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evangelio

Jue 6 Abr 2023

7 de abril | Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 18, 1-19,42

Pasión de nuestro Señor Jesucristo ¿A quién buscan? A Jesús, el Nazareno EN aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el que lo iba a entregar, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando una cohorte y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo: +«¿A quién buscan?». C.Le contestaron: S.«A Jesús, el Nazareno». Les dijo Jesús: «Yo soy». C.Estaba también con ellos Judas, el que lo iba a entregar. Al decirles: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez: +«¿A quién buscan?». C.Ellos dijeron: S.«A Jesús, el Nazareno». C.Jesús contestó: +«Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen marchar a estos». C.Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste». Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: +«Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?». Llevaron a Jesús primero a Anás C.La cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo». Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada portera dijo entonces a Pedro: S.«¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?». C.Él dijo: S.«No lo soy». C.Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó: +«Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que me han oído de qué les he hablado. Ellos saben lo que yo he dicho». C.Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo: S.«¿Así contestas al sumo sacerdote?». C.Jesús respondió: +«Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?» C.Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote. ¿No eres tú también de sus discípulos? No lo soy C.Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron: S.«¿No eres tú también de sus discípulos? C.». Él lo negó, diciendo: S.«No lo soy». C.Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo: S.«¿No te he visto yo en el huerto con él?». C.Pedro volvió a negar, y enseguida cantó un gallo Mi reino no es de este mundo C.Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en el pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo: S.«¿Qué acusación presentan contra este hombre?». C.Le contestaron: S.«Si este no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos». C.Pilato les dijo: S.«Llévenselo ustedes y júzguenlo según su ley». C.Los judíos le dijeron: S.«No estamos autorizados para dar muerte a nadie». C.Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: S.«¿Eres tú el rey de los judíos?». C.Jesús le contestó: +«¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?». C.Pilato replicó: S.«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?». C.Jesús le contestó: +«Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí». C.Pilato le dijo: S.«Entonces, ¿tú eres rey?». C.Jesús le contestó: +«Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz». C.Pilato le dijo: S.«Y ¿qué es la verdad?». C.Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo: S.«Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre ustedes que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?». C.Volvieron a gritar: S.«A ese no, a Barrabás». C.El tal Barrabás era un bandido. ¡Salve, rey de los judíos! C.Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían: S.«¡Salve, rey de los judíos!». C.Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez y les dijo: S.«Miren, se los saco para que sepan que no encuentro en él ninguna culpa». C.Y salió Jesús, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo: S.«He aquí al hombre». C.Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: S.«¡Crucifícalo, crucifícalo!». C.Pilato les dijo: S.«Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro culpa en él». C.Los judíos le contestaron: S.«Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha hecho Hijo de Dios». C.Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más. Entró otra vez en el pretorio y dijo a Jesús: S.«¿De dónde eres tú?». C.Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo: S.«¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?». C.Jesús le contestó: +«No tendrías ninguna autoridad sobre mí si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor». ¡Fuera, fuera, crucifícalo! C.Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: S.«Si sueltas a ese, no eres amigo del César. Todo el que se hace rey está contra el César». C.Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó a Jesús y se sentó en el tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado» (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos: S.«He aquí a su rey». C.Ellos gritaron: S.«¡Fuera, fuera; crucifícalo!». C.Pilato les dijo: S.«¿A su rey voy a crucificar?». C.Contestaron los sumos sacerdotes: S.«No tenemos más rey que al César». C.Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. lo crucificaron; y con él a otros dos C.Tomaron a Jesús, y, cargando él mismo con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos». Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: S.«No escribas ""El rey de los judíos"", sino:""Este ha dicho: soy el rey de los judíos""». C.Pilato les contestó: S.«Lo escrito, escrito está». Se repartieron mis ropas C.Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: S.«No la rasguemos, sino echémosla a suerte, a ver a quién le toca». C.Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados. Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre C.Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: +«Mujer, ahí tienes a tu hijo». C.Luego, dijo al discípulo: +«Ahí tienes a tu madre». C.Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio. Está cumplido C.Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: +«Tengo sed». C.Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: +«Está cumplido». C.E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu. Todos se arrodillan, y se hace una pausa C.Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también ustedes crean. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron». Envolvieron el cuerpo de Jesús en los lienzos con los aromas C.Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en los lienzos con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús. Palabra de Dios.

Jue 6 Abr 2023

6 de abril | Lectura del santo Evangelio según san Juan 13, 1-15 Vigilia

Los amó hasta el extremo ANTES de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando; ya el diablo había suscitado en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo; y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro y este le dice: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?». Jesús le replicó: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde». Pedro le dice: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo». Simón Pedro le dice: «Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza». Jesús le dice: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También ustedes están limpios, aunque no todos». Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos están limpios». Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprenden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me llaman ´´el Maestro´´ y ´´el Señor´´, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros: les he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con ustedes, ustedes también lo hagan. Palabra del Señor.

Mié 5 Abr 2023

6 de abril | Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 16-21

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido EN aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor». Y, enrollando el libro y devolviéndolo al que le ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él. Y él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acaban de oír». Palabra del Señor.

Mar 4 Abr 2023

5 abril | Lectura del santo Evangelio según san Mateo 26, 14-25

El Hijo del hombre se va como está escrito; pero, ¡ay de aquel por quien es entregado! EN aquel tiempo, uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: «¿Qué están dispuestos a darme si se lo entrego a ustedes?». Ellos se ajustaron con él en treinta monedas de plata. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. El primer día de los Ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?». Él contestó: «Vayan a la ciudad, a casa de quien ustedes saben, y díganle: ´´El Maestro dice: mi hora está cerca; voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos´´». Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo: «En verdad les digo que uno de ustedes me va a entregar». Ellos, muy entristecidos, se pusieron a preguntarle uno tras otro: «¿Soy yo acaso, Señor?». Él respondió: «El que ha metido conmigo la mano en la fuente, ese me va a entregar. El Hijo del hombre se va como está escrito de él; pero, ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado!, ¡más le valdría a ese hombre no haber nacido!». Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: «¿Soy yo acaso, Maestro?». Él respondió: «Tú lo has dicho». Palabra del Señor.

Lun 3 Abr 2023

4 de abril | Lectura del santo Evangelio según san Juan 13, 21-33.36-38

Uno de ustedes me va a entregar … No cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces EN aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo: «En verdad, en verdad les digo: uno de ustedes me va a entregar». Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: «Señor, ¿quién es?». Le contestó Jesús: «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado». Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: «Lo que vas a hacer, hazlo pronto». Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con ustedes. Me buscarán, pero lo que dije a los judíos los digo ahora a ustedes: «Donde yo voy no pueden venir ustedes». Simón Pedro le dijo: «Señor, ¿adónde vas?». Jesús le respondió: «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde». Pedro replicó: «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti». Jesús le contestó: «¿Conque darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces». Palabra del Señor.

Dom 2 Abr 2023

3 de abril | Lectura del santo Evangelio según san Juan 12, 1-11

Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura SEIS días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?». Esto lo dijo no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando. Jesús dijo: «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no siempre me tienen». Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron no solo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús. Palabra del Señor.

Sáb 1 Abr 2023

2 de abril | Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 27, 11-54

Pasión de nuestro Señor Jesucristo ¿Eres tú el rey de los judíos? Cronista: EN aquel tiempo, Jesús fue llevado ante el gobernador Poncio Pilato, y este le preguntó: S.«¿Eres tú el rey de los judíos?» C.Jesús respondió: +«Tú lo dices» C.Y, mientras lo acusaban, los sumos sacerdotes y los ancianos no contestaban nada. Entonces Pilato le preguntó: S.«¿No oyes cuántos cargos presentan contra ti?» C.Como no contestaba ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado. Por la fiesta, el gobernador solía liberar un preso, el que la gente quisiera. Tenía entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, dijo Pilato: S.«¿A quién quiere que les suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías?» C.Pues sabía que se lo habían entregado por envidia. Y, mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mando a decir: S.«No te metas con ese justo porque esta noche he sufrido mucho soñando con él». C.Pero los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. El gobernador preguntó: S.«¿A cuál de los dos quieren que les suelte?». C.Ellos dijeron: S.«A Barrabás» C.Pilato les preguntó: S.«¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?». C.Contestaron todos: S.«Sea crucificado» C.Pilato insistió: S.«Pues, ¿Qué mal ha hecho?». C.Pero ellos gritaban más fuerte: S.«¡Sea crucificado!». C.Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos ante la gente diciendo: S.«Soy inocente de esta sangre. ¡Allá ustedes!» C.Todo el pueblo contestó: S.«¡Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!» C.Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. ¡Salve, rey de los judíos! C.Entonces los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y, doblando ante él la rodilla, se burlaban de él diciendo: S.«¡Salve, rey de los judíos!». C.Luego le escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella la cabeza. Y, terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar. Crucificaron con él a dos bandidos C.Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a llevar su cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir lugar de «la calavera»), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa echándola a suertes y luego se sentaron a custodiarlo. Encima de la cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Este es Jesús, el rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda. Si eres Hijo de Dios, baja de la cruz C.Los que pasaban, lo injuriaban, y, meneando la cabeza, decían: S.«Tú que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz». C.Igualmente los sumos sacerdotes con los escribas y los ancianos se burlaban también diciendo: S.«A otros ha salvado y él no se puede salvar. ¡Es el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz y le creeremos. Confió en Dios, que lo libre si es que lo ama, pues dijo: ´´Soy Hijo de Dios´´». C.De la misma manera los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban. «Elí, Elí, lemá sabaqtaní?» C.Desde la hora sexta hasta la hora nona vinieron tinieblas sobre toda la tierra. A la hora nona, Jesús gritó con voz potente: +.«Elí, Elí, lemá sabaqtaní?». C.(Es decir: +«Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?»). C.Al oírlo algunos de los que estaban allí dijeron: S.«Está llamando a Elías». C.Enseguida uno de ellos fue corriendo, cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio de beber. Los demás decían: S.«Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo». C.Jesús, gritando de nuevo con voz potente, exhaló el espíritu. Todos se arrodillan, y se hace una pausa. C.Entonces el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se resquebrajaron, las tumbas se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron y, saliendo de las tumbas después que él resucitó, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos. El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, dijeron aterrorizados: S.«Verdaderamente este era Hijo de Dios». Palabra del Señor.

Vie 31 Mar 2023

1 de abril | Lectura del santo Evangelio según san Juan 11, 45-57

Para reunir a los hijos de Dios dispersos EN aquel tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el sanedrín y dijeron: «¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación». Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: «Ustedes no entienden ni palabra; no comprenden que les conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera». Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no solo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos. Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos. Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban: «¿Qué les parece? ¿Vendrá a la fiesta?». Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo. Palabra del Señor.