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Visita Papa

Mar 3 Oct 2017

Ir a lo esencial

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo – Acabamos de vivir la Visita del Papa Francisco a Colombia. Ha sido un especial tiempo de gracia, que nos ha sacado de la rutina cotidiana, nos ha presentado grandes horizontes y nos ha llenado de esperanza. Hemos visto la alegría y el entusiasmo de millones de personas que han salido a vivir una experiencia de fe y de comunión eclesial. Hemos visto al Santo Padre sonriente, dándonos unos mensajes profundos, entregado a todos a pesar del cansancio. Hemos percibido, sobre todo, la acción de Dios dejando en cada uno de nosotros un llamamiento apremiante y algún signo de su amor. No podemos sino dar gracias. Gracias, ante todo, a Dios, autor de todo bien; al Papa que se acercó a nuestra realidad y nos planteó nuevos caminos; a las parroquias que prepararon con la oración y la catequesis este encuentro; a los miembros de las distintas comisiones integradas por la Alcaldía de Medellín y nuestra Arquidiócesis, que trabajaron sin descanso; a tantas personas que aportaron sus servicios, su ayuda económica y sus ideas; a toda la gente que participó con fe y con gozo en este gran acontecimiento. Sin el compromiso de todos no hubiera sido posible afrontar los retos enormes de esta Visita. Ahora tenemos que hacer una lectura cuidadosa de lo que Dios nos ha dicho y de lo que ha manifestado como su voluntad sobre nosotros; debemos considerar toda esta experiencia de vida en su conjunto; necesitamos reflexionar detenidamente y aplicar sin demoras las enseñanzas del Santo Padre; urge cultivar la unidad, la vitalidad y el entusiasmo que revelamos los miembros de la Iglesia; tenemos que empeñarnos en conservar el fuego que quedó encendido en el corazón de toda la sociedad colombiana. La Visita del Papa Francisco no fue un evento que pasó, sino una luz y una fuerza para continuar el camino. De modo particular, quiero pedir que mantengamos presentes las tres actitudes fundamentales que nos señaló en nuestra vida de discípulos de Cristo. La primera, ir a lo esencial; es decir, ir a lo profundo, a lo que cuenta y tiene valor para la vida. No quedarnos en lo exterior sino partir siempre de una viva experiencia de Dios y de su amor. El discipulado no es algo estático, nos ha señalado Francisco, sino un continuo camino hacia Cristo, una experiencia de su presencia viva y operante. Es un aprendizaje, a partir de su Palabra, que nos lleva a dar respuesta a las necesidades de nuestros hermanos. La segunda actitud nos conduce a asumir una permanente renovación. La Iglesia debe sentirse zarandeada por el Espíritu para dejar sus comodidades y sus apegos. No se debe tener miedo a una renovación fundada en la fe y la esperanza que nos transmite la Buena Noticia. La renovación exige valentía para responder mejor a la llamada del Señor. Concretamente, nos ha indicado el Papa, que en Colombia hay unas situaciones que reclaman de los discípulos el estilo de vida de Jesús, en particular el amor convertido en hechos de no violencia, de reconciliación y de paz. En tercer lugar, nos pide el Santo Padre involucrarnos. A nosotros nos toca crecer en arrojo, en un coraje evangélico, ante la situación de tantos que tienen hambre de Dios y de dignidad. No podemos impedir el encuentro con Dios, debemos ser por el contrario servidores que salimos a buscarlos a todos. Nos ha dicho el Santo Padre que debemos ser discípulos misioneros, sin miopías heredadas, que sepan ver desde los ojos y el corazón de Jesús y desde ahí juzgar y comprometerse aun arriesgadamente. Estas orientaciones del Papa Francisco en Medellín deben ser de verdad para nosotros una confirmación en la fe, que nos haga vivir firmes y libres en Cristo. + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Vie 15 Sep 2017

Gracias Papa Francisco por tanto

Por: Ismael José González Guzmán - Durante estos cinco días de visita y peregrinaje del papa Francisco por Colombia, hemos sido testigos de la gratuidad del amor de Dios, al escuchar del sucesor de Pedro, un mensaje que nos invita como sociedad a dar ese primer paso hacia una autentica cultura del encuentro, donde sea posible construir puentes que nos ayuden a experimentar desde la perspectiva del evangelio, la alegría, la esperanza, la paz, el perdón y la reconciliación entre todos los colombianos. El Papa nos ha recordado que el principio de la alegría, es saber que Dios nos ama con amor de padre, que no es selectivo y no excluye a nadie, porque todos somos importantes y necesarios para Él. Con esta consigna, no debemos tenerle miedo al futuro, tampoco a volar alto y soñar grande. Es momento de romper con esa atmosfera del relativismo y no acostumbrarnos al dolor y sufrimiento del otro, porque todos somos parte de algo grande que no une y nos trasciende; la sociedad. Es hora de comprometernos a descubrir esa Colombia que se esconde detrás de las montañas, la cual se constituye en una riqueza por la calidad humana de su gente, de aquellos hombres y mujeres de espíritu acogedor y bondadoso a los cuales les han robado la fe, la esperanza y la alegría a causa de la injusticia social. Nuestra historia de violencia, dolor, muerte y sufrimiento, bien puede ser leída desde el Cristo crucificado de Bojayá, mutilado y herido, pero con un rostro que nos mira y enseña, que el Señor no es ajeno al sufrimiento de su pueblo y que el odio no tiene la última palabra, porque el amor es más fuerte que la muerte y la violencia. Esto debe motivarnos a caminar juntos y transformar el dolor en fuente de vida y resurrección, para que junto al Señor aprendamos la fuerza del perdón, la grandeza del amor. Es hora de romper con el ciclo perverso que ha engendrado violencia, odio y muerte en Colombia. Esto sólo es posible, a través del perdón, la reconciliación y sobre todo con la verdad, compañera inseparable de la justicia y de la misericordia para construir la paz. La verdad no debe conducir a la venganza, sino más bien a contar a las familias desgarradas por el dolor lo que ha ocurrido con sus parientes desaparecidos. Es confesar qué pasó con los menores de edad reclutados por los actores violentos. Es reconocer el dolor de las mujeres víctimas de violencia y de abusos. Siempre es rico incorporar en nuestros procesos de paz la experiencia de sectores que, en muchas ocasiones, han sido invisibilizados, para que sean precisamente las comunidades quienes coloreen los procesos de memoria colectiva. En el encuentro entre nosotros redescubrimos nuestros derechos, recreamos la vida para que vuelva a ser auténticamente humana. En efecto, la casa común de todos los hombres debe continuar levantándose sobre una recta comprensión de la fraternidad universal y sobre el respeto de la sacralidad de cada vida humana, de los pobres, de los ancianos, de los niños, de los enfermos, de los no nacidos, de los abandonados, de los que se juzgan descartables porque no se los considera más que números de una u otra estadística. La casa común de todos los hombres debe también edificarse sobre la comprensión de una cierta sacralidad de la naturaleza creada. La historia nos pide asumir un compromiso definitivo en defensa de los derechos humanos y dar el primer paso es, salir al encuentro de los demás con Cristo, el Señor. Él nos pide siempre dar un paso decidido y seguro hacia los hermanos, renunciando a la pretensión de ser perdonados sin perdonar, de ser amados sin amar. Si Colombia quiere una paz estable y duradera, tiene que dar urgentemente un paso en esta dirección, que es aquella del bien común, de la equidad, de la justicia, del respeto de la naturaleza humana y de sus exigencias. Gracias papa Francisco por tanto, ahora nos corresponde a nosotros los colombianos, acoger su mensaje y construir juntos aquellos puentes que nos permitan vivir en una Colombia en paz, reconciliada, unida y esperanzadora en el mañana. Ismael José González Guzmán, PhD (c) Director Ejecutivo del Centro Estratégico de Investigación, Discernimiento y Proyección Pastoral de la Conferencia Episcopal de Colombia [email protected][email protected] Twitter: @cenestrategico

Jue 14 Sep 2017

Unámonos en acción de gracias por la visita del Papa

La Conferencia Episcopal invita para que el próximo 17 de septiembre, en todas las parroquias del país, se celebre una eucaristía en acción de gracias por la reciente visita del Papa Francisco a Colombia. Para vivir este momento se ha elaborado un subsidio con las lecturas litúrgicas para este domingo y una oración para que, junto con los fieles se haga en agradecimiento por la presencia del Vicario de Cristo en nuestro país. Se inicia así, por parte de la Conferencia Episcopal de Colombia, un camino para reforzar el mensaje de fe, esperanza y reconciliación que el Santo Padre compartió con el pueblo colombiano. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar subsidio[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar oración[/icon]

Dom 10 Sep 2017

"Cambio cultural" para alcanzar la paz propone el Papa

En la ‘heroica’ Cartagena de Indias, reconocida nacionalmente como sede de los Derechos Humanos, el Papa Francisco celebró, en el área portuaria de Contecar, su última eucaristía en el marco de su visita apostólica a nuestro país. Fue insistente en los temas de la dignidad y los derechos humanos como pilares fundamentales para alcanzar la paz. “No es posible convivir en paz sin hacer nada con aquello que corrompe la vida y atenta contra ella”, expresó el Pontífice, quien resaltó a quienes “con valentía y de forma incasable han trabajado y hasta han perdido la vida en la defensa y protección de los derechos de la persona humana y su dignidad”. Guiado el evangelio de este domingo, enfocado en la corrección fraterna, el obispo de Roma recordó que un pecado cometido por alguien debe interpelar a todos, pero en primera instancia “a la víctima del pecado del hermano; ese está llamado a tomar la iniciativa para que, quien lo dañó, no se pierda.” Recordó los dolorosos testimonios que durante estos días escuchó en las ciudades visitadas, resaltando la valentía de estas personas que han tomado la decisión de “dar el primer paso” para el perdón y la reconciliación. Destacó que Colombia lleva décadas buscando la paz y ésta se ha ido logrando gracias al acercamiento, al diálogo, al encuentro entre las distintas partes del conflicto y otros actores que se han ido incorporando “a este diálogo reparador de los pecados.” De ahí que haya sido enfático en afirmar que “siempre es rico incorporar en nuestros procesos de paz la experiencia de sectores que, en muchas ocasiones, han sido invisibilizados, para que sean precisamente las comunidades quienes coloreen los procesos de memoria colectiva”. VER AQUÍ EL TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA Expresó, además, que en medio de este panorama la comunidad de fe puede hacer un gran aporte a este paso nuevo que quiere dar Colombia: “A nosotros se nos exige generar «desde abajo» un cambio cultural: a la cultura de la muerte, de la violencia, respondemos con la cultura de la vida, del encuentro.” Finalmente, el Papa Francisco dijo que para dar cumplimiento con el lema propuesto para esta visita, «Demos el primer paso», se debe disponer el corazón y orar por todos. “Estoy seguro de que hoy rezamos juntos por el rescate de aquellos que estuvieron errados y no por su destrucción, por la justicia y no la venganza, por la reparación en la verdad y no el olvido.”

Sáb 9 Sep 2017

La Clave Vocacional: “Permanecer en Jesús con alegría”

El mensaje del Papa a los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas y sus familias, en Medellín, se extendió varios minutos porque Francisco se salió, en repetidas ocasiones, del discurso escrito, imprimiéndole un profundo sentido de cercanía y espontaneidad a sus palabas, suscitando aplausos seguidos de la nutrida asistencia. El Papa exhortó a los consagrados a reaccionar adecuadamente ante las situaciones complejas. "Nos gustaría contar con un mundo, con familias y vínculos más llanos, pero somos parte de este cambio de época, de esta crisis cultural, y en medio de ella, contando con ella, Dios sigue llamando". "A mí que no me vengas con el cuento, de que: ‘No claro, no hay tantas vocaciones de especial consagración, porque con esta crisis que vivimos…’. Eso ¿Sabés qué es? Cuento chino, ¿Clarito? Aún en medio de esta crisis Dios sigue llamando". El Papa aseguró que los jóvenes captados por Jesús y sintiéndose parte de la comunidad se convierten en “callejeros de la fe”, son “felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincón de la tierra”. Descargar: Mensaje del Papa Fraancisco En su mensaje, invitó a los presentes a recordar, acompañar y pedir perdón por tantas “vidas de jóvenes truncadas, descartadas, destruidas” que son “engañadas y destruidas por los sicarios de la droga”. “No tengamos miedo en esta tierra compleja, Dios siempre ha hecho el milagro de generar buenos racimos, como las arepas al desayuno. ¡Que no falten vocaciones en ninguna comunidad, en ninguna familia de Medellín!”, dijo el Pontífice. Así como hizo énfasis en que “Dios no nos quiere sumidos en la tristeza y el cansancio, que vienen de las actividades mal vividas”, refiriéndose a la actitud de los consagrados y consagradas a la vida religiosa, también les insistió que su alegría debe ser contagiosa y tiene que convertirse en “el primer testimonio de la cercanía y del amor de Dios.” Para ello, recalcó a sus receptores en el centro de eventos de La Macarena, sobre la necesidad de permanecer en Jesús, lo cual no significa solamente estar, “sino que indica mantener una relación vital, existencial, de absoluta necesidad; es vivir y crecer en unión íntima y fecunda con Jesús, fuente de vida eterna.” Y propuso tres modos de hacer efectivo este permanecer: 1. Permanecemos tocando la humanidad de Cristo: Con la mirada y los sentimientos de Jesús, que contempla la realidad no como juez, sino como buen samaritano; que reconoce los valores del pueblo con el que camina, así́ como sus heridas y pecados; que descubre el sufrimiento callado y se conmueve ante las necesidades de las personas, sobre todo cuando estas se ven avasalladas por la injusticia, la pobreza indigna, la indiferencia, o por la perversa acción de la corrupción y la violencia. 2. Permanecemos contemplando su divinidad: Despertando y sosteniendo la admiración por el estudio que acrecienta el conocimiento de Cristo… Privilegiando para ese conocimiento el encuentro con la Sagrada Escritura, especialmente el Evangelio, donde Cristo nos habla, nos revela su amor incondicional al Padre, nos contagia la alegría que brota de la obediencia a su voluntad y del servicio a los hermanos. Quien no conoce las Escrituras, no conoce a Jesús. Quien no ama las Escrituras, no ama a Jesús. 3. Permanecer en Cristo para vivir en la alegría: Si permanecemos en Él, su alegría estará́ en nosotros. No seremos discípulos tristes y apóstoles amargados. Al contrario, reflejaremos y portaremos la alegría verdadera, el gozo pleno que nadie nos podrá́ quitar, difundiremos la esperanza de vida nueva que Cristo nos ha traído. El llamado de Dios no es una carga pesada que nos roba la alegría. Previo a su discurso el Papa escuchó los testimonios de el P. Juan Felipe Escobar Escobar, de la Arquidiócesis de Medellín, con 12 años de vida consagrada, relató que desde niño presenció la violencia de la guerra y quiso ser médico “para desterrar el dolor físico de la humanidad”. Luego, la Hermana Leidy María de San José, Carmelita descalza del monasterio de la Santísima Trinidad de la Estrella, que a los 14 años descubrió su vocación, dijo que fueron valiosos “los valores cristianos recibidos en mi hogar, en el colegio y en mi comunidad parroquial”. Por último, María Isabel Arboleda Pérez, representante de la Asociación de Madres de Sacerdotes y Seminaristas; sostuvo que “la familia es el primer semillero de vocaciones; y ahora que nuestro hijo es sacerdote, nuestra familia lo seguimos acompañando con nuestra presencia y oración”.

Vie 8 Sep 2017

Villavicencio acoge Cristo de Bojayá junto con víctimas del conflicto armado

“Hermanos, reunidos acogemos la peregrinación con el Cristo de Bojayá que simboliza la vida, el significado de emprender un nuevo camino y sobre todo el reto que plantea la visita del Papa: Dar un paso hacia la reconciliación,” así lo dijo Monseñor Héctor Fabio Henao en encuentro simbólico de reconciliación en la Catedral Nuestra Señora del Carmen en Villavicencio. El Cristo de Bojayá y sus acompañantes a pesar de las dificultades consiguen llegar a Villavicencio, ciudad que los acoge a las 4:30 am. El trayecto a la catedral fue un emotivo acto simbólico en el que se tomaron las calles de la ciudad, donde un vehículo trasportaba en su techo al Cristo de Bojayá y detrás un grupo de mujeres víctimas de esta masacre, entonaban alabaos que decían: “la guerra no es nada buena, lo que trae es destrucción, desarmemos los corazones y no más repetición” invitando a reconciliación del pueblo colombiano. En la movilización participaron también, las mujeres del Costurero de la Memoria, las madres de Soacha, que sufrieron la barbarie de los falsos positivos o ejecuciones extrajudiciales junto con delegaciones de víctimas de desplazamiento interno, despojo de tierras, desaparición forzada, provenientes de diversas partes del territorio nacional. Compartieron mensajes sobre la importancia de rescatar la memoria y pasar la página de esta guerra que nos ha hecho tanto daño. La comitiva a su llegada al santo recinto fue recibida por Carlos Eduardo Quintero, Vicario General de la Arquidiócesis de Villavicencio, Carlos Alberto Ricardo, director de la Pastoral Social de Villavicencio y Monseñor Héctor Fabio Henao, Director del Secretariado Nacional Pastoral Social, quien presidió la ceremonia del Rito de acogida al Cristo de Bojayá. En el acto Moseñor Héctor Fabio, expresó: “Aunque esta mutilado, el Cristo camina, en medio de su dolor, hacia la reconciliación. Así como el Cristo herido, el encuentro con el Papa nos renueva la fe de que podemos vernos como seres humanos y de que esa polarización que existe en el país se diluya y nos concentremos en lo que debe ser, que es construir la paz con justicia social”. Luego reconoció la relevancia de la congregación de las víctimas y de la visita del Santo padre a Villavicencio frente al momento histórico que atraviesa el país. Este evento alimentó las expectativas de la comitiva de las víctimas y de en general del pueblo colombiano, ante el encuentro de mañana en el parque las Malocas con el Santo Padre, para seguir construyendo un camino de perdón, paz y reconciliación en nuestro país. Descargar comunicado de prensa

Vie 8 Sep 2017

En Colombia secuestran al Papa (los niños)

P. Orlando Escobar, C.M. - En su primera aparición oficial este jueves 7 de septiembre en la Casa de Nariño, el Presidente y Premio Nobel de Paz dio la bienvenida al Santo Padre y se manifestó "tocado por las palabras y ejemplo" del Papa, quien viene para "expandir el don de la misericordia", ayudarnos a "dar el primer paso hacia la reconciliación", porque "de nada vale silenciar las armas si seguimos armados en el corazón". Juan Manuel Santos dijo que necesitamos "no resignarnos a la violencia", reconciliarnos con el medio ambiente, y necesitamos también "memoria, coraje y esperanza". Por eso concluyó el Presidente diciendo al Sumo Pontífice: "esperamos sus palabras, como tierra sedienta que añora el agua", en evidente referencia al Salmo 62. En su respuesta, el Papa intervino diciendo que su viaje a Colombia continúa la tradición de Juan Pablo II y de Pablo VI, a un País con una fe "que tan fuertemente arraigó en esta tierra", que posee una exuberante naturaleza en el que Dios ha desplegado su belleza, mostrando cuán bueno es el Señor. Pero también dijo que Colombia "es rica por la calidad humana de sus gentes", acogedoras y bondadosas, con gran tesón y valentía, donde han tenido lugar ingentes "esfuerzos por poner fin a la violencia armada", en una búsqueda de la paz, un trabajo siempre abierto y que no da tregua. Francisco invitó a los colombianos a poner en el centro a la persona humana, huyendo de la tentación de la venganza y los intereses particulares a corto plazo, porque "andar el camino lleva tiempo". En este camino, es necesario "reconocer al otro, sanar las heridas y estrechar los lazos". El Papa hizo una magistral referencia al lema del escudo colombiano de "Libertad y Orden", y una genial interpretación del himno nacional, cuando nos pidió el favor de "escuchar a los pobres, mirarlos a los ojos, dejarnos interrogar por sus rostros", porque en ellos "aprendemos verdaderas lecciones de vida humana y dignidad", pues "entre cadenas gimen" y "comprenden las palabras del que murió en la cruz". En sus muy significativas palabras que necesitaremos tiempo y reflexión los colombianos para asimilarlas, recordó el camino de San Pedro Claver a Cartagena por el Magdalena, el importante rol de la mujer, las palabras de García Márquez, según las cuales, Colombia, después de cien años de soledad y más de cinco decadas de conflicto, "necesita una segunda oportunidad", pues este País no está solo, ya que, dijo el Papa, "somos muchos los que queremos acompañarlo en este paso" hacia la paz. Finalmente, en su discurso, supremamente valorado por los medios de comunicación y hombres de gobierno, resaltó el gesto de los niños que lo "secuestraron", haciendo más humano el protocolo de recibimiento. En efecto, en Colombia queremos retener al Papa Francisco para que nos ayude a "dar el primer paso" hacia la paz que Dios quiere darle a esta Nación que necesita de paz para alcanzar a cumplir su inmensa vocación. P. Orlando Escobar, C.M. Provincial Vicentinos Vicepresidente de la Conferencia de Religiosos de Colombia

Jue 7 Sep 2017

¡No le tengan miedo al futuro! ¡Atrévanse a soñar a lo grande!

Estas fueron algunas de las palabras que dirigió el Papa Francisco, desde el balcón del Palacio Cardenalicio a los miles de jóvenes que lo esperaban con gran algarabía y ovaciones, invitándolos a hacer lío. En el discurso de su segundo día en Colombia, el Pontífice recordó que siempre será motivo de gozo encontrarse con los jóvenes y los invitó a mantener viva la alegría con Jesús "Nadie se las puede quitar, pero por las dudas no se la dejen robar". Admitió la sensibilidad que tienen algunos jóvenes para reconocer el sufrimiento de los hermanos, "miles de ustedes son capaces de donar su tiempo para dejarse conmover por las necesidades de los más frágiles y dedicarse a ellos", pero se dirigió también a aquellos jóvenes que crecieron en ambientes de muerte, dolor y sufrimiento. "Quiero decirles, dejen que el sufrimiento de sus hermanos los abofeté y los movilice, ayúdenos a nostros los mayores a no acostumbrarnos al dolor y al abandono. ¡Cuánto los necesita Colombia para ponerse en los zapatos de aquellos que muchas generaciones anteriores no han podido o no han sabido hacerlo, o no atinaron con el modo adecuado para lograr comprender!”, exhortó el Papa. El Pontífie reconoció el don que tienen los jóvenes de "perdonar" y seguir adelante sin el "lastre del odio". Así mismo, reconoció el potencial que hay en ellos para construir la nación soñada, porque “son la esperanza de Colombia y de la Iglesia”. Pidió a los jóvenes que las dificultades no los oprima, que la violencia no los derrumbe y que el mal no los venza. Finalmente, pidió a los jóvenes de todos los rincones del país: “cachacos, costeños, paisas, vallunos, llaneros” a “afianzarse en el Señor”, quien “es el único que nos sostiene y alienta para poder contribuir a la reconciliación y a la paz”.