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Cuaresma

Jue 16 Mar 2017

Abandonémonos en las manos del Señor

Este domingo, es un domingo muy significativo en el itinerario cuaresmal, pues empezamos a descubrir el sentido de nuestro bautismo y se nos invita a abandonarnos cada vez más en las manos del Señor. Animados por la fe y sintiéndonos comunidad celebrativa, participemos de esta celebración y bebamos de la fuente misma de la salvación. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Éx 17,3-7[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 95(94),1-2.6-7ab.7c-9[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Rm 5,1-2.5-8[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Jn 4,5-42 (forma larga) o Jn 4,5-15. 19b-26.39a.40-42 (forma breve).[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] El itinerario hacia la luz pascual va avanzando y al llegar al tercer domingo de Cuaresma, nuestro caminar bautismal nos deja resonar las palabras del salmista que nos invita constantemente a escuchar la voz del Señor, para descubrir a Cristo, el agua viva. Este itinerario cuaresmal se torna cada vez más bautismal y máxime en los domingos 3,4 y 5 de Cuaresma, cuando el Evangelista Juan nos guiará a través de su típico “Yo soy” al descubrimiento y encuentro personal y comunitario con Jesucristo. ¿Qué dice la Palabra? Este recorrido nos lleva a descubrir a Dios que nos habla de manera concreta. En la primera lectura, la experiencia abrumadora del desierto lleva al pueblo elegido a sentir la sed del camino y el desaliento en la experiencia de libertad. Moisés es el instrumento pero Dios es el protagonista de una acción maravillosa: Dios se hace vida y calma la sed de Israel, porque cuando se hace presente Dios, entonces el pueblo se “enciende en el fuego del amor divino” (Cf. prefacio del día). De esta manera, el pueblo está llamado a abrir sus oídos para escuchar la voz de Dios que le habla en la historia y se comunica en sus siervos y en su Palabra concreta, para que inundados ya no del agua perecedera sino del amor de Dios podamos experimentar el perdón y el don divino del Espíritu (Cf. segunda lectura). En el diálogo con la samaritana queda claro que Cristo se presenta como el agua viva que sacia la sed de la humanidad y en esa automanifestación de Jesús, el agua cobra un nuevo significado porque sus efectos “saltan hasta la vida eterna”. ¿Qué nos dice la palabra? El momento de apropiación de la palabra celebrada debe llevar a plantearse algunos interrogantes concretos: * ¿Cómo ha sido mi caminar cuaresmal y mi relación con el Señor? * ¿Siento que Jesús es de verdad el agua viva que sacia mi sed? * ¿Qué cosas de mi pasado me siguen atando y no me permiten ver a Jesús como el que calma mi sed? [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Vivir el camino cuaresmal debe llevar a una revisión permanente de nuestros compromisos bautismales, y cada comunidad debe ser consciente que sólo llega a la montaña santa de la Pascua quien se abandona en las manos del Omnipotente y se hace dócil a las insinuaciones del Espíritu. En una época tan crucial para nosotros los colombianos, que estamos en un camino de búsqueda de la paz verdadera y de un convencimiento de que sólo en Jesús podemos hallar la felicidad auténtica, esta palabra cobra vida porque nos presenta a Cristo como la verdadera y única fuente de agua viva, que tiene poder para saciar los anhelos de la humanidad entera. El trabajo del homileta es poder hacer cercana esta Palabra a la realidad concreta de su comunidad. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] El bautismo se entiende siempre como el sumergirse en la realidad del misterio pascual de Cristo, es una pascualización del ser humano y por eso el camino cuaresmal halla su sentido profundo en estos domingos, cuando Cristo se define como agua viva y como luz. Quienes hemos emprendido el camino de ascenso a la montaña santa de la Pascua, somos conscientes de que este camino es una renovación bautismal y que en cada liturgia se nos regala la posibilidad de comprender y vivir mejor nuestro itinerario. El cristiano celebra a Cristo agua viva y lo comprende plenamente cuando bebe su sangre y se alimenta del Cristo total, para experimentar la plenitud que trae la Eucaristía y la grandeza de celebrarla en el contexto cuaresmal. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Pueden colocarse en la cartelera parroquial, expresiones y palabras como: Agua viva, dame de beber, Derramaré un agua pura. Signo que podría resaltarse, jarrón con agua o adornar el bautisterio y hacerlo visible para la asamblea. Insistir en que la Cuaresma es camino para la renovación del Bautismo recibido. El Prefacio de hoy es propio: «La Samaritana», p. 95 del Misal. En este domingo se celebra el primer escrutinio de preparación para el Bautismo de los catecúmenos que serán admitidos, en la Vigilia Pascual, a los sacramentos de la Iniciación Cristiana, usando las oraciones e intenciones propias, como se encuentran en las pp. 801-803 del Misal. Recordar que: Mañana lunes 20 de marzo, es la solemnidad de san José, esposo de la Santísima Virgen María. En Colombia no es día de precepto. El sábado 25, es la Solemnidad de la Anunciación del Señor.

Jue 9 Mar 2017

El Señor nos invita a levantarnos y salir a su encuentro

La Palabra del Señor nos invita a levantarnos, salir, desinstalarlos, caminar e ir al encuentro de las promesas, aún si esto implica renunciar a los propios intereses y subir al Calvario. La promesa es grande: la vida y gloria en Dios. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Gn 12, 1-4a[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 33(32), 4-5.18-19. 20+22[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Rm 5,12-19 (forma larga) o Rm 5,12.17-19 (forma breve)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 2Tm 1, 8b-10[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 17, 1-9[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Estamos sobre el monte Tabor. Delante a los tres discípulos Pedro, Santiago y Juan se aparece la visión del Señor transfigurado. Una atmósfera de gloria e indecible paz hay sobre el monte y los envuelve a todos. Para los tres apóstoles, cansados y fatigados, es como sentirse de improviso dentro de un puerto tranquilo, después de la tempestad: «Que hermoso es estar aquí….», queremos quedarnos, y piensan concretamente cómo realizar el proyecto: «Hagamos tres tiendas». Pero Jesús se levanta, los toca y les dice: «Levántense, no tengan miedo». Sin mucha demora, pero no de buena gana, bajan de la montaña para reencontrarse con los otros apóstoles y con la multitud. Para Abraham la voz del Señor se expresa con las palabras que hemos escuchado en la primera lectura: «Sal de tu pueblo, de tu patria y de la casa de tu padre». Él se encontraba entre los suyos, estaba felizmente casado con Sara, no deseaba sino tener muchos hijos y llegar a edad anciana rodeado de sus hijos y de los hijos de sus hijos. La voz misteriosa del Señor lo empuja: «Levántate y vete». Es una orden dolorosa, pero no gratuita ni caprichosa de parte de Dios, porque aquello que le promete es mucho más de lo que le pide: «En ti serán benditas todas las naciones de la tierra». «Abrahán partió como el Señor se lo había pedido». Este momento de la vida de Abrahán es la expresión clara de la fe; por esto nosotros continuamos considerando a este pastor caldeo, de hace cuatro mil años, «nuestro padre en la fe». Dios lo llamó, lo invitó; él responde sí, confiándose en él, aunque no sabía exactamente qué le esperaba ni qué garantías tenía. El país que Dios indica para Abrahán era la tierra prometida, Palestina; para nosotros es el Reino de Dios. No sólo el Reino de Dios después de la muerte, sino aquel que es está ya presente entre nosotros, en la tierra, por la encarnación del Hijo de Dios, por la venida que nosotros pedimos en el Padrenuestro; aquel Reino de Dios que no es otro que la voluntad de Dios sobre cada uno, y que espera ser llevado a su término: «Que venga tu Reino», o sea «que se haga tu voluntad». Salir de Ur de los Caldeos y descender del Tabor no significa otra cosa que ir con coraje al encuentro de la voluntad de Dios. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Este pasaje del evangelio ilumina una experiencia que cada cristiano, antes o después, debe vivir en su vida. Las dificultades desaparecen, se está contento con el propio trabajo, con los propios hijos, la vida aparece hermosa y llena de promesas para el futuro. Nos parece estar finalmente sobre el Tabor. El deseo de adecuarse a esta situación es irresistible. No queremos volver a hablar de dolor o de luto entorno a nosotros, queremos ir así hasta el infinito. «Es hermoso estar aquí». El Señor, en sus planes, deja al hombre por mucho tiempo o por siempre en este puerto tranquilo. Pero es la excepción. La mayoría de las veces ocurre que nos toca y nos dice: «Levántate». Y nos coloca en el vértice de la vida, entre penas, contradicciones, contrastes y enfermedades, como a Job. Hay quien está llamado a hacer saltos mortales para cuadrar el balance de la familia, otro va de hospital en hospital, otro en fin es traicionado en el amor y envuelto en la oscuridad de la incerteza… Hasta aquí el destino de todo hombre, creyente o no. No es solo el discípulo de Jesús que pasa por esta experiencia. En esto somos todos iguales. Incluso el ateo tiene su propio Tabor del cual debe descender, para subir luego al Calvario. La diferencia está en la actitud que el hombre asume frente a esta experiencia y en el espíritu con la que la vive. Aquí el discípulo de Jesús debe distinguirse de aquel que no tiene fe. Depende de la respuesta que dé a aquel «levántate y camina». Nosotros hemos pronunciado en el Bautismo este «heme aquí» de la fe, en una fase de nuestra vida en la cual no podíamos darle todavía un contenido. He aquí por qué la Iglesia nos llama, en diversos momentos, a realizar y a hacer consciente aquella elección. La Cuaresma es la ocasión por excelencia para traer a la luz este empeño que está escondido desde nuestra infancia y en la oscuridad de la vida cotidiana. Llamándonos a la conversión, la Iglesia nos llama en realidad a repetir y a hacer nuestra la experiencia de Abrahán y la de los apóstoles sobre el monte Tabor: salir, descender, andar. Salir de la rutina de la vida en la cual estamos cómodamente instalados, la mente llena de proyectos y de deseos terrenos. Ir hacia el país que el Señor nos indica, o sea, hacía el futuro de la fe, abriéndonos hacía las promesas que Dios nos hace y a las obras que nos pide. Si no queremos permanecer en el plano de las palabras y de las buenas intenciones, eludiéndonos peligrosamente a nosotros mismos, debemos traducir en este tiempo nuestra disponibilidad con aquel gesto concreto que manifieste nuestro «sí» a Dios. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] A la gloria luminosa de la Pascua los tres apóstoles no habrían llegado si se hubieran quedado sobre el Tabor, incluso a la sombra de las tres tiendas. Tampoco nosotros llegaremos si no seguimos decididamente al Señor. Reconozcamos y escuchemos con atención la voz del Señor que nos habla. Este es el momento en el que Él se nos acerca, como a Pedro, a Santiago y a Juan sobre el Tabor (incluso viene a estar dentro de nosotros), y nos invita a seguirlo a Jerusalén. Nos dice: «Levántense, no tengan miedo, vámonos». La celebración eucarística sea el momento para escuchar al Señor y seguirlo. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Insistir en la disponibilidad que debe tener todo cristiano para hacer la voluntad del Señor, saliendo muchas veces de las situaciones cómodas y rutinarias. Sería conveniente profundizar en el sentido de la vestidura blanca bautismal y darle la importancia debida en el rito del bautismo. No olvidar que el Prefacio en este día es propio: «La Transfiguración del Señor», p. 87 del Misal. Recordar que mañana lunes 13, es el aniversario de elección del Papa Francisco, conviene invitar a la comunidad a orar por su vida y ministerio.

Jue 2 Mar 2017

El Señor nos invita a vencer las tentaciones y crecer en el amor

El Señor nos enseña a vencer las tentaciones y quiere que saquemos provecho de las pruebas por las que vamos a pasar. Que este camino cuaresmal, vivido en oración, espíritu de mortificación y obras de caridad, nos permita crecer en amor a Dios y al prójimo. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Gn 2,7-9; 3,1-7[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 51(50),3-4.5-6a. 12-13.14+17 (R. cf. 3a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Rm 5,12-19 (forma larga) o Rm 5,12.17-19 (forma breve)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 4,1-11[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] La CUARESMA recuerda los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto; lleno del Espíritu Santo, regresa Jesús del bautismo en el Jordán, y “fue conducido por el Espíritu al desierto (donde ayunó cuarenta días y cuarenta noches), para ser tentado por el diablo” (cf. Mt. 4, 1-2): fueron días vividos en oración y penitencia. Al finalizar estos días, tuvo lugar la escena que nos describe la liturgia en este primer domingo de cuaresma: las tentaciones de Jesús, descritas hoy por el evangelista Mateo. Las lecturas que nos presenta hoy la liturgia nos dejan ver la desobediencia del primer hombre, Adán, y toda la situación de pecado (pérdida de la amistad y de la comunión con Dios – descripción de la primera lectura del libro del Génesis); en la segunda lectura (de la Carta a los Romanos) se muestra el contraste entre el hombre viejo, Adán, y el hombre nuevo, Cristo: la acción de Dios Padre en su Hijo nos hace pasar de la desobediencia a la obediencia, de la muerte a la vida, devolviéndonos la dignidad de hijos de Dios. El Santo Evangelio describe el encuentro entre Jesús y el diablo, el cual busca tentar a Jesús al inicio de su misión y burlar – desfigurar su identidad mesiánica como Hijo de Dios; mas Jesús vence porque permanece fiel a la voluntad de Dios. Es oportuno hacer una pequeña reflexión sobre el desierto como situación humana y escenario de prueba: toda la vida está llena de pruebas y tentaciones, así el discípulo de Cristo debe manifestar su fidelidad al Señor. El desierto puede simbolizar un lugar propicio para las grandes revelaciones, en el silencio y la amistad con Dios, que posibilita el servicio a Dios y a nuestros hermanos; como también puede ser un lugar de tentación, rebelión y pecado, donde el discípulo requiere la gracia de Dios para vencer el pecado y el mal. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] A lo largo de sus enseñanzas, Jesús quiso animarnos cuando llega la prueba, la tentación: es oportuno obrar con humildad, fidelidad a la voluntad de Dios, en oración y sacrificio. “¡Feliz el hombre que soporta la prueba! Superada la prueba, recibirá la corona de la vida que ha prometido el Señor a los que le aman”, afirma el Apóstol Santiago (1,12). San Mateo describe algunas de las tentaciones más frecuentes: a. Consumismo: El Señor Jesús, después de pasar cuarenta días con sus noches ayunando, siente hambre; y el tentador le propone: “…di que estas piedras se conviertan en pan”. Es el dilema fundamental entre el ser y el tener, saber elegir cada día, tantos afanes y apegos, es la tentación del camino fácil. b. Manipulación: La segunda tentación busca desafiar a Dios – “Si eres Hijo de Dios, tírate abajo…” Cristo se niega a hacer milagros inútiles, por vanagloria; puede ser una tentación frecuente entre creyentes: el deseo de quedar bien o de exigir pruebas extraordinarias a Dios. c. Ídolos: el demonio ofrece a Jesús toda la gloria y el poder que un hombre puede ambicionar – “Todas estas cosas te daré, si te postras y me adoras”. La ambición, buscarnos a nosotros mismos, los bienes materiales que nos atraen y fascinan, etc. El Señor nos invita a estar vigilantes para no dejarnos llevar por las glorias del mundo El diablo busca inducir a Jesús hacia un falso mesianismo, el mesianismo triunfalista, terreno, que no corresponde al plan de Dios. Nosotros como discípulos, en medio del mundo, también debemos estar atentos para no dejarnos vencer por el tentador; el Señor está a nuestro lado, acompañándonos y animándonos: “En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: Yo he vencido al mundo” (Jn. 16,33). [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] El tiempo de la cuaresma que hemos iniciado nos permitirá nuevamente centrar nuestra vida en Dios, ya que tantas ofertas del mundo con facilidad nos alejan del verdadero amor a Dios y a nuestros hermanos. En el libro Jesús de Nazaret, el Santo Padre, Benedicto XVI, al desarrollar el tema de las tentaciones de Jesús insiste: “En la lucha contra Satanás ha vencido Jesús: frente a la divinización fraudulenta del poder y del bienestar, frente a la promesa mentirosa de un futuro que, a través del poder y la economía, garantiza todo a todos, Él contrapone la naturaleza divina de Dios, Dios como auténtico bien del hombre. Frente a la invitación a adorar el poder, el Señor pronuncia unas palabras del Deuteronomio: “Al Señor tu Dios, adorarás y a Él sólo darás culto” (Mt.4, 10; cf. Dt. 6,13). El precepto fundamental de Israel es también el principal precepto para los cristianos: adorar sólo a Dios” (p. 70). Pidamos al Señor que no nos deje caer en la tentación, así cada día podemos contar con su presencia para permanecer firmes y servir a Dios en la vocación a la que nos llama. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Invitar a la Campaña de la Comunicación Cristiana de Bienes que comenzó el Miércoles de Ceniza. Como fruto de las privaciones voluntarias, la ofrenda de los fieles contribuye al apoyo que la Iglesia brinda a muchas personas que son víctimas de los desastres naturales o del conflicto en Colombia. 2. Este domingo se celebra el rito «de la elección» o «inscripción del nombre» para los catecúmenos que serán admitidos a los sacramentos de Iniciación Cristiana en la Vigilia Pascual, empleando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las pp. 799-800 del Misal. Tener presente que el Prefacio en este día es propio: «Las Tentaciones del Señor», p. 79 del Misal. Aprovechar este tiempo de cuaresma para el ejercicio del Santo Vía Crucis (en especial los viernes) y de las prácticas de ayuno y abstinencia. Precisar que todos los viernes de Cuaresma son días de abstinencia de carne, que obliga a todos los mayores de catorce años.

Mié 23 Mar 2016

[Viernes Santo] Cristo vence al pecado y nos reconcilia con Dios

Las lecturas nos presentan el valor redentor del sacrificio del Siervo de Dios, Jesús, que con su pasión y muerte en cruz cumple la voluntad redentora del Padre: vence el pecado y nos reconcilia definitivamente con Dios. Escuchemos atentos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Isaías 52,13 - 53,12[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 31(30),2+6.12-13.15-16.17+25 (R. 6a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: Hebreos 4,14-16; 5,7-9[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Juan 18,1 - 19,42[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] La liturgia de la palabra nos introduce en el misterio de la Pasión del Señor. El Siervo del Señor sufriente, despreciado y rechazado por los hombres, es conducido como cordero al matadero. Dios colocó sobre él las culpas de todos nosotros. Cristo muere en el momento en el cual en el templo se sacrifican los corderos necesarios para la celebración de la cena pascual. Es El, el verdadero Cordero, que quita los pecados del mundo. El se ofreció como nuestra Pascua. Cristo murió por todos los hombres. Todo lo que aparece en la primera lectura como promesa, se realiza plenamente en el Evangelio. El Salmo se presenta como esa oración en el momento de la total entrega, que además es invitación para cada uno de nosotros en los momentos difíciles de nuestra vida. Y en la carta a los Hebreos nos presenta a Jesucristo como sacerdote, víctima y altar, que realiza la voluntad plena del Padre eterno. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] El hombre de hoy sabe que el Viernes Santo es un día de dolor, de duelo, de soledad. La Cruz es una Ley pareja para todos: todos la llevamos, a través de la limitación humana, los diferentes problemas y preocupaciones. Todos la sufrimos, en las enfermedades, los sufrimientos, las injusticias. Todos la cargamos en la pobreza, las situaciones tensas, en las angustias. Por eso no siempre es aceptada, ni valorada. Ni la consideramos salvadora. La Cruz es señal del cristiano, porque es un gesto de Dios, también del hombre, pero es un gesto comprometedor. La vida de Cristo fue preparación, cumplimiento, y nueva luz para todos nosotros. La Cruz es también camino a la madurez, porque pide disciplina, exige renuncia y fomenta la rectitud. Es el camino que nuestro Señor eligió para salvar, es el camino seguro para vencer el pecado y la muerte. Es el camino iluminado para transformar la maldición en bendición. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Nosotros celebramos el Viernes Santo la exaltación de la Cruz. La Cruz aparece para nosotros como signo de fidelidad, fundada en el amor siempre creciente, transformante, servicial. La Cruz es expresión de amor, porque unifica, cohesiona y anima a todos los que creemos en Cristo. Ella contagia serenidad y contiene felicidad. La Cruz es el momento de salvación. Por eso ante la Cruz contemplación, penetración del misterio y experiencia de salvación. Entonces se expresa en oración, se evidencia en el canto y se descubre en el culto. La alegría se evidencia como fruto de la gracia. La confianza, se muestra como fruto de la amistad. La seguridad, como fruto de la presencia del Señor. Es necesario ubicarse: Todo ha quedado en silencio; el tumulto ha silenciado su voz, porque todo se ha cumplido. Esto nos lleva a aceptar la cruz, vivir en cruz, siempre animados por la cruz. Asumir la Cruz que salva con amor, que transforma con valor y santifica con alegría. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Así como el Domingo de Ramos, para la lectura de la Historia de la Pasión del Señor el sacerdote puede hacerse ayudar de lectores, reservándose siempre lo correspondiente a Cristo (Cf. rúbrica del Misal). Hoy la Oración Universal tiene un carácter especial, por eso su forma es distinta a la forma cotidiana: invitatorio, silencio, oración. El diácono es quien desde el ambón dice el invitatorio que indica la intención por la cual se va a orar; si no hay diácono, un ministro laico, bien preparado, puede hacer estos invitatorios. La Cruz es signo sagrado porque desde ella Jesús nos revela el amor misericordioso que salva. La comunidad cristiana expresa sus sentimientos de contemplación y adoración de la Cruz como principio de la Pascua. Solamente en este día y mañana se hace genuflexión al pasar frente a ella. Hoy se realiza la colecta para los Santos Lugares, la cual sería necesario ambientar y hacer con todo afecto. La difícil situación de la Iglesia en Tierra Santa obliga en caridad a ser solidarios.

Lun 21 Mar 2016

[Jueves Santo] Dios nos bendice con el mandamiento del amor, el sacerdocio y la Eucaristía

Las lecturas de hoy nos enseñan a valorar con exactitud el mandamiento nuevo de amarnos unos a otros. También nos permiten admirar el gran don del sacerdocio, a partir del Sacerdocio de Cristo, del sacerdocio común de los fieles y del sacerdocio ministerial. Finalmente, nos lleva a admirar y agradecer el misterio sublime de la Eucaristía. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Éxodo 12,1-8.11-14[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 116(115),12-13.15+16bc.17-18[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: 1Corintios 11,23-26[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Juan 13,1-15[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] El hombre de hoy debe conocer que el Jueves Santo es la hora de Jesús, en la cual se establece la Ley del Amor. Aquí se establece el misterio de Jesús. “La hora llegó” (Lc. 22,14-16) Jesús la esperó con paciencia, la preparó con dedicación y la cumplió con plenitud. Jesús la acepta porque es la hora del Padre, la vive porque tiene conciencia de su misión y la asume porque sabe que es la hora de la salvación. “La hora se celebra” (Jn. 15,14-17). Hay un ambiente de despedida durante la celebración pascual, ha llegado el momento de la liberación. Junto a la mesa se dialoga, los participantes se conocen y se descubren. “La hora inolvidable” (1 Cor, 11,24) Se trata de una comida cargada de Signos, llena de riquezas, pero sobretodo cargada de Espíritu. Todo es presencia, profundidad y entrega del amor! [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] El mensaje para hoy presenta la Pascua como una expresión de amor, como un rito cultual y como una experiencia liberadora. Es el día en que se presenta la fecundidad del amor. El amor nace, crece y madura. Saber admirar: Por eso estamos llamados a valorar lo que vale el amor, lo que hace el amor, lo que renueva el amor. El amor recrea el espíritu, lo renueva; el amor ilumina la vida, la hace clara; el amor capacita al hombre, lo hace audaz. Saber asimilar que el amor revela el Misterio de Dios, la grandeza del Saber agradecer: Reconocer su riqueza, agradecer su grandeza y sentir su eficacia. Es necesario ser humildes para reconocer, sinceros para agradecer, generosos para servir. Debemos considerar a los servidores del Señor. El sacerdote, es presencia de Cristo. Cristo está vivo hoy penetrando, estimulando, clarificando, porque el sacerdote es presencia de Cristo, se identifica con él, se pierde todo en Cristo y se lo juega todo en Cristo. El sacerdote es un don de Cristo y un servidor de Cristo. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] En esta fiesta celebramos la perpetuidad del Amor, que se vive, se recuerda y se actualiza. En la intimidad de la Cena Cristo nos descubre un corazón delicado, nos transparenta un corazón equilibrado y consciente. El Memorial hace presente hoy, aquí y ahora el Misterio. No es un simple recuerdo sino la celebración de la Alianza. No es sólo palabra sino la Eucaristía. No es sólo rito: sino Sacrificio. La Eucaristía debe ser preparada, para hacer consciente una presencia. La Eucaristía debe ser participada, para hacer posible una experiencia. La Eucaristía debe ser penetrada, para hacer estable un testimonio. Se celebra el Misterio de Cristo para ser presentado hoy. Se realizan los ritos cultuales que actualizan el misterio hoy. Se consolida la Salvación para quienes han aceptado vivir el misterio hoy. No mirar sino a Cristo, no pretender sino a Cristo, quedarse sólo con Cristo. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Por significado sacramental y eclesial se aconseja hacer la recepción de los Óleos Santos en cada parroquia; puede ser antes de la celebración de la Misa vespertina de la Cena del Señor o en otro tiempo que parezca más oportuno. La Misa de la Cena del Señor está unida con el rito del lavatorio de los pies. Conviene acompañar el gesto con el canto “Donde hay caridad y amor” Es muy significativo en este día, en la procesión de las ofrendas, unir al pan y el vino dones para los pobres. Al final de la Misa se reserva la Eucaristía para la comunión del día siguiente; no es una exposición del Santísimo la que se hace; de ahí que, en nuestros llamados «monumentos», no se debe colocar la custodia ni nada parecido. Más aún, la reserva debería tener lugar en donde habitualmente se hace, aunque adornándose el lugar de una manera más especial, pero siempre con sobriedad artística, evitando excesos, sobre todo en adornos florales. Recordar que, después de medianoche (es decir, ya el Viernes Santo) no está prohibida la adoración; sólo se advierte que se debe hacer sin solemnidad.

Lun 14 Mar 2016

¿Qué ha cambiado en mi vida durante esta Cuaresma?

Casi termina el tiempo de Cuaresma y ya se acerca la Pascua. Han sido cuarenta días que hemos reflexionado, hemos hecho acciones que buscan cambios en nuestras vidas y hemos vuelto al Señor con más fuerza. Por ello, compartimos un vídeo (con dibujos hechos por Si Smith) que nos muestra cómo el Señor durante 40 vivió en el desierto y se preparó. Nos gustaría que este vídeo te acompañe en una reflexión para responder a una pregunta sencilla e inquietante: ¿Qué ha cambiado en tu vida durante esta Cuaresma? Anímate y comparte tu respuesta en nuestras redes sociales: en Facebook episcopadocolombiano y en @episcopadol (function(d, s, id) { var js, fjs = d.getElementsByTagName(s)[0]; if (d.getElementById(id)) return; js = d.createElement(s); js.id = id; js.src = "//connect.facebook.net/es_ES/sdk.js#xfbml=1&version=v2.3"; fjs.parentNode.insertBefore(js, fjs);}(document, 'script', 'facebook-jssdk')); Ya se acerca la #Pascua y es momento de hacer un balance de nuestra preparación en #Cuaresma Comparte y responde la... Posted by Conferencia Episcopal de Colombia onLunes, 14 de marzo de 2016

Lun 14 Mar 2016

[Domingo de Ramos] Seamos obedientes a Dios

Después de rememorar la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, la Palabra de Dios nos ilumina para reconocer en el drama de la Pasión y muerte de Jesús, con toda su carga de injusticia, crueldad y traición, el supremo testimonio de obediencia al Padre. Jesús es el verdadero Siervo de Dios que fue contado entre los malhechores pero que por su obediencia ha sido glorificado. Si nosotros nos unimos a su obediencia, participaremos también de su exaltación en la gloria del Padre. [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Lucas 19,28-40[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Isaías 50,4-7[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 22(21),8-9.17-18a.19-20.23-24 (R. 2a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: Filipenses 2,6-11[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Los signos y los textos con que inicia la Semana Mayor hablan elocuentemente de la paradoja: se camina hacia un triunfo que sólo se da a través de la humildad, más aún, del anonadamiento y la humillación: la kenosis: Per crucem ad lucem. Se proclama la gloria del “que viene como Rey, en nombre del Señor”, lo ayudan a montar como a un Soberano y alfombran el piso con sus mantos, pero su cabalgadura es un burrito. El siervo de Dios (Isaías 50) acoge la voz del Señor y no rechaza las afrentas pero no se muestra confundido porque sabe que “no quedará en la vergüenza”. Aunque podía permanecer en la gloria de su categoría divina, se sometió a la condición de los siervos y, como cualquier hombre, se sometió a nuestra limitación y por lo mismo a nuestra mortalidad: es más, a muerte afrentosa como si fuera un criminal. Pero Pablo termina el párrafo en una verdadera apoteosis: que “se doble toda rodilla y todos proclamen, para gloria de Dios Padre, que Jesucristo es el Señor”. A través de la lectura de la Pasión de San Lucas se presenta el drama cuya proximidad hace temblar a Jesús, pero que acepta: “Hágase tu voluntad, Padre”. Como ráfagas de luz que destellan entre el escenario de sombras, se oye la voz de Jesús cuando el Sumo Sacerdote le conjura en nombre de Dios para que diga si es el Mesías. “Tú lo has dicho… Y desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso sobre las nubes del cielo”. Esa proclamación le merece la muerte (como le sucederá después a Esteban). Su pueblo y sus autoridades piden su condena a muerte. Como dice el evangelio de Juan “Los suyos no lo recibieron”. Sus amigos y discípulos lo abandonaron. En cambio, el comandante del escuadrón de ejecución, pagano pero libre de prejuicios, exclama: “Verdaderamente este hombre era inocente.” Viene a la mente la palabra del Papa Francisco: “Dios no se oculta a aquellos que lo buscan con un corazón sincero, aunque lo hagan a tientas, de manera imprecisa y difusa.” Evangelii gaudium, 71. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] El mundo contemporáneo busca afanosamente la comodidad del momento, el éxito fácil y con poco esfuerzo, y rechaza como una maldición insoportable el dolor, el fracaso y la humillación. “En la cultura predominante, el primer lugar está ocupado por lo exterior, lo inmediato, lo visible, lo rápido, lo superficial, lo provisorio. Lo real cede el lugar a la apariencia. “ Evangelii gaudium, 62 También ahora y aquí hay quienes aclaman a Cristo pero no aceptan su misión redentora y sus consecuencias. Hoy también hay un porcentaje notable de discípulos cobardes. Hay quienes detestan que se siga oyendo el mensaje de Cristo: hay quienes están destruyendo iglesias, arrancando cruces o inventando argumentos ideológicos y leyes para apagar su recuerdo. Pero este es el mundo que hoy debe recibir el anuncio. Debemos descodificar el mensaje redentor al lenguaje de esta sociedad contemporánea. Si la Iglesia de veras es hoy presencia auténtica de Jesucristo, no faltarán los paganos o gentiles que sean capaces de reconocerlo como el ladrón arrepentido o el centurión. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La celebración festiva y solemne del Domingo de Ramos debe suscitar una auténtica renovación de nuestra pertenencia a la comunidad de los discípulos de Jesucristo. El recuerdo de cada uno de los actores en el relato de la Pasión es un cuestionamiento a nuestra propia historia: a qué grupo nos parecemos más? Con cuál personaje nos identificamos? El acontecimiento atroz del Calvario, que para nosotros es “misterio” porque es revelación de amor del Padre, está ocurriendo hoy aquí, por la presencia eterna del Señor resucitado. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Motivar con tiempo la participación de la comunidad en la procesión con los ramos. Tener en cuenta que el verdadero signo de acogida y aclamación de Jesús como Hijo de Dios es con los elementos de la naturaleza (ramos, ramas). Al concluir la procesión, al llegar al altar, se omiten los ritos iniciales y se hace la Oración Colecta. Se sugiere que la proclamación de la Pasión se realice entre tres lectores, teniendo en cuenta la recomendación de la liturgia de reservar la parte propia de Cristo para que la lea el sacerdote. Conviene instruir a las fieles en que lo más importante en este día es la celebración de la Misa y, en ella, la lectura de la Pasión del Señor. Jornada jubilar diocesana de los jóvenes. En el contexto de Año de la Misericordia, en importante que en Semana Santa y en el Tiempo Pascual los pastores muestren la imagen del Padre que ha salvado y sigue salvando. Él ha mostrado misericordia con respecto a Israel, su pueblo, y aún hoy continúa mostrando su rostro misericordioso con respecto a aquellos que acogen el don de la fe en las aguas del manantial.

Lun 7 Mar 2016

El Señor perdona nuestros pecados

El pasaje central de este domingo es el perdón que da Jesús a la mujer adúltera. Todos nosotros somos pecadores: ninguno ha llegado a la meta en el camino de la conversión, pero como dice Pablo, tenemos que correr hacia esa meta, sabiendo que el Señor perdona a quien de veras reconoce su pecado y promete no pecar más. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Isaías 43,16-21[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 126(125),1-2ab.2cd-3.4-5.6[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: Filipenses 3,8-14[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Juan 8,1-11[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] La misericordia y el poder de Dios se manifestaron ayer, se manifiestan hoy y siempre: Hubo maravillas del Señor en el pasado, pero la misma Palabra nos invita a no quedarnos pensando en el pasado, cuando “abrió camino en el mar”, sino a reconocer lo que hoy hace por nosotros. No se manifiesta en una fulgurante intervención sino como una planta que está brotando y va a dar fruto: así Él va haciendo surgir el mundo nuevo. Hoy también el Señor “cambia nuestro llanto en alegría” y la dolorosa expectativa de la siembra se convierte en gozos de cosecha abundante. “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría.” Evangelii gaudium n. 1 Renace la alegría cuando el Señor viene al encuentro de nuestra miseria. Se encuentran la miseria y la misericordia, como decía San Agustín. Ese es el mensaje dramático de Jesús y la mujer adúltera. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] La sociedad actual tiene una manera muy peculiar de reaccionar frente al pecado. Comienza por negar la culpa: partiendo del rechazo al complejo de culpa se pasa a negar el concepto de culpa y a soslayar la responsabilidad personal. Nadie es culpable o, lo que viene a ser lo mismo, “todos somos culpables”. La simpatía creciente por las creencias orientales acoge con alegría la negación de culpa y pecado, que en esas religiones o filosofías es lógica consecuencia de la negación de la libertad personal, diluida en el concepto del karma. Más de un experto en conducta humana, en sicología, sociología, terapias o coaching se horroriza de que alguien mencione la palabra “culpa” y, peor, la palabra “pecado”. Se acoge así una forma de misericordia que consiste en disculpar con toda clase de teorías sobre el comportamiento. Así se trate de hechos tan graves como el asesinato de un cónyuge o un padre, así se trate del abusador contumaz o el explotador descarado, siempre se encuentran caminos para la inimputabilidad no sólo en lo penal y legal sino en el juicio mismo de la conciencia. Lo que alguna vez se mencionaba como un valor, la “delicadeza de conciencia”, ahora se mira como una aberración o minusvalía en la personalidad. Esta tendencia es un grave escollo para la evangelización auténtica: si no se reconoce que hay culpa, no hay pecado y si no hay pecado, no hay ninguna necesidad de redención: sólo necesitamos autoayudas y terapias. No podemos negar que un lenguaje que califica como pecado cualquier descortesía o infracción (como las malas palabras, las infantiles desobediencias o las rebeldías adolescentes), desvaloriza el concepto de pecado y lo desacredita aún ante los niños y jóvenes. Mucha gente nueva no piensa en serio en el pecado porque se ha banalizado el concepto. La nueva evangelización tiene que hablar del pecado, porque, como dice la Escritura, el juicio del Espíritu Santo parte del juicio sobre un pecado. La Iglesia tiene que actuar como Jesús, que no niega, ni disculpa, ni soslaya que esa mujer es culpable de un pecado. Por eso le dice: “No peques más”. Es más: Jesús, con su desafío a los que la condenan, les hace caer en cuenta de que ellos también son responsables de sus pecados. Pero aquel en quien no hay pecado, ha venido para ser el testigo y mensajero de la misericordia. Por eso expresa Francisco, el Obispo de Roma en su exhortación “Evangelii gaudium”: “sin disminuir el valor del ideal evangélico, hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas posibles de crecimiento de las personas que se van construyendo día a día. A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible. Un pequeño paso, en medio de grandes límites humanos, puede ser más agradable a Dios que la vida exteriormente correcta de quien transcurre sus días sin enfrentar importantes dificultades. A todos debe llegar el consuelo y el estímulo del amor salvífico de Dios, que obra misteriosamente en cada persona, más allá de sus defectos y caídas.” Evangelii gaudium n. 44 Y añade en la convocatoria del Jubileo de la Misericordia: “« Es propio de Dios usar misericordia y especialmente en esto se manifiesta su omnipotencia » Las palabras de santo Tomás de Aquino muestran cuánto la misericordia divina no sea en absoluto un signo de debilidad, sino más bien la cualidad de la omnipotencia de Dios. Es por esto que la liturgia, en una de las colectas más antiguas, invita a orar diciendo: « Oh Dios que revelas tu omnipotencia sobre todo en la misericordia y el perdón ».Dios será siempre para la humanidad como Aquel que está presente, cercano, providente, santo y misericordioso.” Misericordiæ vultus 4. “Así pues, la misericordia de Dios no es una idea abstracta, sino una realidad concreta con la cual Él revela su amor, que es como el de un padre o una madre que se conmueven en lo más profundo de sus entrañas por el propio hijo. Vale decir que se trata realmente de un amor “visceral”. Proviene desde lo más íntimo como un sentimiento profundo, natural, hecho de ternura y compasión, de indulgencia y de perdón”. Misericordiæ vultus, 6. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Hoy, y cada vez que celebramos la Eucaristía, venimos como los animales que buscan ansiosos el agua, con la sed de encontrar en Cristo el agua de la vida y el perdón. Siempre comenzamos por reconocernos pecadores, comenzando por el celebrante. Recibamos conscientemente en nuestro corazón la Palabra de Jesús: Sí, has pecado pero yo no te condeno. Anda y no peques más. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Destacar, en la iniciación, el rito penitencial. Puede aprovecharse el canto “Hoy perdóname”, teniendo en cuenta que no reemplaza la letanía del “Señor, ten piedad”. El pasaje de la adúltera perdonada, invita a todos los bautizados a abrirse al perdón incondicional de Dios que en Cristo renueva todas las cosas. En este domingo se celebra el tercer escrutinio de preparación para el Bautismo de los catecúmenos que serán admitidos, en la Vigilia Pascual, a los sacramentos de Iniciación Cristiana, usando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las pp. 804-805 del Misal Romano. Recordar que esta semana: El sábado 19 de marzo, es la Solemnidad de San José, esposo de la Santísima Virgen María (en Colombia no es día de precepto). El próximo domingo 20 de marzo, es Domingo de Ramos en la Pasión del Señor. Insistir en la campaña para preservar la naturaleza, por eso advertir el no adquirir ramas de palma de cera, y más bien utilizar en este día plantas o ramas de árboles fácilmente renovables. Sin embargo, no podemos caer en desvirtuar los signos litúrgicos, por eso no está bien invitar a llevar globos, banderas, pañuelos, etc.