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homilía

Lun 1 Feb 2016

Escuchemos la voz del Señor

Ahora somos invitados a escuchar la voz del Señor. Abramos nuestra mente para descubrir la presencia de Jesús que nos ayuda a mantener en nuestro corazón el mensaje dado por la Palabra de Dios para que nuestras acciones sean guiadas por su Voluntad. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Isaías 6,1-2a.3-8[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 138(137),1-2a.2bc+3.4-5.7cd+8bc (R. 6a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 1Corintios 15,1-11[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 5,1-11[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] ¿Cuál es el nexo entre las lecturas?. El misterio de la libre y gratuita elección y llamada de Dios permea las tres lecturas litúrgicas de este domingo. En el Antiguo Testamento la vocación profética de Isaías que es elegido durante una acción litúrgica en el templo de Jerusalén: "Oí la voz del Señor que me decía: ¿A quién enviaré? (primera lectura). Continuamos leyendo en san Lucas el ministerio de Jesús en Galilea, ahora con la vocación de sus primeros discípulos, junto al lago de Tiberíades y la pronta respuesta de dos parejas de hermanos: "No temas, desde ahora serás pescador de hombres" (Evangelio). Finalmente, en la carta a los Corintios, después del tema de los carismas y la unidad en la Iglesia, saltamos al capítulo 15, donde nos quedaremos cuatro domingos: es un capítulo que Pablo dedica al tema de la resurrección de los muertos. Él evoca la aparición de Jesús resucitado, camino de Damasco, a él, "el menor de los apóstoles...pero por la gracia de Dios soy lo que soy" (segunda lectura). El salmo 138 (137) donde descubrimos la misericordia de Dios como fundamento de toda confianza vemos al orante que se dirige a Dios, que siempre lo escucha, le infunde ánimos y fortaleza, incluso ante el sufrimiento. El Señor “se fija en el humilde y el abatido”, y sale en defensa de los débiles y de las víctimas. Por tanto, debemos estar seguros de que, por graves y difíciles que sean las pruebas que nos esperan, nuestra vida siempre estará en manos del Señor. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] La vocación de Pedro y de sus compañeros nos muestra unas características del discipulado, a saber: primero se ve la acción de Jesús y se escuchan sus palabras: Jesús habla desde la barca de Simón Pedro. La Palabra de Jesús es una Palabra que atrae, es poderosa. En segundo lugar, podemos ver que Pedro confiesa a Jesús como Señor, se postra ante Él, se descubre pecador. Descubrir quién es Jesús es descubrirse a uno mismo: ¿quién soy yo?. En tercer lugar, el llamado exige una responsabilidad misionera: “ser pescador de hombres”, es decir, la disposición de congregar personas en torno a Jesús para crear comunidad. En cuarto lugar, observemos que el discipulado se hace en forma de viaje. Implica entrar en el dinamismo de Jesús, quien camina hacia la cruz y la exaltación. Es un discipulado itinerante. En quinto lugar, se muestran las renuncias que se deben realizar: sacar las barcas a tierra (como para no volver a pescar), dejar todo (romper las relaciones anteriores) y seguir a Jesús (quedarse con el Maestro). Jesús llama y espera una respuesta del candidato pero no le da alternativa. Eso significa que la persona debe pensar con atención las implicaciones que conlleva seguir a Jesús. Los discípulos de Jesús dejan todo y se quedan con Él, porque quedarse con el Maestro es disfrutar de todo [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Para que nuestra respuesta como discípulos misioneros a la vocación de Dios y nuestra colaboración en su Reino sean realidad, tenemos la gran ayuda de la Eucaristía, en la que nos sentimos apoyados por los otros creyentes que se reúnen en comunidad, por la Palabra de Dios que nos guía y por la fuerza que nos da el Alimento eucarístico. En la experiencia mística que tiene Isaías, con una visión idealizada de la "liturgia" del cielo, los ángeles "gritaban diciendo: Santo, santo, santo, el Señor de los Ejércitos, la tierra está llena de su gloria". Nosotros, en la Plegaria Eucarística, cantamos el mismo canto, alabamos a Dios, nos unimos con Cristo, y al final escuchamos muy atentos nuestro "envío misionero" a este mundo: "Pueden ir en paz". Entonces empieza lo concreto de nuestra respuesta: nuestro estilo de vida, nuestra fe hecha esperanza y servicio fraterno, nuestro compromiso de trabajar como apóstoles de Cristo. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Resaltar la frase: “No tengas miedo; desde ahora vas a pescar hombres”. Insistir en las palabras: vocación, misión, misericordia, Palabra, seguimiento. Se sugiere resaltar en este domingo los silencios y la música, como elementos fundamentales de la acción litúrgica. Recordar que esta semana: Es la Jornada Mundial del Enfermo, el jueves 11, conmemoración de Nuestra Señora Lourdes, Es el Miércoles de Ceniza con el que damos apertura al tiempo de Cuaresma.

Mar 5 Ene 2016

El directorio homilético

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo – El Concilio Vaticano II ha señalado el valor y la importancia de la homilía, mostrando su carácter litúrgico. En efecto, ella tiene un puesto específico dentro de la celebración de los santos misterios y está destinada a que el pueblo de Dios pueda participar en ellos de una manera más consciente y fructuosa. No conviene, entonces, pensar en la homilía por sí misma, como una pieza de oratoria, desarticulada de la Palabra de Dios y de la experiencia espiritual que vive la asamblea congregada para el culto divino. En el Sínodo de los Obispos sobre la Eucaristía (2005) y en el que se tuvo sobre la Palabra de Dios (2008) se ha pedido poner el mayor empeño en preparar y realizar adecuadamente la homilía. En el primero se decía que en la homilía debían resonar, a lo largo del año, los grandes temas de la fe y de la vida de la Iglesia. Las conclusiones del segundo, recogidas en la Exhortación “Verbum Domini” del Papa Benedicto XVI, señalan que predicar adecuadamente de acuerdo con la Palabra es “realmente un arte que debe ser cultivado” y se pide la elaboración de un Directorio, para que los predicadores tengan una ayuda útil para este ministerio. El Papa Francisco, en su Exhortación "Evangelii Gaudium'', trata ampliamente, en 25 puntos, el tema de la homilía. Concretamente afirma: “El valor especial que tiene la homilía deriva de su contexto eucarístico y hace que ella supere cualquier catequesis, siendo el momento más alto del diálogo entre Dios y su pueblo, antes de la comunión sacramental” (EG 137). Y añade: “La homilía no puede ser un espectáculo de entretenimiento, no responde a la lógica de los recursos mediáticos, sino que debe dar fervor y significado a la celebración. Es un género peculiar, dado que se trata de una predicación dentro del marco de una celebración litúrgica” (EG 138). De estas orientaciones surge el Directorio Homilético elaborado por la Congregación para el Culto Divino y publicado en el primer trimestre de este año. Se ocupa de responder preguntas esenciales: ¿Qué es la homilía? ¿Qué implicaciones tiene? ¿Dónde encontrar buenos contenidos? ¿Cómo articularla en la liturgia? Allí se exponen también criterios esenciales: la homilía surge de las Escrituras dispuestas por la Iglesia en el Leccionario, está vinculada a la celebración en que se proclaman esas lecturas y a los ritos que conforman esa liturgia, exige necesariamente que quien la pronuncia se prepare con la oración, el estudio, la experiencia de Dios, el conocimiento de la comunidad a la que se dirige y el amor a la Iglesia. El Directorio está articulado en dos partes. La primera enfoca la homilía y su ámbito litúrgico; en ella se describe su naturaleza, su función, el contexto en el que está situada; la interpretación que conlleva de la Palabra de Dios, la preparación próxima y remota que exige. La segunda parte, “El arte de predicar”, expone las coordinadas metodológicas y los contenidos que quien hace la homilía debe tener presentes al estructurarla; así mismo, se sugieren algunas claves de aproximación a los textos para los distintos tiempos del año litúrgico. Luego, vienen dos apéndices: el primero ofrece referencias del Catecismo de la Iglesia Católica con relación a los temas bíblicos de los domingos en los tres ciclos litúrgicos; y el segundo contiene textos del magisterio sobre la predicación. Invito encarecidamente a los presbíteros y a los diáconos a estudiar y aprovechar bien el Directorio Homilético, a partir de este comienzo de un nuevo año litúrgico. Que sea una verdadera ayuda en lo que el Papa Francisco llama “una tarea tan importante que es preciso dedicarle un tiempo prolongado de estudio, oración, reflexión y creatividad pastoral” (EG 145). No olvidemos el cuidado que en ella han puesto los Padres de la Iglesia; seamos conscientes que para muchos fieles la homilía define la importancia y la eficacia de la celebración; recordemos que es el mejor momento que tenemos para la evangelización y la animación espiritual de nuestras comunidades cristianas. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Jue 12 Nov 2015

Vigilantes y atentos a la visita del Señor

La invitación que nos hace la Palabra de Dios es a estar vigilantes y atentos a la visita del Señor, pues fácilmente nos podemos perder en las preocupaciones y afanesde este mundo, así, tanto el profeta Daniel como Jesús, ponen de manifiesto que el final de los tiempos será difícil si no nos preparamos dignamente. Es por eso que, en medio de la incertidumbre de lo que está por venir, Jesús se presenta como el camino, la luz y la esperanza. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera Lectura: Daniel 12,1-3[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 16(15),5+8.9-10.11 (R. 1)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda Lectura: Hebreos 10,11-14.18[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Marcos 13,24-32[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Las lecturas para este domingo, están acompañadas de símbolos sobre lo futuro. Por una parte, Daniel que prepara a su pueblo para la venida del Mesías; y. por otra, Jesús que es consiente que poder seguirlo implica persecución, incomprensión y sobre todo valentía y confianza en los momentos más difíciles. Sin embargo, Dios nunca abandonará su creación, estará siempre cerca de nosotros, inspirándonos la palabra oportuna, dándonos esperanza y serenando nuestro corazón. También es importante precisar, que la comunidad cristiana del evangelista san Marcos ya vivía la persecución y la hostilidad de un mundo que no les entendía, de un mundo difícil; por eso las palabras del evangelio eran la respuesta, la consolación y, a la vez, argumento para continuar el camino, pues alcanzar la salvación implicaba todo este tipo de sufrimiento y de persecución. San Marcos en este evangelio hace énfasis en el avenir, en lo que está por suceder, pues el hecho de narrar el fin último de los tiempos es fundamental en la experiencia cristiana, pues la tribulación es tan grande cuando el ser humano reconoce que no tiene respuestas frente al más allá, dicho en palabras de Jesús mismo: «Mas por esos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor…”; Jesús es directo, habla con autoridad sobre lo difícil acerca de lo que está por venir, pero que es una realidad a la que el ser humano debe enfrentarse. En algunos textos del Antiguo Testamento se presenta al Hijo del hombre como un personaje enigmático, asociado al juicio sobre la tierra, en donde los justos están llamados a recibir el premio eterno, mientras que los injustos y los opresores el castigo definitivo; Daniel de frete a esta premonición, invita a que el pueblo debe cambiar para alcanzar la visión de Dios. Es por eso, que San Marcos presenta la misión del Hijo del hombre bajo una perspectiva ante todo positiva: Poder reunir a sus elegidos, aquellos que esperan su venida, pero que están dispersos por toda la creación. El acento que le coloca es muy interesante, pues, somos nosotros los que nos hemos alejado, los que estamos dispersos, los que encontramos dificultad en congregarnos, en vivir unidos y en paz. Es por eso, que en la carta a los Hebreos se nos hace la invitación a resaltar la presencia de Jesús, como fuente de vida, que santificándonos, nos ha llevado a la perfección definitiva. La utilización de los signos de los tiempos es fundamental en cada momento de la historia, pues permite que el pueblo se sensibilice sobre las realidades del momento y las pueda interpretar. Jesús es consiente del contexto en el que vive, sabe que en este mundo todo tiene caducidad, nada es eterno y como tal el ser humano debe confrontarse con esas preguntas ultimas de su existencia: la muerte, la vida, la salud, la enfermedad, etc. Es por eso, que tanto el mensaje de Daniel como el de Jesús, en contextos diferentes, conducen a la reflexión profunda, a estar vigilantes: “Por tanto, velad, porque no sabéis en qué día vuestro Señor viene” (Mt, 25, 13). Sin embargo, Nuestro Señor es consiente también, que necesitamos de su compañía, de su guía: “Venid a mí, todos los que estáis cansados y agobiados, que yo los aliviaré” (Mt 11, 28). [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] El evangelio de este domingo, además de que nos pone en alerta sobre lo que está por venir, también es un llamado a que no nos dejemos engañar por personas que anuncian el final de los tiempos, pues hoy hay muchos que le ponen incluso fecha y hora, pero sólo es Dios quine los sabe: "Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre" (Marcos 13, 32). Así que, lo importante que debemos hacer como cristianos es estar siempre preparados, ser vigilantes y seguir construyendo una vida digna y recta al ejemplo de Jesús: «Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, Jesús de Nazaret pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con él. » (Hechos, 10, 38) El ser humano a lo largo de la historia se ha cuestionado sobre el fin último de su existencia, en este caso Jesús lo coloca en evidencia, pues el final del mundo vendrá. Por eso, es preciso anotar, que en el caso de Daniel, es aquel profeta a quien le corresponde hacer este tipo de anuncios, y hacer consiente al pueblo de esa realidad, “pues, será tiempo de angustia, muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua” (Dn 12, 2). En el caso de Jesús, como en nuestros tiempos, fácilmente nos acostumbramos a vivir, sin ningún tipo de complicaciones, pensando en que nunca nos vamos a morir, también los fariseos se habían acostumbrado a realizar ciertos ritos religiosos, sin un compromiso verdadero con Dios: “De modo que haced y observad todo lo que os digan; pero no hagáis conforme a sus obras, porque ellos dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas” (Mt 23, 3- 4). El ser humano también hoy se ha acostumbrado a vivir en medio de cierto relativismo: “Pues, el relativismo abandona la posibilidad del diálogo para alcanzar una verdad común sobre la qué construir la convivencia humana, el desarrollo como personas y como sociedad, e introduce una dictadura, la del propio yo y sus apetencias....” (Papa Benedicto XVI) Hoy también, nada es eterno, todo es perecedero, por eso Jesús busca y quiere que tengamos conciencia de todos los acontecimientos que pasan a nuestro alrededor, quiere que sintamos lo que está pasando, que no seamos espectadores pasivos: “Al mundo de hoy le falta llorar, lloran los marginados, lloran los que son dejados de lado, lloran los despreciados, pero aquellos que llevamos una vida más o menos sin necesidades no sabemos llorar (Papa Francisco). Aunque, nadie sabe la fecha ni cómo será el final de los tiempos, el ser humano debe cuestionar su existencia y escuchar el llamado que Dios le hace, que se constituye en la esperanza y finalmente la respuesta a lo que está por venir. Jesús, deja en claro que ese momento llegará, para ello pone el símil de la luna y el sol, que se apagarán y todo quedará en la oscuridad, pero todo volverá a resurgir, porque el Hijo de Dios, Jesús resucitado, será la fuente de la luz viva y resucitada para toda la humanidad. Por eso con el salmista también hoy podremos decir: «Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti» (Salmo 16), es la confianza en aquel que lo puede todo, en quien tiene la respuesta en el momento en que el cristiano más lo necesita. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Aunque los textos llevan a contemplar y reflexionar sobre el final de la vida, la invitación que hace Jesús es a preparar ese momento inminente, pero con actitud celebrativa, significa que lo que está por venir es mejor. Sin embargo, revisar la vida, hacer ciertos cambios, va a ser fundamentale a fin de poder contemplar ese misterio salvífico, en el que Jesús se constituye en la fuente, pero también en el camino. Tal vez, la experiencia vivida por los discípulos después de la muerte no fue tan alentadora, pues los llevo a que se dispersaran, pero una vez que experimentan y comprenden la resurrección del Señor son los primeros en dar testimonio, incluso con sus propias vidas. Nosotros que somos invitados al encuentro privilegiado con Dios, la celebración de la Eucaristía, debe llevarnos a vivir con Jesús resucitado, pues él santificándonos, nos ha llevado a la perfección definitiva. Por eso, la reflexión y la enseñanza de este domingo debe prepararnos para los momentos difíciles, pero ese encuentro con Jesús debe, ante todo, contagiarnos de paz y de alegría: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento» (Exhortación Apostólica: Evangelii Gaudium. Papa Francisco). [icon class='fa fa-play' link=''] Recomendaciones prácticas[/icon] Resaltar las expresiones: “Entonces se salvará tu pueblo”, “protégeme, Dios mio que me refugio en ti” y “reunirán de los cuatro puntos cardinales a sus elegidos”. Se podría proponer a los grupos pastorales que en clima de evaluación pastoral del año, presenten, junto a las intenciones y ofrendas de la misa, los logros de este año, las personas catequizadas, las obras de bien realizadas. El Prefacio podría ser el: Dominical X: El Día del Señor, p. 392 del Misal Romano. Recordar que: El sábado 21 de noviembre, es la memoria obligatoria de Presentación de la Santísima Virgen María. El próximo domingo 22 de noviembre, solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, es el último domingo del Tiempo Ordinario y por lo mismo de Año Litúrgico 2014-2015.