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evangelio del domingo

Vie 24 Ene 2020

La voz del Pastor | Enero 26 de 2020

Reflexión del Cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 4,12-23

Vie 22 Nov 2019

"Ser cristiano hoy nos lleva a la construcción de puentes en lugar de muros"

Primera lectura: 2S 5,1-3 Salmo: Sal 122(121),1-2.4-5 (R. cf. 1) Segunda lectura: Col 1,12-20 Evangelio: Lc 23,35-43 Introducción La reflexión de los textos de la liturgia de este domingo, en el que se celebra, la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, tiene de fondo un triple mensaje. • En un primer momento, se puede contemplar, cómo Dios elije y unge a David como Rey de Israel. • Luego, en un segundo momento, se presenta la manera en que Pablo, exalta a Jesucristo como el centro y culmen de todo aquello que ha sido creado en el cielo y en la tierra. • Y como tercera idea, el texto del evangelio invita a meditar la frase de Jesús: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”, transformándola en la respuesta a la pregunta: ¿Cómo dejar reinar a Dios en la vida? 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura, tomada del segundo libro de Samuel, invitará a la comunidad a reconocer la gran figura de David, el mismo que en el primer libro de Samuel, va a describir cómo fue la elección de un nuevo rey para Israel, por parte de Yahvé, a quien se le elige para dirigir al pueblo de Israel en la batalla. Pero, no es la corpulencia de sus hermanos, en lo que el Señor fija su mirada; Dios mira la presencia, más que la apariencia (ver en 1 Sam16, 12.). Y el mismo rey ungido por Samuel, se va a enfrentar a Goliat con la confianza puesta en Dios: “tu vienes a mí con espada, lanza y jabalina, pero yo voy a ti en nombre de Yahvé Sebaot, Dios de los ejércitos de Israel, a los que has desafiado” 1 Sam 17,45. Esto genera una confianza ciega en el pueblo, quien reconoce y venera a David como el gran Rey. Por tanto, la consagración de David como rey de Israel, ha sido para la historia del pueblo judío, lo más cercano a la figura del Mesías. Este rey, David, marca una nueva mirada para la concepción histórica del pueblo/ nación. Es así como frente al fracaso de Saúl, la dinastía davídica marco una larga tradición real en la historia de Israel, con triunfos y fracasos. Pero no cabe duda, que la atención en esta primera lectura dominical, está centrada en la aprobación bipartita de la autoridad de David, es el pueblo quien aclama la unción de él como rey; y él es ungido en presencia del Señor para legitimar que su autoridad y poder le vienen de Yahvé. La aclamación del salmo: “vamos a la casa del Señor”, va a centrar la atención en Jerusalén, la ciudad más encumbrada de Israel, pero al tiempo, el centro religioso más importante en la tradición de las religiones monoteístas. Es por ello que, ir, subir, ascender, o llegar a esta ciudad, es motivo de identidad y arraigo a las costumbres culturales, sociales y religiosas, en especial del pueblo judío. Por tal motivo en el contexto de la solemnidad, de Jesucristo Rey del Universo, que cierra el ciclo litúrgico, el salmista invita de nuevo al pueblo a poner su mirada en la ciudad santa y consagrada por Dios, por medio de su pueblo y las acciones que él mismo realiza allí. No en vano el Rey de reyes y Señor de señores, va a entregar su vida en Jerusalén, por la salvación del mundo. Pablo en repetidas ocasiones, utiliza una figura literaria muy conocida por la tradición del texto veterotestamentario: los cánticos. Por medio de ellos, el apóstol va a exaltar la figura Divina de Jesús y por ende su presencia real. De esta manera, en el texto a los Colosenses, utilizará el pronombre Él, en doce ocasiones distintas en un mismo cántico, esto lo hace Pablo, para reafirmar la centralidad que debe tener la presencia del Señor, en la vida de la comunidad creyente. Por ello, el mismo apóstol reafirmará que, solo Él Señor, es quien dirigirá y reconciliará todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, y así “toda lengua proclame que Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios Padre” (Fil 2,11). Finalmente, el fragmento del evangelio de Lucas hace parte de la narración de la pasión descrita por el evangelista. En ella, se destacará la presencia de los dos malhechores que fueron crucificados con Jesús, y al tiempo, el evangelio describe el diálogo que Jesús tiene con ellos. La presencia de estos dos personajes, en la escena de la crucifixión, tiene un significado de carácter teológico y al tiempo soteriológico, que orientará la reflexión de este domingo fiesta de Jesucristo Rey del Universo. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? Durante muchos siglos en la historia de la humanidad, la unción de un rey o reina, ha tenido elementos que son de carácter simbólico y al tiempo, una alegoría al poder y la dominación. Son los reyes personajes que han marcado la senda de pueblos, civilizaciones, sociedades y en muchos casos el destino de hombres y mujeres en el mundo. Bastaría tomar la literatura inglesa para describir junto al Shakespeare, las características de un rey y de su entorno, tronos, lujos, castillos, coronas, cetros, ejércitos, servidumbre, vasallos y hasta arlequines, por nombrar solo algunos de los elementos que estaban alrededor de estos personajes que marcaron tiempos y derroteros no solo en los textos literarios, sino que hasta el día de hoy siguen haciendo parte de la conformación de muchas sociedades contemporáneas. Pero nuestra reflexión, va más allá de estos factores descritos en estas líneas. Por tanto, hagamos de la fiesta de Jesús Rey del Universo un espacio para centrar nuestra mirada en la manera en que estamos dejando que Dios reine en la vida y en la sociedad. Celebrar esta memoria es recordar a un Jesús que con sus gestos le muestra al mundo una manera distinta de vivir, servir y amar a Dios. La predicación de Jesús tenía un poder que los mismos apóstoles no pudieron describir a plenitud. Por ello, el mismo texto de Lucas por medio de los dos malhechores va a describir las dos tendencias o maneras de reconocer a Dios en la vida. Por ello, para los clásicos de la teología moral, este encuentro de Jesús con los dos crucificados, podría ser la descripción del hombre virtuoso y de aquel que se deja llevar por la concupiscencia y el asedio de su debilidad y, por ende, el pecado es su brújula. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La palabra del Señor en este domingo es una invitación a dejar Reinar a Dios en la vida, es vivir la experiencia cristiana desde una vivencia profunda del amor y la entrega por los demás, al estilo de Jesús, que se sale de sí mismo para darse a los demás. Por ello, dejar reinar a Dios, es abrirle espacio a la Misericordia y por ello, recordemos lo que dice Francisco: “Es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados no obstante el límite de nuestro pecado”. Pero también, dejar Reinar a Dios, es reconocerlo a él, encarnándose en la historia. Y reconocerlo revelándose por medio de su hijo y en él mostrar su amor por la humanidad, de allí la promesa de Jesús al Malhechor: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. La propuesta de Jesús es abrirle la puerta al amor, es buscar desde el servicio la realización personal. Es ver en la comunidad, la fuente más cercana de la redención. Es abrirle el camino al perdón y la reconciliación. En palabras del papa Francisco ser cristiano hoy nos lleva a la construcción de puentes en lugar de muros. Es descubrir en la caridad una de las maneras más nobles de acoger el amor de Dios. Por ello, dejar reinar a Dios en la vida es hacer del amor, la verdad y la libertad el mapa que conduce directamente a la felicidad, es decir a Dios mismo. Por ello, la fiesta que se conmemora hoy es una invitación a volver a la lectura de los textos de los evangelios, de los relatos de la pasión en donde hay de una manera implícita, una forma de ser, una forma de vivir y una experiencia para entender, cuál es la manera de hacer que Dios esté presente en la vida de la comunidad. El mismo Dios que invita con su palabra a derrumbar los muros impuestos por la ley, es el que provoca el crear puentes de caridad, de misericordia, de justicia y de inclusión. Es así como Jesús no solo anuncia el Reino, él vive la experiencia del Reino, y se presenta como el Reino de Dios. Para ello, Él se manifiesta a favor de los débiles, los marginados y los relegados por la sociedad, como una manera de dejar a Dios ser Dios en la vida. Por ello, en su palabra, el Señor mismo invita a la comunidad a dejar que el Padre misericordioso, se fije en las miserias del ser humano, por medio de su encarnación. Dejar reinar a Dios, es permitirle a Él que su amor, sea una forma de vivir y de dejar reinar al Espíritu que emana vida y es vida. De esta manera las evidencias en donde se puede constatar que el Reinado de Dios se manifiesta, van a estar vinculadas con dos funciones orgánicas del cuerpo, una presente en el corazón -la misericordia- y la otra, representada en las entrañas -la compasión-, por medio de estas dos funciones, se va a generar en los miembros de la Iglesia, los sentimientos que hacen que el creyente sea compasivo y misericordioso con sus hermanos, al estilo de Jesús. Por esta razón, dejar reinar a Dios es, disponerse a discernir, cuáles son las mociones que permiten hacer de los valores del Reino de Dios, el anuncio de la Buena Nueva del evangelio en nuestras comunidades. En palabras del Papa Francisco: “El Reino de Dios es silencioso, crece dentro. Lo hace crecer el Espíritu Santo con nuestra disponibilidad, en nuestra tierra, tierra que nosotros mismos debemos preparar”. De esta manera, la palabra de Dios en este domingo es una invitación a mostrar con la vida, aquello que Dios quiera revelar y actualizar en los actos cotidianos de nuestra existencia, aprendiendo a descubrirlo a él presente en los signos de los tiempos. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Al ser la palabra de Dios, un canto para el alma y una guía para el espíritu, celebrar esta solemnidad del Jesucristo Rey del Universo es una llamada permanente a: Buscar la compasión por los excluidos, encontrar en la misericordia una manera de ver al otro, fomentar la caridad como modelo de relaciones, promover la inclusión de los excluidos, la promesa de un Reino que se hace con el otro. 2. Al llegar el último domingo del Año Litúrgico, con la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, se recomienda finalizar con una celebración que permita compartir y sentir los valores del Reino, una confraternización que motive a vivir y ser testigos de la obra del Reino, de la Verdad, la libertad, la justicia, la solidaridad y el amor que se hace vida y produce vida. 3. Tener presente que todo el formulario de la Misa es propio de la solemnidad, incluido el Prefacio: «Jesucristo, Rey del universo». 4. Tener en cuenta que esta semana, el sábado 30 de noviembre, es la fiesta de san Andrés, apóstol. 5. El próximo domingo 1° diciembre, con el Tiempo del Adviento, inicia el nuevo Año litúrgico 2019-2020: Leccionario Dominical Ciclo A; Lecturas Bíblicas del Tiempo Ordinario y del Oficio de Lectura Año II (Par); Liturgia de las Horas Tomo I.

Vie 1 Nov 2019

¿Somos personas de buen corazón, misericordiosos, fáciles de perdón?

Primera lectura: Sb 11,22 - 12,2 Salmo: Sal 145(144),1-2.8-9.10-11.13cd-14 (R. cf. Sab 11,23) Segunda lectura: 2Ts 1,11 - 2,2 Evangelio: Lc 19,1-10 Introducción Vamos terminando el año litúrgico y el tono de las lecturas va tomando una perspectiva escatológica. Hoy podemos registrar tres temas fundamentales en las lecturas de este domingo: • El Evangelio, con la escena de Zaqueo, y la página sapiencial del Antiguo Testamento nos hablan del perdón de Dios. • El salmo, nos anima a todos, que somos pecadores y necesitamos de esta misericordia de Dios, a confiar en él. • Y el último tema lo contiene la segunda lectura: Mantenerse firmes y dignos de su vocación en el camino de la fe. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Este momento es un ejercicio de búsqueda del sentido, o, mejor dicho, de los sentidos que tiene un texto bíblico. Abordemos cada uno de los textos de este domingo resaltando algunos detalles. El libro de la Sabiduría, uno de los últimos del AT, nos ofrece una reflexión sobre la grandeza de Dios: “el mundo entero es ante ti como un gramo en la balanza” (11,22). Y a la vez su misericordia: “te compadeces de todos porque todo lo puedes... y no aborreces nada de lo que hiciste” (11,23.24). Su autor resalta que Dios perdona: “a todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida” (11,26). A los que hace falta corregirles, lo hace con tolerancia y amor: “corriges poco a poco a los que caen; a los que pecan les recuerdas su pecado, para que se conviertan y crean en ti” (12,2). El salmo responsorial 145 (144) es una gozosa alabanza al Señor como soberano amoroso y tierno, preocupado por todas las criaturas: “el Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad... el Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se doblan”. Tesalónica es una ciudad de Grecia, y san Pablo escribe dos cartas a su comunidad cristiana. La segunda, que es la que leeremos durante tres domingos, está llena de recomendaciones para que los de Tesalónica se mantengan firmes y dignos de su vocación en el camino de la fe. En la segunda lectura, el apóstol Pablo nombra la última venida de Cristo y nuestro encuentro con él. Pero a la vez dice que no es inminente, y que nadie se debe alarmar por supuestas revelaciones sobre el final del mundo, “como si afirmáramos que el día del Señor está encima” (2Ts 2,2). En el Evangelio nos encontramos esta vez no con una parábola, si un hecho que sucedió́ al llegar Jesús a la ciudad de Jericó, ciudad comercial y rica, muy apta para que los recaudadores de impuestos «prosperen». Zaqueo, “jefe de publícanos y rico” (19,2), se siente movido primero por la curiosidad. Pero luego, la cercanía de Jesús, que se ha auto invitado a comer en su casa, le toca el corazón y se convierte, sacando unas conclusiones muy concretas para reparar las injusticias que había cometido. El comentario, gozoso, de Jesús es: “hoy ha sido la salvación de esta casa: también este es hijo de Abrahán” (19,9). Es una ocasión más en las que Jesús, de palabra y, de hecho, nos ofrece el retrato de un Dios que perdona. Él mismo, Jesús, “ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido” (19,10) 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? El Papa Francisco reflexionando sobre la palabra de este día nos dice: “Y Jesús se detuvo, no pasó de largo precipitadamente, lo miró sin prisa, lo miró con paz. Lo miró con ojos de misericordia; lo miró como nadie lo había mirado antes. Y esa mirada abrió su corazón, lo hizo libre, lo sanó, le dio una esperanza, una nueva vida como a Zaqueo, a Bartimeo, a María Magdalena, a Pedro y también a cada uno de nosotros. Aunque no nos atrevemos a levantar los ojos al Señor, Él siempre nos mira primero. Es nuestra historia personal; al igual que muchos otros, cada uno de nosotros puede decir: yo también soy un pecador en el que Jesús puso su mirada. Los invito, que hoy en sus casas, o en la iglesia, cuando estén tranquilos, solos, hagan un momento de silencio para recordar con gratitud y alegría aquellas circunstancias, aquel momento en que la mirada misericordiosa de Dios se posó en nuestra vida. Su amor nos precede, su mirada se adelanta a nuestra necesidad. Él sabe ver más allá de las apariencias, más allá del pecado, más allá del fracaso o de la indignidad. Sabe ver más allá de la categoría social a la que podemos pertenecer. Él ve más allá de todo eso. Él ve esa dignidad de hijo, que todos tenemos, tal vez ensuciada por el pecado, pero siempre presente en el fondo de nuestra alma. Es nuestra dignidad de hijo. Él ha venido precisamente a buscar a todos aquellos que se sienten indignos de Dios, indignos de los demás. Dejémonos mirar por Jesús, dejemos que su mirada recorra nuestras calles, dejemos que su mirada nos devuelva la alegría, la esperanza, el gozo de la vida.” (Homilía de S.S. Francisco, 21 de septiembre de 2015). Las lecturas de hoy nos obligan a confrontar nuestras vidas con este retrato de Dios que nos ofrecen los pasajes del AT y el Evangelio. Ante todo, porque también nosotros le damos ocasión a Dios para ejercitar esta misericordia: todos necesitamos su perdón, en varios momentos de nuestra vida. No debemos perder la confianza, si creemos todo eso que han dicho las lecturas sobre cómo es nuestro Dios. Pero también nos interpelan estas lecturas sobre nuestra actitud con respecto a los demás. ¿Somos personas de buen corazón, misericordiosos, fáciles al perdón? ¿o, por el contrario, somos fáciles en la condena, como los fariseos que murmuraban porque Jesús “ha entrado en casa de un pecador”? Deberíamos ser capaces de dar un voto de confianza a las personas, por pecadoras que nos parezcan, de hacerles fácil la rehabilitación a quienes han dado algún mal paso en su vida, sabiendo descubrir que, por debajo de una posible mala fama, a veces tienen valores interesantes. Pueden ser “pequeños de estatura”, como Zaqueo (y seguramente en más de un sentido), pero en su interior - ¿quién lo diría? - hay el deseo de “ver a Jesús”, y pueden llegar a ser auténticos “hijos de Abrahán”. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Cada Eucaristía nos ayuda a vivir las dos direcciones de esta palabra. Jesús no se invita a nuestra casa, sino que nos invita a la suya. Nuestra Eucaristía es algo más que recibir, como Zaqueo, la visita del Señor. Es ser invitados por él a entrar en comunión con él mismo, que se ha querido convertir en nuestro alimento de vida. Cada vez sucede lo que sucedió́ en casa del publicano: “hoy ha sido la salvación de esta casa”. Pero, a la vez, la Eucaristía es una escuela práctica en la que aprendemos a ser abiertos de corazón para con los demás. Imitando a ese Dios que quiere la salvación de todos, que no odia a nadie, que “es amigo de la vida”, y a ese Jesús que se alegra del cambio de vida de Zaqueo, nosotros, en nuestra celebración, al rezar y cantar juntos y, sobre todo, al participar juntos del Cuerpo y Sangre de Cristo, sea cual sea nuestra raza, formación, edad y condición social, aprendemos a ser más comprensivos con los demás y a perdonar, si es el caso, lo que haya que perdonar. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Resaltar en algún lugar visible alguna de las siguientes frases: - “Señor, el mundo entero es ante ti como un grano de arena en la balanza”. - “El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad”. - “Les rogamos a propósito de la última venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestro encuentro con él, que no pierdan fácilmente la cabeza ni se alarmen por supuestas revelaciones”. - “Hoy ha sido la salvación de esta casa”. 2. Palabras claves: Pecado, conversión, misericordia, perdón, reconciliación 3. Se sugiere emplear la Plegaria Eucarística: De la Reconciliación II, Misal p. 501, ya que presenta la acción de Dios Padre que, con la fuerza de su Espíritu, mueve los corazones y hace desaparecer las enemistades entre los hombres, para que se abran a la reconciliación. 4. Escoger adecuadamente los cantos de la celebración, teniendo presente los diversos momentos en que se canta y la temática que presentan las oraciones y las lecturas de la celebración. 5. Guardar silencio, en el momento que corresponde, como parte de la celebración: en el acto penitencial, después de la invitación a orar, terminada la lectura o la homilía, de después de la Comunión. (Cf IGMR 45). 6. Resaltar y motivar la importancia y valor del Sacramento de la Reconciliación como espacio de encuentro con la misericordia de Dios que da la gracia del perdón. 7. Tener presente que, el sábado 9, es la fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán.

Vie 25 Oct 2019

Imploremos al Señor la gracia de ser hombres y mujeres orantes

Primera lectura: Sir 35,12-14.16-18 Salmo: Sal 34(33),2-3.17-18.19+23 (R. 7a) Segunda lectura: 2Tm 4,6-8.16-18 Evangelio: Lc 18,9-14. Introducción La oración hace parte de identidad de la Iglesia, es una realidad fascinante que permite al orante entrar en el misterio de Dios. Pensar o hablar de la oración desvela la idea que es posible relacionarse con el Dios Padre creador, con su Hijo Jesucristo en la acción santificadora del Espíritu Santo. El tema central de la liturgia de este domingo es la Oración y proponemos enfatizar en tres momentos que tienen su referente en el texto sagrado. • Entrar en oración requiere reconocimiento de lo que yo soy, presentarme ante Dios con todo mi ser, sin pretensiones humanas (Lc 18,9-14) la oración es un encuentro con Dios “bendigo al Señor en todo momento” (Sal 34). • La oración en todas sus etapas es grata al Señor Dios, sin embargo, en momentos de necesidad tienen unas connotaciones muy particulares “la oración del pobre atraviesa las nubes”. Dios no excluye, pero escucha el dolor y el sufrimiento de su pueblo (Ex 3,7). Se requiere Confianza en el Señor (2Tm 4,6-8.16-18). • La Palabra de Dios proclamada nos entrega una luz de esperanza, consuelo y refugio que no permite el fracaso, donde presenta la oración, personificada, que «no desiste hasta que el Altísimo lo atiende, juzga a los justos y les hace justicia» (Si 35, 18). 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El libro del Sirácida o Eclesiástico título que le dieron los santos Padres desde Cipriano, presenta la experiencia de la oración con un énfasis particular: la oración es tanto más poderosa en el corazón de Dios cuanto mayor es la situación de necesidad y aflicción de quien la reza. «La oración del pobre atraviesa las nubes» afirma el Sirácida (Si 35, 17); y el salmista añade: «El Señor está cerca de los que tienen el corazón roto, salva a los espíritus hundidos» (Sal 34, 19). El salmo 34 hace una lectura de la injusticia humana y de su resultado: explota al pobre, y Dios asume la tarea de impartirle justicia, de hacer suyas las miserias de los más necesitados. Esta es la idea fuerza del salmo 34: «Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha…Bendigamos al Señor en todo momento, su alabanza esté siempre en nuestra boca, pues el Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. El Señor redime a sus siervos». La segunda lectura expresa en el sufrimiento del apóstol el sentido profundo de confiar en el Señor, incluso en medio de la tribulación. Dios es presentado como un ser cercano, liberador de quienes viven en, con y para Él. Llama la atención, - y está en íntima relación con la primera lectura- que el apóstol en medio de la adversidad contempla su final «he competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe» (2 Tm 4, 7). Es especie de un balance de su vida y de su acción misionera hecha oración en la cual ha recibido asistencia y fuerzas, para que sus miedos y temores, esencia de su condición humana, no fueran obstáculo en el cumplimiento de su misión. El apóstol de los gentiles hizo suyas las palabras del salmista “Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha”. Tenemos presentes a tantos hermanos y hermanas que viven en Oriente Medio y que se encuentran en situaciones difíciles, a veces muy duras, tanto por los problemas materiales como por el desaliento, el estado de tensión y, a veces, de miedo. La Palabra de Dios hoy nos ofrece también una luz de esperanza consoladora, donde presenta la oración, personificada, que «no desiste hasta que el Altísimo lo atiende, juzga a los justos y les hace justicia» (Si 35, 18). También este vínculo entre oración y justicia nos hace pensar en tantas situaciones en el mundo, especialmente en Oriente Medio. El grito del pobre y del oprimido encuentra eco inmediato en Dios, que quiere intervenir para abrir una vía de salida, para restituir un futuro de libertad, un horizonte de esperanza. El evangelista de la misericordia, san Lucas nos entrega en la parábola del Fariseo y el Publicano una enseñanza significativa para la vida del cristiano: A la oración se debe entrar con humildad, plena conciencia de lo que somos y hacemos para no caer en la tentación de querer llegar a Dios presentado nuestros méritos. Comenta el Papa Francisco: “El texto del Evangelio pone en evidencia dos modos de orar, uno falso – el del fariseo – y el otro auténtico – el del publicano. El fariseo encarna una actitud que no manifiesta la acción de gracias a Dios por sus beneficios y su misericordia, sino más bien la satisfacción de sí. El fariseo se siente justo, se siente en orden, se pavonea de esto y juzga a los demás desde lo alto de su pedestal. El publicano, por el contrario, no utiliza muchas palabras. Su oración es humilde, sobria, imbuida por la conciencia de su propia indignidad, de su propia miseria: este hombre en verdad se reconoce necesitado del perdón de Dios, de la misericordia de Dios. La del publicano es la oración del pobre, es la oración que agrada a Dios que, como dice la primera Lectura, «sube hasta las nubes» (Si 35,16), mientras que la del fariseo está marcada por el peso de la vanidad” (Homilía 27.10.2013). Cabe anotar que hay en el fondo de cada uno de los personajes un deseo de eternidad, de subir al cielo, sin embargo, solo el Publicano había entendido que “para subir al cielo” la oración debe brotar de un corazón humilde. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? El cristiano debe apropiarse de una relación íntima con Dios que, se acrisola y tiene como lugar de encuentro privilegiado la oración. No se ora para ser exentos del sufrimiento, se ora para poder beber la sabia del árbol de la vida, la Cruz, y poder permanecer, como el apóstol, en comunión con Jesús crucificado y resucitado y ser testimonio de su amor. La experiencia del pueblo que sufre y la realidad descrita por el apóstol es paradigmática para todo cristiano, especialmente para nosotros que enfrentamos una injusticia social institucionalizada que trae dolor, sufrimiento y muerte en las regiones, donde parece que todo está perdido y permeado de corrupción y en medio de ese caos la Palabra de Dios nos invita a aclamar a Dios sin cesar. Enseña el Papa Benedicto XVI: “Un lugar primero y esencial de aprendizaje de la esperanza es la oración. Cuando ya nadie me escucha, Dios todavía me escucha. Cuando ya no puedo hablar con ninguno, ni invocar a nadie, siempre puedo hablar con Dios. Si ya no hay nadie que pueda ayudarme –cuando se trata de una necesidad o de una expectativa que supera la capacidad humana de esperar–, Él puede ayudarme. Si me veo relegado a la extrema soledad...; el que reza nunca está totalmente solo” (Spe Salvi 32). La liturgia de la Palabra nos exhorta al “aguante, paciencia y mansedumbre” para que no hagamos de la oración una salva vida de intereses personales que puede hacer naufragar la fe, la esperanza y la caridad. La oración humilde ante Dios, permite, enseña el Papa Francisco: “Estar centrado, firme en torno a Dios que ama y que sostiene. Desde esa firmeza interior es posible aguantar, soportar las contrariedades, los vaivenes de la vida, y también las agresiones de los demás, sus infidelidades y defectos: «Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?» (Rm 8,31). Esto es fuente de la paz que se expresa en las actitudes de un santo. A partir de tal solidez interior, el testimonio de santidad, en nuestro mundo acelerado, voluble y agresivo, está hecho de paciencia y constancia en el bien. Es la fidelidad del amor, porque quien se apoya en Dios también puede ser fiel frente a los hermanos, no los abandona en los malos momentos, no se deja llevar por su ansiedad y se mantiene al lado de los demás aun cuando eso no le brinde satisfacciones inmediatas” (GE 112). 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Imploremos al Señor la gracia de ser hombres y mujeres orantes. Capaces de identificar los lugares concretos para el encuentro con el Señor: La Iglesia, la Sagrada Escritura, los pobres, los enfermos, en la liturgia celebrada en los sacramentos, en la Santísima Eucaristía, en la persona de María Santísima, en la religiosidad popular. Afirma el documento de Aparecida “El encuentro con Cristo, gracias a la acción invisible del Espíritu Santo, se realiza en la fe recibida y vivida en la Iglesia. “¡La Iglesia es nuestra casa! ¡Esta es nuestra casa! ¡En la Iglesia Católica tenemos todo lo que es bueno, todo lo que es motivo de seguridad y de consuelo! ¡Quien acepta a Cristo: ¡Camino, Verdad y Vida, en su totalidad, tiene garantizada la paz y la felicidad, en esta y en la otra vida!” (246). RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Resaltar la frase: “La oración del humilde atraviesa las nubes” o “El afligido invocó al Señor, y él lo escucho”. 2. Se podría seguir el Prefacio Dominical X: El Día del Señor, Misal p. 392, que describe el modo como ora la comunidad en el día domingo. 3. Promover: - Talleres y experiencias de oración - La oración con la Liturgia de las Horas - Destacar el valor orante de la Palabra de Dios, del santo rosario. - Hacer énfasis en la oración en familia. 4. Tener presente que: - El lunes 28, es la fiesta de los santos Simón y Judas, apóstoles. - El viernes 1° de noviembre, es la solemnidad de Todos los Santos - El sábado 2 de noviembre, es la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos.

Vie 25 Oct 2019

La voz del Pastor | Octubre 27 de 2019

Reflexión del Cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Lucas18, 9-14

Vie 18 Oct 2019

¿Es importante e imprescindible la oración en mi vida?

Primera lectura: Éx 17,8-13 Salmo: Sal 121(120),1-2.3-4.5-6.7-8 (R. cf. 2) Segunda lectura: 2Tm 3,14 - 4,2 Evangelio: Lc 18,1-8 Introducción En las lecturas de este vigesimonoveno domingo del tiempo ordinario, se pueden identificar tres ideas temáticas que permiten ver la acción de Dios sobre el pueblo, su incidencia en responder a la vulnerabilidad del ser humano, la constancia en la petición y la importancia de volver sobre la Palabra. • Obediencia pronta a Dios, confianza en la ayuda de Dios y de los otros para vencer la prueba • Perseverancia en la oración. • La riqueza de la Palabra que da sabiduría y fortalece la evangelización, 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Se encuentra ubicado este Evangelio en el contexto de la “subida a Jerusalén”, propio del discipulado. A través de comparaciones y parábolas, hoy con la parábola del juez inicuo y la viuda importuna, Jesús enseña la importancia que tiene la oración, rezar en todas las circunstancias de la vida del ser humano, con constancia, insistentemente, sin desfallecer. Así, como en otro momento lo hace con sus discípulos quienes le piden les enseñe a orar y los introduce en el Padre Nuestro, él también se muestra orante, cuando en muchos momentos, en la toma de decisiones, en sus relaciones con los otros, en los momentos difíciles y decisivos de su vida, clama y ora a su Padre Dios, intimidad orante ésta que lo hace fiel a su proyecto. El hecho de que la vida de Jesús era una oración permanente, nos quiere mostrar que no hay que desanimarse, ni cansarse frente a las dificultades, aun sintiendo que Dios no escucha nuestras plegarias. Se vale de la imagen de una viuda que reclama insistentemente al juez le haga justicia contra su adversario, un juez que no le interesa nada, ni nadie, ni siquiera Dios, solo su propia privacidad y comodidad, un juez sin moral, inescrupuloso, despreocupado, altanero e irresponsable; sin embargo, decide conceder justicia a la viuda, no porque sea parte de sus funciones de juez, sino porque quiere liberarse de esta mujer, tan inoportuna para él. No hay que olvidar que la condición de ¡viuda y mujer! la hace vulnerable, débil en el contexto de Israel este grupo de personas no contaban con quien las representara, las protegiera; a pesar de la condición de esta persona, ella seguía insistiendo. Frente a esta realidad ¿cómo será la respuesta de Dios a todos aquellos que con insistencia, día y noche claman y piden justicia respecto a las situaciones de iniquidad que viven y tienen que sufrir?, porque se puede pensar que es el mismo Dios quien alaba la manera de ser y la respuesta de este juez indolente. Se muestra el carácter de Dios que hará justicia a sus escogidos “¿no hará Dios justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche? ¿Les hará esperar?”. Finaliza Jesús cuestionando si al final de los tiempos, cuando Él venga, encontrará fe en la tierra, porque frente a tanta injusticia, iniquidad, corrupción, muerte, insolidaridad, ¿será que el hombre creerá en sí mismo, en sus hermanos, en Dios? 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? En ejercicio de oración con el mismo Evangelio, se puede compartir: • Invitación a orar siempre sin desfallecer, con la seguridad de que Dios escucha y actúa con justicia. No desaprovechar las ocasiones para insistir a tiempo y destiempo. • Valorar la oración de la comunidad, orar los unos por los otros, sintiéndonos responsables de la misión que se realiza dentro de la parroquia, con testimonio de vida y la ayuda mutua. • La oración es un remedio indispensable para la vida del ser humano, ya que involucra el poder de Dios que actúa hasta lograr lo que se le pide. Es mirar mi vulnerabilidad y presentársela con insistencia al Señor y esperar de Él una respuesta. • Mantener siempre viva la esperanza en que Dios nos escucha y, aunque sintamos que el camino se hace largo y pesado, ahí está Dios. Es orar con perseverancia para que nuestros pueblos vivan en la esperanza y confíen en que Dios está con ellos, a pesar de las injusticias que están viviendo. • Testimoniar con la vida, más que con las palabras, por medio de las actitudes, y en las relaciones interpersonales la presencia de un Dios que escucha siempre y que está atento a nuestras súplicas. • Se requiere una experiencia de Dios en todos los momentos y circunstancias de la vida que solo se logra a través de la oración, del encuentro íntimo, como Jesús con su Padre Dios. Es equiparnos de paciencia para la espera de una respuesta de Dios y de los otros, ver cómo la oración cambia y transforma las vidas. • A la luz de esta Palabra percibo la pastoral de mi parroquia. Puedo analizar que en ella existen personas que no saben rezar, pero mantienen una relación diaria con Dios, tenemos que pensar que las caracteriza. En otras hay facilidad para ese encuentro, su devoción y oración las lleva a que ellas respondan en muchos espacios de oración, usan diferentes formas de orar. Cómo quisiera participar de esos espacios de formación parroquial donde pueda adquirir estrategias para mejorar mi encuentro con Dios, que fortalezca mi vida espiritual y mis relaciones con mi familia y amigos. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Al contemplar esta Palabra y confrontarla con mi vida, me doy cuenta que debo todos los días, como esta viuda, suplicar insistentemente a Dios para que pueda lograr intimar con Él; poder sacar el tiempo que necesito para que el Señor me escuche, sentirme necesitado de Él; fortalecer mi fe y esperanza con la confianza en que Dios escucha mi plegaria. Es preguntarme: ¿siento necesidad de un encuentro real con el Señor? ¿Cuánto tiempo dedico a mi oración personal para estar con Él? ¿Es importante e imprescindible la oración en mi vida? Igualmente, así como esta viuda “¿No hará Dios justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?”. Los elegidos del Señor son los pobres, los desposeídos, los marginados de todos los pueblos que gritan justicia, es para ellos el Reino de los cielos. Nos hace el llamado para que, en actitud de escucha, de discernimiento pueda dar justicia, comprensión, perdón y misericordia; es la súplica de la viuda que se concretiza en los nuevos pobres de hoy. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Se podría resaltar como signo la Palabra que debe ser acogida (Biblia) y la oración por las misiones (Rosario misionero, camándula de colores que identifican los cinco continentes.) 2. Se sugiere seguir El Prefacio Dominical IX: La acción del Espíritu en la Iglesia, Misal p. 391. 3. Como hoy es la Jornada Mundial de las Misiones, en el contexto, también, del Mes Misionero Extraordinario, se podrías seguir uno de los formularios de la Misa por la Evangelización de los Pueblos, Misal p. 934-936. El Prefacio, podría ser, Dominical I: Misterio Pascual y pueblo de Dios, p. 383 del Misal. 4. A la luz, oración y reflexión de esta Palabra Divina dominical: - Motivar la colecta a favor de las misiones - Motivar a los niños de infancia misionera a hacer presencia en la celebración. - Preparar y realizar la celebración de las cuarenta horas ante Jesús sacramentado para orar por las misiones y los misioneros. - Motivar a los feligreses a participar en la pastoral de la escucha, de consolación y ayuda para que, conociendo la realidad del país, de la ciudad, de la parroquia puedan dar un espacio para que oigan los clamores del pueblo y sientan la justicia, la comprensión, el perdón y la misericordia. - Se pueden fortalecer los grupos de oración, dedicando más tiempo a esta pastoral, como un espacio de fe y esperanza; nuevas estrategias de oración, actualizar con talleres de oración. - Tener Presente que, el lunes 21 y el martes 22, se celebran las memorias libres de Santa Laura Montoya y San Juan Pablo II, respectivamente.

Vie 4 Oct 2019

La voz del Pastor | Octubre 06 de 2019

Reflexión del Cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Lucas17, 5-10

Vie 27 Sep 2019

El egoísmo vivido a ultranza, reseca y vuelve indiferente a las personas

Primera lectura: Amós 6, 1a.4-7 Salmo: 146(145),6c-7. 8-9a. 9bc-10 Segunda lectura: 1Timoteo 6,11-16 Evangelio: Lucas 16, 19-31 Introducción Las lecturas de este vigésimo sexto domingo del tiempo ordinario nos presentan tres temas que se pueden entresacar de la palabra de Dios orada y reflexionada: • Los bienes materiales. • La actitud que se debe tener frente a los bienes materiales. • La retribución por las acciones realizadas. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El texto de Amós llama la atención sobre las personas que viven plácidamente, disfrutando de los bienes materiales, sin percatarse de los que no poseen lo mínimo para su subsistencia; se han vuelto indiferentes y seguros de su posesión, menosprecian a los más desfavorecidos. El salmo 145, manifiesta la misericordia de Dios hacia las personas más vulnerables de la comunidad: oprimidos, ciegos, hambrientos, cautivos, huérfanos, viudas, ancianos, justos, peregrinos. San Pablo le escribe a Timoteo resaltando los valores y principios que debe caracterizan a un hombre de Dios: la fe, justicia, piedad, amor, paciencia, delicadeza; los cuales fortalecen para la conquista de la vida eterna hasta la manifestación de Cristo Jesús. El Evangelista san Lucas muestra el contraste entre dos personas, una que vive opíparamente y la otra míseramente, y cómo en la vida eterna, los papeles se invierten, gozando el pobre de la vida eterna y sufriendo el rico de las penas del infierno. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? La Palabra de Dios cuestiona a los hombres, de manera personal, la forma de vivir en la tierra, y la manera cómo se está preparando la vida eterna en el seno de Dios Padre celestial. Hoy por hoy, muchas personas viven como en un ateísmo práctico, sin esperar y soñar la vida más allá de este tiempo terrenal. Como dice el libro de proverbios: comamos y bebamos que mañana moriremos. Esta forma de concebir la vida, desvaloriza al ser humano, que piensa en sí mismo de manera egoísta, sin prever un futuro para su alma y para los seres humanos. Personas acostumbradas a vivir al día, a gastar el dinero sin compartirlo con sus semejantes. Una de las realidades que golpea el mundo contemporáneo, especialmente nuestro país, es la inequidad, la brecha entre ricos y pobres que cada vez es más grande, pocos que tiene mucho y muchos que subsisten con poco o no tienen lo necesario para vivir con dignidad. La sociedad contemporánea empuja a vivir de una manera individualista sin compartir los bienes con el prójimo. El egoísmo vivido a ultranza, reseca y vuelve indiferente a las personas. El modelo de desarrollo que favorece a unos y descarta muchos, es un grito que clama al cielo. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? El encuentro con Jesucristo, nos empuja a vivir los valores cristianos en comunidad. Si un miembro del cuerpo sufre, todos los demás sufren. La vida eterna se vivirá plenamente cuando se entre en la Gloria de Dios, pero comienza en la tierra. Lo que se ha hecho a uno de los pequeños, sirviendo con amor a los huérfanos, viudas, extranjeros, hambrientos, cautivos, ciegos, ancianos, oprimidos, al señor mismo se lo hemos hecho. La humanidad misma debe entrar en el Misterio de Dios que quiere que todos los hombres se salven y lleguen a su conocimiento. Dios es el más grande valor con que se puede educar a un niño. San juan Pablo II decía, si siembras a Dios en el corazón de un niño, no tendrá que corregir al hombre en una cárcel, porque tiene dentro sí, el más grande valor y tesoro que pueda encontrar un ser humano; pues quien tiene dentro a Dios, no es capaza de hacerle mal a sus semejantes, no robará, no matará; al contrario, amará y servirá con amor. Al contemplar el pasaje del rico, que la tradición ha denominado “epulón”, para indicar que vivía avaramente y al observar a lázaro, que, paradójicamente, tenía nombre, en contraste con el rico, a quien se conoce más, supliquémosle al Señor que siga sembrando en nosotros la imagen de su amor, fe, justicia, piedad, paciencia y delicadeza para tratar a los demás, como queremos ser tratados por los demás, en esto se caracterizará las actitudes del hombre de Dios, la semejanza auténtica del verdadero cristiano que sigue a Cristo. El texto evangélico, muestra también que la vida eterna pende de cómo se viva la misericordia, mediante la fe y las obras hechas con amor en la vida terrenal; por tanto, quien cree, tendrá a Dios en su corazón, escuchará su Palabra transmitida por sus profetas y hará obras de misericordia. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Resaltar y poner en cartelera la frase: “Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza” o “Recibiste bienes, y Lázaro males; ahora él está aquí consolado, mientras que tú eres atormentado”. 2. Se sugiere orar con la Plegaria Eucarística para diversas circunstancias IV: Jesús, que pasó haciendo el bien, Misal p. 529. 3. A la luz de esta reflexión y oración dominical, se puede fortalecer o animar la constitución de la pastoral parroquial de los enfermos, para ofrecer, con la cariad evangélica de la comunidad, la atención a personas más pobres y necesitadas en la parroquial. 4. En el momento de las ofrendas se podría presentar también algunos mercados para compartir con hermanos más vulnerables de la comunidad parroquial. 5. Ojalá se pudiera llevar a la santa Misa personas ancianas, enfermas, ciegas, que normalmente ya no pueden participar en el culto comunitario y orar por ellas. 6. En este domingo se celebra el día mundial del turismo. 7. Tener presente que: - Mañana, 30 de septiembre, es la Memoria obligatoria de San Jerónimo y concluye el mes de la Biblia. Conviene preparar un homenaje para cerrar este mes. - Pronto iniciaremos el mes de octubre, dedicado especialmente al rezo del Santo Rosario y es el Mes Extraordinario de las Misiones, convocado por el Papa Francisco, con el lema Bautizados y enviados. ¿Qué acciones se están programando desde la Iglesia a nivel universal, diocesano, parroquial, sectorial en los que se pueda motivar, también, la vinculación y participación de todos los bautizados, especialmente, con la oración y su aporte generoso? 8. MES MISIONERO EXTRAORDINARIO 2019: - Misión- 1º al 31 de octubre: Cada jurisdicción prepara, de acuerdo con su realidad socio pastoral, el Mes Misionero Extraordinario, que en unidad con la Iglesia puede ser del 1º al 31 de octubre, Mes de las Misiones, Mes del Santo Rosario, pero según las realidades de la región se puede realizar en otro tiempo. - Para orientación, motivación y ofrecimiento de materiales misioneros se puede adquirir, en librería de la Conferencia Episcopal de Colombia, la cartilla “Mes Misionero Extraordinario, Bautizados y Enviados, octubre 2019” y visitar el sitio web: http://www.callejearlafe.cec.org.co/