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evangelio del domingo

Jue 12 Mayo 2022

Les doy un mandamiento nuevo: que se amen unos a otros

QUINTO DOMINGO DE PASCUA Mayo 15 de 2022 Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 14, 21b-27 Salmo: 145(144), 8-9.10.11-12.13ab (R. cf. 1b) Segunda lectura: Apocalipsis 21, 1-5a Evangelio: Juan 13, 31-33a.34-35 I. Orientaciones para la Predicación Introducción • Cercana la hora de dar la vida por sus amigos, el Señor les entrega el mandamiento nuevo del amor. Los discípulos están llamados a acoger este mandato descubriendo la novedad de amar según Dios: se trata de amar como Cristo, amar desde Cristo, amar en Cristo. • Gracias a la misión evangelizadora de la Iglesia, se sigue abriendo para toda la humanidad la puerta de la fe. Es el mismo Dios quien abre esta puerta en el corazón de cada persona y esto nos alienta para perseverar en el anuncio de la Resurrección de Cristo. • También nos anima la esperanza del cielo nuevo y la tierra nueva. El amor de Dios se encargará de hacer nuevas todas las cosas y, para esto, desde ya debemos dejar que el Señor haga morada nuestras vidas. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En el contexto de la misión de Pablo y Bernabé que se relata desde Hch 13,1, la liturgia nos presenta la conclusión de este viaje con el retorno a Antioquía, desde donde habían partido. Se percibe en los apóstoles el gozo y la gratitud por las comunidades evangelizadas pues son animadas para afrontar las pruebas, son guiadas por los presbíteros y el Señor les ha abierto la puerta de la fe a los gentiles. Pablo y Bernabé narran lo vivido, comprendiendo que Dios ha hecho la obra junto con ellos. En la segunda lectura nos encontramos ante uno de los pasajes más significativos del Apocalipsis. Allí se puede notar el empeño del autor en hacer sentir la Nueva Creación con todas sus implicaciones y consecuencias. Se presenta la Nueva Jerusalén (que representa a la Iglesia) engalanada como novia para el gran desposorio escatológico con su Dios, la nueva y definitiva alianza. La voz que proviene del trono expresa una decisión irrevocable de Dios: habitar con la humanidad. Enseguida de la escena del lavatorio de los pies y del anuncio de la traición de Judas, comienza el gran discurso de despedida de Jesús, habiendo llegado la hora de pasar de este mundo al Padre (Jn 13,1), la hora de ser glorificado por Dios (Jn 2,4; 7,30; 12,23). Consciente de su paternidad espiritual para con sus discípulos y del poco tiempo de presencia física en medio de ellos, Jesús les entrega el mandato nuevo de amarse. No se puede perder de vista que el amor es algo más que un mandamiento: es un don que procede del Padre por Jesús y es otorgado a los que creen en él. En ese sentido Jesús ama a sus discípulos como el Padre lo ha amado (cf. Jn 15,9) y ellos deben amarse a la manera como Él ha entregado la vida por ellos, sus amigos (Jn 15,13). 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Hoy más que nunca los discípulos de Cristo hemos de manifestar al mundo la esencia de nuestra identidad, que al mismo tiempo es la herencia que el Señor nos dejó en la Última Cena: amar. Aquel amor que lo llevó al sacrificio de la cruz es el amor que destruye la muerte con su resurrección. Por eso también podemos afirmar que el gran fruto que debe brotar en la vida un discípulo que ha resucitado con Cristo es la práctica del amor a los hermanos; signo de que el cristiano realmente camina en senderos de vida nueva es que se esfuerza por configurar su vida con el mandamiento nuevo del amor. En su reciente encíclica Fratelli Tutti el Papa Francisco nos recuerda que «un ser humano está hecho de tal manera que no se realiza, no se desarrolla ni puede encontrar su plenitud “si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás”» (n. 87). Esta es la verdad que está a la base de la fraternidad y la amistad social que promueve en su carta. Refiriéndose al valor único del amor nos sigue enseñando Francisco: «La altura espiritual de una vida humana está marcada por el amor, que es “el criterio para la decisión definitiva sobre la valoración positiva o negativa de una vida humana”. Sin embargo, hay creyentes que piensan que su grandeza está en la imposición de sus ideologías al resto, o en la defensa violenta de la verdad, o en grandes demostraciones de fortaleza. Todos los creyentes necesitamos reconocer esto: lo primero es el amor, lo que nunca debe estar en riesgo es el amor, el mayor peligro es no amar (cf. 1 Co 13,1-13)» (n. 92). Por tanto, si queremos ser fieles a la enseñanza pascual que el Señor nos ofrece debemos volcarnos hacia cada persona que nos encontremos en el camino de la vida para buscar su bien: «El amor implica entonces algo más que una serie de acciones benéficas. Las acciones brotan de una unión que inclina más y más hacia el otro considerándolo valioso, digno, grato y bello, más allá de las apariencias físicas o morales. El amor al otro por ser quien es, nos mueve a buscar lo mejor para su vida. Sólo en el cultivo de esta forma de relacionarnos haremos posibles la amistad social que no excluye a nadie y la fraternidad abierta a todos» (n. 93). Y recordemos: sólo amaremos al otro verdaderamente si lo hacemos como Cristo, desde Cristo y en Cristo; he ahí la novedad de su mandato. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? En la oración nos dirigimos al Dios Amor y nuestra plegaria debe estar llena de amor a Dios y a los hermanos. Gracias a que en la oración experimentamos el amor infinito, total e incondicionado de Dios por cada uno nosotros, se hace posible un amor al prójimo visible, solícito y atento. Sin embargo, en medio de nuestra fragilidad que limita nuestra capacidad de amar, nuestra petición ha de ser simple, pero firme: Señor, enséñanos a amar como tú nos has amado. Para que se refleje en nuestra vida el don del amor podemos meditar esta enseñanza de H. J. M. Nouwen: «Antes que nada, en el amor a Dios me descubro a “mí mismo” de un modo nuevo. En segundo lugar, no nos descubriremos sólo a nosotros mismos en nuestra individualidad, sino que descubriremos también a nuestros hermanos humanos, porque es la gloria misma de Dios la que se manifiesta en su pueblo a través de una rica variedad de formas y de modos». _____________________ Recomendaciones prácticas: • Día del Educador. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos y hermanas: En medio de la desbordante alegría de la Pascua, hoy Cristo resucitado nos recuerda el mandamiento nuevo del amor, la señal por la que nos reconocerán como sus discípulos. Celebrar esta eucaristía es celebrar el Amor que vencido la muerte y compartir la vida en fraternidad, como hermanos en Cristo. Participemos con fe. Monición a la Liturgia de la Palabra Ya que el Señor nos ha abierto la puerta de la fe, acojamos su Palabra con alegría. Ella nos garantiza que, con Cristo resucitado, nos espera una vida renovada y nos invita a practicar la caridad a ejemplo de Jesús que nos amó hasta el extremo de dar la vida por nosotros. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Habiendo escuchado la Palabra que Dios nos comunica, y como un acto de amor para con nuestros hermanos, oremos al Padre por medio de Cristo, vencedor de la muerte, suplicando por toda la familia humana. Digamos juntos: R. Tú que eres la vida y la resurrección, escúchanos. 1. Oremos por la Iglesia universal. Que la vida de todos los ministros ordenados, religiosos y laicos sea señal de que el amor según Cristo es el único camino hacia la plenitud de cada persona humana. 2. Oremos por una espiritualidad del caminar juntos. Que nos formemos como discípulos de Cristo, como familias, como comunidades y como seres humanos, a través de nuestra experiencia de este camino Sinodal. 3. Oremos por los gobernantes. Que, movidos por una caridad sincera y desinteresada, puedan realizar obras que realmente contribuyan al progreso íntegro de todos los pueblos y de cada ser humano. 4. Oremos por los educadores que celebran hoy su día. Que sigan el ejemplo de Cristo Maestro y que sus enseñanzas repercutan en cada estudiante de tal manera que nuestra sociedad crezca en valores humanos y cristianos. 5. Oremos por nosotros que, celebrando esta liturgia pascual, hemos escuchado el mandato nuevo del amor. Que esta caridad, que se fundamenta en Cristo, nos ayude a reconocer, valorar y amar a cada persona. Oración conclusiva Padre de amor, que con la resurrección de tu Unigénito nos infundes vida en abundancia. Escucha estas plegarias que te presentamos. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Vie 18 Mar 2022

Voz del Pastor | 20 de marzo de 2022

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 13,1-9

Mié 20 Oct 2021

"Vete, tu fe te ha dado la salud"

TRIGÉSIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Octubre 24 de 2021 Primera lectura: Jr 31,7-9 Salmo: Sal 126(125),1-2ab.2cd-3.4-5.6 Segunda lectura: Hb 5,1-6 Evangelio: Mc 10,46-52 I. Orientaciones para la Predicación Introducción • Los más frágiles y los que sufren también son destinatarios de la salvación. • Cristo es el Sumo Sacerdote que se compadece de nuestro sufrimiento. • Jesús se compadece y cura nuestra ceguera cuando nos acercamos con fe. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El profeta Jeremías que normalmente dirige mensajes contundentes al pueblo para exhortarlo a la conversión o para anunciar las consecuencias del pecado, ahora se encuentra ubicado en el reino del Norte y desde allí dirige un mensaje de consolación y de esperanza con un oráculo salvífico enmarcado en el tema de la nueva alianza. Se hace eco del salmo 126,5 y se anuncia un cambio, de modo que lo que en el pasado fue dolor y sacrificio, ahora en el retorno es alegría y triunfo. Así se invita a Judá para que reciba a Israel que llega triunfante como el predilecto del Señor, pues ya terminó el tiempo de la prueba y pueden regresar de la cautividad, de manera que los que antes estaban en envueltos en la fragilidad y el sufrimiento, tal como ocurre con los enfermos, los cojos y los ciegos, ahora experimentan con gozo la salvación que Dios les ofrece. El autor de la carta a los Hebreos, nos presenta a Cristo como el Sumo y Eterno sacerdote que reúne todos las condiciones que se exigían para ejercer el sacerdocio: 1) Es capaz de compadecerse, porque al asumir nuestra condición humana sin cometer pecado conoce el pecado de la humanidad; 2) ya no tiene necesidad de ofrecer dones y sacrificios como lo hacían los sacerdotes, ahora él mismo perpetua el único y definitivo sacrificio con su ofrecimiento en el altar de la cruz; 3) es sacerdote no porque descienda de una familia o casta sacerdotal sino que es sacerdote eterno según el orden de Melquisedec. Por esto es capaz de compadecerse de la humanidad y ahora es entronizado como rey delante del Padre como su Hijo predilecto, el único y eterno sacerdote de la nueva alianza. En el Evangelio nos encontramos con la curación del ciego Bartimeo, un hombre que sale y se pone al borde del camino para esperar que los peregrinos que van hacia Jerusalén le den una limosna y así conseguir su sustento, sin embargo, la situación de este hombre cambia y lo desacomoda se su situación de mendicidad desde el momento que escucha que viene Jesús y es que el camino del discipulado se inicia a través de la escucha para poder llegar hasta el encuentro con Jesús como es el caso de este hombre impedido a causa de su ceguera. El obstáculo de la ceguera no fue un impedimento para que este hombre se encontrara con Jesús de Nazaret, ya que el mismo toma interés en el encuentro con el maestro, y por eso, se pone a gritar usando una expresión de fe y de esperanza cuando lo llama como el Hijo de David, y con esto lo reconoce como el Mesías esperado por el pueblo de Israel, y aunque intentan callarlo no se detiene hasta lograr lo que desea, así se convierte en un ejemplo de superación de las situaciones de marginación a través de la fe y la confianza en Jesús, y al lograr captar la atención de Jesús con una súplica implora la compasión y le pide que le devuelva la vista y acercándose a él deja a una lado el manto, lo único que tenía para abrigarse y guardar su dinero, su única seguridad desaparece porque ahora su única seguridad es el Señor, y por eso da un brinco, indicando que se arroja a los pies de Jesús con una absoluta confianza que él será su salvador y el único que le devolverá la vista. Así, este hombre ciego se encuentra con Jesús quien lo cura por el poder de su Palabra, de modo que lo primero que ve es a Jesús y lo sigue por el camino. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Dios tiene poder para cambiar y transformar todas las situaciones de dolor y de tristeza en oportunidades para experimentar su salvación, tal como lo anuncia el profeta Jeremías. Todos somos llamados a la salvación, es el momento para dejar atrás el dolor y la tristeza porque ha llegado el momento en que Dios actúa y se manifiesta para llamarnos a vivir un nuevo tiempo. La fragilidad y la debilidad manifestada en la enfermedad será transformada en fortaleza y firmeza. Durante la pandemia, hemos experimentado la enfermedad, el dolor, el sufrimiento y la prueba, pero no estamos solos, nuestro Dios se manifiesta y nos dará un nuevo tiempo para experimentar el gozo y el consuelo por la llegada de la salvación. Por ese grande amor que Dios nos tiene nos ha enviado a su Hijo Jesucristo, el cual se ha encarnado y se ha hecho hombre, en todo igual a nosotros menos en el pecado, pero como dice san Ireneo, “se hizo carne de pecado para sacarnos del pecado”, así es el Sumo y Eterno sacerdote, capaz de compadecerse de nuestra flaqueza, de modo que ahora es él quien se ofrece en el altar para expiar nuestro pecado y ser alimento para fortalecer nuestra debilidad. Él es el sacerdote de la alianza nueva y eterna que en la eucaristía se ha quedado con nosotros para darnos la vida eterna. Así, nosotros venimos como peregrinos como el ciego Bartimeo para mendigar su misericordia y pedirle que cure nuestra ceguera, aquella que nos impide acercarnos a su amor, por eso como este ciego del evangelio queremos hacer el camino del discipulado escuchando a Jesús que pasa a cada momento por nuestra vida y quiere encontrarse con nosotros si somos capaces de dejar nuestras seguridades y postrarnos a sus pies para reconocer su señorío en nuestra vida, pues solo él es capaz de curarnos, ya que su Palabra tiene poder y sigue actuando en el momento actual solo necesitamos una fe como la del ciego, una fe que busca, que vence obstáculos, que no se da por vencida, que es capaz de llevarnos a la oración confiada, que nos hace lanzarnos a la presencia de Jesús para tener un encuentro personal con él y experimentar su misericordia. En este tiempo de tantas dificultades para la humanidad, necesitamos recorrer el mismo camino de fe de Bartimeo, para salir de nuestras falsas seguridades y dejarnos encontrar por el amor de Dios manifestado en Cristo. El papa Francisco nos recuerda un aspecto del Evangelio: “Jesús pide a sus discípulos que vayan y llamen a Bartimeo. Ellos se dirigen al ciego con dos expresiones, que sólo Jesús utiliza en el resto del Evangelio. Primero le dicen: «¡Ánimo!», una palabra que literalmente significa «ten confianza, anímate». En efecto, sólo el encuentro con Jesús da al hombre la fuerza para afrontar las situaciones más graves. La segunda expresión es «¡levántate!», como Jesús había dicho a tantos enfermos, llevándolos de la mano y curándolos” (Homilía, 25 de octubre de 2015). También nosotros en medio de esta pandemia, como los discípulos, estamos llamados a salir al encuentro de tantos hombres y mujeres que sufren para animarlos y levantarlos de su enfermedad y ayudarles a experimentar el gozo de la salvación. 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Hoy le pedimos al Señor, que como a Bartimeo nos ayude a salir de nuestras seguridades, para ponernos a la vera del camino y tener un encuentro personal con Jesús, un encuentro que nos fortalezca en la fe y nos posibilite la curación de nuestra ceguera, porque necesitamos ver a Jesús para poderlo seguir como sus discípulos. Sabemos que Jesús sigue pasando por nuestra historia personal para compadecerse de nuestro dolor y el sufrimiento de la humanidad, por eso le suplicamos que nos ayude a salir de esta pandemia venciendo los obstáculos y fortalecidos en la fe. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Dios se muestra cercano al dolor y el sufrimiento de la humanidad, Él se compadece de nuestra miseria y nos posibilita un encuentro personal con su presencia sacramental que se ofrece en el altar, por eso, venimos a la eucaristía y le pedimos que como a Bartimeo, nos aumente la fe para seguirlo con alegría como auténticos discípulos suyos. Participemos de este encuentro con el Señor. Monición a la Liturgia de la Palabra El profeta Jeremías anuncia que los más frágiles y lo que sufren también son destinatarios de la salvación. El autor de la carta a los Hebreos, nos presenta a Cristo es el Sumo Sacerdote que se compadece de nuestro sufrimiento. En el Evangelio, Jesús se compadece y cura la ceguera de Bartimeo quien lo sigue como discípulo creyente. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Dios es padre clemente y compasivo, a él dirigimos nuestra suplica confiada, unidos a la oración de toda la Iglesia. R. Padre Misericordioso, compadécete del dolor de la humanidad 1. Por el Papa y los ministros ordenados, para que sigan anunciando la compasión y la ternura de Dios. 2. Por los gobernantes, para que en medio de pandemia favorezcan la atención sanitaria y prioritaria a los más débiles y desfavorecidos de la sociedad. 3. Por las familias donde hay enfermos, para que unan su dolor a la pasión de nuestro Señor Jesucristo y ella sea medio de purificación. 4. Por los que sufren la enfermedad física o espiritual, para que unidos a Cristo encuentren el don de la salud. 5. Por el personal médico y de salud, para que con su trabajo ayuden al cuidado de la vida y la salud de todos los seres humanos afectados por la enfermedad. Se pueden añadir otras intenciones personales... Oración conclusiva Padre de bondad, tú que eres el médico del cuerpo y del alma, escucha estas suplicas que te presentamos con fe. Por Jesucristo Nuestro Señor R. Amén.

Mar 28 Sep 2021

Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre

VIGESIMOSÉPTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Octubre 3 de 2021 Primera lectura: Gn 2,18-24 Salmo: Sal 126(127),1-2.3.4-5a.5b-6 (R. cf. 5) Segunda lectura: Hb 2,9-11 Evangelio: Mc 10,2-16 (forma larga) o Mc 10, 2-12 (forma breve) I. Orientaciones para la Predicación Introducción El ser humano es la obra más excelsa de Dios, desde su creación ha tenido una misión en el orden de la salvación. El Creador ha dotado al ser humano de inteligencia y razón, y ello se representa bíblicamente con la imagen y semejanza con Dios, de esta forma tres ideas acompañan la reflexión de la Palabra para este domingo: • El ser humano está llamado a cuidar, proteger y custodiar la obra de la creación; por ello, el destino de los seres humanos tiene un fundamento en la construcción de una familia; y en la realización del Reino de Dios; • un testimonio de su edificación, está centrado en los sentimientos y corazón de los niños como ejemplo de docilidad al mensaje de salvación del evangelio. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El texto de la primera lectura del libro del Génesis hace parte de los relatos que narran la creación del mundo. El fragmento que se proclama en este domingo hace parte del segundo relato de la creación, en este se pueden extraer dos ideas fundamentales; la primera un mandato explícito de Dios para que el hombre organice dándole nombre a las creaturas creadas por sus manos. La segunda idea que presenta el relato bíblico es cómo Dios crea, para cumplir con el destino del hombre, una pareja que lo complementa, y de allí, surge la figura de la mujer como coprotagonista de la historia de salvación del ser humano. El texto del salmo 127 es un pasaje muy particular en el conjunto de los salmos, puesto que resalta y exalta la figura de la mujer en medio de un contexto religioso patriarcal. En los tres apartados recitados se destaca la importancia social que reside en la mujer israelita en su contexto social referido a la casa y a los hijos. Las estrofas del salmo ponen las tres bendiciones de un judío en primer plano, descendencia, prosperidad y tierra, de esta forma en esta triada la mujer será, como se lee en el texto del Génesis, la gran aliada del hombre para conseguir esas tres bendiciones divinas. El texto a los Hebreos contiene el fundamento de la fraternidad, este reside en la bondad que Jesús ha tenido de compartir la gracia proveniente de Dios. Así pues, todo el género humano queda recogido en la filiación divina y, por tanto, en esto consistirá que los seres humanos sean llamados a vivir en fraternidad, al estilo de Jesucristo en quien reside todo poder y honor. El texto invita a la comunidad a reconocer en todos, el valor de ser hijos de un mismo padre, Dios, y por ello, ser herederos de la hermandad de los unos con los otros. Los relatos en los evangelios de grupos, personas o situaciones que ponen a prueba a Jesús son muchos, en todos hay una constante, buscar que la situación sea favorable al que interroga. Sin embargo, se puede decir que, en la mayoría de los casos, la respuesta de Jesús desacomoda, replantea e insta a buscar una nueva forma de relacionarse con Dios. La experiencia de la Ley ya marcó un derrotero en la historia, con Jesús se renueva el pacto de la revelación, más allá del cumplimiento de los mandatos se instaura el Reino del amor, el cual sostiene la vida de la pareja y fomenta la construcción de familias como escuelas de caridad. Jesús le propone a la sociedad de su tiempo nuevas relaciones y en ellas formas renovadas de vincularse con Dios. La discusión por el divorcio en el contexto neotestamentario, se dirime con la formación de relaciones sólidas de amor, no con el rompimiento del vínculo. Es así como, el evangelista Marcos propone unas nuevas relaciones con Dios mediadas por el corazón y los sentimientos que albergan los niños en su inocencia. La relación de Jesús con los niños fue una manera de incluir en la comunidad a aquellos que eran excluidos y marginados por una incapacidad en la toma de decisiones, esto generado por su inocencia. De modo que el gesto de Jesús para con los niños, le dice a la comunidad que los valores del Reino no se miden por la madurez sino por lo propio del ser, puesto que los niños tienen la misma dignidad intrínseca que los adultos y que cualquier ser humano. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? En el contexto de la celebración del Año de la Familia Amoris Laetitia. La reflexión de la Palabra en este domingo se presenta como una oportunidad propicia para discernir las alternativas que como comunidad se pueden tomar para enfrentar la crisis vocacional que vive el matrimonio. En palabras del papa Francisco en Amoris laetitia 59: “Nuestra enseñanza sobre el matrimonio y la familia no puede dejar de inspirarse y de transfigurarse a la luz de este anuncio de amor y de ternura, para no convertirse en una mera defensa de una doctrina fría y sin vida. Porque tampoco el misterio de la familia cristiana puede entenderse plenamente si no es a la luz del infinito amor del Padre, que se manifestó en Cristo, que se entregó hasta el fin y vive entre nosotros. Por eso, quiero contemplar a Cristo vivo presente en tantas historias de amor, e invocar el fuego del Espíritu sobre todas las familias del mundo”. La vocación al matrimonio es, por tanto, una manera excelsa de reconocer el amor de Dios por la humanidad. Por ello, toda la comunidad de fe debe procurar los medios para hacer de la familia el lugar en el cual Dios se manifiesta en un amor oblativo y misericordioso, que reconoce en la unión matrimonial el gesto de entrega noble y sincera en la construcción del mandato del amor. “«Benedicto XVI, en la encíclica Deus caritas est, retomó el tema de la verdad del amor entre hombre y mujer, que se ilumina plenamente sólo a la luz del amor de Cristo crucificado. Él recalca que «el matrimonio basado en un amor exclusivo y definitivo se convierte en el icono de la relación de Dios con su pueblo y, viceversa, el modo de amar de Dios se convierte en la medida del amor humano»” Amoris laetitia, 70. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Supliquemos en esta celebración dominical para que el Señor siga regalándole a hombres y mujeres el don de la vocación al matrimonio, que él sea quien llame, elija, de los medios y haga felices a quienes optan por el matrimonio como un estilo de vida en la caridad. Que la comunidad se una a una voz por las familias para que perseveren, en medio de la crisis del matrimonio, en el amor oblativo y misericordioso de la pareja. Así mismo, Jesucristo que es cabeza de la Iglesia, sea quien siga intercediendo para que el vínculo del matrimonio se consolide en el amor de la pareja y así se mantenga en fraternal unión a la familia. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa En esta celebración dominical, el Señor nos regala en su Palabra un mensaje pertinente para este año dedicado al amor en la familia. Dispongamos nuestros corazones a escuchar y compartir en la mesa de la eucaristía el don de la vocación al matrimonio como fuente de nuevas vocaciones en la Iglesia. Bienvenidos a este encuentro comunitario como signo de la acción de Dios en el amor que mostramos por nuestros seres amados. Monición a la Liturgia de la Palabra La elección de una pareja para que el hombre no estuviera solo es un signo del amor de Dios por su creatura más amada: el ser humano. Hagamos que este mensaje de la Palabra, cale en nuestros corazones, para que sigamos atentos el precepto de cuidar, proteger y acompañar a las familias como un signo del amor que se comparte y se da entre todos. Escuchemos con atención este mensaje de salvación. Oración Universal o de los Fieles Presidente: En el referente de la familia de Nazareth está el ejemplo de un hogar que supo sobre ponerse a las dificultades, pidámosle en esta celebración al Señor que nos colme con su amor, para que podamos asumir las situaciones de crisis, con entereza y unión familiar, y supliquémosle diciendo: R. Escucha, Señor nuestra oración 1. Oremos por la Iglesia, para que promueva vocaciones al matrimonio que sean ejemplo del amor de Dios en la familia, oremos. 2. Oremos por el Papa y todos los llamados a vivir en el amor, para que su respuesta vocacional sea un testimonio de la construcción de la civilización del amor, oremos. 3. Oremos por quienes tienen la responsabilidad de promover el bien común desde sus respectivos campos de gobierno, para que sean dóciles a promover valores que animen la formación de familias estables en el amor, oremos. 4. Oremos por nuestra comunidad reunida en este domingo día del Señor para que la promoción de vocaciones sea el fermento de nuevas familias que se aman, respetan y valoran la vida en comunidad, oremos. 5. Oremos por los enfermos, para que el Señor les conceda el alivio en sus dolencias físicas y espirituales, oremos. 6. Oremos por todos los que se encuentran atravesando una crisis en su vocación matrimonial, para que recuerden que la alianza que sellaron es un signo del amor permanente de Dios por la humanidad, oremos. Se pueden añadir otras intenciones personales... Oración conclusiva Escucha, Señor, estas súplicas que desde nuestro corazón te presentamos, confiando en que serán escuchadas. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Jue 10 Jun 2021

La voz del Pastor | 13 de junio de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 4,26-34

Vie 21 Mayo 2021

La voz del Pastor | 23 de mayo de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Juan 20,19-23 San Juan 20,19-23

Jue 13 Mayo 2021

«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación»

SÉPTIMO DOMINGO DE PASCUA ASCENSIÓN DEL SEÑOR Mayo 16 de 2021 Primera Lectura: Hch 1,1-11 Salmo: 47(46),2-3.6-7.8-9 (R. cf. 6) Segunda Lectura: Ef 1,17-23 o Ef 4,1-13 (forma larga) o Ef 4,1-7.11-13 (forma breve) Evangelio: Mc 16,15-20 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Palabra de Dios nos orienta y fortalece: • Cuarenta días después de la resurrección, Cristo asciende a los cielos como cabeza de la Iglesia para que nosotros, como miembros de su Cuerpo Místico, podamos alcanzar su misma victoria. • Antes del acontecimiento de la Ascensión, el Resucitado envía a los Once a proclamar el Evangelio al mundo entero. Cristo se marcha físicamente, pero permanece vivo en su Iglesia que tiene la misión de anunciar la buena noticia y de bautizar a todo el que crea. • “Dios asciende entre aclamaciones”. Nosotros, los discípulos de Cristo de este tiempo presente, mientras contemplamos al Señor que asciende, nos alegramos hasta el punto de entonar todas las alabanzas y aclamaciones que salen de nuestro corazón. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El prólogo del libro de los Hechos de los Apóstoles (1,1-4) que encontramos en la primera lectura, pone en evidencia que estamos ante la continuación del relato evangélico de Lucas. Así, la vida de la Iglesia (narrada en la segunda parte de la obra lucana) queda firmemente enraizada en el ministerio de Jesús. Esta vida de la Iglesia comienza en Jerusalén (es evidente el interés teológico de Lucas por colocar a Jerusalén como punto de partida de la expansión de la Iglesia hasta los confines de la tierra) y allí recibirá la promesa del Espíritu Santo. Así queda patente el vínculo entre la solemnidad de hoy y la gran solemnidad de Pentecostés, vínculo que también Jesús expresó cuando les dijo a los discípulos que se marchaba para que vinera el Paráclito (cf. Jn 16,7). Si queremos ver la relación de la primera lectura con el Evangelio de esta solemnidad, lo podemos notar, no sólo en la descripción de la Ascensión que ambos textos nos presentan, sino en la misión que el Resucitado encomienda a los apóstoles: La voluntad de Jesús es clara: consiste en que sus apóstoles reciban el Espíritu Santo para ser testigos y vayan a anunciar la Buena noticia. Y es que la tarea evangelizadora tiene su fundamento en la experiencia de ser testigos del Resucitado, llenos de la fuerza (dynamis) del Espíritu. También queda patente el universalismo de esta misión en las expresiones: “hasta los confines del mundo” (Hch 1,8) y “vayan al mundo entero” (Mc 16,15). La Iglesia es esencialmente misionera y sus fronteras serán las del mundo. En cuanto al relato de la Ascensión, el texto de Hch se distingue por la referencia a ciertos detalles: la aparición de la nube, signo bíblico de la presencia divina; las palabras alentadoras de los personajes celestiales; el mensaje para la Iglesia en la expectativa del regreso de Jesús. Mientras tanto la breve narración de Marcos resalta el hecho de que el Señor se siente a la derecha del Padre para inaugurar su reinado universal como Mesías e interceder por nosotros como Sumo Sacerdote (cf. Hb 8,1; CEC 663-664). En la segunda lectura (Ef 1,17-23) el apóstol Pablo, a manera de oración, manifiesta que el cristiano necesita ser iluminado por Dios para comprender la riqueza de la gloria que le espera en el cielo, gracias al poder de Cristo resucitado y glorificado. Y esto porque conocer la futura herencia por la fe significa poseerla ya anticipadamente. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Podríamos preguntarnos ¿Qué efecto tiene la Ascensión de Jesús para nuestra vida en el presente que estamos viviendo? Es importante que reflexionemos que, desde el momento en que Cristo asumió nuestra condición humana, podemos afirmar una gran verdad: donde esta Cristo, está su Iglesia, estamos los bautizados. Esto significa, de cierta manera, que, si Cristo está en el cielo, los que somos de Cristo (cf. 1Cor 15,23) ya estamos con Él y podemos aspirar a disfrutar de su gloria. Claro que tenemos que esperar a que llegue el momento definitivo. No obstante, Cristo nos está preparando un lugar (cf. Jn 14,3), un lugar al que aspiramos, mientras en la vida diaria luchamos por la santidad. Con la esperanza de llegar al cielo es que se mueve nuestra vida cristiana, en medio de los gozos y las fatigas de cada día. No es casualidad que el apóstol Pablo señale que necesitamos comprender cuál es nuestra esperanza pues es muy fácil olvidar cuál es la meta de nuestra vida, en medio de tantas cosas que tenemos que pensar y que hacer, en medio de los afanes y preocupaciones de cada día. Cristo en el cielo nos dice: “Tú meta es el cielo”. Y si hay una meta que vale la pena, también valdrán la pena todos nuestros esfuerzos aquí en la tierra: los esfuerzos de todos los hombres y mujeres para sacar su vida adelante, sobre todo cuando las crisis económicas y sociales nos golpean; los esfuerzos por conseguir una sociedad llena de paz, justicia y progreso; los esfuerzos por aprender a amarnos entre hermanos; y qué decir de los esfuerzos por anunciar el Evangelio, la misión que nos encomienda Cristo resucitado. Para la misión de la Iglesia y para la vida de sus discípulos, el Señor nos promete el Espíritu Santo. La presencia visible del Verbo encarnado culmina con su Ascensión, pero toma protagonismo la acción del Espíritu Santo que es fuerza para ser testigos de Cristo (cf. Hch 1,8), fuerza en nuestro camino hacia el cielo. Litúrgicamente, la espera de esta promesa será el motor que mueva nuestro interior durante esta última semana de Pascua que comienza hoy y que nos llevará a la solemnidad de Pentecostés. Que cada día podamos invocar: “Ven Espíritu Santo”. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Nuestra oración ha de ser necesariamente una mirada dirigida al cielo. En el cielo está Cristo que mira con misericordia las situaciones difíciles que debemos pasar en la tierra. La Ascensión del Señor, según nos lo recuerda san León Magno, lejos de desanimarnos, aumenta nuestra fe, ya que nos empuja a creer sin vacilación en la presencia invisible y sacramental de Cristo en la Iglesia. Con esta fe pidamos por toda la humanidad y por las dificultades que pasa en estos tiempos. El tiempo pascual está llegando a su fin, pero la alegría pascual tiene que ser más fuerte que nunca. Esta alegría deben contemplarla en nuestra vida todos los que nos rodean. Es la alegría que se nutre de la esperanza de la vida futura que nos garantiza Cristo con su Ascensión. No nos dejemos robar ni la alegría ni la esperanza. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Llegados a este punto culminante del tiempo Pascual nos disponemos a celebrar el gran acontecimiento de la Ascensión del Señor. Nos alegramos con esta solemnidad porque Cristo sube al cielo para mostrarnos el camino y, al mismo tiempo, se ha quedado con nosotros en la Iglesia para sostenernos. Que se acreciente cada vez más nuestro gozo pascual para ser verdaderos testigos y anunciadores del Evangelio. Participemos con fe. Monición a la Liturgia de la Palabra Al escuchar la Palabra de Dios en este domingo, la Ascensión de Jesús se nos manifiesta como un acontecimiento actual. Hoy es el día en que Cristo es glorificado y en donde se renueva nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor para convertirnos en testigos de la Pascua, en testigos de Aquel que está sentado a la derecha del Padre. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Con Cristo que sube al Padre, suben también las oraciones de la Iglesia que intercede por toda la humanidad. Son las plegarias que ahora presentamos, movidos por la esperanza que no nos defrauda y que nos anima para aclamar al Padre y decirle: R. Tú que tanto nos amas, escúchanos, Padre 1. Padre del cielo, te pedimos por la Iglesia, enviada por Cristo a evangelizar y bautizar, para que renueves en ella la efusión del Espíritu para recibir la fuerza que la capacita para dar testimonio del Señor resucitado, vencedor de la muerte. Oremos. 2. Padre Santo, te pedimos por los elegidos para gobernar las naciones y los pueblos, para que infundas en ellos los valores necesarios para trabajar por las personas, de manera que alcancen los altos ideales que corresponden a su dignidad. Oremos. 3. Padre Creador, te pedimos por los que sufren la enfermedad, el abandono, la pobreza, la violencia y otras situaciones difíciles, para que los confortes en la tribulación y, a nosotros, nos des la fuerza para acompañarlos con nuestra caridad. Oremos. 4. Padre misericordioso, te pedimos por esta asamblea que se congrega a celebrar la victoria de Cristo que asciende a los cielos, para que, comprendamos la riqueza de la gloria que nos espera para avanzar con mayor deseo hacia los bienes del cielo. Oremos. En un momento de silencio presentemos nuestras intenciones personales Oración conclusiva Escucha, Padre eterno las oraciones de toda la humanidad, sedienta de amor, de paz y de felicidad. Te lo pedimos por la Ascensión de tu Hijo que asumió nuestros sufrimientos para glorificarnos. Él que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén

Vie 19 Mar 2021

La voz del Pastor | 21 de marzo de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Juan 12,20-33