fontibón y presidente de la Comisión Episcopal de Promoción y Defensa de la Vida, criticó duramente la manipulación genética del ADN humano. En referencia al trabajo de un investigador chino que hace poco anunció al mundo que había creado dos seres humanos con un ADN manipulado, el presidente de la Comisión Episcopal de Promoción y Defensa de la Vida, condenó este hecho. “Interviene en la libertad del hombre; el hombre se vuelve un manipulador sin medir sus causas y sus consecuencias”, explicó el obispo. Destacó, además que los cambios genéticos en las personas fueron prohibidos por todas las asociaciones y todos los comités de bioética mundiales, locales, universitarios y de educación de los diferentes países del mundo. Sin embargo, subrayó que ya no se trata únicamente de una advertencia. ““Ya que los hechos están, tenemos que responder con acciones contundentes, claridades”, dijo el obispo de Fontibón, quien calificó el tema como “absolutamente grave”.

Vie 26 Oct 2018

Digamos NO AL ABORTO

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - En estos días se nos presenta nuevamente el tema de la despenalización del aborto en Colombia, tema que suscita en todos los miembros de nuestra comunidad una gran sensibilidad y necesita también una palabra clara y precisa para orientar a los hombres y mujeres que viven la fe. Tenemos presente también que estos hechos suscitan un gran drama entre quienes tienen que enfrentarlo, poniéndonos de frente al gran tema del valor de la vida humana. En el designo amoroso de Dios, en las normas y modelo de vida que nos ha regalado, resuena claramente en la Palabra de Dios el precepto: “No matarás” en el libro del Éxodo (Ex 20, 13) y que Jesucristo en el Sermón de la montaña nos recuerda claramente (Mateo 5, 21). La vida humana es sagrada. Ella pertenece solamente a Dios, está en sus manos y en su plan, desde el momento mismo de la concepción hasta el término final de la misma. Ningún hombre o mujer puede atribuirse el derecho a matar o “interrumpir la vida humana”, se puede intentar disfrazar con otras palabras este hecho, pero siempre será el asesinato de una vida inocente, un acto realizado por un sicario. Como recientemente nos enseñó el Papa Francisco). En la cultura occidental, en el espacio jurídico y en el diario vivir de nuestro contexto social, toman cada vez más fuerza los “Derechos humanos”, algo justo y necesario, que lleva a fortalecer las condiciones de vida, los derechos y obligaciones de todos en el marco que pretende dar a cada uno lo que le corresponde. Muchos se han empeñado en este frente -de los derechos humanos-, pero con figuras de lenguaje y palabras, a veces ambiguas, se quiere destruir uno de los derechos fundamentales de la persona humana, el derecho a la vida, un derecho inalienable, que pertenece concretamente pertenece a un embrión o a un feto no nacido, o a un niño que ya es viable para una vida autónoma. Esta creatura es una persona humana, sujeto de deberes y derechos por parte de la sociedad. ¿Es justo matar un niño a pocos días de su nacimiento? ¿Es licito matar una vida inocente en los días que su nacimiento es ya viable, en los parámetros de la capacidad técnica de la medicina para mantener la vida? En una forma equivocada se van abriendo espacios para nuevos “derechos” (derecho al aborto, a nuevas formas de unión de parejas del mismo sexo, a la eutanasia, al uso de drogas) pero que no corresponden a la moral ni a la ética humana, leída en sus verdaderos fundamentos antropológicos. Podemos decir que descansan estas reflexiones sobre una antropología equivocada. El derecho a la vida humana es un derecho natural e inalienable, que también es tutelado por la Constitución de la República de Colombia (“El derecho a la vida es inviolable”, Articulo 11). No puede existir una forma de manipulación del lenguaje, que lleve a presentar el aborto, con otras palabras o con otra modalidad de expresión que lo descargue de su peso moral. El aborto es la conculcación de un derecho a la vida, es la muerte de un ser humano que tiene derecho a nacer y a recibir lo necesario para ser autónomo y cumplir el plan de Dios para el hombre. La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde su inicio, es decir desde la concepción misma (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2270). A una creatura indefensa, a un hombre en potencia, tiene que respetarse su derecho a la vida, debe protegerse y debe garantizarse. Si se invoca el respeto a los derechos humanos, debería respetarse el primero y fundamental entre todos: el derecho a la vida, el derecho a nacer. El aborto es un hecho contrario a la moral católica y a la ética, es claro que matar una vida humana está íntimamente ligado a la acción que consideramos “mala”. Este llamado se repite para la vida humana en todos los contextos y en el tiempo de su existencia. Nuestros Legisladores deben reflexionar y pensar que su tarea legislativa, tiene que defender, cuidar, garantizar la vida de todos los hombres y mujeres, también ciudadanos, incluso los no nacidos. El hombre, en su ser mismo, desde la concepción tiene que ser defendido en su integridad. De frente a la dramática realidad el aborto, se nos presentan el derecho fundamental a la vida, contrapuesto a otro presunto “derecho” a decidir el aborto, como si la vida del niño fuera propiedad de la madre (un derecho individual de la madre). En la reflexión sobre el aborto en Colombia debemos tener claro que cuanto se ha aprobado en su momento por la Corte Constitucional, la despenalización del aborto, con la sentencia C-355/2006, puede ser considerada como una ley injusta desde la moral católica. Respetuosamente, con las autoridades civiles legislativas, debemos señalar que esta decisión establece la apertura a este grave atentado a la vida humana, el aborto, sin pasar por la decisión del legislador y al ratificar su decisión se está fortaleciendo una decisión que va contra la vida humana. El uso de la expresión “interrupción del embarazo” quiere descargar de su peso moral la acción de matar a un niño que ha sido concebido (y que está condicionado por la situación de violencia-violación, posee deformidades o padece enfermedades, disturba la concepción sicológica de la madre). San Juan Pablo II, el gran apóstol de la familia y de la vida, define el aborto como el matar la vida humana –de forma deliberada y directa- en la fase inicial de su existencia, entre la concepción y el momento del nacimiento natural (San Juan Pablo II, Encíclica Evangelium Vitae, n. 58). Como ciudadanos, pero como cristianos, disentimos del pretendido “derecho al aborto” que va apareciendo en las reflexiones y sentencias judiciales. Recordemos a los lectores que este tipo de aproximación jurídica viene desde la famosa sentencia de la Corte Suprema de los Estados Unidos de América (Sentencia Roe vs. Wade: Sentencia 410 US 113 / 1973). Esta decisión abrió la puerta al aborto en forma legan en USA. En esta ella se pretende defender el “derecho de la mujer al aborto” y el derecho a la privacidad en la persona que toma esta decisión. Este tipo de concepción jurídica va entrando y permeando también nuestra jurisprudencia en detrimento del valor de la vida humana. No podemos de ninguna manera defender el aborto como un derecho, más bien es el ataque y la destrucción de la vida humana. En la teología católica, no podemos hacer prevalecer el aparente “derecho personal” de la mujer sobre el derecho real y fundamental a la vida de la vida humana que tiene el derecho a nacer (derecho inviolable del “nasciturus”). El niño en el vientre de su madre no es una “cosa”, algo que puede ser desechado sin ninguna consecuencia ética o valor moral. Todos tenemos que defender la vida humana, potenciar sus derechos, fortalecer las acciones que ayuden el nacimiento de los niños y, también las acciones que ayuden a las madres -en necesidad o en condiciones de pobreza o enfermedad- para llevar a término el nacimiento de los niños. Estas interpretaciones jurídicas que van contra la persona humana, contra el derecho fundamental a la vida, abren necesariamente la puerta a una reflexión sobre el derecho que poseen las personas que viven la vocación a las tareas sanitarias (médicos, enfermeras, personal administrativo y de servicios), así como las Instituciones a invocar el derecho a la objeción de conciencia para realizar el aborto. Es necesario que encontremos el camino para la defensa de la vida humana, para procurar su respeto y su fortalecimiento en nuestra comunidad. Ello nos hace mirar con fe y responsabilidad el futuro. Del respeto de la vida humana, en todo momento de su existencia, surge el fortalecimiento de nuestra comunidad y entorno social. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Mié 7 Mar 2018

El valor superior de la vida humana

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - Muchas de las noticias que recibimos, en distintos frentes, tanto nacionales como internacionales, nos hacen pensar en el valor de la vida humana. Se propone nuevamente el tema de la llamada “Eutanasia”, la decisión de morir, asumida voluntariamente. En muchas circunstancias y hechos de vida, vemos cómo el hombre toma en sus manos la vida humana y la destruye, decide sobre su término. Es necesario que volvamos muchas veces sobre el valor absoluto de la vida humana, de ese don precioso que el hombre tiene que cuidar y defender siempre en sus hechos y acciones. No puede decidir él, libremente sobre la opción por la muerte. Tal es el caso de las decisiones que en estos días tocan la aplicación de la eutanasia a niños y jóvenes. El tema de la vida es un tema superior, un argumento en el cual todos deberíamos volcar nuestra atención y hacer las necesarias reflexiones éticas y morales. La ética, y la actitud moral del hombre, deben volcarse siempre en la defensa de estas verdades y realidades que tocan el ser mismo del hombre. No es una decisión banal, simple. Debe respetarse la voluntad de Dios. La ética y también para los que somos creyentes, la moral, tiene que aplicarse a los nuevos campos en los cuales se toca la vida humana. La ética de la vida humana, la bioética, está relacionada con los distintos momentos de la vida del hombre, su concepción, el respeto del ordenamiento biológico y genético de la persona, su generación, el desarrollo, el cuidado en condiciones óptimas de vida y también en la enfermedad, el término natural de la vida del hombre. Muchos estudiosos entienden también esta lectura y análisis a las condiciones síquicas y al entorno en el cual el hombre tiene su espacio biológico natural. Los desarrollos sociales, biológicos, médicos de nuestra sociedad van poniendo retos y argumentos que tienen que ser analizados y, sobre todo, custodiados desde principios éticos que son inalienables y que no dependen de la propia concepción o del propio capricho. Todos los hombres y mujeres tenemos que defender la vida, procurar que sus espacios naturales y de respeto de ella, sean fortalecidos en nuestras legislaciones pero especialmente en nuestras vidas y hechos diarios. Muchos reducen la vida y su defensa a interpretaciones meramente legales o de defensa de principios libertarios (en los cuales se resalta el parecer individual, rechazando la ley, el ordenamiento al bien común y los principios morales de los valores espirituales y religiosos). Es común escuchar como aquellos que defienden la vida, su valor absoluto, son tachados de “integralistas” o “fundamentalistas” e incluso acusados de ser “confesionales” en sus juicios y propuestas. La vida humana es sagrada y no puede el hombre apropiarse el destino de ella, en su concepción, nacimiento, desarrollo o fin. Tampoco el hombre puede, como individuo o como sociedad manipular, cambiar, inferir, sobre la vida y sus condiciones. Podría ser para muchos de ustedes un tema complejo, tal vez pensarían que se limita a especialistas o a personas en capacidades técnicas. Para muchos la ética y la moral, pueden ser reducidos a juicios simples: “hacer el bien y evitar el mal”, pero no es así, estos temas que tocan la vida en todas sus dimensiones son bien importantes, nos tocan muchos momentos y circunstancias y por ello, tenemos que estar preparados y conocer muy bien sus implicaciones. Estos argumentos y temas nos tocan a todos, sin excepción alguna y por ello, tenemos que poder dar razón de la vida y de su realidad como “valor superior”. La vida de un niño no nacido, de quien está en el vientre de su madre, no puede depender de la voluntad o decisión de su madre, de la decisión de un médico o de quien no desea el nacimiento de esta vida humana. Podrían tomarse otros ejemplos y otras circunstancias, como la enfermedad de un anciano o las terapias medicinales tan en boga en este momento. Tal es el caso de la situación que ahora se presenta, la decisión de la muerte tomada por un niño o joven, que no tiene la capacidad –humanamente hablando- de tomar esa decisión acerca del fin de su vida. Nunca la decisión de un hombre o mujer, puede llevarnos a escoger la muerte, llámese eutanasia o suicidio asistido. Existen momentos en los cuales es necesario reflexionar y defender y, especialmente, fundamentar estos valores y principios que nos tocan profundamente. Es necesario fortalecer algunos momentos en la defensa y cuidado de la vida humana. El primer momento es el fortalecimiento del actuar moral, buscando siempre en cada uno de estos actos esté el defender ese principio fundamental, fortaleciendo la conciencia con una profunda reflexión moral. La segunda es la defensa de este valor, entrando en el análisis y comprensión de las verdades morales en las cuales está fundamentado este valor. La tercera, en el restablecimiento de normas justas, de normas que correspondan verdaderamente a la defensa del valor de la vida. Por último el fortalecimiento de las conciencias, porque en ello está en definitiva la defensa de la vida humana, que se manifiesta en los actos justos, en las acciones que defienden al hombre. Nuestros gobernantes tienen que defender estos principios, estos valores, esta dimensión superior del hombre. Las normas, las leyes, tienen siempre que tener y fortalecer valores superiores que busquen fortalecer el universo de los valores biológicos, espirituales, afectivos y sociales. Si delante de nuestros ojos alguien está siendo atacado, ¿no lo defenderíamos? Si un niño no nacido, débil, indefenso es atacado ¿no tendríamos que defenderlo? Si a un anciano se le arrebata un bien precioso, ¿No lo defenderíamos cuando se le quita la vida? Si en nuestra patria hombres y mujeres sufren la violencia, ¿no tendríamos que defenderlos en todo momento y circunstancia? Reflexionemos siempre en la búsqueda de valores superiores, siempre desde nuestra perspectiva de fe en Jesucristo, único y verdadero Salvador del mundo, verdadero hombre y verdadero Dios. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de Cúcuta

Jue 7 Ene 2016

Formación e incidencia puntos altos en defensa de la vida

El 2015 ha sido un año en el que se ha trabajado intensamente por la defensa de la vida y ha sido muy positivo, así lo ha dicho la directora del departamento de Promoción y Defensa de la Vida, doctora Danelia Cardona Lozada. "El balance para el 2015 ha sido muy positivo. Se han logrado varias metas y otras se han sobrepasado. Dios ha sido Misericordioso y generoso con la Vida", manifestó Cardona Lozada en una entrevista vía WhatsApp. Un aspecto que fuertemente ha destacado, la psiquiatra y activista provida, es los procesos de formación e incidencia que se han realizado. Citó las visitas a las diócesis para la formación permanente del clero como parte de la promoción humana y el fortalecimiento de la antropología cristiana en la formación humana de nuestros sacerdotes; el fortalecimiento de los laicos a través de la Campaña de 40 días por la Vida, organizado y gestado por ellos; y el Congreso Internacional de Estrategia: hacia una cultura por la Vida y la Familia Para el 2016 la expectativa es continuar creciendo y seguir trabajando en comunión con los departamentos que forman el Centro Pastoral de la Evangelización de lo Social. "Hemos podido trabajar con la mayoría de los otros departamentos y esperamos seguir haciéndolo el 2016 para articular cada vez más la importante labor que implica la promoción y defensa de la vida. Finalmente destacó que una de las grandes actividades del nuevo año será la campaña "Año Fecundar Vida, Porque Todos Somos Hijos", que se realizará el 4 de abril.