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evangelio

Jue 4 Feb 2021

Curó a muchos enfermos de diversos males

QUINTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Febrero 7 de 2021 Primera Lectura: Jb 7,1-4.6-7 Salmo: 147(146),1-2.3-4. 5-6 (R. cf. 3) Segunda Lectura: 1Co 9,16-19.22-23 Evangelio: Mc 1,29-39 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Desde las lecturas que se nos ofrecen para este domingo, tres temas emergen para nuestra reflexión: • El sentido y la brevedad de la vida humana sometida al trabajo y a la enfermedad. • Los oficios desarrollados por el hombre y su respectiva recompensa, donde entra la dimensión infrahumana y trascendente del valor del trabajo y su “paga”. • El sentido que Jesús (su mensaje en acción: la evangelización) da a la vida humana. Este tema es el que abordaremos a continuación. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El texto de la primera lectura forma parte del primer ciclo de conversaciones entre Job y sus amigos (cap. 3-14); Job ha exteriorizado su confusión y desahogo por la situación, más que difícil, que está viviendo; sus amigos han intentado ayudarlo condenando injustamente a Job en una pretendida defensa de Dios, donde “Dios premia a los buenos y castiga a los malos”. Job responde a su amigo Elifaz (6,1 - 7,21) reiterando su confesión de inocencia, al tiempo que describe los grandes sufrimientos, y concluye haciendo una lectura sobre el sentido de la vida humana, donde el principio de premio y castigo de buenos y malos es insuficiente para comprenderla, porque la vida desde la experiencia vivida no es vista más que como un “servicio”, un “jornal”, “una sombra”, “un soplo”, un “consumirse sin esperanza”, una “fatiga” que se alarga inexplicablemente. El tema dominante de la primera lectura es un desgarrador lamento sobre la fugacidad de la vida humana que se muestra frágil, sufriente. ¿Qué puede cambiar este desgarrador sentido de la vida humana? El salmo 147 (146) es una primera respuesta. Es un himno de alabanza a Dios, estructurado en tres secciones mediante claras invitaciones a la alabanza (vv. 1.7.12); la primera sección que es la que se ha proclamado, invita a alabar al Señor porque es el protector de los humildes; se celebra el poder y la bondad de Dios que es grande y poderoso, y que muestra su poder con las acciones que realiza, pues después de la tragedia de la deportación reconstruye la ciudad y la vida destrozada del pueblo. La narración del evangelio presenta las curaciones en la jornada de Cafarnaúm y una síntesis del recorrido de Jesús por Galilea. Tres partes: 1. La curación de la suegra de Pedro, en su casa, destacando la presencia de los discípulos que han sido llamados - Pedro, Andrés, Santiago y Juan (vv. 29-31); 2. Un resumen de la actividad de Jesús: curaciones y exorcismos (vv. 32-34) 3. Otras acciones de Jesús: Oración y predicación. Pero, el evangelio nos dice algo más que el mero recuerdo histórico. Aquí aparece la irrupción de Jesús en la historia concreta del hombre, pues él “salió” para prestar su servicio a la vida humana. El texto se estructura a partir del verbo “salir” y las acciones complementarías de este salir; esta insistencia debe notar que Jesús salió del Padre y vino al mundo para dar sentido a esta existencia. “Salió” de la sinagoga para “acercarse” y entrar en “contacto” con los necesitados, con el hombre sumido en la enfermedad y la realidad que le hace experimentar la existencia humana como desgarradora; Jesús se “levantó” y “salió” para entrar en relación con Dios, salió para “hacer oración”; definitivamente, la acción de Jesús se resume en que él “salió” para “recorrer” y “predicar”, es decir, llevar la Buena Nueva; y ésta se realiza con gestos concretos sirviendo al hombre sumido en su lamento, él salió para “curar” y “expulsar a los demonios”. Así, el mensaje del evangelio, Jesús Hijo de Dios, es la respuesta definitiva al desgarrador lamento sobre la fugacidad de la vida humana. Pablo, en la segunda lectura, bien que el texto pertenece a la reflexión sobre los derechos de los apóstoles o de quienes anuncian el evangelio, se encuadra en el sentido de la vida. Pablo proclama el evangelio sin buscar salario alguno, porque su gozo, ganancia, paga, es haberse encontrado con el Resucitado; su paga es “precisamente dar a conocer el Evangelio”, él tiene claro por qé hace las cosas que hace, “hago todo esto por el Evangelio, para participar de sus bienes”. El Evangelio es Jesús, su mensaje, y por él hace todo. Predicar es un encargo u oficio que lo exige todo y da sentido a todo. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Jesús da sentido a la vida humana. El hombre afligido conoce su miseria; la reflexión de Job es solidaria de la humanidad entera que sufre, que se resigna a morir, pero que en medio de su angustia percibe que la existencia humana tiene una misión, un servicio que realizar. La dimensión trascendente confiere a la vida del ser humano un sentido de gran valor. Encontrarse con Jesús y su mensaje todo se transforma; Jesús no deja las cosas iguales. Esta no es una idea o frase de cajón, sino que es la inexplicable respuesta que Dios ha dado a la humanidad. Nada más provechoso que abrir el corazón y conocer a Jesús. Les pasó a los discípulos que él llamó a su caminar, a Pablo, a la suegra de Pedro que se levanta y se pone a servirles; les pasó a ellos, y les ha pasado a millones de personas a lo largo y ancho del mundo y de la historia. Y hoy pasa aquí contigo y conmigo. La apertura de corazón para alabar a Dios introduce una dinámica nueva en la existencia, la oración crea un espacio de confianza e intimidad transformante, solo debemos repetir el gesto de Jesús, “salir e ir a un lugar solitario” para encontrarnos con Dios en la oración. El lugar solitario es cualquier lugar, mejor aún, el lugar solitario es el corazón, en ese ambiente debe nacer la oración. La vida mirada desde la oración adquiere valor, vista desde la mera condición humana no es más que lamento desgarrador. Jesús “salió” del Padre y vino a nuestro encuentro para dar sentido a nuestra existencia; su acción transforma las realidades que desgarran la vida humana; la muerte, el mal, el sufrimiento, el dolor, los mismos amarres del demonio son nada ante el Señor. Como él mismo le responde a Pedro, “para esto he salido”; él ha salido, es decir, se ha encarnado, para ser la respuesta última y completa a la realidad del ser humano. La humanidad tiene necesidad de conocer a Jesús, y Jesús tiene deseos de ir al encuentro de toda la humanidad; lo expresaba Pedro en el evangelio “todo el mundo te busca”; ojalá esta sea la realidad de hoy. Para que este encuentro entre Jesús y la humanidad acontezca, hoy, se necesitan hombres y mujeres que, como la suegra de Pedro, Pablo y los otros discípulos, entiendan que después de conocer al Señor solo hay una respuesta: ¡Servirlo!, “se puso a servirles” o como lo entiende Pablo, predicar, evangelizar, “es que me han encargado este oficio”. Jesús nos enseña a vivir la “cultura del encuentro”. Él salió del lugar del culto (sinagoga) y entró en el lugar de la existencia cotidiana (casa), y en sus actitudes se vive la cultura del encuentro, pues “se acercó” y “tocó”. Hoy corresponde a sus seguidores seguir repitiendo estas actitudes; ir al encuentro del otro, especialmente del enfermo y los marginados, como dice el Papa Francisco, ir y tocar la carne de Cristo en los enfermos. Se necesitan evangelizadores convencidos del poder y amor de Dios. Evangelizadores que hagan todo por el Evangelio. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Señor, que nuestra oración sea una alabanza por todo el amor que tú nos has manifestado; que cada momento vivido sepamos usarlo para tener un mayor e íntimo encuentro contigo, encuentro que transforme nuestra vida y nuestra manera de ver la vida, encuentro que nos lleva a ser evangelizadores, a darlo todo con entrega total por el Evangelio. Que el mundo te conozca y te sirva, no de palabras sino de obras concretas en bien de los más necesitados. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hermanos el Señor nos convoca, una vez más en su glorioso día, para vivir este encuentro intimo con él, y nos invita a dejar en sus manos el sentido de nuestra vida, especialmente abandonar en su amor los dolores y sufrimientos que aquejan nuestra existencia; pero al mismo tiempo confiar a él nuestro compromiso evangelizador que da sentido a nuestra existencia y que, transforma la vida de los demás. Trayendo, pues, nuestras tristezas y alegrías participemos con fe en esta celebración. Monición a la Liturgia de la Palabra Las realidades que a diario vivimos nos cuestionan sobre el sentido de la vida humana, nos preguntamos ¿qué da sentido a esta fugacidad de la existencia humana? Las lecturas nos mostrarán que este interrogante se ha planteado desde muy antiguo, y que muchos creyentes, en la vivencia de su fe, y en la búsqueda de sentido, han encontrado respuestas sorprendentes. Escuchemos con fe. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Elevemos hermanos nuestra oración a Dios, para que con su gracia acoja nuestras súplicas, dé sentido a nuestra existencia y nos ayude a servirlo con santidad y justicia todos los días de nuestra vida. R. Santifica a tu pueblo Señor 1. Oh Dios, custodia a tu Iglesia, protege al Papa Francisco y asiste a los Obispos de la Conferencia Episcopal de Colombia para que, viviendo el encuentro con Cristo, ayuden a su rebaño a vivir las dinámicas de la Nueva Evangelización. 2. Oh Dios, ilumina a los legisladores y gobernadores para que, viviendo el encuentro con Cristo, tomen decisiones y acciones que busquen siempre el bien común. 3. Oh Dios, socorre y consuela a tu pueblo conservándolo en la paz y concede la gracia del encuentro con Cristo, para que cada uno sea un verdadero evangelizador para los demás, haciendo todo por el Evangelio. 4. Oh Dios, esta asamblea te alaba y te bendice al reconocer que solo tú con tu providente amor das sentido a nuestra existencia, acoge favorablemente nuestra humilde oración y concédenos un ferviente espíritu evangelizador. En un momento de silencio presentemos al Padre nuestras intenciones personales Oración conclusiva Acoge, Padre bueno las plegarias que tus hijos te han presentado con fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén

Vie 29 Ene 2021

La voz del Pastor | 31 de enero de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 1,21b-28.

Vie 29 Ene 2021

El pueblo que andaba en tinieblas vio la luz de un gran día

CUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Enero 31 de 2021 Primera Lectura: Dt 18,15-20 Salmo: 95(94),1-2.6-7ab. 7c-9 Segunda Lectura: 1Co 7,32-35 Evangelio: Mc 1,21-28 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Palabra de Dios que se nos ofrece para este domingo, sugiere tres temas que pueden orientar la reflexión: • La elección del profeta que comunica la Palabra de Dios, aparece libre de contaminarse con otros dioses e ideas que confunden y desvían al pueblo. • El hombre y mujer que se consagran a Dios pueden hacerlo en la libertad de dedicarse tiempo completo al servicio del Señor, o de sentirse divididos frente a los deberes con el mundo. • La autoridad de Jesús quien, con gestos y palabras, expulsa al demonio inmundo que se encuentra dentro de la sinagoga y que lo reconoce como el santo de Dios. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En la primera lectura del Libro del Deuteronomio, Yahveh Dios habla al pueblo de Israel a través de Moisés sobre las disposiciones de quienes han de ejercer la vocación profética. Dios pondrá sus palabras en la boca del profeta y le comunicará sus mandatos. Dios juzgará al profeta por su obediencia en la comunicación de su palabra al pueblo, pero si el profeta no es fiel a sus palabras y se desvía hablando en nombre de otros dioses, será reo de muerte. El apóstol San Pablo recomienda y forma a la comunidad de Corinto en la libertad de preocupaciones del mundo para servir al Señor en santidad de cuerpo y espíritu, procurando el trato digno y asiduo con el Señor, sin división. Distingue entre el hombre y la mujer casados o no casados, pues, quien está casado está dividido, ya que se preocupa de las cosas del mundo; mientras, quien no está casado es más libre de estas preocupaciones para servir al Señor. Todo bautizado es un profeta que, discerniendo su vocación, dedica su tiempo al servicio del Señor sin ataduras, ni compromisos con las cosas del mundo que lo dividen, distraen y le quitan tiempo para dedicarse a las cosas del Señor. En el Evangelio, Jesús llega a Cafarnaúm con los apóstoles y comienza a enseñar el sábado. En la sinagoga hay un hombre de espíritu inmundo que lo reconoce como el Santo de Dios. Cuando Jesús expulsa el espíritu inmundo del hombre, la gente estupefacta y sorprendida percibe en Él una doctrina nueva, expuesta con autoridad; en efecto, manda los espíritus inmundos y le obedecen. Jesucristo, el Profeta por antonomasia, sorprende porque su autoridad es totalmente coherente entre lo que dice (palabras) y lo que hace (gestos). 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La Palabra de Dios interroga nuestra vocación como sacerdotes, profetas, religiosos, religiosas, laicos, esposos, esposas y laicos en la misión de anunciar y denunciar la verdad a nuestro pueblo. Advierte sobre la necesidad de no acomodarnos a la Palabra de Dios por nuestra condición o elección que hayamos hecho. Igualmente, la Palabra nos advierte sobre las doctrinas atractivas y mundanas que nos pueden confundir y alejar de la recta doctrina. Hay que permanecer fiel al Dios único y verdadero, manifestado en su Hijo Jesucristo. La autoridad con que nosotros hablamos debe proceder de la humildad y caridad en el servicio a los demás, las palabras convencen, pero el testimonio arrastra. La autoridad, es la coherencia de una vida que testimonia a Jesucristo, más que con nuestras palabras, con la vida ofrecida en servicio a los demás, especialmente a los enfermos, pobres y más vulnerables de nuestra sociedad. No todo quien va al templo tiene garantizada la salvación, pues los espíritus inmundos también acuden a las celebraciones litúrgicas, van a misa, comulgan y reconocen a Dios. Cuidado con sentirnos seguros de nosotros mismos; pretender medir nuestra conversión por los actos externos, el número de obras de caridad o creer que la gracia de Dios la podemos adquirir o comprar mediante la fuerza del mérito propio. Hay que evitar el espíritu mundano que nos lleva a caer en la falsedad, la hipocresía y la doblez de corazón, creyéndonos justificados. Igualmente, la Palabra invita a renovar nuestro compromiso profético adquirido en el bautismo, que nos advierte sobre el cuidado de no emigrar hacia dioses falsos que engañan y nos separan de la recta doctrina de la salvación. La sociedad moderna está llena de sutiles y variadas formas de espíritus inmundos, de ofertas esotéricas, sectas y nuevos movimientos religiosos, que tergiversan la recta enseñanza de la Iglesia y nos pueden desviar hacia caminos tortuosos de engaño y perdición. Hay que cultivar nuestra formación en la fe, mediante la catequesis, la fe, el amor y el servicio en nuestros grupos y comunidades parroquiales. La Palabra de Dios de este domingo, nos invita a vivir al servicio de la palabra de Dios y de la Iglesia de acuerdo con la vocación a la que hemos sido llamados, ejerciendo todos la dimensión real, profética y sacerdotal que hemos recibido en el bautismo. En las palabras que el Papa Francisco dirigió, en su visita a Colombia, durante el encuentro con sacerdotes, religiosos, consagrados, consagradas, seminaristas y sus familias, resaltamos algunas ideas que explicitan la temática que nos invita a reflexionar la Palabra de Dios en este domingo: “Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo, el gozo de evangelizar”… “Las vocaciones de especial consagración mueren cuando se quieren nutrir de honores, cuando están impulsadas por la búsqueda de una tranquilidad personal y de promoción social, cuando la motivación es ¨subir de categoría¨, apegarse a intereses materiales, que llegan incluso a la torpeza del afán de lucro” ... “Con los gestos y palabras de Jesús, que expresan amor a los cercanos y búsqueda de los alejados; ternura y firmeza en la denuncia del pecado y el anuncio del Evangelio… ¿cuántas veces escuchamos hombres y mujeres consagrados que parece que, en vez de administrar gozo, alegría, crecimiento, vida, administran desgracias, y se la pasan lamentándose de las desgracias de este mundo? Es la esterilidad, de quien es incapaz de tocar la carne sufriente de Jesús”. (Encuentro con sacerdotes, religiosos, consagrados seminaristas y sus familias, Coliseo La Macarena, Medellín, 9 de septiembre de 2017 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La presencia de Jesucristo en la sinagoga sorprende por la autoridad con que ejerce su palabra y la coherencia con que actúa. Al paso de Jesucristo por nuestras vidas, no debemos ser indiferentes, sino que nos debe ayudar a construir el mundo, dando la prioridad a Él, y creciendo en el servicio a los demás de acuerdo con nuestra vocación de consagrados. El encuentro con Jesucristo vivo, hace que sus gestos y palabras estimulen nuestra misión y el servicio a los demás con caridad y verdad, para ayudar en la sanación de tantas formas inadecuadas de fe que nos pueden perder y confundir en el camino que conducen a la auténtica salvación, aun estando dentro de la Iglesia. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos hermanos a esta celebración Eucarística dominical, donde nos encontramos reunidos alrededor del altar, convocados por el amor de Dios y la autoridad de Jesús, quien nos llama a hacer real la voluntad de Dios en nuestras vidas, Pidámosle al Señor que podamos vivir su Palabra conforme él nos la presenta. Iniciemos esta celebración con mucha alegría de encontrarnos como hijos de Dios. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra que Dios nos dirige hoy, en principio, lo hace a través de los profetas, quienes son los portadores de ella, pero en el Evangelio vemos que ya es Jesús quien, con autoridad amorosa, se hace Palabra y se muestra como el Mesías esperado. Escuchemos Oración Universal o de los Fieles Presidente: Invoquemos a Jesús, para que el Padre misericordioso escuche las peticiones y necesidades de nuestro mundo, convertidas en plegarias. Digamos: R. Escúchanos, Padre de Misericordia 1. Por la santa Iglesia reunida aquí en el nombre del Señor y extendida por todo el mundo, para que sus obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos tengan la valentía de predicar el Evangelio en todo tiempo y lugar. Oremos 2. Por los jefes de las naciones, para que su autoridad no sea respuesta a deseos personales, sino que esté al servicio de los más necesitados y sus obras logren el bienestar de los pueblos. Oremos 3. Por los padres de familia para que, a través de su autoridad en el hogar, recibida a través del sacramento del matrimonio, se dediquen a amar y ser amados a ejemplo de Cristo. Oremos 4. Por nuestra comunidad parroquial, para que la Palabra de Dios pueda ser vivida y testimoniada por todos los que hagan parte de ella. Oremos 5. Por todos nosotros presentes en esta Eucaristía, para que cada día la Palabra de Dios ilumine y oriente nuestra vida. Oremos Oración conclusiva Dios nuestro, Escucha las peticiones que estos tus hijos te dirigen con fe y esperanza. Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Amén

Vie 22 Ene 2021

La voz del Pastor | 24 de enero de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 1,14-20.

Vie 27 Nov 2020

"Estén atentos, vigilen: pues no saben cuándo es el momento"

Primer domingo de Adviento Noviembre 29 de 2020 Primera Lectura: Is 63,16b-17.19b; 64,2b-7 Salmo: 80(79), 2ac+3b.15-16.18-19 (R. cf. 4b) Segunda Lectura: 1Co 1,3-9 / Evangelio: Mc 13,33-37 I. Orientaciones para la Predicación Introducción En el inicio del tiempo litúrgico del Adviento, la Palabra de Dios nos alienta a ir con el corazón bien dispuesto al encuentro del Señor que viene: * No se trata sólo de la celebración anual del nacimiento del Salvador, sino también de la espera gozosa de su segunda venida en la gloria. * La conversión a Dios es la primera y fundamental disposición para acoger al Salvador. * El Señor nos reitera la necesidad de permanecer “vigilantes”, es decir, que perseveremos cada día en nuestra vida en Cristo. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Los capítulos 63 y 64 del profeta Isaías, de los cuales están entresacados los versículos que se han proclamado en la primera lectura, conforman una preciosa oración dirigida a Dios, pidiendo su “vuelta” y su acción para la salvación del pueblo, que muy probablemente está atravesando la experiencia del destierro. Estas palabras señalan un itinerario para ir al encuentro del Salvador, en el que aparecen varias disposiciones del orante: * El reconocimiento de la paternidad de Dios, aun teniendo en cuenta las rebeldías del pueblo. Es muy bella la confesión que cierra la lectura: “Tú eres nuestro Padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero; somos todos obra de tu mano”. * La confianza en el amor de Dios, que interviene y actúa en la historia, que salva a sus hijos. Este es el significado de la imagen de los cielos rasgados para que Dios baje. * La conciencia de que, para ir al encuentro del Señor, es necesario el esfuerzo de practicar la justicia, acordarse de sus caminos, volver a él desde el corazón. En la segunda lectura se subraya otra convicción: que la perseverancia hasta el final es obra de la gracia divina en nosotros: “Él -Cristo- los mantendrá firmes hasta el final”. No basta el solo esfuerzo humano, aunque éste sea imprescindible; nuestra perseverancia es primeramente obra de la gracia. En el Evangelio, el Señor nos dice reiterativamente: “velen”. Este imperativo claramente tiene en perspectiva los últimos tiempos, la vuelta del Señor, la cual no nos debe sorprender “dormidos” o “descuidados”. De manera obvia, estas alusiones se refieren a la disposición interior de vivir continuamente la voluntad de Dios, de ser siervos que hacen la tarea que nos ha sido confiada, de estar siempre listos para cuando vuelva el Señor. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? A causa de la pandemia del Covid-19 estamos viviendo momentos de incertidumbre y de muchas dificultades. Desde nuestra fe, en este contexto, el Adviento se nos presenta como un camino de esperanza, que nos encamina para ir al encuentro de Cristo Salvador. Para recorrerlo es necesario que tengamos presente: Las dos venidas de Cristo: Iniciando nuevamente el Adviento, tiempo para preparar nuestra espera del Señor, la Palabra nos recuerda que nuestra vida debe ser una continua peregrinación hacia la casa del Padre. En efecto, generalmente vivimos el Adviento como una preparación para el nacimiento del Niño Dios, pero no se nos debe olvidar la dimensión escatológica que nos pide estar vigilantes para recibir al Señor en su segunda venida. La preparación ha de ser ante todo interior: Es bello y bueno que, en este tiempo, se organicen algunas exteriores que crean un ambiente navideño: luces, árbol, pesebre, decoraciones, regalos, etc. Sin embargo, la primera e infaltable preparación ha de ser en el interior de cada persona, donde Cristo quiere nacer, y desde donde salen las buenas acciones para ir al encuentro definitivo con él. La vigilancia como permanencia en el amor de Dios: Es la invitación central que nos hace hoy el Señor: “velen”. Quiere decir que nuestra vida debe estar siempre centrada en el amor de Dios y el deseo de vivir permanentemente su voluntad. Este “velar”, así como queda expresado en la imagen de los servidores que esperan a su Señor, nos exige mantenernos atentos a los signos de los tiempos, esto es a las realidades que reclaman nuestro compromiso de fe. Dicho de otra manera, no nos podemos descuidar o adormecer pensando que el Señor tarda, llevando una vida descuidada o indiferente frente al amor de Dios. La oración de quien espera: La comunidad cristiana ora en este tiempo de Adviento pidiendo que el Señor “vuelva”; que se abran los cielos y baje, que acontezca el amor de Dios entre nosotros, que toda la humanidad vaya al encuentro de la salvación que el Señor nos trae. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La oración del profeta Isaías que tenemos hoy en la primera lectura es una magnífica plegaria para prolongar la escucha de la Palabra en este tiempo de Adviento. Como comunidad reconocemos a Dios Padre que nos ama y nos salva, le pedimos discernimiento de los signos de los tiempos y la fortaleza para no errar en el camino que nos conduce a él, le pedimos que no nos distraigamos o adormezcamos en el camino, sino que vivamos despiertos en la espera del Señor. En esta liturgia también podemos manifestar nuestro compromiso de celebrar el nacimiento del Señor con verdadero espíritu cristiano, sin dejarnos distraer por las cosas exteriores o materiales del más importante propósito de nuestra vida que es el de ir permanentemente al encuentro del amor del Señor. Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos y hermanas, celebramos el primer domingo de Adviento y el inicio de un nuevo año litúrgico. Recordemos que el Adviento es tiempo de esperanza y alegría, preparación y vigilancia. Dejemos que el Padre nos tome como arcilla entre sus manos y moldee nuestra vida, nuestro ser y nuestro hacer, preparándonos para conmemorar y celebrar la venida de nuestro Redentor. Él, quien viene constantemente a nuestras vidas y a cada uno de nosotros, con el corazón pleno de amor, mostrándonos un camino seguro hacia su encuentro. Prepararemos su venida llenos de gozo y esperanza. Participemos con viva devoción en esta celebración eucarística. Monición a la Liturgia de la Palabra En este primer domingo de Adviento, la liturgia de la Palabra nos muestra la fidelidad del Padre que, desde el principio, a pesar de las infidelidades de su pueblo, lo llama a ser partícipe de la gracia divina a través de su Hijo, Jesucristo. Por Jesús hemos sido enriquecidos en todo y hemos sido llamados a la santidad. Y para poder cumplir con la tarea que el Padre nos encomienda, se nos llama a velar pues no sabemos ni el día ni la hora en que vendrá el dueño de la casa. Escuchemos con atención la Palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Elevemos nuestra oración confiada a Dios Padre, que nos ha enriquecido en todo por medio de su Hijo Jesucristo, diciendo: R. Que brille su rostro y nos salve 1. Por el Papa Francisco y los pastores de la Iglesia para que, con su palabra y ejemplo, en este tiempo de Adviento, vayan adelante, iluminando y señalando el camino que conduce al encuentro del Señor, roguemos al Señor. 2. Por la Iglesia, para que no se canse de proclamar el Evangelio de Cristo y sea como un faro de luz y esperanza en medio de un mundo que sufre, roguemos al Señor. 3. Por los líderes de las naciones, para que Dios les dé la gracia de trabajar unidos durante este tiempo difícil, para promover la justicia y el cuidado especial de los pobres y vulnerables, roguemos al Señor. 4. Por los enfermos, para que puedan experimentar el poder sanador de Dios en cuerpo, mente y espíritu, mediante el amor y el apoyo de los que los cuidan, roguemos al Señor. 5. Por nosotros aquí reunidos, para que veamos y encontremos en Cristo nuestra riqueza, y viéndola la podamos compartir con aquellos que más lo necesitan, roguemos al Señor. En un momento de silencio presentemos al Padre nuestras intenciones personales Oración conclusiva Padre bueno escucha estas plegarias que te presentamos con fe y esperanza, por mediación de tu Hijo Jesucristo. Que vive y reina, por los siglos de los siglos. R. Amén.

Vie 13 Nov 2020

La voz del Pastor | 15 de noviembre de 2020

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 25,14-30

Mié 11 Nov 2020

"La espera del retorno del Señor es el tiempo de la acción"

TRIGÉSIMOTERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO 15 de noviembre Primera lectura: Pr 31,10-13.19-20.30-31 Salmo: 128(127),1-2.3.4-5 (R. 1a) Segunda lectura: 1Ts 5,1-6 Evangelio: Mt 25,14-30 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Ideas fuerza que nos ofrece la Palabra de Dios: • Los cristianos están llamados a vivir preparados y dispuestos para dejar que Dios se revele en sus vidas. • Es importante la guarda del respeto y del amor, como interpretación y vivencia del temor de Dios. • Es necesaria la decisión, disposición y administración del Reino de Dios, para heredar la vida eterna, a través de la imagen del banquete festivo. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El último capítulo del libro de los proverbios está dedicado a destacar las virtudes y el valor que significa los dotes de una mujer en el contexto de un libro que está basado en las enseñanzas de carácter religioso y moral, que anticipan el plan de preparación virtuoso del que Pablo le habla a la comunidad de Tesalónica, casi como un presagio de la disposición en el contexto cristiano a la parusía. Mientras que el evangelio de Mateo en el capítulo 25 narrará tres parábolas (las 10 vírgenes, los talentos y el juicio final), en este domingo -XXXIII del tiempo ordinario-, la liturgia nos invita a detenernos en la «parábola de los talentos» y en ella, el evangelista nos insta a observar con atención el ejemplo de los tres siervos que ajustan su relación con el amo por medio de la administración de sus talentos, recordando así la vocación al servicio, propia de la vida cristiana. Los cristianos están llamados a vivir preparados, dispuestos y dedicados a dejar que Dios se revele en sus vidas. Por ello las virtudes que el libro de los Proverbios muestra en la mujer que, con su manera de ser, honra y hace magna la vida del hogar, ponen de manifiesto, lo que el autor sapiencial repite en la descripción de la mujer. El texto reiterará y centrará las acciones que ella puede hacer por medio de sus manos; por ello en la destreza y sostén para manejar lo material, el texto le dará un reconocimiento a la habilidad que tiene ella para manejar el hogar. Mientras que, en la relación con los más necesitados, la mujer hacendosa, abre y extiende sus manos, porque en su corazón siempre hay generosidad y bondad para darle a los demás, aquello que hace parte de sí misma. De esta manera la mujer debe ser exaltada, porque por su capacidad de hacer las cosas con sus manos, ella se convierte en un ejemplo para la comunidad y no sólo para su casa. La recitación del salmo 127 con el estribillo: «dichoso el que teme al Señor», le recuerda al creyente la importancia de guardar respeto y amor, como interpretación del temor, más allá de la comprensión primaria de asociarlo con el miedo. De allí que el recuerdo para que el hombre obtenga la bendición, por parte de su Dios, viene a ser la prosperidad por siempre como promesa que Dios cumple en quienes lo honran y buscan con sincero corazón. La unidad narrativa del evangelio de Mateo en el capítulo 25 contiene tres parábolas en las que se destacan tres verbos para acoger el Reino de Dios, disponer, administrar y heredar. Sin embargo, para este domingo, la parábola sobre la que recae la liturgia es aquella de los talentos. Ella relata la decisión que toma un hombre que, al partir al extranjero, confía sus bienes a tres de sus sirvientes. La parábola de los talentos es desafiante porque confronta al lector con la capacidad que tienen los siervos escogidos para administrar los talentos que les han distribuido. El amo para asignar los talentos debe conocer muy bien las facultades y capacidades que los siervos tienen porque sólo así les podrá dar según su capacidad de administrar aquello que les será confiado. El texto pone de manifiesto que, no sólo el amo, conoce a sus siervos, sino que ellos también conocen muy bien a su amo. Por ello hay en los siervos comprometidos una moral de responsabilidad que los lleva a ser merecedores de aquellos decoros que provienen de su patrón; de allí que el entrar en el banquete de su Señor se convierte en el mayor premio obtenido por aquellos administradores honrados y buenos. La infelicidad de aquel que, por miedo al amo, entierra el talento recibido, deja en claro, que no se hace merecedor del banquete del amor que su señor ha reservado para los que han renunciado a la pereza y desidia, sino que, al contrario, se hacen dignos del premio y herencia de su señor, solo aquellos que vencen la desidia como una tentación constante a no querer hacer nada por los demás. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La palabra de Dios en este domingo nos recuerda que el cristiano es siervo del Señor, y que tal y como la mujer del libro de los Proverbios, administra bien sus dones por medio de las obras de sus manos, de la misma manera el Señor pone su confianza en las capacidades que cada uno de sus siervos tiene. Él es el Señor de la vida quien conoce bien a cada uno de los que asumen su compromiso como siervos del amor. Es así como cada servidor está llamado a no compararse ante los otros, sino que debe, reconocer aquello con lo que Dios mismo lo ha dotado y responder a su vocación con generosidad y bondad. De este modo, la labor del siervo es reconocer que debe dar buenos fruto y que sus dones los debe poner al servicio de los demás, teniendo en cuenta su entorno. Por tanto, rechazar el don es enterrar el talento del servicio y disponibilidad a salir de sí para darse a los demás. En la esperanza de una segunda venida del Señor como lo dice Pablo, los talentos que nos vienen de Dios no son para sí, al contrario, deben contribuir con la esperanza y la alegría que tenemos de acoger y dar fruto, desde el servicio, en favor de los más vulnerables de la sociedad, tal como lo invita constantemente a vivir el Papa Francisco, especialmente, con su ejemplo de acogida a los migrantes. Si aceptamos y estimamos la vida como un tesoro invaluable, tendremos que reconocer que somos portadores de muchos talentos y que, como lo reitera el Papa Francisco, es importante no encerrarse en sí mismos, enterrando el propio talento, las propias riquezas espirituales, intelectuales, materiales, todo lo que el Señor nos ha dado, sino abrirse, ser solidarios, tener cuidado de los demás (Cfr. Catequesis, 24 abril 2013). De esta manera el cristiano busca cómo vivir de una forma libre y disponible el amor que viene del Señor, para compartir con los demás lo mejor de sí como una consecuencia del amor a Dios, a través de los demás y en sus respectivas comunidades. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Este domingo es un espacio privilegiado para pedirle al Señor que renueve en cada cristiano, la capacidad de entender el valor que proviene de los talentos o dones recibidos, por la gracia del amor a Dios y por medio del servicio. Los frutos abundantes del servicio del siervo honrado y cumplidor estimulan al siervo a seguir dando frutos desde sus capacidades. Solo cuando el siervo se abre a la obediencia hacia el amo, extiende su bondad sobre los demás en quienes reconoce el amor de su Señor y Dios. Por tanto, insistirá el Papa Francisco que en consonancia con el apóstol Pablo "la espera del retorno del Señor es el tiempo de la acción. Nosotros somos el tiempo de la acción, tiempo para sacar provecho de los dones de Dios, no para nosotros mismos, sino para Él, para la Iglesia, para los otros, tiempo para tratar siempre de hacer crecer el bien en el mundo" (ídem) II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Este domingo todos estamos llamados por Dios a vivir en comunidad el misterio de su amor por medio de la celebración de la eucaristía. Sean todos bienvenidos al banquete del amor pascual, en donde todos estamos llamados a dar lo mejor de sí, para el bien de la comunidad y así poder darle cumplimiento al mandato del Señor de amarnos todos como hermanos. Dispongamos nuestros corazones para acoger con alegría los dones que el Señor nos dará con su palabra y su pan partido y repartido con amor. Participemos con fe. Monición a la Liturgia de la Palabra La escucha de la Palabra de Dios en este contexto celebrativo nos invita a reflexionar sobre nuestras obras y la respuesta que le damos al Señor por medio de la comunidad, en la justa y recta administración de los talentos que hemos recibido de su bondad. Que esta liturgia de la Palabra nos siga disponiendo a la espera gloriosa de la segunda venida de nuestro salvador. Escuchemos con el corazón y la mente abierta el mensaje que nos trae el Señor. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos por las necesidades de la Iglesia y del mundo entero, para que nuestro Padre amoroso escuche las súplicas de su pueblo y nos prodigue lo que, por su voluntad, sea para el bien de todos y digamos: R. Padre misericordioso escucha nuestra oración 1. Por el Papa y todos los obispos para que sean ejemplo de servicio en nuestras comunidades y, así, todos busquemos dar lo mejor de nosotros mismos por el bien de la comunidad. Oremos al Señor. 2. Por la Iglesia para que, a ejemplo de la mujer virtuosa del libro de los Proverbios, busque ser protectora de la vida y ejemplo para la sociedad, en el servicio y el amor por los más necesitados. Oremos al Señor. 3. Por los gobernantes de nuestro país, para que no desperdicien los dones que les han sido otorgados para administrar y trabajar por el bien común y, desde el servicio, multipliquen sus obras a favor de la vida. Oremos al Señor. 4. Por los que sufren y pasan necesidad, para que experimenten la fuerza de Dios y la solidaridad de los creyentes, y no se dejen vencer por las dificultades. Oremos al Señor. 5. Por nuestra comunidad para que sea dócil a la escucha de la Palabra y sirva con la alegría del amor de Dios presente en su corazón. Oremos al Señor. En un momento de silencio presentemos al Padre nuestras intenciones personales Oración conclusiva Escucha Padre de misericordia las súplicas que te dirigimos con fe y esperanza Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Vie 6 Nov 2020

La voz del Pastor | 08 de noviembre de 2020

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 25,1-13