Pasar al contenido principal

reflexión

Lun 7 Dic 2015

El amor debe dar frutos de misericordia

La ética y la moral es permitir que el Espíritu actúe en nosotros y que a través de ello aceptemos a Dios como nuestro padre, afirmó el cardenal Rubén Salazar Gómez, durante su habitual reflexión para los domingos. A través de la ética – explica el prelado – el amor debe dar fruto, un fruto que debe ser misericordioso, es decir que pone especial cuidado al que sufre. En tiempo de Adviento la conversión está en ese amor misericordioso que el Padre derrama sobre nosotros. Escuchemos con atención la reflexión. [icon class='fa fa-youtube fa-2x' link='']Ir a lista de reproducción[/icon]

Jue 3 Dic 2015

Revisémonos a fondo y convirtámonos

En el segundo Domingo de Adviento el Señor nos invita a ambientar en nuestros corazones para que el Señor llegue a nuestras vidas. Así lo afirmó el cardenal Rubén Salazar en su habitual reflexión del Evangelio del Domingo. El purpurado ha destacado la figura de Juan El Bautista, quien a través de su predicación nos invita a la conversión. Cardenal Salazar Gómez manifestó que esta conversión debe este estar impregnada de una profunda reflexión sobre nuestro actuar en el ámbito familiar, laboral y de nuestra vecindad. "Fijémonos cómo es nuestra relación con los demás, revisemos nuestra vida, porque estamos en un contexto de egoísmo, individualismo, ambición desmedida y de placer", aseguró el purpurado. Finalmente invitó a los fieles a participar de la apertura del Año Extraordinario de la Misericordia que la Iglesia Católica comenzará el 8 de diciembre y que cada iglesia particular realizará el 13 de diciembre. Veamos con atención la reflexión de este domingo. [icon class='fa fa-youtube fa-2x' link='']Ir a lista de reproducción[/icon]

Mar 24 Nov 2015

El Señor llega para brindarnos consuelo

El Señor no es indiferente a nuestros sufrimientos, viene para darnos consuelo y mitigar nuestro dolor. Esta es la reflexión que comparte para este primer domingo de Adviento, el arzobispo de Bogotá, cardenal Rubén Salazar Gómez. El purpurado explica que el Evangelio, de este domingo, nos invita a ser valientes y a estar convencidos que Dios llega a nuestras vidas, de forma permanente, para liberarnos y salvarnos del dolor que nos rodea en el mundo terrenal. El obispo también nos recuerda que con el primer domingo de Adviento, los creyentes inciamos un proceso de preparación para recibir en nuestros corazones al Señor. Veamos con atención la reflexión de este domingo. [icon class='fa fa-youtube fa-2x' link='']Ir a lista de reproducción[/icon]

Jue 12 Nov 2015

El tiempo es para reflexionar, servir y amar

Saber interpretar el sentido del tiempo es el tema que centrará nuestra atención durante la reflexión de estos dos últimos domingos antes del cierre del Año Litúrgico. El arzobispo de Bogotá, cardenal Rubén Salazar Gómez, en su habitual reflexión de los domingos, invita a los creyentes a que a través del tiempo discernamos la presencia de Dios en nuestras vidas. Interpretar el tiempo - asegura el prelado - es sinónimo de ofrecer a la humanidad una vida útil, servicial y de conciencia de que no es eterno, por ello anima para que tomemos el tiempo con sentido de responsabilidad, vivamos cada minuto con intensidad, demos frutos permanente y crezcamos en nuestra capacidad de entrega y de amor. [icon class='fa fa-youtube fa-2x' link='']Ir a lista de reproducción[/icon]

Vie 30 Oct 2015

El camino de la felicidad

Pidamos al Señor nos ilumine con su gracia para discernir lo que significa el camino de la felicidad https://t.co/E03p7HjYxm — Rubén Salazar Gómez (@cardenalruben) October 30, 2015

Mié 28 Oct 2015

Reflexión domingo 18 de octubre de 2015

[icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']Contexto bíblico[/icon] Hoy la Palabra nos presenta la figura del Siervo de Yahvé que asume con serenidad su misión expiatoria. Con ella está alcanzando la bendición para el pueblo y para los que pongan su confianza en Él. Esta figura es asumida por el autor sagrado para personificar a todos aquellos que asumen en su vida el sufrimiento y lo hacen con intención de ser útiles a la liberación del Pueblo de todo aquello que lo oprime. El Siervo es el inocente (la víctima del holocausto) que se entrega sin condiciones para aliviar la carga del pecado de un pueblo. El salmista estalla de alegría con el reconocimiento de que el Señor es por tanto nuestro escudo y armadura. El telón de fondo de este salmo es la experiencia que tiene el pueblo de Israel de un Dios que salva, en el que se puede colocar toda la confianza. Su presencia activa en la historia ha sido patente en los momentos de peligro. En la carta a los hebreos se nos presenta a Jesús que se compadece de nuestros pecados y viene como Sumo Sacerdote y también como víctima – se aclara esto en el Evangelio – a compartir nuestras miserias. Jesús acerca el cielo a la tierra, la gloria de Dios a las miserias humanas. Su sacerdocio lleva a la plenitud la esencia del culto de Israel. Es el Sumo Sacerdote no por que lo haya heredado por su linaje sino por su experiencia sacrificial en la cruz. Por todo esto Jesús en el Evangelio de hoy fustiga con delicadeza las pretensiones arribistas de los hijos de Zebedeo que, aconsejados por su madre, están entendiendo el seguimiento como escala que lleva a una vida de gloria. Piensan en la meta pero olvidan el camino, que no es otro que el de la entrega total al servicio de los demás, el de la pasión por el Reino. Es notoria la reacción de los otros discípulos de Jesús. También ellos parecen estar lesionados en sus intereses. Por eso el Señor Jesús plantea claramente que no hay que andar buscando primacías, como hacen los paganos, que de lo que se trata no es de estar arriba, con actitudes de señores, sino abajo, como servidores de los demás. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']Contexto situacional[/icon] En el mundo en que vivimos, tanto en el ambiente social como eclesial, hay una dinámica que nos invita a vivir cómodamente, buscando privilegios. Aceptar la condición de siervos no es el ideal. Todos queremos ser señores. La figura de un Siervo de Yahvé aparece anacrónica. Las imágenes que ofrece la iconografía religiosa con el rostro sufriente de Jesús asustan. Hoy nos gusta más un Cristo glorioso, victorioso. El derrotado por amor no nos dice mucho. Por lo mismo buscamos afanosamente los caminos que nos lleven a la gloria y rehusamos los que conducen al sacrificio. Por eso, sin duda, tantas frustraciones. Si aprendiéramos la lección que Jesús nos está dando con su propia vida, probablemente estaríamos menos frustrados. El sufrimiento es inevitable, es necesario para conquistar la gloria. Los deportistas colombianos que triunfan en el mundo nos lo dicen: no se logran los primeros puestos sino con esfuerzos, renuncias, disciplina, sacrificios. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']Contexto celebrativo[/icon] Cuando celebramos la Eucaristía estamos haciendo memorial del Sacrificio de Cristo, Él es la víctima. Que con Él, que se entrega cada vez que nos reunimos para la Eucaristía, aprendamos a entregarnos nosotros mismos. Que este momento celebrativo sea la ocasión para reafirmar nuestra disposición al sacrificio por el bien de los demás. Que aquí nos fortalezcamos para ser capaces de vivir, en la semana que viene, más entregados a los que sufren, posiblemente en nuestras propias familias o no muy lejos de nuestras casas. Que nuestro sacerdocio lo vivamos plenamente como entrega incondicional a la causa de Jesús. Que quienes hemos recibido la gracia del Ministerio Sacerdotal ordenado, quienes siguen a Jesús en la vida consagrada y quienes por el bautismo, fuente de todo sacerdocio, se hacen discípulos, vivamos nuestra propia vocación como una entrega amorosa y servicial a los hermanos con quienes vivimos, no buscando más gloria que la Gloria de Dios. [/icon][icon class='fa fa-book' link='']Descarga las notas exegéticas[/icon] Foto: Internet