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pentecostés

Mar 23 Mayo 2017

Celebremos la Vigilia de Pentecostés en clave papal

El Comité Pastoral - Teológico de la visita del papa Francisco a Colombia preparó la Vigilia de Pentecostés en clave papal. Este insumo celebrativo está orientado para disponer el corazón y preparar espiritualmente a los colombianos y así poder abrir el horizonte e ir tomando más conciencia de la visita del sucesor de Pedro, explicó el padre Juan Álvaro Zapata, Director de la Comisión Teológica Pastoral de la visita del Papa. “A través de la vigilia imploremos el Espíritu Santo para que a través de la presencia del papa Francisco en Colombia nos traiga estos dones que el Señor nos regala por medio de su espíritu y que el papa venga a recordarnos nuestra misión como cristianos, y avive en nosotros la fe e ilumine el camino que debemos seguir como colombianos.”, aseguró el padre Juan Álvaro Zapata. [icon class='fa fa-download' link=‘’]DESCARGA LA VIGILIA[/icon] La vigilia se centra en los símbolos que tiene Pentecostés e están iluminados con las reflexiones que el papa nos regala en Laudato Si. La Vigilia de Pentecostés es la segunda más importante de la Iglesia Católica, luego de la de Pascua. El padre Álvaro Zapata invitó para que aprovechemos este insumo y lo utilicemos en las parroquias, los movimientos eclesiales y así permitamos que el Espíritu Santo derrame sus dones sobre nuestro país. Imagen tomada de Internet

Mié 11 Mayo 2016

Reflexión: Pentecostés

[icon class='fa fa-youtube fa-2x' link='']Ir a lista de reproducción[/icon] Tweets por el @cardenalruben. !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+"://platform.twitter.com/widgets.js";fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document,"script","twitter-wjs");

Mié 11 Mayo 2016

Pentecostés, fiesta de la donación del Espíritu Santo

Los cristianos celebramos en esta cincuentena, después de la Pascua-Resurrección de Jesús, la donación del Espíritu a la comunidad apostólica. Hoy reunidos en el nombre del Señor pidamos en esta Santa Eucaristía la gracia de renovar el don del Espíritu Santo en nosotros, para que este encuentro de comunión fraterna nos aproveche para vivir en fe, esperanza y caridad. Participemos con atención y devoción. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 2,1-11[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 104(103),1ab+24ac.29bc-30.31+34 (R. cf. 30)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 1Corintios 12,3b-7.12-13[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Juan 20,19-23[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Pentecostés es la fiesta que cierra el tiempo de pascua. Es la fiesta de la donación del Espíritu Santo a la Iglesia de Cristo, signo de su exaltación a la diestra del Padre, de la cual es consecuencia la misión del nuevo pueblo de Dios. El don pascual de Espíritu Santo lleva a cumplimiento la revelación trinitaria. De hecho la misión del Espíritu Santo, de la cual se narra en el capítulo segundo de los Hechos de los Apóstoles, no es más que el reflejo visible, espacio-temporal, de aquella eterna posesión, por vía de amor, por la cual el Padre y el Hijo se encuentran en el Espíritu Santo. Pentecostés está destinado a recuperar, también en la vida litúrgica de la Iglesia y en la estima de los fieles, aquella importancia que siempre ha tenido en la vida de la comunidad primitiva y en la tradición patrística. Pentecostés según la tradición lucana cae cincuenta días después de la Pascua. Lucas ofrece dos notas cronológicas que establecen un cierto espacio entre Pascua y Pentecostés (Lucas 24,49; Hechos 1,4-5). En Juan la efusión del Espíritu Santo habría tenido lugar en la noche de pascua (Juan 20); Juan concibe el misterio Pascual como un todo: Resurrección, ascensión, y Pentecostés forman para Juan una unidad inseparable. Dios se manifiesta directamente con su Espíritu, este Espíritu llena e invade el alma de los apóstoles, la alegría de un pueblo y de una solemnidad litúrgica se convierte en el gozo mesiánico de todos los pueblos, los cuales saludan “en el gran día” el advenimiento de la salvación. De hecho no se trata solamente de beneficios temporales, sino de verdadera salvación, que todos podemos lograr también con la invocación del nombre del Señor. Al querer dar una interpretación teológica objetiva del hecho de Pentecostés, es necesario referirse al discurso con el cual San Pedro se ha dirigido a los presentes. Es un hecho por todos constatado. Se trata de interpretarlo. San Pedro iluminado e inspirado de lo alto sugiere una triple interpretación del hecho de pentecostés: escatología, Cristología, y eclesiología. El hecho de Pentecostés, según la auténtica interpretación de apóstol, encuentra por lo tanto su explicación en un dicho del profeta Joel. Lo que viene expresado en la fórmula «se cumple cuanto ha estado dicho por el profeta» (v.16). Con su Espíritu de hecho Yahveh comunica el don de la profecía (Cf. Is. 55,11), conforta a sus fieles (Núm. 11,17.25), pone a disposición de todos la salvación (Cf. Is 1,16-20) y reúne una comunidad (Is. 44,3ss). Allí se revela el carácter mesiánico-escatológico del don del Espíritu y el anuncio de los tiempos mesiánicos. La Cristología en el discurso de Pedro se apoya en la profecía de Joel. A Jesús vienen aplicados algunos particulares de la profecía. En Hechos 2, de él se dice que ha infundido el don del Espíritu Santo, con prodigios y signos, que es el Señor, por consiguiente haciéndose bautizar en su nombre se obtiene la salvación. Pedro no ha terminado todavía de hablar, los presentes ya reaccionan positivamente a su discurso. Previenen, por así decirlo, la misma invitación del apóstol a la penitencia y al bautismo. Este es uno de los efectos de Pentecostés: aquellos a que quienes el Espíritu Santo visita, se sienten impulsados hacia la unidad y hacen Iglesia. Pedro mismo advierte esta situación y los anima en el desarrollo de su discurso, a la penitencia, a la conversión, a la fe y al bautismo. Allí Pedro daba testimonio y los exhortaba. Las palabras de Pedro tocaron la vida de cada uno de los presentes y surge una pregunta «¿qué cosa debemos hacer, hermanos?» y Pedro da la respuesta invitando a la conversión y al bautismo, para el perdón de los pecados (Hechos 2,37-39). En ésta última sección del discurso encontramos por lo tanto, una clara descripción del proceso de la conversión: predicación-escucha-aceptación (fe), en el cual se añaden los momentos decisivos, del bautismo y de la agregación a la Iglesia. Solo así el hombre, se puede decir salvado y la conversión considerada perfecta. La salvación mesiánica, parte de la Palabra de Dios, solemnemente proclamada y testimoniada de los apóstoles, y tiende a la formación de la Iglesia. Podemos notar en el discurso de San Pedro, que la verdadera interpretación de Pentecostés, está en reconocer, que cada hombre y cada cristiano está en esencial relación con otros seres y con todo el cosmos y que por lo tanto, no se salva solo; está en creer que toda la humanidad hace cuerpo (el cuerpo de Cristo) y es regulada de una ley de solidaridad de la cual ninguno puede escapar. El presente viene definido, como el período de tiempo en el cual se realizan las promesas mesiánicas destinadas a todos los hombres; es el tiempo de Pentecostés, el Tiempo del Espíritu; el pasado viene identificado con la vida terrena de Jesús (ministerio y muerte) hasta su resurrección: es el tiempo de la pascua de Jesús, el tiempo de Cristo; el futuro viene considerado, como el tiempo útil y providencial, a disposición de todos, para ponerse en contacto con el don de la salvación, mediante la conversión y el bautismo: es el tiempo de nuestra pascua, el tiempo de la Iglesia. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] En la primera comunidad cristiana, los frutos no se hicieron esperar; testigos de la resurrección reciben el Espíritu Santo y se convierten en discípulos misioneros de fe, esperanza y caridad, con los signos de comunión que se manifestaron en quienes aceptaron con un «Sí» el amor de Dios en su vida. Se identificaron plenamente como discípulos del Señor, su sensibilidad creció de modo que otros hicieron parte de un estilo de vida donde todos se sentían hermanos e hijos de un mismo Dios. Los discípulos no se quedaron en una actitud pasiva esperando a ver qué pasaría, si otros arreglaban su situación en medio de egoísmos, envidias, divisiones; sino al contrario, se sintieron protagonistas de un mundo mejor, y con su vida hicieron que otros le apostaran a vivir el amor de Dios. Se apartaron de la indiferencia y comenzaron a ver su realidad con ojos de fe. Creyeron que sí era posible vivir los dones y frutos que el Espíritu Santo había dado a cada uno para el fortalecimiento de las virtudes y valores de una comunidad que empezó a crecer en la solidaridad, en la paz, en la reconciliación, de la cual todos se sintieron protagonistas. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] El Espíritu Santo hace presente el misterio de Cristo, sobre todo en la Eucaristía para reconciliarnos, para conducirnos a la comunión con Dios, para que demos frutos en el único cuerpo de Cristo; nos impulsa a la unidad y distribuye sus dones en servicio a todo el pueblo de Dios. Por medio de los sacramentos de la Iglesia, Cristo continúa comunicándonos su Espíritu Santo y santifica a todos los miembros de su cuerpo. En Cristo salimos victoriosos, hoy somos testigos del amor de Dios que se nos ha dado por medio de su Espíritu. Celebramos la Eucaristía, signo de comunión, de paz, perdón; aquí nos sentimos hijos de Dios y hermanos en espera de que nosotros podamos irradiar la fuerza del Espíritu de Dios con un nuevo estilo de vida que haga ver a otros que sí es posible una familia, una Colombia capaz de más misericordia, una humanidad reconciliada y reconciliadora fruto de los dones y frutos que el Espíritu Santo nos da. Hoy contemplamos el milagro de la comunión, fruto del amor del Padre y el Hijo en la donación del Espíritu santo. Como misioneros vayamos y digámosle a nuestra familia, a quienes viven en nuestra vereda, barrio, sector, que sí es posible vivir la comunión de hermanos, de hijos de Dios con nuestras sencillas acciones portadoras de vida, de la vida plena que hemos recibido en Jesús. Cada mañana al despertar demos gracias a Dios por el don de su Espíritu en nuestras vidas y pidamos la gracia de ver la jornada, en nuestra familia, colegio, universidad, lugar de trabajo, con mirada de fe, esperanza y caridad. Que Dios nuestro Señor acepte nuestro compromiso de fortalecer la unidad entre nosotros, siendo discípulos misioneros que creemos en el hoy de salvación, en la paz, don de Dios y tarea de cada día, y nos pongamos en camino hacia la construcción de la Civilización del Amor. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Podría tenerse como signo o ambientación para la celebración un mensaje en torno a los dones o a los frutos del Espíritu Santo. Tener presente que esta Solemnidad tiene formulario propio para la Misa de la Vigilia y la Misa del día, pp. 279-287 del Misal Romano. Darle el verdadero valor a la Vigilia de Pentecostés, con su identidad litúrgica propia, sin prolongarla innecesariamente o recargarla con demasiados signos o fraccionar la asamblea. Hoy inicia la Semana de Oración por la Unidad de los Cristiano. Para tener en cuenta: hoy termina el Tiempo Pascual. Después de la última Misa, en la noche, se apaga el cirio pascual y se retira del presbiterio; conviene colocarlo decorosamente en el bautisterio para que arda durante la celebración del Bautismo y poder encender en él los cirios de los bautizados. El lunes y el martes siguientes, en las Misas con participación del pueblo, se puede celebrar la Misa del día de Pentecostés o una de las votivas del Espíritu Santo. Recordar que esta semana. Hoy 15 de mayo es el día del educador. El lunes 16 de mayo, inicia la segunda parte del Tiempo Ordinario, que continúa con la 7ª semana y se prolongará hasta el 30 de noviembre. Liturgia de las Horas Tomo III, Salterio 3ª semana. El próximo domingo, 22 de mayo, es la Solemnidad de La Santísima Trinidad. Foto Tomado de Internet