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Iglesia

Jue 22 Feb 2018

Vicariato de Puerto Leguízamo-Solano celebró V aniversario de su creación

El Vicariato de Puerto Leguízamo-Solano, ubicado a orillas del río Putumayo, en la Amazonia colombiana, celebró con una solemne eucaristía su V Aniversario de creación. El obispo Joaquín Humberto Pinzón Güiza, durante la homilía manifestó su gratitud a Dios por la misión adelantada a lo largo de este primer lustro y resaltó el apoyo de la comunidad para el desarrollo de la tarea evangelizadora en estos territorios misioneros. "Con grande alegría celebramos hoy los cinco años de creación de nuestro Vicariato de Puerto Leguízamo Solano. Hoy después de este primer lustro, leemos con gratitud la experiencia vivida. Por eso queremos igualmente con gratitud vivir, celebrar, agradecer y proyectar desde las claves de: desafío y la realidad. Mi profunda gratitud para todos ustedes y tantos y tantas que se han sumado y han contribuido a este proyecto de vida abundante para todos", expresó el prelado. El papa Benedicto XVI creó el 21 de febrero de 2013 el Vicariato Apostólico de Puerto Leguízamo-Solano, mediante su separación del Vicariato Apostólico de San Vicente-Puerto Leguízamo, ambos ubicados en el sur de Colombia. El Vicariato Apostólico de Puerto Leguízamo-Solano comprende los municipios de Leguízamo (Departamento de Putumayo) y de Solano (Departamento de Caquetá), así como la localidad de Puerto Alegría (Departamento del Amazonas) y un espacio de 5 kilómetros cuadrados que va desde Guaquirá hasta Angostura (Putumayo-Amazonas). Junto a su creación, el papa nombró en ese momento a monseñor Joaquín Humberto Pinzón Güiza (Berbeo, 1969), de los padres misioneros de la Consolata.

Mié 21 Feb 2018

Tiempo de purificación y de creación

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo - Hemos iniciado la Cuaresma y, coincidiendo con el Miércoles de Ceniza, hemos conmemorado los 150 años del decreto que dio origen a nuestra Arquidiócesis de Medellín. Como hemos decidido, aprovechando la vida litúrgica y pastoral ordinaria para celebrar nuestro sesquicentenario, nos proponemos hacer de este tiempo una oportunidad de purificación y renovación personal y eclesial. Durante la Cuaresma, la Palabra de Dios nos anuncia que los que vuelven al Señor, aun si están destrozados por el pecado, serán sanados, reconstruidos desde adentro y capacitados para anunciar las maravillas de la salvación (2 Cor 6,2). San Pablo nos asegura que los que hemos sido bautizados en Cristo somos una nueva creación (Gal 3,28). Debemos, entonces, lograr ser y mostrar esa novedad en la Iglesia y en la sociedad. Todo debe comenzar por un retorno a Dios para que él nos despoje de toda nuestra maldad. Él puede darnos un corazón limpio, puede crear en nosotros un espíritu puro, puede hacer de nosotros personas con una profunda vida interior (Sal 51). Mientras no demos este paso, seguiremos viviendo en la superficie, gastando la vida en lo secundario y viendo que se alejan de nosotros la verdadera alegría y la auténtica libertad. Nuestra purificación, en segundo lugar, exige morir a nuestro egoísmo y abrirnos a la realidad y a las necesidades de los demás. Nada purifica y construye tanto como la experiencia del amor. Debemos llegar a tener en cuenta primero los intereses de los demás (Fil 2,4), a ser samaritanos que detienen su viaje y superan prejuicios para ocuparse del dolor del otro (Lc 10), a aprender a vencer el mal a fuerza de bien (Rm 12,21). Debemos empeñarnos, igualmente, en una purificación pastoral que nos permita dejar prácticas e iniciativas que ya no forman en la fe, para promover verdaderos procesos de nueva evangelización. Tenemos tantos cristianos sólo de nombre acomodados a la vera del camino y muy pocos discípulos comprometidos en realizar con pasión la misión que Dios nos confió. Necesitamos cristianos que, más que pedirle milagros a Jesús, hagan los milagros de Jesús: acompañar a los enfermos y darle de comer a los hambrientos. Urge que influyamos decididamente en una purificación social, para transformar relaciones y prácticas. La Iglesia Católica debe contribuir positivamente y sin fanatismos a la configuración sociopolítica de nuestra nación. Estamos llamados a mostrar la bondad de nuestra fe y de los valores cristianos en orden a una recta actitud frente al trabajo, al uso de los recursos naturales, a la defensa del bien común y a la atención de los más pobres. Es hora de purificarnos del egoísmo y de la agresividad. Entre nosotros la violencia se ha institucionalizado y cada día aparece con nuevas malicias. Con la fuerza de Dios debemos ser agentes activos capaces de limpiar el rostro de nuestra sociedad distorsionada, marcada por diversas formas de corrupción y manchada de sangre. Desde la familia tenemos que aprender la fraternidad; ya sabemos que con la guerra siempre perdemos todos. Dios no nos quiere encerrados en nuestro egocentrismo y destruidos por nuestros pecados, sino en un proceso permanente de creación espiritual, pastoral y social, que nos permita estar abiertos a él que es la fuente de la vida y la felicidad y que nos sitúe en el mundo con la antorcha del Evangelio para alumbrar todas las posibilidades del ser humano. La belleza del cristianismo está en su capacidad de ser levadura, luz y sal (Mt 5,14-16). El mundo necesita ver en nosotros la novedad definitiva que es Cristo. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Mar 20 Feb 2018

Periodistas colombianos aceptan invitación a vivir el apostolado de la oreja

En una experiencia de retiro que invita a sanar las heridas del alma, abrir las puertas del corazón y darse la oportunidad de ejercer el apostolado de la oreja, “que se traduce en la capacidad de escuchar al otro, su historia, su dolor, su vida misma y presenciar a Dios que concede el perdón y labra caminos de esperanza”, durante dos días, más de 40 periodistas del país se encontraron con víctimas y ex-victimarios del conflicto armado que ha azotado a Colombia por más de cinco décadas. Convocados por la Fundación Víctimas Visibles, con el apoyo de la Arquidiócesis de Bogotá, la Nunciatura Apostólica y la Conferencia Episcopal de Colombia, los asistentes vivieron esta experiencia espiritual denominada 'Hospital de Campo'. Estos retiros nacieron inspirados en el pensamiento del papa Francisco en una de sus homilías en Roma, en casa Santa Marta, el 5 de febrero de 2015, donde expresó: “Esta es la misión de la Iglesia: curar y cuidar. Algunas veces he hablado de la Iglesia como de un hospital de campaña. Es verdad: ¡Cuántos heridos hay, cuántos heridos! ¡Cuánta gente necesita que sus heridas sean curadas! Esta es la misión de la Iglesia: ¡Curar las heridas del corazón, abrir las puertas, liberar, decir que Dios es bueno, que Dios perdona todo, que Dios es padre, que Dios es tierno, que Dios nos espera siempre…! La eucaristía de cierre del retiro estuvo presidida por el Cardenal Rubén Salazar, Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia; también estuvo presente Monseñor Ettore Balestrero, Nuncio de Su Santidad en nuestro país. Los dos prelados compartieron con los participantes y, de manera especial, animaron a los comunicadores sociales y periodistas a ceñirse siempre a la verdad para que sean instrumentos de reconciliación y paz desde el importante rol que desempeñan en la sociedad. El Hospital de Campo se desarrolla bajo el esquema: Director: Dios; médicos: sacerdotes que apoyan en el retiro; enfermeros: víctimas del conflicto; camilleros: victimarios, que oran por las almas de las personas a las que hicieron daño; enfermos: todos los que participan. El método de diagnóstico es el apostolado de la oreja y la medicina es la misericordia.

Mar 20 Feb 2018

El voto de todos es importante y necesario

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - En nuestro País, tenemos una tradición de respeto y de participación democrática que pese a sus grandes limitaciones nos permite contribuir en las decisiones referidas al gobierno y a la elección de los gobernantes. Toda democracia debe fomentar la participación para fortalecer, defender, informar escuchar a todos los ciudadanos. Esta es la doctrina social de la Iglesia, que nos quiere enseñar acerca de nuestro empeño en la sociedad como católicos (Compendio de la Doctrina social de la Iglesia, n. 190b). En poco menos de un mes estaremos llamados a dar nuestro voto, para la elección de los órganos legislativos, los cuales han estado en muchos cuestionamientos en los últimos tiempos. Como católicos, no podemos permanecer distantes y pasivos de frente a unas importantes decisiones, en la que está marcado y proyectado el futuro de Colombia, nuestra Patria. Nuestro voto tiene que ser un voto responsable, que tome cada una de las propuestas de quienes se postulan para entrar a definir todo el ordenamiento legislativo de Colombia. También comenzará la definición de quienes aspiran a la Presidencia de la República. El Presidente, ocupa una carga pública en la cual tiene que trabajar por los altos intereses de todos los colombianos, velar por su seguridad, por su trabajo, por los medios y recursos necesarios para la educación y la salud. Las modernas ideas políticas pretenden que los gobernantes tomen seriamente las necesidades y realidades sociales de cada uno de los miembros del Estado. La participación de todos debe medir propuestas, indicaciones, elementos con los cuales pretende servirse a Colombia y los intereses de cada uno de los asociados. La Conferencia Episcopal de Colombia ha publicado un Mensaje en el que nos “invita a involucrarnos en el proceso electoral”, derrotando la indiferencia y comprometiéndonos. Comprendiendo que el voto es “un derecho inalienable y un deber fundamental”. Como católicos tenemos que revisar también los temas que se refieren al respeto de la vida humana, de los valores fundamentales del hombre a los cuales no puede renunciarse, la educación en valores y contenidos superiores para los hijos, la defensa de la Institución familiar (entendiendo la familia como una comunidad de vida sacramental entre un hombre y una mujer). Este discernimiento tiene que estar llamado a identificar precisamente esos valores morales necesarios a consolidar la vida social (Compendio…, n. 568). Es una invitación a elegir los valores fundamentales. La Conferencia Episcopal de Colombia nos invita a un “voto responsable” donde podamos elegir y examinar a cada uno de los candidatos para buscar soluciones a fondo a nuestra Patria, Colombia. En esta campaña hemos podido observar cómo se presentan situaciones y hechos que se han apartado de principios éticos y de respeto, donde se pretende, en muchas situaciones, descalificar al adversario y, con muchos medios, obtener el beneplácito de los ciudadanos. Hemos tenido también en algunos momentos la posibilidad de reflexionar sobre la Paz y su futuro, la forma de llegar a ella serenamente y el diálogo que debe prevalecer siempre, como horizonte para alcanzar la PAZ; las propuestas para educación, salud, infraestructura, políticas agrarias. En el respeto de la decisión que cada uno debe tomar en el respeto de su conciencia y de sus propias reflexiones, es necesario que tengamos en cuenta la situación de nuestra región, el Nororiente de Colombia, la frontera, que vive una profunda crisis social reflejo de cuanto sucede en Venezuela. Uno de los fenómenos más preocupantes que ha salido a la luz y se ha fortalecido, a lo largo de las últimas elecciones, es el tema de la abstención, muchos, muchos han preferido no participar en la elección con su voto. Otros lo han hecho en blanco, como lo establece la Constitución, como vía democrática. Es necesario participar responsablemente, sin que el voto sea comprado o vendido descaradamente. El Compendio de la Doctrina social de la Iglesia dice: “La participación en la vida comunitaria no es solamente una de las mayores aspiraciones del ciudadano, llamado a ejercer libre y responsablemente el propio papel cívico con y para los demás, sino también uno de los pilares de todos los ordenamientos democráticos” (Pacem in Terris) (n. 190). El voto de cada uno de los ciudadanos es necesario, importante, legítimo. Pidamos a Dios que ilumine un voto responsable de cada uno de nosotros, que con la ayuda de Dios podamos escoger un gobernante que solidifique nuestra patria, fortalezca y ayude la vida de los más pobres, defienda la vida, acompañe a los pobres y campesinos en sus legítimas aspiraciones. Que con suficiente tiempo reflexionemos y participemos en la democracia que se nos ofrece. ¡Alabado sea Jesucristo! + Victor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de Cúcuta

Mar 20 Feb 2018

Cartilla de incidencia para organizaciones de la sociedad civil

Con el propósito de aportar en la construcción de estrategias de incidencia, el Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS), a través del programa Fortalesciendo, ha diseñado una cartilla que ayudará a las 117 organizaciones de la sociedad civil que este programa acompaña, al fortalecimiento de sus capacidades socio-administrativas y sociopolíticas. En el transcurso de este proceso de fortalecimiento, en el que las organizaciones llevan aproximadamente dos años, se ha identificado la necesidad de que cada una de ellas construya e implemente una estrategia de incidencia. Éstas, permitirán a las organizaciones participar en la construcción de gobernanza local, generando dos tipos de transformaciones. Primero, cambios en la interacción entre instituciones y sociedad civil organizada para la búsqueda de intereses colectivos; segundo, cambios en los espacios de decisión que repercuten sobre las condiciones y relaciones históricas de la sociedad. Este material también está disponible para la consulta de los públicos interesados en el tema. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar cartilla de incidencia de Fortalesciendo[/icon]

Lun 19 Feb 2018

Avanzan preparativos para Encuentro Nacional de Pastoral Juvenil

La jornada que se cumplirá del 6 al 9 de marzo, en la Casa de encuentros San José - Seminario Mayor Arquidiocesano de Bucaramanga, tiene como propósito revisar, fortalecer y proyectar el trabajo pastoral con los jóvenes a nivel nacional, ha explicado el padre Milton Sánchez, miembro del Equipo Asesor de la Pastoral Juvenil Nacional. En este sentido, el sacerdote destacó la importancia de brindar herramientas a nivel diocesano que respondan al desafío de “llegar al joven de hoy que se encuentra bombardeado por una gran cantidad de contenidos, desde un mensaje cautivador que le ayude a descubrir un nuevo horizonte en su vida. Cómo lograr mantener las estructuras donde los jóvenes puedan participar, reconociendo que, aunque ellos aparezcan en algunos momentos apáticos a la parte religiosa, definitivamente necesitan de la vida de fe, del anuncio del Evangelio”. “Hay Diócesis donde la Pastoral Juvenil es un referente, por ejemplo, para las instituciones del Estado en lo que tiene que ver con el trabajo con los jóvenes. Esto es una alegría grande porque es una contribución desde las opciones pastorales de nuestra Iglesia colombiana”, agregó. “La juventud de Colombia está llamada a grandes cosas (…) La invitación que les haría es a creer en sí mismo, en sus potencialidades, en lo que pueden hacer (…) Los jóvenes que abren su corazón a Cristo encuentran un faro, es necesario hacerlo sin tenerle miedo; como decía el Papa Benedicto, Él no quita nada y lo da todo”. Conozca desafíos y proyección de la Pastoral Juvenil Nacional a continuación: Entrevista: P. Milton Sánchez, miembro del Equipo Asesor de la Pastoral Juvenil Nacional “El asesor de Pastoral Juvenil como formador de formadores desde la madurez de su fe”, es el lema del Encuentro Nacional en el que también participarán los Responsables de Movimientos Juveniles Apostólicos. La inscripción para esta primera acción liderada por la Sección de Juventud de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), con el apoyo del Equipo Asesor Nacional, se debe realizar a través de la plataforma ttps://pjcolombia.typeform.com/to/mfpM12 Plazo máximo: el 28 de febrero de 2018. Otras acciones proyectadas para el año: - Curso de formación para asesores, - Encuentro de Comunicadores Juveniles También se adelanta desde esta Sección Nacional, explicó el Padre Rubén Darío García Ramírez, director del Departamento Estado Laical y Lugares Eclesiales, el acompañamiento a los jóvenes colombianos que participarán en el Pre – Sínodo en Roma, que se llevará a cabo del 19 al 25 de marzo, y a los obispos que participarán en el Sínodo en octubre. De otra parte, se proyecta para marzo el inicio de las inscripciones para la JMJ 2019 desde la CEC.

Lun 19 Feb 2018

Obispo ratificado miembro Comisión Pontificia para la Protección de Menores

El Vaticano dio a conocer en un comunicado la composición de la nueva Comisión Pontificia para La Protección de Menores (CPPM), ratificando como miembro de la misma a monseñor Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá. La Comisión Pontificia para la Protección de Menores, creada por el Papa Francisco en 2014, se ocupa de proponer al Papa iniciativas vinculadas a las mejores iniciativas prácticas para proteger a los menores y adultos vulnerables de los delitos de abuso sexual y promover la responsabilidad local en las Iglesias particulares para la protección de todos los niños, jóvenes y adultos vulnerables. Por su parte Monseñor Alí Herrera afirmó al diario El Tiempo que desde su creación, la aplicación de las campañas de esta Comisión han sido un reto porque, como cada comisario tiene que ser representante de sus continentes y muy pocos manejan cifras sobre pederastia en la comunidades católicas, “también es difícil entender la magnitud del problema exactamente”. La CPPM estará formada en total por 16 miembros, de los cuales 9 son nuevos y entre ellos hay víctimas de abusos sexuales. El Santo Padre ha elegido a estos ocho hombres y ocho mujeres en representación de los cinco continentes, siendo ellos destacados expertos internacionales en el campo multidisciplinario para la protección de menores y adultos vulnerables contra el delito de abuso sexual.

Lun 19 Feb 2018

Cuaresma se escribe con C

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro - Con el Miércoles de Ceniza, hemos iniciado una vez más el itinerario cuaresmal. En orden a no dejar pasar de largo este Tiempo de Gracia, quisiera proponer algunas palabras que pueden ser como señales orientadoras en este camino y que nos conducen en la ruta correcta a la vida nueva en Jesús, muerto y resucitado por nosotros. Con C de Conversión La primera de estas señales es apenas obvia. La Cuaresma es un camino para salir de lo que nos aparta de Dios, para dirigirnos, en un proceso de transformación, hacia un estilo de vida de acuerdo al Evangelio. Precisamente esto es la conversión: un proceso de cambio, apoyado por la Gracia de Dios; dejar las situaciones de pecado, de esclavitudes, para empezar a caminar hacia una vida movida por el amor, la misericordia, la santidad, con palabras y con hechos. “No podemos quedarnos parados”, decía el Papa Francisco al despedirse de Colombia el 10 de septiembre de 2017. La vida cristiana es constante movimiento, revisión de vida, nunca conformarse. Es dar la pelea todos los días por avanzar hacia el ideal que nos propone el Maestro. Aprovechemos la Cuaresma para corregir la ruta, para romper el conformismo y caminar hacia Jesús. Con C de Confesión En la Cuaresma se insiste en la importancia de los sacramentos y especialmente la Confesión. Cada sacramento es una acción a través de la cual el Señor ofrece su salvación. En la Penitencia, la misericordia de Dios, su perdón y purificación, llegan al creyente liberándolo de las cadenas a las que lo somete el pecado y entregándole una nueva oportunidad. El “yo te absuelvo” es la sentencia que el mismísimo Jesús dirige al pecador por boca del sacerdote; una sentencia que no es condenatoria sino liberadora, salvadora. La Sagrada Escritura, dice: «si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha y lo libra de sus angustias» (Salmo 34, 7). Hoy se apela a la relación personal con el Señor, para justificar el desistimiento de la vida sacramental. Vale la pena recordar que es a través de estas acciones (sacramentos) que Jesús ha querido dispensar su salvación a todos los que lo buscan. La Iglesia es la dispensadora de la obra de Jesús: no dejemos de buscarlo allí. No nos consolemos pensando que con un gesto subjetivo todo se soluciona; Él nos ofrece su perdón de esta manera tan concreta; no desaprovechemos la ocasión y acudamos a la confesión. Para hacerlo bien demos estos pasos: examen de conciencia, dolor sincero por haber fallado, propósito de no volver a faltarle a Dios, confesión de boca y reparación con obras de las faltas cometidas. El alivio y la fuerza sobrenatural que allí recibimos no lo pueden expresar las palabras: hay que vivirlo. Con C de Comunión La Cuaresma es un tiempo especial para recuperar el valor de sentirnos parte de una comunidad. Al hablar de comunión no nos referimos sólo a la eucarística (Ese es un punto muy importante), sino al hecho de entender que la vida cristiana es plena y madura cuando se asume que no somos individuos desconectados, aislados sino que formamos parte de un cuerpo, de una familia, que se llama Iglesia. El individualismo es una seria amenaza para la vida cristiana; no seremos verdaderos discípulos de Jesús mientras nos encerremos en la cómoda autorreferencialidad. El discipulado cristiano por esencia es abierto, proyectado a los demás. El camino cristiano no lo hacemos solitarios: vamos juntos, ayudándonos unos a otros para mantenernos en movimiento y no quedarnos rezagados en este viaje hacia Dios. Aprovechemos los momentos que la parroquia nos dé para fortalecer la dimensión comunitaria de nuestra fe: participemos en las celebraciones litúrgicas, los encuentros de oración, las prácticas devocionales, las reuniones de formación, y tantos otros espacios. Nos daremos cuenta de que no estamos solos en la lucha y que con otros el camino se hace más llevadero. Con C de Compartir Uno de los aspectos centrales de la Cuaresma es el llamado a la caridad. «En esto conocerán que son mis discípulos: en que se aman los unos a los otros» (Juan 13, 35). El ayuno, las privaciones tan propias de este tiempo, no tienen sentido alguno si no nos llevan a compartir con quienes padecen de las cosas básicas para tener una vida digna. Ayuno no es cambiar un alimento por otro tal vez más exquisito. Este tipo de práctica cumple una doble finalidad: refrenarnos, es decir, entender que no todo lo que queremos lo debemos tener o hacer, no caer esclavos de la sociedad de consumo que nos hace comprar hasta lo que no necesitamos. Pero por otro lado, nos ayuda a pensar en quienes padecen, de manera permanente, la privación de lo más elemental; mas no nos quedamos ahí, sino que salimos de nosotros para hacer algo por ellos. Este compartir entonces se vuelve obras de misericordia, servicio, apoyo a los que tienen hambre, a los que lloran, a los que no tienen un techo que los cobije; a los enfermos y tantas otras maneras deshunanizantes de marginación y sufrimiento. Si logramos salir de las burbujas de la indiferencia en las que nos solemos refugiar, y damos el paso para hacer algo muy concreto por los más necesitados, nuestra vida cristiana estará alcanzando su madurez y adquirirá su mejor sentido y belleza. Descubriremos la alegría de vivir para servir. Feliz y fructífera Cuaresma. + Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Auxiliar de Cali