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Educación

Vie 11 Nov 2016

Educación rural celebrará congreso nacional en la sede del episcopado

Con el objetivo de construir una política para la educación rural en Colombia, del 21 al 23 de noviembre en Bogotá se realizará el IV Congreso Nacional de Educación Rural. Este evento es organizado por la Corporación Nacional para la Educación Rural – COREDUCAR y se llevará a cabo en instalaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC). “Con este evento queremos contribuir al desarrollo rural de Colombia a través de la consolidación de una propuesta de política pública educativa pertinente para el medio rural y que pueda recoger aportes de diferentes actores y sectores institucionales y comunitarios, así como las orientaciones que sobre el tema se han formulado en el actual contexto social y de construcción de paz del país”, explicó Francisco Cuervo, coordinador del IV Congreso. Previo a este congreso se han realizado varias actividades académicas que buscan recoger, desde la base social, los elementos que se consideran necesarios para que en la ruralidad se dé un proceso educativo pertinente, incluyente y pensado para el territorio, planificado desde el territorio y con los actores de este. Las conclusiones de las actividades pre Congreso son insumos primarios para el trabajo de las diferentes mesas de trabajo del Congreso. El congreso se ha realizado anteriormente en Manizales en octubre de 2004, con la participación de 496 personas; Villavicencio en junio de 2007 con la participación de 600 personas y Medellín en 2010 con la participación de 500 personas. En este congreso participarán representantes de Pastoral Social de las jurisdicciones eclesiásticas del país, docentes de entidades territoriales, Representantes de COREDUCAR (directivos, tutores), líderes de las J.A.C., Secretarios de Educación, líderes indígenas y afrodescendientes, Organizaciones de mujeres, Delegados de las mesas regionales de foros previos al Congreso, Sector solidario (Cooperativas, mutuales ), ACPO - Escuelas Digitales Campesinas – Organizaciones sociales de campesinos y productores rurales y Comisiones sextas de Senado y Cámara de Representantes. Los temas que se abordarán En el Congreso participarán aproximadamente 300 personas representativas de organizaciones, entidades y poblaciones de todo el país que estén inmersas en la ejecución de proyectos, iniciativas y procesos de educación para el desarrollo rural. El Congreso será transmitido vía Internet a través del canal oficial del episcopado en YouTube También se podrá seguir a través del sitio web del evento: [icon class='fa fa-chrome' link='']CONGRESO NACIONAL DE EDUCACIÓN RURAL[/icon] y las en las redes oficiales del evento: [icon class='fa fa-facebook' link='']/EDUCACIÓNRURAL4[/icon] ​[icon class='fa fa-instagram' link='']/EDUCACIONRURAL[/icon] Sigue las conversaciones de este evento a través de: [icon class='fa fa-twitter-square' link='']/RURALCONGRESO[/icon] Tweets sobre #EducaciónRural !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+"://platform.twitter.com/widgets.js";fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document,"script","twitter-wjs"); COREDUCAR es la “Corporación Nacional para la Educación Rural”, organización fundada en el año 1999 que agrupa a varias entidades que desarrollan programas de educación rural en los departamentos de Antioquia, Bolívar, Boyacá, Casanare, Cauca, Cundinamarca, Risaralda, Norte de Santander, Santander, Tolima y Valle del Cauca. Su objetivo es promover y gestionar la educación rural y el fortalecimiento de programas y proyectos conducentes a la generación de desarrollo sostenible en los territorios rurales y sectores urbanos marginales. En la actualidad hay 14 instituciones activas que conforman a COREDUCAR

Jue 10 Nov 2016

Paz y desarrollo humano, temas de discusión entre Iglesia y gobernación de Antioquia

Para abordar temas como el proceso de paz, el posconflicto, la educación, la drogadicción, la reivindicación del campesino, entre otros, se reunieron los obispos de Antioquia y Chocó, con el gobernador de este Departamento, Luis Pérez Gutiérrez. Según se informó la reunión transcurrió en un ambiente de reflexión y trabajo donde se revisaron avances en el proceso de paz y la forma cómo se está viviendo el proceso en las regiones; al igual se trataron temas referentes al desarrollo humano de la región. Por su parte monseñor Ricardo Tobón Restrepo, arzobispo de Medellín, destacó del encuentro con el Mandatario Pérez Gutiérrez, los avances que se están dando en el campo de la educación, tema importante para la vida de los antioqueños. Para monseñor Hugo Alberto Torres Marín, de la diócesis de Apartadó, la reunión fue muy fructífera porque se abordaron temas como la cobertura educativa, en la que la diócesis viene trabajando de la mano de la Gobernación hace más de 20 años. “Tenemos toda la voluntad de apoyar estas buenas propuestas del Gobernador, porque nosotros somos los primeros beneficiados. La zona de Urabá tiene mucho para aportar a la paz; con el Gobernador quedamos en hacer seguimiento a la buena voluntad que las FARC han venido demostrando”, expresó el obispo Hugo Torres Marín. Por su parte, monseñor Jorge Alberto Ossa Soto, obispo de Santa Rosa de Osos, destacó los temas tratados sobre la situación concreta del Departamento, las propuestas de trabajo para el campesino, para el fortalecimiento del campo y de las regiones, compromete el trabajo conjunto entre la iglesia y la Gobernación. “Estamos trabajando con las mismas personas, con los mismos fieles, con los mismos antioqueños y las alianzas son importantes para poder contribuir al desarrollo”, concluyó Monseñor Ossa Soto. Al encuentro con el mandatario asistió el arzobispo de Medellín, acompañado por sus obispos auxiliares, el arzobispo de Santa Fe de Antioquia y los obispos de las diócesis de Jericó, Girardota, Sonsón, Apartadó, Caldas, Santa Rosa de Osos y Quibdó -Chocó. Fuente y foto: Of. comunicaciones - Gobernación de Antioquia

Mar 25 Oct 2016

Nacen las orientaciones para la pastoral educativa en Colombia en clave de paz

El Directorio de Pastoral de Educación ahora se llamará Orientaciones para la Pastoral de la Educación en Colombia y este no será el único cambio también se actualizarán las líneas de acción de la educación religiosa para responder a la actual coyuntura del país. Así mo manifestó el padre John Mario Gutiérrez, director de Educación y Culturas del episcopado colombiano. Del 24 al 26 de octubre 84 delegados de educación del país se han reunido en Bogotá para actualizar el directorio que desde 1980 regía el caminar de la pastoral educativa en Colombia. Así también durante este encuentro se ha delimitado el espacio y lugar epistemológico de la educación religiosas escolar, las líneas epistemológicas de la catequesis y cuál es la identidad de la escuela católica. ENTREVISTA PADRE JHON MARIO GUTIÉRREZ Actualizar el directorio no sólo responde a una necesidad pastoral coyuntural, sino también para responder al país desde la educación en un escenario de pos conflicto. En ese marco Alexander Espinoza, participante del encuentro y Delegado de Fusagasugá destacó que para ambientar la paz en el país los educadores tienen la gran misión de formar el corazón de las personas. “Si uno no es capaz de cambiar el corazón, de ensancharlo y abrirlo para que otra persona venga, seguramente no habrá paz”, manifestó el educador. Subrayó que en la tarea de educar el corazón el docente debe implantar en los niños y jóvenes a semilla del perdón, la reconciliación, la solidaridad, la justicia para que le hagan ser consciente de que el otro importa. ENTREVISTA ALEXANDER ESPINOZA

Lun 3 Oct 2016

Educación organiza congreso de educadores y paz

Del 24 al 26 de octubre en instalaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) se realizará el Encuentro Nacional de Educadores que tendrá como tema: "orientaciones pastorales para la educación en Colombia". Este evento está orientado para que los docentes del país puedan se actores en la construcción de escenarios de reconciliación y paz en el país. El evento contará con la presencia de monseñor Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio y vicepresidente del episcopado colombiano, Padre Mario Leonardo Peresson Tonelli, teólogo y pedagogo salesiano, Sor Cony Arango, representante de la Escuela Católica y el padre Darío Echeverri, director de la Comisión de Conciliación Nacional del episcopado. [icon class='' link='']DESCARGA CARTA DE INVITACIÓN[/icon] [icon class='' link='']FICHA DE INSCRIPCIÓN[/icon]

Lun 15 Ago 2016

El renovado compromiso de la familia en la educación.

Por Monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez - La masiva participación de hombres, mujeres, papás, mamás, abuelos, hijos y hermanos en las plazas y calles de prácticamente todo el territorio colombiano, todos en torno de la defensa de la familia y de su derecho de participar activamente en la construcción de las políticas de educación, ciertamente es un signo de esperanza que muestra que en Colombia las conciencias siguen despiertas. Si bien es cierto que el Gobierno colombiano ha hecho pública su posición ante el debate propuesto, es útil continuar el análisis, pues, como sucede reiteradamente en nuestro país, no es raro que dentro de un tiempo no lejano, vuelva a debatirse el mismo tema. Por ejemplo, en Cali, se tuvo prácticamente la misma discusión en el año 2010, promovida por la Oficina de Inclusión Social de la Alcaldía, que promovía en las escuelas el programa intitulado “con la diversidad sexual y de género. ¡todo bien!”, el cual fue retirado por el Ministerio de Educación Nacional por las mismas razones de ahora. El Pontificio Consejo para la Familia, el 23 de octubre de 1983, publicó LA CARTA DE LOS DERECHOS DE LA FAMILIA. Es importante conocer el documento, que consta de una introducción, una descripción de la misión de la familia, para concluir con el elenco de los derechos de la familia descritos en 12 artículos. Por el momento actual de Colombia, en particular lo que se vive en torno de la discusión sobre la educación y el papel de las familias en ella, considero muy pertinente presentar el artículo 5° de esta Carta de los Derechos de la Familia, que vale la pena difundir ampliamente: “Por el hecho de haber dado la vida a sus hijos, los padres tienen el derecho originario, primario e inalienable de educarlos; por esta razón ellos deben ser reconocidos como los primeros y principales educadores de sus hijos. Los padres tienen el derecho de educar a sus hijos conforme a sus convicciones morales y religiosas, teniendo presentes las tradiciones culturales de la familia que favorecen el bien y la dignidad del hijo; ellos deben recibir también de la sociedad la ayuda y asistencia necesarias para realizar de modo adecuado su función educadora. Los padres tienen el derecho de elegir libremente las escuelas u otros medios necesarios para educar a sus hijos según sus conciencias. Las autoridades públicas deben asegurar que las subvenciones estatales se repartan de tal manera que los padres sean verdaderamente libres para ejercer su derecho, sin tener que soportar cargas injustas. Los padres no deben soportar, directa o indirectamente, aquellas cargas suplementarias que impiden o limitan injustamente el ejercicio de esta libertad. Los padres tienen el derecho de obtener que sus hijos no sean obligados a seguir cursos que no están de acuerdo con sus convicciones morales y religiosas. En particular, la educación sexual —que es un derecho básico de los padres— debe ser impartida bajo su atenta guía, tanto en casa como en los centros educativos elegidos y controlados por ellos. Los derechos de los padres son violados cuando el Estado impone un sistema obligatorio de educación del que se excluye toda formación religiosa. El derecho primario de los padres a educar a sus hijos debe ser tenido en cuenta en todas las formas de colaboración entre padres, maestros y autoridades escolares, y particularmente en las formas de participación encaminadas a dar a los ciudadanos una voz en el funcionamiento de las escuelas, y en la formulación y aplicación de la política educativa. La familia tiene el derecho de esperar que los medios de comunicación social sean instrumentos positivos para la construcción de la sociedad y que fortalezcan los valores fundamentales de la familia. Al mismo tiempo ésta tiene derecho a ser protegida adecuadamente, en particular respecto a sus miembros más jóvenes, contra los efectos negativos y los abusos de los medios de comunicación. Las familias tienen unos derechos relacionados con su misión educativa que les son propios, y que deberían ser no sólo conocidos sino respetados y tutelados. Entre éstos, destaco el literal e) que presenta el derecho de los padres de familia de participar activamente con los maestros y autoridades escolares “en las formas de participación encaminadas a dar a los ciudadanos una voz en el funcionamiento de las escuelas, y en la formulación y aplicación de la política educativa”. Lo que queda El despertar de la familia en el papel que tienen ante la educación de los hijos. Ha sido históricamente una verdadera dificultad, el hecho de involucrar responsablemente a la mayoría de los padres de familia en la educación de los hijos. Muchos han olvidado que el papel de la escuela es subsidiario, y que ellos son los primeros responsables. ¿Cuántos padres de familia conocen los manuales de convivencia de la escuela de sus hijos? ¿Cuántos participaron activamente en su construcción y aprobación? Los números 274 a 286 de la Exhortación Postsinodal Amoris Laetitia del Papa Francisco, dan luces muy importantes para llevar a cabo la participación de las familias en la educación de sus hijos. Poner sobre la mesa el tema de la educación integral que debe ser ofrecida por el Estado y los maestros. Y cuando se habla de educación integral me refiero a aquella que propende por la formación de personas que no sólo adquieren conocimientos y destrezas, sino que aprenden a vivir y a convivir, personas que descubren que la mayor felicidad se encuentra en descubrir su vocación y trabajar por ella, que aprenden a ser ciudadanos de bien, con lo que implica de respeto de la diferencia, la semejanza y la igual dignidad de las personas, sea cual sea su condición social, física, religiosa, sexual. La formación integral conlleva también preservar la dimensión espiritual o trascendente en cada uno. Discernir abiertamente asuntos que tienen amplia trayectoria a nivel internacional y que ahora, por el fenómeno de la globalización y en algunos casos por una cierta imposición, comienzan a influir en Colombia, como las políticas de ideología de género, los planes de educación sexual, etc. Revisar los manuales de convivencia es algo que siempre han hecho y hacen las instituciones educativas de forma autónoma y responsable, ¿por qué pretender que participen en este ejercicio –que es propio de cada institución- el UNFPA, el fondo de Población de las Naciones Unidas, la Unicef, el PNUD, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Colombia, instituciones conocidas por su marcada tendencia impositiva a los países en desarrollo? El Papa Francisco, y la Iglesia en general, se han pronunciado sobre la inaceptable intromisión de organismos internacionales que muchas veces condicionan la ayuda financiera a los países pobres a la introducción de leyes que instituyan, muchas de ellas ajenas al sentir natural y cultural de los pueblos, como es el caso, por ejemplo, “del matrimonio entre personas del mismo sexo” (Amoris Laetitia, 251). El compromiso público del gobierno colombiano, expresado a través del Ministerio de Educación Nacional en 7 puntos. Destaco aquí sólo el número 4: “El Ministerio de Educación Nacional no ha impuesto ni puede imponer manuales de convivencia a las instituciones educativas. Los colegios son autónomos en la elaboración de los mismos, con la participación de rectores, docentes, padres de familia, estudiantes y comunidad educativa en general”. Lo importante es que se cumpla. A manera de conclusión Como reflexión final, me pregunto. ¿Era necesaria la exigencia nuevamente de reformar los manuales de convivencia, cuando hace apenas poco tiempo, las instituciones educativas se vieron abocadas a revisar y reformar dichos manuales incluyendo la Conformación de los Comités Escolares de Convivencia? El Ministerio de Educación Nacional, mediante decreto 1695 del 11 de septiembre de 2013, reglamentó la Ley 1620 de 2013, creada para el Ejercicio de los Derechos Humanos, la Educación para la Sexualidad y la Prevención y Mitigación de la Violencia Escolar. Más específicamente en el artículo 22 dice que “todas las instituciones educativas y centros educativos oficiales y no oficiales del país deberán conformar el comité escolar de convivencia, encargado de apoyar la labor de promoción y seguimiento a la convivencia escolar, a la educación para el ejercicio de los derechos humanos, sexuales y reproductivos, así como del desarrollo y aplicación del manual de convivencia y de la prevención y mitigación de la violencia escolar”. ¿Por qué el afán de que explícitamente se tenga que hacer referencia en los manuales al género, a la distinción de sexos y demás? ¿Acaso cuando en la ley 1620 se pide que se eduque en los derechos humanos y la prevención de la violencia escolar, no se contemplaban ya el matoneo, el acoso escolar o bullying, el abuso sexual y otras situaciones que explícitamente piden incluir ahora? En una entrevista al diario El País de Cali (12-08-2016), afirmó el Arzobispo de Cali, Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía: “invito a que se revisen los manuales de convivencia, y no con criterios ideológicos, sino con respeto a la identidad que tiene el país y a la semejanzas que tenemos todos como seres humanos”. Esta es la posición general de la Iglesia católica. Mirando con esperanza lo vivido, considero que es una magnífica oportunidad para los colombianos, para las familias y para el sistema educativo. No se puede olvidar que “la familia es la primera escuela de los valores humanos en la que se aprende el buen uso de la libertad” (Amoris Laetitia, 274). Monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali

Vie 12 Ago 2016

"Construyamos ambientes libres de violencia y discriminación": Obispos

Tras las manifestaciones del pasado 10 de agosto en defensa de la familia y la educación y el anuncio del Gobierno Nacional de que no implementará la ideología de género en el sistema educativo colombiano, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) emitió un comunicado en el que a través de 7 puntos hace conocer su visión sobre este tema. Los prelados además de destacar el masivo apoyo de diversos estamentos de la sociedad en las manifestaciones, rechazaron algunos actos ofensivos que pudieron presentarse en determinados lugares del país. También recibieron con complacencia el anuncio del Gobierno Nacional y el Ministerio de Educación de que no promoverán ni implementarán la ideología de género en el país. Animaron a las instituciones educativas a la revisión de los manuales de convivencia, con la autonomía que les corresponde y con la participación de toda la sistema educativo. Anunciaron que acompañarán y brindarán un seguimiento al comunicado del 11 de agosto que el Gobierno Nacional emitió. Invitaron a los padres de familia a asumir la responsabilidad de ser los primeros educadores de sus hijos, según el dictamen de su conciencia. Finalmente recordaron que la Iglesia siempre estará dispuesta al diálogo sereno, reflexivo y respetuoso con los organismos del Estado. DESCARGA EL COMUNICADO

Vie 5 Ago 2016

La bandera de la verdad, en defensa de la verdadera educación

Por Monseñor Víctor Ochoa Cavid - Hay valores y realidades que, por la grandeza de su significado y por la trascendencia que tienen en la vida concreta de las personas, no pueden quedar a la deriva, ni quedar a merced de las opiniones y posiciones tan variables que hoy se proponen. Muchos quieren implantar sus modelos de pensamiento, que de una parte son respetables, pero que como católicos no podemos compartir, pues tocan el ser mismo de la dignidad de la persona humana. Hace ya algunos años, el Papa Benedicto XVI, en una famosa intervención ante algunos políticos europeos, recogiendo la experiencia milenaria de la Iglesia, Maestra en humanidad, declaró que ni la vida humana, ni la familia, ni la educación son principios negociables (Benedicto XVI, 30 de marzo 2006). El Papa en su momento nos recordó cómo la vida humana es sagrada desde su inicio mismo, desde el instante de la concepción hasta su fin natural. Claramente no está en juego, no se puede exponer un don tan grande a las ideas de quienes, por culpable ignorancia, pretenden dejarla a disposición de aquellos que la quieran impedir, interrumpir o truncar, siguiendo los criterios de un humanismo disfrazado en el que la visión del hombre queda recortada a su utilidad. La familia, célula fundamental de la comunidad humana, tampoco es negociable. Obviamente que se habla de la forma natural y original de la familia, con todo lo que representa la grandeza de la unión de un hombre y una mujer, que abiertos a la vida, quieren encontrarse para conformar un espacio de amor y de comunión (espiritual, corporal, de convivencia), que se refleja en los hijos, en la descendencia que expresa la calidad del amor que la engendra y la fidelidad al mandato divino que, más que prolongar una especie, busca hacer del mundo el hogar de pequeñas comunidades humanas en las que no faltarán las limitaciones. Es una comunidad de vida, en la cual el hombre y la mujer, unidos por el amor y bendecidos por Dios, regalan el don de la vida. Por ello, todo lo que se refiera a la familia debe estar marcado por el respeto a su identidad, por la salvaguarda de sus derechos, por el afán de custodiar lo que con razón avalada, por la sabiduría de la experiencia iluminada por la voz misma de Dios, se ha querido llamar Santuario de la Vida en el que, si bien hay dolorosas y complicadas situaciones, no puede cambiarse lo que la misma creación hace evidente y lo que genere un desarrollo armónico de la persona y de la comunidad humana. Entre las cosas que no podemos negociar está la Educación, tanto la forma como los contenidos, pues es el lugar y el espacio donde formamos y modelamos al hombre, desde su infancia. Educar está mucho más allá de generar y ofrecer información, no es solo la metodología y la forma. Educar es formar la persona, mostrarle horizontes claros, poner en el corazón de todos verdades estables y claras, no informaciones confusas, valores auténticos, que sean capaces de vencer el relativismo de las cosas sin sentido y de las posiciones parciales que se quieren imponer como verdades definitivas. La educación es algo muy complejo y exigente. No es una organización que transmite datos es una experiencia que modela seres maduros y equilibrados, capaces de decidir, de vivir a plenitud, de acoger con respeto y colmar de esperanza el corazón de todos. La educación no es una caprichosa actividad que ensaya pedagogías dudosas y favorece ideas oscuras que deforman al ser humano o lo encasillan en modos y costumbres parcializadas. Es generar libertad en el precioso significado de la expresión que está muy lejos de ser caos y desorden, para indicarnos que es armonía y bondad, belleza y paz que nos permiten seres humanos, que más que informados, han sido modelados por la sabiduría de siglos de verdad y de bondad. Con presuntos criterios de modernidad, de aparente libertad, se van imponiendo modelos educativos y contenidos, incluso en el campo moral que son inaceptables para la Iglesia Católica. Tenemos que defender al hombre y los contenidos que generen una verdadera formación. No podemos dejar pasar ideas que no forman en la verdad y en los sanos principios del bien y de la trascendencia que Dios quiere para el hombre. La educación no es la academia del relativismo. No puede estar sujeta a principios fútiles y pasajeros y depender de la voluntad de un funcionario o de una simple moda o defensa de una propia condición. La educación tiene que estar fundada en el santuario de verdades tan claras y luminosas que, como las que ilumina la fe, le dan al ser humano su altura y su grandeza y lo distancian del caos, del desorden, de la violencia y de la inmoralidad. Principios y valores morales no pueden depender de la volatilidad de momentos y de actitudes que pretenden fortalecer posiciones que no corresponden al sentimiento de todos los miembros de la comunidad, especialmente en momentos que son fundamentales para la persona humana (niñez, adolescencia, juventud). Estas batallas tenemos que afrontarlas con claridad y verdad, con respeto por las personas humanas, por su condición natural y por su diversidad. Pero tenemos que afirmar la verdad y los principios que no son negociables. La Iglesia de frente a estas propuestas toma la bandera de la verdad y de la defensa de los altos principios que constituyen a la persona humana. ¡Alabado sea Jesucristo! Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de Cúcuta (Colombia)

Lun 14 Mar 2016

¿Costuras?

Por: Mons. Fabio Suescún Mutis - En mis años de estudio y en mi tiempo de educador se llamaban “costuras” a algunas asignaturas que no tenían, para profesores, alumnos y padres de familia, una importancia especial. Eran materias que tenían una mínima intensidad horaria, las entregaban a cualquier docente para llenar su tiempo laboral y se aprovechaban para desarrollar otro tipo de actividades que aparecían en la vida escolar. Enumeremos algunas: educación física, trabajo manual, urbanidad, educación cívica y a veces en ciertos planteles, la clase de religión. Estas asignaturas por lo general no se perdían y cuando la calificación de ellas era bajita se acusaba al alumno de completa pereza y desgano. Las “costuras” desfallecieron durante muchos años, hasta que se sacaron del pensum escolar por inútiles y poco competitivas, y se fortalecieron aquellas que capacitaban al estudiante al ingreso a profesiones de alta calidad académica. No falta quienes extrañan en el presente la ausencia de las “costuras”. Hay cierta tendencia a revaluar su importancia dentro del proceso de la formación integral de toda persona humana. Los profesionales de la salud recomiendan el ejercicio para una buena salud. La “educación física” de antes se dicta hoy en los gimnasios y en los campos deportivos. Las obras manuales se cumplen en los cursos de motricidad fina. La urbanidad hace sentir su vacío ante las fallas de comportamiento y buen trato social. Su ausencia ha dado lugar a la grosería, la ramplonería, el irrespeto y el mal trato. Los mayores añoran a Carreño y sus lecciones; y los jóvenes se sienten orgullosos cuando se llevan por delante a los demás o cuando se tratan con palabrotas que llevan mensajes ocultos de violencia y soberbia. No se puede esperar una participación ciudadana sin una buena formación en la vida social de democracia y de responsabilidad con la suerte del país. Mucha insistencia en los derechos ciudadanos, nulo compromiso con los deberes sociales. Se culpa a la politiquería y se le responde con indiferencia, malestar y ausencia en las urnas. Colombia pide ser conocida, para ser amada y cuidada por ciudadanos de bien. No se respeta la clase de religión, así aparezca en el pensum. La disculpa es fácil: como hay libertad constitucional de cultos, no hay lugar para la enseñanza religiosa. Además en una sociedad que se mueve dentro de los parámetros de la producción y el consumo, no queda tempo para Dios pues siempre hay cansancio o se le considera no importante o a veces inexistente. La consecuencia es que la vida personal y social están desarrollándose sin Dios y su ausencia cae en el sin sentido de la vida, en el vacío existencial o en la inmoralidad. A propósito, se me olvidaba otra costura: la ética; que enseña al hombre y a la mujer a ser personas de bien en todos las dimensiones de su ser. Los periódicos y noticieros dan cuenta a diario de los resultados de ignorar la moral, pero eso no convence. La moral de conveniencia tranquiliza las conciencias y los mismos medios que presentan la tragedia moral del país, cuando se trata de aprobar comportamientos no éticos, acuden a la expresión: “moralismos” y “cosas de religión”, para descalificar la oposición. Las “costuras” se han ido rompiendo sin que la sociedad se dé cuenta. Es hora de recomponer el tejido social. + Fabio Suescún Mutis Obispo Castrense