Pasar al contenido principal

Monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro

Mar 9 Abr 2024

Tras escuchar a la comunidad y discernir sobre su realidad eclesial, la Diócesis de Pasto tomará decisiones para fortalecer su misión pastoral

Tras concluir el tiempo de discernimiento, desarrollado entre noviembre de 2023 y marzo de 2024, a través de espacios de participación parroquial y de una asamblea general a la que asistieron sacerdotes, religiosas y laicos, designados como madres y padres sinodales, la Diócesis de Pasto se prepara para tomar, entre el 20 y el 24 de mayo, decisiones que permitan el fortalecimiento de su misión. Cuatro serán las dimensiones centrales de las que partirán estas nuevas estrategias: humana, misionera-kerigmática, catequética y pastoral.Esta nueva etapa se enmarca en el Sínodo Pastoral que inició la Diócesis de Pasto en enero de 2023 bajo el lema "Discípulos Misioneros en Camino". Aunque el Sínodo de la Sinodalidad propuesto por el papa Francisco para la Iglesia Universal ha inspirado este camino diocesano, se trata de una apuesta referente en la Iglesia colombiana que empezó a ser concebida en esta jurisdicción eclesiástica del departamento de Nariño desde hace 26 años. Esto, como parte de su Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización (PDRE), basado en la espiritualidad de comunión para un anuncio renovado en ardor, métodos y expresiones.“Entender lo que debemos fortalecer, lo que quizás debemos corregir, que no está haciéndose de la manera adecuada realmente; es ponernos al día en nuestro trabajo pastoral. De ninguna manera es un sínodo dogmático, porque eso le corresponde a la Iglesia Universal”, así explica monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro, obispo de Pasto, el sentido fundamental del proceso.Por una Iglesia con rostro maternal, samaritano y sinodalLa actividad pastoral de la Diócesis de Pasto es amplia y diversa. Se trata de una jurisdicción con 79 parroquias en su territorio (la mayoría de ellas rurales), que no solo propende por un rico ministerio eclesiástico espiritual, sino también, por un acompañamiento permanente a las necesidades del Pueblo de Dios allí presente, en medio de múltiples desafíos sociales.Durante la etapa de diagnóstico, identificaron elementos y escenarios de oportunidad que serán clave para la renovación. Entre ellos, la existencia de miedos personales, comunitarios y globales asociados a temas como guerras, pandemias y cambio climático; esquemas mentales de poder, asociados a comportamientos autoritarios o clericales que provocan desconfianza o actitudes negativas; debilidades en la identidad discipular misionera, en la experiencia del kerigma y en la vivencia de la espiritualidad de comunión; necesidad de incorporar procesos de formación integral, orgánicos, sistemáticos y descentralizados, así como de adoptar nuevas estrategias pedagógicas, metodológicas y pastorales; la relevancia de poner en marcha acciones pastorales creativas, innovadoras, contextualizadas y transformadoras; además, de renovar sus estructuras pastorales en función del fortalecimiento de la cultura del encuentro.Durante esta fase de escucha, monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro visitó las las 79 parroquias y cinco Centros de Evangelización que conforman el territorio diocesano. Allí sostuvo diálogos con los agentes de evangelización de las parroquias, autoridades civiles, jóvenes, niños y agremiaciones. Este periodo concluyó en octubre de 2023 con la Asamblea Sinodal de Escucha.Conversación en el EspírituLa Asamblea de Discernimiento de la Diócesis de Pasto desarrollada entre el 4 y el 6 de marzo del año en curso incluyó momentos de oración para profundizar en la espiritualidad de este discernimiento y, de esa manera, identificar la relación que existe entre discernimiento y sinodalidad, así como entre discernimiento y diagnóstico pastoral.“La oración que nos invita a todos nosotros a unirnos en una verdadera familia. Y por eso reflexionamos en torno a la familiaridad con Jesús y hemos querido tomar el tema del desierto; el Espíritu Santo llevó a Jesús al desierto. También nosotros, los que hacemos parte de esta asamblea diocesana, hemos sido llevados al desierto para orar, para meditar, para profundizar en nuestra fe (…) Estar en el desierto para encontrarnos con nosotros mismos, pero sabiendo que no estamos solos, está el Espíritu de Dios en compañía de nosotros”, así lo dio a conocer el padre Milton Andrés Delgado Díaz, coordinador de la Comisión de Liturgia.Posteriormente, se llevaron a cabo sesiones focalizadas para evaluar la vida pastoral de la diócesis. En ellas, los padres y madres sinodales se sumergieron en la metodología de conversación en el Espíritu, enmarcada en la espiritualidad ignaciana que encuentra su fuente en la experiencia de San Ignacio. Una dinámica que se ubica en tres momentos, tres silencios y tres minutos, de acuerdo con el padre Carlos Eduardo Contreras, coordinador metodológico del sínodo.“Para esta ocasión tuvimos cuatro conversaciones en el Espíritu. La primera, para sacar el consenso de comunión. La segunda, para sacar el consenso de misión, tarea de todos. La tercera, para elaborar el consenso de participación y corresponsabilidad. La cuarta, para elaborar el diagnóstico pastoral de nuestra Diócesis de Pasto”, agregó el padre Contreras.Por su parte, el laico Ángelo Barbato de la Parroquia Sagrada Familia reconoció que este proceso se traduce en un gran avance para sentir esa Iglesia particular como una verdadera familia que camina junta. “Que podemos hacer muchas cosas sin excluirnos, escuchándonos, permitiendo la participación de todos. La experiencia en nuestra parroquia ha sido importante, vivir lo que es el sínodo y, sobre todo, la sinodalidad como una forma de vida de la Iglesia, la forma original de la Iglesia a la que todos queremos regresar”, añadió.El sacerdote William Cuchala, párroco de Nuestra Señora del Carmen en San Lorenzo, Nariño, hizo énfasis en los frutos que dará el proceso:“todo eso para que nos ayude a tomar buenas decisiones y que el Espíritu Santo nos ilumine para que nuestro proceso pastoral obtenga un nuevo aire, un nuevo camino. Y así mismo, con la participación de los laicos, de las religiosas, religiosos y de toda la comunidad creyente, proyectemos un nuevo proceso lleno de esperanza, de misión y de alegría, en la que todos, como bautizados, somos partícipes para construir el Reino de Dios”.¡Es tiempo de tomar decisiones!El nuevo Tiempo de Toma de Decisiones se desarrollará a través de sesiones sinodales programadas del 20 al 24 de mayo de 2024. Según ha informado la Oficina Diocesana de Comunicaciones, en estas sesiones, los padres y madres sinodales acompañarán a monseñor Juan Carlos Cárdenas en la búsqueda de respuestas a los retos pastorales identificados durante el discernimiento de la realidad diocesana. En esta etapa se prevé contar con el acompañamiento del cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, como signo de comunión y sinodalidad con la Iglesia Universal. Asimismo, estarán presentes algunos expertos de diversas áreas que iluminarán esta experiencia eclesial.Vea a continuación el informe de la Diócesis de Pasto:

Vie 24 Nov 2023

La Voz del Pastor | 26 de noviembre 2023

Reflexión del señor Cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia:Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 25, 31-46

Mar 10 Oct 2023

Entre oraciones y reflexiones, concluye fase de escucha del Sínodo Pastoral Diocesano en Pasto

Entre el 25 y el 29 de septiembre, la Diócesis de Pasto llevó a cabo la asamblea diocesana con la que esta Iglesia particular concluyó la primera fase de su sínodo pastoral. Proceso que inició el 16 de marzo de 2023 bajo el propósito de "recorrer juntos un camino de escucha, discernimiento, toma de decisiones e implementación, para fortalecer su proceso evangelizador". Además, analizar y actualizar la realidad socio-cultural de la diócesis e identificar los nuevos retos y desafíos en el ámbito local, nacional y mundial.Este Sínodo Pastoral Diocesano que se extenderá hasta 2024, se ha centrado en tres pilares fundamentales: escuchar, discernir y decidir. La fase de escucha finalizó con este importante encuentro de laicos, sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, en el que se llevaron a cabo diversos espacios espirituales y conferencias enfocadas en las realidades del mundo, así como en la corresponsabilidad de los laicos en la misión de la Iglesia.La asamblea fue presidida por monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro, obispo de esta jurisdicción, quien lideró las oraciones diarias, infundiendo una espiritualidad de comunión en todo el evento, junto con la Comisión de Liturgia y Espiritualidad. Durante el encuentro se utilizaron símbolos significativos para este proceso, como la barca, que, de acuerdo con la diócesis, representa la experiencia de la Iglesia y la comunidad de creyentes.Según el sacerdote Milton Andrés Delgado Díaz, Rector del Santuario Nuestra Señora de La Merced “la barca es símbolo de la fe en la comunión, es el elemento que permite hacer un viaje espiritual y navegar en los mares de nuestras realidades”.Otros símbolos presentes fueron el mar y las tormentas, que simbolizan los desafíos diarios. El padre Díaz afirmó: “siempre se tiene miedo en la tormenta, pero el Señor dice *no tengan miedo, yo estoy aquí*”.Por su parte, Ana Alexandra Rendón, quien participó en la asamblea en representación de la parroquia San Juan Bautista de Taminango, compartió su experiencia: “Mi participación ha sido enriquecedora. Hemos estado al lado de los sacerdotes, laicos y el obispo, escuchando charlas sobre espiritualidad, comunión y misión, para tratar de mejorar nuestra Iglesia y vivir en comunión”.La asamblea diocesana no solo proporcionó orientación espiritual, sino también fortaleció el sentido de comunión entre los creyentes. Fue un paso significativo hacia un futuro en el que la fe y la acción comunitaria se entrelazan para guiar a la Diócesis de Pasto en su camino sinodal.

Dom 18 Jun 2023

Esperanzador procedimiento practicado en hospital de la Diócesis de Pasto

Dicha intervención fue realizada por un equipo multidisciplinario de profesionales de la salud, encabezado por la médico nariñense Paola Muñoz Cabezas, cirujana experta en nefrología, quien dio a conocer que en este momento, tanto la donante como el receptor, se encuentran en proceso de recuperación, y en estricta vigilancia. En una carta enviada por monseñor Juan Carlos Cárdenas, obispo de esta jurisdicción eclesiástica al doctor Óscar Mosquera Daza, gerente de la institución de salud, el prelado expresó su gratitud por permitir que la Fundación Diocesana Hospital San Pedro haya sido el escenario de un momento histórico como este. El obispo agregó que este hecho representa esperanza no solo para este joven sino también para “cientos de personas, no solo de Nariño sino también de Putumayo y del sur del Cauca que luchan en la espera de una oportunidad de vida con un trasplante”. Por su parte, el padre Luis Germán Rosero Arce, delegado por monseñor Juan Carlos como presidente de la Junta Directiva de la Fundación Diocesana Hospital San Pedro, recordó que, aunque en Colombia hace 57 años se realizó por primera vez un procedimiento como este de tan alta complejidad, en esa región, este es el primero que se practica. El presbítero también precisó que se trata de una medicina apoyada “en el mandato evangelizador de ir a sanar y a curar toda dolencia en el mundo”. Recordó que, tras recibir el Espíritu Santo, los discípulos fueron encomendados a esta tarea por parte del Señor Jesús, “que es el médico de los cuerpos y de las almas”. Por eso, para el sacerdote “apoyar la medicina es apoyar una de las tareas evangelizadoras más importantes y más significativas en cualquier momento de la historia, y mucho más en el mundo de hoy, donde apoyados con la tecnología y con la ciencia, podemos hacer presente el mandato”. La Diócesis de Pasto ha informado que el Hospital San Pedro continuará desarrollado su misión institucional desde los valores del Evangelio para brindar servicios integrales de salud hasta la alta complejidad, con estándares de calidad y humanismo dirigidos al paciente y a su familia. Conozca el informe audiovisual:

Vie 17 Mar 2023

Iglesia en Pasto da inicio a su Sínodo Pastoral Diocesano

Con una eucaristía presidida por monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro, obispo de Pasto, el pasado 16 de marzo se llevó a cabo en la capital del departamento de Nariño la apertura del Sínodo Pastoral Diocesano 2023-2024. A la celebración asistieron los miembros del clero, representantes de comunidades religiosas y laicos, provenientes de varios municipios de esta jurisdicción eclesiástica. En su homilía, monseñor Juan Carlos, destacó la importancia y necesidad de la participación activa de todos en este proceso, para fortalecer la vida espiritual y pastoral de la comunidad, para trabajar juntos en la construcción del Reino de Dios, desde una iglesia samaritana, siempre disponible para el servicio. Al finalizar la Santa Misa se realizó la bendición de la cruz misionera del Sínodo Pastoral Diocesano y la entrega de este signo a cada una de las comunidades parroquiales que el próximo domingo 19 de marzo realizarán la apertura del Sínodo como inicio al tiempo de la escucha, en el cual se espera una activa participación de todos los fieles laicos. La cruz, que incluye el logo del sínodo diocesano y el escudo de la diócesis, representa el compromiso de nuestra misión evangelizadora en la región, en comunión con la Iglesia Universal. Al cierre del evento se realizó la presentación oficial del himno y la oración del Sínodo Pastoral 2023-2024. De esta manera, inicia un tiempo de gracia, oración, discernimiento y renovación, en el que todos en esta iglesia particular están llamados a caminar juntos bajo la guía del Espíritu Santo.

Vie 28 Dic 2018

La familia y su impacto social

Por Monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro: Diciembre es asociado como un tiempo para compartir en familia. Son los días del reencuentro. Son los días en que se reavivan los valores aprendidos al calor del hogar. Definitivamente, es un tipo propicio para recordar que la familia cristiana no es sólo un espacio íntimo sino un semillero de principios y valores cristianos que han de germinar y fructificar no sólo para beneficio de los parientes sino de la sociedad en general. El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (CDSI, n. 209-210) sostiene que la familia es «el lugar primario de la humanización de la persona y de la sociedad, cuna de la vida y del amor». Allí los hijos «aprenden las primeras y más decisivas lecciones de sabiduría práctica a las que van unidas las virtudes». Así, se comprende cómo es de seria la tarea que los cónyuges asumen cuando reciben de Dios la misión de cuidar a los hijos. Papá y mamá se hacen los más eficaces educadores en humanidad y en la fe de sus hijos. Los conocimientos que adquieran fuera de la casa, nunca tendrán el arraigo de lo que aprendan en casa (no sólo con las palabras sino con el testimonio de sus padres). En el pesebre contemplamos la familia de Nazaret, y allí recordamos que «Jesús nació y vivió en una familia concreta aceptando todas sus características propias y dio así una excelsa dignidad a la institución matrimonial». La Navidad celebra el nacimiento de Jesús, pero también celebra a la familia como lugar privilegiado para encarnar el misterio de la redención humana al interior del hogar pero llegando a todos los ámbitos de la sociedad. La sociedad debe respetar el valor de la familia como célula social; en este sentido el CDSI advierte que «relegar la familia a un papel subalterno y secundario, excluyéndola del lugar que le compete en la sociedad significa causar un grave daño al auténtico crecimiento de todo el cuerpo social». Y justamente por ellos, la familia debe hacer valer su derecho a jugar este rol central que impacta a la comunidad a partir de los valores que allí se siembran en sus integrantes. De este modo, que estos días de la Navidad, alrededor de José, María y Jesús, afiancemos los vínculos de nuestras familias y entendamos que ellas no pueden ser simples espectadoras de una sociedad que decide en su nombre lo que quiere para las personas sino que han de ser protagonistas e influenciadoras en la construcción de aquello que san Juan Pablo II llamó “civilización del amor”. Por: Monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Auxiliar de Cali

Lun 12 Nov 2018

De la doctrina a la vida: La opción preferencial por los pobres: un imperativo moral

Por Monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro: El próximo 18 de noviembre, XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, tendremos la Segunda Jornada Mundial del Pobre. Jornada que el Santo Padre Francisco instituyó como fruto del Año de la Misericordia, para recuperar en los creyentes el sentido de la caridad y la conciencia de la igual dignidad humana. En su mensaje de este año, el Papa nos dice: «Quisiera que también este año, y en el futuro, estaJornadase celebrara bajo el signo de la alegría de redescubrir el valor de estar juntos. Orar juntos en comunidad y compartir la comida en el domingo. Una experiencia que nos devuelve a la primera comunidad cristiana, que el evangelista Lucas describe en toda su originalidad y sencillez: «Perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones. [....] Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno». Si todos somos miembros del único cuerpo de Cristo, al que están asociados también aquellos que viven distintas formas de pobreza, no podemos permanecer indiferentes, pues «si un miembro del cuerpo sufre, todos sufren con él» (1Corintios 12,26). Un camino para ir al encuentro de los pobres La presencia de los pobres nos ha de interpelar, pero nos debe movilizar. Casi siempre detrás de las diversas formas de pobreza social se esconden profundas injusticias que las causas y mantienen. Por ello el Papa propone tres movimientos a los cuales debemos estar atentos: Escuchar el grito de los pobres que claman justicia y ser dignificados. El grito de los pobres llega hasta Dios, pero también resuena de muchas maneras en nuestro ser e impacta nuestros sentidos: los vemos, los oímos, los sentimos. Escuchar significa poner atención a las realidades que empobrecen a las personas que nos rodean y permitir que esto no nos deje indiferentes. Precisamente el Papa Francisco nos cuestiona: «¿Cómo es que este grito, que sube hasta la presencia de Dios, no consigue llegar a nuestros oídos, dejándonos indiferentes e impasibles? En unaJornadacomo esta, estamos llamados a hacer un serio examen de conciencia para darnos cuenta de si realmente hemos sido capaces de escuchar a los pobres». Responder a este grito, poniendo de nuestra parte todos los talentos que Dios nos ha confiado. Cuando el pobre grita a Dios, éste lo escucha. Nos dice el Santo Padre: «La respuesta de Dios al pobre es siempre una intervención de salvación para curar las heridas del alma y del cuerpo, para restituir justicia y para ayudar a reemprender la vida con dignidad». Se trata de una intervención transformadora y eficaz. Nosotros estamos llamados a responder de la misma manera frente a todos los rostros de pobreza que a diario se nos cruzan por la vida. Sobre este particular el Papa afirma: «La solicitud de los creyentes no puede limitarse a una forma de asistencia —que es necesaria y providencial en un primer momento—, sino que exige esa “atención amante”, que honra al otro como persona y busca su bien». Liberar a los pobres de sus estigmas, de las discriminaciones a los que la misma sociedad los mantiene sometidos, pues les resultan una carga, una molestia. Y es importante dejar hablar al Sumo Pontífice, quien asevera que «la pobreza no es algo buscado, sino que es causada por el egoísmo, el orgullo, la avaricia y la injusticia. Males tan antiguos como el hombre, pero que son siempre pecados, que afectan a tantos inocentes, produciendo consecuencias sociales dramáticas». Dios se hace cercano a los pobres y nos invita a serlo también nosotros. «A partir de esta cercanía, concreta y tangible, comienza un genuino itinerario de liberación: “Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad; esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo”». A continuación de este artículo publicamos en su integralidad el mensaje del Papa Francisco para esta II Jornada Mundial del Pobre. Leámoslo, reflexionémoslo en familia, en las pequeñas comunidades, casas católicas, grupos parroquiales, movimientos apostólicos y adoptemos iniciativas en consecuencia con esta llamada. Sería interesante que, tal como se realizó en la primera Jornada, se organicen “mesas comunitarias” en las parroquias y que, atendiendo a la crisis humanitaria de los hermanos venezolanos, que se suman a tantos rostros de la pobreza en nuestras ciudades, invitemos algunos de estos hermanos y los integremos a otros hermanos y hermanas vulnerables, haciéndolos sentir hermanos y hermanas, a quienes tratamos con cercana ternura y dignidad. Servir al Señor en la persona de los pobres no es una opción, es un imperativo moral. DESCARGA EL MENSAJE DE LA JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES

Jue 7 Jun 2018

De la doctrina a la vida

El compromiso sociopolítico del cristiano Por Monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro: Continuamos este viaje al interior de la enseñanza social de la Iglesia, compartiendo líneas de diferentes temas contenidos en el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (En adelante citaremos el documento con la sigla CDSI). Y como aun seguimos en un contexto en el que el tema político está a la orden del día, proponemos otros puntos que contribuyan a iluminar nuestro papel como ciudadanos, siempre inspirados en los valores cristianos. Al servicio de la persona Parafraseando a Nuestro Señor Jesucristo, se puede decir que la política se hizo para el hombre y no el hombre para la política. Esto quiere decir que es siempre la persona la que debe estar en el centro de la actividad política; esta debe ponerse al servicio de la dignidad humana, para garantizar las condiciones que hagan siempre mejor la vida de hombres y mujeres en la sociedad. Como líderes políticos y como ciudadanos, hemos de recordar siempre que la persona no puede y no debe ser instrumentalizada por las estructuras sociales, económicas y políticas (CDSI, n. 48). Así, el líder político, el gobernante que se reconoce como cristiano tiene el reto de honrar el título de servidor público, trabajando en favor de todos, muy especialmente de aquellos más vulnerados y vulnerables. Pero también los ciudadanos, que también son discípulos del Señor Jesús, no deben olvidar su deber de contribuir al orden social respetando la ley, animando la sana convivencia pacífica y ejerciendo veeduría pública por los derechos propios y de todos. El cristiano y la vida política Hay una relación estrecha e inseparable entre los lazos que deben unirnos a Dios y aquellos que nos ponen de cara a nuestro prójimo, en todas sus condiciones y circunstancias. No se puede decir que se ama a Dios a quien no se ve mientras se es indiferente ante nuestros semejantes que sufren, a quienes vemos todos los días (Cf. 1Jn 4,20). Entendido esto, los cristianos no somos ajenos a los anhelos, los retos y las posibilidades que se presentan en las naciones, regiones, ciudades, municipios, barrios, etc. Son precisamente las enseñanzas de Jesús, los valores que nos comunica, los que se han de traducir en una vida que se deja interpelar por la realidad que le rodea y asume compromisos concretos en la sociedad, tales como el compromiso por la justicia y la solidaridad, para la edificación de una vida social, económica y política conforme al designio de Dios (CDSI, n. 40). Es la vida ciudadana, el campo propio y específico de los laicos donde legítimamente han de impregnar con el olor de Cristo y su Evangelio, la realidad en la cual viven. Iglesia y política (Cf. CDSI, n. 50-51) Ahora bien, que todos los bautizados tengan el legítimo derecho a tener una vida activa y protagónica en la sociedad, ejerciendo liderazgo político (esto aplica para los laicos), y asumiendo también la responsabilidad de ser ciudadanos comprometidos, no significa que la Iglesia en cuanto tal deba tomar posturas que no le son propias. No podemos confundir la Iglesia con la comunidad política ni tampoco se le puede vincular con sistema político alguno. Lo propio de la Iglesia, su misión en el mundo, es ser servidora del proyecto salvador de Dios, por medio de su Hijo Jesucristo. Y es aquí donde los ministros ordenados, cumpliendo su tarea específicamente evangelizadora, orientan y forman a los creyentes para su realización como hijos de Dios y buenos ciudadanos. Con la predicación del Evangelio, la gracia de los sacramentos y la experiencia de la comunión fraterna, la Iglesia “cura y eleva la dignidad de la persona, consolida la firmeza de la sociedad y concede a la actividad diaria de la humanidad un sentido y una significación mucho más profundos”. Monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Auxiliar de Cali