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Iglesia

Vie 6 Ago 2021

La voz del Pastor | 08 de agosto de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Juan 6,41-51

Vie 6 Ago 2021

Asume director del Departamento de Doctrina y Promoción de la Unidad y diálogo en el SPEC

Deseamos presentar al sacerdote Raúl Ortiz Toro, nuevo director del Departamento de Doctrina y Promoción de la Unidad y el Diálogo (PUD), designado por los obispos en la pasada Asamblea Plenaria a ocupar este cargo en el Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC). En una entrevista concedida al Departamento de Comunicaciones del SPEC, el sacerdote nos comparte algunos aspectos de su vida pastoral y las expectativas frente al trabajo que ha de asumir en servicio a la Iglesia Católica. Lea la entrevista completa: En los últimos días la Conferencia Episcopal de Colombia renovó sus directivas para el trienio 2021-2024, donde usted fue designado para el cargo de Director del Departamento de Doctrina y Promoción de la Unidad y el Diálogo (PUD), ¿por qué cree que fue la persona elegida y cómo recibe este voto de confianza por parte del episcopado? R/ Debo reconocer que no tengo ni más méritos ni mejores competencias que muchos otros sacerdotes de Colombia; en esto recalco aquella frase que nos recuerda que Jesús no eligió a los más capaces sino que capacitó a quienes eligió. Eso sí, desde el Seminario, siempre he estado inquieto por un ejercicio del sacerdocio en el que se conjugue el contacto con el Pueblo fiel y la formación permanente. Siendo seminarista tuve la gracia de que mi obispo se fijara en mí para enviarme a Roma a estudiar la licenciatura en Teología y la especialización en Patrística e Historia de la Teología; después de mi regreso a la Arquidiócesis de Ibagué he estado en diferentes frentes pastorales, desde vicario parroquial y párroco rural hasta formador del Seminario y director del Instituto de Teología y Pastoral, además de otros encargos. Ahora bien, con respecto a mi elección en este servicio para la Iglesia colombiana, debo agradecer a mi obispo, monseñor Orlando Roa Barbosa, quien tuvo conmigo la deferencia de presentarme en el grupo de candidatos y concederme la licencia para poder aceptar este encargo luego de la elección que hicieron los señores arzobispos y obispos, a quienes también hago llegar mi más sentida gratitud por confiarme esta labor pastoral que he recibido con sorpresa pero también con la confianza de que el Señor Jesús asistirá esta labor. ¿Cuál es su experiencia en materia de doctrina y ecumenismo? R/ La experiencia de un sacerdote que ha sido párroco en el campo y en la ciudad, lugares en los que se encuentran muchos desafíos en cuanto al fomento y defensa de la doctrina cristiana y también en lo que concierne la promoción de la unidad de los cristianos y el diálogo interreligioso; la experiencia de un sacerdote que ha predicado la Palabra de Dios, ha sido fiel al Magisterio de la Iglesia y que se ha desempeñado como profesor universitario de Teología y como formador de futuros sacerdotes en algunos Seminarios. ¿Qué desafíos pueden ayudar al caminar de esta nueva etapa de gestión al interior del episcopado? R/ Este Departamento del Secretariado Permanente del Episcopado (SPEC) pertenece al Centro Pastoral para la Evangelización y la Fe y está a cargo de dos Comisiones Episcopales: la primera es la de Doctrina que se encarga de promover el conocimiento de la doctrina cristiana a través de algunas actividades como la formación permanente en los ámbitos episcopal, sacerdotal y laical, y la defensa de la misma para lo cual convoca y lidera un comité teológico con expertos de diversas especializaciones (por ejemplo bioética, dogmática, bíblica, moral, etc.) que asesoran al SPEC en diversas circunstancias. Por otra parte, la segunda Comisión Episcopal es la de Promoción de la Unidad de los Cristianos, antes denominada “Ecumenismo”, y el Diálogo Interreligioso. Ambas Comisiones Episcopales tienen grandes desafíos porque, por ejemplo, en lo que respecta a Doctrina, este departamento debe procurar la ortodoxia de la fe y, por ello, la difusión y defensa del Magisterio, sobre todo en un contexto como el actual en el que existen dos tendencias: por una parte, a veces se presentan ocasiones en las que algunos fieles laicos desarrollan un ánimo contestatario a las enseñanzas pontificias en particular; por otra parte, existe una tendencia fuera de la Iglesia que quiere confinarla al ámbito de lo privado y desea quitarle su voz profética en el ámbito de la cosa pública. Así, por ejemplo, es cada vez más frecuente escuchar que algunos se preguntan por qué la Iglesia denuncia la inmoralidad de la eutanasia, el aborto, las uniones homoparentales, etc., si solo, según ellos, debiera enseñar a rezar. Pero la Iglesia jamás podrá callar ante estas situaciones porque debe defender la dignidad de la persona humana y, aunque estos temas parezcan de solo resonancia civil, en cuanto son considerados “derechos”, sin embargo tienen un fuerte componente ético que le permite a la Iglesia pronunciarse en razón de que sus fieles son personas humanas también afectadas por estas decisiones. Por otra parte, si nos vamos a los desafíos que proponen los ámbitos del ecumenismo y el diálogo interreligioso, no solo se han de tener en cuenta las actividades de acercamiento a cristianos y no cristianos sino, además, la posición de la Iglesia ante el Estado y los retos que supone la “Política pública integral de Libertad Religiosa y de Cultos” en una época en la que han crecido exponencialmente las entidades religiosas registradas en el Ministerio del Interior y ha decrecido el número de cristianos católicos. Ante estos desafíos, ¿cuál podría ser su ruta de trabajo? R/ En primer lugar, la ruta de trabajo está marcada por los Señores Obispos, especialmente, los prelados de cada Comisión Episcopal; para Doctrina tenemos la presidencia de monseñor Óscar José Vélez Isaza, obispo de Valledupar, quien conforma la Comisión con otros tres señores obispos y para Promoción de la Unidad y del Diálogo la presidencia de monseñor Édgar Aristizábal Quintero, obispo de Yopal, más tres señores obispos y el exarca maronita, monseñor Fadi Bou Chebl. Hablando de una hoja de ruta quiero en este punto destacar la encomiable labor de las anteriores comisiones episcopales, sus obispos presidentes, y del director saliente, el padre Jorge Enrique Bustamante Mora, quien durante los dos anteriores trienios configuró en la práctica lo que hoy es el Departamento que recibo. Su disponibilidad y visión permitió llevar a cabo las directrices señaladas por los prelados responsables de las comisiones episcopales. El Departamento continuará los proyectos que se encuentran en ejecución como el que concierne la formación teológico – pastoral sobre Exorcismo y Oración de Liberación y la importancia de conocer los límites y alcances del decreto 437 de 2018 sobre Política Pública de Libertad Religiosa y de Cultos, además de proponer para el trienio otros ejes temáticos de acuerdo a las necesidades actuales. Quién es el padre Raúl Ortiz Toro R/ Nací en Pereira, Risaralda, 30 de junio de 1980. Fui ordenado para la arquidiócesis de Ibagué, 21 de noviembre de 2009. Aunque nacido en Pereira, sin embargo crecí en la Arquidiócesis de Ibagué, en la parroquia de San José de Anaime. Cursé los estudios filosóficos en el Seminario Mayor María Inmaculada de Ibagué; los teológicos en la Universidad Pontificia Regina Apostolorum de Roma. Soy licenciado en teología y especialista en Teología Patrística e Historia de la Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. He sido vicario parroquial, párroco, rector eclesiástico de un santuario, profesor del Seminario, Director de un Instituto de Teología y Pastoral, y de una emisora católica. He escrito siete libros de historia regional de la Iglesia para las arquidiócesis de Popayán e Ibagué y la diócesis de Pereira.

Jue 5 Ago 2021

Llegan Leccionarios colombianos con nuevos precios

La Conferencia Episcopal, a través del área de librería, pone a disposición de obispos, sacerdotes y religiosos, los Leccionarios editados para Colombia, que ahora tienen precios actualizados para la venta. Según lo han informado a través de un comunicado, el valor del leccionario por precio unitario será de $250.000, o el juego completo de los 6 disponibles por $1.500.000. Leccionarios Disponibles: - Leccionario dominical Ciclo A - Leccionario dominical Ciclo B - Leccionario dominical Ciclo C - Leccionario ferial II (Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua) - Leccionario ferial III Tiempo ordinario (año par) - Leccionario ferial III Tiempo ordinario (año impar) Qué es el Leccionario: Es el libro litúrgico usado actualmente para proclamar las lecturas bíblicas en la Misa y en otras celebraciones litúrgicas de acuerdo al año litúrgico. Existen varios volúmenes, clasificados según los ciclos de lecturas de la liturgia católica, y según sean lecturas dominicales, de entre semana o fiestas especiales (santos misas de difuntos, bodas etc). Mayores informes: PBX: 437 55 40 Ext. 264 Celular: 3138808447 Correo electrónico: [email protected]

Mié 4 Ago 2021

"Voz nuestra", listos para escucharnos en la Asamblea Eclesial

El comité de comunicación de la Asamblea Eclesial y el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) han iniciado la campaña “Voz Nuestra” para promover la participación y recibir los aportes de todo el Pueblo de Dios en el proceso de Escucha de la Asamblea Eclesial, prevista del 21 al 28 de noviembre en México bajo el lema "Todos somos discípulos misioneros en salida". A esta iniciativa se han sumado las Conferencias Episcopales, Conferencias de Religiosos, grupos, organizaciones e instituciones del continente y el Caribe, que han asumido el compromiso de llevar este mensaje a todos los miembros de la Iglesia. De igual modo, están convocados todos aquellos que deseen aportar a la Escucha, en sus distintas modalidades, este periodo cierra el próximo 30 de agosto, por lo que desde el Comité de Escucha invitan a realizar sus contribuciones antes de esta fecha. Por supuesto, la escucha será un proceso permanente en este camino sinodal, no obstante quienes deseen participar con su voz, deben hacerlo registrándose en la plataforma en https://asambleaeclesial.lat/escucha/ Vídeo promocional El siguiente es el video promocional de esta fase de escucha, elaborado por el equipo de Pastoral Juvenil de Venezuela, donde participan laicos, sacerdotes, religiosas de Venezuela, Brasil, Argentina, Bolivia, Uruguay y El Salvador, así como el Movimiento Laudato Si’, el dueto Paz y Bien y Matrimonios de Schoenstatt de Chile. Además, cuenta con la participación especial de monseñor Percy Galván, arzobispo de La Paz (Bolivia), y el crdenal Gregorio Rosa Chávez, obispo auxiliar de San Salvador. Fuente: Sitio web Asamblea Eclesial para América Latina

Mié 4 Ago 2021

«Yo soy el Pan vivo que ha bajado del cielo»

DECIMONOVENO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Agosto 8 de 2021 Primera lectura:1R 19,4-8 Salmo: Sal 34(33),2-3.4-5.6-7.8-9 (R. cf. 9a) Segunda lectura: Ef 4,30–5,2 Evangelio: Jn 6,41-51 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Las lecturas de hoy tienen muchos paralelos con las lecturas del Domingo pasado: • No son los israelitas los que se lamentan porque no tienen que comer en el desierto, sino el profeta que se siente derrotado en una batalla que ha durado años contra un culto idolátrico impulsado por la reina Jezabel. • Y así como Dios da al pueblo el maná para peregrinar cuarenta años hacia la Tierra prometida, Dios da al profeta el alimento y la fuerza para peregrinar cuarenta días y cuarenta noches hasta llegar al Horeb, el monte de la Alianza. • En la segunda lectura, san Pablo sigue animando a los efesios a llevar una vida según el Espíritu Santo, como imitadores de Dios y testigos de su amor. • Y en el Evangelio Jesús continúa presentándose como el Pan vivo bajado del cielo para dar vida eterna a todos los que crean en él. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El texto del primer libro de los Reyes requiere conocer un poco el contexto del reinado de Ajab en Israel (874-853 a.C.), lleno de prosperidad, obras monumentales, comercio y pacto con los pueblos vecinos. Pero Ajab se casó con Jezabel, la hija del rey de Tiro, que quiso imponer en Israel el culto a Baal y a Astarté, ídolos paganos, alejándolos de la fe en el Dios que los había traído de Egipto a la Tierra prometida. A la persecución religiosa se sumaron la corrupción moral (y los sacrificios humanos, cf. 1Re 16) y las injusticias sociales (como el asesinato de Nabot, cf. 1 Re 21). Jezabel quiso imponer sus creencias valiéndose de numerosos “profetas” de Baal a los que se opuso el profeta Elías, quien debió enfrentar largos y numerosos conflictos y persecuciones. Pero al final, Elías se siente abandonado y derrotado, desanimado y sin fuerzas para seguir defendiendo la fe verdadera. Primero se esconde y luego quiere huir hacia el sur, hacia el Horeb, hacia el monte santo en donde cuatrocientos años antes Moisés vio al Señor e Israel hizo una Alianza con Dios. Para ello comienza a atravesar el desierto del Sinaí pero las fuerzas lo abandonan y es ahí donde se inserta el texto de la primera lectura en la que Elías se desea la muerte. Pero un ángel del Señor lo alimenta y le da fuerzas para enfrentar las penalidades de su peregrinación, y camina cuarenta días y cuarenta noches hasta llegar al Horeb. En la segunda lectura, prolongación de la del pasado Domingo, san Pablo continúa exhortando a los efesios y a nosotros, para que vivamos una vida coherente con el Espíritu Santo con el cual fuimos sellados el día de nuestro bautismo. No se trata solamente de que “nos portemos bien”, o que “seamos buena gente”, o realicemos actos de filantropía, sino de que seamos “imitadores de Dios”. Nuestra vida moral, por tanto, debe evitar los vicios y practicar las virtudes a ejemplo de Cristo, quien se ofreció en sacrificio. sacrificio (sacrum fare) es decir “consagró su vida”, al igual que nosotros debemos santificar nuestra vida, hacer presente el amor de Dios en todo lo que hacemos y decimos. Por eso el apóstol comienza por elencar seis vicios que se deben evitar en nuestras relaciones con los demás, porque en los distintos contextos en los que nos movemos, en la comunidad familiar, educativa o laboral, las dificultades y tensiones se multiplican y podemos acostumbrarnos a actuar como no debiéramos. La amargura hace ácido nuestro vocabulario y nos volvemos ofensivos. La ira nos hace perder el control frente a lo que hacemos y decimos. La cólera nos llena de furia, nos hace sordos frente a lo que nos dicen y nos hace enzarzarnos en discusiones inútiles. Los gritos tratan de acallar las palabras de la otra persona y nos tornan violentos. La maledicencia nos lleva a caer en el placer morboso del chisme, de divulgar el mal, los errores y las debilidades ajenas. Y la maldad nos daña el corazón multiplicando y atrayendo otros comportamientos que dañan a la comunidad. Pablo concluye mostrando la actitud positiva que debe caracterizar el comportamiento del cristiano, amable, compasivo y con capacidad de perdón. Como lo hace Dios con nosotros y como lo sigue haciendo Cristo a través de nosotros. El evangelio nos presenta a los judíos que reaccionan contra la pretensión de Jesús que escuchábamos el Domingo pasado: “Yo soy el pan de vida”. Por eso la lectura dice que los judíos “murmuran”, pero el verbo griego expresa mucho más que hacer comentarios en voz baja y describe a los que rechazan y consideran inaceptable que Jesús pretenda ser Dios mismo, el Señor de la Vida, que da Vida eterna porque es el Pan bajado del Cielo. A los judíos les cuesta aceptar su divinidad porque lo conocen como “el hijo del carpintero” y conocen a su familia. Por ello Jesús insiste en que descubrir, aceptar y recibir “el pan de Vida” no es una conquista del hombre sino un don de Dios. De ese Dios que enseña por medio del Espíritu. Y que el creyente que recibe este don, necesita “comer su carne”, es decir, aceptar que en esa realidad humana del “hijo del carpintero”, se manifiesta Dios en todo su poder, capaz incluso de resucitar a los creyentes. Jesús es el pan vivo, bajado del cielo, para dar vida al mundo. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La realidad de Elías es la misma nuestra, cuando los conflictos, los chismes, los problemas, la envidia y la mezquindad nos abaten y nos destruyen. A veces hasta perdemos la esperanza y nos desilusionamos de los otros, de nosotros mismos, y hasta de Dios. Por eso es importante que en medio de las dificultades seamos capaces de descubrir esos ángeles que Dios nos envía para despertarnos, para ayudarnos, para animarnos a recomenzar. Es llamativo que Dios no le evita a Elías las fatigas del viaje por el desierto, no le ahorra penas ni lo transporta milagrosamente hasta la meta. No. Le ofrece la fuerza por medio del alimento para que haga lo que tiene que hacer. Los problemas y las dificultades son para afrontarlos, no para ignorarlos. Tomemos conciencia de las circunstancias que en este momento nos causan amargura o desesperación, percibamos lo que Dios nos está pidiendo, descubramos los ángeles que nos envía y retomemos las fuerzas necesarias para llegar a nuestras metas. Y de la misma manera, esforcémonos por ser ángeles para los que a nuestro alrededor se sienten desanimados y desesperanzados. Es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio, dice el Señor. Y este proverbio se puede aplicar a lo que dice san Pablo. Vemos las fallas en los demás pero no nos damos cuenta de nuestras propias deficiencias. Por eso, tomar conciencia de nuestros errores es el primer paso para cambiar, y las palabras del apóstol nos dan la oportunidad para examinar nuestras reacciones, nuestro vocabulario, nuestro comportamiento. Y a comprometernos, delante del Señor y de nuestros hermanos, en esta Eucaristía, a eliminar la amargura, la ira, la cólera, los gritos, la maledicencia y la maldad en nuestros comportamientos y palabras. Y a imitar lo que hace Dios con nosotros, siendo benévolos, misericordiosos, amorosos, prontos al perdón. Cuando Juan en su evangelio habla de “los judíos”, no se refiere a los que habitan en Judea o a los miembros del pueblo de Israel, sino a los que se oponen a Jesús y rechazan reconocerlo como Cristo. El evangelio de hoy le habla a ese pequeño “judío” que todos llevamos dentro y que nos impide aceptar completamente a Jesús como Salvador. Es fácil, en efecto, reconocer a Jesús como un maestro, un profeta, un hombre excepcional. Pero asumirlo personalmente como Dios y salvador, y dejar moldear nuestra vida con los valores y principios de su Evangelio es muy difícil. Reconocerlo como “pan de Vida”, “comer su carne”, imitarlo y hacerlo presente con nuestras palabras y acciones, permitiendo “que se nos vea” el Espíritu que recibimos en el bautismo, es toda una misión. Pidámosle al Señor esa gracia, ese don, ese regalo en esta Eucaristía. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Después de comulgar, sacramental o espiritualmente en esta Eucaristía, hagamos un acto de fe en Jesús como Pan de Vida. Pongamos nuestras vidas en sus manos, los problemas que afrontamos, las dificultades que parecen no tener solución. Y pidámosle al señor que nos dé la fuerza y la sabiduría para salir adelante, para cambiar en nuestra vida todo aquello que debemos cambiar y para ayudar a los que enfrentan dificultades mayores que las nuestras. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hoy nos reunimos para celebrar la Eucaristía y para recibir a Jesús, el Pan de Vida que ha bajado del cielo para darnos vida eterna. Dispongámonos a reconocer a Jesús como nuestro Dios y Salvador y abramos nuestro corazón a su Palabra, que nos ofrece indicaciones muy concretas para vivir como discípulos del Señor y como hermanos todos. ¡Bienvenidos a participar con alegría! Monición a la Liturgia de la Palabra El profeta Elías se siente tan desesperado, que se desea la muerte. Muchos de nosotros también nos podemos sentir sobrepasados por los problemas y por eso escuchemos con atención lo que hace Dios con él por medio de su ángel. San Pablo continúa exhortándonos a ser santos y nos propone un camino concreto: imitar en nuestra vida, con nuestras palabras y obras el amor y la misericordia que Dios tiene con nosotros. Y el Evangelio continúa profundizando la enseñanza de Jesús que se proclama como el Pan de Vida. ¡Escuchemos con atención! Oración Universal o de los Fieles Presidente: Queridos hermanos, elevemos nuestras súplicas al Padre celestial, confiados en su infinita misericordia, porque estamos seguros que siempre nos concede lo que más nos conviene. R. ¡Dios todopoderoso, escucha nuestra oración! 1. Oremos por la Iglesia y por todas las comunidades eclesiales, para que en medio de las dificultades siga haciendo presente el mensaje de Salvación de Cristo Jesús y siga transmitiendo coraje y fortaleza a los que se sienten abatidos y desilusionados. 2. Oremos por nuestros gobernantes, para que, en medio de las dificultades derivadas de la pandemia, puedan conducir a nuestros pueblos hacia el desarrollo y la construcción de una sociedad cada vez más justa y fraterna. 3. Oremos por los enfermos, por los que pasan hambre y necesidad, por los que están solos y desconsolados, para que encuentren en la fe la fuerza necesaria para superar sus dificultades. 4. Oremos por los profetas modernos, que tienen que luchar contra corriente, que tienen que enfrentar críticas y persecuciones, para que nunca se desanimen, y oremos por cada uno de nosotros para que encarnemos en nuestra vida esa vocación que recibimos en el bautismo a ser Profetas del amor de Dios y del Evangelio de Cristo. Oración conclusiva Atiende, Padre bueno, las súplicas que te presentamos con la confianza de los hijos y que te presentamos por intercesión del Pan de Vida, Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Mié 4 Ago 2021

El "para siempre" y la belleza del amor: Quinto video sobre la familia

Es el título de la reflexión que el Papa Francisco presenta a través del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, en el Vaticano, responsable de animar el año Familia Amoris laetitia. En su mensaje el Pontífice resalta que el matrimonio es un signo precioso que refleja el amor de Dios en la pareja, pero esto “no significa que el amor entre los cónyuges tenga que ser perfecto... Nunca lo es, pues el amor entre los cónyuges es un proceso dinámico, que continúa y mejora a lo largo de la vida”. Observa que el matrimonio requiere de la fidelidad y anota que este es un sacramento que es para toda la vida. “No tengas miedo a fracasar: ¡el miedo es el mayor obstáculo para aceptar a Cristo y su plan de vida para nosotros! ¡Frente al miedo, estar atentos!” Insiste que con el matrimonio se demuestra la seriedad del compromiso entre dos personas que se aman, el no querer casarse, apunta es “no querer hacer público el compromiso, tener reservas, tal vez no estar convencidos del paso que se debe dar”. El santo Padre observa que hoy la Iglesia tiene la necesidad de la valiente fidelidad de los esposos al sacramento del matrimonio “es necesario que cada pareja de testimonio de la belleza del matrimonio cristiano, incluidas las dificultades y los desafíos de cada día”. El video presenta, además, el testimonio de los esposos italianos Donato y Francesca, que llevan 18 años de casados y tienen 5 hijos. Por su parte Francesca asegura que para ellos el matrimonio es un don: “como pareja nos damos cuenta de ello sobre todo cuando luchamos por construir nuestra relación de amor, pero es precisamente ahí donde tenemos la oportunidad de ver la intervención de la Gracia”. Quinto subsidio: El “para siempre” y la belleza del amor Cada video está siendo acompañado de un subsidio, que puede ser utilizado de manera flexible tanto por las familias como por las distintas realidades eclesiales (jurisdicciones, parroquias, comunidades). Este material, además, está organizado en 4 partes, cada una de las cuales puede ser utilizada para profundizar en la familia o la comunidad, incluso en momentos diferentes. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar subsidio cartilla 5[/icon] Videos sobre la familia Cada mes se está publicando un vídeo con las reflexiones del Papa sobre la exhortación apostólica Amoris laetitia y testimonios de familias de todo el mundo. Este material, ha dicho el Dicasterio, es una invitación a “caminar juntos para redescubrir la familia como un don, a pesar de todos los problemas, obstáculos y desafíos que hoy debe afrontar”. Objetivos del Año Familia Amoris laetitia Entre los objetivos propuestos por el Dicasterio para Laicos, Familia y Vida se contempla la difusión del contenido de la exhortación apostólica Amoris laetitia, para hacer experimentar que el evangelio de la familia es alegría que llena el corazón y la vida entera. Asimismo, el anuncio de que el sacramento del matrimonio es un don y tiene en sí mismo una fuerza transformadora del amor humano, con la finalidad de hacer a las familias protagonistas de la pastoral familiar. También buscarán concienciar a los jóvenes sobre la importancia de la formación en la verdad del amor y el don de sí mismos, así como ampliar la mirada y la acción de la pastoral familiar para que se convierta en transversal, para incluir a los esposos, a los niños, a los jóvenes, a las personas mayores y las situaciones de fragilidad familiar.

Mar 3 Ago 2021

La CEC saluda a los sacerdotes en la fiesta de su patrono, San Juan María Vianney

En la fiesta de San Juan María Vianney, que se conmemora este 04 de agosto, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través de una carta dirigida a todos los sacerdotes del país, los saluda y agradece por el testimonio de servicio pastoral ofrecido con su trabajo, de manera especial en este tiempo de pandemia. “Esta carta tiene el propósito de agradecerle su caridad pastoral manifestada en tantas iniciativas evangelizadoras y en su testimonio de una iglesia compasiva que vive unida al Pastor. Queremos, además, animarlos para seguir instaurando el Reino prometido por el Señor, que propicie el encuentro entre todos los que habitamos este país”. Los obispos recuerdan como, a ejemplo de San Juan María Vianney, se ha tenido que vivir en este tiempo de la pandemia con ausencia de fieles en los templos, dificultades en recursos humanos y económicos, pero aun así, a pesar de estas crisis han mantenido vivo el espíritu de la creatividad. El mensaje firmado por las directivas de la CEC, observa como a pesar de las fatigas que se hayan podido tener y siempre confiados en la providencia Divina, los ministros han estado acompañando con esperanza a sus comunidades “Hemos sido ministros de esperanza, acompañando a los miembros de nuestras comunidades, en medio de la incertidumbre, sus enfermedades y sus duelos. Hemos presidido las exequias de sus familiares y amigos, respetando todas las medidas de bioseguridad; sabemos lo que implica entregar en las manos del Señor a un ser querido en estas circunstancias, pues cientos de hermanos diáconos, presbíteros y obispos se han sumado a los miles de colombianos y migrantes extranjeros fallecidos en este tiempo de pandemia”. En este contexto, resaltan la presencia de la Iglesia quien a nivel sacramental, evangelizador y asistencial, sigue llegando con dinamismo a los rincones más apartados del territorio colombiano, para atender a los más pobres y vulnerables. Finalmente, ofrecen su compromiso de oración por los sacerdotes pidiendo la intercesión de Cristo y la Virgen María, madre de los sacerdotes. Para que “a ejemplo del Santo Cura de Ars, sigan siendo el palpitar del Buen Pastor, que ama y se entrega por su pueblo”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon] San Juan María Vianney, el Cura de Ars La Iglesia celebra cada 4 de agosto a San Juan Bautista María Vianney (1786-1859), conocido como el Santo Cura de Ars, debido al nombre del pueblo en Francia donde sirvió por muchos años: Ars-sur-Formans, ubicado a 30 Km de la ciudad de Lyon. San Juan María Vianney es el patrono de los sacerdotes, en especial de los párrocos. Es considerado el paradigma del buen confesor. Poseía dones extraordinarios como la profecía o la capacidad para conocer las almas y penetrar sus intenciones. Fue un hombre muy humilde y de gran discernimiento, modelo de pastor. En repetidas oportunidades, fue blanco de los ataques directos del demonio, lo que supo enfrentar con su alma ligera, fortalecida por la gracia, la mortificación, la oración y el servicio.

Mar 3 Ago 2021

“El sacerdocio es el amor del corazón de Jesús” (Santo Cura de Ars)

Por: Mons. José Libardo Garcés Monsalve - El próximo 4 de agosto recorda­mos en la liturgia de la Iglesia a san Juan María Vianney, co­nocido como el Santo Cura de Ars, patrono de los párrocos y de los sa­cerdotes. Un sacerdote sencillo y humilde, que supo entregar su vida a Dios y a los hermanos, en un servicio abnegado sobre todo en el sacramen­to de la confesión, logrando desde el confesionario muchas conversiones de personas que llegaban de todas partes a la aldea de Ars, a pedir per­dón al Señor por sus pecados y a reci­bir la gracia de Dios. “El sacerdocio es el amor del corazón de Jesús”, es una frase que el Santo Cura de Ars repetía y meditaba con frecuencia; nos invita a todos a reco­nocer con gratitud a Dios el don tan grande que representan los sacerdo­tes, para la Iglesia y para cada una de las comunidades parroquiales; quie­nes recibiendo el llamado del Señor y dando una respuesta generosa a su plan de salvación, cada día repiten las palabras y los gestos de nuestro Señor Jesucristo para que pastores y fieles tengan el pan de la Palabra y de la Eucaristía que es el camino a la vida eterna. El Santo Cura de Ars enseñaba a sus fieles con la propia vida. Siempre lo veían en el templo dedicando muchas horas de su tiempo a la oración. Con gran fervor se ponía de rodillas frente al Santísimo Sacramento presente en el sagrario, en actitud contemplativa, y estaba allí sin necesidad de hablar mucho, sino entrando en el secreto de su corazón y orando al Señor como lo pide el Evangelio: “Tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te re­compensará” (Mt 6, 6). De su oración contemplativa brotaba un amor pro­fundo por la Eucaristía, pues estaba convencido que todo el celo pastoral en la vida del sacerdote depende de la Eucaristía. Por eso celebraba su misa diaria con gran fervor y unción. Su profunda vida espiritual y fer­vor en el ejercicio de su ministerio sacerdotal, lo llevó a abrazar la Cruz del Señor cada día y a entre­gar su vida en un ser­vicio constante en el confesionario, de tal manera que su alimen­to era la Eucaristía y su lugar de trabajo era el trono de la gracia, donde escuchaba a los penitentes y los lleva­ba hasta Dios. Al conmemorar a este gran santo patrono y modelo de los sacerdo­tes, volvemos la mirada a cada uno de los sacerdotes de la Iglesia y de nues­tra Diócesis, orando por su ministerio para que cada día la fidelidad sea la nota central de los ministros del Se­ñor y así puedan tener un corazón ar­diente de pastores para entregar toda su vida a la evangelización, identi­ficando su vida con la de Jesucristo Buen Pastor. El Concilio Vaticano II hablando de los sacerdotes expresa: “encontrarán en el mismo ejercicio de la caridad pastoral el vínculo de la perfección sacerdotal que reduce a unidad su vida y su actividad. Esta caridad pastoral fluye sobre todo del sacrificio eucarístico” (Presbyte­rorum Ordinis #14), esto significa en el sacerdote una vida interior que se expresa en un corazón ardiente de pastor, con la conciencia de llevar en su vida el misterio de Amor que tiene que ser la fuente de su vida de oración y de todo su apostolado. Un sacerdote al estilo de Jesús, a ejemplo del Santo Cura de Ars, animador de una comunidad pa­rroquial es capaz de renovar y convertir una parroquia, en una comunidad de discípulos misione­ros al servicio del Evangelio. Así lo expresa Aparecida cuando afirma: “La renovación de la parroquia exige actitudes nuevas en los párrocos y en los sacerdotes que están al servicio de ella. La primera exigencia es que el párroco sea un auténtico discípulo de Jesucristo, porque sólo un sacer­dote enamorado del Señor puede renovar una parroquia; pero, al mismo tiempo, debe ser un ardoroso misio­nero que vive el cons­tante anhelo de buscar a los alejados y no se contenta con la simple administración” (Do­cumento de Aparecida #201). Este fue el itinera­rio espiritual y pastoral de san Juan María Vianney para la aldea de Ars, quien, enamorado de Nuestro Señor Jesucristo, se dedicó a anunciarlo con su vida y con el ejercicio de su ministerio, que privilegió en el confe­sionario, entregando la gracia de Dios a tantos alejados que acudían a reci­bir el perdón misericordioso y desde allí se fue renovando la parroquia y también su entorno. Hoy el Papa Francisco nos invita a una conversión pastoral y misionera como la que em­prendió el Santo Cura de Ars, con el anhelo de que todas las comunidades lleguen a conocer y amar a Jesucristo. Así lo expresa el Papa cuando dice: “Espero que todas las comunidades procuren poner los medios necesa­rios para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están. Ya no nos sirve una ‘simple adminis­tración’. Constituyámonos en todas las regiones de la tierra en un ‘esta­do permanente de misión” (Evangelii Gaudium #25). El cura de Ars vivió la buena noticia del Evangelio de Nuestro Señor Jesu­cristo y se la hizo descubrir a sus fe­ligreses permaneciendo en medio de su pueblo, como lo afirmó san Juan XXIII en ‘Sacerdotii Nostri Primor­dia’: “como un modelo de ascesis sacerdotal, modelo de piedad y sobre todo de piedad eucarística, y modelo de celo pastoral”, de tal manera que su parroquia rápidamente se fue reno­vando, siendo para los fieles ejemplo de respuesta en la fe, la esperanza y la caridad. En este momento histórico como sa­cerdotes tenemos un gran desafío de iniciar nuevos cristianos y reiniciar a los que se han alejado, mediante un proceso evangelizador que tenga a Jesucristo como centro, para hacer realidad el sueño del Papa Francisco que pide una nueva evangelización donde “el anuncio se concentra en lo esencial, que es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesario” (EG #35), que es el mismo Jesucristo, Nuestro Señor. Que la intercesión del Santo Cura de Ars, de la Santísima Virgen María y del glorioso Patriarca san José, alcan­cen del Señor muchas bendiciones y gracias, que ayuden a todos los sa­cerdotes a vivir en fidelidad a Cristo y a la Iglesia. A todos los fieles, les concedan seguir unidos en oración y en colaboración con sus sacerdotes en las comunidades parroquiales. Para todos, mi oración y bendición. + José Libardo Garcés Monsalve Administrador Apostólico de la Diócesis de Cúcuta