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servicio

Mié 2 Nov 2022

“Aprender a despedirse” (Papa Francisco)

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía – Una Carta Apostólica en forma de “Motu Proprio”, dada a la Iglesia por el Papa Francisco el 12 de febrero de 2018, con el titular indicado para este artículo editorial, iluminado por la lectura de Los Hechos de Los Apóstoles (20,17-27), me permite también iluminar mi inminente paso de arzobispo titular a emérito de Cali. Pido excusas a todos los que lean o escuchen, por valerme de esta página en La Voz Católica para algo tan íntimo y personal, valiéndome de las palabras del Santo Padre: “La conclusión de un oficio eclesial debe ser considerada parte integrante del mismo servicio, en cuanto requiere una nueva forma de disponibilidad”. Movido por estos sentimientos anuncié desde fines del año 2021 que éste año de 2022 sería, entre todos los programas indicados, “un año de transición hacia un nuevo ministerio arzobispal en la arquidiócesis”. Y así lo hemos vivido, cuando en Pascua fue publicado el nombramiento del Arzobispo Coadjutor, con derecho a sucesión, quien tomó posesión canónica de dicha designación y nombramiento el 14 de mayo. En este mes de noviembre, serán ya seis meses de esta generosa y noble transición del otrora Obispo Auxiliar, Monseñor Luis Fernando Rodriguez Velasquez, hacia el pleno ejercicio como arzobispo titular de Cali. De cara al remate e inicio de año, le he pedido a Monseñor Luis Fernando asumir todas mis funciones y estoy, igualmente, solicitando al Santo Padre el Papa Francisco la aceptación de mi renuncia, a tenor de los cánones del Derecho. “Quien se dispone a presentar la renuncia necesita prepararse adecuadamente ante Dios, despojándose de los deseos de poder y de la pretensión de ser indispensable. Esto permitirá atravesar con paz y confianza tal momento, que de otra forma podría ser doloroso y conflictivo. Al mismo tiempo, quien asume en la verdad esta necesidad de despedirse, debe discernir en la oración como vivir la etapa que está por iniciar, elaborando un nuevo proyecto de vida, marcado, en lo que sea posible, por la austeridad, humildad, oración de intercesión, tiempo dedicado a la lectura y disponibilidad para ofrecer servicios pastorales sencillos”. Desde el 1o. de Agosto de 2010 hasta ahora, he gozado de la acogida, la fraternidad episcopal y del presbiterio, la inclusión en el corazón, en la oración y en la afectuosa vida de familia de Dios, que religiosos y fieles, en parroquias e instituciones, me han testimoniado con intensidad. He visto la acción del Señor en todos y a través de quienes compartimos el ministerio apostólico en su servicio: obispos, presbíteros y diáconos. En la Arquidiócesis, en la Provincia Eclesiástica y en la Región, he vivido y compartido el sentido y la misión de la Iglesia. Con los más pobres y los sectores involucrados como víctimas, actores o soporte de tandiversos conflictos, se han consolidado vínculos de compromiso por la convivencia pacífica y por la búsqueda de oportunidades incluyentes sin injusticia ni violencia. La vida humana como proyecto de amor a fondo, desde el Amor Incontenible de Dios, en los diversos estados de vida cristiana, la he constatado en las parejas de cónyuges y en la revalidación del sacramento de la comunión y misión con Cristo Jesús, en la Eucaristía, en el amor célibe y esponsal de sacerdotes y vida consagrada y en el matrimonial y familiar de los casados. He visto testimonios admirables de entrega y sacrificio por los demás y por los más pobres y oprimidos. He compartido la solicitud pastoral por las poblaciones afro descendientes, por la población recluida en cárceles, por las gentes campesinas e indígenas, por migrantes, desalojados y desplazados. Serán siempre un desafío y un clamor de justicia para la consciencia de feligreses, consagrados y pastores. He sido testigo del abnegado y fructífero servicio de educadores, colaboradores de las Casas Episcopales y de la Curia, delegados y Vicarios episcopales, servidores laicos, monasterios, congregaciones, sociedades apostólicas, pequeñas comunidades y asociaciones laicales. Nuestros niños, adolescentes y jóvenes, las mujeres, los adultos mayores, los universitarios y la academia, los empresarios y políticos, los comunicadores sociales, son sectores humanos e institucionales específicos, a los que reconozco poca cercanía personal y pastoral en estos años. Las autoridades civiles y de las demás ramas de lo público, me han merecido siempre el respeto y aprecio y, si bien no son destinatarios distinguidos por mi atención pastoral, hemos gozado de su apertura y cooperación con la Iglesia de Cali, en bien de las poblaciones más necesitadas de acceso a la comida, el cuidado, la salud, la educación y las mesas de paz. Desde Meléndez, bajo un alero acogedor, que reúne los ruidos de la calle y el trinar de las aves, y desde la Curia arquidiocesana en el centro de Cali, pude seguir día a día, durante esta docena de años, el vivir eclesial de la arquidiócesis, de la ciudad y región, así como acompañar algunos procesos de paz nacional, compartiéndolos, frecuentemente, con la diplomacia y comunidad internacional. “Aprender a despedirse”, como lo indica el Papa Francisco, no es vivir una ruptura sino ejercitarse en la voluntad de Dios y en las virtudes existenciales, en la gratitud, la humildad, el desprendimiento y la continuidad de la llama que aún sirve y deberá consumirse hasta desaparecer en la Luz que la enciende. A todos, tres palabras: Gracias, Perdón y Esperanza. Los “tiempos difíciles” que vivimos juntos desde la pandemia y la protesta social, no los seduzcan, por ninguna razón, al desespero de lo maléfico, lo violento, lo engañoso, lo que nos divide. Es hora de sumarnos y multiplicar el amor y el pan, de cuidar la “casa común” y la familia, de trabajar unidos por el mañana mejor, por la paz y las oportunidades para todos. Los bendigo con Jesús, con María y con la Iglesia Católica. Los bendiga Dios a todos con su Misericordia y su Providencia. + Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali

Lun 4 Jul 2022

Obispos inician su CXIII Asamblea Plenaria sobre el Sínodo de la sinodalidad

En la mañana de hoy se instaló la Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano en su versión ciento trece. En esta ocasión, los obispos centrarán su atención en el estudio y análisis de “la Síntesis Nacional del Sínodo de la sinodalidad”, propuesto por el Papa Francisco a toda la Iglesia universal y que tiene como lema: ‘Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión'. En su alocución inaugural, monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), exhortó a sus hermanos obispos a mantener una actitud de profunda colegialidad y escucha en servicio de la sinodalidad al Pueblo de Dios que camina, ora y trabaja en Colombia. “El encuentro de estos días nos permitirá escuchar las voces, provenientes de todas las regiones de nuestra geografía eclesial, plasmadas en la síntesis nacional de esta fase del Sínodo sobre la Sinodalidad. Al acoger esta síntesis, estamos llamados a escuchar con fe lo que el Espíritu Santo nos dice en el momento histórico que vivimos como Iglesia y como sociedad (…) nos proponemos avanzar, para dar los pasos que nos indique el discernimiento comunitario, con el firme propósito de convertir la sinodalidad en la manera de ser Pueblo de Dios en nuestro tiempo y profundizar en la capacidad para ser testigos de esperanza”. El prelado expresó que el trabajo a realizar durante estos cinco días, consiste en construir desde la CEC una ruta que exprese un proceso eclesial de comunión, que luego, de acuerdo al discernimiento y realidad propia de cada Jurisdicción Eclesiástica, esta pueda ser insertada en los procesos de evangelización. En este contexto, propuso mantener la reflexión de estos días de Asamblea guiados portres “actitudes humanas y cristianasque configuran hoy día el ministerio apostólico propio de la Iglesia”:Discernimiento, servicio y esperanza, un trípode que permitirá a la luz de la Palabra y de la Doctrina Social de la Iglesia, hacer una lectura de los signos de los tiempos. Discernimiento propio del seguimiento En este aspecto, indicó que no es suficiente quedarse con un acumulado de conocimientos científicos, ni pensar que lo pueden abarcar todo, de ahí agregó “se requiere la ayuda del Espíritu Santo quien nos conduce a la verdad completa”. La invitación que hace monseñor Rueda Aparicio al colegio episcopal, es a seguir un camino de discernimiento guiado por Jesús y este, a su vez, debe ir acompañado de un seguimiento sin vanidades y hecho con humildad. “Hoy nos percatamos de que es menester pedir el don del discernimiento. En los días de esta Asamblea Plenaria de Obispos pidamos con insistencia este don, aprovechemos los momentos de silencio, de oración, de diálogo fraterno. Ejercitémonos en el arte del discernimiento, para no dejarnos distraer y desviar por consideraciones parciales ni por prejuicios. Afinemos los oídos del corazón para percibir el susurro suave del Espíritu. Busquemos la serenidad para evitar que los desafíos del mundo, las tentaciones y las tribulaciones, nos agobien y nos saquen del camino humilde del discipulado”, aseveró. La evangelización: como servicio a la humanidad herida Al recordar la figura donde el Papa Francisco señala que, la Iglesia se parece a un hospital de campaña, observó que la “evangelización es, ante todo, una obra de servicio a la humanidad herida, es llevar la vitalidad de la buena nueva a todo el mundo, como fermento en la masa”. “Una Iglesia con delantal y overol es una comunidad de hermanos que se desmarca de las estructuras rígidas y frías. Una Iglesia que siembra con generosidad, que supera la imagen que muchas veces proyectamos de Iglesia alejada de la realidad humana, sin capacidad de levantar al que está tirado en el camino, una Iglesia que tiene aspecto arrogante, perfecta y en consecuencia incomprensible e incomprendida, que maneja muchas veces un lenguaje sin corazón(…)¡Qué alegría, hermanos obispos, verlos luchando con creatividad por la evangelización, sufriendo al lado de los más pobres!Cada uno de ustedes es un torrente de esperanza en los territorios donde el Señor los ha sembrado como semilla del Reino”. El directivo de la CEC, invitó a volver a la alegría del servicio y librarse del “ropaje de la autosuficiencia” y agregó “porque cuando la Iglesia se ve en actitud de servicio se hace más atractiva, más convincente, menos institucional y más misionera”. La esperanza justifica el esfuerzo del camino Observó que si bien a la Iglesia le corresponde enfrentar estos tiempos difíciles por los que atraviesa el país, con problemáticas tales como: una sociedad contagiada y victimizada por el narcotráfico, la violencia, la corrupción, la inequidad, el abandono, la soledad, el irrespeto por la vida humana en todas sus etapas, entre otros, el gran desafío para la Iglesia es sembrar y cultivar la esperanza en las personas y comunidades para que “encuentren el sentido de la vida y la fortaleza de avanzar en los caminos del reino de Dios”. “La experiencia colegial y eclesial que vamos a vivir en estos días para escuchar las voces provenientes de las Iglesias particulares -y desde ellas las voces de las parroquias, de las comunidades eclesiales y de las familias- nos abre a una nueva y gran esperanza: crecer en la cultura de la sinodalidad, y promoverla allí donde todavía es débil, para hacer de ella una dimensión constitutiva de la Iglesia, como lo quiere el papa Francisco”. El arzobispo concluyó su intervención, animando a los obispos a ser valientes misioneros de vida, a dejarse renovar por el Espíritu Santo y a atender el llamado del "Pueblo de Dios a liderar el discernimiento comunitario, el servicio impulsado por el amor, la serenidad realista y esperanzada". Descargar discurso inaugural de la CXIII Asamblea Plenaria del Episcopado CONTEXTO SOBRE EL SÍNODO DE LA SINODALIDAD ¿Qué es el Sínodo de los Obispos? El Sínodo de los Obispos es una institución permanente, creada por el Papa Pablo VI (15 de septiembre de 1965), en respuesta a los deseos de los Padres del Concilio Vaticano II para mantener vivo el espíritu de colegialidad nacido de la experiencia conciliar, que se reúnen con cierta regularidad, convocados por el Papa, para tratar temas diversos. Etimológicamente hablando la palabra “sínodo”, derivada de los términos griegos syn (que significa “juntos”) y hodos (que significa “camino”), expresa la idea de “caminar juntos”. Un Sínodo es un encuentro religioso o asamblea en la que unos obispos, reunidos con el Santo Padre, tienen la oportunidad de intercambiarse mutuamente información y compartir experiencias, con el objetivo común de buscar soluciones pastorales que tengan validez y aplicación universal. ¿Qué es el Sínodo de la Sinodalidad? Es la reunión de los Obispos convocada por el Papa Francisco, durante el periodo 2021-2023, con el fin de discernir el camino de la Iglesia en este momento. Este proceso tiene tres fases: diocesana y nacional, continental y universal. La diocesana y nacional se realizó entre 2021 y 2022; continental; y mundial entre 2022 y 2023 para concluir en octubre de este último año en Roma con la XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos. ¿Cuál es el objetivo de este Sínodo? Este Sínodo pretende ser un Proceso Sinodal. El objetivo no es proporcionar una experiencia temporal o única de sinodalidad, sino más bien ofrecer una oportunidad para que todo el Pueblo de Dios discierna conjuntamente cómo avanzar en el camino para ser una Iglesia más sinodal a largo plazo. ¿Qué frutos se esperan de este proceso Sinodal? El proceso sinodal ya no es sólo una asamblea de obispos, sino un camino para todos los fieles, en el que cada Iglesia local tiene una parte esencial que realizar. Por eso ha sido fundamental el proceso de escucha y discernimiento a la luz del Espíritu Santo. No se trata de una reunión más o de un simple documento con una encuesta. Pregunta fundamental que ha guiado el camino Sinodal La consulta ha respondido básicamente a una pregunta fundamental: ¿Cómo permite este caminar juntos que la Iglesia anuncie el Evangelio de acuerdo con la misión que se le ha confiado; y qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer como Iglesia sinodal? Se han articulado 10 ejes temáticos que han ayudado a aterrizar la pregunta fundamental. Son ellos: Compañeros de viaje; escucha; tomar la palabra; celebración; corresponsabilidad en la misión; diálogo en la Iglesia y en la sociedad, con otras confesiones cristianas; autoridad; participación; discernir y decidir; y formarse en la sinodalidad. Fase diocesana y nacional Presididos por el obispo de cada Jurisdicción Eclesiástica, se conformó un equipo sinodal diocesano, constituido por representantes de parroquias, movimientos apostólicos, ministerios diocesanos y comunidades religiosas, quienes a través de diferentes acciones fueron los encargados de dinamizar la consulta con el Pueblo de Dios y personas de buena voluntad. Así mismo, elaboraron la síntesis que fue presentada a finales de mayo a la Conferencia Episcopal de Colombia. Un total de 78 síntesis se recibieron, que corresponden a las Jurisdicciones de todo el país. Camino sinodal por provincias eclesiásticas El Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC), realizó luego una condensación del trabajo entregado por las 78 Jurisdicciones Eclesiásticas, para agruparlo por las 14 provincias eclesiásticas en que está dividida la Iglesia en Colombia. La síntesis nacional y la síntesis provincial fue enviada a los obispos el pasado 20 de junio, para que ellos hicieran un discernimiento de esas opciones. Ahora del 04 al 08 de julio, la Asamblea Episcopal elaborará la redacción final, que llegará a la secretaría general del sínodo de obispos en Roma. Fase continental Esta síntesis nacional se envía al Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), quien convocará a todas las conferencias episcopales latinoamericanas, para que hagan sus respectivas reuniones sinodales y se envíe un segundo documento a la secretaría general del Sínodo. Fase universal Esta síntesis nacional y latinoamericana o continental hará también parte del instrumentum laboris (instrumento de trabajo) para el sínodo de obispos sobre sinodalidad que se realizará en el año 2033 en Roma.

Jue 19 Ago 2021

Presidente del episcopado anima a servir como auténticos discípulos y misioneros

En su primera eucaristía, ofrecida este jueves 19 de agosto de manera presencial, monseñor Luis José Rueda Aparicio, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), saludo en nombre de los obispos a los directores y funcionarios del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC), animándolos al encuentro y a la relación fraterna del servicio para ser auténticos discípulos misioneros. En su homilía, el prelado comenzó citando las lecturas bíblicas del día, que recuerdan que todos desde el Bautismo hemos sido llamados por el Señor a servir: “a través del Bautismo recibimos la gracia de participar del pueblo santo de Dios que es su Iglesia”, ese llamado agrega, “es para estar con Él y enviarnos a la misión, nosotros queremos estar siempre disponibles para servir”. El también arzobispo de Bogotá, al recordar el salmo “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad” advirtió que es una proposición que se le hace al ser humano para ser feliz y esta felicidad se logra poniendo la confianza en Dios. “En cada misión o en cada trabajo, nos da la certeza los que realizamos la obra, que somos sus instrumentos, sus obreros, hombres y mujeres, pero que requiere que pongamos la confianza en él, que no nos extraviemos del camino, que seamos capaces de decirle al Señor aquí estoy para hacer tu voluntad”. En este contexto, dijo que el haber sido elegidos por el episcopado para guiar la labor evangelizadora de la Iglesia, es una gran responsabilidad, la cual están dispuestos a asumir con alegría y confianza. Esta invitación la hizo extensiva también a quienes fueron llamados a ocupar cargos directivos y a quienes prestan su servicio en el SPEC. “Nosotros elegidos por la Asamblea del Episcopado debemos entender en la voluntad de nuestros hermanos obispos, la voluntad de Dios y por eso nos disponemos. Aquí estamos y debemos tener la alegría de poner la confianza en él. Cada uno de ustedes, en su servicio también ha sido llamado, esto es más que una tarea, esta es una vocación dentro de la Iglesia, la respuesta de nuestra parte la manifiesta el salmo que anima a la disponibilidad gozosa y confiada para decirle al Señor: ‘Aquí estoy para hacer tu voluntad’”. En la eucaristía estuvieron presentes: Monseñor Omar Alberto Sánchez, arzobispo de Popayán y vicepresidente de la CEC, monseñor Luis Manuel Alí, obispo auxiliar de Bogotá y secretario general de la CEC, sacerdotes, religiosas, religiosos directivos de los departamentos del SPEC y el personal que labora en la institución. Cabe recordar, que el pasado 06 de julio, en el marco de la CXI Asamblea Plenaria se eligieron las nuevas directivas de la CEC, para el trienio 2021-2024.

Mar 10 Ago 2021

Los obispos saludan a los diáconos en su día

El episcopado colombiano saluda a los diáconos permanentes y a sus familias, este 10 de agosto, en la fiesta de San Lorenzo diácono y mártir, agradeciendo la labor que realizan en sus Iglesias particulares. El secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Luis Manuel Alí Herrera, al resaltar la dalmática que los diáconos utilizan como vestidura en las ceremonias litúrgicas, les recuerda que el portarla representa "la administración que hacen en la iglesia y también el servicio que ofrecen a los pobres y a los más vulnerables". El también obispo auxiliar de Bogotá, observa que el servicio a la palabra de Dios, las actividades litúrgicas, la administración de algunos sacramentos y los espacios de evangelización ofrecidos por los diáconos, son signo elocuente del dinamismo que le impregnan a una Iglesia viva. Finalmente, agradece a Dios la presencia de los diáconos en la Iglesia y les recuerda que son una Iglesia doméstica. "Ustedes con sus queridas esposas y sus hijos son un signo feaciente de lo que el Señor quiere para cada uno de nosotros". San Lorenzo, Diácono y Mártir San Lorenzo es uno de los mártires de la Iglesia que nos recuerda la importancia del servicio. Él fue uno de los siete diáconos regionales de Roma, ciudad donde fue martirizado en una parrilla el 10 de agosto de 258 D.C. Por esta razón, Lorenzo es oficialmente el santo patrono de los Diáconos. Conozca más de San Lorenzo [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Mié 5 Feb 2020

Cardenal colombiano advierte sobre el peligro del clericalismo

La eucaristía presidida por el cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia, marcó el inicio del tercer día de sesión de los obispos reunidos en Asamblea Plenaria. Iluminado por las lecturas del día, el prelado advirtió cómo las personas siguen sacando a Dios de sus vidas a consecuencia de la incredulidad, hecho que hace unos años no era normal. “En Colombia, era inimaginable el indiferentismo, el ateísmo, el rechazo claro y patente de Dios, en cambio hoy en día se hace normal, especialmente entre los jóvenes”. Al respecto señaló que la Iglesia debe tomar conciencia de lo que está pasando y hacerse un examen de conciencia profundo, planteando nuevos retos y desafíos en la tarea evangelizadora. Refiriéndose a David en la lectura del libro de Samuel, en la que queda expuesto que su problema fue la soberbia, pues después de todas las victorias sobre sus enemigos, después que Dios le había dado la paz, él cree que todo lo ha logrado por su fuerza, sus capacidades y poder, el cardenal advirtió que esta realidad también toca a la Iglesia actual con el nombre de clericalismo, del cual el Papa Francisco ha pedido comprender y atender. “El clericalismo no es simplemente problema de que los sacerdotes tengan una gran responsabilidad al interior de la Iglesia, ¡no!, es una mentalidad de poder, que contamina un poquito toda la vida de la Iglesia –continúa- esta realidad ha contribuido en gran parte a crear ese rechazo por la Iglesia”. Ante esta realidad, invitó a hacer un examen de conciencia, donde se dé una conversión profunda y sincera, que parte del reconocimiento de ser pecadores. “Tenemos que convertirnos de corazón y el primer paso para la conversión es indudablemente aceptar que hemos pecado (…) Esto nos ayudará a descubrir el amor y la misericordia de Dios, a ponernos totalmente en las manos del Señor, a cambiar nuestra actitud. Hoy en día ese cambio de actitud se traduce fundamentalmente en asumir el servicio a los demás”.

Vie 21 Sep 2018

Sirvamos e integremos a nuestros hermanos

¿Qué es servir al hermano? El papa Francisco nos ha ofrecido cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar. Eso es servir al hermano que vive en tu vereda, en tu edificio o en tu barrio. Hagamos de estos cuatro verbos nuestra forma de servir a los demás. Padre, envío el texto de las tareas del video de esta semana. Quedo atento a sus orientaciones: Visita un ancianato o un lugar donde tengamos personas necesitadas y servirles de alguna manera. Tenemos tantas personas que desconocemos en nuestros ambientes de trabajo o donde vivimos. Integremos de alguna manera y hagamos Pueblo de Dios.

Jue 23 Ago 2018

Construimos paz sirviendo al Señor

Servir al Señor de manera concreta, vivir con Él, ofrecer parte de nuestro tiempo para servir en la Iglesia, compartir nuestros bienes con la acción evangelizadora de la Iglesia, ofrecer algo para ayudar a la Iglesia, hacer que nuestra familia sirva al Señor; es decir, que reciba los sacramentos: bautismo, primera comunión, confirmación; que los enfermos prontamente reciban el sacramento de la unción y el matrimonio. Esto es servir al Señor. Servir al Señor no es una "frase" para decirla, es ponerla en práctica. De esa manera decimos que el Señor es nuestro Dios. O como lo dirá Pedro en el evangelio: A quién vamos a ir Señor, si tú tienes palabras de vida eterna. Esa es la paz que se construye, esa es la paz de la familia y de la Iglesia. Tareas: Analizar y ver si cada uno y su familia de verdad sirven al Señor. Analizar y ver cómo se están viviendo los sacramentos en su familia para servir al Señor. Si Usted o alguien en su familia carece de algún sacramento, es hora de hacer la preparación para celebrarlo con gusto.

Lun 9 Mayo 2016

La comunicación

Por Monseñor Fabio Suescún Mutis: La comunicación entre los humanos está al servicio de la convivencia. Es el lazo que establece la comunión entre iguales y pue¬de, mediante el dialogo, superar los conflictos. La comunicación nos permite entrar en rela¬ción con todo lo que nos rodea: el cosmos, los semejantes. Dios. Queremos y necesitamos encontramos con el otro. El contacto físico fortalece la rela¬ción. Vamos al encuentro de los familiares y amigos. El corazón necesita de la presencia de los seres amados. Los medios de transporte fa¬cilitan el deseo de quienes quieren estar juntos pero están lejos. Un abrazo muestra cercanía en el afecto, da apoyo y compañía. Una bofeta¬da es desprecio, castigo, rechazo. El estafeta corría grandes distancias para levar noticias. Las señales de humo y los tam¬bores llevaban mensajes a través de valles y montañas. El hombre ha puesto la tecnología al ser¬vicio de la comunicación humana hasta llegar a la red que nos permite ser ciudadanos del mundo y testigos directos de los acontecimientos. Dos no vive en un mundo solitario. Nos ha creado para compartir con nosotros y, ante el desprecio de la criatura se ha acercado por medio de su hijo Jesús para restablecer los vínculos de amor. Ha establecido su casa entre nosotros, y más allá de la obra creadora, se ha dado a conocer plenamente por medio de su Verba fe Palabra de Dios (Cí Jn 1.148X). De la persona sale la palabra para dar a co¬nocer (as Ideas y tos sentimientos más profun¬dos El lenguaje humano permite el encuentro de dos mundos interiores. Es pobre aquel que no tiene con quién hablar. Para que sea posible la comunicación hay que recorrer un camino de doble vía: transmitir y reatar, hablar y escuchar. La sabiduría dice que “No hay peor sordo que el que no quie¬re escuchar”. Podemos agregar que “No hay peor mudo que el que no quiere hablar”. Quien no puede oír ni puede transmitir lo que siente está fuera de la realidad, se queda encerrado en sí mismo, lo que constituye un dolor, una en¬fermedad, una soledad. Jesús liberó a un sor¬do que apenas podía hablar y lo integró a la vida de su familia y de su sociedad. El poder del Mesías le permitió a aquel pobre hombre abrirse a la alegría de la convivencia (Ct Me 7.31-37). El sordomudo del Evangelio es un hombre-símbolo. Es sordo aquel que no oye nada más que a s mismo. Quien escucha la voz de Dios y contempla sus maravillas puede des¬atar su lengua para cantar alabanzas al Buen Dios. Pero no basta el buen funcionamiento de los sentidos varios obstáculos impiden una buena sintonía con el interlocutor. Nada en¬tiende quien no conoce el idioma de aquel con quien dialoga. Más aún podemos hablar la mis¬ma lengua más no comprender muchos térmi¬nos y desconocer significados de una misma palabra. Pero ante todo bloquean la comuni¬cación los prejuicios que tenemos hacia aquel que intenta darse a conocer. Oímos muchas cosas y necesitamos sabiduría para discernir qué es Importante y qué mera palabrería. Podemos decir muchas cosas, pero necesitamos la prudencia para saber qué palabra es conveniente pronunciar y cuál debemos calar. El Dios vivo antes de la posesión de la tie¬rra prometida, hace con tos hebreos un pacto de exclusividad (Cf. Ex 24,8). Dios garantiza su protección y el pueblo será feliz en el cumpli¬miento de sus mandatos: “yo seré tu Dios y tú serás mi pueblo”. Las primeras palabras de la Ley de la Alianza son éstas 'escucha Israel' IDt 6.4X . "Escucha”, shemá en hebreo, exige varias actitudes: el interés por la persona y por las cosas que dice, la intención para entender lo que se transmite y la respuesta en acción a la palabra recibida. + Monseñor Fabio Suescún Mutis Obispo Castrense de Colombia