SISTEMA INFORMATIVO
Asamblea de OMP y Pastoral Misionera: una oportunidad de fortalecimiento y proyección al centenario nacional
Tags: Asamblea Nacional de Directores Obras Misionales Pontificias y Pastoral Misionera Centenario Nacional Misionero en Colombia Centenario Nacional Misionero 2023 iglesia colombiana iglesia católica colombiana conferencia episcopal de colombia
Entre el 28 de agosto y el 1 de septiembre se llevó a cabo, en la ciudad de Bogotá, la Asamblea Nacional de Directores Obras Misionales Pontificias y Pastoral Misionera. Cerca de 60 personas, entre sacerdotes, religiosas y laicos, provenientes de todas las regiones del país, participaron en este encuentro que se desarrolló bajo el lema “¡En la Iglesia Misionera, Colombia de primera!”, el mismo que inspirará, en 2024, la celebración del centenario nacional misionero.
Fueron dos los objetivos centrales bajo los cuales se llevó a cabo este encuentro: recordar el significativo camino misionero que ha recorrido la Iglesia colombiana, e identificar los pasos que se darán a nivel local, regional y nacional, para preparar el congreso centenario que se llevará a cabo del 5 al 7 de julio del próximo año.
El espacio fue liderado por monseñor Mario de Jesús Álvarez Gómez, obispo de la Diócesis de Istmina-Tadó, administrador apostólico de la Diócesis de Quibdó y presidente de la Comisión Episcopal de Animación Misionera y por el padre Samir García, director del Centro Nacional Misionero de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) y encargado de las Obras Misionales Pontificias de Colombia (OMP). La asamblea también estuvo acompañada en su primer día por monseñor Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá y secretario general de la CEC, quien presidió la Eucaristía y motivó a los asistentes para su reflexión y trabajo durante el encuentro.
Mirar atrás para recordar por qué “¡En la Iglesia Misionera, Colombia de primera!”
En la jornada del martes 29, monseñor Mario de Jesús presentó una ponencia sobre los congresos misioneros que se han realizado en el país desde 1924. Enfatizó en el rol protagonista y referente que ha tenido Colombia para la misión en toda Latinoamérica. Además, el obispo recordó que la razón de ser de la Iglesia es la misión, “todo lo demás que hagamos es consecuencia de ello”, precisó.
El prelado enfatizó también que es fundamental fortalecer la Misión Ad gentes al interior de las comunidades, para después poder ir con mayor dinamismo al exterior, a otros territorios, a buscar a “aquel que aún no ha recibido el nombre de Jesús”. Además, recordó que las Obras Misionales Pontificias no son electivas, sino que son una petición directa del Santo Padre, por lo que cada jurisdicción debe estar muy atenta a su implementación en los diferentes niveles y grupos.
Por su parte, el padre Samir García, inquietó a los participantes pidiéndoles que se preguntaran: “¿Qué vamos a hacer si cien años atrás hombres y mujeres, arriesgados, valientes, han construido una obra inmensa y nos las ha puesto en nuestras manos, ahora cuál va a ser nuestro compromiso?”
Las propuestas de los COREMI para la celebración del centenario nacional
Más que un evento institucional de la Iglesia colombiana, los delegados de misiones se proponen provocar con el congreso del 2024 la vivencia de este importante centenario desde la esencia de las diversas comunidades y dimensiones de trabajo pastoral de iglesia particular. De ahí que, durante las jornadas, los participantes desarrollaron espacios de trabajo colectivo por Comités Regionales Misioneros (COREMI), en los que propusieron diversas actividades con diferentes grupos pastorales y parroquiales.
Entre las propuestas que se plantearon allí, están:
“Desde el COREMI de la Costa Caribe, proponíamos que en los seminarios se haga también una breve formación para vivir ese congreso y que se traigan a Bogotá también jóvenes seminaristas para que vivan la experiencia, y que pueda así animarse el espíritu misionero de los futuros sacerdotes”, afirmó el padre Julio Herrera de la Diócesis de Sincelejo.
“De las ideas que surgieron del COREMI Antioquia-Chocó, está el hecho de hablar acerca de la misionología, pero desde una experiencia práctica, no solamente teórica. Es necesario conocer las realidades que se viven en Colombia, conocer qué está pasando en cada una de las jurisdicciones eclesiásticas, conocer cuáles son las experiencias que se viven y como desde ahí retroalimentar los procesos de las comunidades”, anotó Eliana Alzate de la Diócesis de Girardota.
“Una de las ideas es tener catequesis previas antes del congreso para que las personas que van a participar tengan un acercamiento y lleguen conscientes sobre qué es lo que van también impulsar o lo que es la misión entre las diócesis y que las jurisdicciones conozcan también otros territorios. Otra idea es implementar la oración por el centenario y para que así tengamos una preparación también espiritual, desde Horas Santas, Eucaristías y retiros espirituales”, precisó la hermana Kelly Grajales de Diócesis de Ocaña, al respecto de lo propuesto por el COREMI Nororiente.
Una reflexión desde la identidad misionera de la Iglesia
En esta asamblea también estuvo presente monseñor Óscar Múnera Ochoa, Vicario Apostólico de Tierradentro, miembro de la Comisión de Animación misionera. Durante el tercer día, además de celebrar la Eucaristía, el obispo presentó una ponencia en la que destacó la importancia de fundamentar la vida en Cristo y la identidad de los directores de las OMP como piedra angular en la misión. Basándose en el Evangelii Gaudium (EG) y el pasaje bíblico de Mateo 7, 21-29, resaltó la necesidad de mantener una vida de oración y discernimiento, así como superar las tentaciones que pueden surgir en el camino misionero. Además, subrayó la relevancia de llevar a cabo una labor evangelizadora sólida y comprometida en la Iglesia Católica en Colombia.
Además, durante el encuentro se llevaron a cabo las elecciones de los nuevos Coordinadores y Secretarios de los ocho COREMI que existen en el país. En este momento, se destacó la relevancia de dichos roles en el tejido de la Iglesia colombiana, reconociéndola como una entidad que se forja en la unión y la sinergia de esfuerzos para lograr mayor cohesión.
El cuarto día de la asamblea estuvo marcado por una visita de los participantes a la Catedral de Sal y la Catedral de la Santísima Trinidad, San Antonio de Padua y Nuestra Señora de la Asunción de Zipaquirá, una experiencia de profunda espiritualidad, pero también de fraternidad.
Los llamados del presidente del episcopado a los directores de misiones del país
La última jornada del evento, desarrollada el viernes 1 de septiembre, estuvo acompañada por monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia. Allí, el Cardenal Electo, realizó una ponencia en la que compartió la historia de la propagación de la fe en Colombia, destacó la importancia de la Madre Laura e instó a los participantes a reconocer este momento en el que se "nos llama a ser misioneros en el mundo contemporáneo teniendo como base el servicio".
En el marco del Sínodo sobre la Sinodalidad, monseñor Rueda recordó que el llamado a la sinodalidad y a la misión se extendió a tres grupos de personas dentro de las comunidades: los totalmente fieles, los que están en transición y los que no aceptan la fe. Afirmó que esta diversidad de grupos los desafía ahora a encontrar formas creativas y auténticas de llevar el mensaje del Evangelio a todos.
En su ponencia, el presidente del episcopado también destacó la importancia de la mujer, del diaconado permanente y de la ministerialidad dentro de la Iglesia, alentando una participación activa y significativa de todos los fieles, rompiendo con el clericalismo y promoviendo la voz de todo el pueblo de Dios.
Al cierre, monseñor Luis José presidió una Eucaristía en la que invitó a los participantes a renovar su compromiso de ser, en todos los rincones de Colombia “una Iglesia sinodal misionera, una Iglesia orante y una Iglesia servidora”.
“Les traigo la paz” (Juan 20, 19.21.26)
Vie 5 Abr 2024
Jue 25 Abr 2024
Provincia Eclesiástica de Manizales: sede de las primeras jornadas de capacitación del año sobre atención y prevención de abusos
La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) puso en marcha la segunda etapa de su iniciativa pedagógica enfocada en la atención y prevención de abusos y violencias, especialmente en niños, niñas, adolescentes y personas vulnerables, denominada “Iglesias seguras y protectoras”. La Provincia Eclesiástica de Manizales, conformada por la Arquidiócesis de Manizales y las diócesis de Armenia, Pereira y La Dorada-Guaduas, acogió, entre el 17 y el 19 de abril, las primeras jornadas de formación del año.Más de 500 personas participaron de los diversos espacios, entre sacerdotes, miembros de la vida religiosa, seminaristas, diáconos, laicos comprometidos, agentes de evangelización, servidores parroquiales, así como directores y educadores de las instituciones educativas católicas de la región. Monseñor José Miguel Gómez, monseñor Carlos Arturo Quintero, monseñor Rigoberto Corredor y monseñor Hency Martínez, arzobispo y obispos de estas jurisdicciones, lideraron y acompañaron los espacios.Monseñor Carlos Arturo, obispo de Armenia, remarcó la importancia de esta formación en las provincias como un nuevo paso hacia adelante en el camino de la prevención ha venido transitando de manera consistente la Iglesia colombiana en los últimos años. “Un trabajo que está centrado en la cultura del cuidado y que implica indudablemente todo el ser y quehacer, la misión y la identidad de la Iglesia tiene que ver precisamente con el cuidar, proteger y salvar, tres verbos en los que hemos insistido durante estas jornadas de capacitación”, explicó el prelado.Las charlas y talleres estuvieron a cargo de miembros del Consejo Nacional para la Cultura del Cuidado (las doctoras Ilva Myriam Hoyos y Milena Barguil; y el padre Leonardo Cárdenas), de monseñor Pedro Mercado, vicario judicial y presidente del Tribunal Eclesiástico de la Arquidiócesis de Bogotá, así como de la coordinadora de comunicaciones de la CEC, Lida Losada.Temas como las ‘Líneas guía para la Cultura del Cuidado’ de la Conferencia Episcopal de Colombia, fundamentos canónicos para la atención de situaciones de abuso en sus diferentes tipos (sexual, de poder y de conciencia); atención a víctimas y reparación integral; factores de riesgo y acciones preventivas en ambientes eclesiales; y comunicación con enfoque preventivo, transparente e institucional, fueron protagonistas de estas jornadas, realizadas específicamente en las ciudades de Manizales y Pereira.La doctora Milena Barguil remarcó que para prevenir de manera efectiva es esencial conocer lo que se va a prevenir. “Es fundamental que tengan claros los conceptos y hemos enfatizado mucho en eso, en qué son las violencias, los tipos de violencia, los distintos tipos de abuso; también en la normativa tanto estatal como canónica, y los pasos a seguir ante un posible caso de abuso; la activación de rutas, porque no podemos quedarnos con una revelación sin hacer nada. Entonces ha sido muy importante que tengan claro ante un caso qué debemos hacer tanto en la esfera civil como en la esfera canónica”, explicó la abogada.Emmanuel Hoyos, seminarista en Manizales destacó que recibir estas charlas en este momento de su formación es fundamental: “Como seminarista, como futuro pastor de la Iglesia, me marca la responsabilidad que tengo de escuchar, de proteger y de guiar al pueblo de Dios en un camino seguro en donde se sienta que realmente vale, en donde su dignidad como persona sea lo principal”, afirmó.Por su parte, la hermana Delfina Crespo, de la Diócesis de La Dorada-Guaduas, se refirió a la relevancia de brindar estas capacitaciones a los catequistas, no solo para que tengan presente aspectos doctrinales, “sino un proceso que los lleve a madurar como seres humanos y que entre ellos también se ayuden con el respeto y los valores que nos imprime las exigencias del Evangelio, que es lo más interesante de todo eso, es caminar con Cristo fortaleciendo diferentes ambientes de su entorno y también sus familias, porque en este proceso queremos también que las familias se vinculen, que las familias hagan parte de este caminar, porque lo que buscamos también es hacer camino juntos”, precisó.Precisamente Lorena Galvis, catequista de la Arquidiócesis de Manizales, valoró esta formación para aplicarla en la cotidianidad de las parroquias en función de prevención, pero también el mensaje de esperanza que se puede transmitir entendiendo este como un proceso de purificación y la transformación desde la Iglesia que también transciende a otros contextos: “Es un lugar para abrirnos a la esperanza, saber que tenemos un compromiso grande con los niños y con los jóvenes, no solo en nuestra parroquia, sino en esta sociedad, y que podemos ser un equipo para prevenir cualquier abuso o generar además espacios seguros, protectores y cuidadores para nuestros niños, para nuestros jóvenes y también, por qué no, para aplicarlo en nuestros hogares”.Monseñor José Miguel Gómez ratificó que el compromiso de la Iglesia con la cultura del cuidado está transversalizado por volver siempre a la esencia de su misión: “Sabemos que la Iglesia de nuestro Señor Jesucristo merece que todos los bautizados, en todas las circunstancias de la vida, demos gloria a Dios con nuestra vida, con nuestra mente, con nuestro cuerpo, con nuestro corazón. Por eso, nos comprometemos a seguir evangelizando, que es la prevención más eficaz para cualquier abuso, para cualquier ofensa a Dios nuestro Señor y a nuestros hermanos”.Durante las jornadas también se llevaron a cabo encuentros con los miembros de las oficinas diocesanas creadas para este propósito. Esto, bajo la idea de apoyar su fortalecimiento, desde la consolidación de los equipos hasta la asesoría para la implementación de políticas enfocadas en la cultura del cuidado.Las próximas capacitaciones se llevarán a cabo en las provincias eclesiásticas de Ibagué, Santa Fe de Antioquia, Tunja y Barranquilla. Al final de esta etapa, en el mes de junio, la Conferencia Episcopal espera poder formar a por lo menos 2.500 personas a través de esta iniciativa.El proyecto “Iglesias seguras y protectoras” se viene desarrollando desde octubre de 2022. Desde entonces, ha contado con el auspicio de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.
Mar 23 Abr 2024
Conferencia Episcopal de Colombia apoyará la búsqueda de personas dadas por desaparecidas en el marco del conflicto armado
Dada la magnitud y el profundo dolor que ha producido la desaparición de personas en el contexto del conflicto armado en Colombia, la Iglesia Católica colombiana formalizó este lunes, 22 de abril, un convenio que tiene como propósito central apoyar la búsqueda de tantos hombres y mujeres que han sido víctimas de este delito. El acuerdo fue firmado entre la Conferencia Episcopal de Colombia y la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD).En la reunión de formalización, en representación del episcopado, estuvieron presentes monseñor Luis Manuel Alí Herrera, secretario general y monseñor Juan Carlos Barreto Barrero, obispo de Soacha y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social. Por parte de la UBPD, Luz Janeth Forero Martínez, directora de la entidad, fue quien firmó el convenio.Aunque desde la creación de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas como entidad transicional en el año 2017, en el marco del Acuerdo de Paz establecido entre el Gobierno Nacional y las Farc, se han venido adelantando acciones de colaboración conjunta, este acuerdo formaliza la cooperación interinstitucional y define una ruta de acción concreta.La amplia presencia y credibilidad de la Iglesia Católica en los territorios, representa un elemento clave para apoyar esta importante tarea. De allí, que las acciones definidas en dicha ruta implican la articulación directa con los administradores de los cementerios a cargo de la Iglesia, especialmente de aquellos ubicados en sitios de interés forense para la UPBD, para realizar el acompañamiento humanitario en las labores de prospección, exhumación y recuperación de cuerpos. Además, actividades pedagógicas en las jurisdicciones eclesiásticas del país, encuentros con obispos y directores diocesanos de pastoral social para la socialización del convenio, así como apertura de espacios de interacción entre las instituciones durante momentos clave como el de la Semana por la Paz.“La búsqueda humanitaria y extrajudicial es una tarea absolutamente compleja por y se hace indiscutiblemente en los territorios con la información, en los territorios, con socios, con distintos actores. En el caso particular de nuestro trabajo con la Conferencia Episcopal, por ejemplo, han sido un canal, un puente muy importante para divulgar el mandato de la unidad, para que las personas con confianza, con credibilidad, se acerquen a nosotros y nos hagan solicitudes de búsqueda frente a esos desaparecidos. También nos han acompañado de una manera significativa, por ejemplo, desde la Pastoral Social, en hacer que nuestras entradas a los territorios sean mucho más seguras gracias a la gran credibilidad que tiene la institucionalidad religiosa en muchos territorios”, afirma Luz Janeth Forero.Inicialmente, el acuerdo tendrá una vigencia de dos años y permitirá identificar roles concretos para cada institución; el Secretariado Nacional de Pastoral Social asumirá una especie de coordinación. Desde la Iglesia, estará transversalizado por una misión esencialmente pastoral, inspirada en el Evangelio, que pide estar cerca de todos, especialmente de quienes más sufren, como aquellos que han padecido la pérdida de un ser querido en contextos tan dolorosos, como el de la desaparición forzada. “Por eso nosotros desde nuestro aporte espiritual-pastoral, pues terminamos siendo también un apoyo psicosocial para estas familias y queremos entonces apoyar las iniciativas que en coordinación se harán con la unidad de búsqueda de personas dadas por desaparecidas”, explica monseñor Juan Carlos Barreto.Según reportes de la UBPD, el conflicto armado en Colombia ha dejado a más de 100.000 personas desaparecidas, una preocupante cifra que se traduce en historias, rostros y recuerdos que mantienen viva la esperanza en quienes las buscan. De allí, la importancia de este convenio.A continuación vea el informe:
Lun 22 Abr 2024
Cardenal Luis José Rueda valora expresión democrática y pacífica de las marchas e invita al Gobierno a escuchar a los diversos sectores
En representación de la Iglesia Católica colombiana, el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente del episcopado, se pronunció sobre las marchas desarrolladas en el país este domingo 21 de abril. El purpurado destacó el sentido pacífico de las movilizaciones y las describió como "una experiencia democrática, popular, social", en la que un importante número de ciudadanos que demostró su amor por el país, salió a manifestar en diversas regiones "que hay cosas que debemos mejorar, que hay preocupaciones, pero que también hay esperanzas". Dijo también que el Gobierno Nacional tiene en estos llamados una importante oportunidad para escuchar y reconocer la diversidad de expresiones que se tienen.A propósito de las nuevas marchas que está convocando el Presidente de la República Gustavo Petro para el próximo miércoles 1 de mayo, fecha en la que se conmemora el Día Internacional del Trabajo, el primado de Colombia, destacó su valor desde un enfoque de construcción y de unidad:"Que sean bienvenidas las marchas, la movilización, la del 1 de mayo y todas las que vengan, siempre y cuando manifiesten sobre todo la búsqueda de encontrarnos, no de separarnos. No que se dan marchas que van a ratificar la separación entre nosotros, sino marchas que nos lleven a unirnos, pero además que se realicen en un ambiente de tranquilidad, de respeto y de paz a las personas y a los bienes".Vea a continuación el mensaje del cardenal Luis José Rueda Aparicio:
Vie 19 Abr 2024
Obispos eméritos de Colombia se reunieron para generar aportes al trabajo de la Iglesia colombiana y universal con énfasis sinodal
Este 15 y 16 de abril, en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia, se reunieron veinte obispos eméritos del país para desarrollar su encuentro anual. En esta oportunidad, bajo el propósito central de abordar aspectos relacionados con la realidad eclesial y sociopolítica del país, así como para estudiar el documento síntesis de la primera etapa de la asamblea general del sínodo de los obispos, desarrollada en octubre de 2023.Los prelados fueron convocados y acompañados permanentemente por el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente del episcopado, quien los escuchó y tomó en cuenta sus recomendaciones para el trabajo de la Iglesia colombiana y para hacer eco de ellas en la siguiente fase de la asamblea sinodal. Esto, reconociendo su amplia experiencia y la importancia de los aportes que aún pueden realizar, pese a estar retirados del gobierno pastoral por su edad.El cardenal Jorge Enrique Jiménez Carvajal, arzobispo emérito de Cartagena, quien lideró el espacio, destacó esta oportunidad: “Es bonito sentir las manos extendidas, pero además de la fraternidad, sentir que algo podemos aportar nosotros al caminar de Iglesia colombiana y eso se le debe al señor cardenal Rueda, quien es el presidente de la Conferencia Episcopal y que valora este encuentro y lo manifiesta especialmente, nos anima y está con nosotros todo el tiempo”.A propósito del discernimiento que realizaron sobre la situación actual del país, el cardenal Jiménez remarcó que pese a tantos desafíos y preocupaciones que se viven, la Iglesia está llamada a sembrar esperanza: “la esperanza de que lo que se acerca no es un precipicio, sino que podemos construir verdaderamente una Colombia digna de todos los colombianos, de todos los jóvenes y especialmente de los que están más necesitados”.A continuación, conozca los detalles, narrados por el cardenal Jorge Enrique Jiménez: