Pasar al contenido principal

Adviento

Lun 28 Nov 2016

“Convertíos porque el reino de los cielos está cerca”

La Iglesia, siguiendo el ejemplo del Bautista, es la voz que clama en el desierto: ¡Preparad el camino del Señor! ¡Convertíos! Esta Buena Nueva siga resonando en el corazón de cada hermano. Escuchemos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Is 11,1-10[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo 72(71),1-2.7-8.12-13.17 (R. cf. 7) [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Rm 15,4-9[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 3,1-12[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] La liturgia de este domingo tiene como figura central a Juan Bautista. Este es un personaje más interesante por lo que es que por lo que dice. Con él se culmina el Antiguo Testamento y se inicia el Nuevo; es decir, el inicio de la promesa y el cumplimiento de la misma. El texto de Isaías hace parte del segundo grupo de oráculos del profeta que comprende los capítulos 7-12 y tiene el nombre de “libro del Emmanuel”. Aquí se reagrupan todas las profecías que tienen que ver con el Mesías. Isaías es el gran profeta mesiánico. En la primera parte del texto (Is 11,1-5) se describe el descendiente de David y sus características; en la segunda (Is 11,5-10), se describen los efectos de su gobierno. El resto de Israel no será abandonado por Dios. De ese resto brotará un renuevo, un vástago sobre el que repose el espíritu del Señor; no importa que el tronco se haya muerto y que la raíz haya sido cortada en sus raíces vitales. Cuando las esperanzas humanas se agotan, el Señor retoma la iniciativa para renovar la historia de la salvación. La era mesiánica será un tiempo caracterizado por la paz y la reconciliación, un nuevo paraíso en el que los animales feroces habitarán pacíficamente y en estupenda relación con el hombre, expresada en el hecho de que los niños podrán meter su mano en el escondrijo de la serpiente. Accede al contenido completo del plan [icon class='fa fa-play' link='']VISITA EL ESPECIAL DE ADVIENTO[/icon]

Mar 15 Dic 2015

(Quiz) ¿Cuánto sabes sobre el Adviento?

Muchos de nosotros celebramos el Adviento desde que éramos niños, pero muchos no sabemos realmente mucho de este tiempo litúrgico. Creado por: Catholic Link

Lun 14 Dic 2015

¿Qué nos mueve a esperar a Cristo?

Si escuchamos con atención las lecturas bíblicas de hoy, podremos descubrir la esperanza que debe movernos a recibir con fe al Mesías Salvador. Dejemos que la Palabra nos toque el corazón, de modo que lleguemos a la celebración del nacimiento del Hijo de Dios con las mejores disposiciones interiores. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera Lectura: Miqueas 5,1-4a[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 80(79),2ac+3b.15-16.18-19 (R. cf. 4b)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda Lectura: Hebreos 10,5-10[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 1,39-45[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] En la proximidad de la celebración del Nacimiento del Salvador, podemos acercarnos a la Palabra de Dios con algunas preguntas: ¿Qué nos mueve a esperar a Cristo?, ¿qué debe dejar en nuestro corazón la llegada del Mesías?, ¿cómo nos preparamos interiormente para la Navidad? El profeta Miqueas, cuyo oráculo se orienta a la llegada del Mesías, nos ofrece las primeras pistas. El pequeño trozo profético nos habla de retorno a la tierra prometida, de habitar tranquilos en ella, de fraternidad universal; pero no se trata de realidades que van a surgir por el acaso o por las componendas políticas, sino por la venida del Mesías, que es llamado el “Jefe de Israel”, el que “pastorea con la fuerza del Señor”, el que es “nuestra Paz”. El salmo transforma las realidades anunciadas por el profeta en una súplica comunitaria llena de confianza y de esperanza. Los ruegos son enfáticos; reclaman la acción misericordiosa del Pastor de Israel: “restáuranos”, “escucha”, “despierta tu poder y ven a salvarnos”, “vuélvete”, “fíjate”, “resplandece”. Y se concluye con un propósito que asegura la firme permanencia en el Señor: “no nos alejaremos de ti”. La carta a los Hebreos nos presenta la realidad de la Encarnación del Hijo de Dios en su sentido más profundo. Podemos decir que en este texto debemos descubrir la esencia de la fiesta que celebramos: Cristo entra en nuestro mundo, con un cuerpo como el nuestro, asume nuestra humanidad, para hacer la voluntad del Padre, que es que “todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1Tim 2,4). Cristo, con su nacimiento, nos revela el amor infinito del Padre y su designio de salvarnos. El pasaje Evangélico, que es el centro del mensaje de la Palabra, nos presenta justamente un reconocimiento de Isabel: ella declara bienaventurada a María por el “fruto bendito de su vientre” y porque “ha creído” que las promesas del Señor se cumplirán. Se trata de un encuentro celebrativo, cargado de fe y de alegría por la actuación salvífica de Dios. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Navidad, para muchos, es sinónimo de regalos y de fiestas. Lamentablemente la sociedad de consumo se ha encargado de desviar esta celebración hacia el comercio y ha opacado, quizás anulado completamente, los anhelos y esperanzas más profundas del ser humano que sólo se pueden conseguir en el encuentro verdadero con Cristo Salvador. La Palabra, en este día, nos reorienta hacia el pesebre y a la contemplación del misterio de salvación en el nacimiento del Mesías. Como Isabel, reconozcamos el fruto bendito del vientre de la Virgen; y como María, mantengamos nuestra dicha en la fe cierta de que el Señor cumple sus promesas. La celebración de la próxima Navidad debe asegurar nuestra fe y nuestra esperanza. El Niño es “Dios con nosotros”, Él viene a revelarnos la voluntad salvífica del Padre porque se ha hecho hombre para conseguirnos, con la oblación de su cuerpo, aquello que no logran los sacrificios y holocaustos. Siguiendo el anuncio de los profetas, no nos quedemos en la espera de cosas superficiales y materiales, ni nos entretengamos únicamente en festejos pasajeros. El Niño que nacerá en el pesebre, y que hemos de recibir en la fe, nos regala realidades definitivas y fundamentales: la plenitud de nuestra vida, la paz que tanto anhelamos, la alegría verdadera, la unidad para nuestras familias, la fraternidad, la posibilidad de habitar seguros en la tierra que él mismo nos ha dado. La Navidad, como lo enfatizan las lecturas, debe convertirse en una fiesta de retorno al amor de Dios, para nunca alejarnos de Él. Si recibimos a Jesús en nuestro corazón, si vivimos la Navidad en la fe y la esperanza, podremos experimentar la transformación de nuestro mundo, porque en todo nos conducirá el verdadero y único Pastor. Celebrar el nacimiento del Señor nos debe llevar a sembrar en el mundo el amor, la justicia, la solidaridad que Jesús nos trae. . [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La celebración Eucarística de este domingo de Adviento debe convertirse en la mejor preparación para celebrar el nacimiento del Señor, ha de ser el ambiente más propio para dar gracias a Dios, para revisar la propia vida de frente al amor del Señor, para interiorizar la fiesta de nuestra salvación. Insistamos en que la Navidad no puede ser una fiesta vacía, superficial y pasajera; sino el encuentro con el amor eterno del Padre, manifestado con toda plenitud en el nacimiento de su Hijo. [icon class='fa fa-play' link=''] Recomendaciones prácticas[/icon] Puede encenderse la cuarta luz de la corona de Adviento. Convendría destacar hoy la escena de la Visitación, en carteleras o si es posible disponerla con las imágenes sagradas. Proponer a los fieles que visiten a los más necesitados de la comunidad, llevándoles una voz de esperanza y algún presente. Insistir en la necesidad de prepararnos para celebrar bien el sacramento de la reconciliación, con un corazón lleno de sincera conversión. Recordar que esta semana: El viernes 25 de diciembre, es la Solemnidad del Nacimiento del Señor (día de precepto); tiene: Misa de la Vigilia (tarde del jueves 24, hasta las 8:00 p.m.), Misa de medianoche (desde las 8:00 p.m. del jueves 24), Misa de la aurora y Misa del día (viernes 25). Los sacerdotes pueden presidir o concelebrar tres Misas, con tal que se celebren en las horas indicadas.

Lun 7 Dic 2015

¡El Señor está cerca!

La Palabra de Dios proclamada subraya la alegría del Señor que está cerca: ¡Regocíjate hija de Sión!, exhorta el profeta Sofonías; ¡Gritad jubilosos!, destaca el profeta Isaías en el Salmo; ¡Estad siempre alegres en el Señor!, acentúa el apóstol Pablo; “Con muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva”, predicaba Juan el Bautista. Escuchemos con humildad y fe. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera Lectura: Sofonías 3,14-18a[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: Isaías 12,2-3.4bcd.5-6 (R. cf. 6)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda Lectura: Filipenses 4,4-7[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 3,10-18[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Es el domingo de la alegría. La Palabra de Dios proclamada subraya este hecho: ¡Regocíjate hija de Sión!, exhorta el profeta Sofonías; ¡Gritad jubilosos!, destaca el profeta Isaías en el Salmo; ¡Estad siempre alegres en el Señor!, acentúa el apóstol Pablo; “Con muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva”, predicaba Juan el Bautista. El profeta Sofonías profetizó durante el reinado de Josías. Sus ataques contra las costumbres extranjeras (1,8) y los cultos a los falsos dioses (1,4 – 5), sus censuras a los ministros (1,8) y su silencio con respecto al rey indican que predicó antes de la reforma religiosa de éste rey. En el contexto de confusión política Sofonías considera que el destino de las naciones está en manos de Dios; por esto, el tema fundamental de su profecía es «el día de Yhwh». Sorpresiva e inesperadamente, a partir de 3, 9 y hasta el final de la obra, la amenaza se transforma en promesa para el «resto fiel» (3,12–13). De manera particular, Jerusalén es invitada a asumir una actitud de gozo y alegría por el perdón de Dios manifestado en la elección de ese resto: «el Señor ha retirado sus juicios contra ti, ha expulsado a tus enemigos. El rey de Israel, el Señor, está en medio de ti; ya no temerás mal alguno» (v. 15). Tal es la alegría descrita en este texto, que se presenta al mismo Dios lleno de gozo (v. 17). El himno de Isaías (presentado como Salmo responsorial) deja ver cómo Dios no se ha olvidado de su pueblo a pesar de sus infidelidades: el tiempo de la salvación es inminente. La salvación divina se deja ver como una fuente inagotable cuya búsqueda produce un gozo indecible: «sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación» (v. 3). Un aspecto fundamental de este himno es la posibilidad de acceder a Dios sin temor alguno: Él siempre estará allí dispuesto a ofrecer su presencia a sus hijos. Es por esto que el pueblo, testigo de los portentos divinos, no puede sino dar gracias a Dios, contar a los pueblos sus maravillas y alzar la voz como señal de júbilo (vv. 4– 6). El hecho de “alegrarse” es un tema recurrente en toda la carta a los Filipenses: Pablo se alegra porque Cristo es anunciado (1, 18), sabe que su presencia como Apóstol causa gozo a sus hijos en la fe y que ellos son la razón de su alegría (1, 25; 2, 17 – 18; 4, 1. 10); quiere alegrarse al ver la comunidad unida en el amor (2, 2). Pablo, al concluir su carta, no tiene otra invitación que hacer, sino a perseverar en la alegría. Si él se alegra en medio de cadenas, ¿no podrán hacer ellos aún más? Esta alegría tiene una motivación: el Señor está cerca (v. 5); la mejor manera de anticipar la Parusía es la oración (v. 6). La venida próxima de Jesús es causa del más profundo gozo. El Evangelio de este domingo nos enseña dos actitudes de Juan Bautista: su predicación moral y la consciencia de su identidad. Después de anunciar el inminente juicio de Dios, (vv. 7 – 9 que se repite en el v. 17), el profeta es cuestionado con la misma pregunta tres veces: « ¿qué haremos?», la cual revela una necesidad de descubrir las condiciones éticas para lograr la salvación. Vemos cómo las tres respuestas encierran un marcado interés por buscar la dignidad del prójimo, en especial de los más débiles y postergados. La segunda parte del Evangelio (vv. 15 – 17) nos revela la consciencia que Juan tiene de su identidad: si en las exigencias morales él pedía a su auditorio no buscar el propio provecho, sino el de los demás, ahora lo vemos cumpliendo su exhortación: el Bautista da a conocer que él no es el Mesías, sino aquel que con su bautismo prepara al pueblo para recibir al que bautizará con Espíritu Santo y fuego obrando así una verdadera purificación: Cristo Jesús. [icon class='fa fa-play' link=''] Librería[/icon] Accede el contenido completo del Plan Nacional de Predicación y las MOniciones y Oración Universal o de los Fieles en la Librería del episcopado colombiano.

Lun 30 Nov 2015

Limpiemos nuestras faltas y pecados en Adviento

La Palabra de Dios nos invita hoy a preparar la venida del Señor removiendo los obstáculos de nuestras faltas y pecados, y avanzando en nuestra fidelidad a Él; así llegaremos a gozar de la vida plena que Él nos ofrece. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera Lectura: Baruc5,1-9[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 126(125),1-2ab.2cd-3.4-5.6[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda Lectura: Filipenses 1,4-6.8-11[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 3,1-6[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] En este segundo domingo de Adviento la Palabra de Dios nos invita a preparar la venida de Cristo por medio de un trabajo continuo de conversión, Juan el Bautista es el enviado de Dios para hacernos este llamamiento: es necesario que el Mesías pueda venir hasta nosotros sin ningún obstáculo. El Bautista utiliza la imagen de los que abren un camino para poder transitar y llegar al lugar deseado. Si queremos que llegue a nuestra vida el Enviado de Dios, tenemos que eliminar los cerros del orgullo, del egoísmo, de la autosuficiencia y debemos rellenar las hondonadas de nuestra pereza, de nuestros vicios y de nuestra cobardía. La llegada del Señor a nuestra vida, gracias a la calzada que le hemos preparado, es al mismo tiempo la salida gozosa de nuestro oscuro cautiverio hacia la libertad. Nos sentimos felices, como dice el estribillo del salmo, "Señor, tú cambias nuestro llanto en alegría". Así, la celebración de la Navidad será el encuentro jubiloso del hombre redimido con el Dios encarnado. Lo importante es que nos mantengamos puros y así Cristo nos encontrará irreprochables en su próxima y en su última visita. [icon class='fa fa-play' link=''] Librería[/icon] Accede el contenido completo del Plan Nacional de Predicación y las Moniciones y Oración Universal o de los Fieles en la Librería del episcopado colombiano. Imagen:Ashley Jonathan Clements /CC BY-NC-ND 2.5

Mar 24 Nov 2015

Firmes en la Fe a la espera del Señor

La Palabra de Dios nos presenta hoy a Jesús como el hijo prometido a David para establecer en el mundo la justicia y la paz. Su venida, ahora y al fin de los tiempos, exige que estemos preparados y nos mantengamos firmes en la fe, con la certeza de alcanzar nuestra plena liberación. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera Lectura: Jeremías 33,14-16[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 25(24),4-5ab.8-9+14(R.cf.130[129],5)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda Lectura: Lucas 21,25-28.34-36[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Juan 18,33b-37[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] La Palabra de Dios nos da hoy un mensaje de esperanza, de fidelidad y de liberación. De esperanza, porque hoy comenzamos el tiempo del Adviento o advenimiento o Venida del Señor. Esperamos que en los días de Navidad venga de nuevo, como vino hace dos mil años, y establezca la paz y la justicia, según lo había profetizado Jeremías. Y esperamos también su última venida, al fin de los tiempos, porque él trae el premio de la vida eterna para sus discípulos. De hecho, para cada uno vendrá Jesús el día de la muerte. Estas verdades nos exigen mantenernos firmes en nuestra fidelidad a Cristo, siguiendo su camino, como nos lo dice el salmo. San Pablo nos anima a tener firmeza de espíritu para poder presentarnos santos e irreprensibles ante Dios, siguiendo el camino que el mismo Pablo nos ha enseñado, y esto a pesar de todas las angustias y tribulaciones que nos vengan, como nos lo recuerda hoy Jesús en el evangelio. La fidelidad a Cristo adquiere en este Adviento una dimensión especial: debemos ser fieles a Cristo en cuanto Él es la expresión maravillosa de la misericordia del Padre. Así nos lo recuerda el papa al anunciar el inicio del año de la misericordia el próximo 8 de diciembre. Jesús quiere venir a nuestro mundo como la expresión más maravillosa de la misericordia de Dios y espera manifestarla por medio del testimonio de nuestra propia vida. Todos estos esfuerzos y las demostraciones de fidelidad al Señor, siguiendo su camino, tienen su final feliz y glorioso. El Señor, justo juez, nos premiará liberándonos de toda esclavitud y haciéndonos partícipes de su reino. [icon class='fa fa-play' link=''] Librería[/icon] Accede el contenido completo del Plan Nacional de Predicación y las MOniciones y Oración Universal o de los Fieles en la Librería del episcopado colombiano.